Mariposas de la muerte - 0.6
Capítulo 6
Aquella con las tripas colgantes
Existen lugares desagradables que son lo que son por culpa de acciones humanas. Uno de esos sitios es la Ciudad Baja.
Si bien la capital transmitía fuerza, la Ciudad Baja simbolizaba la debilidad.
Era a este lugar donde eran enviados los hombres que dejaban de ser funcionales en las batallas, aquí venían aquellos que lo perdían todo, en ese sitio moraban esos que poco a poco perdían su humanidad.
Si estabas en la esplendorosa capital y te dirigías a un complejo de túneles, al descender, llegarías a la entrada de una enorme caverna en la que se había construido estructuras.
Allí, donde ni la luz lunar ni solar tenían permitido acceder, era a donde llegaban los pobres. Después de todo, había muchas casas abandonadas, disponibles para esos que no tienen donde vivir.
Sin embargo, el reino le había dado la espalda a la Ciudad Baja. No había caballeros que mantuvieran el orden y pocos eran los suministros que enviaban. Más bien, era en la Ciudad Baja donde terminaban los desperdicios que bajaban por el sistema de alcantarillado de la capital. Esto demostraba lo poco que le importaba al reino este lugar y su gente.
La contaminación nociva dio como resultado el surgimiento de cosas aún más nocivas. La gente de aquí contrajo enfermedades, algunas mucho más malignas que otras.
Algunas, hasta transformaban a la gente en algo… disforme.
Ahora bien, aunque es cierto que había gente viviendo en ese lugar horrendo, muchos encontraron la manera de ganarse la vida y sobrevivir.
Por supuesto, no podían hacer nada para detener el deterioro que les era causado a sus cuerpos al respirar ese oxigeno maldito.
Por otra parte, entre la neblina contaminada que se esparcía por una calle, estaba Lilith. A comparación con el aspecto de los demás, ella era demasiado llamativa, y su presencia hacia dudar a todos los espectadores. ¿Qué hacía alguien tan refinada en ese lugar?
Esa pregunta siempre se la hacía un anciano cadavérico que veía todos los días entrar a Lilith a la Ciudad Baja. Él no podía caminar, se movilizaba arrastrándose por el suelo.
—Joven guerrera, tú, que vistes buenas prendas, ¿qué asuntos tienes en esta región de mala muerte? —Siempre le preguntaba el anciano.
—… —Y como era de esperarse, Lilith jamás le respondía. Pero el anciano nunca se rendía, continuaba haciéndole la misma pregunta cada vez que la veía.
La chica siguió bajando un rocoso camino pendiente. Por esa calle, ladrones, matones y muertos de hambre observaban con ojos avariciosos a esa mujer que los visitaba de continuo. Pero solo se limitaban a eso. Nadie era tan tonto como para atreverse a hacerle daño, obvio, ella era un Individuo Especial.
Ignorando a todas esas personas, Lilith siguió bajando más y más por la funesta Ciudad Baja.
Y entonces, cuando estaba casi por llegar al lugar más Bajo de la Ciudad. Por fin algo capturó su interés.
De repente, una pierna delgada y casi toda descubierta se interpuso en su camino. Era el muslo de una mujer que apoyaba su espalda contra una pared. Al lado de ella, una entrada a un negro callejón.
A comparación de otras mujeres de la Ciudad Baja, esta adulta era hermosa. Sin embargo, se podía notar en su piel un deterioro causado por el mal de la ciudad.
—Vaya, vaya, vayaaaaaaa…. Umjujuju… no me esperaba encontrar a una gourmet de placeres de tu nivel en este nido de ratas. Mi amor. —Dijo la mujer con una voz seductora. Ella fumaba algo extraño, pues exhalaba un humo rosa.
—¿Mi amor…? —Preguntó Lilith. Se quedó un buen rato tratando de deducir lo que ella quería decir.
La reacción de Lilith causó que la mujer soltara una risita. Luego esta tomó sin permiso la mano derecha de Lilith y empezó a acariciarla.
—Jejeje. No te hagas la tonta. ¿Por qué no vienes por aquí? —La pícara mujer le susurró eso al oído.
La mujer llevó a Lilith al oscuro callejón. Lilith se dejó llevar.
Dentro del callejón, la mujer se acercó mucho a Lilith, la abrazó y estando sus rostros cerca, a casi nada de darse un beso, la mujer continuó:
—Solo pude haber una razón para que alguien de tu nivel venga para acá. Buscas nuevos placeres. Lo sé con solo verte… esa ropa tuya… tan eroooooticaaa… —Cada vez más juguetona y con una creciente excitación, ella era más y más amable con Lilith.
