Namaenai Volumen 1 - 7
Capítulo 7: Verano frío
[ 2014, Julio, 21 ]
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Comienzan las vacaciones de verano, ¡Un sábado! Es la época más esperada por muchos adolescentes, donde deciden hacer planes para salir a algún lugar como la playa.
Sin embargo, esa no es la situación de Umi. Sería imposible que le dieran permiso de irse si no va con la familia.
Se puede ver una escena común en la casa de Umi. 16:13 PM. Su padre está regañándola de nuevo porque la habitación se encuentra desordenada. Ella, frustrada ya que sus hermanas salieron otra vez con sus amigas e hicieron lo mismo de siempre.
No es como si Kana y Aoi no acomodasen también, pero tiene Umi la mala suerte de llevarse siempre las quejas.
Intenta calmarse con el hecho de que habla por llamada con Io, e incluso eso termina siendo un problema.
—El chico no tiene por qué mierda enterarse lo que estamos hablando en la casa. Corta la llamada ya mismo, o no te voy a dejar salir más tarde —dice muy molesto su padre—. Ya mismo —reitera, mirándola con seriedad.
—Lo siento Io… Hablamos más tarde, ¿Sí? —oprime el botón de colgar y deja el celular sobre la cama de Aoi—. ¿Y… qué debo hacer, además de ordenar todo de nuevo?
—Eso nada más —dice en un tono más calmado y se acerca a la menor—. No quiero que la gente piense que soy mala persona porque me escuchen cuando estoy enojado. ¿Me escuchaste?
—Sí… —baja la mirada, mordiéndose interiormente un costado de la boca para pasar los nervios.
—En serio —hace una pausa y esboza una sonrisa—. Más tarde cuando salgas, porque sí sé que vas a acomodar esto, te voy a dar dinero para salir. Todas las semanas, en lugar de darte para la escuela, te doy el fin de semana.
»Es mejor gastarlo en eso que en el almuerzo más caro del mundo que te cobran allá.
Ninguna de las cosas que dice el señor es mentira. En Tomoedo la comida sale tres veces más cara.
Y todas las semanas, los sábados, él le da una cantidad suficiente con la que puede costearse dos boletos de autobús, y a sus hermanas igual.
—También —aclara la garganta y desvía la mirada, intentando sonar serio—. Te compré un jugo de multifruta, esos que vienen en cartón como te gustan.
—Oooh~ Muchas gracias —de algún modo, las últimas frases le hacen brillar los ojos. A ella le encanta.
Por lo usual, cuando Umibozu lleva una mala racha de comportamiento con ella, se disculpa regalándole comida y alguna cantidad de dinero. Si hay jugo en el refrigerador, significa que quizás hoy también le dé más para gastar.
Eso es, por supuesto, algo que a Umi le da más energías para terminar otra vez con la limpieza de la habitación.
—Si te tardas mucho, me lo tomo yo —le dice entre risas su padre, bromeando.
—Me voy a beber tu whisky entonces —le responde de igual manera, a ella ni le gusta el alcohol.
Tras lo último que hablan, el mayor baja las escaleras y Umi regresa a su labor.
Naturalmente, todas las personas tienen un lado bueno y uno malo. Nadie puede ser bueno por completo.
Algunos son más amables que otros, menos malhumorados. Por desgracia, el caso de Umibozu es que pasa un setenta por ciento del tiempo enojado.
Esto lleva a su mujer, Aoi, y a Umi, que son las principales afectadas, a vivir bajo un constante estrés. La madre no quiere ocasionar problemas por miedo a un posible divorcio, sus hijas en sí están acostumbradas a ese ambiente.
Y no es incierto el hecho de que en otros hogares las cosas son mucho peor. Quizás Umi tiene algo de mala suerte, pero sus padres casi nunca la golpearon, nunca la hirieron dejando marcas como ocurre en otras casas.
Ella debe estar muy agradecida de eso, piensa. No puede olvidar que en casa de Io su familia rompía platos y mesas como si se tratase de algo normal, y la madre golpeaba a los niños.
Ahora mismo, mientras levanta la ropa, aunque se siente más alegre de pensar en la noche y lo que va a comer, a la vez se pregunta si con quién va a salir.
Sakura continúa enojada, y no responde de forma agradable a sus mensajes de buenos días. La manda hacia el otro lado del mundo, en otras palabras. Y si no, sólo la ignora.
Umi sabe que su amiga sí habla con Chitose, lo cual da a entender la obviedad de que está molesta porque Yuu no le contesta a ella.
Yuu, por su parte, parece que se propuso a insistir todos los días en querer salir. La llama muy seguido, y la llena de mensajes, preguntándole si quiere hacer algo más tarde, y ella le dice que no. Igual, no todos los mensajes tratan de eso.
También de otros temas como las series que siguen, lo que juegan, algunas cosas que hicieron durante el día.
La situación de Yuu con ella es: estar atenta al teléfono de la casa, para cortar la llamada apenas suene.
No puede estar conversando con él e Io a la vez. Sí lo atiende y hablan a veces varias horas, pero también Io merece su tiempo. Este último, distinto a Yuu, la llama al número del móvil.
Io respeta bastante el hecho de que Yuu quiera hablar con Umi, mientras que Yuu espera seguir siendo el centro de su universo. Ese es el motivo por el cuál, no se superpone nunca la llamada del móvil con la del teléfono, sino al revés.
Io no la llama hasta que ella le diga, o cuando ella le pida, para darle su espacio.
Incluso el año anterior, aunque Sakura estuviese en casa de Umi luego de regresar de canto, Yuu llamaba.
Pero en este caso particular, a ninguna le molestaba, ya que se ponían a conversar las dos con él al final; hasta que cortaban así hacer alguna cosa que quisieran, como jugar al ZEG4.
La relación de hablar durante tanto tiempo por teléfono con Yuu mientras hiciesen lo que sea, le hizo acostumbrar a preferir hablar de esa manera que por mensajes en general.
Yuu siempre prefirió las llamadas, incluso cuando no van destinadas a ella. Le habla a Sakura durante horas del mismo modo si es que no están peleados.
—¿A dónde voy a ir hoy…? Ya son las cuatro… Sa no quiere salir… Chitose sí… —dice para sí en voz alta, terminando de acomodar el placard.
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Lejos de casa de Umi y pasando el parque Saniro, se sitúa la casa de la familia Kwang, o mejor dicho «Sawada» porque viven en Japón hace varios años.
A través de la ventana de su habitación, se alcanza a ver el cielo, que halla semi nublado. Una corriente de aire fresca ingresa porque está abierta.
También se escucha el sonido de las hojas chocando entre sí, una leve cantidad de autos al menos desde ese lado. Si este cuarto estuviese hacia el otro extremo, lo aturdiría el otro centro.
Los cabellos negros de Io se mecen suave con el viento. Intenta disfrutarlo mientras se encuentra sentado frente al ordenador, aunque su rostro no denota la calma que uno desearía.
No se escucha otro sonido proveniente de su habitación, aparte de los clics y la presión de las teclas. Según se ve, anda terminando un trabajo práctico de la escuela.
¿Quizás quiso adelantar la tarea? Es en cierto modo común que los profesores dejen actividades para el verano.
Luego guarda el archivo que creó en el Mord, y se decide por apagar la computadora. Tras eso, se sienta en sobre los acolchados, y revisa el móvil.
Tiene varias notificaciones de Lime de sus amigos Chris y Kabuto, y en Up las de Umi de antes de que la llamase. Claro, en Book F posee de todos en general.
—Estoy enojado —así como dice, su expresión lo denota con el ceño fruncido y una mirada apagada—. Me estoy cansando de que le griten en todos lados.
»No me importa si a veces son buenos y a veces no como ella dice siempre para auto-convencerse, estoy harto —suspira pesado, y se deja caer sobre la cama—. A veces me pregunto cómo es posible tener tanta mala suerte.
»¿No es exagerado aguantar todo porque «nadie es del todo bueno»? ¿Acaso le dio síndrome de Estocolmo o se hizo masoquista por tanto que la trataban «peor» de niña? —blanquea los ojos y se muerde el costado del labio. Lo suelta, suspirando.
»Así no funciona… No… No porque antes fuese peor significa que deba conformarse con estupideces. Me harta.
»Mis amigos son siempre buenos conmigo, mi hermana también, mi papá… —baja la vista—. Sólo mi madre me ocasionó verdaderos problemas.
Se cubre un ojo con uno de sus brazos, mirando cómo el foco araña se mece por el viento. Luego busca sentarse, con las piernas cruzadas y las rodillas levantadas.
