Nisenai Fantasy - 12
Capítulo 12
[ 2017, Abril, 18 ]
Una fuerte brisa ingresa a través de las ventanillas de los autobuses. El viaje pudo comenzar sin retraso, llevando ahora un par de horas. Nadie llegó tarde, ya que todos son responsables en gran medida. Los últimos en llegar fueron Kanae y Jun, porque son quienes viven más lejos de allí. Es casi medio día, pero aún falta mucho para llegar.
Toma cerca de 15 horas el viaje en total. Como es de esperarse, se sentaron todos en cercanía. Las filas son de a dos, y ninguno quiso irse al fondo. Como lo usual, la pequeña de ojos violetas está sentada junto a SunHee por la derecha; a su izquierda están Mitsuru y MinHyuk; detrás de el último está Yamato y a su lado el demonio; mientras que a la derecha de este, tras Kanae y la rubia, está Yuki. Por tratarse de un número impar de alumnos, puede ir tranquilamente solo, aunque aplastado por algunos bolsos que ocupan aquel lugar vacío. Las maletas con ropa y otras cosas están por otro lado, pero tienen a mano lo necesario para consumir durante el camino.
Se escucha a los demás compañeros conversando, animados, aprovechando que es raro tener una oportunidad de ese tipo para divertirse. Al ser una preparatoria donde prácticamente todos son muy responsables, más allá de los recreos o la hora del almuerzo, no conversan si no se trata de resolver actividades de importancia académica. En la parte más posterior del autobús, algunos están poniendo música y tarareando una que otra melodía.
—¡Ah~! —bosteza y estira los brazos el niño de ojos rojos—. Tengo hambre. —se queja, mirando a un costado.
—¿Me estás tirando una indirecta? —ríe Yuki, quien a pesar de tener una pila de cosas en el asiento de su lado, parece sentir como si la mirada ajena las atravesara hasta observarlo.
—No traje nada para comer, ¿Tienes unas galletitas o algo? —se levanta de donde está, por si acaso.
—Sí, he traído varios sándwiches para nosotros que si no los comemos dentro de unas horas creo que se pondrán feos. —abre su bolso, que tiene un tamaño similar al que trajo la rubia. De dentro saca un tupper y se lo acomoda en las piernas. Primero le entrega un par a Jun—. Come bien~. Espero te guste, lo preparé yo. —sonríe y se levanta también, para convidarle a su grupo de amigos.
—Muchas gracias. —le responden todos, quienes parece que también tenían hambre pero todavía no habían hecho movimiento alguno.
—Luego les convidaré yo. —les menciona SunHee, mientras come de a poco—. Está delicioso Yuki. Se ve que es mucho más que sólo pan, queso y jamón.
—Por supuesto, en los viajes suelo tener mucha hambre. —ríe y se rasca un poco tras la cabeza con la mano disponible—. Obviamente también es para ustedes, sino no se van a llenar. Algo debe reemplazar el almuerzo. —le dice con sinceridad—. ¿Y a usted, señorita Mitsugashi? ¿Le gusta?
—¡Mh! —hace un sonido gracioso puesto que tiene la boca muy llena como para responder, pero se entiende porque asiente la cabeza.
—Jajaja. —se ríe la pequeña de cabellos rojizos, y luego prueba un bocado—. Uh~. Está súper rico Yuki. —sonríe ampliamente con los ojos cerrados.
—Me alegra mucho, señorita Honda. —le responde y continúa comiendo el propio, llevando ya dos sándwiches. Afortunadamente trajo una buena cantidad.
No sólo ellos, sino todos quienes están en el autobús comienzan a almorzar. No se habían percatado de la hora, pero el hambre los llama. Y de un momento a otro, hay más silencio que otra cosa, o susurros, porque están comiendo. Yamato, por su parte, llevaba todo el rato callado por estar leyendo. Actualmente lee y come también.
La mirada de la chica de cabellos más obscuros se pierde en la nada. Kanae continúa curiosa con todo lo que tiene que ver con su destino como hechicera, al mismo tiempo que su curiosidad amorosa. Tratando de dejar de lado las cosas «más importantes» para sentirse una chica normal, sin responsabilidades sobre el futuro de los ángeles y demonios, tan sólo querer disfrutar el viaje como cualquier adolescente… piensa un poco más acerca de los chicos en su cercanía.
«¿Qué hay sobre Jun y Yuki? ¿Qué debería hacer?». Si tuviese que tener en cuenta quién la hizo sufrir menos, la respuesta es obvia. Y pensando con quién se divirtió más, es un empate. ¿Y quién la hace sentirse mejor? Ahí hay una duda. Es como si estuviese acostumbrada a buscar a Jun, a escribir sobre él, a querer saber de él.
Cada vez que recuerda aquella estupidez con la que sufrió varios meses, por culpa de dicho chico, la incertidumbre de si volverá a tratarle igual no le deja siquiera fantasear sobre un posible futuro. Y Yuki, no la hizo sentir nerviosa o atraída de buenas a primeras, pero uno no necesita alguien que le nuble la razón a su lado, sino con quien pueda tener los pies en la tierra.
Eso no quiere decir que no vaya a sentir algo lindo, o que de vez en cuando no pueda disfrutar de olvidarse de sus problemas por el amor; es mucho mejor alguien que te ayude a solucionar lo que te ataña a quien lo causa.
En cuestión de pros y contras, el ángel estaría muy por arriba. Y si es así, ¿Por qué no lo consideró primero? ¿Sólo porque Jun le resulta más bonito? ¿O porque no se dio el tiempo de conocerlo? Incluso luego de haber conversado por horas con él, como si se tratase de una enredadera, un clavo, una mancha negra sobre una camisa clara… Jun no se quiere salir. Y no tiene que hacer nada para quedarse, más que ser él. ¿Qué significa eso?
—Agh… Quizás sea mejor pensar en mis responsabilidades. —dice para sí misma, revolviéndose el cabello.
—¿No puedes escoger entre los dos? —como si le leyera la mente, su mejor amiga le comenta en forma de susurro—. ¿Qué problema tienes?
—El problema es Jun. No es que me esté tratando mal ahora, ni recientemente. Sólo… Es como si me hubiera marcado. Quiero mirar a otras personas, y me cuesta. Como si estuviera haciendo algo malo. No tengo porqué serle fiel a alguien que ni siquiera es mi pareja, pero me cuesta ver a alguien más así. —estira la boca, como si escondiera los labios, dejando una expresión recta mientras mira hacia abajo.
—Uh… —suspira y arquea una de las cejas—. Sí que tienes un problema.
Eso lo dice en un tono un poco más alto sin querer, lo que alerta al ángel que está atrás. Los ojos de este brillan por un momento, pero nadie lo nota.
—Te gustaría salir con Yuki o con Jun? ¿O te sientes obligada a salir con uno por lo que nosotras te dijimos? —le sigue hablando más bajo, aunque audible para quien está cerca si se le presta atención.
