Nisenai Fantasy - 3
Capítulo 3
[ 2016, Octubre, 10 ]
—¿Saben a dónde se sentó Mitsuru? No la veo aquí. —el rubio la busca con la mirada, enarcando levemente las cejas.
—Se quedó en el aula supongo. —le responde Yuki, comiendo ramen instantáneo.
—Ella no sale tan seguido MinHyuk, pero tranquilo, si consigues su número la verás más. —ríe Jun, codeándolo a modo de burla.
—Ahora estás en mi lugar hermano, te llegó tu karma. —la chica también ríe, dándole un leve empujón desde su silla.
—Yo puedo pedírselo sin problema. —sonríe amable a MinHyuk, la pequeña de ojos violetas.
—Tienes mi apoyo. —la voz grave del pelirrojo resalta en el grupo. Hace una seña de pulgar arriba.
Una gran tranquilidad se siente en esa mesa, muchas risas y voces animadas, el sonido de los platos y utensilios, unos que otros pasos en los pasillos entre sillas.
El menú de hoy es hamburguesas con papas, así que el aroma te abre el apetito desde lejos. No a todos les gusta, pero en este caso, a la gran mayoría.
En la actualidad, a Kanae y SunHee se les hizo costumbre ir a la cafetería, y de vez en cuando van a la azotea. Además, al grupo de siempre se le sumaron nuevos integrantes. Juntan unas mesas para sentarse, y hay más variedad de comida, que comparten sin problema.
Desde el mes anterior, las chicas del aula 106 se dedicaron a tratar de juntar a MinHyuk y Mitsuru, habiendo logrado que se conviertan en amigos, que se sientan al lado en el almuerzo ocasionalmente. Jun se volvió más popular ya que es un ingresante especial con buenas calificaciones. En sí, el grupo aquél tomó más miradas y terminó siendo el centro de atención de la cafetería: los chicos guapos e inteligentes, dos integrantes de Golden G, que también son lindos, además el hecho de que SunHee y MinHyuk son mellizos adinerados (a pesar de que trataron de ocultarlo, también llegaron rumores), y la linda Mitsuru, que aunque no esté presente en este momento, es de las chicas más deseadas de la preparatoria.
Otra cosa que llama la atención de otra manera, es que Kanae se mezcle con ellos, y por esa razón, fuera del aula 106 porque la conocen, surgieron varios rumores. «Seguro les hace las tareas», «debe ser la secretaria de alguno», «debe acercarse por interés ya que dicen que es muy pobre, miren si le regalaron un celular nuevo».
Este tipo de cosas, por más fuerte que la chica de cabellos obscuros quiera ser, le afectan aunque sea un poco. Le resulta injusto que habiéndose ganado su lugar, la gente hable como si supiesen todo de ella. Poco a poco, al revés de sus amigos, parece haber ido ganando el odio de muchas y muchos de la preparatoria; sin embargo, no se nota tensión en la cafetería, porque pasan más tiempo mirando a los demás del grupo que a ella.
Entre otras cosas, también se escucha del festival de deportes cancelado en la escuela, por el tiempo de los exámenes.
—Por curiosidad, ¿A alguno le interesa unirse a un club? —ladea la cabeza la niña de cabellos negros.
—Nosotros no tenemos tiempo, nuestra actividad de fuera de aquí es la banda. —Yamato le responde con sinceridad, se ve pensativo con el tema.
—Yo tengo tiempo libre, podría unirme al club de cocina para mejorar mis habilidades. —comenta la chica de ojos verdes—. Me gusta mucho cocinar, quizás podría aprender cosas nuevas aquí. —pone una mano en su mentón.
—Yo tengo que cuidar mi casa, mis padres a veces trabajan hasta muy tarde y vivo en una zona peligrosa… Si no fuera porque bajó un poco la inseguridad, no estaría asistiendo a esta escuela ahora mismo. —les confiesa Jun.
—Vaya… —a todos les da curiosidad, pero se ve que no saben si preguntar del tema.
—Yo me metería a un club de dibujo o de investigación… No se a cuál, pero sólo si me dejaran traer a Natsu, —el grupo lo mira extrañado— mi gatito. —ríe y se sonroja un poco.
—Yo quisiera estar en un club de lectura. Sería como una segunda biblioteca, pero donde podamos alzar la voz y comentar qué estamos leyendo. —les dice animada—. Sería genial si nos dedicáramos a leer un capítulo de cada libro que un integrante lea, para curiosear y descubrir más libros, ¿No? —sonríe ampliamente, esperando una respuesta.
—Suena genial. —dice el pelirrojo con una sonrisa y voz firme—. Si realmente existe eso, trataría de hacer un espacio en mi agenda. También podría estudiar allí si me falta tiempo.
—Señorita Mitsugashi, ¿Es cierto que le gusta La Utopía de Zaraín?
—Sí sabes que sí. —tuerce la boca y esa mirada roja parece algo molesta, además le pisa el pie.
—… —el chico de ojos grises cierra un ojo a modo de mueca por el dolor, junto a un quejido—. Bueno, sólo quería saber qué piensa del libro. —baja la mirada y sus mejillas cambian de color nuevamente.
Por lo repentino y extraño que fue eso, todos comienzan a reírse, excepto Jun, que mira fijo y sonriente a Kanae. Ella se percata y no logra apartar la vista de quien tiene en frente, sino hasta que suena la campana. El chico de cabellos obscuros se levanta de su asiento, y la ve unos momentos más, hasta que ya está a un metro de ella, y se escucha que habla con Yuki.
Los del aula 106 también se levantan, y caminan un tanto más lento, dirigiéndose a clases. Los mellizos y el pelirrojo miran a la otra, con una expresión notoria de curiosidad hacia la reacción de Kanae por el chico «nuevo». Ella, por su parte, todavía continúa mirando la espalda de aquél de cabellos negros, hasta que desaparecen en un tumulto de gente. MinHyuk toma las manos de su hermana y su amiga, para que no las arrastre la corriente, mientras Yamato camina tranquilo a su lado, ambos son fuertes.
A unos tres minutos aproximadamente, llegan al curso, y toman asiento. Aún faltan un par de clases, así que en el curso se nota una esperanza de tener las energías para seguir con la jornada.
Tras 20 minutos de que sonó la campana, el curso 106 no parece tener la asignatura correspondiente hoy. Bastante extraño de un profesor faltar, realmente, además sin avisar. Más que parecer tranquilos ahora, los chicos llevan una mirada de preocupación, y la delegada, Tsuki Mori, se decide por ir a la sala de profesores a averiguar.
Mientras tanto, Kanae, desde que pasaron 5 minutos sin clases, está leyendo la utopía de Zaraín, súper absorbida por su contenido, aunque lo haya terminado ya más de 6 veces; esto acompañado de una música clásica que escucha a través de sus cascos.
—Kanae, Kanae. —la chica de ojos verde agua toca el hombro de su mejor amiga, hablando un tanto más alto para que la escuche.
—¿Mh? —se quita los cascos y la ve—. ¿Qué sucede SunHee?
—No me vengas con qué sucede. —le da un toque en la frente con el índice—. ¿No te dije que estabas actuando muy rápido?
