Nisenai Fantasy - 15
Capítulo 15
Llegadas las 4:36 a.m., Kanae se despierta tras escuchar unos ruidos cercanos a su ventana. El viento azota los árboles, que se chocan entre ellos. Incluso a veces el sonido de las hojas moverse a ese punto se puede confundir con lluvia, pero no se trata de eso esta vez.
—Qué extraño que no sienta frío…
Susurra la pequeña para sí misma, hasta que un aroma muy rico impregna su mente. Había olvidado por completo que Yuki está durmiendo en la misma cama que ella. Como podría suponerse, las posiciones cambian a lo largo de la noche. El rostro del otro está mirando hacia el lado de ella, y el brazo propio lo rodea en la cintura. Están mucho más cerca de lo que ella recuerda haber estado alguna vez con alguien, más sobre todo en su cama. Sin embargo, el sueño aún la tiene en sus garras, no llega a sonrojarse abruptamente.
—De verdad parece un ángel… Es…
Los ojos del chico de cabellos marrones, están cerrados, denotando sus pestañas. Aunque no son tan largas ni en cantidad como las del demonio, son más arqueadas, más delicadas. Sus labios con una expresión tan tranquila mientras duerme, hacen parecer que no hubiese existido ninguna pelea durante el día, que todo siguiera normal. Y su aroma, es muy diferente para la percepción de Kanae. Es más suave que el de Jun, pero de alguna manera le resulta más rico. Si se pudiera describir gráficamente, da la impresión de que se siente como algo fresco y acolchonado.
—Qué bello. —con la mano que lo abrazaba, le acaricia el cabello, jugando con los flequillos del otro. De todos modos, según lo que ella está enterada, el sueño del mayor es muy pesado y no despertará con eso—. Ojalá pudieras estar así siempre, tan tranquilo, sin lastimarte a ti mismo.
Lo mira unos minutos más, y sin intenciones de darse la vuelta otra vez, lo abraza de la misma manera que antes para continuar durmiendo.
Llegan las 9 de la mañana. Los padres de Kanae ya están afuera trabajando, y aunque usualmente la hechicera se despertaría a ayudar, aún se encuentra súper cansada del día anterior. Sin embargo, el ángel no tuvo problemas para reponer la energía.
Se pueden apreciar aquellos ojos grises abriéndose lentamente, para encontrarse con la escena de tener a la pequeña pegada a él, ni siquiera a centímetros. Una de las mejillas de Kanae está junto al cabello del chico, el brazo continúa en la cintura.
—¿Q-qué…? Señorita Mitsugashi… —dice en voz baja, y como es costumbre se avergüenza—. Ay Dios. Sabía que no era buena idea que nos acostemos juntos… ¿Cómo le voy a explicar esto, sin que piense que quiero hacerle algo extraño…?
Al comienzo parece demasiado preocupado al respecto, pero luego suspira y sonríe. Sin saber que la otra hizo lo mismo durante la noche, acaricia su cabello.
—Oh, ¿Esto es su shampoo? —de igual forma que la menor, el chico se fija en las cosas que Kanae—. Qué suave.
Pero en donde sí difieren, es que siendo también horas a las que la hechicera despertaría normalmente, las acciones del otro hacen que su sueño se detenga por esta mañana.
Kanae comienza a moverse, dando indicios de que está por levantarse. El ángel no tiene en dónde esconderse, tampoco se separa de ella. La pequeña de cabellos negros se desliza para estirarse, sin querer al mover su cara, rozando los labios del más alto con los propios. Tan suaves como se ven se sienten. Pero sólo dura hasta que ella se estira. Luego se echa hacia atrás, pegándose a la pared como realmente habían planeado anteriormente.
—Buenos días Yuki. —le sonríe cálidamente, aún con los ojos entrecerrados—. ¿Dormiste bien?
A pesar de que tal «prácticamente beso» no fue algo intencional, a Yuki lo deja rojo hasta las orejas. Al menos ya no tiene que preocuparse en explicarle sobre la pose en la estaban.
Por su parte, Kanae comienza a tomar conciencia cuando lo ve así. «¿Qué más podría haberle dicho de todos modos? ¿Está bien que hayamos tenido ese acercamiento, si todavía tengo a otra persona en la cabeza de a ratos? ¿No sería como darle ilusiones en vano?» Son algunas de las preguntas que le surgen.
A la vez se siente culpable, ella desde el comienzo a sus amigas les dijo que no quería «jugar con los sentimientos de nadie». Haberlo estado abrazando así a la noche, sabiendo eso, ¿Realmente estuvo bien? Pero no puede negar que desde que lo platicó con SunHee y Mitsuru, sí tiene en su mente a Yuki también. ¿Eso significaría que le gustan dos personas?
—… —todavía parece no poder formular una respuesta, tan sólo asiente con la cabeza y desvía la mirada, aún con todo el rubor.
—… —aclara la garganta—. Quería disculparme por la situación a la que te forcé. Yo de verdad no quería que te haga frío a la noche, pero no pensé que… bueno… esto que pasó. Lo siento si te incomodó.
—E-está bien, yo descansé bien señorita Mitsugashi… No se sienta mal por favor, si quiere puedo imaginar que esto no sucedió. —regresa la vista a ella, alzando las cejas pero sin arquearlas.
—No digo eso… sólo… —se despeina con ambas manos y hace un puchero con los labios—. Yuki, pasan muchas cosas recientemente. Estoy verdaderamente feliz de tenerte aquí a mi lado, pero siento que no es correcto que te forzara a dormir conmigo. No que lo olvides, aunque no sé si estuvo bien, pero espero que la próxima vez sea más natural para ambos. —ella misma se sonroja al decir la última frase, ¿Qué está tratando de decir?
—¿P-p-próxima vez? ¿E-en la cama?
Tira de las sábanas de su parte para cubrirse la cara con ellas, aunque de ese modo termina viendo bajo las colchas, topándose con el cuerpo de Kanae y su ropa desarreglada tras dormir.
—Oh Dios. —se quita las sábanas y se cubre el rostro con la camisa propia, pero por destaparse se nota su abdomen al descubierto.
Los latidos del corazón de Yuki son tan fuertes, que el silencio de la habitación permite que se escuchen incluso aunque Kanae no tenga el oído sobre su pecho. Y cómo negarlo, Kanae tiene una hermosa vista de los abdominales del otro. Le es inevitable quedarse viendo unos segundos, pero luego niega con la cabeza.
