Nisenai Fantasy - 16
Capítulo 16
A las 21 como anteriormente, terminan con el entrenamiento del día. Se retiran Jun, Yuki, Yamato y MinHyuk primero, dejando a las chicas a solas, a pedido de ellas, que quieren conversar. Agitadas pero sin lastimaduras gracias al ángel, ya les toca descansar por el momento. Naturalmente, están transpiradas por las horas, así que sólo se quedan sentadas en el suelo.
—¿Cómo estás Mitsuru? ¿Ya estás más tranquila? —le pregunta SunHee, haciendo referencia al mensaje que había recibido anteriormente de ella.
—Sí, muchas gracias… De verdad me siento mejor. —sonríe de lado a lado—. Aunque suene extraño, me divertí entrenando con ustedes. Y también me gustó mucho estar con MinHyuk hoy~. —cierra los ojos mientras ríe bajo.
—Qué alivio escuchar eso. —le responde sinceramente la rubia, y le acaricia el cabello—. Ya sabes, nada de peleas con mi hermano.
—Vamos despacio. —ríe más fuerte—. Pero no hemos tenido discusiones aún, supongo que no hay motivos. —se pone una mano en el mentón—. Por cierto Kanae, ¿Cómo vas con los chicos?
—»¿Los?» Ella va a escoger uno solo, ¿No es así? —SunHee la mira fijamente, esperando una respuesta.
—A decir verdad… No sé qué hacer. —se rasca la mejilla izquierda mientras mira hacia abajo, algo sonrojada.
Cuando ella les menciona aquello, se le quedan mirando ambas con mucha curiosidad.
—¿Qué significa eso? ¿Ya hubo progreso con Yuki entonces? —es lo primero que parece venírsele a la cabeza. La mira intrigada, pero misteriosamente no parece molesta al respecto.
—Bueno… Yuki se quedó a dormir cuando entrenamos el otro día, y… Esto… Dormimos juntos. —juega entrelazando los dedos propios, nerviosa.
Las chicas se sonrojan completamente y la miran sorprendida.
—¿Q-qué? ¡Eso es demasiado progreso! Todavía no se besaron y ya lo hicieron, ¿Qué pasa con los jóvenes de hoy en día…? —la chica de ojos verde agua se cubre la boca, mirando hacia abajo. Se la nota muy sorprendida y avergonzada aunque no se trate de ella.
—Ay Kanae, ¡Nos tomaste por sorpresa! No pensé que irías tan rápido. —la pelirroja también se cubre la boca, pero la mira a ella.
—¡No! ¡No, así no! Lo están malentendiendo chicas… sólo dormimos. Literalmente dormir, porque no tengo ni futones ni otras sábanas ni nada. —aclara la garganta y también su rostro toma un color más rojizo—. Hablamos de muchas cosas esa noche, y al final dormimos juntos. Pero no pasó nada más. —suspira, pero por los nervios—. Yuki estaba muy lindo cuando dormía, no me pude controlar de abrazarlo. Y bueno, cuando despertamos, él estaba muy avergonzado.
—Yo también me sentiría avergonzada si durmiera con Yamato. —le comenta seriamente, como si imaginara la situación.
—Yo igual con MinHyuk. —asiente varias veces—. Pero, ¿Y qué es lo que no sabes que hacer? ¿Yuki te hizo algo? —le pregunta algo preocupada la niña de ojos azules.
—En realidad, el problema es Jun… —hace un suspiro largo y niega con la cabeza—. Jun se confesó, y cree que yo saldré con él, pero antes de que pudiera rechazarlo me dijo algo como «sé que estamos ocupados así que esperaremos a que las peleas terminen«… —trata de imitar su voz—. ¡Como si hubiera decidido por los dos! Agh…
—Ah… —le responden las dos a la vez, probablemente es mucha información de golpe.
—¿Ustedes qué harían en mi situación? —arquea ambas cejas, mientras las mira formando un puchero con los labios.
La más alta cambia la posición en la que está sentada a cruzar las piernas, y apoya el codo en una, para sostenerse el rostro. La rubia por su parte, se cruza de brazos con una expresión igual de pensativa que la de su amiga.
—Yo le diría a Jun que deje de fantasear y que respete mis deseos. —tuerce la boca, mirándola seria—. Aunque claro, yo tengo favoritismo por Yuki así que, no sé si mi opinión cuente como algo objetivo. —voltea a ver a Mitsuru—. Tú tienes un punto de vista neutral de ambos, ¿Qué opinas?
—Pues… Hay que ver. Jun está súper decidido ahora, y Yuki parece que tiene miedo de avanzar. Pero también está el hecho de que Yuki no es alguien que se abra fácilmente para hablar si quiera… Hace poco se está haciendo más sociable. ¿Realmente podrías salir con alguien así? —arquea una ceja, moviendo sus dedos como una escalera en la mejilla propia—. Creo que la comunicación es esencial, y si este chico no se expresa… Tendrían muchas discusiones.
—Creo que Jun le generaría más discusiones. —presenta su opinión nuevamente—. Imagina salir con alguien que no te escucha, y que siempre piensa que tiene la razón. O que aunque piense que no la tiene, lo mismo no le importe si tú te sientes bien o mal con lo que decida hacer. Que escoja por ti hasta tus pensamientos o sentimientos sin ponerse a pensar si realmente sabe o no de qué está hablando, que te deje de lado a ti, propietaria de tus emociones. —niega varias veces—. Desde las primeras conversaciones, Jun dijo cosas como «no me molesta que seas tal cosa» o «estoy seguro que te gusta tal cosa», asumiendo algo de ti sin que le asegures que es así. Yo no lo soportaría. —se pone una mano en la frente.
—¿Chicas? Uhm… Yo conozco las cosas malas que tiene cada uno. Pero habría que escoger entre las cosas buenas. O sea, todos tenemos defectos. —mantiene la vista baja pero luego la regresa hacia ellas—. Sería algo como… Yuki dibuja y Jun canta, Yuki ve más anime que Jun y suele jugar mejor juegos, Jun es más sociable y tiene menos dificultad de decir qué siente… se lo puede ver así también. —mira a SunHee— Jun sí me escucha, y sí le importa cómo me siento, se quedó cuidándome en la mañana. Sé que yo misma me quejé de él, pero tampoco es que no le importe. —luego la ve a la chica de ojos azules—. Y Yuki sí dice lo que piensa, al menos a mí siempre me cuenta muchas cosas… a Jun igual… Sólo es tímido.
