Nisenai Fantasy - 4
Capítulo 4
La comida está servida. Con una tenue luz, se pueden diferenciar de igual manera cada uno de los platos y rostros que se encuentran en el área. Todos disfrutan de unas deliciosas hamburguesas, que tienen la oportunidad de probar. El grupo concuerda en que realmente los chicos cocinaron bien. Lo único feo podría decirse es que hay algo de tensión en el ambiente debido al ruido externo. Yuki es el primero en terminar de comer, y aprovecha para vigilar el perímetro. Las chicas comen más lento, también porque conversan durante la cena. Jun termina apenas un poco después de su amigo, y se queda mirando a Kanae.
Poco a poco todos terminan de comer, y está el grupo completo en la habitación nuevamente.
—Sabes, estuve pensando que me gustaría bañarme antes de dormir, ¿Quisieras acompañarme? —le pregunta en voz baja SunHee a la niña de cabellos negros.
—Claro, si no te sientes avergonzada no hay problema. —ríe bajo—. Yuki. —alza la voz a un tono normal—. ¿Podemos usar tu baño?
—Por supuesto… Si es que van a tomar un baño, recuerden cerrar las cortinas, y lleven algún celular para alumbrar.
—Hermanita. —MinHyuk se acerca y le entrega una funda especial para móviles, impermeable—. Ya sabes, tienes que oprimir demasiado fuerte si quieres usar algún botón, así que te aconsejo llevar la linterna prendida.
—Aeish. —le da un suave golpe y luego ríe—. No me digas cosas obvias. —toma la funda y la coloca alrededor del celular— Gracias. —esboza una leve sonrisa y se dirige con su amiga a la puerta.
—Disfruten del agua. —les dice Mitsuru con una amplia sonrisa, sentada sobre el colchón que escogió.
—Gracias pequeña. —le responde Kanae cariñosa, porque la pelirroja le causa ternura.
Cuando entran al baño, dejan sus ropas a un lado, y se sorprenden de que se sienta como climatizado. El baño no está helado a diferencia de el resto de la casa. Es un lugar bastante bonito y cómodo: una parte amplia para usar el retrete y bidet, un lavabo que es también una mesita para cosas de belleza, arriba de este un espejo y a sus lados alacenas. La parte de la ducha no posee bañera, pero sí tiene unas estructuras que delimitan del resto del baño, y allí están los shampoo y demás. Aquí dejan el móvil, y giran la perilla para encender la regadera manual, que está ahora arriba en la pared.
—Kanae. —le habla con voz suave, suena apenas distorsionada entre el ruido del agua cercana mas la de la tormenta.
—¿Qué sucede? —la ve, curiosa, ya que no esperaba que fueran a hablar mucho durante el baño.
—¿Viste que Yamato aceptó leer conmigo? —muestra una sonrisa cálida a la contraria, mientras ingresa a la lluvia de la ducha.
—Sí, la verdad me alegró mucho eso. —sonríe amplio a la mayor, pasando también hacia la zona designada para el agua—. Si no me hubieras contado de lo que sientes, lo hubiera visto como algo normal, pero al mismo tiempo pensando en que eres tú y no te acercas a cualquier persona… —mira fijamente hacia la pared, pensando—. Cómo será que no me di cuenta antes, en serio.
—Ya… No te tortures con eso. —ríe, se la escucha animada a pesar de todos los imprevistos.
—Por cierto, ¿No te da penita estar así? Podría mirarte en cualquier momento sin querer, si entiendes a qué me refiero. —ríe también, pero realmente siente curiosidad sobre ello.
—Pues es cierto que en Corea no es tan común bañarse con más personas como en Japón, pero sabes, eres mi mejor amiga, y sé que no me quieres incomodar, además yo ya te vi. —murmura la última frase.
—Cielos, eso no lo esperaba. —ríe divertida, ella no siente pena tampoco—. ¿Y qué piensas? —haciendo referencia a su apariencia fuera del rostro.
—Creo que te ves bien, y me resulta gracioso que tienes pechos para las dos y a mí me falta. —la molesta, jugando. No parece importarle mucho de todas formas.
—Yo no tengo un trasero para dos asientos. —le dice riendo, molestándola también.
—¡Oye! —agarra un buen poco de agua haciendo un pocito con las manos y le echa en la cara, contagiada de la risa ajena.
Kanae también le devuelve el agua, y luego se le queda mirando simplemente a los ojos.
—Te cuento Kanae… Viste que Yuki —cambia completamente el tema— mencionó sobre la soledad de una casa grande… —hace una pausa en lo que coge el shampoo para echarse—. Su baño no es tan grande como el de mi habitación. En sí, sí, su casa es grande, pero es horrible tener muchos pisos, innecesariamente.
—Yo aún no conozco tu casa, pero entiendo. —arquea ambas cejas, y también empieza a jabonarse el cabello—. Mi casa es pequeña pero es bonita… —tuerce la boca—. ¿Por qué no duermen juntos tú y MinHyuk? —parpadea varias veces, curiosa.
—Bueno, pasa que él a veces es muy ruidoso. Y como sabes, es el líder de Golden G. Naturalmente algunas noches canta para componer, y bueno, también grita mucho cuando juega… También cuando… Aeish. —niega con la cabeza y ríe—. Simplemente por más silenciosos que podamos ser, cuando el otro quiere dormir somos un dolor de cabeza. Nuestras habitaciones están muy separadas, pero nos mantenemos en contacto por mensajes. A menos que estemos en el living u otros lugares, claro.
—Interesante. —se enjuaga, cerrando los ojos, respirando suavemente por la boca—. Lo que sí me preocupa es que naturalmente la que pasa más tiempo sola eres tú, SunHee. —nuevamente se jabona, siempre se lava dos veces la cabeza—. O sea, él pasa tiempo con la banda seguido, y tú solo a veces… ¿No?
—Es también mi culpa, Kanae. No me nace mucho hablar ni acercarme siempre, a veces sí y a veces no, es eso… Me quejo de la soledad porque me gustaría más específicamente ver seguido a mis padres. —ella también se lava dos veces. Ahora desliza el jabón por sus brazos y torso.
—Parece que es normal el cliché. —no deja rastro de la espuma ni del shampoo mientras se echa agua—. Dentro de todo es de suponerse, el dinero no se hace solo. —dice con una mirada pensativa hacia arriba. Luego recoge de la mano ajena el jabón para refregarse también—. Igual, cualquier cosa yo siempre estoy para ti. No soy tus padres pero sí alguien que te puede hacer reír. —termina rápidamente de lavarse para hacerle cosquillas en el abdomen.
—Yaaaah~. —ríe unos momentos pero le quita las manos de encima—. Es peligroso, mira si resbalamos… —sonríe cálida y la ve a los ojos—. Ya es hora de que vayamos saliendo, ¿No? —cierra la llave del agua y comienza a exprimir su cabello. Luego de mirar a los alrededores, sus labios cambian a una expresión lineal—. Kanae.
—¿Qué? —respuesta refleja prácticamente.
—No hay toallas. —apoya las manos en la pared y sus brazos quedan rectos, su cabeza pasa entre ellos porque mira hacia abajo.
—Rayos. —como si los hubiese invocado, los escucha más fuerte. Lleva una mano a la frente propia, dándose un pequeño golpe—. Voy a acercarme a pedir, tú date vuelta por favor.