Esa forma que parece casi un rombo entre sus extremidades inferiores, es la manera más típica en la que él se sienta. Así siempre se le nota más cómodo.
Abre el grupo de Lime que tiene con sus dos mejores amigos, y les teclea un mensaje, una duda que quizás lleva en su cabeza desde hace varios minutos.
—⟨⟨ Oigan, chicos. ¿Ustedes cómo llevan sus amistades? O sea, aparte de nosotros tres, ¿Ustedes pelean mucho con sus otros amigos? ⟩⟩
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A unas doce cuadras de la plaza Mienori, exactamente siete hacia el norte de esta y luego doblando a la derecha por seis cuadras, se encuentra la mansión Tsuyomi.
Ocupa, sin exagerar, toda la manzana. La cuadra de la izquierda que es un estacionamiento, también es de ellos.
Desde el frente se puede ver que tiene unas rejas blancas con formas de pica en las puntas.
Apenas al pasar de las rejas, uno se topa con un hermoso techo de varillas metálicas cubiertos de enredaderas. Bajo estas, un par de bancos. Esto es parte del amplio jardín, pero sólo la primera, ya que las demás no poseen techo.
El jardín es de unos seis metros hacia cada lado, y en el medio de todo, está la construcción, o sea la casa en sí.
Como en el hogar de Io, la puerta también es doble, de unas maderas de color bordó, mientras que por fuera las paredes se ven pintadas de blanco.
Ya adentro, las paredes son de color azul obscuro, el techo rojo, y el suelo es de un blanco brillante. Esto último difiere en las habitaciones, todas tienen el suelo de madera por encima, aparentando un estilo tradicional.
La primera sala que uno ve, es el living, en donde hay cuatro sofás y una gran mesa. Probablemente es el lugar designado para las reuniones.
En el costado izquierdo a simple vista, pocos metros luego de entrar, está un baño. Al final de la sala de estar hay una pared, donde en el medio hay una puerta.
Sin embargo, a los lados de esa entrada, hay unas escaleras que llevan al segundo piso. Desde aquí se divisan los cuatro pisos existentes.
La sala continua al living es el comedor, y más adelante la cocina, junto al lavadero y otro baño.
Todas estas áreas son enormes en espacio, ya que aquí comen todos juntos. Incluso, el baño mencionado es muy grande porque es como «público» aunque opcional, porque cada habitación de la casa tiene su propio baño.
Si se suben las escaleras del living, apenas al llegar a la primera planta, uno se da cuenta de que hay más escaleras. Todo hacia arriba son habitaciones, de las cuales las más grandes se encuentran en el segundo piso.
Aquí es donde vive Kabuto, sus padres y otras partes de la familia. Incluso, donde se hospedan algunos empresarios en lugar de ir a hoteles.
El cuarto de Kabuto es el segundo a la derecha en la segunda planta, el de Chris el primero a la izquierda de la tercera planta, y el del señor Lee está contiguo al de su hijo.
Los cuartos menores son de siete metros cuadrados y constan una cama de una plaza, una mesa de luz a la izquierda, un armario hacia la derecha de la habitación y un pequeño baño dos metros cuadrados al lado de este.
El cuarto de Chris es un ejemplo, donde lo único agregado es la computadora de escritorio a la derecha de su cama.
Los cuartos mayores parecen tres habitaciones juntas. Al entrar a estas, una mesa dos sillas y en la pared una televisión, como si tuviese su propio living.
No hay una puerta, aunque se puede poner opcionalmente en el pasaje hacia el lugar de dormir. Hay una cama de tres plazas techada, una mesita de luz a la derecha y al lado de esta la puerta del baño. Este sería el diseño común.
Llevando la vista en específico hacia el cuarto de Kabuto, las cosas están en la misma ubicación, con el agregado de que tiene una mesa con una computadora de escritorio y la notebook en el mismo mueble al lado izquierdo de la cama.
Ahora, Kabuto se encuentra sentado en el borde de la cama mientras escribe la novela en la laptop, y Chris se halla recostado a pocos metros detrás de él, jugando algo simple en el celular.
Los rostros de ambos se ven curiosos en cuanto llega una notificación al grupo de Lime. Es un mensaje de Io.
—¿Qué onda con esa pregunta? —Chris arquea una ceja, y voltea a mirar al otro allí presente.
—No lo sé, hombre. Pero habría que pensarlo —Kabuto tuerce la boca, viendo a Chris, suspirando—. Yo no hice más amigos que ustedes dos, pero no estoy seguro de si sea necesario. Nunca sé de qué hablar ni nada con la gente.
»A menos que ya esté seguro de que mi imagen está arruinada, ahí hablo con naturalidad —es probable que sienta una gran presión acerca de qué puede decir o hacer, al ser hijo del jefe de la empresa Hokuro.
—Bueno, yo puedo hablar tranquilamente con cualquiera, del mismo modo que Io. Aunque a diferencia suya, yo sí busco amistad. ¿Quizás se peleó con alguien que estaba conociendo? ¿Se habrá peleado con Umi? —lleva una mano al mentón propio, frunciendo el entrecejo de un solo lado.
—Lo dudo, la chica no se ve como si buscara discusiones. Al menos de lo que hablamos el otro día. Mmm… —opina sin dejar de lado sus escritos.
—Entonces debe ser otro chico —Chris asiente para sí mismo—. Aunque es raro que él busque hacer amigos…
»¿Será que por fin alguien le está ayudando a encontrar interés en conocer a más personas? —sonríe, cerrando los ojos.
—Mientras hable con más gente, después tendrá menos tiempo para nosotros… —se queja Kabuto, con una voz decaída.
—Kabu, no seas así —gatea por la cama y le golpea despacio la cabeza—. Yo salgo siempre con chicas y chicos, y no por eso no les hablo. Se trata de saber organizar los tiempos.
»No te preocupes, él siempre nos va a hablar. Ya sea por mensajes o en persona, no es el del tipo de gente que se alejaría.
—Tienes razón… —Kabuto enarca las cejas, esbozando una sonrisa más tranquila—. Si Io sólo habla con quien está cerca cuando se aburre, ¿Se habrá interesado en un chico que le guste jugar o cantar o ver anime como a nosotros?
—Es medianamente complicado que alguien reúna todas esas cosas, así que quizás sí. Lo normal es que les guste ir al karaoke, más que todo lo demás. Mmm…
»Pelearse… —hace una pausa—. ¡Oh! Quizás el chico lo hizo enojar, Io lo golpeó y no sabe cómo disculparse.
»Eso debe ser —asiente varias veces y envía un mensaje al grupo de Lime—. ⟨⟨ Entre hombres es normal pelear. Si uno toca un punto serio y no hay suficiente confianza, eso siempre termina mal. ⟩⟩ —al finalizar de teclear, mira al chico a su derecha—. ¿Te parece bien lo que escribí?
—Yo digo que sí. Incluso nosotros nos peleamos cuando lo conocimos. Oh, debería escribirle eso —suelta por un momento la notebook y suma su mensaje al grupo.
»⟨⟨ El día en que nos conocimos, nos peleamos, ¿Recuerdas? Y con Chris discutimos muchas veces aquí, aunque sin violencia física. O sea, la convivencia hombre. Siempre hay discusiones. Hay días que nos llevamos bien, y otros no tanto. ⟩⟩
—Ahora que lo pienso —añade Chris, también discutimos con él cuando se pone intenso con la venganza —mira hacia arriba y a un costado—. Como aquella vez que le hice una broma de comerme una parte de su porción de papas.
»Luego no podía estar en paz mentalmente hasta que le hiciera algo a mi comida —ríe bajo, viendo hacia arriba por unos segundos—. Aunque tampoco fue la discusión. Fue sólo que me enojé porque estaba muy salado.
—Sí, eso es muy infantil —niega varias veces—. O cuando se vengó porque lo abandonamos en el Craine, y luego nos mató en el PvP con las armas que le regalamos —hace un puchero y suspira—. Estamos recordando tonterías —se da media vuelta para hablar con él.
»Cuando fue más serio, fue esa vez que le quebró un brazo a un chico sólo porque me golpearon…
—Hubiese hecho lo mismo en ese caso, Kabu.
»Pero no tenía tanta fuerza en esa época —también se acomoda de otro modo en la cama, para conversar más de cerca—. Creo que hay casos en los que apoyo su venganza, pero no en todos —cambia su voz a un tono más dramático, como si bromeara—. Él tendría que apoyarme en mis relaciones~
—No hombre, ni yo estoy de acuerdo —ríe fuerte, con los ojos cerrados, arqueando ambas cejas.
Resuena en la habitación el sonido de ambos celulares, otra notificación.
