Mariposas de la muerte - 0.1
Capítulo 1
El primer desafío
El mundo de Faredell estaba lejos de ser la utopía con la que muchos sueñan.
La tierra del caos, quizás este sería el título correcto para este mundo.
Todo comenzó hace 1500 años (en el año 3102), todo el continente de Norestón estaba unificado como un mismo reino.
No obstante, determinados acontecimientos causaron la división de este reino.
El norte se reveló contra él sur.
Al final, el norte consiguió independencia.
La tierra del norte pasó a llamarse Norelia y la parte del sur se conoció como Surelia.
Los del sur guardaron rencor y los del norte deseaban expansión.
Para colmo, naciones extranjeras que solo velaban por sus intereses se aprovechaban de la situación. Poniendo así al continente en una situación peor.
El tiempo no fue suficiente para darle un fin a las constantes guerras y al odio de la gente.
Es por esta razón que el mundo de Faredell es la tierra del caos. Más de 1500 años de odio y conflicto que aún no culminan.
Pero claro, se necesitarían de recursos infinitos para mantener una guerra tan larga. Y algo como tener recursos infinitos estaba lejos de ser posible.
Por lo tanto, había periodos donde las aguas se calmaban, al menos, por algunas décadas.
Ahora bien, en el año 4552 se coronó a un nuevo rey del Sur. Su nombre era Phoenix Decastle XIV. O mejor conocido como el Inquisidor del Sur. Se le dio este título ya que, durante una pequeña época de paz, él avivó nuevamente el odio de los habitantes de Surelia por la traición de los antepasados de Norelia.
Con la promesa de reclamar la tierra que fue quitada, el Inquisidor del Sur gastó casi todo el tesoro real en equipo militar, proclamó otra vez la guerra y empleó estrategias miserables para ganar territorio poco a poco.
Nuevamente el continente entró en una época de caos como nunca antes. Este era el conflicto bélico más sangriento visto hasta hoy día en el mundo de Faredell.
Phoenix Decastle XIV quería convertirse en aquel que le pondría fin a esta larga guerra logrando recuperar la región del norte. Por eso, gran parte de sus recursos fueron destinados a la construcción de las “Mansiones de Entrenamiento”. Estas lujosas estructuras se usaban para reclutar y entrenar a los llamados “Individuos Especiales”.
Lo que convertía en “especiales” a estos individuos era que podían usar poderes. Sí, poderes increíbles que desafiaban las limitaciones de los humanos comunes.
Si estos individuos eran bien usados, podrían darle la vuelta a cualquier batalla. O, escrito de otra manera, ganaba la guerra la región que poseyera el mayor numero “individuos especiales” bien entrenados.
Es el día 10 del año 4602 Desde la fundación del mundo. Han pasado 50 años desde que Phoenix se volvió rey. Y la guerra parece estar lejos de culminar.
Y por supuesto, las Mansiones de Entrenamiento aún siguen funcionando.
– ɫ ɫ ɫ –
Un joven poco llamativo se detenía frente a un portón de vallas, las cuales formaban patrones decorativos muy elegantes.
Este chico tenía el pelo verde oscuro, poseía unos intensos ojos amarillos y su físico era una bastante común para la edad que aparentaba, unos 17 años.
Él tenía un atuendo refinado: un chaleco oscuro con bordes dorados metálicos, una camisa de vestir negra y pantalones oscuros. En los hombros tenía emblemas dorados, estos eran la insignia del Dragón Radiante.
Además, en su cinturón había una pendiente espada envainada.
Al verlo, se podría pensar que se trataba del hijo de alguna familia aristocrática y que por esa razón se podía dar el lujo de pasear con prendas tan finas como esa.
Sin embargo, habían tres características que eliminaban esta idea de inmediato:
En primer lugar, la postura del chico. Él estaba algo encorvado y mantenía una postura relajada que ni siquiera se podría considerar digna de aquel atuendo.
En segundo lugar, las cosas que sostenía en sus manos. Con una mano mantenía un saco marrón que pasaba sobre su hombro y parecía estar lleno. Con la otra agarraba varías piezas de armadura que estaban atadas con una soga varias veces para que no se le cayeran.
Por supuesto que sería absurdo concluir que un joven noble cargaría cosas tan pesadas. Si lo fuera de verdad, lo obvio es que contrataría a un sirviente.
Y, por último, a través del portón de vallas doradas se podían observar varios chicos más que tenían puesto exactamente el mismo tipo de ropa.
En conclusión, el joven Rai estaba vistiendo un uniforme. Sí, un uniforme lujoso, pero que no resultaba ser para nada especial.
