Nisenai Fantasy - 2
Capítulo 2
[ 2004, Febrero, 9 ]
El lugar es obscuro, pero se pueden distinguir medianamente los colores a través de la luz que entra por los árboles. El bosque Esmeralda es uno de los más grandes de la región, incluso a simple vista. Es fácil de perderse si no conoces bien los senderos de rocas.
Desde la estación de trenes, hay un pequeño sendero principal, y luego se divide en tres: al frente, a la izquierda y a la derecha.
Hacia la derecha, se continúa unos 10 minutos caminando, y se llega al lugar donde están los árboles y rocas más grandes, además de ser la zona más colorida; pero si continúas aún más hacia la derecha, el bosque vuelve a tener la misma tonalidad que al comienzo.
En este lugar de árboles y rocas gigantes, hay una sola casa: la de los Yami. Desde afuera, se ve que es grande, pero en lugar de estar construida con ladrillos, está hecha de piedras y algunos cristales, además de maderas. Por fuera tiene un pequeño jardín. Antes de la puerta de entrada, y casi al rededor de toda la casa, hay un techo como de un metro hacia afuera, lleno de lámparas, que sirve para hacer como un pasillo, pero en el frente es más largo. Son 3 metros. Hay una mesa con 3 sillas, en esta parte. Ya hacia adentro, también hay un pequeño pasillo. Le sigue a este la sala de estar, compuesta por dos sofás del mismo tamaño, negros, en el medio una mesa, y al frente una televisión. Más adelante, hay otro pasillo, que lleva hacia el comedor. Consta únicamente de una mesa amplia con tres sillas, y otra televisión, el resto es espacio para caminar. A un costado, sin que haya una puerta, está la cocina, y dentro de esta un mini lavadero. Desde el comedor, luego hay un pasillo largo, que está construido a los lados con unas piedras muy resistentes y transparentes, como un «vidrio especial» de ese bosque, en el que se puede apreciar el paisaje, puesto que tiene unas lámparas en el techo que alumbran lo suficiente. Al final de esto, hay dos habitaciones, una grande y una más chica, cada una con su propio baño. En la más pequeña, se encuentra a un niño de unos 3 años, acompañado por unos seres de colores diferentes al suyo.
—Mamá, ¿Hoy sí puedo salir un rato? —susurra una voz infantil y suave.
—No, hoy no hijo, pero puedes andar en el pasillo de cerca de tu habitación. Puedes ver por los cristales. —le sonríe una mujer de piel roja obscura y ojos amarillos, cabellos blancos, se le pueden ver también unos colmillos más grandes de lo común. Tiene una voz más grave que lo común en las mujeres.
—Papá, ¿Tú me dejas salir? —le mira, haciendo pucheros, moviendo sus piernas adelante y atrás, sentado en la cama.
—No. —le agarra la nariz jugando. Un señor musculoso, de piel azul y ojos rojos, con el cabello blanco, y también se le notan colmillos. Posee una voz grave y gruesa—. Pero lo mismo te vamos a pedir que por favor vigiles la casa, desde el living de a ratos. Nosotros tenemos que ir a trabajar, Jun.
—Sí… —baja la cabeza y la mirada.
—No te deprimas, tienes que ser más fuerte. No debes permitir que nadie entre a la casa. —le mira con más seriedad, y con una voz más dura.
—Sí. —responde firme y mirando hacia al frente.
—Así Jun. —su madre lo elogia haciéndole caricias en la cabeza.
—Voy a ser más fuerte. —sonríe y se pone de pie sobre el suelo—. Que les vaya bien mamá, papá.
—Gracias, igualmente. Puedes ver la televisión también si quieres.
Ambos padres toman un color de piel igual al de su hijo, además de adquirir también cabello negro. El color de sus ojos no es algo que puedan cambiar, así como sus colmillos. Jun los ve salir de su habitación, y luego con una pequeña escalera al lado de su puerta, cierra el picaporte.
—¿De qué trabajan? ¿Por qué siempre me dejan tanto tiempo solo? —son algunas preguntas que se hace en voz baja.
[ 2016, Septiembre, 14 ]
En la televisión de la casa de Jun, se escucha una canción claramente, gracias al silencio de la mañana:
» Más allá, mas allá, donde no se ve la luz sí está, sí está, sólo si te acercas más. Al final, al final, te darás cuenta de que no importa si intentas huir de la verdad. «
Luego se oye una voz femenina, que tapa la canción casi por completo.
» El nuevo single de Golden G, Lightless, ya está disponible en el mercado. «
El chico se encuentra arreglado y listo para salir, así que oprime el botón de apagado. Revisa que todo esté en su lugar en la sala de estar, y deja las luces prendidas, por seguridad. Cierra la puerta y sale calmado, pues hasta que llegue el tren tiene tiempo, además de que su casa no es tan lejos de la estación.
—Vaya. —mira hacia el cielo—. Ya está despejado. —suspira y ríe bajo—. Qué se le va a hacer. —saca un espejo de mano del bolsillo y se fija en sus dientes—. Hoy se notan más… Tengo que volver a limarlos luego, qué flojera… Debo tratar de ser más serio hoy.
Un rato más tarde, en el tren, está Kanae otra vez somnolienta en un vagón, pero esta vez no dormida. Busca a Jun con la mirada, pero no logra encontrarlo. Supone que subió a otro vagón.
Mira por la ventana en la que está apoyada, disfrutando los tonos de verde que se denotan por el clima. El cielo está entre azul y celeste, no hay indicios de más lluvia. La chica de cabellos obscuros, vuelve la vista hacia dentro, y saca de su mochila el cuaderno que utiliza para escribir.
«Lo sigo buscando, en donde estoy, en donde no estoy, por simple curiosidad. Unos ojos rojos que me llamaron la atención un día de agua, están perdidos entre tantos otros que no conozco. Aquella sonrisa que siempre me da alguna especie de alivio, me despertaría de mis delirios de la mañana.» Son algunas de las frases que anota, y a medida que lo hace se va despertando.
A los pocos minutos escucha unos pasos dirigirse a ella, y cierra rápidamente el cuaderno.
—Buenos días Jun. —le saluda con las mejillas levemente rojas y una sonrisa, avergonzada.
