Mariposas de la muerte - 0.4
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Capítulo 4
Los que golpearon por alzados, la otra que fue masticada en pútridas fauces y aquella con las tripas colgantes
Rai había creído que una vez completara su inscripción sería presentado ante sus colegas y de inmediato iniciaría su proceso de aprendizaje y entrenamiento para convertirse en un gran soldado. No obstante, grande fue su sorpresa cuando Elga le dijo: “Llegaste tarde. Presentarte tomará un tiempo que puede sabotear el horario de hoy. Inicias mañana oficialmente”.
En las Mansiones de Entrenamiento presentar a alguien no es simplemente decir: “Jóvenes, tenemos un nuevo compañero, su nombre es…”. No, no era así, los nuevos tenían que hacer una especie de prueba de talento y los preparativos tomaban tiempo.
El chico no sabía los detalles sobre aquella prueba. En cualquier caso, a él le parecía más interesante de esta manera y no estaba dispuesto a permitir que alguien se lo dijera, es como cuando silencias a una persona que te quiere «spoilear» la trama de un libro que estás por leer.
Sea como sea, Rai no estaba desesperado por comenzar, entendió las razones y no presentó queja alguna. Fayette, por su parte, tuvo que separarse de él ya que debía estar en la siguiente clase.
Hay que recordar que Fayette le había prometido a Rai que le iba a hacer un recorrido por la mansión. Hacer esto era muy importante para Fayette, así que obligó a Rai a que también prometiera que la esperaría y que no se pondría a explorar el lugar mientras ella estuviera ausente.
Al final, el joven se quedó solo, esperando en el solitario jardín de la mansión y refugiándose del sol bajo la agradable sombra de un árbol.
Sería razonable pensar que alguien tan activo como él estaría estresado e infinitamente aburrido al estar sin hacer nada.
Por lo que, para evitar el aburrimiento asesino, Rai había tomado un papel que le despertó su curiosidad. Dicho papel lo había sacado de los archivos que se hallaban en la oficina principal. Lo obtuvo sin que nadie se diera cuenta.
Cuando Rai se aseguró de que ciertamente no había ninguna mirada oculta investigándolo, dirigió una mano al bolsillo interior de su chaleco y de allí sacó aquel papel que lo había guardado doblado.
Lo desdobló y leyó lo que estaba escrito:
«Ficha de Recluta #777 Lilith Louvet
…
…»
– ɫ ɫ ɫ –
—Raii, por favor, elige, método uno: caminar (aburridoooo); método dos: procedimiento especial (sorpresa divertiiida) hijiji. —Le dijo Fayette a Rai.
La voluptuosa joven pelirroja alzó su mano derecha y con los dedos índice y medio hizo la forma de una “V”, era algo así como el ademán de “amor y paz”.
Prácticamente, aquella mano de Fayette estaba cerca del nivel de los ojos de Rai. Y si tomamos en cuenta que esta era una chica pequeña, para que eso fuera posible debía extender mucho, pero mucho su brazo y alzar los talones.
—Uhm, uhm… Debería ser fácil para ti saber lo que voy a escoger —contestó Rai mientras se rascaba la cabeza.
—¿Caminar?
—Jajajaja, no juegues. ¡Jamás escogería una opción tan poco interesante! Así que me voy por la segunda opción.
—Método uno: caminar (aburridoooo); —dicho esto, movió sutilmente su dedo índice—; método dos: procedimiento especial (sorpresa divertiiida) —balanceó un poco su dedo medio.
—¿Eh? ¿Por qué te repites? No me digas que tienes problemas de oído o peor aún, ¿¡crees que yo tengo retraso mental o algo así y por eso debes decirme dos veces las cosas!?
—No es eso, jajaja. Lo que pasa es que no debes decir, debes tocar, tocar… ¿entiendes? —Enseñó una sonrisa amigable y nuevamente movió aquellos deditos.
En ese instante Rai consiguió entender lo que quería Fayette.
—Jooo, ya veo… es como accionar una palanca.
—Sip.
Básicamente, los dedos de Fayette cumplían la función de una “palanca” que activaba una de las opciones que antes propuso. En este caso, el dedo índice era la opción uno y el dedo medio la opción dos.