—⟨⟨ Creo que me faltó darles un poco de contexto. Sé que Umi tiene discusiones con sus amigos. Pero no estoy seguro de que sea del mismo modo que las nuestras. Es… Diferente. ⟩⟩
»⟨⟨ Hay muchos días que cuando la busco de la preparatoria, se ve muy decaída. ⟩⟩
»⟨⟨ En ocasiones, es porque un amigo suyo la ignora. ⟩⟩
»⟨⟨ En otras, porque una amiga también la ignora y le dice cosas muy feas, que yo he tenido la mala suerte de leer por el mero hecho de estar sentado a su lado cuando abre la aplicación Up. ⟩⟩ —del lado de su casa, se lo puede ver con una expresión seria mientras espera la respuesta.
—⟨⟨ Ignorar a la gente está muy mal. Pero si más de una persona la ignora, ¿No crees que quizás Umi sea el problema? Ella pudo haber hecho algo. ⟩⟩
»⟨⟨ No es normal que la gente trate mal a otros porque sí, a menos que su familia sea la que causó problemas o le tengan envidia porque tenga mucho dinero. ⟩⟩ —le responde Chris.
—⟨⟨ No… De verdad, te juro que este no es el caso Chris. Parece como si le hubieran echado una maldición o algo. ⟩⟩
»⟨⟨ Ella me contó que por muchos años no tuvo amigos, y que siempre la trataron mal. Hasta que un año de repente según ella «el problema se acabó». ⟩⟩
»⟨⟨ Yo creo que no tiene los mismos problemas, pero sigue teniendo y los ignora a un punto que me hace enojar, y el que tiene ahora es una amiga suya. Porque si ella no estuviera, el otro chico no la ignoraría nunca, y ella estaría bien. ⟩⟩
—⟨⟨ Hombre, ¿Acaso quieres matar a la chica? ¿Cómo podría ser una sola persona la causante de todos sus problemas? Sólo piénsalo así. Si el chico la ignora por la amiga, entonces podría ignorarla por otra amiga. ⟩⟩
»⟨⟨ Si la chica la tratase tan mal como dices, ella no le hablaría. ¿No crees? Quizás sólo te fijas en una cara de la moneda. ⟩⟩ —Kabuto ve extrañado la pantalla del celular—. Hace tiempo que no se encaprichaba tanto con una situación así.
—Agh… ¿Vamos a volver a ser como en primaria y comienzos de intermedio? ¿Repartiendo golpes porque sí? Incluso yo me arrepiento de haber reaccionado de forma violenta en muchas ocasiones, pero él…
»Él no ha cambiado, ¿Verdad? —Chris muestra una mueca de desagrado por la situación.
—Lamentablemente no, creo —suspira, bajando la vista por un momento, y luego la vuelve a él—. Hay que agradecer que implicada principal es una chica.
»Sino él ni siquiera estaría preguntándonos esto. Directamente hubiese ido al grano, por no decir que le hubiera reventado la cara a un tipo.
—O sea… Una cosa es defenderse a sí mismo, cuando alguien atenta contra ti de forma literal.
»Defender a un amigo si lo golpean, también. Pero él va más allá —suspira, negando con la cabeza—. Incluso si ya se defendió, luego busca vengarse de otro modo también.
»No es por nada que después querían pelear con nosotros. Si sólo hubiese sido en defensa y no todas esas venganzas, no hubiésemos tenido que transferirnos.
—Si él está hablándonos de esto, ¿Significa que ya está planeando otra venganza?
Ambos se miran y niegan con la cabeza varias veces, haciendo una expresión de abrazarse los brazos propios y tiritar.
—Pensemos positivamente. Hace años que Io no se implica en una venganza seria contra alguien. Continúa siendo sólo defendiendo a los más débiles de golpes, como tendría que ser —aclara Chris, parece querer repetírselo a sí mismo.
—Eso es verdad… En defensa me parece bien. Creo que cualquiera estaría de acuerdo con eso. Ojalá y sea como dices Chris. Porque sino, vamos a perderlo de nuevo.
»Cuando se le meten esas ideas, luego no puede seguir con su vida en paz —suspira pesado y regresa a su laptop—. Ya no responde, quizás no le gustó mi respuesta —esta vez, se lo ve ingresar a un blog.
Dentro de la página hay una imagen, que se nota que la dibujó Io por el estilo que tiene. Varias pestañas, entre las cuales algunas dicen «novelas en proceso» y «novelas terminadas».
Kabuto revisa las estadísticas de una de las que tiene en emisión, y suspira de nuevo, otra vez deprimido.
—No he tenido tantas visitas esta semana… ¿Será que el personaje de esta historia no cae bien?
—¿Cuál historia era? —se asoma por encima del hombro ajeno a mirar la pantalla.
—La de terror. La nueva de misterio, sobrenatural y terror psicológico. ¿Será que a los lectores no les gusta que utilice una protagonista mujer, en lugar de hombres como lo usual en mis novelas? —continúa con la mirada baja.
—Mmm… Yo digo que le agregues sexo a la historia y problema resuelto —sonríe divertido, dándole unas palmadas en el hombro.
—No —es uno rotundo como se le escucha. Entrecierra los ojos y niega—. Para eso tengo las historias eróticas BL, esta no es de ese tipo. Esta es de una protagonista que busca la tumba de su padre con una carta misteriosa.
»La carta se la envía su madre, pero ella no sabe que su madre lo mató. Entonces, el mapa no la guiaría a la tumba del padre, sino a la de ella misma.
—¡Hombre, suena genial! ¿Qué puede tener la protagonista como para que no les interese leerla? —parpadea varias veces, mirando con indignación.
—No lo sé… La única diferencia que veo es que es mujer. En todas mis historias, sin exagerar, todos mis protagonistas son hombres. ¿Será que no sé escribir mujeres?
»¿Debería regresarla a borrador y corregir su personalidad…? —golpea su cabeza suavemente contra el teclado—. ¡Ah! Se me cerró la página…
»Bueno, de todos modos escribo en el Mord, así que no perdí nada —hace una pausa—. Pero… Agh, qué flojera… Debo reescribir los cinco capítulos…
—Kabu, tranquilo —toma asiento en la silla de al lado, dónde está la computadora de escritorio. Oprime el botón de encendido—. Piénsalo bien. Podrías darle una oportunidad y esperar a que lleguen más lectores.
»Sino, cambias tu personaje a hombre, o revisas qué tipo de mujeres buscan leer quienes gustan de las historias de terror.
—Gracias Chris… —alza un vaso de refresco de la mesa para beber, pero sin querer derrama sobre el suelo y la rodilla del pantalón propio—. ¡Oh, rayos! Aaaah… —se queja, aun así, antes de levantarse de su lugar primero toma lo que queda.
—아이고~ ¿Esta es una indirecta de que quieres algo de atención? —bromea, mientras se aleja a buscar un trapeador en «el living» de la habitación.
—No. ¡De verdad se me cayó! —alza la voz por un momento, así él pueda escucharlo a la distancia.
»Además… —susurra—. Ahora preferiría hacer algo con Io en todo caso… Tú nunca me viste como nada más que un juego, Chris —susurra para sí mismo—. Ni siquiera has considerado que sea tu pareja… Pero Io… No pensé que me afectaría que se aleje…
»Quisiera tener aunque sea a alguno de ustedes dos… Y tú siendo un mujeriego, ¿Qué sería yo para ti? —niega varias veces con la cabeza.
Chris se acerca con agua y líquido de limpieza, uno especial que no arruina las maderas del suelo.
—¿Ya estás pensando en nuevas ideas para la historia? Digo, porque susurrabas como siempre cuando te viene un pantallazo —le pregunta alegremente.
Chris está acostumbrado a limpiar, a ayudarle a escoger ropas, a cocinar, y a realizar un montón de tareas domésticas.
Desde organizar todos los tipos de copas y tenedores, hasta lavar una cantidad inmensa de platos en cuestión de minutos sin cometer errores.
Incluso sabe darles cierto mantenimiento a las computadoras, igualable a lo que Umi conoce de las mismas.
Chris es, a pesar de ser un estudiante de preparatoria, un mayordomo con todas las letras. Nadie lo notaría por su actitud hiperactiva y enérgica que mantiene siempre.
—Uhm. Para otra historia —le responde en un tono algo nervioso, al parecer no quiere hablar de ello.
Kabuto, por otro lado, es el más calmado entre los tres amigos. Puede que se deba a sus inseguridades, cierta timidez, o incluso la depresión que intenta dejar de lado.
