Mirada de dragón - 14
Perspectiva de Brayan:
Lejos de Monte Alto viajando a caballo estoy serio, usando un sombrero y una ruana negros. A mi lado Jasir molesto, usa un sombrero castaño oscuro, una ruana gris, y Lisa intranquila, usa una ruana amarrilla, quien lleva oculto en una gran bolsa a Carlos. No podemos dejar que lo vean sus rasgos lo delatan y no sabemos cómo esa gente irritada pueda reaccionar.
–No es mucho lo que pudiste averiguar antes de salir, Lisa –serio y algo apático le hablo.
–Ya falta poco para llegar donde se encuentra el poder de su amigo; ya se siente frio el viento –Jasir Intentando no mostrarse tan molesto comenta.
–Las cosas han estado calmadas las últimas semanas debido a que las carencias han aumentado. Unos están trabajando como pueden y otros intentan llegar a diferentes lugares –Lisa mirando para otro lado nos explica.
–Cada quien actúa a su conveniencia; es lo más natural. Hemos pasado varios pequeños poblados donde se ve que la mayoría está empezando a verse como niños; pronto no pondrán seguir así –apático digo.
–Los corruptos que controlaron la formación de todo eso solo quieren o querían opulencia al punto de lo obsceno; lo demás no les importa. Dejaran a todos y se irán o ya se fueron a otros lados –Carlos serio les habla.
–Desde el inicio esos grupos nunca han durado mucho en ningún lado, los del hechizo Tentación y Engaño no pasaban de los dos años, y estos no duran más de un par de meses –Lisa aun vigilando a lo lejos explica.
–Muchas de estas cosas comenzaron bien, se sabía para donde iban y luego esos avaros metieron las manos para que todos metieran la pata –Jasir con tono de frustración comenta.
–Eso fue lo que dije –Carlos molesto comenta.
–Solucionaremos lo que podamos después de volver a Monte Alto –serio menciono.
Seguimos a cabello sin detenernos y las conversaciones de los últimos días no han sido mejores. Por la tarde un fuerte viento frio nos alcanza, el cielo sobre nosotros está llenándose de nubes de tormenta, sin embargo no empeora a medida que avanzamos, todo permanece en ese mismo estado. Los tres tomamos capas para cubrirnos aún más del frio y continúanos hasta que los caballos se niegan por más que les insistamos; al corroborar que no hay nadie al alrededor, Lisa saca a Carlos de la bolsa, él cual no parece ser afectado por el frio o el viento, camina como si nada entre el suelo lleno de hielo y algo de nieve. Lisa se queda junto a los caballos mientras Jasir y yo seguimos a Carlos, aunque a nosotros dos nos está afectando el clima.
– ¿Y esto es estar tranquilo? Esperaba que aguantaras más elemental –Jasir fastidiado me habla intentando irritarme.
–Mi poder elemental y el de los dragones es distinto, aunque sea frio y es Gran Tempestad –serio le explico.
–Mi maestro Didier me llamo así tras los que hice en Paraíso y no me gusta, tampoco el otro apodo de esa gente molesta –Carlos sin mirarnos nos dice.
–Es comprensible que no te guste ¡Infierno Helado! –Jasir serio le responde.
El crujido atronador de lo que solo puede ser un dragón se escucha, río con satisfacción pues es lo que buscamos, Jasir se incomoda, y Carlos sigue caminando mientras el viento empeora.
Por breves instantes se puede ver que hemos entrado a un pueblo todo destrozado, nada queda en pie, los edificios apenas se distinguen como estructuras. De pronto algo enorme se mueve entre el viento acercándose a nosotros, de pronto Carlos ríe y nosotros sus acompañantes no cambian de expresiones, viendo aparecer entre el viento helado lleno de escarcha de nieve, a un gran dragón gris, de ojos completamente rojos, de cuyo hocico sale el viento helado, su cuerpo está cubierto por escamas de cristal de hielo, posee grandes alas que no se alcanza a distinguir dónde terminan entre la poca luz y el clima, aunque puedo asegurar que su envergadura es algo más pequeña de lo que debería. Para alivio y sorpresa envuelto o mejor dicho envuelta en este hay una dragona de cuerpo serpenteante, melena de fuego, con un cuerno y garras de oxidiana, la cual parece dormir. Aunque sean solo energía permanecen juntos.
– ¡Ni así ustedes dos se separan! –sonriendo satisfecho comento.
– ¡Eso explica por qué nadie sabía de la forma dragonea de Diamante de Fuego! –Jasir sorprendido grita.
–Mejor así. Ella también es muy poderosa y de otro modo este asunto sería peor –en el mismo tono de antes le explico.
***
Perspectiva de Carlos:
Mi poder o cuerpo de dragón nos mira, sabe que soy el mismo, reconoce a Brayan aunque en su recuerdo no usa barba además de verlo en una variedad de atuendos muy elegantes en casi todos acompañado de Dayana con el cabello entrenzado y usando una armadura blanca con su pata rabos rojo, y al parecer sabe o sé, quién es Jasir, pues en sus o mis recuerdos lo veo usando una armadura gris con detalles negros, un traje con capucha que cubría también sus rostro dejando ver solo sus ojos negros, estaba blindado debajo de una elegante chaqueta gris con detalles dorados, un cinturón blanco y un pata rabos negro, lo más llamativo para mi es que solía tener un hacha y no una espada mata dragones. Tengo varios recuerdos de este siguiendo a tres pasos a quien sin duda es un dragón de largo cabello blanco como es obvio, acompañándolo en ceremonias y el combate, puedo verlo montando en el lomo de ese dragón gris, de alas de escamas plateadas; este era su compañero ayudándolo contra otros dragones y defendiéndolo de quien también llevase una mata dragones. A los ojos de mi forma dragonea, Jasir es un paladín.