—… —Lilith no dijo nada. Su cuerpo no mostraba ni la más mínima resistencia a todas las acciones de esa mujer. Quien deslizaba su mano más y más por su blanda piel, rompiendo las barreras, acercándose descaradamente hasta los lugares más íntimos y sensibles.
—Te está gustando, ¿no es así, mi amada gourmet de placeres? ¿Alguna vez los has hecho con una mujer?
—… —Lilith aún permanecía pensativa, como si no sintiera lo que esta atrevida desconocida le estaba haciendo.
A juzgar por la ropa erótica que usaba la mujer y en vista de su postura y actitud, era fácil deducir que era una prostituta.
—Ahhh, entiendo, quieres hacer como si no te importa. ¿Se siente así más rico? Uwjejeje.
—…
—No te equivocaste al venir aquí en tu viaje de búsqueda de nuevas sensaciones. Incluso en este nido de ratas la lujuria tiene su lugar e innovamos.
—…
—Ese antifaz… ¿eres de las sádicas? Puedo ser sádica. Pero, como lo sabes, mi amor tiene un costo. Ese no es problema para ti, que vienes de arriba. ¿Me equivoco?
«Mi amor. Amor. Amada». Esas palabras clave se repetían una y otra vez en la profunda mente de Lilith. Las mismas empezaban a tomar sentido en su mente y fue por fin cuando Lilith supo lo que tenía que hacer.
—¿Tú me amas? —Habló Lilith.
—Yo te amo. —Respondió la mujer, con sus labios a punto de entrar en contacto con los de Lilith. No obstante, antes de que eso ocurriera, la prostituta interpuso sus dedos, luego volteó su rostro—. Sin embargo, amor mío, si quieres experimentar hasta lo más profundo de mi amor, deberás pagarme.
—¿Me amas? —Volvió a preguntar Lilith, ahora con una voz más seria.
Que lo volviera a preguntar e ignorara su demanda, causó que la mujer sintiera más ternura.
Le acarició su cabello. Y respondió:
—Sí. Yo te amo, pero debes…
Pagarme, esa era la palabra que a la prostituta le faltó pronunciar. Y la razón por la que no pudo es porque, de repente, la aparente chica tímida a la que le estaba dando tanto amor buscó sus labios y con algo de agresividad la besó.
Sí, Lilith besó a la prostituta. Fue un beso profundo. La unión de dos salivas. Placer sentido en los labios.
También correspondió al abrazo. Abrazó fuerte.
La prostituta le pareció divertido. Abrió bien la boca. Y correspondió también.
No duró mucho.
Cuando se separaron, un hilo de baba quedó conectando ambas bocas. Dicho hilo fue enrollado y cortado por el dedo de la mujer, haciendo un movimiento seductor.
—Vaya, vaya, vaya, resultaste ser de las agresivas, jajajaja… ¿eeehh? —Abruptamente, la mujer cambió su semblante de estar divirtiéndose con esta chica encantadora a uno confundido, y la razón de ese cambio repentino era simple…
Siniestra. Una siniestra sonrisa se hizo notar en el rostro de Lilith. La notó verdaderamente siniestra.
Alarmante.
Y entonces, esa sonrisa se hizo más abierta cuando Lilith declaró:
—YO A TI NO TE AMO.
—¿Aaaah…? —La mujer frunció el ceño.
¿Qué no la amaba? Claro que no. Se suponía que este era solo un encuentro para compartir placer y ganar dinero, fingiendo amor. Por eso la reacción de Lilith la encontró desconcertante y hasta infantil.
La prostituta iba a decir algo más, pero no pudo. Claro que no pudo. No podría. Puesto que Lilith extendió violentamente solo su brazo derecho y su mano se ancló con firmeza alrededor del cuello de la mujer. Seguidamente, con una inesperada fuerza descomunal, Lilith golpeó el cuerpo de la prostituta contra una pared que estaba atrás, eso, sin dejar de ahorcarla en ningún momento.
—Ighhh aaakk… —Los pulmones de la mujer procedieron a exigir oxígeno. Agonía. Ella empezó a luchar por su vida. Con sus manos libres empezó a forcejear. Usaba sus uñas, raspando el brazo de Lilith. Usaba sus piernas, pataleando.
Pero era inútil, la agresora usó su peso corporal y lo distribuyó hacía la pared, ahorcando así con más fuerza.
—Akjkjhndhadjanjd —No pudo decir nada por la desesperación.
Y entonces la tensa escena dejó de serlo. Hubo paz. Había silencio.
La mujer paró de luchar. Su cuerpo dejó de estar tenso. Sus brazos colgaron.