—Y-yo… No sé de qué me hablas. —se sonroja y se acuesta en la mesa, escondiendo la cara entre sus brazos.
—Eres muy obvia cuando mientes, ¿Sabes? —rueda los ojos y le toca el hombro nuevamente—. Kanae, no te quiero molestar, sólo tengo miedo.
—¿Miedo? —deja a la vista sus ojos, cambiando levemente la posición de su cabeza.
—Miedo de que… Ése chico… Te lastime. Aún no sabes si sólo es un engreído o te quiere para el rato. —muestra una expresión de preocupación.
—¿A ti te gusta él? Dijiste que te pareció lindo, ¿Acaso lo quieres para ti? —alza la voz, el tono que usa denota el desagrado de la idea.
—¿Qué…? —cambia la cara a una pálida, y una mirada confusa, a la vez molesta—. Tonta, ¡Sólo estoy intentando cuidarte! —habla tan fuerte que esa frase se escucha con eco en la sala.
Todos se le quedan viendo. Es una situación incómoda. El silencio dura unos pocos segundos, puesto que realmente, no les interesa tanto la vida de Kanae. Los que sí quedaron sorprendidos son Yamato y MinHyuk, que no saben bien qué decirles.
La rubia se acomoda en su asiento con una expresión de enojo que notaría hasta alguien de un curso ajeno, y saca un manga de su mochila para leer. La chica de ojos violetas, también está molesta, cegada por unos celos sin sentido. Por otra parte, Yamato y su mejor amigo se susurran cosas al oído, tratando de, al parecer, entender cuál es el problema.
Al cabo de otros 20 minutos, Kanae se espabila y se siente avergonzada de haber reaccionado tan violenta con SunHee. Se escucha que deja caer su libro al suelo, agarrándose la cabeza, mientras tiene la mirada en la nada. La mayor la escucha claramente, y vuelve a preocuparse. Se levanta de su silla y lo recoge, dejándoselo sobre la mesa.
—Oye… ¿Estás bien? Te ves pálida. —coloca una mano en la frente de la contraria.
—¡…! —reacciona ante el contacto, y mira en dirección de la voz.
—Perdón en serio, no quería molestarte, lo que yo dije… De verdad, él no me gusta, lamento que me hayas malinterpretado por mi comentario de aquella vez. —suspira pesado, cabizbaja.
—Lo siento, yo… Lo dije sin meditarlo mucho, sólo… Me salió, me siento apenada. —se rasca tras el cuello, desviando la mirada—. Entonces, si él no te gusta, ¿Por qué eres así?
—Porque es feo que te guste una persona y no te corresponda. —le dice, en voz baja, pero lo suficiente como para que ella la escuche.
—Entonces… ¿Hay una persona que te gusta? —abre los ojos grandes, mostrándose sorprendida.
—Creí que ya te lo había mencionado, quizás no me prestabas atención en ese momento, o sólo lo pensé. —se agarra con dos dedos el mentón, mirando hacia arriba, luego regresa la mirada a la otra—. En fin… Luego te lo contaré con más detalle, cuando tengamos más privacidad. Y ahí también quisiera que tú me hables de tus sentimientos
—… —asiente con la cabeza, mirándola, está muy pensativa
Al decirse esas palabras, regresa cada una a lo suyo, pero en buenos términos. Al pelirrojo y al mellizo se les ve más relajados.
Durante el otro módulo, ya tienen clases. Todos parecían súper descansados después de tanto tiempo libre, pero llega una noticia que inquieta a cualquiera: período de exámenes. Claramente, deberían haberlo visto venir. Como se sabe, tienen que estudiar todos los días y estar listos para cualquier cosa. A la vez, es natural que muchos tengan complicaciones con ciertos temas, y al no haber prestado atención a las fechas, se les hace algo tarde para tratar de abarcarlo todo.
Cierta tensión se siente en el curso, más bien, en la preparatoria. Por lo general, hay un par de semanas en donde todos los profesores, cada cierto tiempo, evalúan a sus alumnos; suelen avisarlo a comienzos de una semana en todas las aulas, y dependiendo de los horarios o cómo desee el docente dictar las actividades, será el día.
A este curso le tocó bastante pesado: a partir del miércoles tienen exámenes durante todas las horas hasta el viernes. No es algo que los chicos hayan decidido, sino que los mayores se pusieron de acuerdo inclusive en cambiarse algunos horarios momentáneamente según la dificultad de la materia, para darles un tiempo de repaso antes de cada examen.
Se escuchan muchos susurros y unas cuantas voces más altas, pero por fortuna el profesor a cargo no los regaña, entiende los nervios de sus estudiantes y lo deja pasar, dándoles como 10 minutos para dialogar entre ellos y con él. Pasado ese tiempo, continúa la clase con normalidad.
Ya concluida la jornada, los chicos regresan a su casa, más apurados de lo usual. La chica de cabellos negros siempre suele tardarse más en salir, ella sale prácticamente a la misma hora de siempre. Lo curioso, resulta en que cuando ella está saliendo, se encuentra en la puerta a una persona diferente: Mitsuru. Como si fuese que la esperaba a ella precisamente, la pelirroja se encuentra mirando en su dirección, y pareciera llevar un rato así. Lo que le extraña a Kanae es no ver a Jun, pero supone que por lo apurado no la esperó.
—Hola, qué gusto verte, ¿Estás esperando a alguien? —le pregunta con un tono agradable a la peliroja, mirándola.
—Sí, quería hablar contigo de algo. —se acomoda un poco el cabello hacia una oreja—. Bueno, no soy precisamente tonta, pero de verdad hay muchas cosas que no entiendo de matemáticas, y de algunas materias más entiendo mejor pero se me complican algunas cosas… —suspira y baja la cabeza, luego regresa la mirada a la chica, con los ojos brillosos—. ¿Me puedes ayudar?
—Para serte sincera, estoy en una situación parecida a la tuya, podría ayudarte con algunos temas, lo más que pueda. Por curiosidad… ¿Por qué me lo pides a mí? —piensa en que realmente no es la que tiene más luces dentro del grupo, a pesar de que sea buena en varias materias, no se le dan muy bien las matemáticas.
—No quisiera ser una molestia realmente, podría pedirle a cualquiera de ustedes, pero para cuando estaba por salir de mi curso, todos se fueron muy rápido, y pensando en que normalmente no te veo salir cuando yo me voy, suponía que seguías aquí.
—Supusiste bien. —sonríe a la chica—. Entonces, dame tu número si gustas, para que nos mantengamos en contacto. —saca el móvil de la mochila y se lo entrega, ya con el teclado numérico a la vista.
—Claro. —sonríe ampliamente, tecleando en el artefacto ajeno, y se lo devuelve—. Ahí tienes, escríbeme cuando puedas. —mantiene esa sonrisa y se va casi corriendo, por la misma dirección donde suelen irse sus amigos.
El móvil de Kanae tiene en la pantalla «Mitsuru ♡». Cuando lo ve, ríe bajo y se queda sonriendo cálidamente, puesto que le causa bastante ternura su amiga. Guarda el objeto en la mochila y se dirige a su casa.