—Hey. —muestra una expresión más seria de lo habitual—. ¿Cómo estás? Me sorprende no verte dormida. —se estira de brazos y hace el amague de sentarse, pero no tiene lugar.
—Bien, la verdad. —guarda sus cosas en la mochila, riendo suave—. ¿Qué tal tú? —le hace espacio a su lado.
—También bien, aunque podría decir que ahora soy yo el que tiene sueño. —toma asiento al lado de la contraria, y al poco tiempo bosteza. Sus ojos lagrimean.
—¿Eh? —ladea la cabeza, mirando atenta al contrario.
—¿Sucede algo? —bosteza otra vez, pero tapándose la boca.
—Tranquilo, no es nada. —desvía la mirada, con una sonrisa, acomodándose el cabello.
A pesar de que lo primero que el chico de cabellos negros se propuso en el día fue ocultar sus colmillos, Kanae los vio rápidamente, pues son más grandes y afilados que los que un humano tendría de manera natural aunque «los tuviese muy marcados», como era el caso de este chico antes de hoy día. Lo que se vino a su mente más que encontrarlo raro, fue que le queda bien. «Parece un vampiro, un cosplay le vendría genial. Me pregunto cuánto le habrán salido esos lentes de contacto también.» Tras pensar ello, ríe bajo, y vuelve la vista a Jun.
—¿Dormiste muy tarde ayer? Es extraño que estés tan cansado. —arquea las cejas y tuerce la boca hacia la izquierda.
—Luego de que te fueras a dormir, me quedé un rato pensando, luego escuchando música, y no tengo idea de a qué hora me dormí, pero cuando desperté ya era de día. —le comenta pensativo—. Probablemente tengas razón.
—Ya veo… Ojalá no tengas problemas durante la clase, deberías echarte una siesta al volver a tu casa. —le dice a modo de sugerencia, mirando hacia un lado.
—Gracias, lo tendré en cuenta. —baja la cabeza, y respira profundo, realmente no tarda nada en dormirse.
Un rato más tarde, llega la estación de antes de la preparatoria. En este caso, Kanae es quien despierta al chico, que se había dormido profundamente, y con dificultad, logra sacarlo de allí hacia afuera. Le hace un saludo con la cabeza, y se adelanta, dejándole atrás esta vez por la vagancia que le muestra para caminar.
Al entrar al aula 106, el grupo que siempre acompaña a la chica de ojos violetas ya está rodeando su asiento. MinHyuk le hace señas, se le ve emocionado. Espera a que se termina de sentar y apenas la tiene en frente le habla.
—Kanae, hermana, ¿Qué piensan de nuestro nuevo single? —les pregunta a las chicas con verdadera curiosidad.
—Pues se me hizo raro escuchar a Yamato haciendo algunas voces de fondo, pero la canción está linda. —le responde SunHee, sentada de piernas cruzadas, sonriente.
—Podría llamarse una pequeña recitada. —le dice Yamato a la rubia y esboza una corta sonrisa.
—Yo no la oí aún, lo siento. —se rasca un poco tras el cuello a modo de expresión—. ¿La tienes en tu móvil? —no se quiere perder de alguna de las canciones nuevas de Golden G, ciertamente desde antes de conocerlos personalmente, a ella ya le gustaba la banda.
—Claro. —lo saca del bolsillo junto a unos cascos, y presta sus cosas tranquilamente a Kanae.
En la lista de archivos, que por suerte el chico de ojos claros tiene organizada por fecha, está la canción nueva, y una llamativa portada con los 5 miembros: todos con trajes elegantes y obscuros, llevando en el rostro unas expresiones entre tristeza e incertidumbre. MinHyuk, Yamato, Josuke, Ryōtarō y Tomoki, sentados a la entrada de un templo. Con los cascos acomodados, le da «reproducir» a la canción.
» La luna refleja en el cielo las cosas que por tu cabeza pasan. Un lienzo tan grande, así es, comparten mucho más de lo que crees. Las almas, están conectadas, en una eternidad donde la muerte es lo que seguro pasará, más que la vida misma en realidad.
Mientras tú estás pensando en la vida que quieres pasar con esa persona a tu lado, no sabes si quiera si existe…
Más allá, mas allá, donde no se ve la luz sí está, sí está, sólo si te acercas más. Al final, al final, te darás cuenta de que no importa si intentas huir de la verdad. Ah… (Es la realidad, el único lugar que todos compartirán, se encuentra en la obscuridad).
La ilusión creada en el amor que se juran todos sin conocerse se esfuma tras tiempo de dormir, despertar y años de convivir. La rosa que está en el corazón se va marchitando por una simple razón: promesas que iban a regar la esperanza de quedarse en un lugar.
Un lugar donde tomar su mano, te hace olvidar de lo malo, donde puedes disfrutar pensando que no se va a acabar…
Más allá, más allá, donde no se ve la luz, sí está, sí está, sólo si te acercas más. Al final, al final, te darás cuenta de que no importa si intentas huir de la verdad. Ah… (La realidad es que la obscuridad, arrasa con la mente y alma, sin importar la edad, sin importar tus lágrimas).
Con la frente en alto rogamos aunque sea un poco de felicidad.
Con los ojos no negamos que no importa nuestra dignidad.
Y aunque nos esforcemos mucho, parece que nada va a cambiar.
La gente sigue criticando, el amor sigue empeorando…
Más allá, más allá, donde no se ve la luz, sí está, sí está, sólo si te acerca más. Al final, al final, te darás cuenta de que no importa si intentas huir de la verdad. Ah… (Al parecer estamos solos, aunque pensemos que alguien vino a traernos felicidad, a mostrarnos otra verdad, porque hasta en mi corazón y mi mente le da la razón, que la luz que se encuentra al final dice que ya se murió y lo olvidé…). «
La chica de cabellos negros le devuelve sus pertenencias al rubio, y se queda mirando a la nada. La letra es bastante acertada en muchas cosas con respecto a lo que le sucede a muchos, eso cree. Pero difiere en que ella claramente no se siente muerta y desesperanzada.
—MinHyuk, me gustó mucho, pero, ¿Qué sucedió cuando escribiste esto? ¿Te pasó algo malo con la chica que te gusta? —lo primero que va a pensar, pues si él es el compositor, cree que debe ser algo de sus sentimientos.