—¿Entonces quieres ayuda o no? Si hablamos de las cosas buenas sólo volverías a lo mismo de «no sé cuál es mejor». Mejor fíjate quién hace cosas menos molestas para ti, qué defectos interrumpirían menos en tu vida. —ladea la cabeza—. Por ejemplo si alguno es controlador, demasiado celoso, muy violento, inestable, que si cuántos días a la semana suele estar deprimido o molesto, cosas así. —la rubia se muestra muy segura acerca de lo que habla—. Obviamente todo esto en el hipotético caso de que quisieras salir con alguno. Sino, puedes simplemente decirles que lo pensarás, o rechazarlos.
—Supongo que sí aplicaré la de «dame tiempo» o «lo pensaré»… Bueno, muchas gracias por haberme acompañado ahora y tratar de ayudarme. Realmente me sirvió mucho. —les sonríe sinceramente, y se pone de pie—. ¿Quieren hacer algo más? ¿O hablar de otra cosa? —se dirige a fijarse en el móvil sino tiene mensajes de Ryōtarō, y regresa a donde estaba sentada en pocos segundos.
—Supongo que podríamos hablar de nuestros avances, antes de que ya no tengamos tiempo para esto. —les dice Mitsuru en una voz algo decaída—. Ya saben, no tenemos idea de qué tanto podría empeorar todo… y no podremos conversar de la misma forma. —baja la mirada.
—Tienes razón. —SunHee sonríe de lado mientras la mira—. ¿Quieres hablar de cómo te va con mi hermano? Me da curiosidad. Él no suele hablar mucho conmigo sobre sus cosas amorosas. Quizás con los chicos lo haga, pero conmigo no mucho. —tiene una expresión de curiosidad rebosante.
—Bueno~… —sonríe ampliamente, y sus mejillas enrojecen un poco—. Nosotros ya nos besamos. En realidad, estamos ya casi formalizando. Sólo que estamos dándonos nuestro tiempo para organizarnos… Básicamente, al igual que lo que le ocurre a Kanae, estamos poniendo por encima las responsabilidades. —se acomoda el cabello tras la oreja—. ¿Y a ti qué tal con Yamato?
—Mh… —mira hacia arriba y luego a ambas—. Hemos llegado a un punto donde a veces me acaricia la cabeza. Estoy segura de que ya sabe lo que siento. —juega con el final de la trenza que tiene—. Y, sé que él no es así con otras chicas, pero me pregunto si me verá como una hermana o si le gusto también. Yo siento que él ve a mi hermano como su hermano también, así que… es una cosa que me pregunto.
Kanae y Mitsuru se miran entre ellas, y se muestran dubitativas al respecto. Realmente sí es complicado adivinar en qué está pensando Yamato sino lo dice. Pero sería fácil si se animaran a preguntar. Naturalmente, él respondería, siempre lo hace con sinceridad. Probablemente tienen miedo de escuchar qué sería si aún nadie lo intentó.
Fuera de la casa de la hechicera, se encuentran los chicos en el tren. Están conversando Yuki y Jun, y MinHyuk y el pelirrojo. Cada uno se dirige a los lugares acordados. Naturalmente el rubio quiere acompañar a su mejor amigo a su casa y recién regresaría a la propia, como no se encuentra con su melliza. Y los otros dos están planificando cómo será esa «mudanza» que habían mencionado anteriormente.
Incluso dentro del tren, se siente la fricción del aire más pesada de lo usual. Los paisajes están cubiertos de neblina. Varios en el vehículo hacen mención de lo extraño que eso resulta para la zona.
Pasan un par de horas, el ángel y el chico de ojos rojos hace poco terminan de cenar y lavar los trastes. Los padres de Yuki como suele ocurrir, llegarán luego debido al trabajo, están más ocupados por la cantidad de heridos que hay en este desastre con aquella especie extraña de fantasmas o monstruos.
—Ha~ estuvo muy rico Yuki, gracias. —le dice sonriendo con una expresión de satisfacción.
—La próxima lo harás tú. —le responde, riendo mientras lo empuja con un dedo.
—Cuidado, me voy a caer de las escaleras~. —bromea, mientras llega a la parte del final de ellas y abre la puerta.
Tras pasar y cerrar, Jun se apropia rápidamente de la cama del menor. Se aprecia al gatito Natsu durmiendo en el mini pasillo. El ángel le lanza una mirada de ternura al minino. Luego al pasar completamente a su cuarto busca con sus ojos grises si en dónde podría ubicarse, pero ya estando algo cansado, sólo entra a presión junto a Jun, empujándolo para hacer espacio.
—Estás más brusco de lo usual conmigo. —forma un puchero con sus labios el niño de cabellos negros.
—Sólo estoy jugando, si realmente eso te fuera a lastimar sabes que no lo haría. —le sonríe con los ojos cerrados—. Ahora sí, fuera de bromas, ¿Quieres que te ofrezca mi cama para dormir, o prefieres un futón?
—Mmm… Mmm… —parece que le cuesta mucho decidir. Tuerce la boca y mira hacia el placard, luego a las sábanas, a su amigo—. No lo sé… Lo que sea que elija ahora, significa que durante todos los días que estaré aquí, tendré que seguir en el mismo lugar.
—No necesariamente, podemos cambiar cuando gustes. —parpadea varias veces, confundido.
—¡Pero me tengo que acostumbrar! A donde me vaya a quedar… ¿Qué sucedería si luego esta es mi nueva casa? ¿Y si no puedo volver? —se pone una mano en el mentón—. Bueno, tampoco sé si lleguen a esos extremos… mañana de todos modos tendré que pasar a buscar mis cosas.
—Jun. —suspira, negando y luego bajando la cabeza, a modo de expresión—. Incluso si quieres dormir a mi lado no tengo problemas. Pero no hay mucho espacio, y los dos somos altos. No tengo una cama como la que presume el señor Jung. —ríe divertido, mientras parece visualizarla en su cabeza—. Si tuviera una así, quizás no usaría la mesa. Estaría cómodo aquí.
—Cierto. —bosteza y se talla un ojo con la mano. Al abrir tanto la boca con aquella acción, se ve cómo sus colmillos están más largos y afilados—. ¿A dónde debería dormir…?
—… —se queda mirando por un momento los dientes del mayor, así que no le responde.