—Sí, pero, no lo malinterpretes. Digo de dormir juntos… —realmente se sigue escuchando mal de todos modos, pero ya está. Nuevamente aclara la garganta—. Iré a hacer el desayuno. —le dice con voz suave y le sonríe—. ¿Me das lugar para salir?
—S-señorita Mitsugashi. —deja de esconderse de a poco, y se atreve a mirarla—. Usted dijo anoche que lo prepararía yo. Así que iré yo. —asiente para sí mismo y se acomoda un poco la ropa, también se trata de achatar el cabello—. Estará en poco tiempo, no se preocupe.
—¿En serio dije eso? —de verdad no lo recuerda—. Yo puedo ayudarte. —le dice mientras aprovecha para bajar de la cama porque el mayor le hizo espacio.
—Tranquila, lo haré yo… y… quería aclararle. No estoy enojado con usted, no siento que haya hecho nada malo. Así que no quiero que esté preocupada por mí. Me ayudó muchísimo ayer con sus consejos, y aunque sea un poco, me siento mejor conmigo mismo. Muchas gracias… —le hace una reverencia y luego la mira otra vez—. La aprecio mucho, aprecio sus gestos y sus palabras, lamento que siempre me ponga tan nervioso pero en serio no estoy molesto. —se pone de pie y se estira un poco más de brazos—. Regreso en unos minutos. —le muestra una sonrisa tierna y sale despacio caminando de la habitación.
Hipotéticamente según lo que parece, todo está normal, casi normal. Lo que se pregunta la chica es si tales situaciones ocasionarían que haya más confianza entre ellos, o al revés. Ella espera lo primero por supuesto. Y si realmente pudiese acercarse más a Yuki, por fin iría de a poco dejando de lado a quien ella cree que le va a lastimar. El ángel no es para nada un mal chico según ella piensa, y como anteriormente se lo planteó, las probabilidades de que le vaya mejor con él que con Jun son más altas. ¿Cómo podría conseguir un desenlace natural para su historia con el chico de cabellos negros, sin que salga lastimado?
[ 2017, Junio, 7 ]
El cielo está obscuro como siempre a primeras horas de la mañana. No hay indicios de que llueva, está completamente despejado, sin embargo desde el día anterior hay fuertes ráfagas de viento de a ratos. El bosque Esmeralda se encuentra muy fresco como de costumbre, así que la pequeña hechicera se despierta con frío.
En realidad, no tiene idea de si debería ir a la escuela todavía. En el chat grupal el día anterior sólo hablaron de volverse a juntar para entrenar, pero nadie mencionó nada acerca de las clases.
—Voy a bajar mis notas si no voy a clases… ¿No? —se pregunta a sí misma mientras se cepilla los dientes, todavía sin arreglarse para ir a la preparatoria.
Se escucha desde donde está, en la TV se habla de que varias escuelas fueron atacadas, no sólo la suya. ¿Qué tendrán aquellos monstruos en contra de las escuelas? Supone Kanae que buscan grandes agrupaciones de gente.
—¿Voy o no voy…? —suspira, mientras comienza a delinearse los ojos. Realmente nunca le toma mucho tiempo por ser un maquillaje simple.
Cuando termina con su rostro y su cabello, aún mientras se viste con la ropa de clases, continúa preguntándose sobre asistir o no. Y estando lista, se sienta en la mesa de la sala.
Realmente las noticias no son muy alentadoras. Hay demasiados destrozos en tan poco tiempo, y ellos aún ni siquiera comprenden como funcionan del todo sus poderes como para poder encargarse de ello. Pueden asegurar que no se trata de que es su grupo el que atrae aquellos fantasmas extraños, pero sí tienen parte de la responsabilidad en desaparecerlos. No fue hasta la siesta del día anterior que en las noticias mostraron lo que sucedió en otros lugares, y ya desde esa hora Kanae y sus amigos piensan acerca del entrenamiento. Pero no es suficiente el tiempo, aprender verdaderamente a usar sus poderes les tardaría años.
—Agh. —Kanae se golpea la frente contra la mesa, suspirando pesado. Luego lleva sus brazos sobre la madera para rodear su cabeza, como si se acostara a dormir sobre ella—. Hasta me da miedo ir a la escuela. —su voz se escucha como eco en la casa, está sola porque sus padres están vendiendo afuera.
—¿Ah? ¿Entonces no vendrás? —al mismo tiempo que habla, Jun abre la puerta. Probablemente los padres de la menor le dieron permiso. La cierra sin hacer mucho ruido.
—… —alza la vista hacia el chico de ojos rojos, sin levantar la cabeza de la mesa—. ¿Tú quieres ir? En la radio dijeron que habrá clases pero… ¿Qué deberíamos hacer?
—Yo vine a buscarte para que no te suceda nada en el camino. Hoy no tengo la excusa de la lluvia. —ríe bajo, mientras toma asiento a su lado. Juega con el cabello propio entre sus dedos, mientras la mira.
—¿Cómo puedes estar tan tranquilo con todo esto? —cierra los puños con fuerza, está muy nerviosa. Realmente no sabe siquiera cómo va a mirar a los demás en la hora del entrenamiento.
—Hey. —se pone de pie, y se ubica detrás de ella, para darle un abrazo. Le habla al oído—. A mí me gusta verte todos los días, y eso hace que la mañana sea linda desde el comienzo, ¿A ti no te gusta verme? —le dice en un tono suave y tierno.
Kanae está apunto de explotar con lo que tiene en la cabeza. Esa dulce voz haciendo eco, es como si por unos segundos le hiciera olvidar lo que sucede, pero la culpa de dejar de lado su responsabilidad le hace volver a tener los pies en la tierra.
—Jun… —le mira con los ojos llorosos, aunque con las mejillas algo rojas—. Este no es el momento para pensar en esas cosas. Hay gente muerta. Gente que no pudimos salvar por ser incompetentes. ¿No lo sabías?
—¿Y crees que estar culpándote de eso te hará bien? —hace una pausa—. No lo sabía, por las dudas. En el grupo sólo hablaron del entrenamiento, y ayer yo estuve entrenando solo, casi ni miré al celular. —tuerce la boca y arquea las cejas—. Lo siento. —aún diciéndole aquello, no se separa de rodearle el cuello con sus brazos.