—Gracias. —se queda recta mirando hacia la pared, por si acaso como sugerencia de su mejor amiga.
—… —camina hasta la puerta y la abre apenas, como para que se escuche su voz—. Yuki, ¿Una toalla? O dos, mejor dicho.
—Señorita Mitsugashi, no me di cuenta de decirles… Tranquila, en el placard tengo. —el chico de ojos grises rápidamente busca un par y se las entrega a Mitsuru.
—Qué educado. —le comenta la pelirroja con una sonrisa de oreja a oreja, seguidamente pasa las toallas a través del pequeño espacio que la otra dejó—. Tranquila Kanae, soy yo. —ríe y les cierra la puerta.
En poco tiempo, las chicas están vestidas, aunque con el cabello mojado. Esas mismas telas que necesitaron para secarse son las que llevan en la cabeza para no mojar más el cuarto ajeno. Cada una se dirige a sentarse en su futón, y ambas como si hubieran acordado hacerlo, estiran sus brazos al mismo tiempo. Nadie más parece tener la intención de bañarse ahora, probablemente porque lo hicieron más temprano.
Todo parece muy tranquilo más allá del conocido ruido, pero nuevamente algo los sorprende. Se escucha otro tipo de sonido, y las cosas de la habitación se mueven ligeramente a los lados. Progresivamente se complica. Tiembla todo tan fuerte que algunas cosas de la mesa se caen, y se escuchan ruidos de afuera. Dentro de todo Japón suele tener terremotos, pero no tan fuertes desde el 2011. Por fortuna lo que sucede ahora no se asemeja a tal catástrofe gracias a que los edificios mejoraron sus estructuras y otros factores. Sin embargo, al estar en planta alta, se siente muy feo.
Claramente Natsu es el más asustado de todos, él se esconde bajo las colchas. No necesitan tratar de sostener nada porque no hay cosas frágiles a simple vista más allá de la TV, que de por sí tiene un buen soporte.
Una cosa sí alarma a todos: hay alguien más en la habitación. Una sombra obscura, que literalmente el grupo la puede ver, está situada detrás de Kanae, y lentamente lleva las manos a rodearle el cuello, dejándole unas marcas rojas por el agarre. En ese momento, no tienen idea de cómo reaccionar.
Yuki es, junto a Jun, los únicos que se mueven. Los ojos grises del chico alto se tornan más brillosos de lo normal, de manera que incluso a la luz se verían. Por su parte, Jun, no muestra ningún cambio, pero se abalanza rápidamente hacia lo desconocido y se decide a pelear con ello.
La niña de cabellos obscuros está ciertamente traumada, y entiende lo que había sucedido hacía un rato: eso estuvo todo el tiempo ahí y no lo vieron, ella ya había sentido su respiración cuando escribía.
Yuki se acerca hacia donde el mayor, y le ayuda sosteniendo a aquella sombra extraña, mientras el otro lo golpea repetidas veces. Como si no pudiera soportarlo más, se desvanece, dejando unos rastros de «humo negro». Recién al terminar esa corta pelea, el terremoto se detiene.
Los amigos, en general, quedaron perplejos. Todo pasó muy rápido. Sólo se ve que cambian de lugares, dejando a Jun y a Yuki al lado de Kanae, por si acaso pasara algo otra vez. Cada uno se tapa y abriga con lo correspondiente, incluso escondiéndose bajo las sábanas.
La tormenta aún no cesa, las piedras tampoco. Eso causa una gran tensión en los niños debido a lo ocurrido. Ninguno puede dormir, tampoco saben de qué hablar. Sobre todo Kanae, es quien está más asustada, además de que se siente mal físicamente. Ella cree que puede ser por el mal rato. Mira a Jun fijamente, con los ojos semiabiertos, mientras él sólo le devuelve la vista, haciéndole cariño suavemente en la cabeza. A pesar de lo romántico que normalmente sentiría que es, la pequeña se siente cada vez más decaída, y termina desmayándose. SunHee, como si fuese su madre, apurada se levanta a ver qué le sucedió, tocándole la frente como acto reflejo. De esa manera se percatan de que tiene fiebre, y hablan entre ellos de cómo hacer puesto que afuera es imposible salir a comprar medicamentos.
—Tus padres son médicos, ¿Cómo es posible que no tengas medicina en casa? —la rubia lo regaña, se la nota muy preocupada—. Además ni siquiera sabemos si es una fiebre común, ¿Qué podemos hacer?
—Cálmate. —MinHyuk le da una palmada en ambos hombros a su hermana, agarrándola por estos—. No te desesperes, menos podrás pensar así.
—MinHyuk tiene razón. —a la pelirroja no se la ve tan sonriente como la costumbre—. Por el momento deberíamos analizar la situación.
—Yo tengo una buena idea. —con su voz grave, Yamato se hace oír—. Pero necesito colaboración. —se levanta y se dirige a donde están los demás—. Por favor, necesito que todos abandonen la habitación, menos Kanae y Yuki.
Los chicos miran extrañados la petición del más alto, pero optan por abandonar el cuarto ajeno, bajando por las escaleras inclusive. Llevan sus celulares abajo, así que no se quedan sin luz.
Mientras tanto, dentro de la habitación, están sentados el pelirrojo y el chico de cabellos castaños.
—¿Por qué pidió eso…? —ladea la cabeza el niño de ojos grises, muy curioso, porque la manera natural de reaccionar sería tratar de encontrar una forma de salir a comprar.
—Yuki… —le habla al oído, en voz baja—. Eres un ángel, ¿Cierto? Tú puedes curarla de la fiebre, no es tan difícil eso hasta donde yo sé. —le hace una pequeña reverencia con la cabeza, por más tono suave que usara se le nota la preocupación.
—¿Cómo…? —abre los ojos grandes, bastante sorprendido— ¿Cómo sabe eso? No entiendo, nunca actué sospechoso… ¿O sí? —se lleva una mano a la boca y parece que quisiera comerse las uñas.
—No, en serio. —con la mano propia le baja la suya y lo mira fijamente—. No te pongas nervioso. No pienso decirlo, por eso les hice bajar. —niega con la cabeza—. Te contaré mis observaciones: tus padres se fueron de nuevo, tus ojos brillaron, no hay medicamentos. Y además yo leo muchos libros, sé que esas cosas no son inventos, pero no sabía que aún existían. —pone una mano en el hombro contrario—. No te asustes, sólo ayúdanos, por favor.
—Está bien… Perdón por esconderme así, yo siempre ayudo cuando no me ven… Y de por sí es un código nuestro no mostrarnos descaradamente a menos que sean emergencias, desde lo que pasó con los hechiceros… —le habla todo suavemente y bajo, desde ya dirigiendo sus manos a las cercanías de la menor. Brillos de color verde claro están presentes debajo de ellas—. Supongo que habiendo leído mucho también conoce la historia, ¿Verdad? —tiene una mirada algo triste, mirando abajo.
—No hace falta indagar en el tema, no estás obligado a contarme todo tampoco. Sólo que sepas que no voy a ir por ahí contándole a todos. —le sonríe amable, y mira con detenimiento a la más pequeña, el color de sus mejillas va tornándose natural.
