Mi novia es una súcubo - 6
Hacía una par de horas que la clase del día de hoy concluyó. Saltándome todo lo innecesario, solo puedo decir que acababa de bajar del bus y me dirigía hacia mi hogar. No sin antes llegar a la tienda de la esquina para comprar la bebida que era mi total adicción.
Si tan solo me patrocinarán… Juraba que había más de diez litros durante las últimas veinticuatro horas en mi organismo. No puedo detenerme, esta cosa es realmente deliciosa.
Llegué a casa, entré a mi cuarto y la costumbre de aventar mi mochila no se rompió. Si alguien me viera haciendo eso cada día después de regresar de la universidad, me acusaría por abuso de mochilas. ¿Pero qué más puedo hacer? Es una forma de desquitar todo mi estrés, eso además de jugar videojuegos. Aunque lo malo es que ni tiempo había para disfrutar un rato recreativo, sobre todo hoy, estaba sobrecargado de tareas, algunas para hoy, las demás para el día de mañana.
—Llegas cuatro minutos con veinte segundos tarde, humano.
—Ah, súcubo… Otra vez temprano.
—Si me quedo aquí hasta la hora en la que duermes podré ahorrarme todo el viaje desde mi hogar. Si mis cálculos no fallan, te dormirás dentro de poco debido al gran cansancio generado tras tu día escolar.
—Entiendo, pero lo mejor será que tomes mi vitalidad de una vez.
—¡¿Otra vez con eso?! ¡No quiero días libres tuyos, no eres mi jefe! ¡¿Entendiste?!
—Pero…
—¡Yo soy mi propia jefa! ¡Grábatelo en la mente!
—Uhh…
—Hmm…
Se cruzó de brazos e hizo un puchero. Entiendo que no quiera tomarse un tiempo libre, sobre todo si se lo pido yo, tiene su orgullo como para aceptarlo además de que parece tener un espíritu laboral. Aun así, si tanto trabajo tiene, ¿por qué quedarse tanto tiempo en mi casa? ¿Por qué no atender a sus clientes si viven más lejos y son más importantes que uno que no nació en cuna de oro? No estaba molesto por lo clasista de sus normas, no estaba molesto del todo, es solo que no llegaba a comprenderlo.
—Astaroth, lo digo porque esta noche no dormiré.
—Explícate.
—Tengo muchas responsabilidades que atender el día de hoy, me temo que tendré que ir a la cama bastante tarde. Por eso digo que será mejor que tomes mi vitalidad de una vez, ya que contra produce con tu horario y no vas a poder atender a tus otros clientes si te quedas esperándome.
—Lo que me faltaba…
—De verdad lo siento. Es mi culpa, pero siendo honesto, me preocupa más poder hacer mis tareas.
—¡¡Eres un tonto, humano, un tonto!!
Cielos, ¿qué le pasa? ¿Qué acaso no puede hacer lo mismo que cuando me dormí temprano y me envió un mensaje en esa aplicación tan rara? De un día para otro se enoja cada vez que le resto el trabajo que tiene que hacer.
Mis dudas empezaron a acrecentar cuando ella se sentó en mi cama, aún con los brazos cruzados, luciendo realmente enfadada.
—¿Astaroth?
—Esperaré.
¿Escuché bien?
—¿Disculpa?
—Qué sordo… Dije que esperaré.
—¿Esperar? ¿Qué cosa? ¿A qué yo termine mis tareas?
—¿No es demasiado obvio?
—Me tomará hasta la madruga.
—Ya te dije que no eres mi jefe. Yo tomo mis propias decisiones aquí.
—¿Y qué pasa con tus otros clientes?
Astaroth no me contestó cuando le hice aquella pregunta, no al menos de inmediato. Se tomó su tiempo, pensando en su respuesta.
—E-Ellos.. me dieron el día libre.
—¿Y a ellos también les dijiste que tomabas tus propias decisiones?
—B-Bueno… Ahm…
—Porque si es así…
—Escucha, humano, estamos hablando de tipos importantes, clientes de élite que son difícil encontrarlos por segunda ocasión, ¿captas? No quisiera perder mi relación con ellos así que cuando me piden que descanse, con todo gusto lo haré. En cambio tú, no es por querer ofender, pero temo que no me puedes ofrecer lo mismo que ellos.