Transcurre un rato de que espera en la parada y llega el tren. No hay ninguna cara conocida en el vagón. Toma asiento donde siempre, cerca de la puerta. Apenas ella se sienta, a su lado, como casi siempre en Japón con la cantidad de gente, se posa alguien más. Ella se corre un poco más a la derecha con la intención de dejarle más espacio, pero llega otra persona y quedan más apretados.
—Lo siento, la verdad no era mi idea. —se ríe la pequeña y mira a su izquierda.
—No hay problema. —sonríe divertido. Un chico de cabellos verde agua obscuro con un peinado extravagante; el cabello ondulado con gran volumen por un lado y casi rapado del otro, ojos color vino, una tez más clara que la de ella por poco, labios apenas más gruesos de lo usual, de unos 1,85 m de altura. Se le nota más atlético que a los chicos que ella conoce, porque se le marcan músculos en la camisa mangas largas que lleva.
—… —ladea un poco la cabeza tras verlo, como muchas adolescentes, ese físico le llama la atención, pero no le comenta al respecto.
—¿Qué sucede? ¿Te parezco lindo? —le pregunta, súper directo, mostrando una sonrisa que claramente es dedicada a ella.
—¿Eeeeh? —con esa manera de hablar tan espontánea, le recuerda un poco a Jun. Se sonroja leve y se rasca la cabeza—. Si digo que sí, ¿Te vas a sentir acosado? —le contesta igualmente directa.
—Si te digo que también me pareces linda, ¿Lo tomarías como acoso? —mantiene el ánimo, achicando un poco los ojos. La observa fijamente.
—… —sus mejillas enrojecen más de lo usual. Ningún chico le había dicho que se ve linda, aparte de su padre. Pero además, la manera en que se lo dijo es bastante extraña. Tras no saber qué responder, sólo mira hacia abajo.
En la escena, además de esa rara interacción, se escucha a las jóvenes y adolescentes susurrarse, hablarse en el oído, señalando hacia la dirección de ambos. Eso lo hace aún más vergonzoso para Kanae, que está confundida con la situación. Lo peor, apenas subió al vehículo y todavía falta un largo trecho. La chica de cabellos obscuros suspira y trata de actuar normal, como si no le hubiera dicho nada. En silencio, se queda mirando la ventana
—¿Vas a Nisenai? Dicen que a pesar de las posibilidades de estudio es muy exigente y difícil. —le comenta el chico de cabellos verdes, sus ojos están sobre las ropas de la chica.
—Qué observador, hay miles de uniformes parecidos. —ríe, pero continúa con la vista al paisaje.
—Por mi uniforme, ¿Puedes adivinar a cuál voy yo? —le dice en voz calmada, expresando curiosidad.
—La verdad no lo sé, no salgo mucho de casa hacia estos lugares más allá de la preparatoria, vivo lejos. —le dice tranquila, pues no especifica en dónde.
—Ya veo, yo vivo mas o menos lejos del centro, pero debo ayudar en mi casa lo más que pueda antes de que se haga más tarde, por eso tomo el tren. Y luego de unas horas regreso en ocasiones, para ayudar con el restaurante. —mira hacia el paisaje, y también al reflejo de la chica, apoyando una mano sobre la ventana.
—Así que vives atareado… Bueno, yo no soy de mucha utilidad en mi casa, pero hago lo que puedo. —forma un puchero con los labios, arqueando las cejas.
—No te deprimas. —ríe bajo y le da unas palmadas en el hombro—. Seguro hay cosas que tú puedes hacer.
—Gracias. —mira hacia el reflejo del otro y sonríe, también coloca una mano en el vidrio.
Al pasar por una parada, el teléfono de muchos parece agarrar WiFi un momento. La chica de ojos violetas lo siente vibrar en la mochila, así que lo saca. Recibe unos mensajes de Lime de SunHee, deseándole que llegue bien a casa. Le responde que gracias, que todavía está en el tren. El chico de al lado, por curiosidad pareciese, mira la pantalla, y Kanae lo ve semi-enojada.
—¿Por qué husmeas? —tuerce la boca, alejando el celular de los ojos del más alto.
—Lo siento, realmente no quería ver los mensajes. —ríe, jugando con el cabello propio con una mano.
—¿Entonces para qué? —ladea la cabeza, mirándole fijo, aún sin ceder el móvil a su vista.
—Pues… —le quita el aparato unos segundos y se lo devuelve—. Para eso.
—¿Qué hiciste? —abre los ojos. Revisa en su celular las aplicaciones, pero no hay ninguna diferencia—. Si querías ver el fondo sólo me lo hubieras pedido —ríe y se lo muestra más calmada, aunque algo confundida—. Ves, ella es SunHee, y él su hermano MinHyuk.
—Sí, lo sé. —sonríe cálido al verlos, se le nota pensativo por su tono de voz.
—¿También te gusta Golden G? —le pregunta despacio, viéndolo atenta.
—Obvio, cómo no. —ríe y saca su celular—. Mira, yo también los tengo de fondo. —le acerca el teléfono y señala la pantalla.
—Vaya… Supongo que es común ahora ya que es una banda popular… —se pone una mano en el mentón, pensativa.
Después de esas palabras, ambos guardan el celular y hablan con más fluidez acerca de música en general, pero no dura mucho, ya que en la siguiente parada baja el chico. Todavía se escucha a las chicas que quedan en el tren susurrarse cosas.
Luego de un largo rato, Kanae se encuentra en su habitación. Está acostada en su cama, mirando hacia arriba, con el móvil en las manos. Teclea a SunHee en Lime avisándole su llegada, y revisa las demás redes sociales, hasta que la rubia le responde.
—⟨⟨ Bueno, me alegra que llegaras bien, ¿Podemos hablar? Claro, si no estás ocupada, sino más tarde ⟩⟩
—⟨⟨ Sí tengo tiempo, mañana continuaré estudiando, estoy cansada hoy. ¿Qué me querías decir? Sobre quien te gusta ⟩⟩ —tiene una cara de mucha intriga respecto a su mejor amiga.
—⟨⟨ En serio creí que ya te lo había dicho. La persona que me gusta es… Yamato. ⟩⟩
—⟨⟨ ¿Quéeeee? ¡No puede ser! ¿Cómo no me di cuenta antes? Además pasas todo el día con él muchas veces porque tu hermano lo lleva… Vaya, ahora que lo pienso, qué suerte, lo ves seguido ⟩⟩ —la chica de ojos violetas está muy sorprendida y pensativa. A pesar de que la conoce hace tiempo, nunca se percató.
—⟨⟨ No sé si suerte precisamente… Sí, es lindo verlo seguido, pero estoy segura de que él sabe que me gusta, creo que soy muy obvia. ⟩⟩
—⟨⟨ Yo nunca lo supe, tranquila, no creo que él lo sepa. Pero, ¿Qué tendría de malo si lo sabe? Debe ser lindo saber que le gustas a alguien ⟩⟩ —realmente piensa eso.