Ocurrió algo extraño en la forma en la que Lilith agarraba a la mujer, al principio estuvo aplicando fuerza para constreñir, pero ahora parecía más bien sujetarla para evitar que cayera, era como si estuviera cargando con el brazo extendido un objeto pesado.
No, de hecho, si estaba sosteniendo a alguien que no descansaba su peso con el suelo, después de todo, ese alguien, la prostituta… había… perdido… la mitad… de su cuerpo.
Como si la fuesen cortado horizontalmente con la afiladísima hoja de una katana, lo que debería estar desde la pelvis hacia abajo no estaba. La prostituta había sido divida.
Cualquiera podría pensar que simplemente habían desaparecido las piernas de la mujer, pero había un único rastro que lo negaba, el montón de líquido rojo y carne que se esparció por el suelo. Si es de ilustrarlo, era como si la mujer estalló, pero solo estalló aquella mitad de su cuerpo.
Y aquella mitad intacta —parte de la cadera, el torso, brazos y cabeza— permanecían aún al nivel del rostro de Lilith. Como si aún tuviera sus piernas.
Naturalmente, los órganos que se encontraban cerca del lugar donde fue… ¿cortada? Empezaron expulsar líquidos, y largos intestinos, como serpientes saliendo de sus entrañas, se desenrollaron y colgaron hasta tocar el suelo.
Porque…
esta era aquella…
con las tripas colgantes.
Lilith continuaba cargando a la mujer por el cuello con una sola mano. Aún solo teniendo la mitad del cuerpo, el peso del torso y demás elementos debían de pesar más de treinta y cinco kilos. Se requeriría de muchísima fuerza para poder mantener algo tan pesado con tan solo un brazo.
Y Lilith, claramente, poseía tal fuerza.
Pero, ¿por qué? ¿por qué Lilith mató a aquella mujer? Ella la estaba ahorcando, ¿cómo es que murió cortada en dos?
No existía manera alguna en la que la prostituta descubriera las respuestas a esas preguntas, instantáneamente su mundo se desvaneció. Cuando la parte inferior de su cuerpo se redujo a un montón de carne picada, no pasó ningún pensamiento por su muerte. Ni siquiera sintió dolor. Murió de inmediato.
Sin gritos ni quejidos. Su muerte fue terroríficamente pacífica.
—¿Cómo se siente? ¿Cómo cosquillas? —Lilith formuló estas preguntas. No moraba vida en la persona a la que le preguntaba. No había manera de que le respondiera—. ¿Ahora eres feliz?
Ahora eres feliz. No solo la mujer pasó del sufrimiento a la alegría, Lilith también. Lilith se sintió satisfecha por su buena acción. Por esa razón sonreía, porque para ella, eso era la liberación.
Y entonces hubo risas. Risas de diversión. Carcajadas que no se podían oír. Ni Lilith podría escuchar esa alegría expresada fuera de este mundo. Pues oír sonidos de la sangre chorreando a eso le contentaba. Y no oír el corazón que late, placer le causaba.
—Ahora, por favor, necesito esto. —Lilith le dijo a… absolutamente nadie.
Dirigió su mano disponible hacia el ojo derecho del cadáver. Sus dedos apuntaban al muerto ojo abierto. Haciendo la forma de un gancho con su dedo índice y pulgar, sus uñas abrieron camino al adentrarse en las cavidades de aquel ojo. Ambos dedos penetraron hasta lo más profundo del glóbulo ocular, el líquido interior ayudó a que se deslizaran mas fácil, y cuando por fin lograron rodear todo el globo…
Haló sus dedos.
El largo nervio óptico quedó expuesto aun conectando el ojo con el cerebro. Lilith siguió tirando del delicado ojo hasta que finalmente se rompió el nervio.
Ahora la joven tenía en su mano un ojo. Este lo guardó en una bolsita de tela.
Subsiguientemente, la asesina dirigió su mano disponible hacia el ojo izquierdo de la muerta. Efectuó la forma de un C con dos dedos. Sus negras uñas abrieron el párpado y luego se adentraron al interior del ojo.
Y luego tiró.
Al igual que antes, un largo nervio óptico quedó guindando. Tiró aún más hasta que se dividió.
Ahora la joven tenía otro ojo en su mano. Lo guardó en una bolsita de tela.
No solo era un espantoso cadáver partido en dos y exponiendo las entrañas, ahora tenía las cavidades de sus ojos negras. Quien la viera, se iría en vómito.
Cualquier persona, menos la que realizó este acto.
Luego, lentamente, Lilith depositó el cadáver en el suelo. Sobre el gran charco de sangre y porquería. Pronto alguien llegaría y lo vería, pero nadie haría algo. Esta era la Ciudad Baja. Encontrarte con cadáveres no era muy raro.