Sea como sea, esto a él no le importaba mucho.
—Por fin, ya estoy aquí. Fuuuuuu… —Habló Rai con un tono de voz bajo y expulsó todo el oxígeno de sus pulmones. Después cambió su expresión a una más viva, sonriente.
De inmediato relajó sus hombros y con poco cuidado depositó todas las cosas que cargaba en el suelo hecho de baldosas de rocas.
Él parecía cansado, pero a la vez emocionado. Podría decirse que denotaba la misma cara que haría un viajero que recorrió un largo viaje y que por fin llegó a su destino.
Girando su cabeza en varias direcciones, como si buscara a alguien, Rai se preguntó:
—Bueno, bueno… ¿y ahora qué debería hacer a continuación? ¿Tendré que empujar esta cosa, llamar a alguien o algo así? —Rai hablaba solo, no había nadie a sus lados.
Formuló estas preguntas debido a que el alto portón estaba cerrado. Después de todo, él quería abrir las rejas para poder acceder a la Mansión de Entrenamiento que estaba detrás de ellas.
Cabe destacar que llegar a esta mansión fue el objetivo de su largo viaje.
Rai pertenecía a ese pequeño porcentaje de humanos que nacían con una característica especial: el don de usar Poderes. Él era un Individuo Especial. Y solo podría existir una razón para que un Individuo Especial que vestía con ese uniforme viniese a una Mansión de Entrenamiento: ¡Para usar su poder por el bien de Surelia, la patria feroz!
Rai sabía bien que pronto iría a la sanguinaria guerra. Entendía que solo los guerreros más fuertes podrían destacar en el campo de batalla.
Para poder ser un guerrero fuerte, tendría que recorrer un camino largo, con un suelo lleno de espinas. Básicamente, enfrentaría muchas dificultades.
Sin embargo, él no se esperaba que a continuación se enfrentaría a un desafío. Y eso que apenas había llegado.
¿De qué se trataba?
—¿Qué está pasando? ¿En dónde está ella? ¿Por qué nadie viene a abrir? —Habían pasado varios minutos, y Rai se había quedado esperando a que le abrieran el portón, pero eso no pasaba—. ¿Es que acaso aquí no hay portero, en serio?
Descuidando las pertenencias que dejó en el suelo, Rai empezó a examinar tanto el cercado como los muros que limitaban el terreno de la mansión. Tras finalizar se dio cuenta de que detrás del muro había una pequeña cabina de madera en la que debería estar el portero, pero estaba vacía.
—No entiendo por qué alguien dejaría un puesto tan importante. ¡Debe haber una razón lógica! Tal vez a esa persona le dio diarrea de repente y no tuvo más alternativa que defecar en el monte. ¡Sí, eso debe ser!
Rai se mostró orgulloso por haber llegado a una conclusión muy lógica, según él.
—¡Un momento! Saber la causa de un problema no significa que soluciona dicho problema… ¡El portón sigue sin abrirse! Por lo visto tendré que recurrir a métodos tradicionales, pero que en estos lugares pueden resultar especialmente humillantes jajajaja. —Rai seguía hablando solo, diciendo cosas muy extrañas y haciendo ademanes aún más estrafalarios.
Detrás de Rai había varios arbustos bien podados. Alrededor de ellos algunas aves revoloteaban. Si esas aves tuvieran algo de razonamiento, seguramente ladearían la cabeza con extrañeza al ver a Rai, y pensarían algo como “ese chico sin duda está mal del cerebro”.
¡Pero no es como si las aves pensaran! Y si lo hicieran, a Rai no podría importarle menos.
Lo que ahora sí le importaba era que se abriera el candado de ese portón. Y para ello, tuvo que recurrir a un método “tradicional”.
—¡¡Oigan!! ¡¡Ustedes!! ¡¡Estoy aquí, soy nuevo!! ¡¡llamen a alguien!!
Rai afincó su frente contra una de las rejas, sus ojos se centraron en un grupo de jóvenes reclutas que estaban mucho más adelante, comiendo sentados en algún lugar del inmenso patio de la mansión.
Sin embargo, sus gritos fueron llevados por el viento.
Rai fue perfectamente ignorado, y no era precisamente porque no escuchasen sus gritos.
—¡Ey! ¡¡¿Es alguna clase de broma?!! ¡Ah, claro, de seguro pensarán que debo usar mi poder para saltar los muros, ¿verdad?! ¡¿Es eso lo que piensan?! ¡Pues piensan mal! ¡No puedo! ¡Abran, por favor! ¡¡¡Repito: soy nuevo!!!
