Nigloshima - 14
CARA B
Capítulo 1
Nada
Él despertó cuando unos rayos de luz atrevidos golpearon su rostro como reprochandole por descansar demasiado. Le dolía cada parte del cuerpo como si hubiera estado trabajando sus músculos durante días. Al abrir sus ojos sintió un ardor profundo en sus pupilos, al intentar mover sus manos sintió el frio debajo de su cuerpo, estaba cubierto por una manta pero sus brazos podían sentir el frio plástico de un sofá viejo, desgastado y por partes rotos. Lo último que recordaba era aquel gato y esa figura, la sensación de desaparecer poco a poco aun se mantenía en él, aunque leve, lejana. Se sentía cansado, lo suficiente para estar tomándose todo aquello con tranquilidad, aunque algo en su interior le alertaba a estár atento. Aun así, aunque quisiera, aun no sentía que pudiera ponerse de pie
Pero debía hacerlo
No podía quedarse por siempre observando a la nada, desnudo sobre aquel sofá viejo: Lejos, fuera de aquel lugar sentía ruidos, parecían pasos. Intentó mover su cabeza, de a poco, lentamente, sus brazos primero y luego sus piernas, cuando pudo ponerse de pie sintió que aquella habitación era enorme, como un mundo gigante ante sus ojos, unos segundos más tarde sus sentidos parecieron acomodarse. Se movió un poco, temeroso de caer aunque no lo hizo, al parecer sus piernas guardaban aun un poco de fuerzas, se sujetó la manta y caminó un poco hacia la puerta. De a poco comenzó a sentir aun mejor a su alrededor, al tacto de sus pies descalzos sobre el parqué, lo áspero de aquella manta sobre su cuerpo, los ruidos desde fuera y un olor que le pareció particularmente agradable, aquel olor que había sentido antes.
–Olor a nieve
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Ella recogía las últimas pinochas y ramas secas del patio, un jardín enorme que un día había sido hermoso y colorido, hoy bañado por un color gris apagado y casi desierto. Los primeros indicios de la nieve helaban el pasto y le parecía tan nostálgico como triste. Su madre se había acercado a ayudarle. Corel era una mujer trabajadora, casi obsesiva, no parecía poder calmar su ansiedad si no era con trabajo o tareas. Antes de que todo sucediera Corel trabajaba casi la mitad de horas del día y cuando estaba en casa siempre hacía algo, o se lo inventaba.
–Gracias – dijo Yuke junto a ella, Corel le devolvió una sonrisa pero su hija volvió a hablar –, pero no debes sobre esforzarte, si algo te llegara a pasar yo…
–No digas esas cosas, mi cuerpo y mente son fuertes, preocupate por tu padre
–No creo que el precise de mi ayuda
–Eso es porque ambos trabajamos mucho, agradezco que el laboratorio haya aguantado hasta los últimos días
–Ese lugar debería de haber cerrado hace mucho tiempo
–¿Por qué dices eso?
– Porque sería la única forma de que te marcharas de allí
–¿Vas a empezar otra vez con eso?
— Tendrías que estar en un lugar mejor que empaquetando remedios, con tu inteligencia podrías haber…
–Ahora estoy aquí contigo –dijo Corel apurando el trabajo–, ya está por anochecer , mejor entremos
Yuke miró el horizonte, el cielo comenzaba a ocultarse en un tono naranja. Una imagen que ahora, a diferencia de antes que le provocaba nostalgia, le producía miedo e incomodidad
–Sí, entremos.
–¿Te sientes bien?
–¿Eh? Sí, sí
–¿Es por el chico?
Yuke recordó eso al instante, o más bien volvía ser el centro de su atención porque seria imposible olvidarlo. Cuando pasaba eso su corazón se agitaba y se ponía nerviosa
–Solo estoy algo nerviosa
–No te preocupes – dijo su madre poniendo una mano sobre su hombro –, hiciste lo correcto
–Pero Papá, él…
–Tu padre es un necio, un viejo necio y terco pero recapacitará, dale tiempo.
Yuke rio algo forzada antes de que ambas pusiera camino hacia la casa.