—Algún día nos volveremos a ver, persona que llegó a amarme —comentó Lilith, a la par que se daba la vuelta para continuar con su camino.
Pero…
Lilith no pudo continuar. Algo frío se aferró a su tobillo y entorpeció su paso.
—¿…?
—WUUAAAAAKKK-WUUAAAAKK —Después se oyó el chillido de algo horrendo—. ¿Así que te diste cuenta? —Y la misma cosa que botó ese mal sonido también pronunció palabras posibles de entender. Una voz irritante para el oído.
Lilith no tenía ni idea de lo que estaba pasando. Entonces miró hacia abajo y notó que era una mano la que agarraba su pie. Luego esa mano empezó a transformarse, las uñas pasaron a convertirse en garras, y lo que era una delgada mano femenina se transformó en una extremidad gorda y viscosa.
¿Y quién o qué hablaba? Respuesta: la mujer que se supuestamente fue asesinada.
—KAJAJAJAJAJA —La prostituta, no… lo que sea que fuese, empezó a reír.
—Resultados inesperados —dijo Lilith, sin manifestar ni la más mínima muestra de temor o desconcierto. Acto seguido, levantó su pierna y luego la bajó con fuerza, aplastando con su talón la mano horrenda que la detenía. La fuerza fue tal, que la mano se convirtió en un montón de sangre… ¿negra?
Entonces, un montón de humo negro empezó a salir del cadáver de la mujer. Y este cuerpo muerto también se transformó.
Primero empezó a aumentar su tamaño, saliéndole varias vertebras más, las mismas quedaron al aire libre. Segundo, las tripas que estaban regadas también empezaron a crecer y se movieron como si verdaderamente fueran serpientes, las mismas empezaron a volverse macizas. Salieron más tripas del vientre y las mismas se transformaron en una especie de patas.
Sí, empezó a usar las tripas como patas. Tercero, le salieron dientes afilados y la boca se abrió hasta partir la mandíbula, pero de alguna manera, podía seguir funcionando. Cuarto, de las cavidades vacías de sus ojos salieron lo que parecían ser tentáculos o enormes nervios ópticos, era difícil saberlo. Al final de los tentáculos emergieron unos huesos afilados.
Otro monstruo de porquería.
—Un Disforme —acertó Lilith. Siguiendo en el mismo lugar y percibiendo la bizarra trasformación de la mujer—. Interesante. Jajajaja…
—¿Noooooo me tienees miedo?
—No.
—Demonio. Demonio. Demonio KAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH.
El Disforme tensó su cuerpo, alzó su cabeza y rugió como si estuviera sintiendo una infinita cantidad de dolor.
Su grito era poderosísimo. Hasta las bestias más espantosas se espantarían.
Cualquiera menos Lilith.
Luego, la cosa trató de contener su dolor. Y se irguió amenazante ante Lilith.
—KAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA ¡Te mataré! ¡Estuve durante mucho tiempo en el interior de esa mujer, KAAAAAAAAAAAAAAAA, esperando la culminación de mi metamorfosis!
—A diferencia del otro, tú puedes pensar y hablar —Lilith analizaba aquella existencia, no aterradora, sino “interesante” para ella.
Lilith pasó a cambiar a una postura de combate, elegante y genial. Dirigió con gracia una mano bajo su falda, y resultó ser que oculto en su muslo había una correa amarrada con una daga envainada. Lilith sacó lentamente la filosa cuchilla.
Con una finura exquisita, acercó la cuchilla a su rostro y la acarició con su mejilla. De repente la daga empezó a brillar con un intenso color rojo y de una manera increíble empezaron a grabarse la forma de varias mariposas en la hoja.
Más que mariposas, parecían demonios.
Después de haber hecho eso, Lilith mantuvo su pose de batalla, esperando el siguiente movimiento de la hostil criatura delante de sus narices.
Era curiosa la forma en la que empezó a sostener la cuchilla, no la agarraba por empuñadura, sino por la punta de la hoja.
—Estás sufriendo. Permíteme liberarte de tu sufrimiento. Ataca. —Sorprendentemente, Lilith invitó a la imponente mujer monstruo a atacarla.
—¡Demoniooooooooooooo! ¡Conoce tu lugar, traidora! ¡KIIIIIIIIAAAAAAAAAAAAAAAAHHGGG!
Inmediatamente, la mujer monstruo (la que ahora medía cinco metros de alto y ganó una musculatura anormal) abalanzó con violencia extrema el gran “tentáculo-nervio ocular” que salía de su cavidad óptica derecha.