En actividades, aunque pueda sumarse en muchas cosas verbalmente hablando, cuando se trata de actuar es bastante más holgazán. No le gusta tanto bailar, ni cantar, ni jugar así como al par. Pero sí que ama escribir.
Claro, a pesar de que las otras cosas mencionadas con anterioridad no sean sus mayores pasatiempos, las realiza porque de igual modo se divierte si lo hace con ellos.
—A ver~ ¿Y de qué se trata la otra historia? —se muestra muy curioso, pese al poco tiempo que lleva limpiando, ya casi termina.
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Horas más tarde, a las 18:00 PM. La vista se ubica en una casa diferente a las anteriores mencionadas.
En un barrio donde muchas edificaciones se ven similares, incluso del mismo color por fuera, mismo tamaño y estructura, se encuentra el hogar de Chitose.
Muy lejos del centro, con una distancia de aproximadamente sesenta cuadras de Tomoedo, del lado opuesto de casa de Yuu.
No tiene más que medio metro de jardín. Las paredes son blancas por fuera, y al ingresar, parece como si por dentro las paredes estuviesen adornadas con madera. El suelo posee baldosas negras, el techo blanco.
Primero se ve el living, donde hay una televisión, un sofá y algunos jarrones. Más adelante, separado por un nivel diferente de techo, se encuentra la cocina y comedor.
A la izquierda de este, hay un pequeño pasillo al que se puede ingresar sólo desde la sala de estar, no del comedor.
El pasillo si se sigue por la izquierda, se ubica la habitación de Chitose. A la derecha, la de su madre y el baño, y al fondo del pasillo, una puerta para ingresar al patio.
También se podría entrar al último por la segunda puerta que se aprecia, unos metros a la derecha del ingreso principal de la construcción.
Se puede ver ahora a Chitose, retocando el maquillaje de sus párpados frente a un espejo de su cuarto.
El cuarto es pequeño, la cama ocupa la mayor parte, en el medio. A su izquierda tiene una televisión del tipo «caja».
El mueble con espejo está al entrar a la habitación, y a la izquierda de este, un armario.
—Esta gran señora estúpida —habla consigo mientras arquea sus pestañas—. ¿A dónde me quiere llevar?
»Tampoco me parece mal conocer al flaquito, pero, es muy repentino —ríe, causando que su mano tiemble un poco—. Ah, menos mal que no era el delineador.
Se escucha una notificación de Up. Ella primero termina de arreglar su maquillaje, y recién se dedica a mirar el mensaje.
—⟨⟨ Chi. La casa de Io está literalmente al frente, literal, literal, en serio, del parque Saniro. O sea, al este si vienes desde Tomoedo. Es imposible que te pierdas, incluso yo sé cómo llegar y eso me sorprende (’◉⌓◉’) ⟩⟩
—⟨⟨ Cómo no. Yo no me perderé, pero desconfío de tu orientación. ¿Qué sucede con esa vez que cruzaste dos cuadras y sólo tenías que doblar a la esquina en la misma cuadra? ¿En qué cabeza te entró que había que cruzar? Jajajaja. ⟩⟩
—⟨⟨ Ay, bueno. Es que confundí un estacionamiento con una calle. Pero no pasa nada. Sí sé cómo llegar a Saniro. ⟩⟩
—⟨⟨ ¿No prefieres que te acompañe desde Niiro? En serio. Fuera de broma Umi, si queremos llegar a tiempo. ⟩⟩
—⟨⟨ Qué poca confianza~ Pero bueno. Está bien. Te espero en la fuente. ⟩⟩
—⟨⟨ Perfecto. Sal dentro de veinte minutos o más, porque voy a llegar como en media hora. Si es que el bus no se tarda. ⟩⟩
—⟨⟨ Oky~ Nos vemos entonces Chi. Voy a jugar un rato al O2U! en la computadora. ⟩⟩
La mayor guarda el celular en el bolsillo, y sale de su casa. La parada no está tan lejos, hay una a dos cuadras, siendo lo usual en la mayoría de los casos.
Un pequeño cartel es el que indica cuáles números pasan por aquí. Por suerte en esta ocasión, llega exacto a un minuto después.
Chitose sube al transporte, y ni siquiera desea mirar por la ventanilla, ya que lo primero que hace al tomar asiento es volver a sacar el móvil.
A través de los vidrios, se aprecian las casas que se repiten como un bucle, hasta que termina la zona de su barrio.
Avanzando, las edificaciones son diferentes y más grandes, aunque todavía lejos del centro. Son siempre muchas paradas cuando se trata de un autobús.
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A las 18:42 PM, se ve en la escena que Chitose llega a la plaza Niiro. Camina algo apresurada hasta el medio, en donde se encuentra una llamativa fuente con luces.
Umi está sentada allí, fijándose en el móvil, hasta que escucha los pasos de la mayor y alza la mirada para verla.
—Hoy tengo permiso hasta las dos~ Como es fin de semana. Además, ¡Me dieron más dinero! Mi padre dice que cuando se haga más de noche preferiría que estemos en la casa de Io y no afuera —le dice muy animada, guardando el celular.
—Perdón por tardar, tendría que haber calculado mejor el tiempo —suspira—. Igual no importa, ya llegué —ríe y le agarra del brazo, para comenzar a caminar junto a ella—. No traje paraguas, así que si llueve estamos jodidas.
—No creo que llueva, no siento mucho aroma de lluvia. En todo caso, si me equivoco, nos pueden traer en el auto —le comenta, recordando la mención que le hizo Io el otro día.
—¿El flaquito maneja? —agranda los ojos, parpadeando varias veces.
—No~ Tienen un chófer personal que-
—Espera. A ver. ¿El flaquito es rico? —se muestra confundida, alzando las manos a la altura de la cintura, sin apoyarlas en esta.
—¿Rico en qué sentido? —ríe Umi, bromeando con una sonrisa traviesa.
—Uy, uy. ¿Ya lo probaste? —le da un golpe en la cabeza con suavidad—. Contéstame primero.
—Ah —cierra el ojo del lado afectado y vuelve a reír—. Es más o menos rico. O sea, sí, pero no parece.
»Porque su familia no tiene una mansión, y no le compran las cosas a Io. Hipotéticamente para que no se haga caprichoso como su hermana.
—Ya veo —asiente varias veces, expresando su atención total—. ¿Y lo probaste?
En lo que conversan, llevan media cuadra fuera de Niiro.
—No~ No. Huele rico pero, no lo probé. Ah no, espera. Sí. Lo mordí varias veces jugando, pero despacito. Sí sabes que siempre hago eso cuando ando más animada.
—Oooh~ Me alegra escuchar que estás dentro de todo mejor, a diferencia de los otros días.
»Si el chico ese te provoca que lo muerdas, significa que la pasas bonito —lleva una mano al ojo propio y se tira del párpado—. Pero a mí no me muerdas, eh —regresa a sostenerle el brazo—. Igual, no me refería a ese tipo de probar.
»Sino… Un beso, algo normal.
—Aaah… —Umi piensa con detenimiento.
A pesar de la pregunta, no le causa un sonrojo. No ha imaginado todavía una cercanía similar, no puede pensar en un escenario así. «¿Para qué me besaría si no me veo muy bien?»
«O sea. De Yuu lo entiendo, me conoce hace mucho y quizás sólo me besó por curiosidad. Pero, ¿Io? Semejante belleza, no me va a mirar con ganas ni en mil años». Suelta una carcajada.
—No, nada de eso —asegura Umi, negando—. Se ve muy lejano, literalmente, parece imposible.
—Mmm… Si tú lo dices —voltea a mirar a la calle de nuevo.
Le tira del brazo así la otra no cruce por distraída, y cuando terminan de pasar los autos, vuelve a jalarle para que continúen el camino.
—Sabes, no sé qué voy a hacer allá. Pero sí me diste la idea de echar un vistazo a cómo van ustedes.
»Ya sabes, ver más de cerca el chisme —ríe fuerte, agarrándose el abdomen con las manos.
—Puede ser~ Aunque no sé cómo esté ahora. Viste, cuando estamos en mi casa me abraza seguido, y cuando recién me encuentra en el día. Pero por lo general, si caminamos afuera, no me toma de la mano, ni del brazo, ni nada.
»Y la última vez, cuando estuve en su casa con sus amigos, él no era cariñoso cuando estábamos con ellos, era más cuando bajamos a cocinar.
—Mmm… Me parece que quiere ir lento. ¿Sabes? Cuando alguien va en serio y quiere avanzar, recién ahí es cuando «lo hace público» digamos.
»No es por vergüenza ni nada, pero una de esas sus amigos lo molestarían a que avance más rápido si los ven muy pegados. O algo así… —hace una pausa—. Yuu por ejemplo es cariñoso en general, incluso con sus amigas no muy cercanas.
