Niebla roja - 01
Cinco años después…
_ ¡Malditos niños de mierda! Por culpa de mi hermana, no podremos cobrar el dinero del seguro. ¡MALDICION! _ se quejaba Monk
_ Cariño… esto no es tu culpa… _ decía su esposa, mientras trataba de calmarlo.
Pero esto solo lo hizo enfurecer, lanzando a su esposa al suelo. Vaioleth, quien miraba desde las escaleras, cubrió sus ojos ante tanta agresión. El que una vez dijo ser un buen tío, estaba golpeando a su esposa sin piedad; luego de tantos gritos y suplicas de aquella pobre mujer, el hombre se dirigió a las escaleras.
Vaioleth salió disparada, intentando escapar de aquella bestia que había dejado inconsciente a su esposa, ya frente a la habitación empieza a tocar la puerta de su hermano, sin cesar, hasta que este le abre y cierra nuevamente.
Solo la observa mientras llora, luego escucha los pasos seguidos de golpes a las paredes; para luego detenerse en frente de su puerta.
_ Niños… soy yo, su querido tío… abran la puerta, « ¿Si?« Vamos, les tengo un regalo _ Al no escuchar nada del otro lado, se enfureció y cambio su tono de voz.
Empezó a gritar y patear la puerta, esta al final cedió al romperse la cerradura, para así, abrirse; cuando Monk entro a aquella habitación, llena de mugre y moho, grita sus nombres, pero no esperaba que aquella habitación estuviese vacía; los niños se habían marchado, corriendo sin rumbo aparente llegaron a una estación de autobuses, en donde pasaron el resto de la noche acurrucándose para no morir de frio.
***
Pasaron los días… sus rostros estaban cubiertos de manchas, no se habían duchado desde que salieron de aquella tormentosa casa. En algunos lugares se veían carteles de «Se busca« con sus rostros, por esa razón optaron por cubrir su cabello de lodo y colocarse capuchas, para así evitar ser reconocidos. La causa, se debía a que su cabello resaltaba demasiado, ya que su color era r0jo y su piel era color marrón; sus ojos de un color ámbar platinado, el hermano mayor tenia heterocromia, por ello uno de sus ojos era platinado. Ambos de baja estatura, la carencia de vitaminas en sus cuerpos era evidente; sobre todo la deshidratación, en otras palabras parecían, muertos o caminantes vagando por las calles, buscando algo que comer en la basura y viviendo debajo de puentes u cualquier otro lugar que pudiesen encontrar.
Pero, a pesar de todas las dificultades por las cuales pasaban, que incluso debían pelear con otros por comida, aquellos hermanos, siempre se mantenían unidos y eso a algunos vagabundos les daba envidia.
En una noche algo calurosa, unos «pubertos« de diecisiete años les tendieron una trampa; su intención era separar a los hermanos.
_ Vengan niños… _ dijo uno de ellos, sonriendo
Su sonrisa era más que obvia, Vaioleth conocía esa risa de maldad e hipocresía, la había visto demasiadas veces; su padrastro siempre la mostraba antes de golpearlos.
Jeremaya temblaba mientras se aferraba al suéter sucio y mugriento de su hermana gemela, ocultando su mirada de aquellos jóvenes hasta que…
_ ¡No suéltame! _ Se quejaba el chico de catorce, tratando de aferrarse a Vaioleth.
_ JaJaJaJa vamos… no seas así… no te hare daño, precioso… _ decía mientras se relamía los labios y la miraba con lujuria.
_ ¡Ya basta malditos! , nos… ¡Nos mintieron! _ Decía Vaioleth llena de ira.
_ JaJaJaJa… ¿pensaste que los íbamos a ayudar?, que ingenua eres… pero, ¿sabes qué? _ decía mientras se acercaba
_ Por eso me gustas…
Eso disparo algo en Vaioleth, algo que sintió hace tiempo, pero lo había reprimido.