—Mh… —deja que unas lágrimas se deslicen por su rostro, no tiene la intención de ocultar que está llorando—. Lo siento yo… Ayer yo no hice nada en realidad… Y te juzgo a ti, que sí estuviste practicando… —respira hondo, tratando de calmar su frustración—. Es que en nuestra escuela no murió nadie y nosotros pudimos… pero no podemos estar en todos lados a la vez… No somos tan fuertes…
—Ciertamente. Pero, Kanae, ¿Sabías que hay más posibilidades de que todo te salga mal si te sientes mal? Hay que tratar de estar calmados. Por ejemplo, cuando hice el examen de inicio de clases, y fue mi primer examen en toda mi vida, yo estaba calmado. —mira hacia arriba, como si recordara algo.
—… —se muerde las mejillas por dentro mientras lo escucha, siente que la comparación es estúpida. Aunque entiende su punto.
—Kanae, tengo que contarte algo importante. —regresa a sentarse a su lado, y apoya las manos en las rodillas propias—. A ver… Mira. Yo —se señala— soy un demonio. Me enteré por mi padre que yo absorbo energía negativa —hace con las manos como si tomara algo del aire y lo acerca a su pecho—, y que si no la uso para lo que ustedes consideran «karma», hipotéticamente debo matar a alguien para liberar toda esa mala energía. —pone un brazo en la mesa y lo usa para sostenerse la cabeza, apoyando la mejilla en su mano—. Yo no quiero matar a nadie, así que —posa una mano en la frente propia, negando despacio— mi padre usó una especie de conjuro para liberarme de toda esa cosa. Me siento muy triste de las personas que murieron, también tengo miedo. No estoy seguro de cómo reaccionaré si me encuentro un cadáver, no sé. —arquea las cejas con unos ojos apagados—. Yo también quisiera que esto no esté sucediendo, incluso me siento culpable por haber nacido… Un demonio dijo que mi nacimiento anticipaba el apocalipsis… —cierra los ojos mientras suspira—. Tan sólo pensé que podría distraerme de todo eso si te veía…
—… —parpadea varias veces, atónita ante sus palabras. Recién se entera ella acerca de lo que le sucedió—. Entonces… a ti te afecta esto de forma mucho más directa, y estás tratando de calmarme. —analiza en voz alta, aunque se siente tonta por ello.
—Mh. —asiente suavemente.
—Agh… o sea que… Lo siento. —se muerde el costado de un labio, arqueando ambas cejas, y continúa llorando en silencio.
«Si yo estoy así… Yuki debe sentirse peor. Agh… Habíamos tenido un progreso respecto a su pensamiento, a su depresión… Probablemente con esto tendrá otra vez esas ideas autodestructivas… Si yo estoy así… pero… ¿Por qué pienso en él, si es Jun el que me está hablando?» Definitivamente, le gustan ambos ahora. Realmente no podría empeorar esa situación. Justo cuando piensa darle una oportunidad a alguien más, hay un caos total en el mundo.
—¿Prefieres que nos quedemos en tu casa, y entrenemos desde temprano? —ladea la cabeza, mirándola con curiosidad—. Les aviso a los demás si quieres.
—Espera… Quiero seguir durmiendo un rato. Necesito estar algo más descansada si vamos a comenzar más temprano. —baja la mirada y tuerce la boca. Traga notoriamente, porque estuvo llorando.
—Mh~. —mira hacia arriba nuevamente, y suspira suave—. Vamos a probar algo. —la toma de la muñeca, y hace el amague de levantarla de la silla.
«¿Eh? ¿Probar?» La niña de ojos violetas está más confundida, pero se deja llevar, literalmente. Caminan hasta la habitación, y cierran la puerta tras ellos. Aún no entiende a qué se refiere.
Él se sienta en la cama, dejando la mochila en el suelo, y le hace señas con la mano para que se siente a su lado. Kanae mira hacia los lados con la cabeza, y regresa la vista a él. Le sigue la corriente, se ubica en donde el otro le mostró.
—Tengo un par de ideas para que te sientas mejor. Primero vamos a probar la primera. Uhm. —se toca en el mentón—. Tendrías que cambiarte de ropa. ¿Puedes usar unos pantalones? —la mira de manera tranquila, y le pone una mano en el hombro.
—¿Sí? Supongo que no hay problema, sal un momento. O salgo yo. —arquea una ceja.
—Oh, salgo yo. Te espero. —le sonríe y camina hasta la puerta rápido, cerrándola igualmente.
Se trata de Jun la idea. Y según parece, realmente tiene las intenciones de ayudarle. Entonces no está mal tratar de confiar en él para ello.
La pequeña de cabellos cortos cambia su ropa escolar por su pijama otra vez, porque es lo que tiene más cerca. Y no sólo eso, sino el hecho de que planea seguir durmiendo. Aunque eso le lleva también a preguntarse sobre si cuándo sería lo correcto que Jun se vaya para que ella descanse.
—Supongo que primero veré qué quiere. —aún tiene un poco rojo bajo los ojos, no los puede abrir en totalidad—. Ya está. —alza la voz.
—Voy~. —nuevamente entra y cierra. Pero en lugar de caminar hacia ella, hace aparecer sus alas negras. Luego, en el aire, se acerca a ella—. Vamos a probar algo que vi que le funciona a algunas personas. —la toma de los tobillos y la deja de cabeza, junto a él en el aire.
—¡Ah! —pega un grito corto, pero realmente no están a nada del suelo, no hay ningún peligro a esa distancia—. Ya entiendo porqué lo de la falda… —agradece que al menos no se haya aprovechado en eso porque están solos. También se alivia de que la parte superior de su pijama es medio ajustada, de modo que no cae al estar en esa posición.
—¿Y? ¿Qué te parece? ¿Te sientes mejor? —parpadea varias veces, mirando hacia abajo.
—Nunca escuché que estar de cabeza sirva para sentirse mejor, pero sí para afianzar ideas. —le dice sinceramente. Luego tose un poco. Realmente la sensación de la sangre yéndose a la cabeza no está muy cómoda—. Gracias, pero esto no es lo que quiero…
Apenas le dice aquello, el chico rápidamente la cambia de posición, llevándola en brazos. Pero es un momento corto, porque la deja sentada sobre su cama. Seguidamente, se ubica tras de ella y hace desaparecer sus alas. Kanae está mareada por todos los movimientos repentinos.
—Entonces vamos a probar con la otra forma. —se truena los dedos, y la toma por los hombros. Naturalmente, es para hacerle masaje. Pero aprieta algo fuerte.