En un par de minutos, la chica ya tiene una expresión normal en su rostro, no se ve enferma ni adolorida, pero continúa dormida. En ese momento Yamato baja a avisarles a los demás que suban, mientras que Yuki se queda en su cuarto, para no dejarla sola.
Todos ingresan en silencio, sin preguntar nada, sólo notando la mejoría de Kanae. Por esa misma razón, se los ve más aliviados, y regresan a los futones, a taparse nuevamente.
Ahora es el niño de cabellos marrones quien puede ver el rostro de la pequeña, y la mira cálidamente, llevando la mano propia a una de las mejillas ajenas, no dándole más que una sola caricia. Ante esto, Jun que está a una distancia bastante corta, lo mira algo molesto, pero sólo se da vuelta y se cubre con las colchas hasta la cabeza.
[ 2016, Octubre, 12 ]
A estas horas, todo el temporal cesó completamente. Las calles aún tienen agua en varias esquinas y algunos pozos, y por el terremoto del día anterior se agrietaron notoriamente. Es más peligroso caminar ahora en algunas zonas.
Los chicos llegan súper cansados a la preparatoria, muy desalineados, con ojeras. Los mellizos tienen el maquillaje corrido, al igual que Mitsuru y Kanae. Cada uno se dirige al aula correspondiente para rendir, muy desganados, como si en lugar de haber tenido un día de estudio fuese de tortura.
Se escuchan muchos susurros en los pasillos y cursos, algunos sollozos, quejas, uno que otro llanto, hasta que suena la campana y están obligados a tomar asiento. No pasan ni 5 minutos luego del timbre, y los profesores entregan las fotocopias en todos los cursos. Muchos al ver los exámenes se sienten más relajados, otros más nerviosos. Los que estudiaron mucho, sino se estresan, entregan rápido. Quienes andan comiéndose las uñas, ni por que sepan se tardan menos, porque siempre si uno no se tranquiliza le cuesta más.
[ 2016, Octubre, 14 ]
El proceso de los exámenes se repitió durante aquellos días, y el viernes 14, las notas son expuestas en las paredes de cada aula. Naturalmente, los pasillos están llenos, y muchos del alumnado optan por quedarse dentro, hasta que haya más aire. El grupo de Kanae, no se encuentra mal, y tienen paciencia. Tras unos minutos, Yamato se levanta a ver, y toma una foto de las hojas, regresando a mostrarle a sus amigos.
—Wow, wooow, esta vez me fue muy bien. —MinHyuk está sorprendido, abriendo los ojos, se muestra muy sonriente. Tiene 100 en todo.
—A mí también me fue bien, estoy conforme. —le responde su hermana, quien tiene notas de 85 hacia arriba.
—Yo tampoco me quejo. —con una expresión seria, pero igual por su tono de voz se le nota bien, el pelirrojo tiene de 90 hacia arriba.
—Yo pensé que me iría mejor, debo haberme perdido. —ríe y continúa viendo el celular ajeno, sus notas son de 80 hacia arriba—. Ojalá que a los otros también les haya ido bien… —mira hacia arriba, mordiéndose despacio un costado del labio inferior. Piensa que seguro a Jun también le fue bien, pero no sabe los demás, ya que no han hablado anteriormente sobre qué suelen sacarse.
—Bueno, ya nos podemos ir. Hablamos por el grupo cuando volvamos, ¿Les parece? —les pregunta suavemente Yamato.
—Sí, está bien, vamos~. —el rubio está más animado de lo usual, por poco se va saltando por el pasillo.
—Adiós, cuídate mucho. —le saluda la pequeña de ojos violetas mientras va saliendo del curso.
—Nos vemos. —le hace una seña con la mano la melliza al más alto y se va corriendo—. ¡Espera! —se escucha un eco afuera, porque su hermano se fue antes.
En cuanto el chico sale del aula, ya se han retirado todos. Al revés de lo que normalmente sucede, que es que Kanae se queda, esta vez es él. Se le nota muy cansado, se incorpora lentamente y tras un par de minutos ya se encuentra fuera de Nisenai.
El camino que toma para su casa, es yendo hacia atrás de la preparatoria. Pasando por la ya conocida casa de Yuki, más atrás, unas 4 cuadras más. Casi cambiando del barrio del anterior mencionado, es en donde vive Yamato. Todas las casas de allí son más grandes y llamativas, a excepción de la suya.
Desde fuera, se ve una baranda larga pero baja, que rodea el perímetro de la zona de su hogar. Esta tiene una pequeña puerta, que lleva hacia una especie de jardín sin plantas, tan sólo césped muy corto en algunas partes. Caminando unos dos metros nada más, está la puerta de entrada. Su casa por fuera es blanca y con una puerta marrón, por dentro las paredes son verde claro. Al entrar hay un pequeño living, que consta únicamente de dos sillones enfrentados. Pasando por ahí, hay una pared con el espacio para una puerta pero sin ella, y lleva hacia la cocina-comedor. Este lugar tiene dos puertas, una que lleva hacia la habitación de cada uno de los integrantes, o sea su padre y él. Y por fortuna cada una cuenta con un baño propio, aunque sean pequeños.
El chico camina hasta su cuarto, y se sienta en su cama unos momentos. Tiene una mesa de luz al lado de la ventana, con una lámpara y sus cosas para estudiar. En los cajones de esta, casi todos los libros, algunos en el suelo sobre una sábana porque no caben. La cama está literalmente a un metro de ahí, hacia atrás, y otro metro más atrás, pegado a la pared, su armario. A medio metro está su batería, vieja, porque es la primera que tuvo y la que usa para practicar sino está en la casa de MinHyuk. A la misma altura de su cama, hacia los pies, a un poco más de dos metros de ella, está el baño. En síntesis, tiene sus cosas organizadas pero amontonadas.
—Que días. —suspira y se despeina a sí mismo. Golpea la pared de en frente de su cama, y el revoque cae, junto con un poco de pintura—. Tengo que arreglar esta casa cuando tenga tiempo, pobre de mi padre. —recién se quita la mochila y la deja en la silla de la mesita. Camina hacia fuera, y entra sin tocar a la habitación de su padre—. Oye viejo.
—¿Qué sucede hijo? —está en una computadora de escritorio, que a pesar de cómo parezca su casa, es muy buena calidad. Se encuentra escribiendo cosas de su trabajo. El señor se ve algo débil en contextura, pero tiene la misma estatura de su hijo. Su cabello es negro, y su tez como la de su hijo, pero sus ojos marrones obscuros.
El cabello de Yamato también sería negro, si no se hubiese teñido.
—Mañana voy a comprar pintura y necesito que acomodes tu cuarto. —le dice con su voz grave de siempre—. Hace rato que estoy en la banda y creo que puedo dedicarle un tiempo a arreglarla. Las paredes son una mierda. Y voy a comprar un lavarropas y secarropas.
—¿Y en dónde los quieres poner, hijo? No hay espacio. —su padre ríe, concentrado en las palabras del menor y también en el archivo—. No te hagas mucho problema, mientras estés feliz yo puedo encargarme.
—No. Yo lo haré. —insiste y golpea la pared, mostrándole cómo se rompe con facilidad—. Mañana voy a dedicarme a arreglar esto. Y compraré también una «habitación pre hecha» del tamaño suficiente como para que quepa en el jardín, allí pondré las cosas. —se nota que ya organizó las ideas, y no tiene intenciones de cambiarlas.