—Ahora que lo pienso, MinHyuk, ¿Estás bien? —a su melliza también le picó la curiosidad.
—Tampoco me lo había planteado. —el pelirrojo se suma a la intriga común.
Entre los tres lo arrinconan con la mirada. Pero él no se ve mal en lo absoluto. Niega con la cabeza y ríe.
—Perdón por preocuparlos chicos, en otro momento les contaré cómo se me ocurrió, en este momento no me acuerdo. —ríe avergonzado, con los ojos cerrados y ambas cejas arqueadas.
—MinHyuk, ¿Por qué a pesar de que tu banda es famosa en el curso no están encima tuyo? —otra pregunta de Kanae.
—En este mismo curso hay modelos, y en otros también. En esta preparatoria y en la del norte hay muchos idols, por eso creo que se hizo común. Se podría decir que respetan nuestra privacidad. —le responde Yamato con una mano en el mentón propio.
Con ese último comentario, los cuatro se quedan pensativos pero relajados. Y además, toca el timbre para el ingreso.
Las horas de clase siempre requieren de una gran atención, por lo que el curso está en silencio. Se puede escuchar el sonido de la tiza en la pizarra, mientras el profesor explica. Todos toman apuntes tranquilos, excepto quienes no durmieron bien durante la noche. Unos minutos luego, el docente les pide a sus alumnos leer, ya que no se encuentra muy bien de la garganta. MinHyuk es quien suele ofrecerse primero en estos casos, pero ahora su hermana toma su lugar.
Kanae escucha de fondo la voz de su amiga explicando, porque en su cabeza quedó la canción nueva de Golden G. Cuando la rubia termina de leer unos párrafos, el profesor procede a preguntar al respecto a uno por fila. Por fortuna no le preguntó a la distraída.
La clase continúa de la misma manera. Lecturas y preguntas, en las cuales todos de a poco le van tomando el ritmo. Algunos se ponen a dibujar en el costado de la hoja esperando que les toque. Literatura les resulta interesante a muchos, especialmente a Kanae, pero como cualquiera tiene sus días en donde le cuesta prestar atención. Se siente en una mezcla entre aturdida e inspirada. Como no quiere descuidar la clase, no deja de tomar apuntes, y al mismo tiempo, escribe en una hoja aparte ideas para que no se le olviden.
En el aula 107, se encuentran en «hora libre», porque la profesora no pudo asistir. Hay música suave, hablan entre ellos, están sentados desordenadamente pero sin hacer mucho ruido.
En una mesa prácticamente al medio, se encuentran Yuki y Jun, sentados juntos. Entre las voces del curso, una se distingue más que la del resto. El chico de cabellos negros trata de cantar el estribillo de «Lightless» de Golden G. Con los datos de su móvil, busca en internet la letra y el vídeo. En ese momento, ya tiene casi un millón de vistos.
—Me gustaría saber cantar. —mira con algo de celos el chico de ojos grises a su mejor amigo.
—A mí me gustaría tener memoria fotográfica, así no me tardaría en aprender las canciones. —le responde haciendo referencia a que él es mucho mejor memorizando y entendiendo.
—Qué exagerado. —ríe y baja la mirada, luego esconde su cara entre los brazos propios—. Si tuviera esa memoria tendría un 100 en todo.
—Sólo en geografía no tienes 100. —lo empuja leve—. Dame tu memoria.
—Dame tu voz. —le devuelve el empujón.
Ríen ambos molestándose, hasta que encuentran un vídeo con la letra bien sincronizada para probar. Ambos cantan todo muy gracioso, y lo único que saben es el estribillo. Luego de unos 3 intentos Jun logra entonar bien, Yuki después sólo lo escucha.
Se acerca a ellos lentamente una chica, la cual se sienta en la mesa detrás. Tiene cabellos entre naranjas y marrón claro largos y rizados, unos brillantes ojos azules con un delineado lindo, y unos labios delicados, no tan gruesos ni finos, pintados apenas de rojo.
—Tu voz es muy linda. —le comenta la chica, hablando suave. Su voz es un poco más fina que la de Kanae, incluso suena un poco aniñada.
—¿Eh? Gracias. —parpadea varias veces, se le ve sorprendido por lo repentino—. ¿Cuál es tu nombre?
—Mitsuru, Honda Mitsuru. —le responde amablemente, sonriendo incluso con los ojos—. Ya sé cómo se llaman ustedes, los estuve escuchando. —no borra la sonrisa.
—¿Eh? —reacciona en voz baja Yuki, que se da vuelta para ver quién es la chica.
—Supongo que si nos prestaste atención de repente es porque te gusta Golden G, ¿Cierto? —le devuelve la sonrisa, naturalmente.
—Soy más del pop, pero sí escuché esa banda. Realmente no tenía nada que hacer y parecía que se divertían, por eso me fijé en ustedes. —ríe y se cubre la boca con su mano.
—Oh~. Bueno, también me gusta el pop, sólo que no tengo una preferencia sobre rock y pop… —Jun se muestra interesado en ella, se da media vuelta y apoya un brazo en la mesa de la chica, con el cual su mano sostiene el rostro propio.
—A mí me gusta más el rock, pero el pop también es lindo. —le menciona el chico de cabellos marrones, pero en vez de seguir la conversación, saca unos audífonos para escuchar música y «entierra» su cabeza entre los brazos nuevamente.
El chico de ojos rojos dedica su tiempo a hablar con aquella chica, dándose a entender que es muy sociable, a diferencia de su mejor amigo, quien se encierra en lo que escucha. Pasan casi toda la hora conversando, más entre dos que tres, pero Yuki también está incluido.
Falta poco tiempo para que suene la campana, y en lugar de ella, en el pequeño pasillo entre las aulas mencionadas anteriormente, sorprende el ruido de un golpe. Los alumnos de el aula 106 gritan el nombre de una de sus integrantes, y el otro curso se acerca a curiosear. En el suelo, un pequeño charco de sangre bajo la cabeza de una chica, que tuvo la mala suerte de chocar contra un desnivel reciente.
—¡Kanae! ¡¿Qué te pasó?! —SunHee respira agitada y preocupada, sin saber muy bien qué hacer. Se sienta al lado de ella en el suelo y mira hacia sus alrededores.