—¿Tengo algo? ¿Me quedó comida en los dientes? —le pregunta sin ningún tipo de vergüenza, sólo curioso.
—No, es sólo que… desde que ya sé que eres un demonio, y en sí nuestros amigos lo saben, siento que ya no volviste a limarte los colmillos. —ladea la cabeza, y luego se da media vuelta, tratando de pasar un brazo bajo la almohada. Pero sólo dura así unos segundos, porque se incorpora en el suelo y se dirige al placard, sacando un par de mantas y un futón—. Dormiré aquí, así estás cómodo.
—¿Seguro? O sea, es tu cama. ¿No te importa? Aunque sí imaginé que dirías algo así pero… creo que sería mejor que duerma yo en el suelo. Necesitas estar bien descansado, hablando de las peleas, tú eres quien nos provee energía y curación; si tú estás cansado, nosotros no podremos sin ti. —le asegura mientras baja despacio hasta donde él.
—Está bien, dormiré en mi cama entonces. —se estira de brazos y regresa a donde estaba anteriormente.
—Pero —se sube nuevamente también al mueble— me quedaré contigo aquí hasta que tenga más sueño. —saca el celular del bolsillo y se sienta en un costado, cerca del espaldar de los pies.
—Jun… —se incorpora en el lugar y lo despeina—. Eres muy inquieto, ¿Lo sabías? Si yo me duermo primero sabes que no me voy a despertar, y no te voy a bajar de aquí. —ríe fuerte, no parece molesto realmente.
—Sí me daré cuenta de cuando me esté por dormir, así que tranquilo~. Oh. Jajaja. —le muestra el celular, literalmente un meme estúpido—. Mira esto.
—Jajajaja. —ríe a carcajadas nuevamente—. Ya, me duele el estómago, déjame dormir. —se recuesta de costado, similar a como se había acomodado al comienzo—. Tú sueles dormir incluso antes que yo, me sorprende tu energía ahora.
—Es que estoy nervioso y preocupado. Sé que yo los estuve animando hoy, pero sí tengo miedo también. Estoy tratando de no pensar en ello, y sólo hacer lo que debo hacer… —respira hondo y suspira profundamente—. En un rato dormiré, ni te preocupes Yuki.
—Está bien. —cierra los ojos y bosteza ahora él—. Hasta mañana, ve pensando qué quieres que te cocine para el almuerzo.
—Yo te ayudaré, no lo harás tú solo. —le da una palmada en la espalda, y al final, opta por bajarse de su cama hacia el futón—. Buenas noches.
[ 2017, Junio, 8 ]
Al día siguiente, el primero en despertar es Jun, que prepara el desayuno para Yuki. Y horas más tarde, también le ayuda con el almuerzo como habían acordado. Durante esa comida, tiene la oportunidad de encontrarse con los padres, aprovechando para decirles que se estará quedando un tiempo. Literalmente luego de comer, ambos médicos regresan a su trabajo.
—Tu vida es igual de solitaria que la mía en mi casa en muchas ocasiones. —un comentario que se le pasa por la cabeza al demonio.
—Nosotros y los Jung tenemos eso en común, tristemente. —le responde con tranquilidad mientras levanta los platos y cubiertos para lavar.
—A todos nos afecta en algún punto, supongo. —lo ayuda, llevando las cosas al lavabo de aquella cocina comedor—. Por cierto Yuki, quería disculparme de antemano. Tendré que dejarte solo para ir a buscar mis cosas.
—Sí lo entiendo, sólo ten cuidado. Ya sabes que puedes llamarme si surge lo que sea, y apenas pueda iré volando a buscarte, literalmente. —le sonríe cálidamente, mientras enjuaga los vasos.
—Gracias por ser así siempre, eres mi mejor amigo. —le devuelve la sonrisa—. Te debo tanto amigo. Lo que sea que me pidas algún día te lo daré a como dé lugar.
—No exageres~. —ríe divertido hasta que nota la forma en la que el otro lo está mirando—. Oh, hablas en serio.
—Sí, muy en serio. —cambia instantáneamente a una expresión más relajada—. Es que siempre me cuidas, me sentiré mal si no puedo hacer nada por ti.
En el caso de estos dos, el que suele hacer los regalos sorpresa y «mimar mucho» a su amigo, es Yuki. En general él suele ser así con la gente cuando le toma mucho cariño, aunque le toma un largo tiempo poder acercarse a las personas de esa manera.
Por su lado, Jun no es que no haya hecho nada como él cree; él siempre está para Yuki y lo atiende sin dudar, si le dice que vaya el va, si quiere compañía lo acompañará, si necesita un favor lo hará lo más rápido y prolijo posible. Simplemente, como muchos, a veces no se da cuenta de que los detalles no están solo en lo material cuando se trata de sí mismo.
Unos pocos minutos después de mediodía, el chico de ojos rojos sale a tomar el tren. El viento ha cesado, todo se ve extrañamente tranquilo. No hay nubes, ni niebla, los rayos del sol alcanzan a todos los que caminen sin estar bajo sombra o miren hacia el cielo.
Casi una hora luego, el chico está dentro del bosque, ya a unos pocos metros de su casa.
—Si tengo suerte no tendré que explicar nada y podré llevarme mis cosas en silencio… ¿Se enojaría Yuki si me quedo en su casa directamente? Es mucho más cómoda… pero así nadie cuidaría mi casa y podrían romperla… —dice en voz baja. Planea cómo hacer para que no lo quieran rostizar sus padres por escaparse, a la vez que imagina su vida si pudiera escoger.
—¡Oye, tú! ¡Híbrido! —corre hacia él un demonio con el que se enfrentó antes. Aún tiene sus brazos disfuncionales.
—Shhhh. —le hace una seña con el dedo de que haga silencio—. Tengo que entrar despacio.
—No hay tiempo, nuestro pueblo está siendo atacado por una especie de monstruos o no sé qué sean. —sus orejas bajan hacia los costados, como si estuviera triste—. ¡Necesitamos tu ayuda! Te prometemos que si nos ayudas con esto, ustedes podrán volver a vivir entre nosotros y no los atacaremos más.
—Sabes, nuestra casa ya está aquí, pero sí que sería un alivio saber que podemos caminar por el bosque sin preocuparnos de que destruyan todo. —enarca una ceja—. No es una trampa, ¿Verdad?