—Ay… Despacio. Jun. —acomoda sus piernas, sentándose sobre las rodillas propias. De esa manera queda derecha.
—¿Oh? Pensé que lo estaba haciendo bien. A Yuki le gusta así. —arquea una ceja y tuerce la boca, y luego cambia su expresión a una de curiosidad. Se ve en la ropa que ejerce menos presión en los hombros de la menor. También, se acerca a su oreja—. ¿Así está mejor? —le dice en voz más baja.
—S-sí… —su corazón se acelera y traga con dificultad. «Esto no está bien, yo… Tengo que decirle que se vaya… Pero… A la vez sí me relaja el masaje… ¿Está bien si lo dejo quedarse? ¿Por qué siento como si estuviera mal esto…? No estoy saliendo con ninguno… pero les estoy dando esperanzas a los dos… en el supuesto caso de que les guste…» piensa y deja salir un suspiro largo.
—¿Ves? Te dije que podría funcionar. Además soy yo el que te hace masaje, y Yuki dice que lo hago bien, así que pensé «oh, seguro le gustará». —asiente para sí mismo, jactándose de ello.
—Hmhm. —se ríe bajo con la boca cerrada. A la vez se pregunta qué tan seguido se lo hace a Yuki. «Realmente chicas, creo que no era tan buena idea pensar en alguien más. Ni siquiera en una relación. Si hubiera sabido que iba a ser tan confuso… Pero también quería evadir mi deber como hechicera…» nuevamente sus ojos se ven más tristes.
—Oye, tranquila por favor. No quiero presionarte pero, de verdad, tú y Yuki muchas veces tienen energía negativa. Y hay momentos en los que se siente muy fuerte. —le dice en un tono de voz más normal, olvidándose de que está hablándole muy de cerca—. Nosotros, al igual que los ángeles, podemos darnos cuenta de cuando alguien se siente mal, pero sólo al estar a solas con alguien. Porque lo que captamos es esa energía negativa, que todos tienen en mayor o menor medida. Y cuando es demasiada —le aprieta fuerte sin querer— luego duele la cabeza muchísimo… pero para ello debe ser demasiada.
—… —cierra un ojo como reflejo del lado que le dolió, pero lo escucha.
—Aunque dudo que una sola persona consiga que me duela la cabeza… Todavía no me ha pasado. Y eso que Yuki tiene depresión, muchas veces debe pensar en cosas feas… —mueve los ojos de un costado a arriba, y luego en dirección a la menor otra vez.
—Hablas mucho de Yuki, cualquiera pensaría que te gusta. —ríe divertida. Realmente el chico de ojos rojos sí consigue hacerla olvidarse un poco de los problemas. Y no está mal, tiene que estar en buenas condiciones mentales para un entrenamiento más óptimo. «No es como si fuese la única persona en el mundo que puede ayudar con esos monstruos… hay ángeles también. Seguro ellos harán algo de tiempo hasta que yo me haga más fuerte.» Con pensamientos como ese, consigue estar algo más tranquila.
—¿Oh, en serio? —ríe suave y mira hacia arriba un momento. No deja de masajear sus hombros, los cuales están cada vez menos duros—. Tú me gustas, Kanae. —sus mejillas se ruborizan tras pronunciar esas palabras, pero continúa actuando normal.
—¿Eeeeeeh? —abre los ojos más de lo que ella creía que podía por su estado. Comienza a toser, tragó mal por lo repentino de la confesión. Su rostro está totalmente rojo.
—Pensé que ya lo sabías. ¿No te lo había dicho antes? —ahora sí se detiene, pone una mano en el mentón propio pensando—. ¿No lo dije cuando te besé? —habla con demasiada naturalidad para ser temas así.
—B-bueno, creo que no… —mira hacia abajo y a un costado—. No que yo recuerde… —aclara la garganta. Su corazón late tan rápido que cree que se le va a salir.
—Entonces te quitaré las dudas. —rodea el cuello de la pequeña de ojos violetas con sus brazos, y le dice con una voz suave—. Me gustas Kanae, mucho. Pero no voy a presionarte por una respuesta, tenemos cosas importantes que hacer como tú misma dijiste. —sonríe con los ojos cerrados, y ríe bajo—. Sé que también te gusto, pero no vamos a salir hasta que todo esté más tranquilo. —asiente para sí.
—No puedes decidir por los dos. —le da un golpe en el hombro, sin medir mucho la fuerza. Probablemente si se tratase de alguien más le hubiera dolido, pero como es un demonio el otro seguro ni lo siente—. Ya me siento mejor, así que puedes irte. —sus mejillas aún están rojas, y ahora sí se le revolvieron las ideas. Cuando ella creía que podía calmarse, bajó la guardia y por ello está como está.
—No quiero irme aún. Yo vine a buscarte, porque quiero acompañarte, y quiero que estés bien. ¿No te pondrás mal si me voy? —hace aparecer sus alas otra vez y se sienta en el aire frente a la otra, así viendo la reacción que tiene su rostro ante sus palabras. También se ve que él sí está avergonzado aunque su forma de hablar no lo delate.
—Es… Jun… Agh. Está bien. —desvía la mirada hacia abajo y cierra sus manos en puños, que los deja sobre las piernas propias.
—Gracias~. —se acerca y le da un beso corto en los labios, luego regresa a su posición anterior.
—¡…! —tendría que haber imaginado algo así. Se pega a la pared después del beso, aún sentada sobre sus piernas.
—¿Quieres leer un rato? —se dirige hasta donde ella y se acuesta con la cabeza en su regazo, desapareciendo sus alas otra vez. Estira su mano para jugar con los flequillos de la menor, tal como hizo la primera vez que sucedió.
—Creo que… quiero dormir. Todavía. Si no quieres volver, puedes sentarte en el suelo hasta que me despierte. O puedes ir a ver la televisión en el living.
Simplemente no puede enojarse con él. Tampoco es que Jun tratara de verle algo indebido, ya lo demostró cuando la hizo cambiarse de ropa antes, y todo el tiempo estuvo tratando de animarla.
—Está bien, espero que puedas dormir tranquila. Llamaré a los chicos luego de las dos, para que hayan almorzado y estén listos. —rueda por la cama hasta el suelo, deslizándose. Saca el celular de su bolsillo, y de la mochila unos cascos—. Si no puedes, ya sabes, aquí ando. —conecta el cable al celular, y se acomoda, sentándose contra la cama como si fuera un respaldar.