Entonces el hueso afilado ejerció una estocada descendente con la intención de empalar a Lilith.
Sin embargo, Lilith simplemente dio dos pasos hacia un lado, como si esto fuera ridículo, y eso fue más que suficiente para esquivar el ataque. Por supuesto, la fuerza había sido tan abrumadora que el hueso se clavó en el suelo y lo partió, levantando un montón de polvo.
Sin perder mucho tiempo, la cosa balanceó diagonalmente su otro “tentáculo-nervio ocular” a la vez que sus “tripas-patas” corrieron hacia la dirección del enemigo. De repente, de una manera, ridícula, las “tripas patas” también sacaron huesos puntiagudos.
Era abrumador tratar de pensar en qué tipo de energía requería aquella existencia para realizar esas transformaciones que burlaban la anatomía y la lógica misma.
Por otra parte, ahora que el ataque venía desde arriba, Lilith se preparó.
Y justo cuando el “tentáculo-nervio ocular” que iba diagonalmente estaba a nada de cortar en dos su cabeza, Lilith simplemente se agachó. No lo hizo de una manera vaga, fue un movimiento pulido, casi como si esto en vez de ser un combate fuera un baile.
El “tentáculo-nervio ocular” pasó por sobre su cabeza y luego chocó contra la pared del callejón, la misma pertenecía a una casa abandonada. El golpe fue tal que la pared se hizo añicos, la casa perdió sus bases y se derrumbó.
Nuevamente, casi sin dejar tiempo de reacción, el Disforme procedió a realizar otro ataque, esta vez con la intención de aplastar a Lilith con sus “tripas-patas”.
Como si fuera una araña gigante con el dorso de una mujer monstruosa, alzó cuatro “tripas-patas”, todas apuntando a la chica que permanecía agachada en el suelo.
Lilith suspiró.
Entonces todas las “tripas-patas” bajaron velozmente, se clavaron creando un estruendo y levantaron más suciedad aún.
¿Había conseguido acabar con su rival? La carecía de movimiento parecía indicar que sí, pero…
—KAAAAAAAAAAAAAAAH. ¡Muérete ya! ¡Yo era el parasito dentro de mi mujer! ¡La frustraste! ¡Usaré tu cadáver para completar mi metamorfosis e iré al mundo de arriba a matar a todos los que me traicionaron! —La voz del Disforme no era para nada femenina, de hecho, se percibía como la monstruosa voz de un hombre.
Entre el montón de polvo que era dispersado por un lento viento se podía ver la sombra de una chica que caminaba como si esta situación no tuviera importancia.
—En este juego por turnos, ahora me toca a mí darte amor —dijo Lilith, dándole igual las palabras del Disforme.
Eso invocó aún más la ira del monstruo.
La monstruosidad aumentó su velocidad y se preparó para realizar otro ataque en combo. Comenzó abalanzando todo su cuerpo sobre la chica demonio.
Pero… ya Lilith lo había declarado… Este era su turno.
La cuchilla que mantuvo peligrosamente cerca de su rostro empezó a brillar más rojo que antes y luego, realizando un movimiento demasiado simple con la mano, arrojó la cuchilla.
La cuchilla cortó el aire con gran velocidad. El lanzamiento había sido perfecto. Recorrió su camino con la misma precisión de una bala.
Pero, era absurdo concluir que una pequeña cuchilla conseguiría derrotar a un masivo monstruo de carne y huesos y quién sabe qué más.
En una milésima de segundo, casi como si el tiempo estuviera detenido, en esa fracción casi inexistente en la que apenas la punta de la brillante cuchilla roja tocó el pecho del Disforme…
—Mariposas de la muerte.
Estalló.
Sí, literalmente el Disforme explotó en sangre negra, las partes sólidas de su ridícula anatomía fueron fragmentadas en millones de pedazos del mismo tamaño de una gota de sangre.
Todos estos restos no se regaron de forma caótica, sino que la masiva cantidad de líquido entintó todo el suelo haciendo una figura.
Lilith quedó justo en el medio de la figura.
Si el suelo era un lienzo, entonces la forma de mariposa gigante de sangre en el lienzo era el dibujo, y la del medio, era la artista de esta obra maestra: Lilith Louvet.
—Descansa en paz.
– ɫ ɫ ɫ –
Después de lo sucedido, Lilith se fue de ese lugar y ahora estaba en el interior de una casa abandonada.
La casa era bastante oscura, apenas siendo iluminada por un candelabro de dudosa eficiencia. Las paredes eran de madera casi podrida y ni siquiera valdría la pena describir el terrible olor. Dicho olor venía de afuera, del lago infestado de contaminación que se hallaba en el lugar más bajo de la Ciudad Baja.