Rai llenó todos sus pulmones para dar ese grito aún más poderoso. Y por fin, uno de los chicos que estaban dentro se giró y se enfocó en él. Este le respondió gritando:
—¡¡Cállate, urgido de atención!! ¡¡Aquí no hay lugar para los imbéciles que llegan tarde!! —Después de decir eso, el chico se giró y siguió hablando con sus demás compañeros.
Rai se quedó en silencio por unos segundos e hizo una mueca despectiva.
—¿Yo… llegué tarde? Maldición. No queda de otra… —Dijo con un bajo tono de voz. Luego la alzó abruptamente y le gritó al mismo tipo—: ¡Pues sí! ¡Lo admito! ¡¡Estoy intensamente urgido de atención!! ¡¡No tienes ni idea de todo el tiempo que llevo deseando amor, ¿y qué crees? ¡¡Ese amor me ha ignorado!! ¡¡Así que tengan algo de compasión y préstenme atención, por favor!!
Al oírlo, los reclutas que descansaban en el patio estallaron en risas y empezaron a gritar “patético”. Luego se aburrieron y se adentraron en la mansión.
En menos de un parpadeo, ya no había más nadie.
Esos reclutas se habían dado cuenta desde hace rato de que Rai estaba ahí, pero lo despreciaron al mirarlo y decidieron seguir en lo suyo.
Por supuesto, si estaban dentro de la mansión con el uniforme significaba que ellos también eran Individuos Especiales. Y muy probablemente serían compañeros de entrenamiento y en un futuro, aliados en las batallas.
Pero claro, los Individuos Especiales también eran humanos. Y no es de extrañar que en una sociedad de humanos siempre estén los típicos que desprecien a los demás.
Cabe recalcar que las Mansiones de Entrenamiento funcionaban como cuarteles en los que se entrenaban soldados. Se sabe que en los cuarteles el respeto es una de las enseñanzas básicas, por supuesto, ese respeto va dirigido principalmente a los superiores, por eso un nuevo como Rai no tenía importancia alguna.
Rai suspiró derrotado.
—¿En serio? Malditas ratas. Parece que este lugar será duro. Y eso que aún no me he encontrado con uno de los entrenadores… —Rai pausó al darse cuenta de algo—. Los entrenadores… ¡Eso es! Solo debo esperar a que alguno de ellos aparezca y sin duda me abrirá.
Aquí los que adiestraban a los Individuos Especiales se les decía entrenadores. Y ciertamente tenían cierto grado de autoridad. Así que podían abrirle el portón a Rai.
Esta idea lo emocionó.
Pero esa emoción desapareció tan rápido como apareció, pues una pregunta le generó incertidumbre:
—Espera… Ese chico dijo que llegué tarde. ¿Cómo reaccionarán los entrenadores al saberlo? —Rai se mostró como si sintiera un escalofrío al tan solo pensar en el posible castigo.
Al final razonó que esperar a un entrenador no era la mejor idea. Por lo tanto, solo quedaba una opción: saltar los muros.
—Pero jaaaaaa…. Que dolor en el trasero. ¡¿Cómo podría saltar un muro si solo poseo habilidades del tipo luz?! ¡Claro, puedo crear unas escaleras brillantes, bastante lindas, pero ¿eso de que me sirve si son ilusiones de luz?! ¡Idiota!
Rai extendió los brazos al cielo dramáticamente. Lamentándose. Y por supuesto, humillándose. Cualquiera pensaría que era un lunático que se gritaba a sí mismo.
—¡¡Oh, por las Reinas Celestiales, qué ardor!! ¡¡Tanto que me costó llegar hasta aquí!! ¡¡Vengo de muy lejos, ¿saben?!! Oh, no, me arde el pecho de dolor, ¿tienen idea de todas las calamidades que padecí en este viaje? ¡¡Vengo de la montaña!! ¡¡Tuve que huir de los insaciables cerdos voladores!! ¡¡Luego me resbalé con la concha de una banana y caí en un lago lleno de pirañas!! ¡¡Cuando llegué a la ciudad, me perdí porque miré el mapa al revés!! ¡¡Y ahora que estoy aquí, no veo manera de superar esta reja!! ¿Es tan maldito mi nacimiento?
…
Patético.
En definitiva, Rai estaba armando un espectáculo… verdaderamente patético.
Al menos parecía estar solo. Nadie estaba viendo esa escena tan humillante.
O tal vez no era así del todo…
De repente, empezaron a sacudirse de manera anormal unos arbustos en los que antes algunos pájaros revoloteaban. Estos arbustos estaban detrás de Rai.
Rai se giró con velocidad y trató de determinar qué ser estaba escondido en ellos.
