Nisenai Fantasy - 8
Capítulo 8
Luego de año nuevo, las cosas cambiaron en gran medida para Kanae. Primero mirando las cosas lindas, por supuesto, se llevó una gran sorpresa a su casa con esos caros regalos de su mejor amiga. Y aprovechó para descargarse juegos, tales como los que la rubia siempre le invita, y algunos otros que no estuviesen para el celular, como serían uno que otro RPG, MMORPG, y juegos indie, que no siempre hay muchos para Android. Así que con ella se puede divertir más ahora, aunque aún no sea muy buena, se puede aprender.
Sumado a ello, Yuki le habla de vez en cuando, pero bastante más seguido que al comienzo, por supuesto. El resto de miembros de Golden G le pasaron el número también, ya que les cayó bien. Aunque no le mandan tantos mensajes, a excepción de una que otra foto que se toman en el momento o link de algún juego, como normalmente son los adolescentes.
Mitsuru también continúa hablándoles a todos naturalmente, pero ahora se ve que más seguido a Jun. Y ahí es donde comienza la segunda explicación. El chico de cabellos negros ha dejado de escribirle a Kanae, prácticamente. Ella piensa que podría ser debido a su corte de cabello nuevo, pero a la vez siente que sería demasiado superficial si por eso fuese realmente.
En lugar de buscarla a su casa como había comenzado a hacer frecuentemente, además de que en la escuela casi no le dirigiese la palabra, literalmente pareciese como si la hubiera cambiado por Mitsuru. A ella la acompaña a todas partes, incluyendo hasta su casa o cerca aunque vivan hacia lados opuestos.
Para la pequeña de ojos violetas, no es que sea obligación que le acompañe, pero, ¿Por qué tanta crueldad?
Cuando ella hablaba más seguido con él, él no trataba de esa manera tan hiriente a la pelirroja. Eso es lo que más le duele.
Como si lo hubiera hecho enojar por algo, la indiferencia del otro es muy extrema. Y cuando no es indiferente, suele responderle mal.
¿Y por qué seguir insistiendo? Es lo que normalmente alguien se preguntaría, ella también se hizo esa pregunta. Pero la respuesta es, que realmente, no sólo no entiende qué sucede, sino que pasó tantos lindos momentos con él, tantas conversaciones divertidas, incluso un gran secreto, que ella supone que no saben otras personas todavía, como él se lo había mencionado.
Y pasando más tiempo, comienza nuevamente la escuela para todos.
[ 2017, Abril, 3 ]
Es el primer día de clases de segundo año, en el caso del grupo siempre mencionado. Antes de la ceremonia de ingreso, los alumnos van a revisar en los tableros en qué curso están. Durante el primer año de la preparatoria, siempre están distribuidos al azar, pero al pasar a segundo y tercero, ya están agrupados de acuerdo a sus notas. Hay varios tableros a lo largo del campus y también en los pasillos por dentro, de manera que todos puedan estar enterados y los amontonamientos no sean una excusa para andar perdidos.
Allí, la chica de ojos violetas, descubre que vuelve a quedar con su mejor amiga, razón por la cuál las dos están felices. A su vez, también le toca con algunos que ya estaban con ella en su anterior aula, incluyendo a quienes se sientan tras ellas, y sumado, el resto de su grupo, los tres que anteriormente estuvieron en el curso de al lado. En lugar de tener una sonrisa ante la noticia de quedar en el curso de quien le gusta, se siente un tanto incómoda.
Ella misma sabe, el problema no es con Mitsuru, es sólo Jun quien le entristece. Por otro lado, la pelirroja es una amiga cercana a ella, como también se fue acercando el pequeño de ojos grises. Suspira y mira hacia abajo, pensativa.
—Kanae, ¿Pasa algo? Pensé que estarías feliz de quedar con Jun. —ladea la cabeza la rubia, mirándola con las cejas arqueadas por la confusión.
—Oh, sí… Luego te cuento. —arquea las cejas también, riendo bajo. Todavía no sabe muy bien cómo organizar sus pensamientos en general.
—Después te quejas de que soy la misteriosa que se queda callada. —tuerce la boca, y la mira serio, aunque de hecho esos ojos son los usuales en ella.
—Pero sí es así. —se rasca tras el cuello, riendo de nuevo.
—Bueno, sí, pero también lo haces tú a veces. —la empuja leve, pero jugando—. Anda, vamos al acto.