—¿Qué trampa crees que te voy a poner si sé que nos puedes matar a todos? Sólo sígueme. —está muy agitado, su voz se escucha temblorosa. Y sus ojos no parecen mostrar algo incierto.
—Bueno, vamos. —se estira de brazos y truena sus dedos.
No le cuesta para nada seguirle el paso, ya que tiene más velocidad que él. Lo sigue con sus alas, también de paso practicando el esquivar algunos árboles.
Para el demonio, es una experiencia bastante inusual. Pese a que él sabe acerca de su lugar de origen y de los que despreciaron a su familia, nunca estuvo en dicho pueblo. Los mismos demonios que desde pequeño le causaron pesadillas por los ataques repentinos a media noche, los que siempre quisieron aniquilarlo, le están rogando para que los defienda. ¿Realmente tiene sentido proteger a alguien que ni siquiera sabe si podría apuñalarlo por la espalda?
No tardan más de unos minutos en llegar. Pero se ve diferente a lo que él esperaba. No es todo brillante y gigante, hay varias casas en llamas, enredaderas también encendidas, el suelo está muy desparejo. Es debido a la pelea que está ocurriendo en el momento.
Diferentes especies de demonios están tratando de lidiar con esos fantasmas tangibles. Varios de los que están luchando, se nota cuáles son los de su familia, los que pueden usar electricidad o mucha fuerza. Diferentes formas y tamaños, que pueden manejar diferentes cosas, pero no pueden con todos.
Necesitan a alguien como él, justamente, con más resistencia y habilidades, y por sobre todo su agilidad. Es muy bueno esquivando cosas.
—Qué desastre, y pensar que por un momento no te creí… —se rasca tras la cabeza.
—Te lo rogamos, ayúdanos, yo ahora mismo literalmente soy inútil. —le muestra sus brazos destrozados.
—No lo eres, por algo fuiste el encargado del mensaje. —arremanga la polera propia—. Fíjate en donde esconderte, yo me encargo. —cierra los ojos y luego al abrirlos nuevamente, los fija en los fantasmas que piensa atacar primero.
A diferencia de otras veces, tiene que usar esta vez sus tres habilidades. Volar, la electricidad y la fuerza. Irónicamente, la única que sabe manejar a la perfección es únicamente la de la corriente. No se ha especializado tanto en la fuerza bruta porque generalmente no la necesitaba, pero estos monstruos no tienen todos las mismas debilidades. No están sus amigos Yuki o Mitsuru para ayudarles con esos.
Como él esperaba, puede esquivar todos los ataques, pero no consigue asestar todos sus poderes. A la vez, el estar en un lugar lleno, no le permite manejar su electricidad con mayor libertad.
—Agh, así es mucho más complicado… —dispara hacia varios monstruos.
En su gris azulado se desvanecen en cenizas. Algunos son más débiles pero, al apuntarle a otro, este consigue pegarle un puñetazo.
—¡Ah! —se queja por el dolor, empujado por la onda expansiva del golpe—. Este es más fuerte… —niega varias veces, como tratando de no perder la conciencia—. Eso me dolió mucho… Es mucho más fuerte que los que había en la escuela.
—Mira por donde vuelas, idiota. —una especie de cocodrilo pero con alas, lo cambia de lugar al agarrarlo con su cola, para que no le peguen.
Se ve como el fantasma pasa de largo y no consigue hacerle daño a Jun.
—Gracias… —segundos luego, él defiende a este demonio gracias a su poder de la electricidad—. Lamento que su pueblo esté en estas condiciones.
—Nuestro. —le sonríe de una forma extraña, pero no se nota una hostilidad verdadera con él. No era mentira lo del trato que mencionó ese hombre lobo.
Transcurre más de dos horas de que el chico fue por sus pertenencias. El ángel se siente intranquilo, se lo dando vueltas en la cama con las cejas arqueadas. No parece poder concentrarse en nada. Está con el celular en ambas manos.
—¿Qué sucede? ¿Por qué no atiende? ¿Será que está discutiendo con sus padres… o le pasó algo malo…? Agh… —niega varias veces con la cabeza—. No tengo que ser pesimista, él me pidió que sonría… —esconde la cabeza en la almohada, hasta que le llega una llamada imprevista—. ¿Hola?
—¡Yuki! Por favor ven pronto, el centro comercial, están todos en problemas, necesitamos tu ayuda por favor… —se escucha a la chica de ojos violetas bastante agitada en el teléfono.
—Voy. —cuelga y se guarda el móvil en un bolsillo con botones, para evitar que se caiga—. Debo llevarlo sí o sí, sino no me enteraré si Jun tiene problemas… aunque esto también es grave… —aprieta una mano, formando un puño—. ¿Por qué es todo tan difícil…?
En tan sólo unos minutos, Yuki llega al lugar indicado. Hay varios ángeles en la zona tratando de curar a las personas, pero no se están encargando de los monstruos. Únicamente el grupo de Kanae lo hace. Es algo frustrante ya que los ángeles también tienen una gran fuerza, pero sus prioridades son otras. De modo que, para esta situación es mejor que cada uno cumpla el Rol que se desempeñe mejor.
—•Yuki, primero ven hacia acá, estoy en la tienda de celulares.•
La voz de MinHyuk se escucha con claridad entre todo el grupo. Así a su vez él avisa que el chico de cabellos marrones ya se encuentra presente. El mencionado vuela en la dirección del local de móviles, entrando con sigilo, uno supone porque el menor trata de esconderse allí.
—¿Qué es lo que debo hacer señor Jung? ¿A dónde están los demás? —directo al punto.
—Se encuentran hacia la zona de los restaurantes… Por suerte parece que el de la familia de Mitsuru no tiene graves daños. Realmente no quisiera que se vea comprometida económicamente por esto pero… no lo sé, la economía del mundo está jodida. —niega varias veces—. Ve con cuidado por favor.
—Gracias. Por cierto, ¿Cómo me viste? Está todo cubierto aquí. —arquea una ceja, ladeando la cabeza.
—Te escuché. Tu respiración también tiene tu voz. Es difícil de explicar. Pero mi oído es muy bueno. Esto también te lo debo explicar. No es necesario que me escriban, yo puedo escucharlos aunque se encuentren del otro lado de Japón, lo que no sé es si pueda con continentes de diferencia… pero en fin, si necesitan preguntar lo que sea, ahora mismo que estamos peleando, los escucho. —le da unas palmadas en el hombro—. Ve, te necesitan ahora.