Cuando entraron Corel dejó escapar un pequeño grito al ver a aquella figura parada. Sujetando la manta aun encima el chico observó a ambas con una extraña mirada vacua pero confusa. Yuke no se sorprendió, lo había visto por semanas, lo había examinado de cerca, había memorizado su rostro mucho antes de que él apareciera frente suyo aquella tarde. Él cerró los ojos y olfateó el aire
–Nieve – dijo casi con una sonrisa, en ese instante sus dedos dejaron de ejercer fuerza y la manta cayó a sus pies, dejándolo completamente desnudo. Yuke lo observó de arriba a abajo y aunque estaba bastante delgado y pálido era la primera vez que veía a un hombre, un chico de su edad, desnudo. Luego de unos segundo su temperatura se elevó, su cara se tornó complementarte roja y dejo caer las ramas la suelo. El muchacho pareció darse cuenta tarde y cuando hizo el intento por cubrirse un chasquido metálico le advirtió a su espalda
–Las manos arriba
Levantó sus manos, en ese momento al mirar el rostro de Yuke olvidó que estaba allí desnudo y a punta de pistola. Observó el rostro de la chica completamente rojo y como si fuera un ejercicio de unir los puntos, comenzó a recorres sus facciones. Lo recordaba, había visto su imagen muchas veces y el último recuerdo que tenía era el de ella. No pudo evitar sentir una felicidad que escapó de sus ojos en forma de lagrimas
–Por fin
dijo
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–Tomate esto, te calentará – Dijo Corel acercándole un taza con café caliente. El chico estaba sentado nuevamente en aquel sofá viejo, tenía una vez más la manta sobre él y los tres, Yuke y sus padres, lo observaban un poco alejados. Juno aun tenía la pistola en su regazo y Yuke no le sacaba los ojos de encima.
–Por donde empezar, es algo complicado –dijo Corel intentando romper el hielo –, debes estar tan confundido como nosotros.
No lo dijo, pero lo pensó, seguro él estaba mucho más confundido que ellos
–¿Por qué no empezamos por presentarnos? – dijo Corel mirando a Juno que asintió de forma grosera, poniendo su rifle sobre una viga de madera a un lado, eso tranquilizo un poco al muchacho
Presentarse, algo normal y corriente, ta vez la mejor forma de ponerse al corriente, pero para él , era el peor recurso posible.
–Yo soy Corel, él es Juno y ella es nuestra hija
Yuke
Sabía bien quien era ella, sabía mejor quien era ella que él mismo.
–¿Tú cómo te llamas? – preguntó Corel amablemente
¿Cómo me llamo? Que pregunta, no quiero contestar por favor. No, gracias, siguiente pregunta
–¿Hablas español? – insistió la mujer.
–No lo sé – dijo al fin. No podía darle muchas vueltas
–Que no lo sabes – habló por primera vez Juno
Quería decir que no lo recordaban, pero sería una mera intención de convencerse a él mismo, no lo recordaba porque nunca existió, no tenía nombre y ese era el motivo.
–Que extraño – dijo Corel mirando a Yuke
–Mira niño, si estas aun aquí es por estas dos señoritas, así que mejor va a ser que intentes recordar o… –hizo el intento por tomar nuevamente el arma
–¡Juno! – gritó Corel enojada.
–No miente – dijo Yuke hablando por primea vez, mirando melancólicamente al muchacho que al oír sus palabras no pudo evitar sentirse agradecido – .Yo te vi, te vi en varias ocasiones, en mis sueños
–¡Yo también te vi! – dijo él levantando un poco la voz – No se porqué, ni cómo, pero te seguí hasta aquí.
–¿Hasta aquí? – inquirió Juno – ¿De donde vienes? ¿Donde es aquí? ¿Eres un extraterrestre?
–No, pero no soy de aquí, como ustedes, es difícil de entender no pido que…
–Hemos visto cosas muy difíciles de entender estos últimas semanas, no creo que pueda sorprendernos nada – dijo Corel a lo que Yuke asintió de forma exagerada
El chico suspiró y luego habló.
–Hay alguna conexión de donde vengo y aquí, si es que allí existe, si es que existo yo, seguí la ordenes de una persona extraña, seguí a un gato y cuando lo hice te vi, y luego desparecí, creo que ese lugar ya no existe o nunca existió, es por eso que no tengo nombre ni mucho menos recuerdos, solo te recuerdo a ti Yuke, recuerdo tu voz y tu rostro y es lo que me guió aquí, es a lo único que pude aferrarme para escapar, yo…
Yuke se llevó una mano a la boca en un intento de contener unas palabras
–Eso si es extraño – dijo Juno un poco más calmado
–Pero es cierto, todo, es cierto –Dijo Yuke al fin–, he tenido sueños extraños yo también, creo que he intentado ayudarte y…
–Pero si lo que dices es verdad – interrumpió Corel– , entonces, ¿eres una especia de fantasma o…?
–No lo sé, no sé si existo o…
–No digas más –dijo Yuke– No usemos esa palabra, si lo dices así, parece que tu vida no valiera nada.
–Tienes razón –convino Corel – esperemos antes de dar una conclusión
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El chico se vistió con la ropa que le habían dado, le quedaba algo holgada pero al menos era mejor que llevar la manta puesta, agradecía que Juno no fuera un hombre demasiado grande y que ya dejara en paz su arma
–¿Hace cuanto que me recogieron? – preguntó una vez estaban acomodados junto a la improvisada chimenea.
– Un mes y miedo tal vez, antes del comunicado – dijo Yuke
–¿Comunicado?