—Bueno hijo. —Hirokazu se muestra más relajado, se levanta unos momentos de la silla—. ¿Quieres que te prepare un té de jinseng?
—Sí… —cambia la expresión seria por una sonrisa más calmada. Su padre sale primero de la habitación, y él lo sigue hasta la mesa, caminando despacio.
Mientras tanto, en casa de Kanae, la niña se encuentra echada en su cama. Luego de que sus padres le hayan dicho que no hacía falta su ayuda, como sucede la mayoría de las veces, ella optó por acostarse. Con la ventana cerrada y algo empañada, tapada, pero con sus libros en la almohada. Desgraciadamente no tiene ni estufas, ni caloventor, tampoco ventilador ni aire acondicionado para el verano. Los inviernos son de lo más duros, desde el otoño ya se sufre el frío, pero es el único lugar donde pueden vivir. Específicamente, en el bosque, fuera de la ciudad, no cobran impuestos. Como siempre, los lugares apartados tienen ventajas y desventajas.
—Sí, lo sé…—está hablando por teléfono, utilizando los audífonos, con su mejor amiga—. Ese fue el más difícil. —a la vez, está haciendo unos resúmenes de los temas que siguen, ya que siempre es mejor ir más delante de lo que explican.
—La verdad, me fue bien, pero a veces todavía tengo un poco de celos de MinHyuk. —ríe bajo, ella también está en su habitación acostada, pero con la luz apagada. No necesita ni taparse, ni tampoco usar suéteres, su casa está completamente climatizada.
—Ojalá que esta noche logremos dormir bien, todavía no me repongo del otro día. —ríe más fuerte la pequeña de ojos violetas. Coloca una raya de corrector en donde se equivocó y sopla.
—¿Te estoy distrayendo? Digo, ¿Te hice equivocar? —le pregunta con un tono de curiosidad más que de preocupación, ella está jugando juegos en su celular mientras le habla. Está tranquila con respecto al crédito porque su plan tiene muchas horas de llamadas y varios números gratis.
—No, tú no, sólo había escrito lo mismo dos veces. Son cosas que pasan. —termina el párrafo y cierra el cuaderno, dejándolo ya de lado. Por vagancia y frío casi no lo guarda, pero luego lo mete en su mochila. Deja a la vista únicamente el cuaderno verde y su lapicera.
—Ah, Kanae, luego te conseguiré una notebook, así nos ponemos a jugar al L*ague of L*gends juntas. —le dice justamente porque se está dirigiendo hacia la suya; a los pies de la cama tiene una mesita de luz con una laptop gamer, mouse y algunos DVD.
—Gracias pero por tantas cosas no sé cuándo podré pagarte… A veces me siento culpable. —hace pucheros, aunque sabe que no la está viendo. Como está pensando en otras cosas que nada que ver, no se le ocurre qué escribir. Sólo hace unos garabatos chibi de ella y SunHee—. Igual sé que aunque te diga que no, no me harás caso.
—Buena niña. —asiente riendo, ya sentada en la silla, prendiendo su computador portátil—. Bueno, si no te molesta, voy a cortar la llamada. Te responderé lo que me mandes al chat. —literalmente, le hizo crearse una cuenta para que pueda chatear con ella cuando juega, ya que gracias a una aplicación es posible escribirle incluso sin jugar.
—No hay problema~ mucha suerte en la partida. —sonríe amplio, y seguidamente de esa corta despedida, se escucha la finalización de la llamada, junto al ruido de las teclas de lo que ahora busca en su celular.
Tiene notificaciones en Book F y Lime. Una solicitud de amistad, y algunos mensajes. La foto de perfil del chico es alguien que le resulta conocido, unos ojos color vino.
—⟨⟨ Hola. Bueno, no quiero asustarte, pero conseguí tu número cuando tomé por un momento tu celular. No toqué nada raro, sólo lo vi y lo memoricé. También pude ver tu nombre, jajaja. ⟩⟩
⟨⟨ Hola de nuevo, ¿Te habrás enojado? Ya que no dices nada⟩⟩
—Esos mensajes son de hace rato… Recién los veo.
Ladea la cabeza, mirando curiosa. Tiene dos reacciones mentales: «uwwaaa, le interesé al bajista de Golden G» y «qué falta de respeto, eso no se hace». Antes de responderle, se lo piensa un rato, decidiendo contarle primero a SunHee.
—⟨⟨ Oye SunHee, me habló Ryōtarō, ¿Cómo debería responderle? O sea, no le pasé mi número pero no sé si estar enojada o no, no me siento molesta pero, ¿Debería estarlo? 🤔 ⟩⟩
—⟨⟨ Espera, estoy en team fight ⟩⟩
Era más o menos lo que esperaba, teniendo en cuenta que ella está jugando. Ríe bajo y se rasca la cabeza, volviendo a la pestaña del chat del chico. Al final, sólo le responde normalmente.
—⟨⟨ Hola. Estaba haciendo otra cosa, no estoy todo el día en Lime (^_^;) para serte sincera, nunca se me pasó por la cabeza que me hablarías. ⟩⟩
—⟨⟨ Yo pensé que como te hablaban otros dos chicos de nuestra banda no te resultaría raro y lo tomarías normal. Además, debe ser por algo que son tus amigos, ¿No? Haciendo referencia a, debes ser buena gente. ⟩⟩
—⟨⟨ Supongo que sí, no me considero mala persona jajaja. ⟩⟩ —ciertamente se siente nerviosa, no sabe qué decirle, ya que la situación es algo extraña. No está precisamente incómoda, pero tampoco puede pensar con claridad
—⟨⟨ Oye, tranquila. Sé algo de lo que podemos hablar. ⟩⟩
⟨⟨ Cuéntame del chico que te gusta, seguro tienes mucho para decir. ⟩⟩
—… —como si le hubiese leído la mente, el contrario propone un tema extenso, y obviamente muy confuso para Kanae.
¿Aprovecha para sacarse las dudas con un «desconocido» muy conocido? ¿O lo ve como acoso al hacer una pregunta muy personal? Analizándolo atentamente, bien podría verlo como un intento de psicólogo.
—⟨⟨ Bueno, está bien. Hay un chico… Que me llama la atención. Pero SunHee dice que no me debe gustar porque es muy pronto. El problema yace en que, más allá de lo que yo quiero, lo mismo siento que me está comenzando a gustar. Cada vez que lo veo o lo escucho, incluso si lo pienso, me dan ganas de escribir muchas poesías. Como si fuera mi musa, alguien que no conozco del todo bien todavía… Pero quiero conocer más. ⟩⟩
—⟨⟨ Vaya. Suena tierno y complicado. No está mal que lo quieras conocer más, tampoco me sorprende de SunHee que te diga que tengas paciencia. Ella siempre quiere que las cosas salgan bien planeadas y organizadas, de hecho ella nos ayuda cuando nos desorganizamos con los horarios… Jajaja. Sin irme por las ramas… Me imaginé que tenías alguna especie de crush, es normal a esta edad. ⟩⟩
Ni bien le llega ese largo mensaje, antes de que pueda terminar de leerlo, le llega una llamada a su celular, a la que por reflejo contesta rápidamente. Luego en la pantalla, en lugar de mostrarse el chat, sale una imagen: el rostro de Ryōtarō.
