Moonaris Vidre - 04
“30 de Moonaris, primer año de mi captura.
“Al final he decidido escribir. Si no escribo lo que pienso me volveré loco pronto.
Entonces… Este es un nuevo diario, es raro escribir desde el principio en un cuaderno nuevo. Ya me había acabado mi viejo diario alguna vez, aunque mi padre sin falta cocía hojas nuevas para que nunca se me acabaran. Incluso cocía cuero en la tapa para compensar lo que se perdía al agregar las hojas nuevas. No creo que pueda hacer eso con un cuaderno de tapa dura, pero tampoco siento que deba preocuparme por eso pronto, aquí tengo otros cuatro cuadernos en blanco conmigo.
También escribir se siente raro. Normalmente escribo con una vieja pluma de pato que ahora es básicamente un palo de escribir después de tantos años de uso, mientras que cuando estoy en la calle escribo con la pluma fuente de mi madre. Aunque estuviera rota y fuera casi imposible recargarle la tinta, me gusta tenerla cerca. Ahora escribo con una pluma fuente muy fina, parece como aquellas que usan las personas de economía abundante. No sólo eso, sino que se me ha dado una caja con cuatro plumas diferentes, es una estupidez, de verdad; pero tener cuatro plumas finas a simple alcance después de pasar años tratando de conseguir una comida decente es… Se siente raro, pero de todas formas necesito hablar de esto. Por supuesto que reconocí la pluma de pato de inmediato aunque fuera un tanto más colorida de lo habitual. La de cuervo es la más fácil de reconocer completamente negra y ligera, de las otras dos no tengo ni idea. Una es colorida y la otra completamente blanca. Madre siempre decía que los pavo reales estaban llenos de colores preciosos, yo nunca he visto uno. Recuerdo también que padre siempre hablaba de lo hermosas que eran las plumas blancas de los cisnes, pero yo solo los he visto a la hora de la cena en año nuevo cuando ya están desplumados.
Para ser sincero creo que sólo estoy divagando. Este castillo me pone de nervios, no he salido de la habitación desde que llegué y el estrés me está afectando la cabeza. ¡Incluso estoy considerando hacer conversación con las engendros! Esta habitación es el único lugar en el que me siento seguro, aunque eso muy posiblemente sea porque todas mis cosas están aquí. No sé, da una sensación hogareña espeluznante, no quiero estar cómodo aquí, pero la verdad es que no me falta nada. La comida y bebida me la traen a la habitación, tengo mi propio baño, la librería junto a la mesa está repleta de libros se podría decir que interesantes interesantes y la compañía no me falta. Ahora, siendo totalmente sincero, he vivido mejor estos 5 días que los últimos 24 años de mi vida, sé que no debería estar disfrutando nada de esto, se supone que mi vida corre peligro a cada segundo que sigo aquí, podría morir en cualquier momento. Pero no ha pasado nada significativo como para sentirme en peligro inmediato, este lugar me aterra por supuesto pero en mi habitación me siento a salvo, tengo mis armas conmigo y todas están en buen estado, lo único que me incomoda de este cuarto es que el dueño de este castillo puede entrar cuando se le place.
Tiene sentido, es su casa y yo soy el invitado, pero no es que sea muy tranquilizante el saber que en cualquier momento un monstruo chupasangre puede entrar a tu habitación en medio de la noche y asesinarte en segundos, no ha sucedido, pero tampoco es como si me tranquilizara. Una de esas ‘otras cosas’ que no tranquilizan en lo más mínimo es saber estoy aquí atrapado con uno de los vampiros más terribles de la historia y sin posibilidad de escapar. “Masacre sin Rostro” uno no se gana ese tipo de apodo porque sí, este monstruo es el único loco que decidió acabar con la aldea en la que los cazadores de monstruos -quienes ya se habían consolidado para entonces; tenían sus cuarteles generales establecidos.
Cuenta la leyenda que hace 400 años, más o menos, los cazadores cumplían su primer centenar de haber comenzado con la labor de limpiar al mundo de la pestilencia de los monstruos y las ciudades comenzaban crecer y desarrollarse, eran los tiempos dorados del imperio Soare y la ciudad principal era próspera. Lo único que irrumpía con la perfección era una única criatura, un vampiro. Uno extraño y particular, era elusivo, rápido, desaparecía sin dejar ni la más mínima señal de haber estado ahí excepto por la sangrante víctima y solo atacaba una vez cada seis meses cuando mucho. Sus víctimas también sufrían dolencias extrañas, algunos sufrían mareos o desmayos, eran pocos quienes recordaban el ataque y la mayoría simplemente no recordaba haber sido atacados, algunos lo descubrían cuando los cazadores llegaban a investigar o no lo descubrían nunca. Incluso si no era una gran molestia, las lechuzas le rastrearon y aparentemente lograron destruir su escondite, todos juraban sobre sus tumbas que habían matado al vampiro o que, en su defecto; estaría demasiado débil para luchar.