Su rostro reflejó una sonrisa, era por demás de orgullosa. Me duele admitirlo, pero tiene razón, yo era un cualquiera comparado a tipos como los que describe. Pero bueno, ahora que todo se resolvió será mejor que me desvíe de eso y me concentre en mis estudios.
—Pues si no hay problema para ti, entonces puedes quedarte hasta esperarme. Pero insisto, lo más probable es que me tome hasta la madrugada.
—Hm…
No me quería mirar. Seguía con los brazos cruzados, luciendo muy enfadada.
—Comenzaré con mis tareas, si necesitas algo solo dime.
—Humano —llamó ella de repente justo cuando apenas me iba a sentar. Sonaba con un tono serio.
—Mande —contesté.
—Yo soy… la rango #200.
Me quedé callado por un momento. ¿A qué se refería con eso? No entiendo.
—¿Perdón?
—Nada, olvídalo.
Aunque no comprendí lo que me quiso decir, me dejó pensando. ¿Será acaso que me dijo un secreto pero como desconozco el contexto entonces fue una forma de desahogar alguna frustración? De cualquier forma, lo mejor sería dejar las dudas existenciales por un momento, estas tareas no van a hacerse solas para mi desgracia.
Horas más tarde
Mis parpados estaban realmente pesados, mi trasero me dolía, la espalda también, bostezaba a cada rato y cabeceaba del sueño de vez en cuando. Me encontraba a punto de terminar la última de mis tareas, algo de dibujo técnico. Realmente odio esta materia, no me considero bueno dibujando ni mucho menos lo que se dice técnico, no son monas como para ponerle el mínimo empeño o gusto. Revisé la hora y noté que eran las tres con quince de la madrugada. Mi alarma la tengo configurada a las seis y media, por lo que significaría más o menos tres horas y cuarto de descanso. Genial.
—Listo, tarea terminada.
Tras concluir, la envié en la plataforma de mi universidad. Comprobé varias veces que envié el archivo correcto en la liga correspondiente, pues no quisiera cometer un severo error que pudiera perjudicarme y hacer que mis horas de desvelo fuesen en vano. Apagué la PC, me levanté de mi silla y me estiré.
Giré para dirigirme a mi cama y dormir esas placenteras tres horas, que me las tengo bien merecidas. No obstante que justo en ese momento vi algo problemático a niveles estratosféricos: la súcubo se había quedado dormida. Estaba toda desparramada en mi cama y por si fuera poco, se tomó el resto de mi bebida favorita.
Qué problemática, pero al parecer se trata de alguien muy trabajadora, supongo que ella también se merece un descanso al final de cuentas con tantos clientes que dice tener. La acobijé, tapándola del frío nocturno; como ya hacía falta una dosis de cliché, podía escuchar sus murmullos.
—Humano tonto…
La súcubo de los sueños está soñando. A pesar del poco tiempo que ha pasado desde que nos conocimos y a pesar de lo atosigante que llega a ser, realmente me alegro de haber conocido a alguien tan peculiar como lo es Astaroth. Me hace olvidar de lo monótona que es mi vida con su presencia y forma de ser.
—Bueno, a dormir.
Me acosté en mi cama, ocupando el poco espacio que había. Era incómodo estar de esta forma, pero no había de otra. El sueño era tal, que caí rendido al poco tiempo.
A la mañana siguiente
—¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH!!!
Una alarma inhabitual me despertó de mis tres horas de placentero sueño. No fue mi celular, como acostumbraba, sino que había sido la súcubo a mi lado. Salió disparada de la cama, con la cara roja como tomate.
—¡¡¡¿Q-Q-Q-Q-Q-Q-Q-Qué haces en mi sofá?!!!
—¿Tu sofá? Si eres tú quien estaba en mi cama, te quedaste dormida anoche mientras me esperabas.
—¡¿Qué?! —Miró a su alrededor, percatándose de que su entorno no había cambiado en lo absoluto—. No… Imposible…
—Astaroth, te juro que no hice nada malo. Yo solo me acosté a tu lado porque no quería interrumpir tu sueño, además de que…
—¡¿Tú y yo… los dos en la misma… c-c-c-cama?!
—Eres una súcubo, ¿no se supone que estás acostumbrada a…?
Ella se fue volando por la ventana a alta velocidad. Espero sepa entender.
Comments for chapter "6"
QUE TE PARECIÓ?
Cliché pero bonito👉👈