En un gran salón, como no puede faltar en cualquier preparatoria, es donde se lleva a cabo la ceremonia. Es en el teatro, que en lugar de butacas, utiliza las sillas que ellos mismos llevan. Al ser tan grande el lugar, a excepción del escenario, el resto de la luz es tenue, pero lo suficientemente útil para que los profesores puedan distinguir las caras de los niños.
En uno de los tumultos de gente, se encuentra el curso de Kanae, a quien se les asignó el aula 203, o 2—A, dicho de otra manera. Todos ordenados, miran hacia al frente, con posición erguida y firme. Luego de unas pocas palabras, se recita en todo el lugar, acompañado de música, el himno de Japón. Y tras esto, se lleva a cabo el objetivo del acto.
El director les da la bienvenida con un discurso, como acostumbra todos los años, y les cuenta acerca de una parte de la historia de Nisenai. También sobre las normas escolares, a motivo de recuerdo para quienes ya estaban, y advertencia para los nuevos. Además de él, también tienen palabra algunos profesores.
Les recuerdan que es una institución seria, y que el hecho de abrir sus puertas a personas que hayan tenido dificultades para estudiar, así mismo como necesitan tener una nota decente para ingresar, todos deben tratar de mantener buen rendimiento y conducta. Que aunque los exámenes sean complicados varias veces, no es más que una preparación para la Universidad, y cuando ellos se gradúen, se sentirán agradecidos. Como se sabe, Nisenai no es un lugar donde se prepare para algo en específico, sino para todo lo posible, razón por lo que es más difícil.
Pasadas un par de horas, cada uno se dirige al aula correspondiente, donde el lugar de tener clases normales, se presentan todos los profesores que tendrán durante el año, si no hay cambios por algún motivo. Y a su vez, el alumnado debe presentarse, aunque sea con el nombre, y alguna característica o cosa que les permita reconocerlos mejor. Esto último es tan útil para el profesor como para los mismos compañeros.
Tienen un profesor para cada asignatura, ya que se supone que están especializados en lo que van a dictar. En el caso de los niños, varios son tímidos, así que no se presentan en un orden específico. Respecto a la ubicación del grupo de Kanae, están en el mismo lugar que ellos solían sentarse en la otra aula, pero sumados sus otros amigos.
Kanae y SunHee juntas, MinHyuk tras SunHee al lado de Yamato, Yuki se quiso sentar a la izquierda de Kanae, y Jun se sienta detrás de él. Mitsuru, buscó sentarse al lado de SunHee, a la vez cerca de el chico de ojos verde agua. En el mismo lugar en el que están, cuando desean presentarse, sólo se paran, dicen unas palabras y vuelven a sentarse. Eso también ayudaría a los docentes a recordar mas o menos su ubicación, obviamente esperan que no se cambien muchas veces de lugar.
—Soy Jung MinHyuk, soy el líder de una banda. Me gusta componer, cantar y estudiar. —dice con una sonrisa.
Realmente todas las chicas de la preparatoria saben quién es, y lo miran enamoradas.
—Soy Yamato Yamaguchi. Soy el baterista de nuestra banda. Me gusta leer y estudiar. —mira a los profesores mientras habla, y hace una reverencia leve, por lo visto para no dejarles mala impresión.
Al igual que a su mejor amigo, las chicas también lo miran lindo. A comparación del primer día en el año anterior, no tiene cara de «querer matar a alguien».
—Soy Jung SunHee, soy su hermana melliza. —mira a MinHyuk y luego a los profesores. Se abstiene de contar más de ella, como ya se la conoce, se guarda varias cosas fuera de su círculo.
Sigue pareciendo inalcanzable para la gente que le quiere hablar, en el sentido de su seriedad.
—Me llamo Mitsuru Honda, me gusta mucho el arte de uñas. —sonríe con los ojos cerrados.
Esta vez son los chicos quienes la ven bonito y dicen algunos comentarios de que les parece tierna o linda.
—Mi nombre es Kanae Mitsugashi, me gusta leer. —no quisiera hablar de su pasatiempo de anime y juegos, al igual que sus amigos, que se ve que no tenían ganas de ser marginados desde el comienzo.
Las chicas y algunos chicos se burlan de ella en voz baja, al igual que algunos comentarios de envidia por estar en medio de ese grupo.
—Mi nombre es Yuki Matsumoto, me gusta dibujar y leer.