—¡Ah! —pega un pequeño grito pero luego sólo mira hacia adelante. Ve que ella también aparece en un cuadrito—. Oh, no, estoy muy despeinada. —apaga la cámara de su parte.
—Jajajaja. —ríe fuerte el otro y se lleva una mano a la frente—. Tranquila, yo tampoco estoy peinado ahora. Te estaba diciendo… —le habla completamente natural, como cuando se la cruzó en el tren—. Yo me imaginé que ya tenías un crush. ¿Y cómo se ve? ¿Tan lindo es? ¿Es más lindo que yo? —muestra mucha curiosidad al respecto.
—… —sus mejillas y parte de su rostro está más rojizo. No imaginó que hablaría con un chico por llamada, además de su padre. Aunque claramente anhela hablar con Jun—. Pues… —enciende la cámara nuevamente, aceptando que el otro no tiene problema con su «fealdad»—. Sí, la verdad. —responde por impulso, pero luego lo piensa bien—. O no sé. Son diferentes. Aunque los dos se ven como idols. De hecho su amigo también es muy lindo. —se pone una mano en el mentón.
—Wow, te soltaste. —ríe bajo, cerrando los ojos, luego regresa la mirada al celular—. Vaya, así que estás rodeada de chicos guapos. —la molesta, riendo más por cómo se cubre la cara—. ¿Y quién es más lindo de los 3? —pareciera que quiere hacerla explotar.
—Yaaaa… —hace pucheros y luego ríe, trata de pensar claramente para responder—. Si me cuesta de dos y me preguntas de 3… —sonríe divertida—. Es como cuando preguntan de un grupo de k-pop quien te parece más lindo, y a veces no sé… No tengo fotos para mostrarte tampoco, quizás luego les tome y tú podrías decidir.
—Quién sabe, quizás lo mismo piense que yo me veo mejor. —bromea y ríe fuerte—. Pero como quieras, tampoco te obligo. En fin, también me da curiosidad, ¿Te fijas sólo en la apariencia o en la actitud? Porque me dices que los dos son lindos, pero, ¿Por qué no te gusta el otro chico también?
—Oye, eso sería muy raro… E incómodo. —mira hacia arriba por momentos, parpadea pensativa—. No conozco muy bien a Yuki como a Jun… Pero igual parece agradable. —se le escapan los nombres, pero no se da cuenta—. Tal vez debería tratar de amigarme con él, de paso se siente más cómodo cuando estemos en grupo. —sonríe animada, jugando con su largo cabello, peinándose con los dedos.
—Qué buena iniciativa~ ¿Ves que te sirve decir un poco más lo que sientes? Era como si te estuvieras conteniendo todo el tiempo. SunHee me contó de que su mejor amiga no tuvo dudas en acercarse a ella y a esos idiotas. —haciendo referencia a los miembros de la banda, pero de cariño—. Pero parecías muy tímida cuando hablaste conmigo. Que lo que te diga SunHee no te haga mal. Si ella te dijo que con paciencia, está bien, no te declares ya mismo, pero no significa que debas contener todas tus curiosidades, sentimientos y no seguir intentando hacer nuevos amigos, ¿Vale? —él se muestra súper natural al hablar con ella, y parece preguntar todo tranquilo.
—Entiendo a qué te refieres… Bueno, el chico que me… Gusta… —intentando de a poco—. También es muy directo con muchas cosas, en eso me recordaste a él la primera vez que te vi. Sólo que es diferente, no se mostró interesado en mí particularmente, me habló para decirme que no le gustan las ideas de La Utopía de Zaraín… Y bueno, ahora mismo parece que le importo, pero no sé si más que como amiga, a veces sí por un poco, pero luego no.
—Así… Ves, cuenta tranquila. Sobre eso, qué curioso que leas ese libro, es muy complicado para varias personas, tampoco es muy bien aceptado porque contradice a la Biblia en muchas cosas. Y bueno, teniendo en cuenta eso, quizás ese chico es religioso y por eso no le guste. Nunca le preguntaste nada sobre su religión, seguramente. No es un tema muy usual. Sobre lo de su inconstancia… Es que no debe estar seguro de que le gustas, menos seguro que tú. Por eso, a eso se refiere SunHee, dale tiempo. Y no sientas que por hacer nuevos amigos estarías siendo una ramera o algo parecido. Inclusive si quieres conocer más gente por motivos de querer una relación. ¿Ves que la gente mayor le diga ramera a otra por buscar pareja? No. Entonces tú tampoco.
—Ni siquiera te digo mis inseguridades… Y ya estás planteándome tantas cosas… ¿Tienes cámaras en mi casa o en mi cabeza? ¿O estás estudiando psicología? —ríe fuerte, como él, se ve relajada a pesar de todo—. Está bien, hablaré con Yuki también. Y le preguntaré más cosas a Jun para conocerlo mejor… También supongo que seguiré hablando contigo, eres agradable. Lo que sí, no sé si por llamada, ya que suelo hablar con SunHee o a veces estoy-
—Está bien, —le corta la frase— voy a entender que estés ocupada o que estés haciendo otras cosas. Puedes llamarme cuando gustes, y yo pediré permiso para llamarte, a menos que sea algo urgente obviamente. —le muestra una sonrisa cálida.
—Gracias… Bueno, gracias de muchas cosas. A pesar de que empezaste a hablarme de una manera extraña jajaja… —haciendo referencia a cómo consiguió su contacto—. Terminaste por ser una buena persona. ¿No irán a pensar nada malo tus fans? O sea, portouhouque me agregaste sin ser alguien de alguna compañía o con gran influencia…
—Descuida, tengo privados los amigos en Book F. Y además, nadie puede prohibirme tener amigos. Deberías saberlo por MinHyuk y Yamato, no estamos en una compañía estricta, él es el dueño de nuestra GG Entertainment. Los fans son fans, más no nuestros amos.
—Uff. —suspira de alivio y mantiene la sonrisa anterior—. Otra cosa, ¿Por qué me hablaste? De toda la gente que hay en el mundo y vienes a conseguir mi número. —le pregunta en serio, porque no comprende.
—¿Viste eso que le llaman «enamoramiento flash» en el bus o en el tren? Bueno, eso. No es nada serio, me pareciste muy bonita, amigable, y pensé, ¿Por qué no? Simplemente eso. —le explica.
—Ooooh… Vaya. —se sonroja y se rasca la cabeza, desviando la mirada—. Bueno, supongo que ya me lo habías mencionado de alguna forma. Oye, si no te molesta, voy a cortar ahora. No por lo que me dijiste ni nada, sólo que voy a prepararme algo de comer y a ver si no me necesitan mis padres en este momento, podemos seguir hablando por mensajes. —sonríe al chico, haciendo una seña de saludo con la mano a modo de despedida.
—No hay problema Kanae, te sigo leyendo~. —le devuelve el saludo y corta él la llamada, haciéndole más fácil a ella las cosas.
Como siempre piensa, le sucede todo de golpe. Está emocionada y pensativa, también hambrienta, le suena el estómago.