Quizás se trataba de una tontería, pero para los jóvenes este tipo de cosas son divertidas.
Ahora bien, ¿qué era lo que estaba por hacer Fayette con Rai? Pues momentos atrás, Fayette había salido de la última clase del día, justo cuando faltaba poco para la puesta del sol, ella se encontró con Rai en el patio y entonces le dijo sobre ir a mostrarle la mansión.
Sin embargo, fue bastante curioso que ella presentara un método diferente al de “explorar caminando”. Por lo que, naturalmente, Rai estaba intrigado con este segundo método de exploración.
«¿Si no vamos caminando, entonces es corriendo?». Se preguntó en sus pensamientos.
Solo había una manera de descubrir la respuesta. Rai examinó ambos dedos de Fayette, luego usando también su dedo índice tocó con suavidad la yema del dedo medio de la chica. De inmediato, aquel dedito de ella se comportó como si de verdad fuera una palanca.
Fayette sonrió aún más al saber que su jueguito era correspondido.
—Tuuuuuuuu —Fayette intentó hacer el sonido de un mecanismo siendo activado—. Gracias por escoger esta opción. Ahora sujétese bien, cierre duro la boca y fortalezca su estómago —Luego habló como si fuera guía de turismo.
—¿Eh? ¿Eh? ¿Y eso qué significa?
—Primera parada, sala uno de entrenamiento, hijiji…
Posteriormente, su cuerpo se aferró al brazo de Rai, abrazándolo como si fuera su novia en medio de una cita, de hecho, parecían ser como tal.
El codo de Rai había quedado justo en el medio de los senos de ella, así que se podría decir que sus tetas también abrazaban su brazo.
—Ahhh, tus pechos, Fayette. ¡Estás muy cerca! Aaaah, son gigantes… ¡No! Esto no está bien…
—Awww, Rai, gracias por notar el tamaño de mis pechos —comentó con voz juguetona—. Ahora, relájate.
—¡Una chica no debería decir eso! —Rai estaba tenso y rojo como tomate.
—Tres…
—¿Tres qué?
—Dos…
—¿Dos para qué?
—¡Y uno!
—Pe…
Rai no pudo terminar de hablar porque justo cuando culminó aquella cuenta regresiva, él sintió un poder que lo silenció.
Mucha energía recorrió todo su ser. No era una energía propia, sino que esta fue transferida de Fayette hacia su cuerpo.
Por un momento leve sintió como si estuviera electrocutándose. Él conocía esta sensación, era como cuando activaba su poder.
Entonces, en una casi inexistente porción de tiempo, su cuerpo se hizo añicos, y tan rápido como se convirtió en cientos de millones de pedazos, volvió a armarse.
Para Rai fue como un parpadeo, pero incluso en una cantidad de tiempo inferior a la que dura un parpadeo, todo su ser se había convertido en partículas, estas partículas se movilizaron a otro lugar y luego se fusionaron volviendo a su forma original.
Tardó, quizás, demasiado tiempo en asimilar lo que había pasado. No solo por sentir de repente aquella confusa sensación, sino que, hace menos de un segundo había estado en un inmenso jardín y ahora se hallaba en el medio de una especie arena de combate.
—Yo… esto… duele… No, no duele, fue más bien cosquilloso. No entiendo nada, ¿qué sucedió? —Habló el mareado Rai. Su estómago estaba como si tuviera un fuego que no quema en su interior.
—Para ser la primera vez lo aguantaste de manera increíble. Justo como se esperaría de ti, Raiiiii…
Rai escuchó la voz dulce de Fayette. La chica referida aún abrazaba muy tiernamente al chico.
—¿No estábamos en el patio, ahora por qué…? —Con su mano disponible, Rai se sobaba la cabeza, verdaderamente la sentía extraña por lo ocurrido.
—¿Uh?, ¿aún no te has dado cuenta?
—¿Estamos…? ¡¿Acaso esta es la sala de entrenamiento que me habías comentado?!
—Sí, señorito.
—Espera, tú… —Rai se dio una palmada en la frente al por fin entender lo sucedido—… Ya, ya caí, teletransportación.
—Sí.