—Mmm… —se tarda pensando. Juega con las manos propias, entrelazándose los dedos, luego soltándolos. Continúa mirando hacia abajo—. No puedo obligarme a que me guste alguien más, pero tampoco quiero que me siga gustando Jun. Y él lo hace más difícil… O sea Jun. —dirige la mirada a su amiga.
—Un clavo no puede sacar otro, y siempre ves que las chicas cuando están con alguien más para olvidarse del primero, luego lo buscan de nuevo. Harías sufrir mucho a Yuki si hicieras eso. —le responde con una expresión seria, y le acaricia el cabello—. Mejor deja las cosas fluir, y con el tiempo te irás olvidando de Jun si es de verdad tu decisión. Si piensas que forzarte a olvidarlo te ayuda, mientras no juegues con el corazón de alguien más, no tengo problema.
—Bueno… Gracias. —no está deprimida precisamente, sólo pensativa.
Yuki, ya se daba una idea acerca de los sentimientos de Kanae hacia su mejor amigo. Aunque parece algo dolido sobre ello, era de esperarse. Hay que ser muy ciego para no darse cuenta. De igual manera, también estaban hablando sobre él. A nadie le gusta ser plato de segunda mesa, pero, ¿A él le importará eso, con su baja autoestima? Es algo que a menos que lo diga, nadie puede saberlo. Tanto él como Yamato, son los más difíciles de predecir si a pensamientos se refieren.
Pasada la hora de la merienda y acercándose a la cena, por fin se encuentran más cerca de el lugar de estadía. Tal y como esperaban, el clima es más fresco, se siente un aroma a tierra mojada, parece haber llovido recientemente. Y como siempre, no se ven muchos vehículos en la calle.
Por lo general Hokkaido no tiene mucho movimiento, pese al gran tamaño que tiene. Aunque todavía no se encuentren en el centro, de todos modos no habría mucha gente.
Sólo faltan unos minutos para el destino, y más que uno notarlo en el reloj, se puede apreciar en las expresiones de impaciencia de los chicos. Nuevamente un ruidoso autobús, lleno de bullicios y risas. Es bastante agradable pensar que incluso sin arribar ya se les nota más alegres.
Acercándose en vista al grupo de amigos, se observa que Yamato termina de leer el libro, pasando por la última página y cerrándolo. Kanae está escribiendo poesías, y SunHee aún continúa jugando en su celular. Mitsuru y MinHyuk escuchan música, al igual que Jun por otro lado. Y Yuki, curiosea discretamente las cosas que escribe quien le gusta, sonriendo por sus ocurrencias, además de comer.
—Chicos, vayan guardando sus cosas o abrigándose, estamos llegando. —les menciona la profesora de arte, que es quien acompaña a este curso—. Arriba los dormilones~. Quién sabe cómo se durmieron con este lío. —ríe y se acomoda el cabello, una mujer incluso más alta que Mitsuru. Parece estar teñida de un rubio cenizas, y viste un bello tapado blanco, que combina con su tez también clara—. Si se quedan adentro se van a enfermar. —les dice a modo de advertencia, no amenaza.
—Sí~. —le responde el alumnado, en diferentes tonos. Algunos de flojera, otros bostezando, pero la mayoría animados.
Y así como les avisaron, la fila de autobuses que lleva a todos los chicos de segundo año de la preparatoria Nisenai, se detienen uno tras otro en un estacionamiento especial del centro. Bajan con cuidado, y algunos regresan adentro para buscar abrigo, ya que no habían hecho caso de la sugerencia. La profesora es la primera en bajar, y es quien está al lado de la puerta para revisar que no haya problemas. Al ver al grupo de Kanae, los detiene a un lado, con una mirada amigable.
—Estos niños de Golden G, ¿Sabían que mi hijo va a pasar por aquí mañana también? —les sonríe, riendo bajo.
—¿Ryōtarō va a venir? ¡Wuu! Vamos a salir a divertirnos entonces. —dice el rubio, codeando a su mejor amigo.
—Sí, claro. —esboza una sonrisa por la reacción del otro.
—¿Quéeeeee? Profesora Hamasaki… ¿Usted es… la madre de Ryōtarō? —Kanae se muestra sorprendida.
—Oh sí pequeña. Satori Hamasaki, madre de un bello bajista, ¿De dónde crees que nació tan bonito? Ufufufu~ —bromea, riendo.
—Creo que sigues tan despistada como siempre. —la molesta SunHee, dando a entender que todos lo saben.
—Sí~. —la pelirroja y el chico de ojos grises le dan la razón a la rubia.
—Ay bueno~. No puedo saberlo todo. —hace pucheros y luego ríe fuerte. Aclara la garganta y mira a la docente—. ¿Nos hospedamos cerca? —ladea la cabeza.
—Por supuesto chicos, aquí en frente tenemos unos enormes ryōkan~. De hecho prácticamente por esta zona es donde hay una gran parte de ellos, y todos son onsen. Así que pueden disfrutar de lo lindo. Obviamente con ese viaje largo en autobús les iban a quedar amortiguadas las piernas como caminar un buen trecho. Mañana saldremos después de mediodía, cuando esté más calentito a pasear. —de paso como le está explicando a ella, habla en voz alta para que la escuchen todos los alumnos—. Disfruten la estadía. —sonríe y se va primero, para llenar los papeles.
Los alumnos caminan mirando hacia los alrededores, a la vez conversando. Algunos se apresuran a entrar, mientras que otros prefieren quedarse sentados cerca de la entrada del hotel.
En el caso del grupo conocido, se dirigen con calma hacia dentro, notando de inmediato el cambio de clima. Es mucho más cálido allí. Las luces del lugar también tienen colores cálidos, para ambientarse más de que es acogedor.
Según se puede entender en el registro de nombres, las habitaciones se dividen en hombres y mujeres. Nada más típico que eso, por supuesto. De igual manera, pueden pasearse por los pasillos hasta que lleguen las horas de dormir, también mirar en los balcones.
Las aguas termales están sólo disponibles a ciertas horas, como en el momento, pero naturalmente van a preferir dejarlo para el día siguiente. Sería mejor tomarse otro tipo de baño si acaban de salir de un autobús.
—Yo puedo llevarles todo. —les dice sonriente a sus amigas Mitsuru—. Ya saben, de algo me tiene que servir esta fuerza. —cierra los ojos mientras toma por la manija las cosas de Kanae y SunHee—. Siento que no pesa nada, literalmente.
—Y eso que llevas tanto… Bueno, a mí no me duelen los brazos a pesar de todo. Tampoco siento el clima, pero como dijeron que estaba fresco me abrigué. —les dice, mientras se desabotona el tapado—. De todas formas, ya debe estar más bonito aquí. —tuerce la boca, mirando las maletas—. También me gustaría poder llevarlas~.
—Jajajaja. —ríe animada Kanae, viendo el pequeño berrinche de la rubia—. ¿Qué esperas? Es el poder que le tocó.