»Entonces de él uno no sabe si la que abraza o mima es su novia o su amiga —mira hacia abajo, a donde está ella—. En cambio el flaquito es más normal. No va a abrazarte en todos lados hasta que sean pareja.
»Lo único raro, en todo eso, es que te levante en brazos cuando se encuentran. Es… Demasiado exagerado.
—A mí también me resulta raro eso —ríe animada—. Pero me gusta que lo haga. Me hace sentir que no estoy muy pesada, si me puede alzar así —se jacta, cerrando los ojos con una sonrisa. Luego cambia a una expresión más pensativa.
»Lo único de cariño que hace afuera es levantarme al vernos o si llueve mucho. Igual es bastante, me siento conforme.
—Pues claro —ríe también y ve hacia el cielo—. A mí me gustaría poder llevar a Kazuma en mis brazos —muestra una sonrisa cálida que se transforma de a poco a una traviesa—. Y vestirlo como mucama.
—Ay Chi —ríe a carcajadas—. Seguro algún día los convencemos —piensa de alguna futura pareja— de vestirse así.
»Para un cumpleaños, o hacemos a propósito un café de mucamas en el festival cultural —lleva la mano desocupada a cubrirse la boca.
—Sí~ Y después los agarramos con las puertas cerradas fufufu~ —se contagia de la risa ajena—. Igual sabes que no podemos obligarlos. O sea, si no quieren no se puede.
»Tendría que ganar por mayoría la votación —asiente para sí—. Y obviamente me gustaría que no parezcan incómodos. Tímidos puede ser, pero incómodos… Me haría sentir mal.
—Concuerdo totalmente —asiente también con los ojos cerrados—. Tiene que ser divertido y que se sientan bien. Que los dos lados disfruten~ Si no se me baja.
—Qué se te baja —le da una bofetada despacio—. Sí no tienes nada —niega varias veces.
—Qué sabes, me mide dieciséis —alza las cejas, riendo.
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Transcurren varios minutos, llegando a la puerta de la casa de los Sawada a las 19:04 PM. Las amigas esperan con algo de nervios tras tocar el timbre de las rejas. Y a unos dos minutos, hace presencia Io, llevando sus característicos goggles.
—Bienvenidas chicas. Espero que se sientan cómodas en nuestra casa —les saluda con una sonrisa de lado a lado, mientras quita el seguro.
—Con permiso —dicen ambas a la vez que ingresan al jardín, despacio.
Quizás hay algún cambio de presión, porque el sonido de las pisadas se escucha un poco más al caminar por allí.
—Me agrada tu estilo, flaquito. Los piercings y los goggles, te quedan —alza el pulgar, sonriendo de lado con los dientes.
—Tu maquillaje está genial también —le responde sin problemas, riendo bajo.
—Y menos mal, porque con lo que tardo —ríe fuerte, haciendo la cabeza algo hacia atrás.
Umi los mira animada, le alegra mucho ver que a primera instancia parecen llevarse bien.
Apenas poner un pie adentro, el chico resbala, cayendo de pecho al suelo.
—Aeish, debería haber un cartel de suelo mojado —se frota y se incorpora, sacudiéndose la ropa.
—Es tu casa Io —Umi niega con la cabeza un par de veces, riéndose fuerte.
Tanto la risa de ella como la de Chitose se escuchan en eco en el living, porque el televisor se encuentra apagado. Muy poco se oye la música de la habitación arriba.
—Ah, tienes razón —el rostro de Io se ruboriza. Luego, aclara la garganta—. ¡Hermana, ya están las visitas!
Mientras se adentran a la casa, se ve que hay una joven sentada en la mesa del comedor. Ella mira hacia atrás y se pone de pie para saludar.
Posee el cabello castaño y largo hasta las rodillas, peinado en dos coletas que caen como grandes tirabuzones.
Lleva en su cabeza en la coleta derecha vista desde el frente, un moño rosado y amarillo.
Sus ojos son rasgados, en un color verde té amarillento, y tienen pestañas largas. Sus labios son gruesos y algo largos. En el cuello realza en ella un collar de con tres rosas.
Su ropa se ve curiosa, una polera rayada a un estilo inusual, que resalta su enorme busto que es más grande que el de Umi.
Su pantalón ajustado negro también remarca su trasero curvo, y en las rodillas comienzan unas largas botas marrones llenas de abrojos.
—Buenas noches chicas —las saluda con una reverencia—. Yo —la manera y tono en que se menciona a sí misma, denota que es una mujer de negocios—, soy Juri Sawada, la hermana mayor de Io.
»Espero que pasen una agradable noche —sonríe, cerrando los ojos. De repente, se lleva una mano a la comisura de sus labios, viéndolas de nuevo—. Lamento que no les espere una cena. Io insistió en que ustedes decidan.
Cuando menciona eso, el chico sonríe con un poco de timidez, escondiéndose las manos tras la espalda.
—Buenas noches —las dos dicen a Juri, inclinándose a unos treinta grados, y regresan a mirarla del modo anterior.
—Gracias por recibirnos señorita Juri, en un rato vamos a ver qué comer, recién llegamos —responde Umi, algo avergonzada por lo linda que es la mayor. Nunca la vio antes.
—Gracias por recibirnos. Sabe, me gusta su collar, y su cabello —menciona Chitose, indagando con la mirada por toda la figura contraria.
—Gracias pequeñas —ríe, cubriéndose la boca con gracia—. No es necesaria tanta formalidad.
»Pueden llamarme sólo Juri. Ahora, sigan a mi hermano, él los guiará a su habitación junto con los demás niños. Cualquier cosa estaré en el comedor.
Se despiden con otra reverencia, y comienzan a subir las escaleras. Io va unos pasos más adelante, y cuando llegan a la puerta, él se detiene.
—Lamento que me hayan visto tropezar en la entrada. Pasé agua para que se viera más limpio. Y… Bueno… No me gusta admitirlo, pero creo que soy un poco torpe.
—Ah, igual que Umi. Con razón se llevan bien —ríe Chitose y le da unas palmadas en la espalda—. No pasa nada, ya estoy acostumbrada.
—Creo que yo soy menos torpe que Io —comenta Umi, con una sonrisa divertida.
—야~ Me dejas mal frente a tu amiga —ríe y suspira corto, seguidamente mira a Chitose—. Lo que dice Umi es cierto.
»Te pido perdón de antemano. No quiero romper nada, pero no te prometo que no lo haga. Te sugiero que no me dejes en manos cosas muy valiosas.
—Entendido~ —alza el pulgar y asiente con la cabeza.
Io abre la puerta, y al pasar los tres, la cierra tras ellos. La escena es la esperada de cuando Io regresa y están sus amigos, aunque no como la primera impresión que se llevó Umi.
Kabuto se encuentra escribiendo en la notebook, recostado en la cama, mientras que Chris ocupa la computadora jugando al Craine.
—Chicos~ Ya están las visitas. Bueno. ¿Los introduzco o cómo? —pregunta mientras los ve, ladeando la cabeza.
El más alto de ellos voltea a ver hacia atrás, y se levanta de la silla del escritorio. Se acerca y extiende su mano.
—Hola Umi —la saluda, y luego mira a la otra—. Hey~ Mi nombre es Chris Hanazawa. Gusto en conocerte… —se queda pensando, alargando la e, no sabe su nombre todavía.
—Chitose. Chitose Haruka. El gusto es mío —lo saluda tranquila con un apretón de manos—. ¿Y el otro es tímido?
—Ah, Kabu está escribiendo. De seguro no te escuchó llegar —Chris se acerca a la cama y le hace cosquillas en el abdomen al mencionado.
—¡Hey! Para —explota en risas y lo empuja, alejando sus brazos. En ese momento mira hacia el frente—. Oh… —se incorpora y camina hasta ellas—. Uhm… —mira a Chitose—. Mi nombre es Kabuto… Kabuto Tsuyomi.
»Un gusto —hace una reverencia corta.
—Yo soy Chitose Haruka —se señala con una amplia sonrisa de dientes—. Tu tatuaje me gusta. ¿No te regañan por llevarlo a la escuela?
—Oh, ¿Eso? No, no —niega un par de veces—. Uso maquillaje para ocultarlo. Bueno… Eso —la ve, nervioso, jugando con las manos propias tras la espalda.
—Tranquilo Kabuto, no te va a comer —ríe fuerte Io y le da un puñetazo suave en el hombro—. Ella es una de las mejores amigas de Umi —le hace una seña con los ojos, abriéndolos un poco, como si fuese alguna clase de código.