—Sí, ahí voy. —sale de la tienda y despliega sus alas nuevamente, yendo velozmente al nuevo sitio indicado.
—Aún me siento algo inútil… —susurra el rubio para sí mismo, mientras lo ve irse.
En la escena se puede observar que la mayoría de los fantasmas extraños están concentrados en una zona. Es justamente en donde antes había una mayor cantidad de gente, los lugares de comida.
Se puede ver a Yamato y Kanae lanzando sus respectivas habilidades con mucho esfuerzo, entre fallar y acertar, Mitsuru cogió un bate de béisbol que había en una de las tiendas y varía así entre puño limpio y su «arma»; SunHee los mueve a los tres por el aire, haciéndolos esquivar todo lo posible. Parece como si fuese una marionetista sin hilos.
—Qué bueno que llegaste, me estoy sintiendo cansada Yuki… —los ojos verde agua de la chica lo demuestran bastante, están casi entrecerrados.
—¿Hace cuánto que están peleando? ¿Cómo es que no me enteré? Hipotéticamente los ángeles podemos saber cuando alguien está en problemas… pero no hubiera llegado sin la llamada… —parece decepcionado de sí mismo. Sin embargo, los brillos verdes rodean el cuerpo de la chica que tiene en cercanía.
—Tus ojos están brillando, quizás están así desde que esto comenzó. Nosotros estamos aquí desde hace un par de horas, MinHyuk escuchó que había gritos en la ciudad. Y creo que lo pasaron luego en televisión, no lo sé con certeza porque apenas mi hermano nos alertó, vinimos. ¿No estabas viendo las noticias? —mueve sus manos de maneras peculiares, pero así puede mantener al equipo bien, como si ellos mismos volaran.
—Ni siquiera noté lo de mis ojos… quizás… estoy muy tenso. —suspira pesado, cabizbajo—. No estaba mirando el televisor, estaba esperando que Jun me llamase…
—Oh, ahora que lo pienso, ¿En dónde está Jun? —tose debido a que hay una gran cantidad de cenizas, sobre todo porque recién derrotaron «un puñado» de monstruos.
—Se fue a buscar sus cosas en su casa para estar bien en la mía… Es muy largo de contar, pero en resumen Miss Jung, él está viviendo conmigo ahora.
Uno de aquellos seres gris azulado le asesta un golpe en la espalda, a lo que él se defiende con un puñetazo, consiguiendo desmaterializarlo.
—Supongo que no es de mi incumbencia. Espero que llegue aquí pronto. Le dijiste que tenía que venir hacia acá, ¿Cierto?
—No sé en dónde está, no me contesta el teléfono. —le dice con un tono preocupado.
—Aeish, ¿Por qué no me sorprende?, ese chico… —parece que su molestia la desconcentra, ya que pierde el control de a quienes tiene en el aire.
—¡Aaaah! —gritan los tres que realmente no se lo esperaban para nada.
—¡Lo siento! —vuelve a sostenerlos del mismo modo—. Lo siento…
—¿Qué sucede, SunHee? ¿Alguno te golpeó y no lo vimos? —le pregunta alzando la voz el chico de ojos miel, que se encuentra concentrando la sangre en pequeñas agujas—. Oh, hola Yuki. —literalmente recién lo ve.
—¡Lo siento, dije! —no se ve con muchas ganas de explicar tampoco, quizás es la vergüenza, o los nervios de la situación—. Maldita sea este demonio… —frunce el ceño.
—¿Aún está resentida por lo que sucedió hace unos meses con Kanae y Jun? —se le ocurre preguntar al chico de ojos grises, aunque no es un buen momento, probablemente no puede tampoco darse cuenta de ello debido a la tensión.
—¡Obvio! Aunque yo no lo trato mal… Pero no puedo creer que todos simplemente lo dejaran pasar… ¿Sabes cuánto lloró Kanae? Durante tantos días, tantas noches, sólo porque un imbécil estaba de mal humor… —frunce aún más el ceño—. Y Kanae anda tras de él como si nada…
—A la señorita Mitsugashi le… —traga saliva, como si le costara—. Gusta mi mejor amigo, así que… Supongo que por ello lo perdonó con tanta facilidad. Los demás, incluyéndome, sólo podemos desearles lo mejor y-
—¿Qué estás diciendo? Sí a ti también te gusta. ¿De verdad crees que ella estará mejor con él? Si es tanto tu amigo como dices, deberías conocerlo mejor que nadie, y saber que él no está listo para una relación.
Para defender a Kanae de un ataque que viene desde la izquierda, la cambia de lugar con Mitsuru ya que estaban en unas posiciones bastante complicadas.
—¡Lo siento! —SunHee alza nuevamente la voz, queriendo hacerle llegar a Mitsuru.
—¡Tranquila, estoy bien! —le contesta sin ningún problema ni muestras de dolor, aún peleando.
—Como decía —aclara la garganta— no me gustaría que Kanae esté con él, prefiero que esté contigo. —se muestra muy segura de sus palabras.
—Tampoco es como si pudiéramos decidir nosotros, ¿No le parece, miss Jung? Digo… no puede decidir los sentimientos de la señorita Mitsugashi… —nuevamente atiende un ataque pero esta vez que viene desde arriba.
—Ciertamente, pero ahí entras tú, mostrándote como un hombre para ella.
—No es momento para hablar de estas cosas… Sólo digo… —lo último lo dice en una voz más baja.
—No huyas, tú empezaste a hablar de esto. Si realmente quieres estar con ella, deberías esforzarte más. Quiero que ella no vacile, que no tenga que pensarlo mucho para escogerte a ti. Jun le hace daño, y tú siempre la cuidas, la proteges, estoy muy segura de que contigo estaría mucho mejor. —mientras le dice eso, por un momento mantiene más fija su vista en la chica de cabellos negros.
Los dos tienen razón a la vez. Es cierto que hay cosas más importantes de las qué ocuparse, realmente hablar de ese tipo de temas durante una pelea seguramente causa mucho más estrés mental que si únicamente se concentrasen en la batalla. Pero al mismo tiempo, también sucede que el ángel sí parece huir cuando se trata del amor, aunque no sólo en ello, también le cuesta entablar amistades, siempre se muestra temeroso ante todo aún sin muchas veces intentarlo verdaderamente.