—Gracias… —su voz no suena como deprimida ahora, sólo denota la vergüenza. Se escucha cómo entierra la cabeza en la almohada apenas se acuesta.
En tan sólo tres días, pasaron demasiadas cosas, con su vida de adolescente y su intento de ser la hechicera que le corresponde. Yuki y Jun, ya sabe que uno sí quiere salir con ella, o al menos eso parece. También puede calmarse de que va a entrenar más tarde, como si eso pudiera sacarle algo de la culpa. Aunque ciertamente, ella sí desearía que el enemigo fuera uno solo, y no que sean en esa cantidad exorbitante que resulta imposible encargarse de todos a la vez. «No quiero salir con nadie ahora… Ni siquiera me dejó rechazarlo. ¿Cómo haré para dormir? Quiero dormir, aprovechando que casi no me duele el cuerpo…» Son algunas cosas que cruzan por su mente, y afortunadamente, consigue conciliar el sueño tras unos minutos. Por su parte, el demonio, está leyendo un libro virtual mientras escucha música.
Lejos de la casa de Kanae, en la mansión Jung, los mellizos están despiertos también. Están en el comedor, porque anteriormente habían desayunado.
—Ah… voy a morir. Todo es un caos. —MinHyuk suspira mientras se masajea las sienes—. Pero ya pensaré en algo, ya se me ocurrirá algo… —oculta sus labios y los aprieta con los dientes, dejando a la vista sólo una línea y alrededor la piel del rostro. Se lo nota nervioso.
—Pensar que en los juegos siempre peleé contra cosas así… en la vida real es tan diferente. —SunHee suspira, y luego coge un vaso de agua de la cercanía—. No te sobreesfuerces, que seas nuestro estratega no significa que la humanidad depende de ti. Todos nosotros debemos actuar… —bebe un sorbo.
—Creo que me sentiría más tranquilo si pudiera defenderme físicamente. —protesta por sus celos, aunque sabe que no es culpa de su hermana—. Lo siento. —se disculpa rápidamente por su reacción y baja la mirada—. Sí recuerdo lo que me dijeron acerca de lo que la fuerza no lo es todo… Pero soy el único que no puede protegerse solo…
—Yo te cuidaré. Soy la mayor entre nosotros, aunque no por mucho. —le sonríe de lado, también parece estar tratando de calmarse—. Haré lo posible para que nada malo te suceda. —se termina el vaso y lo deja en su lugar.
—Gracias hermanita… —incluso en esos momentos, usa ese apodo que a ella le molesta. Se sienta de otra manera, parece que se recompuso un poco—. No sé si sea lo mejor que vayamos a la escuela en este momento. ¿Te parece si vamos tratando de entrenar con Yamato aquí? Ya sabes, en mi habitación o la tuya.
—No lo sé… Sería arriesgado, podrían descubrirnos como sucedió en casa de Kanae. —mira hacia arriba al costado y se cruza de brazos—. También quisiera comenzar cuanto antes, pero, ¿Qué nos dirían si nos ven usando poderes?
—Tarde o temprano lo descubrirán de todos modos. —le señala la televisión, haciendo referencia a lo que habla.
» …Pero Dios no nos ha abandonado, los ángeles que nosotros siempre creímos que existían, están aquí tratando de protegernos «. Se escucha una voz femenina relatando, y en la imagen de la pantalla se aprecian muchos pares de alas blancas, trasladando gente de un lugar a otro, algunos también batallando como pueden.
—¿No pensarán que somos unos monstruos? —arquea ambas cejas, mirándolo fijamente—. Me costó mucho conseguir que mis compañeras de clase no digan cosas feas a mis espaldas, o que se me acerquen por interés… podría arruinarse todo si me ven… haciendo esas cosas. —suspira y niega con la cabeza—. No debería estar pensando en esto ahora, ¿Verdad?
—SunHee. —le pone una mano en el hombro—. Si alguien llegase a decir algo malo de ti o querer aprovecharse, sabes que no son tus amigos. Realmente, tienes que dejar de ocultar quién eres, en general. Somos hijos de las empresas más grandes de cosméticos y ropa, somos también Golden G, y ahora seremos también la oposición al apocalipsis. —la mira con la misma intensidad, ahora tratando él de ayudarle.
—Tú porque no te cuesta diferenciar a la gente… —aprieta su mano, se rasguña la ropa sobre la rodilla y frunce el ceño—. Tú siempre reconociste a las malas personas…
Más allá de cuánto traten de hablarse, se nota que ambos envidian lo que tiene el otro. Y ahora más que nunca, es la situación más peligrosa por la que ha atravesado el planeta. Probablemente, casi seguro, que todos en el mundo están del mismo modo o peor. Unos asustados por tener que pelear contra eso, otros porque no tienen ninguna ventaja ni manera de protegerse. Los humanos, ¿Qué podrían hacer contra esos monstruos? Sólo la subclase de humanos, los hechiceros, son los humanos que pueden hacerle frente. Pero en la actualidad son los más escasos.
Los demonios, irónicamente, son los que están más capacitados para pelear, pero aún no se ha visto a ninguno a diferencia de los ángeles. Es más complejo que sólo luchar. Las personas no se llevan bien entre sí. Hacer que incluso especies se organicen y traten de llevarse bien para pelear, no es fácil. Y justamente son los hechiceros los que tendrían que tratar de unirlos a todos, pero tampoco se ve a ninguno en ese trámite todavía.
En la televisión continúan mostrando a los ángeles, con la intención de dar un intento de esperanza a la población mundial. El aparato hace eco en el enorme comedor de la familia Jung. Los mellizos están muy tensos, como si cualquier cosa que digan, aunque sea buena para el otro, de algún modo les termine causando discusiones.
—Yamato, ¿Puedes venir nuestra casa? —el chico de ojos verdes está en una llamada que hace poco inició.
En otro lugar, exactamente en la casa del pelirrojo, se lo puede ver a él sentado en su habitación con una ropa casual. Una camiseta sin mangas blanca, un pantalón de gimnasia negro, zapatillas. Se está terminando de atar los cordones, mientras sostiene el celular entre el hombro y una mejilla.
—Imaginé que me llamarías, así que estaba alistándome. Llegaré en un rato. —le responde sinceramente y en su usual tono grave de voz.
Él, más que mostrarse nervioso o intento de alegre, parece concentrado. La misma cara que pone cuando está estudiando. Quizás está analizando las cosas desde una perspectiva diferente.