—Hm. —fija la vista en las maletas y se acerca a ellas, y sin tocarlas, una comienza a moverse—. ¿Y eso? ¿Alguien trajo mascotas? —repentinamente el objeto se pone al revés y flota también—. ¿Hay espíritus aquí? —sonríe de lado, y cuando voltea a otra parte, la maleta regresa a la normalidad.
—Creo que eres tú. —le responde la niña de ojos azules, mientras continúa caminando hacia el cuarto de las chicas.
—¿Segura? —vuelve a concentrarse, esta vez en el bolso, y finge moverlo con la mano hacia los lados. Realmente sucede, frente a ellas—. Sí que soy yo. Qué interesante. —parpadea varias veces, con los ojos más abiertos.
—¿Qué clase de reacción es esa? —continúa riendo Kanae, esta vez más alto—. Ahora yo quiero tus poderes. ¿Voy a conseguir magia repentina? —mira hacia los objetos pero sólo le brillan los ojos—. No pasa nada. —hace una voz de decepción.
—Tranquila Kanae, no importa. —la mira Mitsuru, riendo bajo.
SunHee abre las puertas corredizas esta vez con sus manos, para dejarlas pasar.
—Oh~ pensé que ibas a seguir con tus trucos. Tienes que controlarlo mejor, ¿No? Yo al menos me siento menos insegura con mi fuerza.
—Naturalmente, me acabo de enterar de este poder. —estira los brazos y se sienta en el suelo, parece estar cansada—. Aunque suene tonto, eso que hice me causó dolor de cabeza… ¿Dolor? ¡Oh! Puedo sentir algo. Aunque sólo dolor… —toca el suelo varias veces—. Parece que recuperé mi tacto también. —continúa acariciando las maderas—. Demonios, ya no las siento otra vez. —suspira y niega con la cabeza—. Quizás eso también sea otro poder, ¿No?
—No entiendo de qué te serviría no sentir nada. —se rasca una mejilla, mirando hacia arriba.
—Con el tiempo iremos sabiendo. —deja las maletas al lado de donde se sentaron—. Lo mío supongo que es lo más comprensible. —hace un agujero del tamaño de la yema de su dedo por apoyarse con este—. Pero también sigo siendo torpe. —hace pucheros.
Ríen las tres, hablando de ese tipo de cosas como si se tratase de algo normal. A unos minutos de que ellas se instalan allí, llegan el resto de sus compañeras de curso. Nadie escuchó ni vio lo que sucedió entre las 3 antes, por eso tampoco parecen esmerarse en ocultarlo.
A las 22:00 p.m. fijo, la comida está servida, parte de la atención del hotel. Todos, incluyendo ambos sexos, se juntan en el comedor junto con la profesora a cargo. Naturalmente para tal atención tienen que haberlo costeado; y esta vez, Kanae decidió no pedirle ayuda a SunHee, sino que lo consiguió con sus ahorros. Ella respetó su decisión.
—¡Que aproveche!
Dicen antes de comer. Cada uno tiene una buena porción, y por si hace falta, hay más para servirse en unos grandes recipientes.
[ 2017, Abril, 19 ]
Como no tienen que ir a la escuela o en sí no tienen actividades programadas, la mayoría aprovecha para dormir hasta el mediodía. Algunos van a tomar aire temprano por la mañana, pero son muy pocos. Entre ellos, Yuki tiene la costumbre de despertarse al menos sobre las 9 sino tiene clases. Con toda la buena voluntad, está ayudando a comprar los ingredientes para la comida al hotel, obviamente acompañado de los trabajadores; además también ayuda a limpiar, ya que no le cuesta nada. Seguido de él, despierta Yamato. Por su parte, el pelirrojo no tiene esas ideas, sólo se queda echado en su cama leyendo otro libro.
Recién a las 11 a.m. comienza a haber movimiento en los pasillos. Todos saben que el almuerzo estará a las 12, así que algunos directamente tienen una alarma para esa hora.
A una cuadra del complejo de hoteles, Jun pasea solo. El ambiente húmedo y naturalmente fresco seguramente le hace sentir como si estuviera en su casa. Tan frío, a pesar de la estación. El bosque Esmeralda tiene varias similitudes con Hokkaido. Sin embargo, en el momento el cielo está despejado, y el pronóstico no dice nada sobre lluvia o nieve.
—Me hubiera gustado traer a Kanae para caminar un rato… pero ya va a estar la comida. —murmura para sí, apoyado sobre la baranda de una escalera de por allí—. Tal vez más tarde aproveche, de todos modos, no podría negarse a estar conmigo. —sonríe y mira hacia arriba.
Al mismo tiempo, dentro del hotel, las tres amigas se están cambiando, conversando acerca de qué podrían hacer durante el día. Mitsuru, como una chica muy segura, está pensando en invitar a tomar un helado a MinHyuk. Su único inconveniente, es que al no encontrarse en la preparatoria, las chicas son… más «salvajes». Hay muchas chicas que tienen en la mira a los de Golden G, así como también a los más lindos de cada curso.
A SunHee le gustaría pasear con Yamato, pero por tranquilidad, preferiría que Kanae la acompañe, así sea que vaya ella sola o que venga alguno de los chicos como compañía. En preferencia de la rubia, sabe que Yuki es una muy buena opción para cuidarlos. La hechicera está de acuerdo con eso, ya que él no es hiperactivo si no se encuentra Jun cerca.
—¿Escucharon que desapareció una de las señoras de ayer? Una de las mujeres que servía la comida… Dicen que la buscaron toda la mañana pero no está, y no avisó que salía ni nada. —les comenta a todas las chicas que aún se encuentran en el cuarto, Tsuki, que acaba de entrar. Ella es de las que salió por la mañana.
—¿Qué? ¿En serio? ¿Entonces no es seguro que salgamos afuera? —le pregunta otra compañera, con una expresión de preocupación.
—No lo sé, quizás sólo tuvo alguna emergencia y tuvo que salir sin más. No puedo asegurarles nada, pero nadie vio a ninguna persona entrar o salir con ella. —parece pensativa al respecto. Ayuda a acomodar las camas, para que la habitación quede ordenada por mientras.
Ante esa noticia, todas las presentes comenzaron a hablar sobre ello. Más allá de la seguridad, ninguna quisiera perder la oportunidad de disfrutar el viaje.
Luego de un rato, comienzan a regresar los alumnos al hotel. Apenas en la entrada ya se puede sentir los deliciosos aromas de la comida. El almuerzo consta de una buena cantidad de piezas de sushi y arroz, un tazón de noodles de huevo para cada uno, y en el medio de la mesa, en diferentes bandejas, takoyaki.
Mientras están terminando de servir, se puede ver al ángel usando un delantal, ya que también ayudó en la cocina. Todos toman asiento, y comienzan las oleadas de susurros.