—No solo puedes teletransportarte tú, sino también a otras personas. ¡Eso es realmente increíble, Fayette, no dejas de sorprenderme!
Para Fayette, los elogios dados por Rai eran más melodiosos que cualquier canción cantada por un bardo de renombre.
—Ayyyy, gracias. Ah, y también puedo hacerlo con objetos. ¿Alguna recompensa por mis esfuerzos? —Ella señaló su cabello. Con este gesto estaba invitando a Rai a que le acariciara el pelo.
—¿Quieres una fragancia para el cabello? Está bien, te compraré una y de la mejor calidad. —Sin embargo, él no entendió la indirecta.
—Ah, eso no, emm, no importa. —Se encogió de hombros, sorprendentemente se separó de Rai y suspiró otra vez decepcionada.
Sobre la actitud tan dedicada de Fayette…
Era más que evidente que estaba enamorada de Rai. Y no se trataba de un amor caprichoso, sino que estaba fundamentado por muchas vivencias de ambos en el pasado.
Especialmente un recuerdo que ella guardaba en el lugar más especial de su corazón. El de aquella vez cuando él hizo algo que iba más allá de salvarle la vida: le dio vida.
Él era especial. Y ella quería dejarle bien en claro que lo tenía en gran estima.
Por eso era extremadamente frustrante cuando él no entendía para nada sus indirectas.
Realmente, el Rai que estaba viendo ese día le era confuso, casi como si fuera otra persona. Después de todo, el Rai que ella recordaba hubiera entendido sus indirectas de inmediato. Pero bueno, Fayette sabía bien que la gente cambia, por eso concluyó que simplemente él se había vuelto más distraído, o se volvió tímido y fingía no entender sus indirectas.
Sea cual sea el caso, había respirado profundo para aclarar sus pensamientos. No había razón para desesperarse. Rai había vuelto y ahora tendrían mucho tiempo para hacer una innumerable cantidad de cosas.
«Y quién sabe, sentimientos por mí pueden brotar en su corazón», había pensado Fayette.
Tratándose de una amiga tan atenta y afectuosa, que Rai termine correspondiendo sus sentimientos sería cosa de tiempo.
«Claro, eso solo si ninguna zorra maldita come mierda se mete en nuestro camino». Había concluido Fayette.
En fin. Fayette decidió contener sus emociones y continuó mostrándole a Rai las diversas partes de la mansión.
Por supuesto, lo hizo usando este “método especial”. Al principio Rai estaba abrumado por la rara sensación que causaba la teletransportación, pero al cabo de un rato terminó acostumbrándose y hasta le empezó a parecer divertido.
En total fueron unos treinta minutos que se dedicaron a ver las instalaciones.
En lo referente a esto, Rai descubrió que la Mansión de Entrenamiento estaba dividida en tres partes: ala izquierda, cuerpo central y ala derecha.
En el ala izquierda había tres pisos, en cada uno se podía encontrar una sala de entrenamiento. Estas salas cumplían papeles diferentes y presentaban retos cada vez más desafiantes para aquellos que entrenaban en ella. Obviamente en estas salas bien construidas los Individuos Especiales tenían libertad de manifestar sus poderes y usarlos en los diversos desafíos que se le presentaran. Esto con el fin de mejorar en el dominio de sus habilidades.
Sobre el cuerpo central, la parte más grande de la mansión, también tenía tres pisos. En la planta baja estaba la llamada “Aula de instrucción nivel 1”, y en el piso dos estaba el “Aula de instrucción nivel 2”. En resumen, estos lugares eran como salones de clases. Se consideraba que cada uno de los Individuos Especiales no solo debían ser fuertes en el uso de su poder, sino que también debían tener gran conocimiento en historia y tácticas militares, para de esta manera tomaran decisiones más inteligentes en batalla.
Es curioso que los soldados sin poderes no eran entrenados de esta manera, de hecho, su ignorancia era conveniente, así ellos cumplían sin problemas el rol de los peones en este tablero de ajedrez de la guerra sin fin.
Por cierto, en el tercer piso del cuerpo central se hallaban las oficinas y dormitorios para los empleados. Este lugar ya había sido visitado por Rai en la mañana.