Nuevamente en la mansión, tras pocos minutos de conversación con Yamato, nuevamente se oye sólo el televisor.
—En este momento creo que te odio. —le dice sin más la chica de cabellos largos, mientras lo mira fríamente.
—Lo sé. —aparta la vista de ella, sus ojos parecen tener miedo de encontrarse con los contrarios.
—Estoy cansada de todo, y ni siquiera empezamos… —dice en voz lo suficientemente audible, pero se escuchan como quejidos, cargados de aire.
Otro berrinche de su parte, que su hermano ignora sabiamente.
A nadie le gusta tener que actuar bajo presión. Muchas veces lo más complicado es empezar. Lo de su propia escuela no cuenta, fue algo improvisado que creían que no volvería a suceder. Ahora que son conscientes de el verdadero problema, hay como una niebla en la cabeza de todos.
Se escucha un sonido de notificación en el celular de SunHee. Es un mensaje de la pequeña de ojos azules.
—⟨⟨ Me desperté pensando que todo no había sido más que una pesadilla, y al final sí pasa. Esto está sucediendo. ⟩⟩
—⟨⟨ Lo siento Mitsuru… ⟩⟩ —la rubia arquea las cejas, sus ojos están enrojecidos.
Por otra parte, en la casa de la niña de cabellos anaranjados, se la ve acostada en su cama, estirando los brazos lejos de su cabeza con el celular en las manos. Como no tiene problemas de vista, se la ve cómoda en esa posición, al menos físicamente hablando.
—Kanae no contesta… Espero que no le haya pasado nada malo.
Como si asumiera que la chica de ojos violetas se despertó temprano, está preocupada.
—No quiero hacer enojar a nadie pero… estoy asustada… Necesito que alguien me haga compañía ahora, ¿Qué puedo hacer? —se lleva unos dedos a la boca, en el afán de morderse las uñas, pero los aleja rápidamente—. No quiero estar sola en esto…
Susurra, porque todos están durmiendo en su casa. Realmente no está literalmente sola, pero puede que se sienta desprotegida.
Transcurre un rato largo. Ya son las 9:20 a.m. Se puede ver al chico de cabellos negros aún leyendo en el celular, aunque cabeceando de a momentos. La pequeña de ojos violetas, en su cama, boca arriba mientras duerme tranquilamente. No está teniendo pesadillas, por fortuna. Parece mucho más relajada incluso que cuando Jun trató de calmarla.
El viento continúa soplando casi del mismo modo, incluso más fuerte. ¿Podría deberse a los fantasmas tangibles? ¿O simplemente se trata de un cambio de clima?
—Ah… No puedo más por ahora. —cierra las aplicaciones y bloquea el móvil, dejándolo en el suelo. También se quita los cascos, ubicándolo en el mismo lugar—. ¿Duermo o no…? —se da media vuelta, viendo cómo está acostada la chica que le gusta—. No creo que esté cómoda si me meto en su cama, no hay mucho espacio si duerme así. —continúa mirándola, y se le forma una sonrisa en el rostro—. Realmente sí me hizo bien venir. Todo se siente tan tranquilo aquí.
El demonio de ojos rojos se decide por volar otra vez. Como si se recostara en el aire de una forma oblicua, tiene otro ángulo de la cara de Kanae durmiendo. Está con las manos en las mejillas, con los codos apoyados en la nada.
—Quisiera besarla otra vez, pero si se despierta así me va a pegar. —mueve las piernas despacio, pero sin cambiar de lugar en su posición general. Luego sí desciende hasta el frente de la chica, quedando a unos centímetros—. Sé que sí le gusto. —habla en voz baja consigo mismo—. Es una lástima que las cosas están de esta manera. ¿Por qué no esperaron a otro día para invadir la Tierra? —suspira despacio—. Recién este año pude pasear por primera vez lejos de mi casa, no quiero que se pierda todo lo que aún no conozco. —por desconcentrarse pierde el equilibrio y queda encima de la pequeña, aunque no hubo mucho impacto ya que la distancia fue casi nula.
No hay un beso accidental, los labios de Kanae quedan en el mentón de Jun. Y él, hace su cabeza a un lado, respirando así sobre su cuello. La abraza por unos segundos, pero en poco regresa al aire, cuando ve que la menor muestra signos de estar por despertar.
—¿Qué sucede…? —le dice con voz ronca. Como recién despierta, es normal que aún no consiga pensar con claridad. No sobre reacciona a la cercanía. Se talla los ojos, para tener una imagen más nítida.
—Nada, sólo me caí. —no es mentira, pero le falta mucho contexto. El chico se rasca tras la cabeza y ríe bajo.
—Oh. —le responde y bosteza, cubriéndose la boca—. Bueno, seguiré durmiendo entonces. —da media vuelta, quedando de costado. Pasa un brazo para bajo la almohada.
Jun la mira en silencio. Realmente es llamativo que no haya decidido simplemente acostarse a su lado o encima como suele hacerle, como hizo también más temprano. Lo más seguro es que incluso él puede darse cuenta de que la situación no se presta para ello.
No transcurre ni un minuto y Kanae se duerme otra vez. En eso el demonio suelta un suspiro de alivio. Se escucha un sonido proveniente del móvil de la chica, la notificación predeterminada para los mensajes de Lime. El mayor coge el celular, denotando en su mirada la curiosidad.
—Vaya, no tiene patrón ni contraseña. —puede desbloquearlo sin ninguna dificultad—. Así que le hablan Yuki y un tal Ryōtarō… Oh, ¡Mentira…! ¡Es el de Golden G! —mira la foto de perfil de la vista previa del mensaje—. Ah, qué celos… A mí también me gustaría ser amigo de toda la banda. —infla una mejilla, mirando con los ojos entrecerrados—. Realmente, considerando que MinHyuk y Yamato son muy buenas personas, seguro los demás de la banda deben serlo. —alza las cejas un poco, parece pensativo—. Cuando grabé la canción todos se mostraban muy amigables… pero no me dieron su número. ¿Es porque no soy mujer? —ladea la cabeza y se rasca una mejilla—. En fin, veré que necesita Yuki.
No entra a revisar ningún mensaje de todos los chats que tiene, únicamente al de su mejor amigo. Realmente parece preocupado al respecto.