—¡¿Je?! ¿Quién anda ahí? No me digas que… —Rai no pudo terminar de hablar al percibir algo inesperado relacionado a aquel ser.
¿Acaso se trataba de alguna serpiente?
¿De algún pequeño dragón?
¿De un diminuto monstruo descendido de las estrellas?
¿O de un simple minino?
Pues lo que ocurriría a continuación daría la respuesta…
Aquel ser causó que las tímidas aves salieran volando alarmadas.
No obstante, una pequeña pajarita fue demasiado lenta ya que tenía en una rama su nido y calentaba sus huevos…
Y apenas comenzó vuelo, fue atrapada por unos colmillos afilados.
Todos los dientes se cerraron, estando ella de por medio. Los dientes penetraron sus plumas, su piel, su carne, sus órganos, sus huesos.
Estalló en sangre.
Así es, la pobre madre pájaro no vería nunca a sus polluelos nacer.
Fue masticada, saboreada y tragada por un feroz depredador que salió del arbusto y la atrapó.
—¡Ñam! —Exclamó la criatura.
¿Entonces era el depredador una venenosa serpiente, un mini dragón escupe fuego, un aniquilador monstruo descendido de las estrellas con hambre de materia orgánica, o un adorable gatito?
Pues no. No era un animal.
Después de todo, los animales no usan faldas azules con encajes dorados, ni mucho menos visten con blusas oscuras, tampoco cubren sus manos con largos guantes blancos y por supuesto que no ocultan sus ojos con un antifaz.
—¡¡Es una chica!! —Gritó Rai tras pegar un brinco, atónito.
¿Y quién no reaccionaría así al ver una escena como esa?
O sea, una chica acababa de salir de un arbusto y se devoró de inmediato una pajarita viva.
La chica… no, la depredadora caminó como si nada, mientras masticaba varias veces el cuerpo de la pajarita y parecía disfrutar mucho el sabor. No, no parecía, en verdad gozaba inmensamente el sabor.
El sabor metálico de la sangre. La sensación suave de las plumas. El amargor de los órganos. La pegajosidad de la piel. Y la resistencia de los huesos y el pico.
Delicioso. Ella amaba el sabor.
Algunas líneas de sangre del animal bajaron por su barbilla, y el rojo de la sangre manchaba sus labios negros.
Al masticar se escuchaba cómo perfectamente sus dientes destrozaban el esqueleto del ave, luego, esos mismos huesos eran tragados.
Hasta las plumas terminaron en el estómago de ella.
Y antes de que Rai pudiera darse cuenta, ella ya había tragado todo.
—Pe… pero qué… ¿Tú te comiste esa ave aún con vida? —Preguntó Rai, aún sin poder creer lo que acababa de ver.
—… —La chica no dio respuesta alguna. Ella siguió caminando, se posicionó al lado de Rai y quedó también frente al portón.
—Ella lo hizo… de verdad lo hizo. Por los pechos de la Reina Meissa, ¿qué acabo de ver? ¿Ella se tragó las plumas? ¿Qué hay del pico? ¿Es saludable siquiera? ¿¡Perooooo quéééééé…?! —Los iris achicados de Rai reflejaban a la chica que estaba delante de él.
Aún la boca de Rai formaba la forma de un óvalo por la sorpresa.
—… —La chica no dijo nada.
Por supuesto, Rai supo de inmediato que ella estuvo todo el tiempo ahí y que escuchó todos sus quejidos.
Pero la expresión facial de Rai sugería que esto último era lo menos importante.
Al fin y al cabo, él no podía ser juzgado como una persona rara, pues esta chica lo superaba y de a por mucho.
De pronto los labios de la jovencita se movieron, pero no era para hablar, sino para escupir una sola pluma, la cual cayó muy, pero muy lentamente.
En el largo tiempo que tardó cayendo, hubo un silencio incómodo.
Bueno, solo era incómodo para Rai. La chica por su parte parecía feliz, tanto, que después de que la pluma tocara suelo, ella empezó a tararear una canción.
—Ujum, ju, jujujujuuuuu… Ta, tatararaaaa… —Tardeaba mientras que oscilaba su cabeza. La joven aún permanecía mirando hacia adelante, como si esperara con paciencia a que alguien le abriera el portón.
Apenas ella empezó a tararear, Rai frunció el ceño y aprovechó ese momento para ver más detalladamente a la chica. Claro, el asombro mezclado con repulsión ante el acto que acababa de ver no se le olvidaría fácilmente.
El caso es que, al analizarla, él notó que ella usaba el uniforme femenino, por lo tanto, era una compañera de entrenamiento. Obviamente tenía algún poder, pero no había manera de que Rai supiera qué tipo de poder era debido a que ella ocultaba sus ojos con un antifaz.