—Oooh, claro, sí —acomoda la garganta—. Bueno… Me gustaría pedirte que lo que hagamos aquí no salga de estas paredes. Así puedo hablar tranquilo contigo
—Chico, ¿Qué crees que voy a decir? —suspira y sonríe Chitose—. Yo también me puse un poco nerviosa, la casa es enorme. Pero no pasa nada.
»¿Qué cosa tan rara puede pasar como para que te preocupes así? —ladea la cabeza—. No puede ser —dice esto a modo de expresión, abriendo mucho los ojos—. ¿Eres el hijo del dueño de la marca Hokuro de autos? ¿Por eso estás así?
El menor asiente en silencio, con una expresión que todavía denota sus nervios.
—Uff… —se lleva una a la frente por segundos, soplando—. Entonces los amigos nuevos de la… —se detiene antes de soltar el apodo—. Umi, son millonarios —la codea, riendo—. Qué cosas.
»No imaginé que yo terminaría en la casa de un adinerado hablando con herederos. Pero… Se ven… ¿Normal? No parecen los típicos engreídos.
Mientras ella comenta, Kabuto regresa con lentitud a sentarse en la cama, al lado de Chris.
—La gente tiene una idea errónea de los millonarios —le responde Io, explicándole con calma—. Algunos son buenos, otros no. Como cualquier persona.
»La única diferencia, y que suele ser casi siempre, es que están acostumbrados a ciertos lujos que las demás personas no tienen. Por ejemplo —señala a Kabuto con el índice—, no me lo imagino comiendo en un puesto callejero —niega divertido—, pues es muy exquisito con la comida.
»Y otras cosas, como la limpieza, la ropa, muebles… Sin embargo, no por eso te trataría mal.
—¿En verdad soy tan delicado con eso? —pregunta Kabuto, como si fuera que recién se entera de lo que dijo.
—Hombre, cuando salimos a comer nunca aceptas nada, y sólo comes cuando nos invitas a un restaurante —enarca una ceja Chris, ladeando la cabeza. Está sentado a su lado, con las rodillas cerca del pecho propio.
—Oooh… Lo siento —tuerce la boca—. No sabía que actuaba de esa forma —se rasca una mejilla, tomando un color rojizo en el rostro.
—Ya nos acostumbramos —Io y Chris ríen fuerte.
—Ah, olvidé decirles —menciona Io—, dejen sus cosas en el costado de la cama si quieren.
»Y pueden sentarse donde gusten… Uhm —se queda pensativo, con una mano bajo el mentón—. ¿Quieren que busque unas sillas del comedor?
—Nah, así está bien —baja la mirada Chitose, riendo suave.
Umi la observa con detenimiento. «No quiere molestar, estoy segura. Huele a que sigue nerviosa. Pensé que se sentiría más tranquila con lo que habló con los chicos…»
—De veras no pasa nada Chi. Puedes pedir tranquila —le dice en voz baja, enarcando las cejas.
—¿De verdad? —cuestiona, susurrándole de igual forma.
—Sí —le sujeta la mano—. No tengas miedo porque sean adinerados. Son como nosotros, siguen siendo personas, no son mala gente —continúa explicándole en voz baja.
—Bueno… —suspira y habla ahora en un tono más elevado, uno normal—. Lo siento. Sí quisiera sentarme en algún lado. Compartir la cama me parece inapropiado hasta que me sienta más… En confianza. Sobre todo porque son chicos.
—No hay problema —le responde Io muy tranquilo con una sonrisa—. Ya regreso~
Pasa por lado de ellas y sale. Desde la habitación se escucha cómo el menor vuelve a tropezar.
—Kkk… —Umi ríe entre dientes. No llega a cubrirse con la mano por lo repentino.
Los chicos tampoco pueden evitar reír por el gran ruido que se escuchó unos segundos atrás.
—Hombre, este Io va a perder sus colmillos si sigue así.
Kabuto se lleva una mano a la frente, riendo a carcajadas.
—Es irónico pensar que no necesita lentes, ¿Por qué es tan distraído? —Chris tiene una palma en el abdomen, quizás le duele de tanto reír.
Cuando pueden volver a respirar, hay un corto silencio.
—Chicos —Umi los llama, en el intento de que Chitose no se ponga más nerviosa otra vez debido a la falta de habla—, ¿Hay algo que quieran hacer en particular? Digo, porque Io y ustedes sugirieron que nos juntemos.
—Ver anime —responden ambos a la vez.
—Hoy sale el capítulo nuevo de la serie que seguimos con Io, y según nos contó, ustedes ven lo mismo. Entonces me pareció una buena idea~ Eso y después jugar, puede ser —dice Chris animado, planificando la noche.
—A menos que ustedes prefieran hacer algo más —aclara Kabuto. Se lo ve más cómodo ahora, hablando calmado como es lo usual.
—¡Oh! No sabía que veían anime —Chitose voltea a ver a Umi, extrañada—. ¿Por qué no me contaste nada?
—Perdón, es que-
—Yo pedí que no dijera nada —se señala Kabuto—. Le dije literalmente que no cuente nada, entonces no debe haber dicho ni nuestros nombres.
—Es verdad —aclara Chris, y muestra una sonrisa amplia, cerrando los ojos.
—Era eso entonces. Bueno, no pasa nada —mira hacia los lados y se acerca a ellos, pues se dirige a dejar su abrigo negro en la cama—. En una hora comienza el capítulo, ¿Deberíamos ir preparando algo?
—¿Hay botanas? O alguna comida para cuando veamos. Hace hambre —suelta Umi sin ninguna vergüenza, ya que se siente en la misma confianza con ellos e Io.
—¡Sí! —se escucha cómo abre la puerta con torpeza, pues le pega con las sillas que trae. Deja un par en el suelo y cierra tras acomodarlas—. Bueno, no exactamente. Puedo ir a comprar rápido y volver —ríe Io, también está animado.
—Oye flaquito, gracias por las sillas—le sonríe más alegre y toma asiento.
—No es nada, en serio —le devuelve la sonrisa—. ¿Qué quieren comer? ¿Quieren que pida un delivery de algo, o voy a buscar algo en Saniro? —Io se sienta de momento en el suelo, con las piernas cruzadas.
Chitose, Chris y Kabuto observan fijo a Umi, como si esperasen que ella conteste la pregunta.
—¿Yo? —se señala, mostrándose confundida—. Bueno… Mh… ¿Puede ser comida árabe? Un shawarma y un kepi crudo para cada uno… ¡Oh! Yo puedo pagar eso para mí y Chitose.
Mira a Io con unos ojos brillantes. Pensar en comida es su pasión, y aún más cuando puede llevársela a la boca.
—No es necesario que pagues —se sonroja, quién sabe por qué—. De hecho, nadie debe hacerlo hoy.
»Mi hermana invita la comida —emula con su dedo índice como si se secara una lágrima—. Así que hoy es día de aprovechar para comer todo lo que quieran.
—Eso podría ser cualquier día si me lo permitieras —se queja Kabuto, en referencia a que él les compraría gustoso.
—No hombre, nosotros también podemos pagar —infla una mejilla Io en forma de berrinche—. El trato de una vez al mes me parece mucho, inclusive.
—No nos lleves la contraria de nuevo~ —Chris se dedica otra vez a hacerle cosquillas a Kabuto.
—Ya está~ —ríe a carcajadas, sumado a que otra vez lo empuja para quitárselo—. Lo siento, les hago caso.
—Entonces… Voy y vuelvo. La comida no tardará tanto. Hay un negocio de comida árabe cerca de aquí.
»El que está a tres cuadras de Niiro —se pone de pie y se estira de brazos—. ¿Un solo shawarma, y un solo kepi crudo para cada uno? ¿Seguros, seguros?
—Dos shawarma y un kepi para mí —alza la mano Chris, con un tono de voz muy seguro.
—Yo quiero agregar puré de garbanzo, y algo de tabule a la orden, mesero —Kabuto bromea entre risas.
—¿Pueden ser… dos porciones de kepi crudo para mí?
Se anima a preguntar Umi, en voz baja.
—Por supuesto —sonríe y la despeina un poco con una mano—. ¿Y tú Chitose?
—Si no es molestia, dos shawarma y el kepi —parece muy entusiasmada con la idea de la comida.
—Decidido~ Ya regreso chicos —cambia a una expresión con los ojos entrecerrados, un enojo falso—. Esta vez no me voy a caer. Desde afuera los escuché, no sean malos —ríe y vuelve a salir de la habitación.
Tal como dijo, no se escucha un sonido extra.