Es la hora de la merienda o incluso de la cena en muchas casas, en la de ella muchas veces no alcanza para ello, pero esta semana se vendió dentro del todo bien y pueden darse un lujo. Ella piensa en lo de hablarle a Yuki, pero cree que lo dejará para más tarde u otro día, porque debe organizar varios pensamientos, y tiene la corazonada de que el chico de cabellos verdes la ayudará con eso.
En un lugar lejano a la casa de Kanae, se encuentra la mansión Jung. Está justo detrás de un gran parque, no queda muy lejos del centro.
Esta mansión, por fuera tiene un bello jardín, cubierto de flores de muchos colores, haciendo un camino que lleva a la entrada. Obviamente, cercada por unas largas varillas de metal, y una muy buena seguridad, de las últimas tecnologías. En el medio del jardín se encuentra una fuente, que no tiene alguna estatua en particular. También, adentrándose, se pueden ver cultivos, que son cuidados por los diferentes mayordomos y mucamas. Esta casa gigante, es de color bordó por fuera, y las puertas negras. Hacia dentro, está dividida en 60 grandes habitaciones, cada una con baño propio, de las cuales 3 son las más extensas y pertenecen a cada uno de los mellizos, y al matrimonio. Luego hay dos comedores muy largos también, uno sería «el de la familia» y el otro el del personal. Además, posee también una cochera lo suficientemente amplia como para que quepan 30 autos, debido a que a veces en el trabajo deciden reunirse en la mansión. Aparte de estos lugares, tienen también la habitación de música y ensayo, a pesar de que en su propia habitación MinHyuk ya tenga unos instrumentos. También está la sala de reuniones. Y como si no fuera todo, tienen una piscina, pero adentro. La casa está construida de tal manera que todo sea muy estable más allá del peso producido, razón por la cual posee 4 pisos. Por razones de seguridad, las salas mencionadas a excepción de las habitaciones de la familia, se encuentran todas en planta baja. Y claramente, por el número de pisos, también hay ascensores y escaleras.
En este momento, SunHee acaba de terminar una partida en el L*ague of L*gends, y su hermano pasa a su habitación, aunque sin siquiera tocar la puerta.
—Diablos… Estuvo complicado. —SunHee se muestra como si se hubiera estresado, pero ríe bajo, aún con su expresión seria.
—Hermanita~ —camina hacia donde ella y le toca el hombro—. Estaba pensando… ¿Qué quieres de comer a la cena? ¿Ya escogiste?
—Mmm… —se quita los audífonos y voltea a verlo—. Pues… —mira hacia arriba, llevando las manos a la rodilla propia. Está sentada de piernas cruzadas—. ¿Qué te parece un salmón al horno, acompañado de una ensalada de mariscos? También podría llevar un arroz con legumbres… Y de postre si quieres, simplemente helado. —le comenta en un tono pensativo.
—Suena delicioso, simple pero rico. —le sonríe con los ojos cerrados y manda hacia un grupo en Lime donde dice «Chefs» el audio que acaba de grabar, junto a un mensaje de ⟨⟨Ustedes también coman tranquilos, si no tienen problema en preparar para ustedes también. Todos los ingredientes son para compartir, no sólo para nosotros dos kkkkk⟩⟩
—Por cierto, ¿Qué necesitas? Es extraño que entres de repente para preguntar algo así. —ladea la cabeza, aún con la vista en él.
—Quisiera proponerte algo. Estoy pensando en una nueva canción para el próximo mini álbum, y me pareció que vamos a necesitar una colaboración. Ya que esta tiene un ritmo más dulce y tranquilo, quedaría muy lindo si agregamos una voz femenina… Como la tuya. Por supuesto, si no tienes problema. —le dice en un tono calmado y paciente.
—Me gustaría escucharla primero, porque no estoy segura de si me vaya a salir bien. Mi sugerencia sería que tengas otras personas en mente por las dudas, pero por el momento estoy de acuerdo. —le responde con sinceridad.
A ella sí le gusta cantar, pero naturalmente, uno debe conocer los riesgos antes de aceptar sin más.
—Bueno, gracias~. —así tan rápido como entró, regresa corriendo a su habitación, escuchándose el eco hasta que abre la puerta propia.
—Siempre se le olvida cerrar… —niega varias veces con la cabeza y se levanta para cerrar ella misma. Luego regresa, en lugar de a la laptop, a su cama para recostarse un rato.
La habitación de la niña está compuesta por muchas cosas que todo otaku y gamer quisiera tener. Tiene todas las consolas de vídeojuegos más conocidas, junto con juegos para las mismas. Una biblioteca donde además de libros también tiene mucho manga. Una gran TV donde conecta ya sea su notebook o las consolas. Además, una plataforma de Pump It Up, un juego bastante típico en Corea. Por gusto, unos estantes con figurillas y artículos de juegos y anime. Todo lo anterior mencionado, está en una sola de las paredes de la habitación, la de la puerta. Y en la paralela, está el gran placard, que ocupa, literalmente toda esa pared, ya que tiene hasta un probador con espejo y luz adentro. Al frente de la puerta, a unos 3 metros, está su cama, que es, realmente, innecesariamente grande, y hasta tiene techo y cortinas. En frente de esta, hacia la pared opuesta a la entrada del cuarto, tiene una mesita con silla, su notebook gamer y mouse, junto a algunos DVD. Al lado de esta, la mesa donde hace sus tareas, con una lámpara y cajones para ordenar lo necesario. La pared faltante de mencionar, tiene sólo dos metros de distancia con la cama, no hay absolutamente nada allí. Y su paralela, la opuesta a la entrada, tiene la puerta hacia el baño.
El baño, como ella lo había contado, es muy amplio. Ingresando tiene un espejo de cuerpo completo, y el lavabo junto a unas alacenas para cosas de belleza. El bidet y el retrete, están entre unas cortinas obscuras, y arriba de estos un ventiluz. Detrás de las segundas cortinas, hay una gran «cabina» de vidrio resistente, que tiene un espacio para ducharse con su rociador en manguera, disponible para usarlo a mano o simplemente dejarlo en la pared, y también una bañera, con su propio rociador. Las paredes del vidrio no llegan hasta el techo, ya que la idea es conservar el calor pero no asfixiarse. Y el baño, al igual que el resto de la mansión, es climatizado.
Una casa verdaderamente de ensueño para muchas personas, con demasiadas exageraciones innecesarias para otras. Ciertamente, SunHee tiene designada esta habitación, ya que el resto están ocupadas por el personal de la casa. Y su más grande queja, como en muchos adolescentes, niños, incluso adultos, es que ese lugar tan amplio le hace notar más la soledad. Durante las noches de tormenta, es natural que ante ruidos estruendosos cualquiera piense que da miedo un lugar obscuro.
—Debería decirle a Kanae que ya terminé la partida. —se dice a sí misma en voz baja, acercándose a tomar el celular sobre la mesita, pero sin levantarse de la cama.
Nuevamente, en casa de la chica de cabellos negros. Ella se encuentra fuera de la casa, junto a sus padres acomodando unas cosas en el negocio, pero sobre la mesa de adentro, está sonando su celular. Obviamente, al no escuchar nada, no atiende. Pero unos minutos más tarde regresa y se sienta, suspirando porque hizo fuerza en su «mini trabajo». No está acostumbrada a mover cosas pesadas.