El último en llegar es Jun, quien se había alejado mucho más de lo previsto en lugar de quedarse por los alrededores. Éste, al encontrarse con la mirada de Yuki, se le escapa una pequeña risa. Cualquiera podría imaginar que es debido a su vestimenta, pero Kanae imagina que puede ser porque es de esperarse que se quedara ayudando.
—Hey, Kanae, —es la primera persona a la que el chico de ojos rojos se dirige durante el día— ¿Cómo dormiste hoy? ¿Pudiste descansar bien?
Perfectamente audible su pregunta, entre el silencio momentáneo de varios probando el primer bocado. El corazón de la niña se acelera un poco. Si bien es una pregunta usual de él hacia ella y Yuki, todavía le resulta algo vergonzoso.
—Todo en orden. —aclara la garganta y coge un trozo de sushi.
—Más tarde, cuando terminemos de comer, quisiera invitarte a salir. —le dice con tranquilidad, mientras sorbe un poco de los fideos, acompañándolos con takoyaki.
—¡…! —casi se ahoga con semejante declaración. Primero se imagina «salir» de otra manera, pero incluso luego de entender a qué se refiere, se le genera discordia y nervios entre sus pensamientos.
Ella ya había quedado con SunHee, y además tenía planeado ir con Yuki. No es que le moleste, pero, ¿Cómo podría negársele si se trata de él? Ante la ocurrencia, niega con la cabeza inconscientemente, por la vergüenza.
—¿Segura que no quieres? Podría esperarte alguna sorpresa quizás~. —ríe bajo, mirándole fijo.
—Y-yo… —desvía la mirada, sin saber bien qué decirle—. No puedo hoy, quizás mañana.
—Ella saldrá conmigo, no es nada malo Jun. Disculpa, pero ya lo habíamos acordado. —le dice SunHee, quien seguidamente continúa comiendo—. Ah, traje postres también. —le menciona tras una pausa—. Se pondrá feo si no lo comemos pronto, así que puedes pedirle a Kanae o a mí que te lo demos en cuanto regresemos.
—Uhm… —asiente con la cabeza—. Si regresan temprano, de seguro la busco. —sonríe, haciendo referencia a la niña de cabellos obscuros. No parece pensar en lo dulce porque ya está comiendo.
A medida que transcurre el almuerzo, los niños se van soltando un poco más, así que se oye más bullicio. Algunos se llenan, otros ya terminan de comer.
Lógicamente, el chico de ojos rojos acabó su plato, siempre come mucho y rápido. Sin tener que quedarse a esperar, se levanta para ir al cuarto de hombres. Se ve que MinHyuk se está arreglando para pasear con Mitsuru, causando la envidia de muchas que querían invitarlo; sin embargo, no les causan problemas, ya que de todos modos les resultan «inalcanzables».
A la vez, a quien esté «libre» no tienen vergüenza de pedirle. Desafortunadamente para ellas, también ocuparon a Yamato. Al igual que con la pelirroja, nadie tiene quejas. Quedando sólo Yuki, algunas se adelantan a Kanae, preguntándole primero. SunHee desde su lugar le hace señas al chico. Él; incluso sin saber porqué, le hace caso, riéndose bajo y negándose a las demás con respeto. Las chicas en el curso se miran algo extrañadas, pero lo aceptan. Aún quedan varios modelos en el curso.
Unos 20 minutos después, está cada quién por su lado. La profesora de arte les dice que traten de llegar antes de la cena, y ella también piensa salir según mencionó. Varias del alumnado están atentas a la llegada de Ryōtarō, así que rondarán por las cercanías del complejo de hoteles.
Por otro lado, se puede ver a los niños conocidos arreglando sus prendas para salir.
—Es algo inesperado que me invitara, señorita Mitsugashi. ¿Está segura de que no las molestaré? —le pregunta el chico de cabellos castaños, con un leve rubor a simple vista.
—Claro, incluso SunHee te mencionó como primera opción. —le responde tranquilamente, con sinceridad.
—Ah, es eso. —se rasca una mejilla y mira hacia un lado. Estira los brazos, para estirarse un poco, y seguido de ello se retira momentáneamente a recoger su bolso en el cuarto de hombres.
Al mismo tiempo, MinHyuk y Mitsuru saludan a las amigas mientras salen por la puerta.
—Oye, ¿Jun va a estar bien? Va a quedar solito… Somos un número impar de amigos, recién lo recuerdo. —forma un puchero con los labios la pequeña de cabellos negros, mirando a su mejor amiga.
—¿Preferirías quedarte con él y que yo me vaya con dos chicos? 아이고. —ríe, negando con la cabeza. Le pone una mano en el hombro—. Es una buena oportunidad para ir dejando de gustar de Jun, ¿No lo crees? Aunque si prefieres, puedes quedarte. —arquea ambas cejas, cerrando los ojos—. Simplemente es una sugerencia, porque tú insistes mucho en olvidarlo.
—Mh. —asiente lento y suspira corto, mirándola luego—. Tienes razón en eso. Espero que alguna de nuestras compañeras, o de los otros cursos en los hoteles de al lado lo inviten. —una frase que a pesar de decirla con seriedad, le causa un pequeño dolor en el pecho.
El pelirrojo que andaba a unos metros de ellas, se había alejado para que terminasen de hablar. Un par de minutos luego, regresa junto con Yuki, quien se tardó por conversar con Jun.
—¿Están listas? —pregunta Yamato con su voz seria usual, mirando el celular por un momento.
Parece como si a la rubia le hubiese llegado un flechazo, por la forma en la que se le queda viendo.
—Mh. —aclara lagarganta la niña de ojos verdes—. Por supuesto, vamos.
Salen despacio, yendo por poco más adelante la más alta con Yamato. Como habían hablado, o más bien, de la forma en que las chicas lo acordaron entre ellas, sería más como una «cita doble». Una en que muy dudosamente habría un gran avance en el sentido romántico, al menos, así lo consideran.
Hablan de la misma forma en que lo harían siempre, y se muestran animados. Hay varios lugares por los que podrían pasar como turistas, pero no todos están muy cerca. Y siempre cuando uno más se pregunta a dónde ir, menos se le ocurre. Sin embargo, parece no importarles, no molestarles.
Corre un viento repentino, llevando consigo algunas hojas y pétalos de diferentes colores.
—No hace mucho que comimos, pero lo único que se me ocurre siempre es buscar un restaurante. —arquea las cejas con los ojos cerrados—. ¿Sabe de algún lugar que le dé curiosidad, señorita Mitsugashi?
—Considerando que estamos en Sapporo, hay un par de lugares que tienen que ver con comida y son para visitar… El mercado Nijio sigue abierto hasta las 18. —le responde con serenidad Kanae, posando una mano en el mentón propio.
—Habría que tomar un bus para llegar en unos 20 minutos, ¿No preferirían ver más de Hokkaido tomando un tren? Aunque igual luego deberíamos pasarnos a un bus. Me refiero a… el parque Moerenuma. —les menciona como sugerencia el chico de ojos miel.