Entran en escena Jun y Yuki, quienes al escuchar el ruido se levantan con intención de ayudar. Se llevan una mala impresión al ver a su amiga en tales condiciones. El chico de cabellos negros no lo piensa mucho y con delicadeza la toma en brazos, llevándola camino a la enfermería. En el suelo van cayendo unas pequeñas gotas rojas que marcan sus pasos.
Al ingresar a la sala, en el momento que la deja sobre la cama, la enfermera le pide que por favor se retire. Luego esta se encarga de revisar si tiene alguna herida de gravedad, y tras verificar, procede a desinfectar su cabeza, seguido por vendarla. En unos pocos minutos termina de atenderla, y sale a buscar un par de cosas.
En el intervalo de búsqueda de la mujer, ingresa un «personal no autorizado». El chico de ojos grises, se acerca a la paciente, viéndola preocupado.
—¿Qué le habrá sucedido, señorita Mitsugashi…? —se sienta a los pies de la cama y estira el brazo izquierdo, posa su mano en la frente de la contraria.
Unos brillos, de color verde claro, rodean la herida de la chica. Tras la venda no se nota, pero sana completamente. Apenas termina de ayudarle, se va de allí sigilosamente.
—Mm… —se talla los ojos la niña—. No recuerdo qué sucedió… ¿Por qué estoy aquí? —se incorpora en la cama y ve hacia todos lados, pero no hay nadie.
Al minuto de su despertar, regresa la enfermera, pidiéndole que por favor descanse. Kanae niega con la cabeza, pero la mujer le insiste, pues la pequeña entró en mal estado. Termina por aceptar y tratar de dormir.
En la hora de la salida, como siempre, hay mucho bullicio y gente. Naturalmente los amigos de Kanae suelen irse primero, pero aprovechan ahora para preguntarle por su situación, ya que consideraron que estaría aturdida anteriormente.
—¿Qué fue lo último que recuerdas? —la voz de SunHee se escucha con eco, el aula está prácticamente vacía. Le mira arqueando ambas cejas.
—¿Ya no te duele? —le pregunta el pelirrojo, ladeando la cabeza.
—¿Pudiste llevar bien la clase? Si hay algo que te hayas perdido puedes preguntarme. —el rubio más que una pregunta le da una opción.
—Les responderé de a uno… Primero lo más fácil. —dirige la mirada a Yamato—. No me duele. —luego ve al rubio—. Sólo lo normal, no es nada nuevo, gracias. —ahora mira a la chica de ojos verdes—. Y lo último que recuerdo… Yo pensé que me estaba durmiendo, porque me recordó a una pesadilla que tuve. Me sentía mareada, como si el cuerpo pesara, y se vio todo violeta. Muchas luces, luego negro, y no me acuerdo más.
Todos se quedan en silencio por un momento. La miran con preocupación.
—Sólo esperamos que no te suceda seguido… Ve al médico en cuanto puedas… —SunHee la abraza suavemente y le da una pequeñas palmaditas en la espalda—. Ya sabes que si tienes algún problema yo te llevo.
—Gracias SunHee, cualquier cosa te aviso. —le sonríe cálidamente, tratando de darle seguridad.
—Está bien. Ya nos vamos entonces, mándame un mensaje cuando llegues. —se levanta del asiento y la despide con la mano, con una cara entre seriedad y preocupación.
Sus amigos abandonan la sala, y queda ella al último, como de costumbre. Revisa bajo el pupitre si no se olvida nada, y realmente, casi se olvida su cuaderno. Lo había sacado en medio de una clase por algo que se le había ocurrido. Lo guarda en la mochila y sale del aula. En la puerta, como otros días, está Jun. Este se ve preocupado, y le hace preguntas similares a las de sus amigos. Durante el camino a la estación, continúa cuestionándole, y le cuenta también cómo la vio, el hecho de que la llevó a la enfermería.
En otro lado, el chico de ojos grises, se pasea bastante lento de camino a su casa. Desde la preparatoria, yendo en camino opuesto a Kanae, por el mismo camino que siguen sus amigos, por allí se va. Es quien vive más cerca de Nisenai, prácticamente en pleno centro. A unas 4 cuadras, en un barrio seguro e iluminado, se encuentra la casa de Yuki. Por fuera se ve una reja de metal, negra con algunos adornos. Luego un pequeño jardín, con rosas blancas y rojas, mentas y una enredadera que rodea una estatua de un gato sentado. La casa por fuera es blanca, y tiene una puerta marrón de madera. También se ve una ventana que está abierta, pero con las cortinas cerradas.
—A ver… —busca en su bolsillo la llave y pasa adentro, cerrando luego—. Ya llegué. —dice con voz suave.
Apenas al entrar está la sala de estar, que se compone de un largo sofá frente a una televisión LCD de 47″. Además, se ve que en el mueble de esta hay consolas de videojuegos. Luego le sigue una cocina-comedor, y tras una puerta de esta sala, hay un pequeño pasillo que tiene unas escaleras hacia arriba, en donde está su habitación (ocupa casi toda la planta alta, es muy amplia); y si se sigue adelante en la planta baja, está la habitación de sus padres. Cada una cuenta con baño propio. Se escucha un maullido en la sala de estar, y se repite el sonido al poco tiempo. Un pequeño gatito blanco se acerca al chico. Se sienta en frente de él y se deja ver una patita lastimada. Yuki no espera a nada para agacharse y curarle. Tras unos brillos como los de más temprano, el gato se ve sano y le hace caricias con la cabeza en la mano.
—Que bello Natsu, ¿Tiene hambre? —le devuelve las caricias, haciendo una voz mimosa.
[ 2016, Septiembre, 24]
La habitación de Kanae está con una bella luz del día, que entra por la ventana junto con un viento fresco. Aunque apenas va comenzando el otoño, ya se hace notar. La pequeña de ojos violeta se encuentra en su cama, acostada, con su amado cuaderno de notas y poesía.
«Aunque no tenga sentido, aunque realmente uno espera algo diferente, a veces la mente toma una posición confusa. Una sonrisa multiplicada, el corazón brilla del mismo color que sus ojos, una reacción involuntaria. Es muy extraño«. Son algunas de las cosas que escribe. Actualmente, Kanae de vez en cuando se siente algo nerviosa en presencia del chico de cabellos negros, algo que naturalmente uno lo consideraría como «me gusta este tipo», pero desde su punto de vista, y tomando en cuenta el consejo de su mejor amiga, no lo considera así. Entre lo que piensa acerca de sus escritos, suena una notificación de Lime.