Cinco minutos. Al primer atisbo de sombra al atardecer. Cinco minutos fue lo que tardó la inmensa ciudad principal en arder por completo, 100km enteros de casas y edificios reducidos a un mar de fuego, sangre y muerte. Uno tras otro los cadáveres iban cayendo, apilados uno sobre otro, todos con la misma herida en el pecho. Un corte en forma de triángulo. La sangre corría a mares por las calles y alcantarillas. Cientos de engendros nacieron esa noche. Y al centro de toda aquella masacre, se dice que había un hombre sin rostro de pie, frente un monumento sujetando una ensangrentada espada de tres filos. Se dice que desde esa noche, la criatura ataca ciudades enteras de forma brutal en cuestión de minutos si es molestada, asesinando indiscriminadamente y creando cientos de engendros por cada ciudad que cae en sus garras.
Así es como se cuenta que el monstruo consiguió su nombre y su reputación, se le cree una criatura cruel y desquiciada. Y a mí se me ocurre que podría matarlo si me acercaba lo suficiente, ¡Vaya que la ignorancia es atrevida! Si salgo vivo de esto alguien debería darme un premio por sobrevivir a la idea más estúpida concebida por el hombre. Ahora bien -idiotez aparte claro; vale la pena mencionar que, al menos con sus engendros, este vampiro actúa de forma curiosamente gentil, incluso si nunca logro salir de este lugar creo que valdría la pena volver a esta criatura un caso de estudio, digo, aprovechando que en cualquier momento puedo ser devorado al menos debería tratar de sacarle algo de provecho a una criatura como ésta, en especial con sus particularidades, aparte de la evidente falta de una cara, obvio.
Por ejemplo, este vampiro no solo no es tiránico con sus engendros, al contrario, parece ser bastante cordial hasta el momento. Otra cosa extraña es su aparente incapacidad para hablar, digo; intenta comunicarse conmigo con señas pero yo no hablo lengua de señas, además de que me da la impresión de que cada vez que intenta hablarme hace señas en diferentes idiomas, como para tratar de encontrar el idioma correcto. ¡Como si yo quisiera tener algo que ver con esa cosa! Por desgracia, me veo obligado a aprender. Una de las engendros que trajeron y acomodaron mis cosas, decidió que no iba a permitir que siguiera ignorando a su maestro e hizo su misión por el resto de mí vida que yo aprendiera a hablar en señas. Así que ahora todas las tardes me fuerza a memorizar el alfabeto y palabras básicas, está especialmente empeñada en que aprenda a dar las gracias”
Toc, toc…
“Ya ha vuelto.”
Tras cerrar la tapa de su diario y poner la pluma en su lugar, Dailen abrió la puerta y las dos jóvenes vampiras -que le atendían cualquier necesidad, entraron bostezando como siempre y cargando no solo el almuerzo, sino que también una tela negra entre sus brazos.
“Buenos días” dijo la joven de piel negra y cabello abombado.
“Es medio día” corrigió Dailen recibiendo en cambio ceños fruncidos.
“¿Has practicado tus señas?” preguntó la chica de fuerte acento extranjero con el ceño fruncido dejando la comida bruscamente sobre el escritorio.
“Un poco. Tampoco es como que me interese” dijo el chico sentándose a comer con desinterés, haciendo rabiar a la joven.
“Oh pedazo de imbécil. ¡Te voy a sacar esa actitud a mordidas!” espetó la joven en su idioma natal, siseando al mostrar los colmillos de forma amenazante. A lo que el humano respondió sacando su daga de plata.
Mientras tanto, la otra joven vampira se limitaba a suspirar. Era normal que se cayeran mal claro. Después de todo, generaciones enteras de humanos y vampiros han estado matándose entre sí sin piedad, la hostilidad era de esperarse y de no ser por las órdenes directas de su amo ya lo habrían devorado por insolente. Sin más remedio y resignada, la chica se acercó y los separó gentilmente.
“Por favor Ruth, deja que el señorito tenga su almuerzo” dijo la joven con su fuerte acento y la delicadeza que eran habituales en ella.
“¡Pero Selam!” reclamó Ruth.
“Basta, déjalo en paz todavía tenemos que prepararlo” dijo Selam tranquilamente, exaltando al humano.