De igual manera, el tema surge espontáneamente. No hay apuros, pero cualquier persona sentiría que debe conocer aunque sea uno de los tantos destinos turísticos al salir de viaje. Nuevamente, pierden el interés en ello y continúan en lo que hablaban antes.
Pasa una hora desde que salieron, y de tanto dar vueltas, llegan a un parque. Toman asiento en el banco más cercano, y ríen por lo apretados que quedan los 4.
—¿Les parece si nos dividimos? Yuki y yo nos sentaremos en el otro banco. —dice animada Kanae, guiñándole el ojo a su mejor amiga disimuladamente.
La rubia y el ángel tienen un corto sobresalto por lo repentino, pero asienten en silencio. Se separan en parejas, no muy distantes un banco del otro. Están a la vista, pero no pueden oír bien lo que hablan los demás.
—Señorita Mitsugashi, ¿No hay ningún problema en que estemos los dos solos? —le pregunta, jugando con las manos propias. Tiene la mirada en ellas.
—¿Por qué lo habría? Estuve contigo sola muchas veces, ¿Lo dices por ellos? —lo mira, mientras hace un tono más bajo en volumen en la última frase.
—Sé que no es de mi incumbencia, pero parece que usted… —espera un momento, y niega con la cabeza sin terminar la frase.
—¿Yo qué? —arquea una ceja, confundida e intrigada.
—Sabe que yo soy sincero y no soy mala persona, ¿Cierto?
La chica asiente lento mientras lo escucha.
—Yo… escuché una conversación, porque estaban en frente de mí. Pensé que podía ayudarles, la escuché preocupada y quise saber de qué trataba. ¿Está segura de que quiere pasar tiempo conmigo, aún así? —la mira firmemente, pero no con expresión de molestia ni nada parecido.
—Mh… Creo que no sé muy bien qué escuchaste, pero tampoco creo que eso afecte cómo soy yo contigo. —lleva la mirada hacia arriba, ya que nuevamente pasean por allí pétalos.
—Sólo para que lo sepa, yo la respeto mucho, y nunca querré hacerle daño. No se sienta obligada a pasar tiempo conmigo. —esboza una sonrisa, esta vez con una mirada que refleja cierta tristeza.
—Yuki… yo no me siento obligada a pasar tiempo contigo. ¿Tan difícil es aceptar que alguien aparte de Jun puede quererte? Jun no es el único en el mundo. Todos te apreciamos mucho. Pensé que lo habías entendido cuando te lo expliqué en tu casa… la primera vez que fuimos… —apoya las manos sobre las piernas propias—. Estabas aislado mientras todos jugábamos. Es como si tú mismo te dejaras de lado.
—… —se muerde el labio inferior, otra vez cabizbajo. Entrelaza las manos propias, dejándolas caer sobre las rodillas—. Lo siento. Sabe, actualmente no soy la mejor opción… pero no pienso quedarme atrás. —como si se tratara de un sentimiento profundo, se siente de él cierto aire de determinación.
—Siempre sal adelante, yo te ayudaré en lo que pueda. —obviamente, ella no entiende el segundo sentido que tiene esa frase.
Si se tratase de alguien más, esa persona sabría que Yuki no se refiere a sólo amistad, pero no es el caso. La niña rodea con los brazos el torso del ángel, abrazándolo por la cintura, con la cabeza apoyada en su pecho.
Desde el otro banco, SunHee los mira sorprendida por su rápida interacción. Se ve cómo el chico de cabellos castaños tiene un gran rubor en las mejillas. La rubia se desconcentra de la escena tras un suspiro de Yamato, quien luego sonríe cálido.
—¿La idea era juntarlos? Sí me di cuenta de que parecen una linda pareja, Yuki es bueno. —le dice, completamente directo.
—¿No piensas lo mismo de Jun? —le pregunta con sinceridad ante tal observación, con una voz tranquila.
—No, Jun no. Es cierto que ha mejorado recientemente pero no creo que ella se sienta cómoda en pareja con él. Digo, Jun… la trató muy mal. No sé si sería una buena idea. Hablando de estabilidad, creo que ninguno lo es y además de diferentes maneras, pero ella tampoco. Así que no importa. —habla como si conociese mucho del tema.
Cualquiera se preguntaría ¿Está enamorado, o es sólo otra de sus observaciones?
—Creo que es verdad. —cualquiera sea la razón de sus palabras, los ojos verde agua de la chica se ven brillantes ante él. Quizá una mezcla entre admiración y amor.
Tras unas horas en el parque, deciden regresar al hotel. Para ello se juntan otra vez los 4, y caminan. Como no dan rodeos, el regresar no necesariamente tardaría media hora, sino sólo unos 20 minutos.
Son las 18:30 p.m., por lo general ya están disponibles las aguas termales. Es el tema que se les escucha mencionar más que nada a las chicas, y también el que prefieren ir cerca de las 20 p.m.
—Kanae, ¿Te gustaría que vayamos con Mitsuru cuando ella esté? Si ya volvió podríamos ir ahora, como no debe estar muy lleno. —le pregunta la niña de cabellos claros, mientras estira un tanto los brazos.
—¡Claro~! Me pregunto cómo serán las aguas termales… ¿Serán tan calientes que no podamos entrar? ¿O tibias a un punto que nos haga frío? —se cuestiona sin problemas en voz alta.
—Son cálidas. Si entra rápido probablemente se queme. —le responde en un tono bastante seguro el chico de ojos grises.
—Ya verás pronto. —sonríe de lado el pelirrojo, adelantándose un par de metros, como si planeara ir a hacer algo.
Sin que le salgan palabras de la boca, SunHee estira la mano, tratando de decirle que espere un momento. Como si él pudiese percatarse del viento que deja de correr tras que aquella mano lo detiene, él se da media vuelta.
—Yamato… gracias por habernos acompañado. —baja la mano lentamente, sin apartar la vista del más alto.
—Me divertí, igualmente. —vuelve a sonreírle y continúa con su camino, adentrándose primero en el hotel.
El chico de ojos miel se dirige primeramente, y sin rodeos, hacia el cuarto de los chicos. Hay unos pocos en un rincón, y en el otro, están conversando sin temor a ser ruidosos Jun y MinHyuk.
—Vaya, ¡Te está quedando muy bien! Me siento afortunado de que me estés mostrando primero los avances~.
Realmente se lo ve emocionado, no parece triste por lo de la salida de Kanae.
—Muchas gracias. —ríe fuerte, jugando con el celular entre sus manos—. Si quieres podrías hacer una colaboración con nosotros. Naturalmente, tendrías que practicar y deberíamos hacer pruebas de armonía, así como vocalizar. Pienso en invitarte porque te oí cantar varias veces, y al comienzo sentí que eras un idol, pero me sorprende que no sea así.
—Tampoco es para tanto, o sea, no canto tan bien como tú. —su rostro se ve ruborizado, y se muestra tímido, completamente opuesto a lo que suele ser. Su gran confianza en sí mismo parece nula al compararse con MinHyuk.