El ala derecha constituía las habitaciones para los reclutas. En el primer piso estaban los dormitorios para las mujeres. Segundo piso cuartos de los chicos. Tercer piso, enfermería, cocina y comedor.
Ahora, sobre el patio, la parte frontal era el jardín tan elegante que daba la bienvenida a todos. En la parte trasera se ocultaba un campo grande en el que había varios artefactos para hacer ejercicios. Y más atrás aún, se elevaba una colina que tenía una vista espectacular hacia la ciudad.
Todos estos lugares fueron visitados por la pareja. Vale la pena aclarar que Rai era muy consciente de que el método de Fayette tenía un problema, y eso era que al aparecer de repente en los lugares interesantes se ignoraba el camino que debía ser tomado para llegar a ellos.
Eso era algo que Fayette no había considerado, y en realidad se debía a que la distribución de las partes de la mansión era tan sencilla que hasta para el más despistado le resultaría fácil guiarse.
En lo que respecta al “tour” brindado por Fayette, la última “parada” era el lugar que Rai más había estado esperando ver: la habitación que le asignaron.
—Woooooaaaah, ¡es genial! —Expresó Rai con emoción al ver la habitación en la que se hospedaría.
Esta habitación cumplía con todos los requisitos necesarios para ser llamado “el cómodo cuarto de un aristócrata”… bueno, había un requisito que aún no cumplía y era que el huésped mismo no era uno.
Al examinar su habitación, Rai incluso percibió que todas las cosas que había traído fueron llevadas a este cuarto por el personal. Recordemos que esas cosas eran su espada, armadura y otras pertenencias.
—¿Te gusta? —Preguntó Fayette.
—La pregunta resulta ser tonta, claro que me gusta. Ni en mis sueños más locos me hubiera imaginado dormir en un lugar tan asombroso.
—Me alegra que te guste, pero ey, ey, no olvides que toda esta belleza es el “gancho, gancho”.
—¡Lo sé! ¡Comamos, bebamos y tengamos placeres que mañana hemos de morir! Ahhggajajajaja… —Saliendo con este raro argumento, Rai se abalanzó sobre su enorme cama y empezó a juguetear con las almohadas.
—Raiiii, pareces un niño. Me aseguraré de guardar para siempre este recuerdo en mi memoria, jejejeje… —realmente esa risa tenía un tono travieso.
—No sé en qué estás pensando, así que dejaré de hacerlo por si acaso. —De un rápido movimiento Rai se alzó de la cama y se dirigió hacia la ventana de aquella habitación.
Fayette, por su lado, detrás de Rai, cerraba lentamente la puerta en silencio…
Después de todo, estaban ellos dos solos en una habitación bastante romántica.
Todo tipo de cosas podrían ocurrir.
Sin embargo… de pronto Rai percibió algo que le pareció extraño.
A través de la ventana se podía ver el portón de vallas y el jardín. También se podía contemplar cómo cada vez más el cielo se tornaba oscuro y las lumbreras de la noche hacían su aparición. La cosa era que el portón había sido abierto y alguien estaba saliendo. Era una chica que Rai identificó de inmediato.
Él cambió su tono de voz y habló con más seriedad.
—Oye, Fayette, ¿recuerdas cuando me dijiste que el “gancho” para que nuevos reclutas se unieran a la guerra era quedarse en este lugar y llevar una vida de ricos por un tiempo?
Al percibir aquella dureza en la voz de Rai, Fayette dejó de hacer lo que estaba haciendo y respondió confundida:
—Sí, ¿qué hay con eso?
—¿Entonces por qué…? —El dedo índice de Rai entró en contacto con el vidrio de la ventana, señalando así algo más allá—… ¿por qué esa chica se está yendo?
Fayette tuvo que acercarse y ver también por la ventana para poder entender lo que él quería decir.
—Ah, sí. Esa mujer rara siempre se va después que terminan los entrenamientos. —El rostro de Fayette se ensombreció.
La persona que estaba retirándose de la mansión era Lilith Louvet, personaje al cual Rai no había vuelto a ver desde hace varias horas.