—⟨⟨ Recuerda quién es. Tiene millones de chicas para escoger. Es de una banda muy famosa, famosa hasta en otros países. Si a mí me gusta quizás hasta se sienta agobiado, de que además de tener que cargar con no poder corresponder a cada una de sus fans, su amiga más cercana también guste de él… ¿Entiendes? ⟩⟩ —se ve todo obscuro del lado de la rubia, sólo se alumbra su cara y parte del techo de su cama con la luz del móvil. Se muerde el labio inferior, con unos ojos de tristeza.
Kanae reacciona. Debe ser muy difícil pensar que eres «una más» en la vida de alguien, y no sólo eso, sino «una molestia». Le duele el sólo imaginarlo, y le cuesta entender cómo ella continúa hablándole todo el tiempo. Se sienta en la cama y sigue mirando a la pantalla, no sabe qué decirle. A penas tiene idea de lo que se siente que le guste alguien, ni siquiera está segura si le gusta Jun.
—⟨⟨ Te quiero mucho, perdón por no saber ayudarte⟩⟩ —hace una expresión de inconformidad, porque se siente inútil.
—⟨⟨ No Kanae, no era para que te sintieras mal. No tienes porqué pedir perdón. En fin, yo te quería preguntar algo, saliendo de mi tema, ¿Qué piensas ahora de Jun? ⟩⟩ —una lágrima resbala por su mejilla. Suspira y se la seca con la manga, luego sigue con su cara de siempre.
Justamente aquello que la tiene en duda es lo que le viene a preguntar. Se rasca tras la cabeza y continúa viendo Lime, pensando qué responderle. Suspira, porque lo que piensa no es algo completamente seguro.
—⟨⟨ La verdad, creo que sólo me parece lindo y ya. Pero no sé. Pasa que si no lo veo, lo mismo quisiera seguir hablándole, y si no le pudiera hablar, lo mismo lo extrañaría. Pero no sé, realmente tampoco espero ser su novia o algo así⟩⟩ —aquí entra en conflicto su autoestima, no se cree merecedora de alguien a su lado, y por eso no piensa en tener pareja, ni que sea posible el ser correspondida si su gusto concretase.
—⟨⟨ A mí me alivia que no estés tan desesperada y lo tomes con calma. Prefiero mil veces que aclares tus sentimientos a que vayas y le des tu primer beso a alguien que aún no conoces bien ⟩⟩
—⟨⟨ Bueno, tomé mucho en cuenta tu consejo, gracias SunHee 😊 ⟩⟩ —sonríe fuera de la pantalla también—. ⟨⟨ Ah ⟩⟩ —tiene un pequeño sobresalto, y ríe bajo— ⟨⟨ Acabo de recordar algo que me olvidé contarte. Me crucé con un chico lindo de cabello verde, ojos obscuros pero entre morado y rosa obscuro, difícil de describir. Ah, ojos vino, así se podría decir ⟩⟩
—⟨⟨ Vaya, ¿En dónde? ⟩⟩ —SunHee se ve curiosa, enarcando las cejas, está viendo con atención los textos.
—⟨⟨ En el tren ⟩⟩
—⟨⟨ ¿Te cruzaste a Ryōtarō? ⟩⟩
—⟨⟨ ¿Ryōtarō…? ⟩⟩
Kanae recuerda claramente ese nombre. Y se pregunta cómo no lo reconoció. Ahí cobra sentido el porqué todos susurraban y señalaban hacia ellos, porqué el fondo de pantalla, porqué conoce a sus amigos.
—⟨⟨ Rayos, me siento la persona más despistada del mundo hoy. Primero no sé quién te gusta, y me crucé con otro miembro de la banda. No sé qué onda, no tenía el mismo peinado de la portada de la canción nueva ⟩⟩ —tuerce la boca y baja la cabeza, pero la regresa rápidamente a su posición anterior.
—⟨⟨ Bueno, todos estamos perdidos a veces. Él no quería seguir usando el cabello blanco, así que lo cambió por su color favorito. Es la primera vez que se anima a usarlo en su cabello kkkk ⟩⟩ —la menor la hizo reír por la situación.
—⟨⟨ Tienes razón jajaja. Oh, SunHee, cambiando de tema, Mitsuru quiere que le ayude con algunas materias, pero nosotras íbamos a estudiar juntas. ⟩⟩ —desde hace rato lleva pensando qué debería hacer pero no puede organizarse sola.
—⟨⟨ Bueno, yo necesito que MinHyuk me ayude con unas también… Pero él dijo que quería sacarse unas dudas con Jun⟩⟩ —la niña tiene nuevamente su expresión natural, seria, pero bien.
—⟨⟨ ¡Tengo una idea! ⟩⟩
En tan sólo unos segundos, Kanae crea un grupo en donde mete a sus amigos: SunHee, MinHyuk, Yamato, Jun, Yuki, Mitsuru.
Mientras tanto, unos minutos después de la creación del grupo; Yuki se encuentra saliendo de bañarse, aún con el cabello mojado y una toalla que cubre sus partes bajas y las piernas. Escucha muchas notificaciones. Susurra riéndose «este Jun…» pero lo que claramente no se espera, es lo que dice el mensaje que aparece en la pantalla, justamente de su mejor amigo.
—⟨⟨ Nos juntaremos en casa de Yuki, está decidido
╮(─▽─)╭ ⟩⟩
La expresión de Yuki cambia a una preocupada, y suspira. Mira en su habitación, no está tan ordenada como quisiera.
—⟨⟨ A ver, ¿Cómo es que decidieron esto sin mí? ¿Por qué mi casa? (T▽T) ⟩⟩
—⟨⟨ Yo lo sugerí. ┏(`―’)┛⟩⟩ —responde Jun sin culpa alguna.
—⟨⟨ Imagino que porque es la que está más cerca de la escuela. —fuera de escribir, se agarra la frente con una mano por un momento—. ¿Por qué se supone que nos vamos a juntar? ¿Para estudiar? ⟩⟩
—⟨⟨ Sí obvio kkkkk. Te imaginas si vamos a estar sin hacer nada con los exámenes encima. ⟩⟩ —le escribe MinHyuk, desde su propia habitación, al igual que la de su hermana con la luz apagada.
—⟨⟨ Menos mal chicos. Bueno, los espero después de la jornada escolar. ⟩⟩
—⟨⟨ Yo pediré permiso en mi casa… ⟩⟩ —le responde Jun, quien entierra la cabeza en la almohada en su cuarto, parece preocupado.
—⟨⟨ Yo sé que puedo ir tranquilo, si es por los estudios ⟩⟩ —dice Yamato, que se hizo el tiempo de responder en medio de las compras para la comida.
—⟨⟨ Yo avisaré en casa ⟩⟩ —como de costumbre Kanae planea antes de avisar.
—⟨⟨ Yo siempre tengo permiso porque mis padres saben que no ando sola por la calle. Así que alguien tendrá que acompañarme de vuelta (⌒▽⌒)⟩⟩ —responde Mitsuru. Está sentada en una pequeña plaza a una cuadra de su casa
—⟨⟨ Yo te acompañaré, no te hagas problema (°∀°)b ⟩⟩ —le dice MinHyuk. Hace con su mano un puño y se dice «bien» a sí mismo.