“¿¡Prepararme para qué!?” exclamó apretando la empuñadura de su daga.
“Para la celebración de año nuevo por supuesto. Nuestro señor lo quiere ahí” le respondió Selam tranquilamente a lo cual el chico solo respondió con un ‘huh’ antes de voltearse y comenzar a escribir en su diario, su apetito perdido.
“Ahora todo tiene sentido ¡Con razón se me había dado un trato tan placentero todo este tiempo! Estas asquerosas criaturas buscan devorarme en año nuevo. Como si fuera un pavo para la cena ¡Ya decía yo que era demasiado bueno para ser verdad! ¡Demasiada hospitalidad viniendo de seres asquerosos y viles como estos! Lo más seguro es que sea asesinado más pronto que tarde.
No puedo decir que me sorprende. Como siempre, no se puede confiar en estas criaturas del inframundo, mucho menos en ese maldito sin rostro.”
No podía quedarse en ese lugar. No iba a quedarse en ése lugar. Apenas el sol brille en la lejanía huiría de aquí. Era un juramento a sí mismo. Pero por supuesto su suerte no se lo permitió. Su plan era muy simple, apenas la luz del sol comenzara a brillar en la lejanía él huiría y para esa hora del día siguiente, él sería hombre libre. Y tal como lo había planeado trató de escapar. El humano no pudo evitar sentirse bendecido e insultado al mismo tiempo, el estaba esperando un mínimo de 7 cerrojos diferentes antes de poder siquiera poder pensar en salir. Pero no, solo con girar la perilla fue suficiente, ni siquiera estaba cerrada con llave. ¿Acaso lo creían tan estúpido como para no tener la necesidad de trancar la puerta con algo? Por lo que parecía, sí. Sin perder el tiempo, Dailen se apresuró a buscar la salida. Las paredes eran imponentes y bastante altas, tanto que lo único que se veía del techo era una sombra negra. Los pasillos y paredes estaban hechas de ladrillos cincelados directamente en la pared, un trabajo que se veía tan impecable que sin duda llevaría décadas en realizar y para colmo, el lugar era inmenso. Seguro que con la luz del sol sería fácil navegar por el lugar, más el humano nunca tomó en cuenta que su plan no servía de nada, ni en contra de los vampiros ni para guiarse en el lugar. Todo el lugar está literalmente incrustado dentro de una montaña inmensa. Y sin manera de redirigir la luz para que entre por las ventanas de forma directa de nada servía como arma. Pero al menos serviría para guiarlo a la salida de madrugada ¿No..?
¡Ja! Solo habían ventanales en el pabellón donde se encontraba su habitación. El resto eran simple y sencillamente un laberinto, lleno de callejones sin salida repentinos. Los oscuros pasillos repletos de estatuas y cuadros irreconocibles en la negrura del lugar. Del techo se oían murmullos y crujidos, en las paredes los cuadros perdían cualquier forma o propósito en la negrura del castillo y el piso de piedra hacía eco de cada paso del humano. Difícil hubiera sido no perderse en un lugar tan grande, pero con algo de suerte, Dailen terminó en un lugar maravilloso. Una biblioteca; amplia y de nada más que 4 pisos de librerías repletas de maravillas, papiros, rollos, libros por montón, estanterías de madera firme y gruesa con linternas incrustadas directamente en la madera que alumbraban el gran lugar, aunque no parecía que hubiera alguna vela en su interior. Y en medio de los pasillos ahí estaba, aquel al que Dailen solo veía como menos que un Alp*, La Masacre sin Rostro.
Estaba ahí, sin hacer más que ojear el libro que sujetaba. Parecía sorprendido de ver al humano ahí, pero no había signos de agresividad cuando colocó el libro en el estante, lo que Dailen tomó como un signo de agresividad. La criatura solo estaba ahí, altanera, con sus aires de falsa realeza observando a Dailen sin mover un músculo. Los vampiros eran todos iguales, asesinos viles, hipócritas sanguinarios ¡Todos eran iguales! Monstruos asquerosos que a la primera oportunidad se lanzan a matar. Por supuesto que Dailen sacó su daga y se lanzó a matar contra la criatura, pero Dailen era diferente, él era humano y él estaba salvando a su pueblo de las garras de un monstruo.