Por otra parte, Lilith estaba cerca de una mesa, sobre esta se podía observar una misteriosa esfera del tamaño de un balón de futbol. La esfera parecía estar hecha de madera y tenía unas extrañas letras grabadas con algo rojo.
Lilith se acercó a la esfera, en una de sus manos descasaba un exprimidor de limón manual. ¿Qué pensaba hacer con eso?
Lilith buscó en uno de sus bolsillos aquel saquito pequeño donde guardó los ojos que arrancó.
Primero sacó un ojo y ella le habló:
—¿Qué se sentirá? ¿Cómo es la paz?
Por supuesto que no hubo respuesta. Ese silencio le hizo sentirse mal. Lilith deseaba con todas sus fuerzas experimentar la liberación. Quería también sentir la felicidad verdadera. Su corazón chillaba cuando se daba cuenta de que tendría que esperar mucho para eso.
Por eso, por lo menos, Lilith deseaba una respuesta del más allá. Que al menos le sirviera para tratar de imaginarse el sentimiento que no conseguía experimentar.
Lilith respiró profundo, tratando de aclarar sus pensamientos. Dejó de mirar el ojo y lo introdujo dentro del exprimidor de limón.
Inmediatamente, con el colador del exprimidor justo sobre la esfera, Lilith exprimió el ojo como si fuera, básicamente, un limón.
Una pequeña cantidad de espeso liquido negro bajó hasta caer sobre la esfera.
La superficie de esta era lisa, se esperaría que las gotas negras bajaran por la circunferencia, pero eso no pasó, el líquido fue seguidamente absorbido.
Entonces empezó a sentirse una presión en el ambiente. Las paredes de la casa empezaron a temblar sutilmente y poco a poco la esfera empezaba a brillar tenuemente.
Lilith buscó el otro ojo y repitió el mismo procedimiento. Y cuando concluyó…
—¿Y esa reacción? —Lilith tuvo que proteger su cara con sus brazos, después de todo, la esfera empezó a comportarse extraño.
De ella salieron pequeños rayos negros y esta empezó a elevarse en el aire. Y entonces empezó provocar un estruendo como el de una tormenta.
La casa tembló con aún más intensidad y la furia de la esfera empezó a crecer. Pero entonces, no consiguió mantenerse y tan rápido como aquella ira proveniente de este objeto se manifestó, así mismo desapareció.
La esfera cayó nuevamente sobre la mesa, rebotó un par de veces, Lilith se percató y evitó que rodara y cayera al suelo.
—No te gustó, ¿por qué? —Preguntó Lilith.
Cuando hizo esa pregunta, escuchó un ruidito extraño, y advirtió algo:
—Esa que vigila desde la oscuridad, sal.
Debido a la poca iluminación, no era de extrañarse que alguien tuviera facilidad para esconderse entre las sombras, sin embargo, lo sentidos de Lilith no le fallaron.
—Percibiste mi presencia. Justo como se esperaría de ti, Lilith, La Mariposa de la Muerte —dijo la persona a la que se le llamó. Con solo escuchar su voz sería se podría deducir que se trataba de una persona fría.
—Aethelfled Marillac, la doncella de la deformación negra y blanca. Motivo de tu visita.
Pese a que la persona no había salido de las sombras, renuente a revelar su aspecto, Lilith reconoció de inmediato su voz.
—Quién sabe… puede que vine a darle una advertencia a cierta mujer ineficiente, o tal vez para cuidar a esa que le gusta meterse en lugares problemáticos, o quizás sean todas las anteriores. ¿Por qué no usas tu razonamiento e intentas dar con la respuesta, Lilith?
—…
—El silencio dice más de lo que crees. Puede decir que posees el grandioso razonamiento de una planta, o que no tienes excusa que dar. —La chica de habla fina suspiró.
—¿A qué has venido, Aethelfled? —Lilith insistió. Ella le daba la espalda a su inesperada visitante.
—La Madrastra me envió. Quiere que sea tu niñera, y eso seré.
—…
—Me tienes en dudas, ¿por qué escogiste una mansión de entrenamiento, Lilith? ¿No crees que dificulta tu deber?
—Tengo mis métodos.
—La elevación de la Esfera de los Tributos que acabas de presenciar debió quitarte la máscara que te hace creer que tus métodos son viables. Haré mención de un ejemplo: esa prostituta que liberaste hoy ni siquiera te amaba de verdad. Tampoco diste tiempo para que el amor floreciera. No quiero saber más nada de muertes innecesarias, estoy cansada de eso.