—⟨⟨ Ahora sí está decidido. Si me disculpan, iré a acomodar mi habitación. ⟩⟩
Apenas termina de mandar el mensaje, se lo ve tendiendo su cama y levantando algunas cosas del suelo.
[ 2016, Octubre, 11 ]
A unos 10 minutos de terminar las clases, Kanae junto con sus amigos se dirige a casa de Yuki. Para la mayoría es el recorrido normal dentro de todo, pero Kanae no conoce cerca de esos lugares, es la primera vez que se pasea por allí.
Se encuentra un tanto emocionada, a pesar de que sabe que va para estudiar, por hecho de que vaya a pasar el rato con sus amigos y aquél chico que llamó su atención a primera vista. Su corazón late un poco más rápido de lo habitual, y mira con detenimiento el lugar. Las casas son diferentes que de donde acostumbra caminar, más grandes, con materiales de calidad, más coloridas, pero el aire se siente más pesado, puesto que no hay muchos árboles.
El recorrido es muy corto, ya que la casa de Yuki está a tan sólo 4 cuadras de la preparatoria. Todos se quedan mirando por un momento la estatua de gato antes de pasar, no es algo que se vea todos los días en un jardín.
—No hay nadie chicos, mis padres siempre están trabajando, lo siento si esperaban conocerlos. —se rasca el cuello y ríe un poco avergonzado—. Por aquí queda mi cuarto. —señala una puerta, la cual abre y se ven unas escaleras en un pequeño pasillo, a unos metros de donde están.
—Tranquilo, los padres siempre suelen estar ocupados, no es algo extraño siendo que vivimos en Asia. —le comenta SunHee, que se muestra comprensiva con lo dicho.
Suben despacio por las escaleras y literalmente, sólo un par de baldosas hay de distancia entre la puerta. Afortunadamente, abre hacia dentro. Se topan con otra «estructura extraña» teniendo en cuenta el diseño del resto de la casa. Un pasillo de mas o menos un metro de ancho y del largo de toda la habitación, con una puerta corrediza estilo japonés tradicional. En este pequeño espacio, está acostado el gatito del chico de cabellos castaños. Tiene el pelo blanco y largo, con unos detalles en negro en su cuello. Sus ojos son celestes aguamarina.
—Él es mi pequeño Natsu. —se acerca a él y le acaricia la cabeza, mientras que el gato enarca su espalda y ronronea, pasando por las piernas de todos a saludar.
—Qué lindo~ —Jun lo levanta y le hace chocar suavemente la cabeza contra la suya, a modo de juego, mirándolo de frente—. Hola Natsu, soy tu nuevo dueño~.
—¡Hey! No lo escuches Natsu. —frunce un poco el ceño Yuki.
El resto de los chicos se ríen en aquél apretado espacio. Kanae deja sus zapatos allí, se decide por abrir la puerta lentamente, y pasa primero, sentándose en el suelo, pues lo ve bastante limpio. Los demás la siguen, también dejando sus zapatos, incluyendo el chico de ojos grises, que cierra la entrada al final.
—No tiene porqué estar en el suelo, señorita Mitsugashi, aquí hay una mesa también. —le señala en frente de la cama, una mesa con una lámpara y suficientes sillas para todos.
—Ahora que lo pienso, es gigante tu habitación Yuki. —le comenta Yamato, mirando a los alrededores.
—Oh… sí. Es que mis padres decidieron usar la de abajo, no sé porqué, si ellos son dos. Lo feo de tener una habitación tan grande, además de que por mi propia culpa me cuesta más limpiar —señala el suelo de madera— es muy solitario. —ríe, mientras va dejando su bolso en una de las sillas.
En cuanto él acomoda sus cosas, el grupo también va haciendo lo mismo, además de ir sacando los apuntes y demás. Mitsuru, que estuvo callada desde que llegó, sigue con la misma expresión que tuvo en todo el camino: una amplia sonrisa. Se ve que también está emocionada.
Los asientos quedaron dispuestos de la siguiente manera: Mitsuru está en una punta, a su lado izquierdo están en fila Kanae, Jun y Yuki, y al lado derecho SunHee, MinHyuk y Yamato.
—Kanae, me gustaría que comencemos con matemáticas, es la que más tengo miedo. —la chica de ojos azules le hace pucheros.
—Ay, Mitsuru, ya tranquila. —ríe divertida al verla así—. Sí vamos a llegar, ¿Cuál parte es la que no entiendes? —se levanta un poco de la silla para ver mejor las hojas de la niña.
—Estas ecuaciones se me complican mucho. —le señala una serie de números bastante larga.
—Eeeh… —la cara de Kanae cambia rápidamente luego de analizarlo bien.
—A ver. —la rubia se acerca a curiosear, su expresión también se torna diferente
—Jajajaja. —el chico de ojos rojos ríe fuerte por la expresión de las dos—. No puede ser tan difícil. —se levanta completamente de su silla y se posiciona entre la pelirroja y la de ojos violetas—. Vaya, no me había fijado en ese ejercicio.
—¿Qué estuviste haciendo en las clases de ayer Jun? —Yuki suspira—. Era la tarea para la casa. —ríe fuerte también y les hace señas con las manos para que regresen a sus lugares—. Señorita Honda, ¿Puede pasar los apuntes?
—Sí, claro. —se los pasa a Kanae, ya que él está lejos.
—Oh, ya entendí. —se los pasa al chico de cabellos negros.
—Toma. —se los entrega a Yuki, pero se queda mirando la hoja junto a él.
—Bueno… Veamos. Esto no es tan difícil. —se dedica a leerlo un momento, tomando una posición de pensativo, con ambas manos entrelazadas cubriendo sus labios, los codos sobre la mesa—. Mmmm… El que sigue sí no le entendí mucho, la verdad no sé si lo hice bien. —le pasa las hojas a Yamato.
—Yo no soy el experto en matemáticas, tampoco estoy tan seguro de si me salió bien el último. —le da los apuntes al rubio.
—Por lo visto si yo no sé estamos jodidos, ¿Verdad?
MinHyuk los mira, y todos asienten con la cabeza.
—Menos mal que sí lo sé. —sonríe amplio—. Acérquense todos.
Por razones de comodidad, al final, terminan sentándose en el suelo, porque están muy separados en la mesa y sino no entienden nada. MinHyuk, con toda la paciencia del mundo, explica en general, y luego a cada uno sus dudas, además de darles unos ejercicios extra para ayudarles con los temas que les cuesten.
A las 18:39, todos sienten hambre de nuevo, y están cansados de los problemas y números, se les nota demasiado en el rostro. Kanae ya está delirando con Mitsuru, SunHee casi se duerme sobre sus hojas al igual que Yamato, MinHyuk escribe mini melodías en el borde de la hoja. Jun se levanta y se estira, para luego tirarle un poco del brazo a Yuki.
—Oye, sé que sonará muy descortés si lo digo sólo así pero, tenemos hambre. —le jala un poco la camisa—. ¿No tienes nada para merendar? O cenar…
—Oh, lo olvidé. —se agarra la cabeza con ambas manos—. Lo siento, cómo no me di cuenta… —aclara su garganta—. Chicos, ¿Quieren merendar aquí o abajo?