_JAJAJAJA Y… ¿Tú piensas que te tengo miedo? Keito…_ decía con la sonrisa torcida
El chico solo chasqueo su lengua, camina en círculos unos minutos y luego dijo lo siguiente:
_!!Atrápenlos¡¡ _ señalando a ambos hermanos
Vaioleth mira a Jeremaya, este asintió y así ambos emprendieron la huida. Mientras corrían, cada uno fue por un camino distinto: Jeremaya fue por la izquierda y Vaioleth siguió de frente.
Por desgracia no habían comido hace días, sus energías estaban llegando a su límite, su única opción era esconderse.
«Tengo que seguir por resta ruta, Vaioleth me dijo que si llegábamos a tener una situación similar… tendría que dar esta vuelta, luego nos encontraríamos«, pensaba Jeremaya mientras corría.
_! Oye, niño, vuelve aquí ¡Solo queremos a tu hermana. Si eres… ahg bueno te dejaremos ir. ¡Eh! A que es un buen trato, ¿No crees?_ comento uno de los perseguidores de Keito
_! Psss ¡Esto no… ahhg… funcionara, debemos pensar algo ahh… o Keito nos matara.
_ Mierda… tienes razón, el mocoso es muy astuto, ¿Qué tienes en mente? _ susurra
Ambos dejaron de correr, solamente caminaban.
_ ¿Qué se traen esos dos?, tal vez… se cansaron de seguirme. Podre llegar, podremos estar tranquilos y ya no van a molestarnos _ decía felizmente mientras continuaba corriendo.
****
Unos minutos más tarde, logro llegar a su tan esperado destino: una mansión abandonada. En la entrada se encontraba Vaioleth, llena de lodo y algunos rasguños. Su hermano corre más deprisa para llegar al encuentro. Y luego, por alguna razón se detiene de golpe al ver los pantalones… La observo por unos segundos, y de sus ojos empezaron a salir lágrimas.
_Lo siento… snif… snif… tarde demasiado… si tan… si tan solo…_ Jeremaya rompió en llanto.
Vaioleth lo mira confundida y se acerca hacia el para darle un abrazo; acariciando su cabeza y se aferra a su hermano.
_Descuida Jeremaya… no pasó nada_ susurra Vaioleth con un pequeña sonrisa.
_ Entremos, pasaremos la noche aquí y luego nos iremos al amanecer.
_ ¿Segura… snif… que estas… snif… bien?_ pregunto
_! Sí, estoy bien ¡_ sonrió de nuevo
Jeremaya solo la miro; sus pantalones estaban manchados ligeramente con sangre por pequeños cortes de las ramas. Sorbió sus mocos, seca sus lágrimas y acompaña a su hermana.
«No permitiré que atrapen a mi hermano, incluso si tengo que sacrificarme; no dejare que le hagan más daño«, pensó mientras veía como Jeremaya, corría al otro extremo de la calle.
_! Vamos ¡no te hagas la difícil, puedo seguir corriendo toda la maldita noche ¿Sabias ? al final… serás mía_ comentaba Keito
Vaioleth tomo un desvió por el bosque, Keito y sus camaradas la siguieron. Por suerte Vaioleth conocía muy bien aquel bosque, entre corretear en zigzag, cruzar por pequeños puentes o entrar al rio para borrar sus huellas lo tenía todo cubierto y así, usando esas tácticas logro despistarlos, pero, en un descuido, cayó por un aserradero, causando ligeros golpes en sus brazos y piernas. Aunque la caída fue de un lugar muy alto; gracias a la adrenalina no sintió el dolor y siguió corriendo, hasta llegar a la mansión abandonada.
Comments for chapter "01"
QUE TE PARECIÓ?
Uf por un momento pensé que a Vaioleth le había pasado algo muy feo, me sentiría muy mal la verdad, ese Jeremy me hizo asustar jajaja