Esto resultaba ser intrigante debido a que absolutamente todos los reclutas pasaban las noches en la mansión, obviamente disfrutando de los lujos y servicios que se les ofrecían. Básicamente, aprovechándose del “gancho”. Entonces, ¿por qué Lilith se estaba yendo? ¿Acaso no iba a aprovechar todo lo que la mansión ofrecía?
Pocos eran los reclutas que se alistaban en una Mansión de Entrenamiento por motivos ajenos a los lujos que prometía el lugar. Algunos lo hacían porque verdaderamente querían luchar por su patria, no obstante, Lilith no parecía ser ese tipo de persona.
Fayette aprovechó esta oportunidad para decirle algo importante a Rai:
—Raiii, durante el recorrido que hicimos en la mansión de seguro te fijaste en los otros reclutas que andan por ahí, ¿verdad?
—Por supuesto, especialmente las chicas, todas son taaaaaaaaan lindas. Algún día deberás ayudarme a conquistar alguna. —La seriedad de Rai duró poco.
A Fayette casi le da un infarto al escuchar ese comentario. Sin embargo, tuvo que hacer un esfuerzo sobrehumano para contener las lágrimas que querían emerger como la cascada de un río.
Bueno, el hecho de que Rai se fijara en otras chicas tampoco era un gran problema, pues la solución era simplemente «atArlas, EncerrArlas, descUartizarlas, mOLerlAs y CoCiNaRlAs para que al menos sirvan COMO alimEnto para los PeceSSSSS».
Dejando de lado aquel comentario aparentemente trivial, Fayette continuó, como si aquellas palabras no le hubieran afectado en lo más mínimo.
—Qué gracioso eres, Rai, jajajaja… Mi punto es que entre los Individuos Especiales el color de los ojos no es algo que se deba ignorar porque indican nuestro tipo de poder. Esa información puede resultar ser muy importante para el enemigo. A lo que voy, me imagino que te habrás fijado en que algunos ocultan sus ojos.
—Cierto… como esa chica.
El color de los ojos era una desventaja para cada Individuo Especial. Por eso muchos buscaban maneras creativas de ocultarlos. Había desde aquellos que diseñaban gafas oscuras con un material especial hasta aquellos que llegaban al extremo de negar por completo su visión con algún tipo de tela.
Por supuesto, estos casos eran poco comunes, y se debía a una razón simple:
—Esta es una conclusión a la que yo llegué: si todos somos aliados que pronto pelarán juntos en la guerra, ¿por qué guardar en secreto nuestro tipo de habilidad? Además, ¿por qué no se prohíbe en esta mansión hacerlo?
—No entiendo bien el punto. Perdona mi falta de inteligencia.
—No es tu culpa. Más bien me disculpo yo por ser tan mala explicando —Fayette se tomó un momento para pensar en una explicación más sencilla—. Lo diré así: si no quieres que tu enemigo sepa de tu poder porque puede idear tácticas para contrarrestarlo, ocultas tus ojos. Por eso, no me sorprendería que de haber enemigos infiltrados sean aquellos que no quieren que sepas de su habilidad.
—Ooooh, entiendo. ¿Así que piensas que es posible que Lilith sea un enemigo? Suena coherente.
—Sí. Rai, por favor, en serio, por favor, no te acerques a esa mujer. Me da mala espina.
Era fácil percibir en el tono de Fayette una genuina preocupación por esto.
Esta información dejó a Rai pensativo. Luego él volvió a mirar por la ventana y siguió observando a aquella chica solitaria que se iba por el camino oscuro fuera de la mansión.
—Mejor haz caso a mi consejo de esta mañana, Raiiii… —Fayette tomó las mejillas de Rai y de manera forzada lo obligó a girar su cabeza para que dejara de mirar en esa dirección—… No te enfoques en cosas raras.
—Vale, de acuerdo.
Habiendo notado que había dejado a Rai pensativo, Fayette sonrió con el fin de hacer que se centrara en ella. Después dirigió sus manos a su bolsito, sacó una cajita, la agitó y se escuchó varias cositas más pequeñas que estaban en su interior.
Con esta acción era fácil deducir que deseaba cambiar de tema.
—Jejejeje, Rai, ¿recuerdas cuando de jóvenes jugábamos durante horas a Captura al elfo?