El pelirrojo está de pie a un lado, en silencio. Nadie se dio cuenta de su entrada a la habitación, ni voltearon a ver. Interrumpir la conversación de sus amigos en el momento, por más que su expresión denote indicios de hablar, no sería lo ideal a pesar de lo directo que es.
—No digas tonterías. Cantas muy lindo. Las chicas de la escuela que te escucharon parecen maravilladas cuando te escuchan. Si no quieres está bien, pero si te gustaría aún cantar conmigo, yo te ayudo. Incluso podrías abrir puertas al mundo de la música. —le sonríe con sinceridad, hablándole con un tono muy amable y nada burlista, así dándole a entender su seriedad.
—Sí. —sonríe aún tímido, con una mirada pensativa. Se sienta de otra manera—. Voy a dar mi mejor esfuerzo.
El más alto, probablemente analiza que pasó la tensión, y se acomoda al lado de sus amigos. Los dos saludan con una pequeña reverencia con la cabeza. Lo reciben bien y con naturaleza, al instante comenzando a contarse qué hizo cada uno durante el día.
En un lugar no tan alejado del cuarto de chicos, hacia el fondo del hotel, se encuentran ubicadas las aguas termales. Como se lo habían imaginado, sólo están las tres mejores amigas allí. El área está repleta de vapor, dejando visible los rostros y las zonas más alejadas del agua caliente.
—Es como una bañera gigante~. —su voz suena animada. Mantiene los ojos cerrados de forma relajada—. ¿Ustedes entraron varias veces antes o sólo una?
—Yo un par de veces, pero con mi madre. —habla de la misma manera. Esconde la boca para hacer unas cuantas burbujitas, jugando.
—Yo fui cuando era niña muchas veces, pero desde los 8 años que no he regresado por… ¿Cuestiones familiares? —comenta en un tono pensativo.
—¿Se puede preguntar por qué? —la niña de ojos azules la mira con curiosidad, tomando otra postura.
—Bueno… Ustedes saben que mi familia es adinerada… pero ambas partes, tienen por lo general una actitud fría. Todos mis abuelos, nunca los conocí, ni a mis tíos. Tampoco sé si siguen vivos. Mis padres, casados por conveniencia, no pelean pero tampoco se aman. Y a nosotros nos tratan bien, pero ya no los veo tan seguido. Tampoco es que alguna vez lo haya hecho, pero al menos antes nos llevaban de vacaciones de vez en cuando para pasar tiempo juntos. —mueve un poco las piernas bajo el agua—. MinHyuk y yo los extrañamos, pero, ¿Qué podríamos hacer de todas formas?
—Lo lamento SunHee, no quería ponerte mal. —la pelirroja baja la mirada, jugando con el cabello propio.
—Está bien. No me sorprendería que mi hermano no lo mencionara seguido, se ve que le afecta mucho más que a mí… —le responde nuevamente pensativa, mientras hunde un poco su rostro en el agua, tal como lo hizo ella hace un rato.
Entre todo el vapor presente, también se encuentra otra presencia ajena a las chicas. No se le ve claramente, y tras el poco tiempo transcurrido de aquél incidente, tampoco se percibe algún hedor. Sin embargo, algo lo delata. Un fuerte ruido, para quienes están allí. Un golpe, o un tropezón. «¿Será algún chico queriendo espiar?», es lo primero que pensaría una chica. Por suerte, entre ellas tres puede ver de qué se trata. Posee un rostro con una expresión macabra; ojos demasiado abiertos, una tez entre grisácea y partes azules, literalmente. Sus labios parecen tener algunas cortaduras, y tiene una contextura delgada, sin llegar a un extremo.
—Se ve tangible. —comenta Mitsuru, tomando una posición de pelea tras coger una toalla del suelo.
Las otras dos todavía están atónitas, prácticamente paralizadas, como casi cualquiera lo estaría; eso o seguir corriendo. La más alta asesta un puñetazo en aquél ser, dejando claro que sí es como ella lo imaginaba. Les hace una seña con las manos, aprovechando que lo alejó por un momento, para que puedan seguir y salir de allí.
Kanae, en su desesperación, coge su toalla también y trata de llegar a la puerta, pero esa especie de monstruo o fantasma «tangible» se interpone. Reaccionando, ella se echa hacia atrás, cerrando los ojos con fuerza.
Por mientras, la chica de ojos verdes, parece percatarse de lo complicado que es escapar. Aún dentro del agua, se la ve alzar una mano mientras mira al ser gris, y éste, es detenido por un momento, apenas sobre el aire.
Y al mismo tiempo, la niña de cabellos obscuros imita la acción de la otra, levantando la mano por reflejo. De ella, algo similar a una masa de energía sale disparada y empuja al extraño hacia una pared, como ocurrió también cuando Mitsuru lo golpeó.
—¿Qué? —las tres, incluyendo a la poseedora de aquella habilidad, se sorprenden por lo que acaba de ocurrir.
Y precisamente, tras los fuertes ruidos, se hacen presentes los chicos. Sin pensar sólo entran a la escena.
Jun reacciona rápido, apenas viendo al enemigo lo golpea. El otro sale disparado hacia una roca, partiéndose ésta por la mitad tras el impacto. Todos los recién llegados no se ven nada a gusto con la situación, pero tampoco pueden huir.
—Salgan si pueden chicas, ya nos encargamos desde aquí. —les dice Yuki, con una expresión seria y a la vez preocupado.
—No. —le responden SunHee y Mitsuru a la vez, con una expresión similar.
—Ya no quiero escapar, voy a tratar de ayudarlos. —la rubia le comenta con sinceridad.
Mitsuru, por su lado, ella desde hacerle frente no quiere huir. Mientras, Kanae… todavía está demasiado asustada como para actuar. ¿Cómo puede a algunos resultar tan fácil superar un miedo? ¿Quizás sólo actúan por inercia, o ya perdieron la cabeza? ¿Por qué termina pareciendo como si ella fuera la única con miedo? Sus manos tiemblan porque no sabe qué hacer, ni tampoco cómo fue que pudo usar un poder diferente antes. «Debería quedarme… aunque no entienda nada, ¿Verdad?», se imagina en el corto momento que tienen para tomar un respiro.
—Kanae, quédate detrás de mí, yo te cuido. —le dice Jun, con toda la buena intención, ya que todos notan la expresión aterrorizada que trae.
—Uhm… Creo que yo debería apartarme con Kanae a un lado, sin ofender, para no estorbar.
Les dice Yamato, aunque el «espectro» termina por acercársele a él primero.
—¡¿Qué rayos?! —se ve sorprendido, y trata de defenderse con una patada alta. Parece funcionar, lo alejó un poco—. Creo que el fantasma no quiere dejar a nadie tranquilo.
Sólo unos segundos del golpe transcurren y se dirige a SunHee, que lo detiene nuevamente frente a ella.