—⟨⟨ Señorita Mitsugashi, ¿Usted pudo dormir? Yo la verdad que no. Me siento muy preocupado de los ataques, quiero ayudar lo antes posible, pero no sé cómo. No estaba listo para esto. ⟩⟩
Sin mostrar interés en los mensajes anteriores, comienza a responder el último. Con la cámara de la misma aplicación, le toma una foto a Kanae durmiendo y se la envía.
—⟨⟨ Hey Yuki, buenos días~. Kanae está durmiendo, así que no hay de qué preocuparse. Respecto a los monstruos, ya nos la arreglaremos. Tenemos que tratar de estar bien. También estoy aterrado, pero si me decaigo no tendré fuerzas. Y tú, generalmente cuando sonríes cambia totalmente el ambiente. Es todo más cálido si estás bien, así que trata de mantenerte fuerte. ⟩⟩ —asiente para sí mismo luego de escribir, y se queda mirando la pantalla, parpadeando varias veces.
Se marca en el celular el visto, pero no hay respuesta. En cambio, vibra el móvil de Jun que está en el suelo a su lado. El chico lo toma con la otra mano, y ve que justamente Yuki le respondió allí. Entonces deja el celular de Kanae en el lugar en donde estaba anteriormente.
—⟨⟨ ¿Qué estás haciendo ahí Jun? ¿Le pasó algo malo a la señorita Mitsugashi? ¿La atacaron? ⟩⟩ —el chico de cabellos marrones se cubre la boca con una mano, mirando el celular atento.
—⟨⟨ No, sólo pasé a buscarla como siempre, pero dijo que no quería ir. Y yo no quería volver a mi casa ahora. Mis padres hoy estuvieron discutiendo mucho por lo que sucede afuera, y hablaban de que quizás me prohíban salir de casa otra vez… y yo no quiero eso. Esta vez me voy a rebelar. Ya no quiero permanecer encerrado en casa. Los ataques están en todo el mundo, yo quiero proteger a los humanos, quiero cuidar el planeta en donde vivo. Así que eso, me quedé aquí por el momento. Si tus padres no tienen problema, me quedaré en tu casa a dormir ⟩⟩.
Mientras tanto en la casa de Yuki, él está recostado boca arriba, leyendo con una expresión de sorpresa y a la vez preocupación lo que le mandó su mejor amigo.
—No tenía idea de que la estaba pasando tan mal realmente… Tiene razón. Tengo que calmarme. Yo no tengo ningún problema, como dijo la señorita Mitsugashi. Ahora mismo, debo focalizarme en ayudar, es mi deber como ángel. —luego de hablarse en voz baja, se escucha la vibración del tecleo en el celular.
⟨⟨ Por supuesto que puedes quedarte aquí, hay mucho espacio. Si las cosas no salen bien en tu casa, puedes tranquilamente venir a la mía. No te dejaré pasar ni hambre ni frío. Por cierto Jun, sobre el entrenamiento de hoy, ¿La señorita Mitsugashi te dijo algo al respecto? ⟩⟩
—⟨⟨ Oh, sí, que a las 3 los llame a todos así vienen después de comer. Ahora que lo pienso, ¿Almorzaré aquí? Bueno, traje mi almuerzo como si fuese para la preparatoria, así que… creo que no molestaré, ¿Verdad? ⟩⟩
—⟨⟨ Mientras te comportes y cuides tus modales en la mesa, supongo que no habrá problema. ⟩⟩ —se ríe mientras le escribe aquello.
—⟨⟨ ¡Oye! Yo soy un demonio bien educado. ⟩⟩ —mira la pantalla frunciendo el entrecejo por un momento, pero luego ríe de igual manera.
—⟨⟨ Ya te veo ahí comiendo con las manos y hablando con la boca llena. Jajaja. 🤣 ⟩⟩
—⟨⟨ Cuando te vea te voy a pegar, ¡A ver si sigues riendo! (눈‸눈) ⟩⟩
De alguna manera Jun consigue animar a dos del grupo, lo cual es un buen avance ya que tienen que tener la cabeza fría más tarde. Continúa chateando con Yuki, haciéndose bromas, también hablando sobre lo que estuvieron haciendo recientemente, ideas para hacerse más fuertes, una que otra queja.
Durante esa mañana, en la mansión entrenan los mellizos junto al pelirrojo; Mitsuru sale a caminar un rato a una plaza cercana a su casa, Yuki y Jun conversan, Kanae se toma la mañana para dormir. Aunque todos comenzaron con la misma reacción el día, toman caminos diferentes. Lamentablemente lo que les espera requiere de mucha paciencia, además de fortaleza mental y física.
Llegadas las 15 p.m., así como fue planificado, se reúnen nuevamente en casa de la niña de cabellos obscuros. Con unos 5 o 10 minutos de diferencia, llegan todos a la habitación. Aunque no sea el lugar más grande, continúa siendo probablemente el más seguro por el momento.
Se ve muy agotado al trío que ya estuvo entrenando. Mitsuru tiene rojo bajo los ojos, pero los demás se ven en mucho mejor estado.
Primeramente toman asiento todos en el suelo, formando un círculo. No hay una ubicación fija, ya que Yuki rota mientras los cura.
—Miss Jung, señor Yamaguchi, están muy lastimados. Tendrían que haber esperado hasta ahora, que los puedo curar, ¿Cómo hicieron para aguantar el dolor tanto tiempo? —el ángel los regaña, pero continúa brindándoles energía y curación.
—Fue idea de mi hermano. Pero —suspira y cruza las piernas— no es excusa porque podría haberlo ignorado.
—Me pareció una mañana bastante productiva. —dice el chico de ojos miel, cabizbajo por el cansancio.
—Yo… —parece que Mitsuru quiere decir algo, pero no termina la frase.
El grupo voltea en su dirección a verla.
—Estoy muy asustada. Sé que soy la más fuerte físicamente después de Jun… pero… No lo sé. Tengo miedo. Mucho miedo. Si están atacando las escuelas, ¿No significa que irán por otros lugares poblados? Digo… ¿No llegará un momento donde estar en la casa sea peligroso? ¿Qué haré si le sucede algo a mis padres, a mis hermanos, y yo estoy fuera…? —juega con las manos, sin mirar a nadie. Su voz suena temblorosa.
—Eso no sucederá. Estoy seguro que tus padres estarán bien. —se acerca Jun a ella y le pone una mano en el hombro—. Te lo prometo.
—¿Cómo puedes saber eso…? —MinHyuk le lanza una mirada filosa al chico—. Yo no puedo calmarla porque no puedo saber el futuro. ¿Cómo lo sabrías tú? —se nota que aún sigue tenso de la mañana.