—Claro. Llevaba años sin jugarlo. ¡Espera! ¿No son esas las fichas que te regalé? —Rai investigó la cajita y la identificó de inmediato.
—Esas son. Las atesoré con todo mi amor, hijiji.
—Siempre te ganaba en ese juego. Es natural, soy un estratega, jajajajajaja. Por eso te regalé esto, para que practicaras, espero que hayas mejorado.
—Solo te diré que no soy la misma de antes. ¿Una partida?
—Dale.
Los jóvenes estaban preparándose para jugar a ese juego, no obstante, la puerta entrecerrada de la habitación terminó por abrirse por completo haciendo un rechinido molesto y detrás de esta se encontraba una autoritaria mujer de cuerpo musculoso, era Elga.
—Recluta número setecientos setenta y seis. La hora libre culminó. No puedes estar aquí después de las seis —dijo Elga con voz dura.
Aunque si bien es cierto que a los reclutas se les permitía vivir rodeados de lujos, habían reglas que debían obedecer. Entre esas reglas: chicos y chicas no pueden estar juntos después de las 6 pm. Tampoco pueden estar en el mismo cuarto.
Esa regla fue establecida porque al estar hombres y mujeres juntos podrían ocurrir las condiciones para que tuvieran sexo y como resultado ocurriera un proceso natural que obligaba a las mujeres a querer abandonar el ejército: embarazarse.
Por supuesto, una vez un Individuo Especial firmaba aquel papel en el que aceptaba dar su vida por la nación, no había ninguna justificación para retirarse. Por lo tanto, a las jovencitas que salieran embarazadas las obligaban a abortar tomando un veneno que hasta podría matarlas o debían continuar con el programa de entrenamiento aun teniendo un bebé adentro.
Por supuesto, se supo de algunas que usaron sus poderes para escapar. Esas eran consideradas desertoras, las buscaban y luego la ejecutaban dándole una cantidad de puñaladas en el vientre igual a la cantidad de kilómetros que habían huido.
El chico que la embarazó también debía ser castigado en el caso de que él o la chica huyeran. Al parecer, el castigo era clavarle un estoque largo por la entrepierna de manera que luego la punta saliera por el cráneo.
Claro, esta información no era de conocimiento público.
Así que se crearon esas reglas para evitar ese tipo de problemas.
—Fayette… —Rai llamó a la chica—. Será otro día.
Ella no escuchó esas palabras y le respondió a Elga:
—Solo queremos jugar una partida. Por favor, déjenos estar unos minutos…
—¡Silencio! ¡Estúpida! ¡Melosa! ¡Pesada! ¡Fastidiosa! Tienes diez segundos para abandonar esta habitación. —Elga perdió la paciencia tan rápido como la cuchilla de una guillotina cercenando una cabeza.
—Fayette, obedece, jejeje —Rai insistió.
No obstante. Odio. Ira. Ferocidad. Cuchillo. Penetrar. Puño. Lección. Fayette se llenó se indignación, al fin y al cabo…
—¡¿Cómo te atreves tú, insignificante zorra sin poder, a querer separarme de Rai?! —Fayette insultó, dejando salir sin medidas sus pensamientos hostiles. Ella también perdió la paciencia a velocidad de cuchilla arrojada a punto de penetrar una garganta.
Los ojos púrpuras de Fayette perdieron brillo y se tornaron feroces. Psicópatas.
Era inaceptable que esta persona fuera un estorbo para la relación que quería crear. Cada porción de tiempo que podía pasar con Rai necesitaba aprovecharlo y no iba a permitir que una tercera cualquiera se interpusiera.
Así que Fayette se acercaba lentamente hacia Elga, como si fuera el verdugo a punto de acabar con su trabajo.
Pero, la mirada y postura desafiante de Elga también era de temer.
—No me gustan esos ojos —comentó Elga. Luego fumó su pipa, como si la amenaza que presentaba Fayette poco le importara.
—Fayette, detente… —Viendo que Fayette se estaba comportando de manera extraña, Rai trató de sujetarla para calmarla. No obstante, ella le dio un golpe con el codo en la barriga. Rai no pudo ni reaccionar ya que jamás se esperó que ocurriría eso. Por lo que, perdió todo el aire y empezó a toser un montón—. Puaaaf, cooff, coof…
Así es, Fayette golpeó a Rai, así de nublada estaba por el enojo.