—¡Ahora! ¡Péguenle con algo! —se va a unos metros de él, dejándolo quieto aún—. ¡Rápido porque se me escapará! —está alterada, porque también tiene miedo a pesar de todo.
MinHyuk y Yuki se le acercan, reaccionando primero el ángel. Esta vez no lo golpea a primeras. Los dos echan un vistazo rápido y encuentran algo, que Kanae desde lejos lo vio también pero no imaginó que sería crucial: un color más claro en la parte superior de la cabeza. Ambos chicos concentran un puñetazo allí; y finalmente, aquél ser parece volverse cenizas, desvaneciéndose al mismo tiempo.
Cerca de la hora de cenar, el grupo no se quiere ni asomar a la mesa. Todos se encierran en sus habitaciones, con un rostro pensativo y cansado. Es triste que haya sido un día tan bello, pero siempre uno se preocupa y absorbe por la desgracia. Aunque en este caso, es bastante comprensible.
¿También tendrá que depender de ellos la vida de los demás, cuando con su edad apenas pueden cuidar de sí mismos? Y al mismo tiempo, las personas en alguna parte de ellos saben que sin importar las situaciones que ocurran, deben seguir adelante. Hay cosas que son más complicadas de llevar en cuanto a la conciencia, aunque como siempre, depende de la persona.
Yuki, en su sentido de la responsabilidad, es el primero que se anima a salir; y en su caso, se dirige a ayudar en la cocina, más sabiendo ahora porqué falta alguien allí. Jun le sigue, como si fuese por inercia.
Y al rato, durante la mitad de la cena, Kanae sale a tomar aire fresco. Mientras se aleja un poco, se ve que en el cuarto de chicas sus mejores amigas están en silencio, en una esquina. «Ojalá que mañana todos nos olvidemos de esto, y continuemos viviendo normalmente». Es lo que lleva pensando, queriendo ignorar una muerte ajena. Pero tristemente para estos chicos, tienen que quemar algunas etapas más rápido. Incluso a los mayores muchas veces les cuesta tener que aceptar los hechos y superarlos, en lugar de huir y dejarlos de lado.
Pasa media hora desde que la niña de cabellos negros salió a dar un paseo nocturno, y tras dar varias vueltas, decide descansar un rato en un banco de por allí, no muy lejos del hotel. Sobre todo por la noche, siempre está bastante frío en Hokkaido. En el caso de la hechicera, ella acostumbra abrigarse bien a esas horas ya que en el bosque el clima es similar.
Al igual que durante la tarde, el viento lleva hojas y pétalos de algunas flores. Gracias a los faroles, todo se ve brillante y hermoso. El rosa de los árboles de cerezo siempre ha resultado una belleza, inclusive la misma naturaleza de estos puede llegar a ser un destino turístico. Entre la amargura, un lugar perfumado y colorido puede resultar una buena medicina.
—En cierto modo me siento mejor.
Dice Kanae en voz baja para sí, esbozando una sonrisa. Cierra los ojos y suspira, calmándose. En su intento por relajarse, no distingue que una sombra se dirige hacia ella. Mientras más cerca está, más se ve que se trata de una persona esta vez. Un chico alto, de cabellos verdes y ojos de color vino. Se trata de Ryōtarō, quien en silencio toma asiento al lado de la chica, probablemente quiera darle una «sorpresa» al aparecer de la nada. La mira con cariño y respira suave.
—¿Oh? Qué rico perfume. —piensa nuevamente algo alto, pero para ella. Gracias al clima, es más fácil sentir los aromas.
—¿En serio? Gracias. —ríe bajo por su comentario.
—¡Uwwaa! —se echa un poco para atrás—. Oh, eres tú. Buenas noches. —le sonríe con las cejas arqueadas.
—¿Qué tal el viaje? No quise molestarte con mis mensajes en gran parte para que aprovecharas de tratar de… ¿Salir con Jun? O algo así, ya que se arreglaron. —como siempre, directo, e indagando en su vida personal, pero no de mala forma. Sonríe de igual manera—. Te extrañé.
—Muchas gracias, sí que pasó un largo tiempo desde la última vez que nos vimos… Y de Jun… —hace pausas mientras le responde, aclarando la garganta—. No quiero salir con él, tampoco quiero pensar en eso.
—Mmm… ¿Podría decirte una cosa más al respecto…? —mira hacia abajo.
—Está bien. —tampoco cree que precisamente vaya a deprimirse por eso, ya está más que traumada con lo anterior ocurrido.
—Si te rechazó no deberías rendirte tan fácilmente, estoy seguro de que si lo hizo es porque está confundido. Le será muy difícil no enamorarse de ti si se le pasó lo idiota. —a pesar de las especulaciones de la chica sobre Ryōtarō, parece que él «la shippea» con varias personas que no son él.
—No es eso… Jun no se ve nada confundido, él se ve hasta más decidido que yo. ¡Y yo no quiero saber nada con él por el tema de los demonios y ángeles y mon… —se exalta más de lo que esperaba por todas las cosas que tiene en la cabeza—. Olvida eso. —le tiemblan los labios, como si hiciera el esfuerzo por no llorar.
—No logro entender de qué se trata, pero se nota que quieres hablar aún menos de eso… lamento mucho lo que te haya pasado. —se acerca más a ella, despacio—. ¿Quieres un abrazo? De verdad te juro que no me quiero aprovechar, pero me acuerdo de la fiesta y cómo estabas de mal…
—Está bien si me quieres abrazar, pero no creo corresponderte ahora. —no lo quiere decir de mala manera, simplemente no sabe si va a reaccionar, o cómo.
El chico de cabellos verdes, habiendo avisado, procede a darle un cálido abrazo; despacio, suave, le hace caricias en el cabello. Kanae se deja abrazar, y llora en silencio. Necesita descargarse, al igual que sus amigos. Entre ello se pregunta, «¿Estarán mejor? ¿Habrán llorado también? ¿Se dejan algún tiempo para tratar de solucionar sus pensamientos?» Tantas cosas que aunque de encontraran en frente no podría preguntarles por miedo. Si Ryōtarō, quien la sujeta para que no se derrumbe, quisiera saber qué sucede… ¿Estaría bien contarle aquellos secretos? Probablemente tendría que esperar, porque tampoco sabría por dónde comenzar.
Más tarde, cerca de las 3:00 a.m., naturalmente los niños ya se encuentran en las habitaciones. Entre el grupo de Kanae, están casi todos dormidos, excepto por Jun. Susurra algunas cosas, casi inaudibles, sobre culpa y frustración. Nadie lo escucha prácticamente, tampoco se mueve mucho como para llamar la atención. Sólo se ve, a duras penas por la obscuridad, una expresión de inmensa tristeza. Qué triste imaginar que existan tales situaciones que terminen por borrarles la sonrisa.
[ 2017, Abril, 20 ]
A primeras horas de la mañana, como suele suceder siempre, Jun es el primero en levantarse. Esta vez, no porque sea el primero, sino que realmente no durmió nada. Se abriga y sale a caminar un rato. No es de sorprender que esté tan o más frío que en la noche.