Lo otro que Rai pudo notar, y que también le aceleró el corazón a millón, fue que esta chica rara de cabello rosa era preciosa en gran manera.
Demasiado hermosa.
Extremadamente guapa.
Indescriptiblemente linda.
Ahora, que ella tuviera las uñas, labios y otros accesorios más de color negro indicaba que le fascinaba ese color, y de alguna manera, toda su combinación era perfecta. Incluso la sangre del ave que manchó su blusa y rostro le quedaba bien.
Realmente Rai no sabía bien qué pensar de ella. Tenía una mezcla de pensamientos enredosos.
No podía decir si ella era aterradora.
Si era calmada.
Si estaba loca.
O si era tierna.
¿Tierna? ¿Cómo podría ser tierna? Era tierna.
Cruelmente tierna.
Pero había algo de lo que Rai sí estaba seguro, en definitiva, era majestuosamente bella.
—Oye… ¿Cómo te llamas? —Rai mejoró su postura, dejó de mostrarse sorprendido, su mirada se afiló y engruesó un poco su voz.
—Lalalalalaaaa —Como era de esperarse, no hubo respuesta, ella siguió tarareando. Esa chica seguía sumergida en su mundo. Era como si para ella Rai fuese aire. O no existiera.
—Esta también me ignora, ¿qué pasa con la gente de este lugar? ¡Me rompen el corazón! Anda, tú… dime tu nombre, por fis, por fis, poooor fiiiis… —Rai volvió a su infantilismo habitual e insistió.
Pero fue perfectamente ignorado, otra vez.
—Bueno, señores, un humano no puede decir que está vivo si no recibe atención de los otros. Voy camino a suicidarme. Jejejeje…
Justo cuando Rai dijo esto, una nueva voz femenina se oyó. Dicha voz le dio la esperanza necesaria para continuar con su vida.
—¡¡Rai, Raiiii!! ¡Estás aquí! —Era una voz contenta.
Rai reaccionó a esa voz y rápidamente miró a través de las rejas del portón. Entonces vio que por el camino que estaba dentro de la mansión y dividía el jardín, una chica pelirroja andaba a paso veloz y lo saludaba y lo llamaba seguidamente con mucha alegría.
—¿Eh? ¡Eeeh! ¡Fayette! ¡Ya era hora! —Los ojos de Rai también se iluminaron. Después de todo, se aproximaba la persona que lo ayudó a que lo aceptaran en el ejército.
Y además ese individuo trajo a quien le abriría la puerta.
Fayette, ese era su nombre. Ella estuvo en el interior de la mansión, pero al oír los gritos patéticos de Rai, fue rápido a buscar al portero.
—¡Rai, Rai…! —Aquella nueva joven seguía muy emocionada, como si hubiera visto un ángel—. Por fin estás aquí, awjajaja. Por fin.
Ella era Fayette Malvallet —la compañera de la infancia de Rai— la amiga que no había visto desde hace varios años.
Ahora, la otra chica, la de cabello rosado, por su parte seguía metida en su mundo.
Y no le importaba cuán ruidosos fueran estos dos, ella no se inmutaba.
¡¡¡AnTe NaDa!!!
Créditos: Comisión de Rai Blonday por My poor ugly heart.
Comments for chapter "0.1"
QUE TE PARECIÓ?
Wow, un nuevo capítulo en menos de dos semanas, eso fue rápido xD
Hablando del capítulo, pues nada mal, cómo siempre la narrativa/redacción es gustoso de leer, por desgracia, tuve que poner pausa a las músicas por temas de concentración, pero sería malo de mi parte no decir que están muy buenos los temas que elegiste.
Me agrada este nuevo protagonista, parece que será un poco más fácil tener empatia con él, y F por la mamá pájaro, esa chica gótica tendrá toda la atención del público xddd
Pues en general todo bien por ahora, en los dos capítulos que va, por ahora me está agrandando lo mostrado, sigue así colega, espero el próximo capítulo ;D!
Muchas gracias por comentar, compadre. Menos mal que está gustando la obra, fiuuu…
Corre Rai!!! No te dejes engatusar por esa come pájaros :v
Y con eso no te refieres a las aves 7w7.
XD
¡Esa perra está loca! Diría Rai al ver a la chica comer a la pobre paloma buen capítulo xD
Era una pequeña pajarita, una que pueda caber en la boca de una chica. No era una paloma ya que no me puedo imaginar a un humano tragándose de una a un animal tan grande xD.
Por cierto, gracias por comentar.