–Esta es una perspectiva curiosa. Sé que este cuerpo infantil es pequeño, pero al parecer soy más grande de lo que percibía –hablo para mí, aunque el viento apenas deja escuchar lo que digo.
– ¡De hecho este cuerpo dragoneo es algo más pequeño de lo que debería! –Brayan algo extrañado y riendo me explica.
Los dos siguen a unos pasos atrás sin saber qué hacer, para ellos será un《de pronto》cuando comienzo a aspirar por la boca con fuerza, mis ojos brillan de rojo tanto en mi cuerpo infantil como mi forma dragonea, lo cual agita mucho el viento al punto que mis acompañantes no creo que puedan ver nada y el frio los afecta al extremo, Brayan a quien le brillan los ojos de azul oscuro, junta sus manos y con ayuda de sus pulseras crea una barrera alrededor de los dos, la cual solo minimiza el efecto en ellos.
–Esta es una de las barreras más poderosas que he visto en mi vida y aun nos afecta su poder. Le quedan bien sus apodos –Jasir sorprendido comenta. No me recuerden esos apodos.
–Debemos alejarnos o seremos parte de sus victima colaterales –Brayan serio le dice.
Los dos comienzan a dar despacio pasos hacia atrás. Lejos donde esta Lisa se ve que todo el viento se está arremolinando alrededor de un solo punto, apenas logra controlar a los caballos mientras se alejan. A pesar del viento la forma dragonea de Vanesa sigue dormida, mientras la mía baja el hocico abierto despacio como si quisiera comerse a sí mismo, lo cierto es que mi cuerpo infante se eleva por el viento y entra en este, al hacerlo agita sus grandes alas, en las cuales se ve ahora que también tengo más de ese hielo duro emulando una armadura en los bordes. No es la forma que suelo darme desde que soy adulto.
***
Perspectiva de Brayan:
Sin nada con que comparar sus cuerpos solo se puede decir que son enormes, pero no qué tanto. Las alas siguen agitándose y se elevan sobre ese lugar en poco tiempo, cuando el viento se va es evidente que estábamos en las ruinas de una ciudad.
–Otra de sus ciudades fracasadas… intento tras intento la gente se va, no pueden vivir de esa manera y solo Tentación y Engaño les permite aparentarlo –Carlos con una voz más juvenil habla fríamente. Escucharlo es un alivio, significa que se está uniendo.
La energía vuelve a él como viento que respira, sin que su forma dragonea se vea afectada mínimamente. Jasir y yo estamos subiendo a los caballos, Lisa se ve muy preocupada.
– ¿Cómo se veía todo de cerca? –Lisa pregunta inquieta.
–Nublado –Jasir le responde recuperándose del frio.
–No olvides que Carlos es de los dragones más poderosos del imperio –serio y calmado les dice.
–Y eso que no lo dejaron hacer el entrenamiento de la cordillera Central –Lisa dice intentando calmarse.
–Eso se me hacía raro –Jasir incomodo comenta.
–Yo igual, pero es claro que temían que perdiera el control –preocupado le respondo.
–Estemos atentos por si se mueve –Lisa nos dice señalándolo con la mano derecha.
Solo podemos ver el remolino blanco con breves destellos azules, en su interior Carlos mira en sus dos partes, la forma dragonea de Vanesa quien abre levemente los ojos. O eso es lo que creo desde aquí.
–Ya vuelvo a tu lado mi Diamante de Fuego, mi hermosa hibisco –Carlos calmado le habla.
Al dejar de hablar comienza a volar lentamente de regreso a la ciudad Monta Alto, con los tres siguiéndolo o intentándolo desde los caballos. Lo cierto es que el llegara en horas y nosotros los mismos nueve días.
***
Perspectiva de Carlos:
Debo tener ojos completamente abiertos, y recuerdo algo, o varias cosas diversas escenas en las cuales esta Vanesa en diferentes edades, en una somos jóvenes no mayores de veinte años, aunque nuestras contexturas como estaturas podrían hacer pensar en más edad, pero así crecemos los dragones. Vanesa luce molesta, tiene el cabello a los hombros y los brazos cruzados, sentada en una silla con una pierna rota, usa un samue negro y aun así se nota un cuerpo voluptuoso. Yo estoy sentado en el suelo, mi largo cabello está amarrado en una cola de caballo, y no estaba de mejor humor, usaba una camisa roja ajustada sin mangas y un pantalón gris ceñido, cerca de ambos esta una cuna. Yo visto como se me da la gana desde que tuve edad para que dejara de hacerlo mi madre.
–Lo de mis celos no es secreto, pero eso es a parte del hecho que el entrenamiento te esté sobrepasando –hable con la voz de un hombre joven, serio y preocupado.
–Las heridas son normales durante este entrenamiento –Vanesa me dijo con voz amargada, aunque muy femenina.
–Sabes que no tienes que hacer esto ahora. Puedes dejarlo hasta que te recuperes y dedicarnos a la paternidad, puedes retomar el entrenamiento en uno o dos años sin problemas –le hable intentando calmarme, pero se notaba mi frustración.
–Solo es un hueso roto. Puedo con este entrenamiento Carlos –Vanesa igual que antes me hablo. Y eso fue mentira.
Cuando me disponía a decirle algo más él bebe lloro y yo debí levantarme a atenderlo.
Un estruendo vuelve mi mente al presente, he acelerado el paso y he dejado muy atrás a quienes me acompañaban, mi forma dragonea sigue sin cambios, más el cuerpo infantil se le ha soltado el cabello y se ve mucho más largo, mi rostro lo siento inexpresivo y sigo respirando mi energía.
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