—Bueno Chi, este se podría llamar el nuevo círculo de amigos que tengo. Aunque no los conozco hace tanto tiempo, pero son buenas personas —le comenta animada, dejando sin problema que el par allí la escuche. No es ningún secreto.
—Eso veo~ —observa su alrededor y luego a ella—. La verdad me alivia mucho verte socializar sin que sea Yuu el que te insiste en que hables con alguien.
»Generalmente siempre comenzabas así, porque te arrastraba de un lado a otro a que hables.
—Últimamente me da menos miedo… Desde el año pasado que la gente me cuenta muchas cosas, muchas personas me hablan de la nada. Y eso hizo que me sienta más tranquila.
»Aunque sigo sin entender por qué pasé de ser ignorada y maltratada a que me cuenten incluso secretos —todo esto lo responde en una voz más baja.
Al notar los otros dos amigos que las chicas hablan entre ellas, ellos también conversan otros temas distintos en totalidad.
No es que se estén ignorando ni nada similar, sino que se dan su espacio. Lo más seguro es que luego continúen los cuatro.
—No importa la razón por la que sea, lo importante es que sucede, y que ya no te hacen bullying en la escuela —sonríe y le acaricia el cabello, jugando con los mechones.
»Gracias por invitarme aquí —dice lo último en voz más alta, para que la escuchen los tres.
—No es nada~ —le contesta animado Chris, se lo ve cómodo con su presencia.
—Uhm… Quisiera preguntar, ¿Te gustan las historias de terror? —el chico se levanta de los acolchados, acercándose.
—Pues sí, ¿A quién no? —se muestra curiosa en su pregunta. No es el tema usual para iniciar una conversación.
—Bueno, yo… Escribo historias de terror —juega con el cabello propio entre los dedos—. Quería preguntar si te interesaría leer alguna vez alguno de mis libros.
»Al terminarlos siempre los publico en físico, pero también los pongo en internet para leerlos gratis. En mi blog se encuentran mis historias y-
—También escribe BL~ —añade Chris, riendo divertido.
—¡Hey! ¡Ya me quieres dejar mal parado otra vez! —corre hacia él y lo abofetea con la almohada.
Se escucha cada uno de los golpes de Kabuto y los gritos de Chris, entre las risas de este y las mejores amigas.
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[ 2014, Julio, 27 ]
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El día se encuentra con el cielo despejado, una tarde soleada. Como son las 17:33 PM, el sol aún brilla en lo alto.
Por fortuna, en Japón el hecho de que sea verano no lo convierte en algo insoportable. El clima del país de por sí es fresco y húmedo.
Desde el gran ventanal de la habitación de Umi, incluso con las cortinas que la cubren, se alcanzan a apreciar aquellos rayos cálidos.
Umi e Io se encuentran sentados. Siendo costumbre del último, con las piernas cruzadas, pero se deja caer un poco sobre la cama de Aoi, ya que la usa de apoyo por estar en el suelo.
La chica se ve decaída, leyendo un chat de Up. Se siente frustrada por los casi nulos mensajes de Sakura, donde los pocos recibidos son insultos y quejas.
Ella suspira, sosteniendo el móvil mientras lee lo que envió más temprano sumado a las respuestas actuales.
—⟨⟨ Buenos días Sa, ¿Dormiste bien? ¿Cómo estás? ⟩⟩
Umi lo envió a las 13:42 PM.
—⟨⟨ No me interesan tus buenos días. Eres una puta que quiere estar con Yuu a pesar de que ya tiene al otro tipo. ¡Ni sé con cuántos chicos estarás! ¿Con cuántos chicos te encuentro en la calle, ¿Ah? ⟩⟩ —un mensaje de las 16:25 PM.
—⟨⟨ Yo no intento darle ilusiones a nadie, a diferencia tuya al menos… Nunca te dije nada porque consideres amigos sólo a los chicos que gustan de ti. ⟩⟩
»⟨⟨ Si vamos por eso, yo tendría un punto, y no lo uso. Además, yo no quiero salir con Yuu. Te mandé capturas de pantalla de que lo rechacé. ⟩⟩
»⟨⟨ Y yo estoy considerando salir con Io, así que no deberías preocuparte… Nunca seré pareja de Yuu… Así que no te preocupes… ⟩⟩ —cinco minutos más tarde del anterior texto.
—⟨⟨ ¿Y entonces qué mierda le pasa a Yuu que no quiere hablarme? Ya déjame en paz. No quiero hablar contigo ahora, estoy molesta. Siempre haces que se me baje la autoestima. ⟩⟩
»⟨⟨ Aún siendo fea, y sin hacer nada especial, consigues que la gente que me rodea te hable y que Yuu guste de ti. Me estoy cansando de eso. ⟩⟩ —este mensaje es actual.
La chica mantiene una mirada baja, mientras el otro está algo impaciente. Él ve en el celular algunos vídeos en Nintube, y de a momentos se fija en el rostro de Umi.
No se asoma a leer los textos, no es necesario para imaginar a qué viene su expresión de decaimiento.
Ella le envía a Kazuma sobre lo que sucede, puesto que no quiere molestar a Io. Sabe que a Io no le gusta su amistad con Sakura, asegurando que es porque no la conoce bien todavía. En contraste, el otro no puede no saberlo, si lee la mente de todos.
El nuer le pregunta si por qué motivo no sólo se aleja. Umi se niega ya que hay muchas cosas buenas en su amiga desde su punto de vista, que valen lo suficiente como para que, pese a tener problemas seguido, a ella no le importe a la larga.
Umi siempre perdona a la gente. Al menos, a la gente que fue buena con ella. Si siempre fueron malos, y de repente se muestran interesados, no funciona.
En cambio, si se trata de alguien que muchas veces la acompaña, le habla, juega, y se divierten… No consigue pensar en alejarse. No le encuentra sentido.
Esa actitud podría llevarle a algo bueno o a algo malo. Muchas veces los niños o adolescentes de verdad no se dan cuenta de las cosas que hacen mal, pero hay límites.
Nadie podría justificar el hecho de que un menor se divierta abusando de alguien de forma física o sexual. No hay modo de decir «éramos niños» en eso.
Para Umi, los insultos de Sakura no son más que palabras vacías en un berrinche que espera que se le pase pronto. Igual duelen, sólo no siente que sea tan grave si nunca le deseó que se muera, ni llegó a agredirla físicamente.
—Oye. Insisto en que deberías vengarte de Sakura —Io infla una mejilla, frunciendo el ceño. Apoya el codo sobre el borde de la cama de Aoi y se sostiene la cabeza con la mano.
—No dije nada ahora. ¿Acaso estabas leyendo lo que escribía? —juega entrelazando los dedos propios, nerviosa.
—No. Pero sé que no me equivoco. El aroma que desprendiste cuando te lo pregunté te delataría de todos modos, aunque no me hubieses contestado —suspira, negando varias veces—. Umi, si no lo haces tú lo haré yo.
—¿Por qué motivo? Ella es mi mejor amiga. Además, ¿Por qué te vengarías de ella y no de Yuu, que es el que causa este problema? —tuerce la boca, en serio sí está enojada.
—Te estás molestando con la persona equivocada. Yo no hice nada. Y Yuu tampoco. Yuu es un idiota indeciso, pero nunca las insultó, ni las trató mal.
»Según tengo entendido de lo que me contaste hace mucho… Sólo les contesta dudas de la tarea o les ayuda cuando se les cae algo, o necesitan mover algo, o llevar algo pesado.
»¿A ti eso te parece ser mala persona? —ladea la cabeza, mirándola indignado—. ¿Desde cuándo una persona tiene la obligación de hablarle todos los días a alguien que no es su pareja? Algunos días no hablo con Chris y Kabuto, y no por eso automáticamente soy malo.
—No… No es lo mismo. Una cosa es no comenzar conversaciones, y otra es ignorar cuando te hablan. Pasar de largo, hacer como si no escucharas…
»Yo no hago eso, siempre contesto aunque sea un rato más tarde si es que estoy ocupada con algo o no tengo internet. Incluso aviso que voy a estar haciendo otra cosa.
»A Yuu yo sí le digo «ahora no voy a hablar porque estoy en llamada con Io» —enarca una ceja—. Le digo a él y a cualquiera que me esté hablando, «voy a tal lugar», «estaré ocupada», «ya regreso».
—Mmm… Tienes razón. Sí te ignora —baja la cabeza, y se sienta en otra posición. Lleva las rodillas más arriba, cerca del pecho. Deja salir un suspiro largo—. Pero eso quiere decir que admites que hay formas para decir las cosas. Lo sabes.