—Yo digo que aquí ya estamos cómodos. —ladea la cabeza MinHyuk, viéndole.
—Entonces acomoden la mesa, traeré lo que pueda. —les sonríe, aunque con unos ojos de cansancio.
—Yo te acompaño, es mucho para que lo lleves solo. —el chico de cabellos negros se adelanta, abriendo las puertas primero y sale. Se escuchan fuerte sus pasos.
—Ten cuidado, si bajas rápido te golpearás. —lo sigue, pero más despacio.
Kanae se levanta del suelo y se dirige a mirar por la ventana que está a un metro de la mesa, frente a la silla de la punta. El cielo se ve más obscuro de lo usual para la hora, y está nublado. Revisa con la vista que nadie lleva un paraguas consigo. Le preocupa que no sabe qué harán para que no se mojen sus cosas si llueve, pero todavía no terminaron de estudiar.
En el comedor, se encuentran Jun y Yuki, acomodando una jarra de té sobre una bandeja de madera, junto con un poco de comida, y en otra bandeja las tazas suficientes para todos. En esta parte de la casa, la ventana está abierta, y entra un viento bastante frío, a un punto que ambos chicos se dan cuenta de que enfermarán si no la cierran. Dejan las cosas sobre la mesa del comedor por el momento.
—Rayos, en serio que está helado, parece mi casa. —se acerca el chico de cabellos negros a cerrar las persianas—. Va a ser peligroso para las chicas volver así, si no fuera porque dentro de todo soy fuerte, me hubiera costado cerrar la celosía.
—Te entiendo… Supongo que más tarde tendremos que dejar a las chicas en su casa. —arquea las cejas y baja la mirada, se le ve preocupado.
—Aunque no sé si realmente haga falta que acompañemos a Kanae. —le comenta, mirando hacia arriba, como pensativo.
—¿Por qué no? La señorita Mitsugashi tiene una salud frágil, no trajo siquiera el abrigo suficiente.
—Ella vive al otro lado del bosque Esmeralda, es muy fría esa zona, ella debe estar más acostumbrada… Aunque ahora que lo pienso, está más frío que en mi casa, tienes razón. —tuerce la boca y voltea a verle—. Entonces yo la acompañaré, me queda de pasada.
—No sabía que vivían cerca… —se queda en silencio unos momentos—. Supongo que está bien, no sé tampoco en dónde vive.
—¿Viste la parada de cerca de Nisenai? —le comienza a explicar.
—Sí. —reacciona rápido ante su voz.
—Bueno, tienes que tomar el tren que viene para el lado de los asientos. —mueve las manos, como si se tratase de que le explica con un mapa, le señala el aire.
—Ajá. —dice en voz suave. Parpadea varias veces, atento.
—Luego atraviesas todas las paradas de las zonas urbanas de esa dirección, sigue derecho el tren. Pasa por un túnel, y llegamos al bosque. El bosque es muy largo, así que no hay muchas paradas ahí, creo que sólo dos. Si no me equivoco, la segunda parada es la última, y de ahí vas a casa de Kanae. —la última parte lo dice medio dudoso.
—Gracias por la explicación, lo tendré en cuenta. —le sonríe amplio—. Me alegra que te hayas terminado llevando bien con la señorita Mitsugashi —lo codea, riendo.
—A mí también, la verdad es que-
Antes de que termine la frase, aparece Natsu a sus pies, maullándole.
—¿Qué sucede gatito? —lo levanta despacio entre sus manos y lo mira, como antes—. ¿También tienes hambre? Hay que pedirle a tu viejo dueño que te dé de comer. —le habla en un tono gracioso el mayor.
—Sí, se debe haber terminado la comida de su tazón, vamos a llevarle más también. —abre la alacena de arriba de la cocina y saca una bolsa de comida para gatos.
El chico de ojos rojos deja suavemente al gatito en el suelo, y coge la bandeja correspondiente. Suben con cuidado, y se encuentran con una escena curiosa: MinHyuk comparte sus audífonos con Mitsuru, mientras parecen estar escuchando la música que compone; y SunHee y Yamato están leyendo un libro juntos, que no tiene nada que ver con lo que están estudiando. Por su parte, Kanae está escribiendo en un cuaderno diferente de los apuntes.
—Vaya. —el chico de ojos grises, mira por un minuto a su alrededor, pero luego se acerca y deja la bandeja sobre la mesa—. Les traje tostadas y manteca, también mermelada, y té. —les dice con una sonrisa cálida, y luego se dirige a servirle la comida a su gato—. Natsu, otro día te daré atún, ¿Sí?
—¡Meow! —le maúlla, se ve que le entendió.
—Qué bonito mi Natsu, cualquier cosa estoy aquí, ¿Sí? Tienes tu mini puertita en la puerta corrediza. —ríe, mientras le hace cariño en la cabeza, después regresa con los chicos.
Todos retoman su lugar y se dirigen a la mesa, a excepción de Kanae, que ni siquiera se percata de que ya volvieron. Como de costumbre, escribe poesías. Con una sonrisa, pero concentrada, escribe, y hace adornitos a sus letras, a los párrafos, también a las esquinas de las hojas. Sólo una cosa la perturba, y es que siente la respiración de alguien muy cerca. Por reflejo, antes de ver de quien se trata, cierra su cuaderno.
—¿Qué sucede? —voltea a ver, pero no encuentra a nadie a su lado—. Qué extraño. —se levanta y va a la mesa junto a sus amigos, primero guardando el cuaderno verde.
—Cuando terminemos de comer, seguimos con las demás materias. —les dice Yuki—. Yo la verdad ya no tengo más dudas, ¿Quién tiene dudas? —se prepara pan tostado con manteca.
—Yo… No llegué a terminar de copiar algo en historia. —confiesa Kanae, un tanto avergonzada.
—Yo todavía tengo dudas en literatura. —Mitsuru mira a la chica de ojos violetas.
—Yo también, en literatura. —Jun también la ve, fijamente, con una mano sosteniendo su cabeza y los brazos sobre la mesa.
—Yo ya estoy despejada. —SunHee, con su expresión seria de siempre, toma el té.
—No tenía dudas precisamente, sólo vine a ayudar. —el rubio mira hacia ambos lados, y toma un sorbo de té.
—Tenía dudas en matemáticas, nada más. —le dice Yamato al chico de cabellos marrones, viéndole de frente, preparándose una tostada con mermelada.
—Básicamente no falta mucho, menos mal. —suspira y levanta un poco la voz—. El viento está fuerte afuera, ¿Seguros que quieren seguir aquí? O sea, no los estoy corriendo, pero el clima está feo… Y podrían pasarse las fotos de lo que les falte por el grupo. —les dice, con un tono de preocupación.
—Yo estaba pensando lo mismo. —le responde Kanae—. Hace unos minutos vi algo de niebla, y nubes obscuras, no trajimos paraguas. —tuerce levemente la boca. Le preocupa que al estar tan lejos su casa, de verdad ni caminando ni corriendo sus cuadernos estarán a salvo si llueve.