—¡¡Mira lo que me has hecho hacer, maldita puerca humana inservible!!
—¿Fayette…? —Rai la llamó tratando de hacerla despertar. Él tuvo que forzarse a recuperar el aliento y la postura.
Esta Fayette no era la misma de siempre. Las pocas palabras de Elga causaron que algo malo en su interior despertara y controlara su cuerpo.
—¡¡Te voy a poner en tu lugar!!
Rai otra vez trató de capturar a Fayette, sin embargo, antes de alcanzarla, la chica había desaparecido.
Casi sin dejar margen de tiempo de reacción, Fayette reapareció en el aire justo a espaldas de Elga y mucho más arriba de su cabeza.
Fayette inclinó su cuerpo y cerró un puño para darle un puñetazo poderoso. La potencia del golpe sería aumentada con la velocidad de caída y ni siquiera el cuerpo tonificado de Elga podría salir ileso. Después de todo, aunque Elga era musculosa, seguía siendo una humana normal.
Pero… esta humana normal… bueno… no era frágil.
Los sentidos de Elga entraron en acción a una velocidad asombrosa. Efectuando un perfecto movimiento veloz, Elga giró su torso, dobló las rodillas y su enorme mano capturó el cuello de Fayette aún en el aire.
En esa porción de tiempo, aprovechando la fuerza que Fayette acumuló mientras descendía, Elga la batuqueó con violencia contra el suelo, como si fuera un trapo sucio.
Claro, Elga se aseguró de que ella cayera de lado, para así no crear un daño tan grave. Aun así…
Con violencia, todo el aire salió abruptamente de los pulmones de la joven, sus huesos chillaron creando un sonido fuerte, sus labios chocaron contra sus muelas haciéndola sangrar, botó saliva, su carne y piel pobremente ayudaron a amortiguar el impacto y no tardó en ponerse morada.
Su cerebro fue abrumado al recibir montones de señales de dolor.
—Aaaaaahggg —Y por supuesto, ¡por supuesto! que no pudo contener un grito inundado de dolor. Gritos, gritos, música para los oídos de los demonios.
Elga ni se inmuto al oír dicho grito, simplemente la miró en el suelo con desprecio.
—¡¡Faye!! —Al ver a su amiga en semejante estado, Rai se acercó y de inmediato se puso de cuclillas y trató de atenderla.
—Rai… L-lo, lo siento —se disculpó Fayette con dificultad.
Aún en esta condición, Fayette se preocupó por la opinión que ahora Rai tenía de ella más que por su propio estado.
—No te preocu… —A Rai no se le permitió hablar porque, sin siquiera darle advertencia alguna, Elga le metió una patada en la cara.
Sí, con sus botas duras le hizo sangrar la nariz… o quizás se la partió. Sus labios se abombarían. Su cara se hincharía.
Y claro, dolor y dolor y más dolor le hizo achicarse en el suelo mientras se retorcía cual pez vivo sobre la sartén ardiente.
Hasta había tardado en entender lo ocurrido, por eso, su llanto esperó a salir.
—Aaaaaaaaahhhgg. —Chilló Rai.
—No te había dado permiso de acercarte. Ingenuo. Confiado. Idiota. Estúpido. —Elga siguió fumando de su pipa y apoyó un pie sobre el cuerpo retorcido de Rai.
—¿Qué… qué demonios fue eso? —Sorprendentemente, el adolorido Rai logró articular esas palabras. Todo su rostro estaba rojo y de su nariz no paraba de salir moco mezclado con sangre. Se había cubierto la mitad del rostro con ambas manos tratando inútilmente de frenar el sangrado que salía de su nariz.
Este espectáculo había llamado la atención de los demás reclutas que se hallaban cerca. Sin embargo, con una simple mirada Elga los intimidó y estos volvieron a sus habitaciones.
—¿Qué creíste que era este lugar? Estás en el ejército maldita sea. Idiotas ingenuos, ¿de verdad se creyeron toda esa basura de que este lugar era una utopía para bastardos arrogantes como ustedes? Tch, despreciable. Aborrecible. Nacen con poderes y ya se creen especiales. Menuda mierda barata. Si de verdad fuera la directora ya los habría sacado de aquí por comportamiento insubordinado.