»Sakura insulta, Yuu no. Sakura te trata mal, Yuu no. Sakura no te ayudaría si necesitas algo cuando ella está molesta, Yuu sí. Eso es, lo que yo considero como una gran diferencia.
»Estar molesto con alguien no tiene que causar un mal trato hacia la otra persona.
»Lo que pasa es que estás acostumbrada a que te griten en tu casa, y piensas que es normal.
»No has… tenido buenos ejemplos —baja la mirada y la regresa a ella—. Sólo quiero que estés bien… Y si de verdad deseas ser amiga de Sakura, ella debería aprender a ser mejor… amiga.
—No puedo hacerla cambiar. Ella siempre fue así… Y yo la acepto con sus defectos, porque sé que me quiere…
»Lo mismo Chi, tú, Yuu… los quiero, aún si a veces me hacen enojar —enarca ambas cejas y sonríe—. Gracias por preocuparte igual —hace una pausa—. Por cierto… Me dio curiosidad de preguntar. ¿Me ignoras a veces?
—Mmm… Bueno, ahora que lo mencionas… —mira hacia arriba y luego a ella—. Si no consideras ignorar, tú, que yo te diga que me voy a hacer otra cosa y regreso luego, o que estaré con mis amigos, entonces no.
—Qué bueno… —mira hacia un abajo a un costado y luego a él—. ¿Puedes prometerme que no vas a vengarte de Sa?
—No puedo prometer algo que no sé si voy a cumplir. Así que no —le responde con sinceridad, viendo hacia el suelo.
—Io… —suspira y baja la cabeza—. No quiero que hagas eso. Ni siquiera sé de qué va tu venganza. Me da mucho miedo que la golpees o algo así… Pero aunque no fuese eso, lo mismo no lo hagas…
—Yo quiero que te traten bien. Y en todo caso, nunca golpearía a una mujer… Mi padre… Siempre dijo, que las mujeres son un tesoro de Dios. Y que ellas nos traen a la vida…
»Así que… Lo veo como una enseñanza, a menos que intentase matarme alguna, creo que sólo en un caso así optaría por la violencia —le comenta con un tono tranquilo.
—Ya veo… Bueno… Sigo estando en contra de la venganza. La venganza es mala. Siempre arrastra a gente inocente. Y… la gente ya tiene sus propios problemas, como para que alguien les haga algo más…
»Es decir… —cuenta con los dedos de una mano—. Sa, Yuu, tú, todos tenemos nuestros problemas.
»Yo sé que Yuu siempre está ocupado y en su casa lo ignoran, y generalmente le hablan para que haga quehaceres…
»Sa, en cambio, sus tíos siempre se burlan de ella, su madre se divorció y su padre no se lleva bien con ella.
»Chi… Su madre también es soltera. En realidad no sé qué sucedió con su padre, pero vive en una situación humilde, y su madre muchas veces la trata mal.
»Entonces, todos tenemos problemas. Y siento que quizás Chi es la que lo pasa más difícil…
»Porque Chi siempre evita discusiones, y cuando Sa se pelea conmigo, generalmente después de unos días Chi me deja de hablar también. Es como si le diese miedo o algo, no me trata mal, pero se desaparece. No contesta nada y no se acerca.
Umi se dedica a enumerar todos los motivos por los cuales ella considera que no tiene que llevar las cosas a ese extremo. El chico, por su lado, lo mismo continúa en desacuerdo.
Pese al esfuerzo de la mayor por intentar hacerle comprender por qué está mal aquello, el otro no da brazo a torcer, como si la única solución fuese llevar ese tipo de «justicia».
Umi piensa que una bofetada es más que suficiente en un arranque de ira, y que incluso eso, está mal. Aunque admite que en un par de ocasiones se dejó llevar por el enojo.
Y le da vergüenza, imaginar que con su intento de mantenerse bien, ha llegado al punto de reaccionar violenta si la otra parte no la golpeó (lo que sucedió en el autobús).
Según Umi, sólo si alguien fuese verdaderamente malo, o en defensa propia o una persona vulnerable, es cuando es necesaria la violencia física. Ni más ni menos que eso.
Io, se muestra frustrado de no lograr comprender la mentalidad de la chica. La mirada algo perdida, las cejas enarcadas, una expresión recta de sus labios.
Parece que la conversación no lo llevase a ninguna parte, pues no cambia de opinión.
Tras varios minutos de una discusión inesperada, sólo suspiran y lo dejan de lado. Es imposible estar de acuerdo en algunas cosas. Como si los pensamientos de cada uno fuesen bloques de mármol, duros, no se pueden moldear con las manos.
Quizás un martillazo podría revolverles las ideas. En otras palabras, «chocarse contra una pared», podría al menos causarles que se pongan en el lugar el otro, y discernir qué es de verdad lo ideal, qué sería lo mejor para llevar a cabo.
Ni en extremo pacifista, ni exageradamente vengativo.
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A las 19:27 PM, se puede ver a Yuu ingresando por la puerta de su casa. Sus pantalones están manchados con tierra, al igual que la camiseta. Esto se debe a que regresa de un trabajo.
Él camina despacio hasta su habitación tras saludar a sus hermanos mayores y a sus padres. A paso lento, busca algo de ropa para tomar un baño.
En cierto modo es casi parte de su rutina. Durante cinco días a la semana asiste a Tomoedo, ya sea por las clases o los clubes. Y sus días libres, o a la salida de la preparatoria, Yuu se decide acerca de si trabajar o estudiar, o ambas cosas.
Sus actividades pagas son limpiar casas o terrenos, cortar césped, cargar cosas pesadas, buscar algunos materiales, llevar objetos de un lugar a otro, y vender en el negocio de la familia que se ubica al comienzo de la sala de estar.
Debido a su apretada agenda, el tiempo que le queda para hacer otras cosas es muy escaso.
Suele aprovecharlo investigando sobre medicina, ya que es a lo que apunta a estudiar en el futuro. Sobre eso último, sus motivos son, de verdad, ayudar a la gente y salvar a su madre de una enfermedad incurable: cáncer.
Y de alguna manera, distribuye su tiempo con eficacia. Puede cantar, tocar todos los instrumentos en su casa, salir en ocasiones, hablar por teléfono mientras realiza varias de sus tareas y terminar cuando corresponde los trabajos designados.
El lugar en donde está tiene unas baldosas negras para el suelo, y azulejos blancos. A la izquierda de la puerta, hay un pequeño lavabo blanco, y arriba de este un espejo.
Hacia la derecha de este, se ubican el retrete y el bidet, y hacia el final se encuentra el espacio para bañarse.
—Otra vez me dijo que no… ¿Por qué es tan cruel? Es sólo salir un rato los dos.
El agua de ducha lo rodea de la cabeza a los pies, ocultando el rastro de las lágrimas que caen de sus ojos.
Suele ser una persona alegre y ególatra, pero aquellos momentos de duda en el amor o en alguna cosa importante para él, es como si se tratase de alguien diferente por completo.
—De todos modos… Tengo más cosas que hacer que estar pendiente de eso. Si no me baño rápido, vamos a perder clientes en el negocio…
De alguna forma, las actividades de su casa, además de las cosas que ya hace, están encargadas a él.
El negocio, limpiar, ordenar, cocinar, pagar las cuentas… Entre otras cosas. Es probable que por estar siempre estresado y lleno de deberes no consiga estabilizarse lo suficiente en cuanto a emociones. No tiene el tiempo necesario.
—Estoy cansado… —suspira profundo, mientras se enjabona la cabeza.
Aunque sean vacaciones, siempre busca otras maneras de hacer dinero y estar realizando «cosas productivas«, citándolo.
¿Y por qué no es tan buen alumno en la escuela? Resulta que no le interesa tanto el temario de la preparatoria, respecto a algunas asignaturas. No es tonto, ni mucho menos una persona holgazana, simplemente prefiere estudiar medicina.
Este es el motivo por el cual, a las materias relacionadas como química, física, biología y demás sí les da más atención.
La contraparte mala, es que quizás debido al agotamiento también, su mente divaga con facilidad cuando intenta concentrarse por largos periodos.
Por fortuna, su capacidad de aprendizaje es muy buena, y consigue aprender lo que busca, un poco más lento.
—Me faltaba… ¿Qué me faltaba hacer? —cuenta con sus dedos, aunque no los esté mirando en el momento.
Y otro detalle. Termina olvidando muy seguido algún objeto, o qué le toca realizar después.
En cierto modo, esto último es común, incluso en quienes no hacen nada más que asistir a la escuela. En su caso, al menos lo tiene justificado.
—Cierto, debo reponer los pinceles y las pinturas para el negocio —niega varias veces y suspira—. Más tarde llamo al proveedor.
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