—⟨⟨ Hola ( ̄へ ̄) ⟩⟩ —un mensaje de SunHee.
—⟨⟨ Hola~ ¿Cómo estás? ⟩⟩ —le responde animada, dejando de lado el lápiz.
—⟨⟨ Muy bien, espero que tú igual. Te quería proponer algo.⟩⟩
—⟨⟨ ¿Qué cosa? ⟩⟩ —piensa que la rubia tiene lindas ideas, así que le pica la curiosidad.
—⟨⟨ Quiero ir a tu casa, ahora mismo. ¿Puedo ir? Ya me comentaste varias veces en dónde queda, así que sé cómo llegar. Llevaré a mi hermano si no te molesta. ⟩⟩
—⟨⟨ Por supuesto, ven. (‘∀’) ⟩⟩
Apenas le envía el mensaje, comienza a echar ojo en la habitación, a buscar si no hay basura o alguna cosa que les pudiese incomodar. Como es de esperarse de ella, tiene todo ordenado. Le resulta muy agradable y lindo de parte de SunHee que le quiera visitar, pero a la vez le preocupa no hacerla sentir satisfecha con el lugar o la comida, puesto que no tiene mucho que ofrecer, desde su punto de vista. Naturalmente, como casi cualquier adolescente, «hace la invitación» antes de preguntar si le dan permiso, pero piensa que puede arreglarlo.
—Son las 10 de la mañana, como es sábado no tengo mucho que hacer… Supongo que iré a ver a mis padres afuera. —dice para sí, mientras tiende la cama y va guardando los libros y demás en la mochila—. Debería ponerme algo lindo. —se mira a sí misma.
Trae el pijama que usa normalmente para dormir. Es simple, sólo marrón obscuro y muy ancho, desgastado por los años, pero no ha sido atacado por las polillas. Se acerca al pequeño mueble del lado de su cama, y tras abrir los cajones, está en primera plana su blusa favorita: mangas 3/4, color violeta suave, pero ya descolorida en los extremos, y uno que otro agujero. No le importa pues a excepción de su ropa escolar el resto de su ropa parece descuidada. Para hacerle juego, escoge una falda hasta el suelo, de color blanco. Se cambia velozmente y sale de la casa hacia el pueblo.
—Má, ¿Puedo invitar unos amigos a casa? —se ríe un tanto nerviosa pero se le nota en el rostro que no tiene malas intenciones.
—Vaya, ¿Amigos? Qué lindo escuchar que te vienen a visitar, ¿Son esos mellizos de los que me hablas siempre con su amigo pelirrojo? —sonríe Saeko, curiosa por lo repentino de la noticia.
—Sí y no… O sea, sólo vienen los mellizos. —le contesta. Suspira y le sonríe animada, por su reacción.
—No hay problema, pero, no quisiera que te hagamos quedar mal… No sé cómo nos vamos a presentar, estamos todo sucios por el trabajo… Y por nuestra culpa tampoco tienes una ropa muy elegante que lucir. —su padre baja la mirada—. Si quieres nos quedamos afuera hasta que se vayan.
—Papá, ¿Por qué dices eso? Ustedes no me avergüenzan para nada, los amo muchísimo y no me molesta cómo se vean. —los abraza a ambos—. Pero una cosa sí me preocupaba, ¿Tenemos suficiente para que ellos coman también?
—Podemos racionar la comida Kanae, aunque también podemos hacer alguna sopa de verduras. Eso da para mucho. —la mujer de cabellos negros se ve tranquila con la situación.
—Buena idea mamá. Entonces iré a sacar algunas verduras del patio. —la chica de ojos violetas se dirige rápidamente a hacer los preparativos necesarios para recibirlos, casi cayéndose por lo apresurada que está.
Por otro lado, se encuentran en una estación de trenes SunHee y MinHyuk. Están esperando, de pie, mirando hacia el lugar de donde se supone que debe llegar el vehículo en cuestión de minutos. Están en silencio, porque el bullicio del lugar es demasiado como para querer mantener una conversación. La chica lleva un bolso al hombro, mientras que su hermano lleva una mochila mediana en la espalda. Los dos están vestidos completamente diferente. SunHee lleva un pantalón ajustado blanco, y una blusa rosa obscura, con unas lindas puntillas blancas. MinHyuk tiene una camiseta anaranjada y un jean negro.
—¡Hey! ¡Ya se acerca! —el rubio alza la voz mirando a su hermana.
Ella sólo asiente con la cabeza y continúa mirando hacia la dirección del tren. Apenas se detiene, demasiadas personas bajan al mismo tiempo que otras suben, como de costumbre en esas horas. Ellos con mucho esfuerzo logran subir, y toman los asientos más cercanos a la puerta porque son los únicos libres.
Los mellizos atraviesan el centro, y pasan ya cerca de los barrios, de la escuela. Seguido de eso, pueden disfrutar de los paisajes de la naturaleza que les ofrece el trayecto hacia casa de Kanae.
Pasa un largo rato. El tren llega al recorrido final en cuanto a esa ruta, y se va de regreso por otros rieles. Los hermanos, ya en la pequeña parada de la zona, se estiran y miran a los alrededores. El aire se siente mucho más puro de lo que acostumbran respirar. Se siente hasta la humedad y el sonido del arroyo aunque no esté a la vista aún. Caminan con sumo cuidado, y en unos minutos, al estar frente al agua, se quedan pensando.
—MinHyuk, ¿Cómo saltamos por ahí? Las rocas son… Más altas de lo que imaginaba realmente. —lleva los dedos a la comisura de los labios propios.
—Kanae dice que ella pasa caminando por el arroyo, excepto si llueve. Pero es mas o menos alto el nivel, al menos para ti, te llegaría cerca de las rodillas SunHee. —compara a ojo, mirando detenidamente a su hermana y a el agua varias veces.
—Siento que si saltó resbalaré y no quisiera que el bolso se moje… Ni tu mochila. —tuerce la boca y suspira suave. Procede a quitarse sus tacos y se sube la botamanga hasta las rodillas.