Quizás su relación de amistad con el demonio es más importante, aunque, es seguro que para los dos lo es. Y hasta el momento entre tantas cosas, se entiende tanto por parte de Kanae como del círculo en sí, que Jun y Yuki no han tenido ningún tipo de conversación acerca de su interés amoroso.
—Quizás se lo mencione a Jun después… —le dice en voz baja, aumentando la cantidad de curación porque la pelea se pone a su vez más intensa.
—Lamento ser tan insistente con esto, realmente ni lo mencionaría si no supiera de tus sentimientos. Pero me importa mucho Kanae. Siempre trato de guiarla. Es mi primera amiga y no quiero que le pase nada malo, nunca en lo posible. —entrecierra los ojos a modo de expresión, arqueando levemente las cejas.
—Yo la entiendo completamente. Jun y yo somos así el uno con el otro. De algún modo. —sonríe apenas, mirando hacia arriba—. Espero que él esté bien.
—No sé si ustedes sean… Como tú crees… ¿Realmente estaría bien que le pida esto a otro indeciso…? No sé cómo ayudarte Kanae… Igualmente, eso no es de mi incumbencia… —dice todo casi inaudible, realmente su voz se pierde entre los golpes.
Mientras tanto, en un lugar bastante alejado, se puede ver al chico de ojos rojos aún luchando. Varias de las casas del pueblo de los demonios se reducen a cenizas, del mismo modo que los monstruos contra los que están luchando. El fuego se apagó hacía un rato, pero eso no quita el hecho de que todavía se estén desmoronando las viviendas. Por fortuna, no se ven ya llegar más fantasmas, lo cuál significa que esos deben ser los últimos que quedan por el día.
Con unos golpes calculados, consigue terminar contra los últimos tres. Al instante, desciende hacia el suelo, entre escombros y cenizas, para descansar un momento de estar volando.
—Qué complicado que es esto sin un ángel… —se sienta de piernas abiertas pero no pegadas al suelo, sino más cerca del pecho—. Pero ustedes no dejarían pasar a un ángel, ¿Cierto? —su voz suena súper seca y entrecortada por el cansancio, hasta incluso tose—. Algún demonio de agua que me convide por favor…
—Si hubiera alguno las casas no se hubieran quemado, idiota. —lo empuja el lagarto con el que estuvo haciendo equipo.
—Oh, lo siento, lo siento… —respira con dificultad, e irónicamente a modo de expresión esconde la cabeza entre las rodillas. Luego regresa la mirada a su supuesto nuevo compañero—. ¿Cómo arreglamos este desastre?
—Hay que limpiar, supongo. —responde el lobo, mientras sale del escondite, y apenas él sale también se derrumba.
—Tranquilo, no es la primera vez que se rompe todo aquí. Ocurre una o dos veces al año, a veces cuando hacemos fiestas. —le responde el de cuerpo escamado, mientras saca de bajo de unas rocas a algunos que habían quedado sepultados por la pelea, sin embargo no se ven muy heridos.
—La verdad preferiría que mi casa siga en su lugar. —sonríe divertido y suelta una corta risa, que cambia por un quejido. Está sangrando desde el hipocondrio derecho. Como reflejo lleva sus manos allí—. Ah… ni siquiera lo había notado.
—Tu piel es muy débil, híbrido. —una voz desconocida pero fría le responde, a la vez que se escuchan unos pasos.
—¿Tú crees? Bueno, quizás sí, sería casi como un albino teniendo en cuenta el color de mis padres… Aunque… mi cabello es negro… Mmm… —se pone una de las manos en el mentón, como pensando, sin querer manchándose con lo violeta de su sangre.
—También eres muy idiota, como dicen los rumores… eres una mutación fallida. —se escuchan los pasos del demonio acercándose, hasta que queda en frente de él. Mide como 2,15 metros, su piel es verde claro, y tiene un par de cuernos enormes que salen desde su cabeza de manera recta. Los ojos alargados con ojeras muy notorias.
—No soy tan idiota como… espera, ¿Quién inició esos rumores? A mí me va bien en la escuela.
Mira hacia los costados, también atrás, y cuando regresa la vista hacia delante, se lleva de sorpresa un puñetazo en la cara. Lo golpea tan fuerte que lo deja contra la pared principal del pueblo.
—¡Yahev! ¡¿Qué carajos te pasa?! —le grita uno de los pueblerinos, acercándose a él—. ¡Nos acaba de salvar!
—¿Salvar? —ríe fuerte y niega con la cabeza, empujando lejos al demonio que se acercó también tras lanzarlo de la ropa—. ¡¿Salvar?! Este estúpido, el séptimo híbrido, no ha traído más que el apocalipsis. Pero, está bien. Yo estoy de acuerdo en que nos muramos todos… —sonríe de lado—. Sin embargo, este inepto no sabe cumplir su papel. Nace para anunciar la destrucción, y trata de evitarla. Literalmente no puede hacer nada bien. —hace aparecer unas alas negras, muy similares a las de Jun, aunque casi el doble de tamaño, para ir volando hacia él. Lo patea en el suelo.
—¡Espera! ¡Eres el híbrido que creíamos que se había perdido! —menciona alzando la voz el chico lobo, sorprendido.
—Y ustedes son igual de idiotas, igual que él, igual que mis padres… todo el tiempo estuve aquí. ¿Nunca se les pasó por la cabeza que mis cuernos eran grandes para ser un demonio normal de esta zona? —patea unos escombros y toma a Jun por el cuello de su camisa.
—Oye, cálmate… —Jun trata de empujarlo con su fuerza, pero no lo consigue—. Eres demasiado resistente… —le muerde la mano y de esa manera consigue zafarse—. ¿Qué clase de híbrido eres?
—Uno que salió bien, por supuesto. —enciende una de sus manos en fuego, y se lo lanza al chico de ojos rojos.
—¡Oye! —lo esquiva, aunque con dificultad, está cansado por la pelea anterior—. No había demonios de fuego peleando ahora, ¿Cómo es que tú…?
—En realidad pensábamos que él sólo tenía fuerza. —le comenta el lagarto, acercándose a gran velocidad—. ¡Compórtate, Yahev!