Pasan unos minutos de que terminan de merendar, y se escucha un ruido de la puerta de abajo. Yuki baja primero, pues son sus padres quienes llegaron. En ese tiempo, el resto dialoga acerca de qué deberían hacer, y se deciden por pasarse la tarea, pero ya es demasiado tarde. No se trata de una llovizna, sino que se escucha primeramente un trueno que retumba entre todas las casas de la zona. Luego de eso, una gran tormenta comienza. A Natsu se lo escucha maullar fuerte, pero a los padres de Yuki no se los ve alterados.
—Son recién las 19:30 Yuki, tranquilo. —acaricia la cabeza de su hijo, una señora con apariencia joven de cabellos marrones claros, ojos verde grisáceo, facciones delicadas, como una muñeca de porcelana. Su tez es como la de los mellizos Jung, su voz es cálida, en tono medio. Mide 1,75—. Ya ayudamos a las personas de afuera a que regresen a sus casas.
—Tus amigos pueden quedarse aquí hasta que cese la lluvia. —le dice un hombre de 1,90, con una voz suave pero más grave que la de él. También de apariencia joven, delgado como su mujer, la tez como la de su hijo. Ojos celestes y cabello marrón claro, sus facciones también son delicadas.
—Está bien… Mamá, papá, yo voy a limpiar todo lo que usemos, así que pueden descansar tranquilos. —les sonríe cálido, hablando bajo, les hace señas con las manos, indicándoles que pueden irse a dormir si gustan.
—Muchas gracias hijo, a decir verdad sí estoy muy cansada, hubieron muchos pacientes, y bueno, lo de la lluvia no fue repentino, sabíamos que se avecinaba. —su madre le devuelve la sonrisa, con los ojos cerrados.
—Ser médico debe ser agotador. —les comenta con voz preocupada.
—A veces sí, pero es lo más lindo que podemos ser. Yuki, es hermoso ver a tus pacientes salir de la clínica con una sonrisa. —le responde su padre, dándole unas palmadas en la espalda.
Al terminar esa corta conversación, el chico de ojos grises regresa arriba, explicándoles la situación. Se les ve tranquilos dentro de todo, sus padres obviamente comprenderán que se queden más rato si llueve. También, abandonan la habitación para llevar las cosas abajo y saludar como corresponde.
No pasan mucho tiempo en el living, porque ya que no pueden regresar todavía a sus casas, van a aprovechar para seguir estudiando a quienes les falta. Por su parte, Yuki se queda en planta baja para lavar; en la habitación, SunHee y Yamato continúan su lectura, MinHyuk se queda solo componiendo, Jun y Mitsuru atienden explicaciones momentáneas de Kanae y ven sus apuntes, mientras ella copia lo de historia.
Tras media hora, la tormenta no parece estar parando. El cielo se torna blanco, luego negro, y oscila entre esos colores, porque los truenos y relámpagos tampoco cesan. Natsu parece perturbado por el ruido, un tanto asustado, se esconde bajo las sábanas de la cama de Yuki. Y el grupo de amigos, ya no tiene más obligaciones; hasta el niño de ojos grises está de vuelta, sentado en su cama, tratando de calmar a su gatito.
En general, están entretenidos. La chica de ojos verdes con el de ojos miel, leyendo; la pelirroja regresa a escuchar música con MinHyuk, y Kanae está en un concurso de miradas con Jun. Los ojos de los últimos mencionados, están enrojecidos tras pasar más tres minutos sin parpadear. Ambos ríen fuerte, ya no lo soportan más. La chica de cabellos negros pierde por unos segundos, secándose las lágrimas. El chico de cabellos marrones, los mira, como si quisiera reír por sus tonterías.
La pequeña de cabellos semi ondulados, ve en dirección al niño que está sobre la cama, y se aleja de Jun.
—¿No te sientes solo? Te veo callado y quieto, ¿No te gustaría unirte a alguno de nosotros? —le pregunta, ella sabe lo que es ver a todos con compañía y estar aislada.
—Señorita Mitsugashi, no quiero arruinarles la diversión, yo… —desvía la mirada, sosteniendo una mano propia con la otra.
—No seas así, seguro tienes muchas cosas divertidas, por algo debe ser que Jun se junta contigo. —se jacta, manteniendo una mirada firme.
—Es cierto Yuki, no tengas miedo, ¿No hay algo que te gustaría hacer a ti? —el niño de cabellos negros le asegura el comentario de la menor, nuevamente trata de ayudarle.
—Pues… Uhm… ¿Jugar en el móvil? —los ve, esperando una respuesta—. Sino a la Play.
—Nos turnemos entonces, ¿Quieres? —la chica de ojos violetas le sonríe amplio.
—… —parpadea varias veces, un poco sonrojado, asiente con la cabeza.
—Bueno. —Jun se aleja y husmea entre los juegos, encontrando lo que es un tesoro para los chicos de su edad, Drag*n B*ll Z Bud*kai Tenk*ichi 3—. Sabía que lo tendrías. —sus ojos brillan de la emoción.
—No sabía que te gustaba tanto ese juego. —ríe Yuki, más animado, se acerca a la TV, donde hay consolas diferentes a las que tiene en el living.
—Yo soy un jugador casual, a diferencia de esta niña jajaja. —señala a Kanae, que se ve mucho más emocionada.
—¡SunHee! Tiene el Tenkaichi 3. —le grita, esperando que se de vuelta.
—¡¿En serio?! —quien usualmente se ve seria, suele animarse mucho con los juegos—. Yamato, ¿Te apuntas?
—Por supuesto. —hace con su mano una seña de pulgar arriba.
—MinHyuk, ¿Quieres jugar? —le grita su hermana.
—No gracias, me quedaré componiendo, ¿Tú quieres Mitsuru?
—Yo estoy cómoda. —ríe bajo. Está apoyada en el hombro ajeno, mirando hacia la pequeña pantalla.
—Está bien, ya estamos organizados supongo, ¡Vamos a pelear por turnos. —la niña de cabellos más obscuros, mientras ellos hablaban, se mantuvo acomodando los cables y demás.
Totalmente opuesto a lo que vinieron a hacer a esa casa, están jugando videojuegos, sin embargo, es porque terminaron con sus deberes.
Yuki se ve más relajado, a pesar de los truenos que se escuchan de fondo. Kanae disfruta mucho de la juntada, sería la segunda vez que se junta con amigos, la primera con tanta gente. Su mirada va de aquí por allá, en el juego, en las interacciones de todos, entre eso se cruza con la vista de SunHee, que parece estar haciendo lo mismo. En silencio se sonríen, y siguen curioseando. También su mente se ve ocupada por Jun, quien le presta mucha atención este día, y eso la hace sentirse muy animada. Él pierde seguidamente contra SunHee, que tiene mucha habilidad para los juegos de peleas, y a ella le cuesta Yamato, que están a la par en dificultad.