—Buena idea. —dice en voz baja e imita a su hermana, llevando sus borceguíes en una mano—. Vamos, hermanita~. —lo último lo dice con un tono medio burlista.
—Yaah, no me llames así. —le da un pequeño empujón, pero sonríe.
Tras unos metros más de caminata, encuentran la primera casa a la vista. Tocan la puerta. Kanae que ya tiene todo listo, lo mismo un poco nerviosa, atiende.
—Hola chicos. —sonríe amplio hasta que los mira atenta, coloca una mano en su mentón—. Rayos, les pegó el agua. —se dirige a buscar una alfombra en el baño rápidamente y se la deja frente a ellos—. Pueden secarse aquí.
—Muchas gracias, buenos días Kanae. —la rubia le sonríe y pasa como le dijo junto a su hermano.
—Buenos días. —sonríe de igual forma—. Gracias por la bienvenida.
—Hola pequeños. —los saluda Saeko, acercándose con una caldera de agua tibia—. Suponía que les pasaría algo así, pueden enjuagarse con esto si gustan.
—Muchas gracias. —le dicen ambos y se limpian rápidamente, secándose con una pequeña toalla que traían en la mochila del chico.
—Buenos días, siéntanse a gusto. —una voz grave y gruesa, pero a la vez cálida, les indica que pueden sentarse en las sillas.
Tras una bienvenida algo extraña pero linda, los mellizos se sientan junto a ellos. Como eran pocas sillas, trajeron unos troncos para las faltantes, que prefieren usar ellos (los padres) para no molestarles. Se siente un aroma muy rico dentro de aquella sala.
La chica de cabellos negros estuvo cocinando un guiso de lentejas, ya que en la nevera tenían unas remojadas para pronto. Se nota la frescura de los vegetales, lo cual también le suma al sabor. Con la intención de no causar algún silencio incómodo, encienden la televisión a un volumen bajo. Los padres de Kanae están allí especialmente para las horas de la comida, que es cuando se suelen tomar descansos del trabajo.
—Oh~ está muy rico. —le dice SunHee a la madre de su mejor amiga.
—Ay. —Jiro se ríe un poco y señala a su hija—. Esta vez no cocinó mi mujer, pero esta niña no se queda atrás, ¿Vieron?
—Papá~ —ríe un tanto avergonzada.
—Vaya, no me habías dicho que cocinabas tan bien. —se suma a las risas la rubia.
Por su parte, MinHyuk mantiene silencio mientras disfruta de su plato. Echa un vistazo disimuladamente a la caldera, para darse con que no hay más. Antes de que pudiera agradecer por la comida, suena una canción bastante conocida para él en el televisor. Sin darse cuenta, tararea en voz baja, por costumbre.
—¡Oh! Tú eres el chico de allá, ¿Verdad? —la mujer que está terminando su porción, se ve un poco sorprendida.
—Sí. —le responde sin vacilar—. Estuvo muy rica la comida, gracias por aceptarnos aquí. —se muestra feliz al respecto.
—No hay problema, cuando gusten~. —ríe nuevamente Jiro—. Pero avisen, sólo eso. —comenta con el plato vacío.
—… —SunHee sólo mantiene una sonrisa, ya que al parecer su hermano dijo lo que ella estaba apunto de decir.
Ya terminado el almuerzo, hablan con más tranquilidad. La señora les hace varias preguntas por curiosidad, a las cuales ellos responden sin problemas. Kanae mira la escena animada, porque ella sabía que sus padres se llevarían bien con sus amigos. Surge el tema de la banda de MinHyuk, del cual la pareja siente una gran curiosidad, puesto que no han tenido la oportunidad anteriormente de conocer a un cantante o algo similar.
A sabiendas de que puede tardar un largo rato, el rubio les hace señas a las chicas para que se adelanten a la habitación. Ellas hacen una corta reverencia y entran.
—Bueno SunHee, esta es mi habitación~. Está fresquita, así que si tienes frío puedes tomar cualquiera de mis cobijas, o cierro la ventana. —se sienta en su cama y le hace señas con la mano para que venga.
—Me gusta tu habitación, es de un color relajante, podría decirse. —observa el azul marino en la pared, que se nota que es un tapizado viejo, pero bien cuidado. Se sienta a su lado.
—Me alegra que te guste. Por cierto, ¿No te vas a quitar el bolso? Digo, puedes dejarlo en el mueblecito, o sino a los pies de mi cama, o como gustes. —la mira animada.
—Ah, ya lo dejaré. Primero quisiera darte algo. —le hace una sonrisa con los ojos cerrados.
—No es cierto, ¿Trajiste algo? —se muestra sorprendida, aún sin conocer de qué se trata.
—Sí, estuve pensándolo durante varios días… Ya que te veía que nunca llevabas tu móvil a la escuela prácticamente, y pensé que —saca una caja de un Samseong Galazzy J7— este te vendría de maravilla.
—Wow, espera… ¿Es para mí? ¿En serio? Pero ya me diste el que tengo, y —se traba un poco, está entre nerviosa y contenta— no sé cómo agradecerlo, tampoco puedo pagarlo. —sonríe y baja la mirada, luego le ve de vuelta haciendo pucheros.
—Aeish. —le jala una mejilla a la contraria y ríe divertida—. No vengo a exigirte una paga, sólo quiero hacerte un regalo por mi cuenta, ¿Sí? Quiero ver esa sonrisa de niña con juguete nuevo. —la molesta un poco.
—Ay bueno… Me calmo. —deja aparecer la sonrisa que guardaba de alguna forma, estaba confundida porque no se lo esperaba.
Entre las dos se ponen a configurar el chip, y a descargarle las cosas, según ellas, «básicas». Además de las redes sociales y complementos, bajan Green y uno que otro juego. También la chica de ojos verde agua le muestra cómo borrar las aplicaciones innecesarias de fábrica y hacer más espacio, para evitar que se sobrecargue de datos. Como última cosa, comienza a transferir los contactos de su por poco antiguo teléfono móvil.
—Deberías avisarle a Yamato del nuevo número, le contamos que te compramos un móvil. —le comenta mientras señala su nombre en la lista de contactos.
—Cierto… Bueno, les enviaré mensajes a todos los que tengo. —emocionada, escribe un pequeño mensaje para cada persona, incluyendo los mellizos pues tampoco la tienen agendada—. Si no te molesta, le dejaré mi celular anterior a mamá, ella también necesita uno.