Claro que, al verlo acercarse, el monstruo sólo se rió y se movió a un lado donde la daga de Dailen se clavó en la nada. Otro intento, mismo resultado. Ese idiota sin rostro parecía disfrutar de jugar al gato y el ratón; Dailen no permitiría que lo humillara una criatura tan patética que ni siquiera se atrevía a mostrar su rostro. En cuanto el vampiro esquivó Dailen lo sujetó y lo jaloneo hacia atrás. ¡La daga se movía dirigida hacia la cabeza del vampiro! “¡Jaque mate!” pensó victorioso el humano, cuando el vampiro le respondió con su propio ‘Jaque’ al sujetar firmemente la daga que se dirigía a su cabeza.
La dichosa libertad de Mooncub, frustrada en un estúpido empate de fuerzas. Esos malditos guantes blancos han de tener alguna clase de maleficio en ellos ¿De qué otra forma resistiría un vampiro el tocar una aleación de plata y hierro de esa forma tan directa? El sudor bajó por la sien del humano. Si soltaba la daga, el vampiro podría apuñalarlo y si le soltaba la otra mano se arriesgaba a que el idiota atacara. En esa posición tan incómoda, un brillo morado atrajo su atención. Fue lo suficiente sutil como para hacerlo voltear y encontrarse directamente con el hermoso brillo, saliendo de entre la negra neblina como una bella luciérnaga en la oscuridad. Muy tarde se dio cuenta Dailen de su error, era la regla número 2 en la cacería de vampiros: “Nunca veas a un vampiro a los ojos.” De nada le sirvió darse cuenta de lo que había hecho, pues aunque apartó la mirada su cuerpo comenzó a relajarse en contra de su voluntad. Por un momento logró dar un paso atrás por sí mismo y con un ágil movimiento el vampiro retomó el control. Suavemente y desde la espalda le quitó la daga al cazador, lanzándola lejos como si se tratara de nada más que un trapo. El frío aliento del vampiro en su cuello provocó que un escalofrío le recorriera la espalda y Dailen podría jurar que escuchó un susurro lejano antes de que su mente se pusiera en blanco.
Para cuando pudo reaccionar se encontró sentado en un cómodo sofá en un rincón de la biblioteca. Quiso levantarse pero sus piernas no reaccionaron y al notarlo consciente, esa criatura le puso un libro en frente. Trató de hablar pero le era imposible mover la boca. Sentado en un rincón sin poder moverse o hablar, solo con un libro como entretención mientras esa cosa rumiaba entre los estantes, es como si Dailen fuera un niño inquieto al que su padre acaba de castigar por hacer un berrinche “¿¡Quién se cree éste vampiro!? ¡Como si yo fuera a sentarme aquí a simplemente leer y hacer lo que me diga!” pensó el humano furioso, que después de unas horas afirmó para sí “El Infierno de Dante es literatura exquisita” junto con el sin fin de preguntas “¿Por qué rayos sigo vivo? ¿Por qué este monstruo sigue permitiendo que yo viva cuando ya intenté matarlo? ¿Tanto adoran estas cosas los juegos mentales?” Claro que estaba sorprendido de que la hipnosis vampírica no fuera dolorosa, que perdiera la conciencia en un momento y al siguiente estar del todo alerta al siguiente pero seguir bajo el control del vampiro, quién sabe cuántos acusados de crímenes horribles eran inocentes al estar bajo el control de un vampiro.
Cuando el vampiro se aburrió de ojear los libros, se dirigió a la salida y el cuerpo de Dailen lo siguió de cerca. Viéndose de regreso en la habitación y libre por fin del control vampírico, el humano se dedicó a escribir para tratar de darle sentido a lo que acababa de pasar mientras ignoraba el hermoso traje negro que las sirvientas le acababan de traer. El interior de lino morado tenía bordado en el interior un bello patrón de bestias salvajes; muchas de ellas desconocidas para Dailen. El traje era sencillo, con costuras firmes pero imperceptibles, pero dándose el lujo de utilizar telas finas y decoraciones pequeñas como botones de oro en las muñecas.
Sí, era un traje precioso y Dailen no durmió en toda la noche viéndolo, no porque fuera precioso, sino porque para él ese traje era el que usaría al ser devorado en año nuevo. ¿Cómo estaba tan seguro? ¡Pues qué clase de pregunta es esa! Tonto sería creer que podría llegar a estar completamente a salvo en el hogar de criaturas terribles que se alimentan de la sangre de los humanos para sobrevivir.
“31 de Moonaris, año nuevo.
Estoy muy borracho para procesar lo que acaba de pasar. Sigo con vida”
*Alp – Un espíritu maligno o demonio que se creía que se sentaba en el pecho de las personas mientras dormían, causando pesadillas y, en algunos relatos, succionando la vida de sus víctimas. Aunque no es un vampiro en el sentido moderno, comparte algunas similitudes con las leyendas de vampiros.
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