Fayette puso una cara horrible, la arrugó y sus venas se hincharon. Si no estuviera tan adolorida y con su cerebro apunto de apagarse, seguramente volvería a levantarse y no dudaría en clavarle un cuchillo en la yugular a esa mujer.
—Tiene razón… Lo sentimos. No volverá a ocurrir. —Por otro lado, Rai salió con una respuesta pacífica. Se había esforzado mucho en decir eso con claridad. También miró fijamente a los ojos de Elga, no era una mirada desafiante sino suplicante.
Elga se inclinó mucho, su cabeza casi llegó al nivel de sus rodillas y otra vez observó fijamente los ojos de Rai.
—Sigo sin confiar en ti, bastardo mentiroso.
Rai desvió la mirada.
Después de decir eso, Elga acomodó su postura, se tronó los huesos del cuello y le dio la espalda a los jóvenes que se hallaban lamentablemente en el suelo.
—Espero que con esta lección entiendan que no son tan especiales como creen, montón de mierdas. —Siguió insultando.
Elga guardaba un odio profundo hacia los Individuos Especiales. La razón era que detestaba su arrogancia. Le parecía parcial que los dioses bendijeren a unos cuantos con poderes, mientras que los demás eran como ceros a la izquierda.
También envidiaba el trato que recibían. El reino trataba a los humanos normales como basuras, pero a estos humanos con poderes, aunque en realidad también los veían como basuras, tenían valor. Basura con valor.
Y Elga quería ser, básicamente, tratada como una igual. Es decir, como basura con valor. Basura especial.
—Arriba está la enfermería. Hay una bastarda especial que tiene poderes curativos, cúrense y luego regresen a sus habitaciones correspondientes como se les ordenó.
Finalmente, Elga se retiró.
Como mecanismo de defensa, el cerebro de Fayette la hizo desmayarse.
Rai, aun con la cara hecha un desastre, reunió fuerzas para levantarse y luego tomó a Fayette entre sus brazos, la cargó como si fuera un bebé y poco a poco se dirigió a la enfermería.
Y de esta manera…
Estos fueron…
Los que golpearon por alzados.
Extras
El rincón de Fayette Chibi
—Holiii. Pregunta: ¿no les parece raro el título de este capítulo? Da mucho miedo. Me pregunto qué tendrá en la mente aquella existencia que mueve los hilos del destino.
—…
—Tengo el presentimiento de que algo malo va a pasar… ¿ustedes también lo sienten?
—…
—Pienso que si logro descubrir el mensaje secreto de aquel título puedo hallar una pista para saber lo que ocurrirá y así podré estar preparada para proteger a Rai cuando algo malo suceda.
—…
—Pero aaaaaaaaay… Por más que lo pienso no logro llegar a una conclusión. Necesito un mayor poder deductivo, pero no tengo tiempo. Oh, oh, sí, sí, están ustedes, creo que sé cómo pueden ayudarme.
—…
—¡Hay que contratar a un detective! Sí, es eso, hijijiji. Sin embargo, acabo de mirar mi monedero y a qué no adivinan… No tengo dinero.
—…
—Tengo ganas de llorar… ¡pero no es tiempo de lamentos! Pueden hacerme una donación tocando el siguiente “transmisor de fondos del mundo real al mundo de Faredell” (título feo): https://paypal.me/ferkrit
—…
—*Inserta voz de presentadora* ¿conseguirá Fayette reunir los fondos para cumplir su objetivo? ¡Lo descubriremos en el siguiente capítulo! Eso solo si antes no muero descuartizada, hijiji.
—…
—Posdata: ¡#MUERTE A ELGA!
Comments for chapter "0.4"
QUE TE PARECIÓ?
Pobre Fayette 😯 recibió tremenda demostración de respeto xd
ElgaGod, FayetteZZZ.
Fayette toda una simp de Rai, y eso sólo provocó que ambos salieran lastimado, esa Elga si que no se anda con bromas :p
Buen capítulo, me gustó.
Gracias por leer, amigo.