—No es necesario. —ríe suave—. Ellos también tienen uno, se los dio MinHyuk probablemente hace unos minutos al igual que yo a ti. Tenlo por algún caso de emergencias, si me entiendes.
—SunHee… —se cristalizan levemente sus ojos—. Muchas gracias, algún día te lo compensaré aunque me digas que no, es demasiado. —asiente con la cabeza.
—Nosotros apreciamos que nos hayas hablado sin tener idea de quiénes éramos, por el mero hecho de querer ser nuestra amiga. Nos puso realmente felices que no nos buscaras ni por fama ni por dinero, y que no tuvieras miedo de nosotros. —dice MinHyuk, ingresando a la habitación, con la mochila abierta, notándose que aún quedan algunas bolsas más dentro.
—Nosotros no somos muy buenos con el cariño o con… Socializar, más yo sobre todo que mi hermano, pero, en fin, nosotros pensamos que te gustarían los regalos. —se rasca la cabeza, mirando a un costado.
El chico se acerca también a la cama donde están las demás, para sentarse en el suelo al lado de esta, así no hay problema con el espacio. Le acerca las bolsas a su hermana, y ella le muestra a Kanae: unos cascos, unos audífonos también por si las dudas, un par de blusas y faldas, y una batería de repuesto para el móvil. Ya con todo eso Kanae no puede evitar llorar. Son cosas que ella pensó que jamás tendría, cosas nuevas, y además regalos de quienes aprecia muchísimo. Con sólo su visita se le notaba animada, pero, a pesar de ser algo material, ella sabe que se lo dieron con sus mejores sentimientos. Reaccionando sin pensarlo mucho, abraza a SunHee, y por la escena se suma MinHyuk, riendo los tres suavemente.
A las 15:30 p.m. es la salida de la escuela normalmente. Pero los fines de semana, como no están inscriptos en algún club, tienen libre. Ya están «instalados» de la manera que les resulte más cómoda. El rubio sacó una frazada y se acostó en ella, en el suelo. Por su parte las chicas se acostaron a lo largo de la cama. Ellas juegan cosas que acaban de descargar para estrenar el aparato, mientras MinHyuk compone música en el propio.
Se escuchan diferentes sonidos provenientes de la habitación: algo parecido a un piano, sumado a disparos retro, también risas. Es un lindo ambiente, se nota que están en completa confianza y divirtiéndose. Para muchos juntarse con sus amigos es de lo más normal, pero para estos tres es algo muy especial, sobre todo para las mejores amigas, ya que no habían tenido amigas anteriormente. Uno de esos momentos de atesorar.
—Nooo~ perdí. —hace pucheros y seguidamente ríe la pequeña de ojos violetas.
—Yo te dije que estos juegos se me daban bien. —juega a hacer una risa malvada.
—Ya verás que la próxima te ganaré yo. —le mira como si la estuviera retando.
—Inténtalo si puedes. —la mayor muestra una sonrisa confiada.
Tras una partida más de un juego de naves que no duró mucho, por el momento Kanae se da por vencida. A unos segundos de esto, le llega un mensaje de Lime a la chica de cabellos negros
—⟨⟨ Oh, qué lindo, ¿Qué celular es? ┐( ̄ヮ ̄)┌ ⟩⟩
Kanae mira de reojo a su mejor amiga, y ella asiente con la cabeza tranquila.
—⟨⟨ Hey Jun~. Tengo un Galazzy J7, me lo regaló mi mejor amiga está aquí conmigo ahora y también su hermano. ⟩⟩
⟨⟨ o(^▽^)o ⟩⟩
—⟨⟨ Una reunión de amigos, ¿Eh? Me alegra por ti. Algún día invítame a mí también, no me avisaste nada, ¡Yo también podría ir! ⟩⟩
Los ojos violetas de la chica muestran una expresión de sorpresa ante la reacción del otro, además de que sus mejillas enrojecen un poco. Le toca el hombro a la rubia.
—¿Qué le digo? Es extraño, yo nunca hice alusión a invitarlo.
—Pues, ¿Lo quieres invitar? —ladea la cabeza la SunHee, mirándole.
—Por mí no hay problema, aunque no lo conozco. —comenta MinHyuk, que anda de curioso leyendo y escuchándolas.
—No, ahora no, es demasiado pronto. O sea recién vienen ustedes que son de confianza, no quiero invitarlo aún. —responde nerviosa, mirando al móvil, sus manos tiemblan un poco.
Los mellizos se ríen por cómo reacciona su amiga. Sin darle explicación alguna, SunHee toma el celular de la contraria y lo aleja a modo de «selfie», a lo que el chico de suma y posa haciendo una V con la mano derecha. La pequeña de cabellos claros hace una leve sonrisa, y Kanae lleva una cara de sorpresa con las mejillas aún rojas. La foto sale de esa manera, y es enviada a Jun. De esta manera la dueña del móvil no tiene otra opción que agregar un comentario.
—⟨⟨ Son mis amigos, me tomaron desprevenida (T▽T;) ⟩⟩
Mientras tanto, en otra casa, aquella de piedras y maderas de colores. Jun no tiene idea de qué responder a lo que acaba de ver. Se nota por su mirada que reconoce al chico de la foto.
—¿Desde cuándo Kanae se junta con chicos…? Seguro hay muchas cosas que aún no me ha contado de ella… Además, ¿Qué hace MinHyuk con ella? ¿O ella con él? ¿Conoce a Golden G? ¿De dónde? ¿Por qué…? Espera… Dijo que es el hermano de su mejor amiga… Ya veo. Tiene sentido. —infla una mejilla, mirando la pantalla.
Poco después, en la habitación donde se encuentran los tres, se escuchan las alarmas de mensaje.
—⟨⟨ (」゚ロ゚)」 Qué acabo de ver ⟩⟩
⟨⟨ En serio ⟩⟩
⟨⟨ En serio, ¿Está MinHyuk ahí? Nunca me contaste de tus amigos hombres ⟩⟩
La chica de cabellos obscuros se ve aún más nerviosa. Los rubios se miran entre sí. Es evidente que el otro parece sentir algo, aunque sea, un poco más que amistad. Y la reacción de Kanae no hace más que volver las cosas más extrañas. SunHee le coloca una mano en el hombro, haciendo que ella deje de temblar.