—No creo que el regalo que acabo de dar no haya tenido algún efecto positivo. —Lilith se centró en la Esfera de los Tributos y la acarició, como si esta de verdad lograra sentir sus caricias.
—No intentaré corregir una mente que cree en ilusiones. —Aethelfled pausó antes de continuar. Su manera de dar discurso era lenta e impecable—. El mensaje que te quería dar debió haberte quedado claro. Espero que estés al corriente, a menos que te divierta enojar a La Madrastra.
—¿Eso es todo?
—Para nada. No soy de las que les gustan quejarse, pero he de mencionarte que me molesta que otra vez hayas elegido una Mansión de Entrenamiento. Y esta en especial es problemática, pero ya no hay vuelta atrás.
—¿Por qué?
—Hay una Purificadora. Mantente lejos de Fayre, ella es nuestra antagonista. Si descubre tu identidad, tendré que intervenir. Y sabes que cuando yo libero mi poder, un genocidio es inevitable. Y sépalo, a diferencia de las demás, yo no veo divertido liberar a los humanos, mucho menos si es una liberación masiva. Evítame disgustos.
—… —Lilith guardó silencio.
—La manifestación de mis poderes negros y blancos no guardan piedad. Ojalá no los provoques. Espero que entiendas las consecuencias de revelar quién eres en realidad.
—Dudas de mi habilidad para dar amor.
—Por supuesto. Me pareces incluso una mujer poco femenina y eso es inmensamente inconveniente, sé una flor delicada a partir de ahora. —Podría parecer que sus palabras eran despectivas, sin embargo, debido a la frialdad en su voz, era difícil entender la emoción que debía dar sus palabras—, para empezar, ¿qué haces pasando la noche en este sitio de pobres desgraciados? ¿Por qué no te alojas en la Mansión en la que te han aceptado? No te comprendo.
—No hay un sótano en la habitación que me dieron. Por eso. —Lilith jugueteó con un mechón de pelo de manera pícara.
—Sabia que dirías eso. Tu comportamiento es como el instinto animal, predecible. —Aethelfled botó un largo suspiro—. Ten.
De la oscuridad salieron dos objetos que arrojó. Los sentidos de Lilith nuevamente sintieron una perturbación en el aire, así que se giró y atajó los objetos y luego los investigó.
Una era una bolsita con dinero, lo otro era una llave dorada.
—…
—Capital, calle que lleva al palacio de reyes, sector cuatro, casa cinco. Hay un sótano, de esos grandes y oscuro como te gustan. Enhorabuena.
Esas palabras fueron como música armoniosa para los oídos de Lilith.
—Eso suena fenomenal. Tú no podrías haberlo costeado. Fue La Madrasta. Gracias, Madre, por este regalo. —Generalmente ella se mostraba bastante neutral respecto a la manifestación de emociones, pero esta vez pareció muy alegre.
—¿Cómo puedes sonreír aun sabiendo lo que debes hacer?… Tenemos razones para ensuciarnos las manos, pero eso no justifica tu sadismo, Lilith. Tan solo deseo que el mar de cadáveres que has visto y estás por ver no te hagan terminar de perder tu última pizca de humanidad.
—¿Sadismo?
—No importa. No tengo derecho a romper el espejismo que te creó La Madrastra. No trataré de imponerte mis ideales. Quien sabe qué clase de males ocurrirían en esta tierra si cayeras en una crisis de disonancia cognitiva.
—…
Hubo un largo, muy largo silencio. Al parecer Aethelfled esperaba una respuesta, decidió dar tiempo a ver si eso sucedía, pero, al rato, ya que no contestó, debió seguir:
—De tan pocas palabras, como siempre.
—…
¿De dónde conocía esta mujer a Lilith? ¿Quién era? Era evidente que habían hablado muchas veces y se conocían bien. No obstante, definitivamente el ambiente no se sentía como el encuentro de unas amigas. Sus voces y actitudes demostraban una extrema carecía de sentimientos.
—Ahora para que lo sepas, Lilith, la principal razón por la que estoy aquí: La Madrastra está preocupada, ha visto la Esfera de las Runas inquieta. A excepción de Eviltea, tu hermana y tú, las ofrendas que las demás hacen no han logrado calmarla del todo. Por ahora, solo El Macabro Teatro de Lubindor de Tianna la ha estado estabilizando a duras penas, no será así por más tiempo. Solo ustedes tres pueden hacer su acto favorito. ¿Si entiendes la responsabilidad puesta sobre tus hombros?
—No hay razón para angustiarse.
—¿Niegas la angustia de La Madrastra?
—No.