–Cierto, no debes de saber nada – dijo Corel que se sentó justo en medio de él Yuke, esta le miraba intrigada, le atraía pero a la vez le daba miedo, quería estar pegado a él pero le asustaba la idea de hacerlo, como cuando veía una animal salvaje.
–Veamos…
Corel le platicó un poco sobre Nigloshima, sobre sus síntomas, sobre los animales. El chico escuchó atento, no estaba sorprendido, tal vez un poco nervioso y asustado, pero no sorprendido, creía que nunca más podría sorprenderse por nada, o al menos de momento
–El primer caso de infección humana se dio en La isla, una pequeña isla de investigación ubicada al norte de aquí. No sabíamos si había casos así pero sospechábamos que era casi imposible, era algo que teníamos la esperanza al menos de que nuca sucedería y por eso la gente entró en pánico cuando lo hizo. Pero eso solo fue el culmine de una crisis que se venia gestando, demasiados casos de animales, cada vez más grandes, la calles empezaron a ser peligrosas. Por eso decidimos alejarnos de la cuidad, los soldado que antes era estacionarios comenzaron a patrullar y combatir.
–La gente le dice infección pero no es así – aclaró Juno en un tono solemne a lo que Corel asintió –, una infección se propaga entre personas o animales por medio del ambiente o del contacto, Nigloshima no necesita medio para trasladarse, no se mueve siquiera, vive en todos y se despierta cuando quiere, el despertar del doctor de La Isla aun no tiene explicación.
–Es extraño, parece que un solo caso tiró a la basura la investigación de años – dijo el chico a lo que Carol y Juno cruzaron una mirada incomoda. El muchacho la percibió aunque Yuke no, pensó en continuar preguntando pero decidió callar, no era momento de poner las cosas incomodas
–¿Y cómo es que ustedes saben tanto sobre esto? –continuó
–Porque ambos somos doctores –dijo Carol riendo–. Solíamos investigar el caso cuando las cosas aun eran más calmadas, cuando aun… pero ya no, ahora estamos viejos.
–Ahora enlatan remedios – dijo Yuke reprochando. A Yuke siempre le había molestado la idea de pensar que sus padres desperdiciaron su talento, se sentía culpable, creía que al nacer ella se había terminado su tiempo y pesar de que ambos le habían repetido miles de veces que no era verdad, ella siempre tenía aquella sensación en su interior y a veces llegaba a su garganta en forma de rebeldía.
–Ahora somos sobrevivientes – corrigió Corel intentando cortar con el tema
–Como dijimos, la cuidad no era segura, muchas personas, decidimos movernos de a poco – Continuó Juno tomando un sorbo de su café
–Aquí tampoco es seguro – agregó Corel
–No lo es, no sabemos con que animale podemos encontrarnos, el agua y la electricidad están cortadas, tenemos provisiones contadas, pero estamos juntos, queríamos unirnos a una resistencia, al menos allí estarán seguras –Juno miró a su mujer y luego a su hija de forma serena– Pero Yuke insistió en esperar que despertaras
– ¿Por qué yo? – preguntó el chico
–No lo sé, pero no negaras que hay alguna conexión entre nosotros –dijo Yuke mirándolo fijamente a lo que él asintió – Y si hay una, también entre nosotros y Nigloshima.
–No digas eso Yuke – dijo Corel algo molesta. El muchacho no entendió el porque de aquello.
–No seas necia, sabes que lo es, no puedes negar lo que has visto con tus propios ojos – Yuke parecía algo resignada y Corel aguanto unas palabras en su boca mordiendo su labios inferior
–No sé de que hablas tampoco sé cómo arreglar esto, y aunque sepa que tenemos esa conexión, yo no…
–Aun así –interrumpió Juno– si quieres vivir tienes que venir con nosotros
–¡Por favor! Eres la única esperanza que tengo… que tenemos, si nos mantenemos juntos tal vez… – Yuke parecía algo nerviosa, tomó de la mano al muchacho que por un momento estuvo tentado a apretarla fuerte contra él, pero se contuvo. Al mirar los ojos de la chica tan cerca, pudo ver miles de galaxias en su interior, violetas y brillantes, ahora comprendía un poco la relaciona que le veía con esas cosas.
–Nunca dije que no, eres lo único que tengo , así que te seguiré hasta el fin – dijo el muchacho apretando un poco su mano. Yuke sonrió al instante y luego de unos segundos se sonrojó y se apartó rápidamente.
Corel intentó disimular una sonrisa algo picara pero no lo logró
–Bien, bien – Dijo Juno poniéndose de pie–, pero antes ponte un nombre, y que sea uno bueno, no todos tiene la posibilidad de elegir el suyo
El muchacho asintió y miró nuevamente a Yuke que le sonrió, una sonrisa que hizo que su corazón doliera.
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