—Ya, tranquila. No te ilusiones. Él va demasiado rápido, no sabes aún qué está pensando. —le dice con voz firme y a la vez suave.
—Sí… Tienes razón, lo siento. —ríe bajo y se rasca tras el cuello—. Cierto, debo tener cuidado, gracias por recordármelo. —deja salir un suspiro largo, para reacomodar su respiración.
La conversación entre Jun y Kanae no es constante, porque ella está jugando con sus invitados, pero sí, le responde, manteniendo su postura.
Pasan unas horas, se vuelven las 20:00 P.M. Las chicas ya se encuentran cansadas de tanto jugar, así que deciden ponerse a charlar, a contarse rumores y demás que se escuchan por la preparatoria, entre otras cosas. Lo cierto es que ellas apenas están enteradas de lo que ocurre por allá, pero hay un grupo de Lime de las chicas del aula 106, y obtienen algo de «material».
—⟨⟨ Chicas, ¿Saben que a MinHyuk le gusta una chica? ⟩⟩
Comenta una.
—⟨⟨ Noo, no es cierto ⟩⟩ —contesta la gran mayoría.
—⟨⟨ Jajajaja, ¿Qué tiene de malo? Por mí está bien, es un idol pero él no tiene un contrato que le impida tener novia, ¿Sabían? ⟩⟩ —responde una chica que lleva el usuario de Tsukicchi.
—⟨⟨ Lo que dice Tsukicchi es cierto… ⟩⟩ —dice otra chica.
—⟨⟨ SunHee, si estás leyendo esto, ¿Podrías darnos una pista de quién es? No la vamos a molestar, en serio 🙇🏼♀️⟩⟩ —habla nuevamente Tsukicchi.
—⟨⟨ Bueno, es una pelirroja que yo sepa, pero él todavía no lo sabe kkkkk ⟩⟩
—⟨⟨ Khé ⟩⟩ —reaccionan la mayoría.
—⟨⟨ Sí, es verdad, viendo cómo actúa en los programas de variedades, parece que de verdad no sabe. Pero yo lo vi, cada vez que esa chica pasa por su lado se le queda viendo. Siempre. Y han intercambiado palabras más allá de saludarse ⟩⟩ —vuelve a hablar la que inició el chisme.
—⟨⟨ Igual chicas, sin rencores, él no es un objeto, tampoco de nosotras. Debemos brindarle nuestro apoyo. Tratemos de que esa chica se lleve bien con él y su grupito, ¿Estás de acuerdo Heecchi? ⟩⟩ —por la terminación se sabe quién habla.
—⟨⟨ Cada vez me ponen apodos más raros kkkk. Depende de mi hermano si él quiere estar con ella o no. Pero supongo que un pequeño empujón no estará mal. Si ven que se siente incómodo, déjenlo como está. ⟩⟩
—⟨⟨ Está bien, ¡Será nuestro próximo proyecto! ⟩⟩ —dice una niña del grupo.
—⟨⟨ ¡Sí! ⟩⟩ —responden todas, incluyendo a Kanae y la rubia.
—⟨⟨ Por cierto, cambiando de tema, ¿Vieron esos chicos que parecen ulzzang? ¿Alguien sabe algo de ellos? Los del aula 107.⟩⟩ —pregunta por curiosidad SunHee con intención de ayudar a su mejor amiga.
—⟨⟨ ¡Oh! ¿Te refieres al nuevo que está siempre con Yuki? Siii, son bellos 😍 ⟩⟩ —dice la que inició el primer chat.
—⟨⟨ Oh, el señor Matsumoto~ y el otro era… ¿El señor Yami? Creo que así se llamaba. ⟩⟩ —les colabora con lo que ella sabe otra chica.
—⟨⟨ Sí, Yami ⟩⟩ —le responde otra.
—⟨⟨ He oído que canta bonito, que está al lado de MinHyuk en habilidades ⟩⟩ —Tsukicchi comenta lo que sabe.
—⟨⟨ Yo oí que le gusta hacer cosplay, porque lleva unos circle lens rojos y colmillos largos, ¿Le gustará Alucard? ⟩⟩
—⟨⟨ Yo escuché que es muy inteligente pero raro. ⟩⟩
—⟨⟨ Sí, muy raro. Pero no me sorprende, se junta con Yuki⟩⟩
—⟨⟨ Sí… ⟩⟩ —todas concuerdan en que ambos son raros.
—⟨⟨ ¿Por qué la pregunta SunHee? ¿Te gusta alguno? ⟩⟩
—⟨⟨ No realmente. Pero conozco a alguien que tiene curiosidad sobre uno de ellos, y pensé que lo ubicarían si mencionaba a Yuki ⟩⟩
—⟨⟨ Kanae~ ⟩⟩ —todas adivinan.
—⟨⟨ Creo que no se vería mal con el nuevo, ella también es rara, ¿No? Jajaja ⟩⟩ —escribe Tsukicchi.
—⟨⟨ Siii~ ⟩⟩ —nuevamente escriben todas.
—⟨⟨ Chicas, no me gusta, sólo es mi amigo… O(≧~≦)O ⟩⟩
—⟨⟨ Así le dicen ahora ⟩⟩ —le responde una chica.
—⟨⟨ Jajajajaja ⟩⟩ —se ríen sus compañeras.
Inesperadamente, al grupo llega una foto desde el celular de SunHee, en donde se encuentra MinHyuk haciendo una expresión de beso.
—⟨⟨ Kyaaaaa~ ⟩⟩ —reacciona la gran mayoría.
—⟨⟨ ¿En dónde está? Esa no es su habitación ⟩⟩ —se ve que lo siguen mucho en programas de variedades para notar ese detalle.
—⟨⟨ Estamos en casa de mi mejor amiga, de vi-si-ta kkkkk ⟩⟩
—⟨⟨ Suertuda… ⟩⟩ —dicen todas a excepción de Kanae y SunHee.
Comments for chapter "2"
QUE TE PARECIÓ?
El contenido del capitulo es muy bueno y completo, del mismo modo que resulta muy fácil de abordar la historia porque es facil de entender igual llama la atención del lector, ha sido excelente tomarse un tiempo para leer ya que son bastante amplios los capitulos. 🙂