—¿Eh? ¿Me llamaron? —coge su móvil y lo desbloquea—. Oh. —teclea para mandarle que la llame, y a los pocos segundos, contesta— SunHee~… Recién cuando te fuiste a jugar me habló Ryōtarō, en el sentido de que me llamó.
—Vaya, ¿Y pudiste responderle algo coherente? —ríe bajo.
—Sí… Tampoco soy tan tímida, viste. Me sorprendí porque me pareció muy extraño. Y además, me dijo que le parezco linda… ¿Tiene eso sentido? —ríe, pensando que es ilógico.
—Yo creo que te ves muy bonita. —le dice seriamente—. Supongo que tienes un toque raro, por tus ojos, son bastante inusuales. Dime, ¿Cuánta gente en el mundo conoces con ojos violetas? Bueno, aparte de tu madre. Los ojos por lo general son hereditarios. Aunque siento que formaste un círculo de gente con ojos raros. —mira hacia arriba, pensativa—. Mi hermano y yo somos extranjeros, ni siquiera parecemos coreanos tampoco aunque lo seamos. Pero es por mi madre. Mitsuru creo que uno de sus padres es extranjero… Yamato tiene ojos miel… Y los otros dos tienen ojos rojo y gris. —sonríe divertida—. Entre todos, los ojos más raros son los tuyos y los de Jun, aunque los de él ni siquiera sé si son reales.
—Jajaja. —ríe animada, comparando en su mente los ojos de todos—. Puede que tengas razón, que sea por mis ojos. ¿Y a ti te dijo también que te ves linda? —le pregunta con verdadera curiosidad.
—Pues, sí… Aunque al principio me sentí incómoda. O sea no me parece común que alguien comience a hablarme diciéndome eso. Y al principio fue el que me caía peor. Me dio una mala impresión por parecer engreído, pero es buen chico a fin de cuentas. ¿Viste que en los grupos siempre hay «una madre»? Bueno, él es en Golden G. Y como ya sabes, a pedido de los miembros, MinHyuk es el líder.
—Sí, recuerdo que en un programa de variedades dijeron que era el más organizado y estricto consigo mismo… Que por eso sabían que iba a ser el mejor de líder. —sonríe hablando—. Oye, iré a buscar mis audífonos, pasa que estoy por tomar un té.
—No hay problema, te espero. —en su casa, la rubia está jugando un danmaku de por ahí.
La pequeña de ojos violetas, va y vuelve rápidamente de su habitación. Coloca los audífonos en el teléfono, y antes de decir algo, prepara lo que usará. Saca de una cajita de cartón un sobrecito de té, y en un frasquito está el azúcar. Coge una taza de madera que hizo su padre, y allí se sirve agua tibia. De a poco se va preparándolo.
—Por las dudas ya estoy. —le comenta, mientras regresa a su asiento. Bebe un sorbo del té y sonríe de alivio con los ojos cerrados—. SunHee, ¿Qué piensas de Yuki? —una pregunta repentina pero esperada viniendo de ella, ya que siempre quiere saber qué opina de las personas.
—Creo que es lindo, y misterioso. Pero no más que Yamato. —se sonroja y se acomoda el cabello tras la oreja—. Siento que no se anima a acercarse al grupo, más allá de Jun, es como que siempre tenemos que arrastrarlo a nosotros, ¿No te parece?
—Es cierto. —recuerda lo que ocurrió hacía unos días en su casa, el hecho de que tuvieran que pedirle que juegue con ellos, como si fuese que lo hubieran dejado de lado aunque no es así—. Por eso estaba pensando, que podíamos hablar con él un poco más. Yo digo, incluso Mitsuru es muy habladora y nada reservada con nosotras.
—Yo naturalmente no soy muy sociable tampoco, no soy de comenzar conversaciones. —ríe bajo—. Sólo hablo mucho contigo… Así que aunque le dijera «hola» no sabría qué más decirle. ¿Puedo dejar este asunto en tus manos? —le pregunta suave, como esperando que de verdad no se moleste con ella.
—Tampoco es tu obligación. —ríe, negando con la cabeza, aunque sabe que la otra no la está mirando—. Yo pensaba hablarle de todas maneras… ¡Tengo una idea! Voy a mandarle mensajes y te voy contando, así lo conocemos las dos, ¿Quieres?
—Suena entretenido. Está bien. Yo estaré jugando T*uhou, pero lo mismo te escucho, ¿Sí? —su mirada está concentrada en todos los disparos, parece profesional en ese tipo de juegos.
A pesar de que habló con mucha confianza con la rubia, tampoco tiene una idea de qué decirle al comienzo. Trata de pensar en cómo es la relación actual que lleva con ese chico. Al parecer, de cierta manera, a ella es a quien parece «temerle menos», porque en repetidas ocasiones trató de hablarle. Entonces, con eso en mente, imagina que no debería tener tanta dificultad de socializar con ella. Entra a Lime, y como ya había agendado a los chicos antes por si necesitaba ayuda en alguna tarea y no llenar de spam el grupo, le manda un mensaje directamente.
—⟨⟨ Hola, soy Kanae. Creo que lo debes saber igual por mi foto de perfil ⟩⟩
⟨⟨ (^v^)⟩⟩
En otra parte muy lejana a la casa de la protagonista, encontramos a el chico de ojos grises, un tanto somnoliento, con un lápiz entre sus labios. Se encuentra en la mesa de su habitación, resolviendo prácticas de matemática. Cuando escucha la notificación, tiembla de golpe como si lo hubiese asustado, pero es debido al sueño probablemente. Coge el teléfono entre sus manos y se sorprende al leer de quién es el mensaje.
—⟨⟨ Oh, buenas tardes señorita Mitsugashi. ¿Cómo se encuentra? ⟩⟩ —luego de haber estado pensando unos 3 minutos qué responderle, escribe eso.
«Oh, ¡Respondió!», piensa Kanae.
—⟨⟨ Bien, gracias. No te estoy hablando por tarea, ¿Tienes tiempo para hablar un rato? ⟩⟩ —su pregunta es bastante directa. La pequeña espera no incomodar con sus mensajes de todas formas—. SunHee, por el momento sí me contesta —ríe y le cuenta a su amiga que está en la llamada— pero parece muy tenso.
—Era de esperarse. Igual ya sabes, si no quiere contestar ahora no hay que presionarlo. —le comenta la rubia, en su casa ella está pasando un jefe de zona.
El chico alto, a pesar de que su tez es naturalmente clara, los sonrojos son algo común en él, como ahora. Se lo ve animado de que la menor le escriba, pero también se le nota dubitativo con los estudios y ella. Mira la hoja un par de veces y contesta una pregunta más, para luego guardar sus útiles y echarse en su cama. Lleva desde que llegó resolviendo ejercicios, así que desde el punto de vista de cualquiera, le vendría bien un descanso.
—⟨⟨ Sí, tengo. No se preocupe (^_^)⟩⟩
⟨⟨ ¿De qué desea hablar? ⟩⟩
—Viste SunHee, tarda en contestar, debe estar ocupado con algo pero lo mismo parece que no tiene problema. Habla muy formal. —le menciona aunque está segura de que ella lo debe haber notado hace tiempo, así se dirige a todos menos a Jun.