—Estuve esperando con muchas ansias que llegaran estos días… por fin podré desquitarme… —coge un pedazo gigante de roca del suelo, y golpea como a 7 demonios con ella—. ¡Ustedes, siempre discriminando por no tener más! Por lo menos los verdaderos salvadores —hace referencia a esos fantasmas— no discriminan de a quién exterminar, nos quieren matar a todos por igual. Y yo los apoyo. Yo quemé ahora prácticamente todo solo, y no se dieron cuenta… Jajajaja. —ríe como si le resultara realmente divertido lo que dice.
—Estás demente. —en sus manos hace aparecer electricidad, tomando una gran bocanada de aire. Luego se la dispara al demonio verde, consiguiendo acertar con relativa facilidad—. No eres muy rápido, te detendré.
—Sólo si consigues moverte. —con el fuego que genera, funde una mezcla de minerales, consiguiendo crear sin problemas unas cadenas—. Esto es lo que sucede cuando se despistan y dejan que un supuesto peligroso sea un herrero. —estira el objeto que acaba de crear, y lo utiliza para lanzárselo a Jun. Se ve que tiene una gran habilidad para usar armas también, ya que puede atar al chico de ojos rojos sin problemas con ella al sólo tirarla.
—¡Ah! ¡Quema! —cierra los ojos con fuerza. Hace un esfuerzo con los brazos para liberarse, pero las cadenas no se rompen—. ¡Chicos! ¡Una mano, por favor! —una lágrima sale de su mejilla por el ardor que provoca el calor. Todavía están en un rojo viviente aquellos minerales.
Los demonios del pueblo se acercan uno a uno tratando de hacerle daño al verde para que libere a Jun. Pero no lo consiguen. Luego lo atacan en grupos. Se ve como hay una mezcla de puñetazos, electricidad, rocas, garras, púas, incluso chirridos que parece generar una de las especies. Pero tampoco sirve. Es justamente el motivo por el cuál generalmente se evita que existan las mutaciones. Es demasiado fuerte, y sin negarlo peligroso.
Yahev continúa luchando con todos, mientras que Jun está buscando alguna abertura, o alguna forma de romper su atadura en sí. Cuando pareciera que está por liberarse, las cadenas se encienden en fuego. Toda la ropa de Jun se quema, es inevitable. Su cuerpo comienza a tomar un color parecido a las llamas. Realmente si no fuese porque también es un híbrido, lo más probable es que ya se hubiera cocinado toda su carne. Los gritos del chico resuenan en todo el lugar, a pesar de el ruido que hay de todos los que pelean por él.
Y así continúan unos 20 minutos, donde todos quedan súper agotados. Muchos se desmayan por los golpes, quedando tirados a los lados. Otros ya no se pueden mover ni levantar, aunque estén conscientes. Sin embargo, los esfuerzos no son en vano. Yahev se muestra más cansado, al igual que los demás. Algunas púas sí quedan en su piel, atascadas, interfiriendo con algunos nervios. No consigue mover con tanta fluidez sus articulaciones, va perdiendo el agarre del arma.
—Es mi oportunidad… —dice para sí mismo, y se desliza lo más rápido posible entre los minerales, logrando así desprenderse—. Créeme que esto me dolerá igual a mí que a ti.
—¿Pero qué dem-
El quinto híbrido en orden de nacimiento, no termina la frase ya que una gran carga eléctrica lo rodea completamente. Y en lugar de que se haga menor, se intensifica a cada segundo. Se escuchan al unísono los gritos y quejidos de ambos demonios, por los minutos que la descarga puede durar. Para cualquiera que pasara por allí, diría que una estrella o algo similar cayó en medio del bosque, debido a todo el brillo que se aprecia. De este modo, luego quedan ambos en el suelo.
Yahev pierde la conciencia primero, y por la energía que gastó y el daño recibido, quizás no despierte en varios días. Por su parte, el chico de cabellos negros tiene el cuerpo lleno de quemaduras. No se puede diferenciar entre las que se hizo él mismo y el otro, pero toda su piel se observa llena de moretones, sangre y quemado. También por la ausencia de su ropa, se distingue en la parte superior derecha del abdomen, que literalmente cicatrizó por el calor.
—Oye, híbrido… Tú hablabas de un ángel… ¿Conoces a alguno? —uno de los pueblerinos gatea hasta donde se encuentra Jun.
—Mi mejor amigo… Ahí… ah. Mi celular… ¿En dónde está? —busca con la mirada, pues no puede moverse.
—Yo lo tengo. —se acerca el lobo, que enrollando la cola, le entrega el teléfono al otro demonio.
—Pensé que me había quedado sin celular… —apenas puede sonreír, pero se ve como si intentase reír—. Escribe en la contraseña… Nieve012… y llama al primero en favoritos…
—Uhm… —no parece entender cómo funciona, se rasca la cabeza con una garra—. ¿Aprieto en el mini teléfono, debajo del nombre?
—Ajá… —es lo último que alcanza a responder, y cierra los ojos despacio.
Por otro lado, en el centro comercial, las cosas parecen ir mucho mejor a comparación. Los destrozos son mínimos gracias a que MinHyuk consigue organizarlos de una manera en que eso sea posible. Con ataques precisos, no es necesario destrozar todo al paso. Y según se aprecia a simple vista, los últimos que quedan son derrotados por Mitsuru.
Minutos después, se reúnen en el medio del lugar. A Kanae le resulta un tanto melancólico, que hacía unos meses estuvo sentada allí con SunHee mientras conversaban de tonterías, con todas las luces de navidad. Parece mentira que haya habido tanta tranquilidad en algún momento. La hechicera suspira, apoyándose de espalda contra una pared. «También fue en este centro comercial donde yo me preguntaba qué haría con mi futuro… Este triste futuro, es peor de lo que había imaginado» piensa, tratando de recobrar el aliento por su pose.
—Chicos, ¿Me disculpan un momento? El teléfono. —recién en el silencio del final de la batalla del día, se consigue escuchar la canción de llamada, que es «¿Estarás bien así?» de Golden G; Yuki con rapidez lo desbloquea y atiende—. ¿Jun? ¿Qué sucedió en el camino?
—El híbrido está herido. —le responde sin rodeos el demonio, con una voz cansada—. No es una trampa, aclaro. Él nos protegió. Él… está en el bosque Esmeralda. La entrada está abierta, supongo que me entiendes.
—Sí, perfectamente. Estaré allá apenas pueda. —oprime el botón de finalizar y guarda el móvil en el bolsillo—. No sé en qué condiciones esté, pero se desmayó… alguien más llamó por él.
