Mirada de dragón - 12
Perspectiva de Brayan:
Hoy Carlos tranquilo está en el lago mirándose en el agua sentado en la orilla, Jasir y yo caminamos hacia donde se encuentra, quedándonos a un lado al llegar. Jasir ha cubierto sus armas más grandes con telas, sobre todo su mata dragones. Ya nos hemos cambiado para el viaje, ropa vieja, pero útil.
– ¿Estás listo para irnos? –tranquilo le pregunto.
– ¿Te gusta el lago? –Jasir lo mira extrañado preguntándole.
–Me hace acordarme cuando hablaba con mi maestro Didier, en la orilla del lago Paraíso en la capital; cuando iba a estudiar –Carlos nos mira sonriendo respondiéndole.
–El dragón del Trueno era tu maestro, ese es un dato curioso –Jasir algo intrigado le dice.
–Como todo dragón debía ir a estudiar para convertirme en parte del ejército, nunca fue fácil irme de aquí a la capital por meses, pero él hacía que fuera llevadero –Carlos se ríe diciéndole.
–Eso había sido así por mucho tiempo. Los emperadores llevan largo tiempo tratando de asegurarse que sus dragones sean los más poderosos –serio comento.
–Didier era mi maestro porque yo no era fácil como alumno, y cuando Tentación y Engaño afecto a mis padres las cosas solo empeoraron. La magia que provenía de Perfección los envolvía y por las noches decían tonterías. Estas me irritaban e incluso me hacían llorar pues dejaban claro que me iban a abandonar –Carlos riéndose de manera extraña nos cuenta.
– ¿A qué se debe que estés recordando eso? –confuso le pregunta
–Sé que mi poder esta por Perfección o algún lugar similar pues yo escucho la voz que proviene del hechizo; simplemente puedo ignorarlo como el resto de los dragones. Lo que es curioso pues ese hechizo lo hicieron para provocarnos –Carlos se levanta mirándonos con esa sonrisa tierna.
–Eso no responde la pregunta –Jasir extrañado cruzando los brazos le dice.
–Yo nací y crecí aquí en Monte Alto, solo saliendo para estudiar. Cuando tenía doce años mis padres cayeron ante el hechizo; estuve tan tenso que apenas le prestaba atención a Vanesa; lo cual la extraño, y las cosas con mis padres se pusieron muy incomodas –Carlos comienza a caminar contándonos.
Carlos comienza a reírse suavemente, Jasir y yo algo confusos lo seguimos caminando a unos pasos de él.
–Mi maestro me hablaba mucho para tratar de calmarme y procurar que buscara la solución no violenta para las cosas. Lo hacía para resolver mis problemas con Vanesa y los amigos, pero no lograba pensar que eso funcionaria con lo de mis padres… faltando poco para cumplir los trece años cuando una noche escuchando sus palabras y tras dejar claro que se iban a ir apenas cumpliera años; perdí el control –Carlos de esa misma manera sigue contándonos.
– ¿A dónde quieres llegar con este relato? –confundido le pregunto.
–Esa noche traía puesto un samae blanco, a esa edad usaba el cabello en una cola de caballo, de modo que mis largas, puntiagudas y hermosas orejas se veían; y lo tenía algo más largo que ahora. Saben en este momento me veo como cuando tenía diez años, a los doce ya media 1: 60. Claro también estaba más grueso. Tampoco hubieran reconocido a Vanesa, je, je, je –Carlos no nos voltea a ver; solo sigue contándonos y por momentos se toca las orejas bajo el cabello.
– ¿Por qué das tanto detalle? –Jasir incomodo aun con los brazos cruzados le pregunta.
– ¿Qué temes ver al salir de Monte Alto? –serio como intrigado le pregunto.
–Aún recuerdo el cielo esa noche, estaba muy despejado con estrellas en el cielo y la luna llena. Cuando salí por mi ventana liberando mi forma dragonea comencé a liberar un fuerte viento, mismo que pronto llamo nubes densas que fueron cubriendo el cielo. Solo puedo suponer cuanto me demore en llegar a Perfección por los relatos acerca de cómo de la nada se formó una tormenta de nieve… –Carlos nos ignora continuando su relato.
– ¡Tú condenaste a Perfección! ¡Estabas sin control! –Jasir sorprendido como molesto lo interrumpe y reprocha gritando.
– ¿Por qué nos revelas esto? –asombrado le pregunto. Eso quedo como un acto de la naturaleza.
Mientras los tres bajamos las escaleras rumbo a la plaza ninguno dice nada más, Jasir y yo no dejamos de mirarlo, Carlos solo sigue caminado.
–Un amigo, Julius, je, je, je, el cual usaba el cabello a las rodillas, muy liso, sus ojos eran apenas más grandes que los míos, su tez blanca siempre fue muy tersa, su estatura era de 1: 69 en ese entonces. Me conto que tenía los ojos brillando completamente de rojo cuando me alcanzaron y que tenía el rostro inexpresivo. Personalmente solo recuerdo llevar las nubes hacia Perfección y provocar un viento cada vez más fuerte. Podía ver a las personas entrar a sus casas o donde fuera en ese pueblo mugriento al que eran guiadas las personas por Tentación y Engaño –Carlos vuelve a reír contándonos.