La chica oculta en las sombras empezó a acercarse y la pobre luz empezó a iluminar con dificultad su aspecto. Lo primero que logró reflejarse fue el brillo de un objeto sobre su cabeza, dicho accesorio parecía una enorme tiara de acero que flotaba alrededor de la parte alta de su cabeza. La tiara no era un círculo cerrado, sino que antes de la unión de ambas puntas se elevaban verticalmente, como si fueran dos cuernos, dejando así un espacio abierto en la parte frontal. Sin embargo, en el medio de ambas elevaciones, justo sobre la frente de la chica, un diminuto agujero negro levitaba.
Alrededor del diminuto agujero negro se podía ver un disco de acreción que inspiraba misterio.
La chica tenía una pollina, una mitad de su cabello relucía color blanco, la otra mitad era opaca como el negro. Su ojo izquierdo era negro, su ojo derecho era blanco. Y al igual que Liltih, tenía un aspecto muy gótico. La diferencia era que Aethelfled usaba un vestido negro y blanco muy elegante.
—El punto es que te vemos inactiva. Espero que no hayas olvidado el lema y su importancia: Debemos ser las sombras que tienen el deber de convertirse…
Aethelfled puso una mano sobre el hombro de Lilith y ambas se miraron fijamente.
—… en seres despreciables, merecedoras del odio de todos los habitantes de estas tierras, y así, solo así, salvaremos este mundo…. —Lilith completó la frase.
—Es por eso que, antes del octavo cambio lunar, tienes que asesinar un corazón. Ese es tu deber, Sacerdotisa Maldita, Lilith Louvet, Mariposa de la Muerte.
—No estés triste, Aethelfled, ya tengo un corazón en mente… —Y una amplia sonrisa se grabó en la faz de Lilith.
Extras
El rincón de ¿?
ɫ Segunda víctima ɫ
ɫ Prostituta de la Ciudad Baja ɫ
“Para los lujuriosos, los innovadores de placeres y fetichistas, ¿qué tan excitante les parece la idea de ser cortados en dos?
-¿?”
ɫ ɫ ɫ
El rincón de Fayette Chibi
—Lectoras y lectores, nuevamente he sido obligada a decir las palabras convenientes para esa molesta existencia manipuladora de los hilos del destino. Yo quiero quejarme y quejarme, ¿cómo es que el protagonista y su dulce amada, o sea yo, no hemos vuelto a aparecer en dos capítulos?
—…
—De repente me sentí amenazada. No es buena idea no decir las palabras elegidas *Enojada*… Chicos y chicas *Voz irónica* ¿qué les va pareciendo esta dulce y alegre historia, llena de monas chinas carismáticas y amorosas, novela poseedora de comedia para todas las edades y daaah? (¿No está muy saturada la pregunta?)
—…
—Dejen su opinión en la caja de comentarios y ¡daaaah! ¡Noooo! Ya no quiero decir más estos diálogos. ¡Yo misma controlaré mi destino! ¡Esta es la rebelión de Fayette Chibi!
—…
—¡¿Que si me comporto tendré un lindo momento con Rai? Okey, seré completamente obediente a ti, benévola existencia, hijiji. *Tan poco duró su rebeldía*.
—…
—Ahora con esta promesa me siento muy bien. Quiero darle un regalo a esa generosa existencia, pero cuando miro mis bolsillos veo salir arañitas. ¡Odio las arañas! Oh, pero ustedes me pueden ayudar, ¿no? Si donan por aquí estarán apoyando mi causa: https://paypal.me/ferkrit
—…
—Muero de ganas por volver a ver a nuestro lindo protagonista, ¿estará en el siguiente capítulo? Veremos la respuesta en el siguiente… ¡Rincón de Fayette Chibi! Hijijiji.
Nota: dibujo de Aethelfed elaborado por My Poor Ugly Heart. Pueden acceder a la siguiente carpeta Drive para ver el dibujo (+18) completo: https://drive.google.com/file/d/1oxCbp7IcUh2F4tjQ4B5hPSAWw3bW-af9/view?usp=sharing
Comments for chapter "0.6"
QUE TE PARECIÓ?
Ay caramba! Justo cuando pensé q sería un capítulo rikolino, salgo traumado con tremendo necromorfo 😱
Jajajaja. Así que un fan del Yuri…. Interesante.
Wow, en este capítulo si te diste la libertad de mostrar tu lado gore, ¡me encanta xd! Y al fin una pista de vida de nuestra querida Amaltea, o en este caso, Eviltea 💜
Buen capítulo, colega 😊
La Amaltea de esta dimensión. Gracias por leer, amigo mío.
Es bueno ver gente amante del gore. Hombre de cultura.