—Uhm… ¿Corazonada? De alguna forma creo que estarán bien. —parpadea varias veces. Luego deja salir sus alas y se sienta en el aire junto al rubio. Posa su mano en la cabeza del otro—. Yo soy el que normalmente se hace la cabeza por todo, pero de cierto modo estoy acostumbrado a este tipo de cosas. Toda mi vida se trató de defender mi casa de demonios que querían matarme, o destruir mi hogar. Aunque también hice otras cosas como estudiar, —se toca los dedos de una mano porque comienza a enumerar— ver doramas-
—Ya entendí. —le corta la frase el niño de ojos verde agua. Niega con la cabeza y luego regresa la vista al demonio—. Lo siento. —suspira y baja los hombros.
—Quiero que tratemos de estar bien. Necesitamos estar bien para entrenar. —le comenta el chico de cabellos más obscuros al menor, paseándose en círculos, acostado en la nada pero mirando a todos.
—Estoy de acuerdo. —le responden a la vez Yamato y Yuki.
—Gracias Jun… —le dice Mitsuru, con una sonrisa a medias porque aún sigue decaída, pero lo intenta.
—¿Puedo jugar algo hasta que Yuki me termine de sanar? —pregunta con verdadera curiosidad la chica de cabellos rubios—. No he jugado nada en todo el día, y… creo que quizás me ayude a calmarme un poco. —a pesar de lo que está diciendo, tiene una expresión bastante seria.
—Seguro, ¿Quieres que juguemos juntas? —le propone Kanae, realmente tratándola de hacer sentir mejor. Cuando le dice eso, gatea hasta a ella, para sentarse a su lado.
—Bueno~. Vamos a jugar este. —le señala en una carpeta del celular, un juego de plataformas cooperativo. Instantáneamente ya su rostro se nota mejor.
—¿Les parece que tengamos algo así como un receso, y luego entrenamos? Un rato, como mucho una hora. Más de eso no. —sugiere el chico de ojos miel, dirigiéndose uno por uno con la mirada.
—Sí. —responden todos a la vez, aunque en diferentes tonos. Algunos más animados, otros serios.
—Yo leeré. —como es su costumbre, saca un libro de la mochila. Lo abre casi a la mitad, se nota que ya llevaba leyéndolo—. Te encargo curarme por favor, Yuki.
—Sí, los sanaré y repondré su energía, luego continuaré con el señor Jung. —les muestra una sonrisa cálida, como la que Jun le había mencionado.
Y del mismo modo, se siente todo más relajado en el ambiente.
—¿Puedo escuchar música contigo? —se acerca despacio la chica más alta al mellizo—. ¿Te gustaría?
—Por supuesto. —se rasca una mejilla y saca el móvil del bolsillo, para cumplirle la petición. Aunque se ve que también quiere.
—Yooo… —el demonio da más vueltas en el aire—. ¿Qué hago Yuki? La verdad desde la mañana que estoy leyendo y escuchando música. —se ubica encima de él.
Ahora sí tienen una ubicación fija. MinHyuk tiene a su izquierda a Yamato, y a la derecha a Mitsuru. A la izquierda del pelirrojo está SunHee, y le sigue Kanae. Están como una hilera. Yuki, a una distancia decente, estira los brazos mientras cura con una mano a la chica de ojos verde agua y con la otra al más alto. Y Jun, arriba de Yuki, parece como si presumiera sus alas ahora porque las usa cada vez que puede. Aunque no está mal en la ocasión ya que tendrá que usarlas profesionalmente para pelear.
—¿Por qué me lo preguntas a mí? —ríe y niega despacio—. Si estuviéramos en mi casa te diría que prendas la Play, pero, supongo que podrías jugar algo también, no lo sé.
—… —literalmente al agachar la cabeza, mira al revés al ángel. Los flequillos le caen por la gravedad—. ¿Será cierto eso de que si miras mucho tiempo de cabeza, luego se ve como si fuese lo normal? O sea, que si yo te miro ahora y estás al revés, luego no estarás así. —un comentario totalmente random de parte del chico de ojos rojos.
—No lo sé, nunca he escuchado hablar de ello. —ladea la cabeza, viéndolo fijamente—. ¿Sabías que si vuelas de cabeza, luego tendrás tus alas al revés?
—¿En serio? —cambia de posición al instante, como si le preocupara.
—Jajaja. —ríe divertido Yuki, arqueando una ceja mientras cierra los ojos. Se trata de aquella risa tierna que a Kanae le encanta.
—¡Me engañaste! —protesta el chico de ojos rojos y le da un ligero empujón, aunque no tan suave.
Sin querer por ello el ángel choca contra SunHee, a lo que se disculpa rápidamente.
—No… ¡El camino! —se queja la rubia, que se cayó de un acantilado en el juego que lleva con la hechicera.
—Ya te revivo, espérame abajo. —ríe Kanae mientras se ve a su personaje bajando despacio por las rocas.
El ambiente cambia para bien gracias al esfuerzo conjunto de intentar solucionar sus preocupaciones. No significa que no van a entrenar, o que no le darán importancia, sino que estando más calmados podrán pensar mejor. Al menos, esa es la idea. Naturalmente todos esperan que la alegría les dure.
A las 19:17 p.m., pese a que aún llevan sólo un par de horas, ya se encuentran agotados. Sin embargo, se aprecia el esfuerzo que están haciendo. SunHee ayuda a Jun a practicar sus ataques eléctricos gracias a su habilidad de no sentir nada físico, obviamente supervisado por Yuki que le provee curación todo el tiempo. De igual manera Yamato le dispara a la rubia. Se nota el progreso que ha tenido, porque en lugar de disparar balas, ahora puede lanzar como unas «agujas pequeñas» de sangre, lo cuál permite que sea mucho más eficiente. Por su parte, MinHyuk practica hablándole a cada uno y a todos, eso también los mantiene conversando ya que le tienen que responder para saber si funciona. Y está tratando de transmitirles imágenes o sonidos que imagina, ya que aprendió que no sólo puede transmitir palabras. Luego, Mitsuru y Kanae practican por su lado, del mismo modo que la vez anterior. La hechicera está tratando también de aprender otros hechizos aparte de lanzar unos simples rayos violetas. Está probando hacer masas de energía que no desaparezcan con el impacto, sino que resistan golpes, y se mantengan firmes: los esbozos de un campo de energía.
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