–Según se cuándo las personas llegaban no encontraban lo que creían que están ahí, además de que algo no los dejaba irse –Jasir fastidiado comenta.
–Este grupo de extremistas solo querían provocar a los dragones para que dejaran de realizar sus tareas. No consiguieron eso, pero si desarmar muchas familias y crear problemas en algunas ciudades –serio y molesto explica.
Carlos deja de reírse, al llegar cerca del antiguo local del negocio de su padre se lo queda mirando fijamente.
– ¿Ahora qué pasa? –Jasir extrañado se queda quieto y mirándolo le pregunta.
–De Perfección llegaba ese sonido que atraía a mis padres y a mí me enloquecía. Así que cuando llegue a ese lugar comencé a crear hielo solo con pisar el suelo; tocaba las paredes de las casas haciendo que rugieran y agrietándolas. Una por una, lugar por lugar. No creo que alguien pudiera dormir esa noche ni estar bien. Escuchaba las voces de queja de las personas, pero eran ecos lejanos debajo de la voz del hechizo –Carlos cierra sus ojos serio continuando su relato.
– ¿Qué pasa con el local? –inquieto e incómodo le pregunta.
–Venir a trabajar con papá era algo que me parecía muy divertido. Este era de mis lugares favoritos, ver entrar y salir a grandes como chicos… En ese lugar horrible no había niños ni bebes; se me hizo muy triste ver eso al día siguiente. Esa noche no vi a muchos personas mientras dejaba ese lugar como un pico nevado. Toda el agua que estaba por el lugar la deje rápido como hielo –Carlos por fin voltea a mirarnos con unos ojos inexpresivos.
Él vuelve a caminar y lo seguimos bajando cada vez más llegando cerca del templo, tras tanto caminar Carlos se ve algo cansado y se sienta en el suelo, nosotros dos nos quedamos de pie mirándolo fijamente.
–Cualquiera puede perder el control y todos somos capaces de hacer mucho daño seamos sin poder, elementales o dragones. Yo fui una tormenta perfecta esa noche fría, poderosa y cruel. Nadie pensó que no era natural mi devastación. Durante horas asole ese lugar antes de darme cuenta mis pies estaban bajo la nieve y el hielo –Carlos se ve pensativo diciéndonos.
–Eres una tormenta, todos saben que eres un dragón de hielo. Aun así nadie pensó que ese infierno de hielo no era natural, eso es verdad. Te llaman gran Tempestad como infierno de hielo –Jasir incomodo junta sus manos diciéndole.
–Creo que voy entendiendo. Estás seguro que tu poder ha estado haciendo eso desde que te separaron –me siento a un lado diciéndole, tras un momento de silencio y tocando mi frente como es mi costumbre le pregunto – ¿Qué pensaron tus padres de eso?
–No lo saben ni Vanesa. Tenía meses saliendo por la noche y durmiendo en casa de amigos, Vanesa; cosa que sus padres sabían y permitían, o en la calle. No soportaba escuchar sus quejas por Tentación y Engaño. Ellos solo asumieron que estaba en cualquiera de esos lugares. Je, je, je –Carlos riendo casi como burla me responde.
–Sí que saliste impune –Jasir tose un par de veces; viéndose incrédulo comenta.
–Yo no he dicho eso. Para las horas de la madrugada yo había encontrado la casa de la cual provenía la voz del hechizo y la destroce hasta que la apague cuando encontré a alguien que de un zarpazo convertí en hielo su sangre, dejando por todos lados sus restos hechos pequeños bloques. Fui un remolino que devasto ese lugar con algo de daño colateral; quizá hubiera matado a alguien más, pero mi maestro y los demás dragones de las ciudades cercanas llegaron, lo controlaron y me contuvieron. Pasee dos años bajo vigilancia y el resto de mi entrenamiento con restricciones –Carlos se pone serio diciéndonos.
–Tenías motivos, era un lugar que todos los cuerdos detestaban, pero falto poco para que muchos murieran –serio le digo.
–A cierta edad los dragones nos volvemos de cuidado. Vamos por mi poder para acabar esto –Carlos sonríe y comenta.
–Realmente temes que tu poder lastime a alguien que no lo merece –Jasir serio añade.
Los tres nos vamos de ahí, a la salida de la ciudad donde con unas mochilas nos está esperando Lisa de cabello negro largo a la cintura a pesar de tenerlo en cola de caballo, ojos castaño claro, usa un par de aretes dorados, de tez morena, mide 1: 80 centímetros. Usa una blusa azul oscuro, con una chaqueta de mezclilla, un cinturón grueso café oscuro, un pantalón ajustado de mezclilla, con unas botas de cuero negro. De unos ranchos algo cercanos ha traído unas mulas y caballos, animales no nativos costosos y muy útiles.
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