Al oír aquello, el grupo queda en shock. En verdad están todos cansados, pero ninguno con dificultades para moverse o falta de conciencia gracias a que el ángel los estuvo cuidando durante toda la pelea.
—Tenemos que buscarlo. —el pelirrojo, que estaba sentado en el suelo, inmediatamente se pone de pie y estira los brazos hacia abajo.
—Señor Yamaguchi, en este momento conviene que vaya volando. Creo que iré más rápido que el tren. —respira profundo y exhala, cerrando los ojos—. Considero que es mejor que vaya solo esta vez… pero ustedes, regresen a su casa, necesitan descansar.
—No hay problema. —el chico de ojos miel se lo toma con bastante tranquilidad.
—¿Lo dejarás ir solo, sin más? —Kanae intenta protestar, porque le parece peligroso que el ángel vaya sin compañía.
—Kanae, no estamos en condiciones de pelear ahora. Sólo míranos. —MinHyuk se pone del lado de Yuki, asintiendo con la cabeza.
—Mi hermano tiene razón. Que podamos caminar no quiere decir que estemos de la manera más óptima. —bosteza, seguramente por el cansancio—. ¿Quieres venir a nuestra casa hoy? Estamos lejos de la tuya. —le propone sin ningún problema. Luego dirige la mirada la chica de cabellos anaranjados—. Tú también, por supuesto. Quédate hoy.
—Supongo que es lo mejor que puedo hacer ahora. —sonríe con los ojos cerrados.
—Entonces está decidido. Cuídense mucho por favor, yo cuidaré de Jun.
Tras las palabras del chico de ojos grises, cada uno toma el camino correspondiente. Se ve que literalmente todos caminan hacia la mansión Jung, mientras el ángel trata de volar lo más rápido posible hacia el bosque.
Tras veinte minutos, que es lo máximo que pudo conseguir en velocidad para llegar al pueblo de los demonios, Yuki llega. Se encuentra con un lugar devastado, y mucho aroma de cosas carbonizadas. Se ubica en frente de Jun, y mira hacia los costados. Luego al suelo.
—Dios mío… —se cubre la boca al encontrarlo de esa manera—. Esto es mi culpa… Tendría que haberte acompañado… —antes de siquiera pensar en moverlo, sus manos liberan un brillo verde más intenso de lo común, y se mantiene así—. Sanarás pronto…
—Hey ángel, ¿Viste la villa? Bueno, no te preocupes, ni de eso ni de nosotros. Nosotros hemos tenido este tipo de peleas entre nosotros, ya hemos destrozado todo miles de veces. Pero él es el más herido. Se llevó la mayor parte de los golpes… —el cocodrilo que ha tomado conciencia, es el que le explica en parte lo sucedido—. Actualmente es más que bienvenido. Y estábamos pensando qué hacer con este otro —señala a Yahev— que trató de matarnos a todos.
—Yo diría que encerrarlo, pero en esas celdas de alta seguridad… que no hay aquí, creo. —opina sin conocer realmente, pero de manera sincera al menos—. Como ángel yo generalmente los curaría a todos… pero ahora mismo aunque quisiera, no tengo suficiente energía… lo siento mucho… —hace una pequeña referencia con la cabeza.
—Tranquilo viejo. —otro demonio del pueblo le da una palmada en la espalda—. Eres un ángel de los buenos, este mocoso —apunta hacia Jun con el dedo— habla maravillas de ti, y eso que somos especies en guerra… Hablando de guerra, decidimos que vamos a ayudarlos contra los espectros. No queremos perder el mundo por una estupidez como el apocalipsis.
—… —parpadea varias veces, algo sorprendido de la propuesta—. Eso es muy bueno… Uhm…
—Soy Valheen. Ese lagarto es Aon, este lobo es Yue, el que está tirado es Yahev… a este lo tenemos que encerrar. —el que habla se ve como un toro, musculoso, pero sus manos y pies se ven humanizados, con la diferencia de que tiene una especie de «muñequeras» de pelo. Todo su pelaje es negro azulado— Cuando nos necesiten nos buscan.
—Gracias, serán de mucha ayuda. —nuevamente hace una reverencia, sin desconcentrarse del tratamiento que le proporciona a su amigo.
Luego de 10 minutos, consigue terminar de sanarlo. Su piel regresa a su estado natural, del color de siempre y sin ninguna cicatriz ni marcas. Pero aún no despierta. No tiene la suficiente stamina para poder proveerle ahora, únicamente le alcanza para curarlo.
—Rayos. Qué frustrante es no poder hacer más… —se mira las manos propias y suspira pesado. Estando sentado, se deja caer de espaldas hacia el suelo—. No sé ni cómo volaré por el momento…
—Puedes descansar aquí un rato. —Aon con su cola gruesa aparta los escombros de una zona, y le hace señas con la mano.
—¿Oh? Gracias… —bosteza y se recuesta en el suelo. Continúa cálido debido a la pelea anterior—. Disculpen… ¿Tienen ropa para mi amigo?
—Claro, por aquí. —una mujer demonio con voz bastante grave, abre una puerta en el suelo.
—Mh. —se levanta y se dirige hacia la entrada. Hay una gran cantidad de escaleras, pero al final de ellas se encuentra literalmente una casa entera—. ¿Ustedes hacen sus casas en el subterráneo? —por mera curiosidad, pregunta.
—Sí, también para no perder la casa cada vez que haya problemas aquí. —se ríe la joven, y en un par de minutos le trae unas prendas para Jun. Son del mismo color, beige, una polera y un pantalón suelto—. ¿Le sirve esto?
—Sí, muchísimas gracias. —se inclina nuevamente, y seguido de ello sale de la casa por la abertura en el suelo.
No se tarda mucho en vestirlo, pero aún no está con las suficientes fuerzas para llevarlo a casa. Se recuesta nuevamente en donde le habían hecho lugar, con la intención de descansar un rato.
A las 22:00 p.m., se puede apreciar que ya están todos bajo techo, y de algún modo seguros momentáneamente. En la mansión Jung se fueron todos a dormir, y por otra parte, en casa de Yuki están sus padres descansando al igual que Jun. El único que está despierto es el ángel, que se encuentra sentado en el futón, mirando hacia arriba en diagonal hacia su cama. El demonio todavía duerme, pero la expresión que tiene su rostro es mucho más tranquila que la que tenía luego de la pelea. Este atareado día sería sólo los inicios de la batalla.
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