—¿Habrá algún lugar abierto cerca?
Dice para sí, quizá pensando en un desayuno. Camina un corto trecho, hasta detenerse en algo, que de seguro por su expresión no esperaba encontrarse. Una leve sonrisa aparece en su rostro, a la vez que sus ojos se ven más brillantes.
—Kanae, ya despertaste. ¿Dormiste bien? —le pregunta dulcemente quien tiene las ojeras marcadas.
—Buenos días. —no le llama la atención que su amigo ya esté por esa hora—. Sí dormí, aunque tuve pesadillas un rato. Estoy segura de que no fui la única. —arquea las cejas con los ojos cerrados—. ¿Tú dormiste? —le atina perfectamente a la pregunta.
—No realmente, pero creo que estoy bien. —irónicamente, al momento de responderle, se le escapa un bostezo—. Oh, lo siento. —ríe bajo.
La chica no le hace ningún comentario, pero le sonríe cálidamente.
—¿Qué pasa? —se sonroja un poco, jugando con las manos propias.
—No es nada. —ríe también. En realidad, le alegra pensar que es posible que ya se encuentren mejor.
Por otro lado, en el hotel, el siguiente en levantarse es Yuki. En lo que se refiere a tiempo exacto, en días libres siempre suele levantarse una hora después que el chico de cabellos negros. Luego de revisar cómo van los preparativos del almuerzo, que dicen no necesitar ayuda esta vez, se dirige al frente del cuarto de las chicas. Toca despacio la puerta, y le atiende SunHee, que se ve muy atenta a los ruidos.
—Disculpe que la moleste Miss Jung, ¿No volvieron a ver nada durante el resto de la noche? —se muestra muy preocupado al respecto, le habla en susurros.
—¿Mh? No, nada la verdad. —se talla los ojos suavemente con las manos, acostumbrándose a la luz.
—Es extraño… juro que tuve un mal presentimiento… Debo estar atónito todavía. —desvía la mirada hacia abajo, a un costado—. ¿La señorita Mitsugashi salió?
—¿Qué? —voltea a ver hacia el lado de su futón, como si no lo hubiera visto al caminar hasta la puerta o despertar, probablemente debido al sueño—. No, no está… Ayer durante la noche también salió un rato…
—Estaría preocupado si fuese que está sola, pero estoy seguro de que Jun está con ella, él la cuidará. —le dice sonriendo más relajado, aunque todavía se le ve cansado.
Nuevamente, regresando a donde están Kanae y Jun, se aprecia una escena del par caminando cerca del puente. La niña de cabellos negros señala algo y el chico asiente. Cuando él señala otra cosa, sin querer al hacer el movimiento de la mano, empuja a la chica y cae al agua. Cae él seguidamente tras pisar mal.
—¡Rayos!
Se escucha al chico de ojos rojos, riendo junto a Kanae.
Durante la tarde, ya más cálido, los alumnos ya tienen que regresar a su casa. El viaje no fue precisamente largo, pero los chicos probablemente, la mayoría así lo deben haber sentido.
Se escucha a muchos quejarse de no querer volver a su casa todavía, unos pocos quisieran vivir en Hokkaido, pero contrariamente a ello casi todos dicen extrañar a su familia. Se acomodan en sus asientos, sin dejar de conversar.
En general, un ambiente lindo y juvenil, mientras que alrededor del grupo conocido, todavía se siente algo de tensión. De igual manera, se los ve mucho mejor que el día anterior.
—A~ch. —estornuda Kanae, no muy fuerte. Se seca con un pañuelo y tiene una expresión de entre sueño y cansancio.
—아이고… ¿Cómo fue que terminaste tomando tanto frío? —le pregunta la rubia, quien le ve desde hace un par de horas en un estado de «casi resfriada».
—A~ch. —también estornuda Jun, sentado detrás, al igual que Kanae con un pañuelo.
—Sólo esperaba una cosa. —se pone una mano en la frente, negando con la cabeza—. Me alegra que no les pasara nada más que eso. —le dice sinceramente el chico de ojos grises.
Los niños se ríen por aquella reacción, haciendo que la incomodidad general se atenúe un poco.
Luego de una hora y algunos minutos, gran parte del alumnado opta por dormir. Muchas veces la ansiedad o la decepción quizá, causa un sueño inexplicable. En este caso no sería algo grave, sino simplemente que en esta época los chicos acostumbran usar internet.
Kanae, por su lado, está leyendo manga en el celular junto a SunHee, ya que lo habían descargado con anticipación. MinHyuk escucha música junto a Mitsuru, pero a la vez duermen. Yamato está a un lado solo, leyendo un libro como siempre. Yuki también duerme, pero quien se nota que está en un sueño profundo, es el niño de ojos rojos. Es probable que aunque el ruido regresara o lo sacudiesen, ni siquiera cambie su expresión.
El cielo es lo más iluminado por las estrellas, sin embargo la luz no es suficiente para mirar por dónde vas. Todavía lejos de la cuidad, no hay señal. Los pocos que aún no han cerrado los ojos, tampoco se pueden entretener con el paisaje, excepto por algunas zonas que tienen faroles. La batería de casi todos los celulares se agotó, y con más razón los niños quieren dormir. Dentro del autobús hace algo de frío, pero menos que afuera. Hay presentes algunos susurros, pero muchos menos que cuando estaban llegando.
En el grupo de Kanae, la mayoría duermen, excepto por SunHee y Yamato. La chica ya no lee manga, ni se ve que esté haciendo nada relevante. El chico de cabellos rojizos continúa con el mismo libro, que al ser grueso, parece como si no hubiera avanzado.
—¿De qué es el libro que lees ahora? No quise interrumpir antes pero ahora no hago nada. —en otras palabras, no sabe qué hacer tampoco.
Cualquiera al ver tan atraído al pelirrojo en el libro, le daría curiosidad.
—Puede sonarte raro, pero estoy leyendo una opinión del libro de Zaraín. ¿Viste cómo cada doctrina de la Iglesia tiene su versión de interpretación? Bueno, así. —simple y conciso, típica respuesta de Yamato. Para completarlo, le acerca un poco el libro para que vea la tapa.
—Interesante… Me imagino lo que es leer ahora ese libro luego de conocer cada raza en realidad. —ladea la cabeza, algo pensativa mientras le dice. Le regresa el libro—. ¿No les pasó nada más a ustedes? Nosotras todo normal.
—Para ser sincero, no. Gracias igual. —vuelve a acomodarse como estaba, pero mira hacia ella para dirigírsele—. Siento una gran tensión y malos presentimientos, pero ustedes quizás estén peor.
—Yo tengo cómo defenderme… y si necesitas algo, a ti también. —se sonroja leve y desvía la mirada, parece que «se le escapó».
El pelirrojo, sin ánimo de molestarla, sólo le sonríe cuando ella lo ve otra vez, sin responderle al respecto más que un «gracias».
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