Pasan una hora jugando tranquilos, pero el clima no está con ellos. Un trueno aún más fuerte que el anterior, hace que lo blanco del cielo se vea más que las mismas luces de la habitación. Tras esto, comienzan a parpadear, hasta que terminan apagándose. No se siente olor de que algo se haya quemado, por fortuna, pero están sin electricidad. La pareja sentada a un lado, no se ve afectada, ni enterada, tras estar con el celular.
Un sonido diferente, pero a una intensidad parecida, se escucha sobre el techo de la casa. Por la ventana se ve mejor: granizo; pero no son unas pequeñas piedritas, tienen el tamaño de huevos de gallina, algunas más grandes. Una choca contra la ventana, que por fortuna sólo se agrieta.
—Jun, ayúdame con esto, si estás cerca. —sólo se ven cuando hay relámpagos. El pequeño de ojos grises abre los vidrios.
—Sí, ahí voy. —se acerca rápidamente, tratando de agarrar las persianas, que pareciese que están con pegamento sobre la pared de afuera.
Con mucha fuerza, ambos logran cerrar la celosía, provocando más ruido. A pesar de que el tiempo con la abertura fue poco, a la habitación de Yuki ingresó una gran cantidad de agua. No pueden esquivarla, porque no se ve el suelo, pero todos saben que mientras no se acerquen mucho allí no se volverán a mojar. Se quitan los calcetines, dejándolos del otro lado de la cama.
—Oigan, ¿Qué sucedió aquí? —enciende la linterna de su celular y alumbra gran parte del cuarto, MinHyuk detuvo por un momento la música.
—Rayos, como no se me ocurrió. —Kanae se siente tonta.
—Cae granizo, y la tormenta sigue, además hay mucho viento. —le responde la rubia, arqueando las cejas, preocupada.
—¡Chicos! ¿Están bien? —les grita Murao desde abajo.
—¡Sí, mami! ¿Ustedes? —devuelve el tono de voz, gracias a la luz presente puede acercarse a la puerta.
—¡Baja un momento! —le habla Junpei, su padre.
El pequeño de cabellos castaños, sin dar explicaciones, sólo baja, llevando su móvil como linterna.
—¿Qué sucede mami? ¿Necesitan algo? —los ve, respirando agitado por lo rápido que bajó, sumado a los nervios.
—Vamos a llevar el paraguas especial, y queremos volar por la ciudad para revisar que no quede gente afuera hijo, es muy peligroso ahora… Vamos a quedarnos fuera hasta que acabe la tormenta. Ya sabes, somos fuertes, no nos pasará nada malo, sólo que… No sé cómo les explicamos a los niños, van a pensar que estamos locos. —le responde, hablando sinceramente.
—No hace falta que le expliquen eso… Sólo vayan, yo les diré que tenían una urgencia. —coloca una mano sobre su hombro, después le da unas pequeñas palmaditas.
—Está bien. Diviértete con Jun y tus amigos, nosotros los cuidaremos de lejos. —responde el señor, estirando sus brazos, preparándose.
—Haré mi mejor esfuerzo por protegerlos yo también, vayan con mucho cuidado.
A ambos padres, tras unos brillos les aparecen alas en la espalda, y se dirigen a buscar una barra metálica muy grande que tienen en el suelo tras la TV. Yuki les abre la puerta y ellos la despliegan, surgiendo un paraguas de metal gigante, lo suficiente para cubrirlos a ambos enteros y más. Se nota que Junpei lo lleva con facilidad. El pequeño los ve irse y cierra la entrada de la casa, regresando a su cuarto rápidamente.
—Chicos, lamento decirles que si la cosa sigue así, tendrán que quedarse a dormir.
—Ya lo dimos por hecho Yuki. —el chico de ojos rojos le da unas palmadas en la espalda—. ¿Te ayudo a preparar las cosas? Aún ni siquiera cenamos.
—Es buena idea, baja conmigo entonces. Nosotros vamos a cocinar. —les habla a los demás—. Saquen los colchones del placard, y todo lo que vayan a usar. —señala un placard grande, al lado de un armario que está del lado opuesto de la mesa y la ventana, al otro lado de su cama.
Dicho lo último, ambos chicos se dirigen a cocinar. Kanae no sabe realmente si preocuparse o no, si asustarse o no, las cosas son muy repentinas, y por más romántico que le pueda resultar haberse quedado tanto tiempo junto a Jun, el ruido de las piedras que golpean el tejado, sumado a los rayos y truenos, la lluvia, el viento… Aún no le avisa a sus padres que está bien. Por fortuna recuerda que tiene algo de datos gracias a SunHee.
—Avisemos a nuestros padres lo que pasa, así no se asusten. —les dice, mientras ella escribe un mensaje.
—Cierto. —Yamato teclea apurado.
—Lo olvidé. —la pelirroja también escribe rápido.
Los mellizos se miran entre ellos, y sólo les mandan un mensaje de «regresamos mañana». Cuando todos terminan de avisar, abren aquella puerta en la pared, y descubren que hay una pila de sábanas, acolchados, y futones. Es algo extraño de encontrar en gran cantidad, pero teniendo en cuenta la estructura de la habitación, ya no es tan raro. Sacan cuidadosamente las cosas, dejándolas en el suelo, y tienden sus «camas» provisionales; obviamente, lejos de la ventana. Los futones no están muy alejados uno del otro, por si las dudas alguno tenga problemas a la noche.
—Supongo que Yuki dormirá en su cama. —dice Kanae, mientras se peina con los dedos.
—Quien sabe, quizás quiera dejarle su cama a alguien. —le responde MinHyuk, haciendo referencia a que ve muy probable aquello.
Son las 22:00 p.m. Recién está la comida, y la tormenta no para, tampoco el granizo. Por fortuna el horno no es necesariamente eléctrico. Están listas una buena cantidad de hamburguesas caseras, en un plato hondo para que quepan todas. En un bol hay ensalada, y por otro lado panes, también caseros. A pesar de la situación, los chicos se lucieron y divirtieron cocinando. Jun sube primero, pero con las manos vacías.
—Ya está la comida, ¿Bajan o la subimos aquí? —les dice en tono calmado. Luce un delantal prestado, de color blanco, pero no se distingue a causa de que la iluminación es baja.
—Si es mucha molestia no hace falta que la suban. —le responde Mitsuru, jugando con las manos propias.
—Tranquila, si están más cómodos la subimos, no pasa nada. —le sonríe a la chica y regresa a la cocina.
Mientras tanto, como una idea, la niña de ojos violetas deja su celular alumbrando como centro de mesa, y la rubia le sigue, dejando el suyo sobre uno de los colchones para que haya más luz.
Comments for chapter "3"
QUE TE PARECIÓ?
Imagino que incluir bastante detalle sobre el desarrollo de la historia sirve sobre todo para ambientar la acción y crear una que haga más creíbles los hechos que se narran. sin embargo, hace que se emplee bastante tiempo para leer, eso es algo atractivo para el lector y que tan beneficioso para el autor? La clave está, en que tan atrapante y atractiva es la historia de ser asi la lectura está garantizada.
En mi caso, no se si mi promedio de velocidad de lectura es lento jaja pero me tomó bastante tiempo leer estos tres capitulos. Éxitos!!