—Es educado, eso suma puntos. —bromea al respecto y ríe—. A mí no me molesta, yo no suelo usar los honoríficos porque… Siento que como somos de la misma edad no hace falta, pero parece que aquí en Japón muchos hablan formal en general. —le responde su observación al respecto, descansando con el juego pausado.
—⟨⟨ Por empezar, preguntarte cómo estás. Y luego, quisiera que me cuentes de tus pasatiempos (‘∀’) ⟩⟩ —una pregunta muy común, y extensa de responder, pero siempre desencadena muchos otros temas. Ella, a pesar de que él le dijo que tenía tiempo, aún considera que el mayor tiene otras cosas que hacer aparte de conversar, lo cuál es completamente normal.
El chico da una vuelta en su cama y se despeina un tanto el cabello. Se queda mirando hacia el techo, preguntándose cosas en voz alta: ¿No se irá a aburrir de lo que le diga? ¿Y si luego de que respondo ya no me quiere hablar?
—⟨⟨ También bien, gracias. ¿Pasatiempos…? ¿Promete no burlarse si le cuento? ⟩⟩ —Yuki pareciera tener vergüenza al respecto.
—Parece que sus pasatiempos son un misterio. —le dice con una voz de intriga a la chica de cabellos rubios—. Dijo que no me burle. —ladea la cabeza.
—Vaya, nos quiere hacer interesar. —sonríe divertida, jugando nuevamente en la máquina.
—⟨⟨ Tranquilo. No hay problema, lánzalo (‘∀’) ⟩⟩
Ante unas palabras de confianza de la menor, comienza a escribir el mensaje, borrando varias veces, no se conforma con la manera en que le quiere contar, se le nota en la expresión. Pero como siempre sucede, cuando uno no sabe cómo decirlo, sólo debe decir lo que se le venga a la cabeza.
—⟨⟨ La verdad es que paso una linda parte del día estudiando o investigando cosas, como cualquier chico de mi edad. Pero, fuera de ello, veo anime, leo manga, también libros. Veo doramas, aunque no tanto como anime. También lo típico de escuchar música , dibujar, jugar. ⟩⟩
Kanae no entiende porqué el chico se tardó tanto en decirle aquello, pero imagina que quizás a muchas personas les de pena admitir que son otaku. Obviamente, se emociona al leer todo lo que hace. De hecho, sería una excelente compañía para juntadas con su mejor amiga, que tiene prácticamente los mismos gustos que ella también. Sonríe ampliamente y, antes de contarle «el chisme» a la rubia, le responde primero.
—⟨⟨ Gracias por contarme. A mí me gusta casi lo mismo. Sólo no veo doramas y no sé dibujar más que chibi. (^▽^) Yo, en lugar de dibujar, escribo poesías. Algunas riman, otras no. Me gusta escribir para expresarme. Creo que todos me ven siempre escribiendo, pero por fortuna nadie me pidió que le muestre mis escritos. ⟩⟩ —al terminar de mandarle el mensaje, organiza sus ideas para contarle a su mejor amiga—. ¡SunHee!
—¿Qué pasa? —ríe y se desconcentra de su nivel, matan a su personaje, así que pone pausa—. ¿Te contó algo curioso? —continúa jugando normalmente, pero se muestra atenta a su respuesta también.
—Es otaku. Y no sólo eso, también ve doramas, dice que escucha música y dibuja. ¿Dibujará lindo? ¿Quieres que le pidamos que nos muestre alguno? —realmente quiere saber cómo es el estilo del otro, además de querer preguntarle que anime ve, qué grupo le gusta, muchas ideas vienen a su mente.
—Si no le molesta, sí. De todo lo que dices, me imaginaba que dibujaba. Muchas veces al salir del curso, si ves un momento por la ventana de ellos, Yuki y Jun siempre están con auriculares; y Yuki siempre parece enfocado en su cuaderno. No me imaginé que escribiera porque es menos común. —le comenta su observación, literalmente.
—⟨⟨ Señorita Mitsugashi, me alegra mucho que no le molestasen mis gustos. Ciertamente pensé que le resultaría aburrido o molesto, ya que no todos los japoneses se toman de la misma forma el que sus compañeros sean otaku. De hecho, también me alivia, voy a poder hablar con usted de los anime de temporada, sería lindo. ¿Por qué no quisiera mostrar sus poesías? Dudo que escriba algo feo, si se le nota una linda ortografía y redacción. ⟩⟩
—Quizás él escribiría mejor. —se dice a sí misma, en voz no muy alta, mirando su celular.
—¿Ah? —SunHee escucha su «susurro» y cree que le habla a ella.
—Nada. Sólo pensaba, que quizás Yuki escribiría poesías lindas, porque cuando contesta manda testamentos. —ríe fuerte—. En serio, creía que no iba a decir nada y termina escribiendo más que yo.
—Se ve que no lo conocemos para nada todavía. —se contagia de la risa de la chica de cabellos negros—. Creo que gracias a ti estoy teniendo un poco más de curiosidad acerca de la gente de nuestro alrededor, pero aunque te diga eso ahora, no sé en qué momento buscaré comenzar una conversación yo. Soy tan mala proponiendo temas. —vuelve a reír hasta que la matan nuevamente en el juego y forma un pequeño puchero.
—⟨⟨ Tengo miedo de que se burlen de lo que escribo ya que pongo mis pensamientos y sentimientos en ello. Es como que armo un diario de poesía, y eso, sería sin duda vergonzoso que leyeran. Podría decir que es parte de mi privacidad, o tal vez sólo no quiero que la gente se enoje por alguna cosa que escriba de ellos. Tengo mis momentos de enojo y quizás he escrito algo malo, pero para mí es con justa razón y no veo porqué borrarlo.⟩⟩
—⟨⟨ Cada vez me dan más ganas de leer lo que escribe si lo pone de esa forma. Debe ser interesante poder leer los pensamientos de alguien 🤔 pero sin su permiso no tocaré nada, descuide. ¿Quiere que le mande una foto de Natsu ahora? ⟩⟩
—⟨⟨ Khé? Jajajaja. No tiene nada que ver con lo que hablábamos, pero bueno, ¿Cómo está Natsu? ⟩⟩ —ríe a carcajadas por lo repentino—. SunHee, me va a mandar una foto de su gatito.
—Qué tierno, se nota que le tiene mucha estima. Se veía tan cariñoso ese gatito. Dicen que las mascotas son como los dueños, ¿Será Yuki cariñoso con alguien además de Natsu? —ladea la cabeza la chica de ojos verdes, aunque no esperando que responda su pregunta precisamente, ya que ambas saben que para una primera conversación sería un tema extraño.
A unos dos minutos del último mensaje del chico, Kanae y SunHee continúan hablando, hasta que llega la foto del minino. La foto es más que sólo Natsu en este caso, sale el chico de cabellos marrones recostado, con su cabello ligeramente despeinado por las vueltas de antes, una mirada muy dulce hacia la cámara. No se puede distinguir tanto su ropa, más de que es un suéter gris obscuro. Su gatito está acostado encima de su pecho, así que en algunas partes se confunden los colores. El animalito tiene los ojos abiertos grandes mirando hacia la cámara, como una expresión que rebosa de curiosidad.
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