No puede fingir una sonrisa después de escuchar a las personas hablar mal a las espaldas de otros, realmente se refleja su enojo en el rostro, pero al dirigir la mirada a los profesores se calma un poco. Normalmente las chicas pensarían que se ve apuesto, pero con la expresión que tuvo no querrán acercársele por un tiempo.
Casi un minuto después, quien sigue en la fila para presentarse, aún no se levanta del asiento. Yuki le toca el hombro para que reaccione.
—Soy Jun Yami, me gusta escuchar música, investigar y estudiar. —sonríe amplio, y se muestra muy confiado al hablar, a pesar de lo despistado.
Luego de ellos, también se presentan sus compañeros, y terminado eso, les dejan volver a su casa, ya que no hay más actividades programadas para este día. Allí se entiende porqué había tanto bullicio en los pasillos.
Todos se miran y deciden acercarse a algunas personas, de acuerdo a las descripciones que dieron de sí mismos se forman pequeños grupos, aunque varios ya se conocían anteriormente.
Salen de manera ordenada del aula, y se saludan a unos metros fuera de la puerta, para despedirse. Kanae se despide de todos sus amigos antes de irse, pero esta vez no de Jun, ya que siente que él no le dirigió la palabra en todo el día, y aunque suene triste, parece no importarle, porque no le dice nada al respecto.
Cada uno va por el camino que siempre toma, pero Jun se adelanta un poco para ir más a solas con Mitsuru, obviamente.
La pequeña de ojos violetas suspira, y se queda un poco cabizbaja, sin embargo, no quiere ralentizar el paso debido a la decepción, y continúa como lo haría normalmente. Aún no entiende qué le sucedió a la relación que ellos tenían, pero como lo había pensado antes, tiene que encontrar una manera de solucionarlo. Si descubre cuál es el problema, entonces todo volverá a ser como antes. Eso es lo que planea.
Tarda un tiempo en regresar a su casa, al igual que siempre, pero sigue siendo temprano para lo que suele llegar. Kanae saluda a sus padres, explicándoles rápidamente porqué se retiró temprano, aunque supuso que se darían cuenta porque el año anterior fue igual.
Al entrar a su habitación, deja la puerta cerrada. Aún con los pies descalzos y húmedos por la caminata a través del arroyo, se sienta en su cama, abrazándose las piernas. Arquea las cejas y cierra los ojos, con un nudo en la garganta, sigue tratando de no rebalsar. Respira hondo y niega con la cabeza, resignada a quedarse sin respuesta.
Coge el celular de la mochila, y revisa rápidamente todas las notificaciones, avisándole como siempre a SunHee que ya llegó y preguntándole cómo esta. Seguidamente de eso, le envía algunos mensajes a Jun. «¿Cómo has estado?», «¿Está todo bien?».
Esos simples mensajes, se quedan en la pantalla por unos minutos, siendo ignorados, porque el chico responde tranquilamente en el chat del grupo.
Decide enviarle otro mensaje: «¿Qué te sucede últimamente, que me ignoras o me tratas mal? ¿Te hice algo malo?». Tras esto, se muestra que los mensajes sí llegan y se han leído.
—⟨⟨ ¿De qué estás hablando? Yo no te trato mal, siento que te trato igual ⟩⟩
—⟨⟨ ¿En serio? ¿Para ti tratarme normal es no hablarme casi nunca, responderme en un tono desganado o súper cortante e ignorarme cuando te digo algo? Si no notas la diferencia, fíjate en los mensajes de antes, y cómo escribes ahora. Con suerte me mandas un mensaje cada 3 o 4 días, y sólo para responderme ⟩⟩ —se siente indignada con la respuesta del otro, porque claramente es bastante diferente.
—⟨⟨ Deja de escribirme tanto, estoy ocupado. Tus notificaciones me molestan ⟩⟩
—⟨⟨ Pensé que no lo estabas porque hablabas mucho en el grupo, y por eso aproveché para mandarte mensajes, porque quería saber qué te pasa ⟩⟩ —de verdad le cuesta entender qué entiende por ocupado. Sabe que no está obligado a responderle, pero, ¿Mentirle cuando ella misma puede ver lo que hace?
—⟨⟨ ¿Acaso soy la única persona en el mundo? Habla con alguien más. Ya me estás hartando, además Mitsuru es mucho más interesante que tú. Deja de molestarme ⟩⟩
—⟨⟨ ¿Por lo menos no me puedes decir qué te hice…? Ni siquiera te mandé más que un mensaje por día para que digas que te molesto… Antes te escribía mucho y te molestabas si no te contaba a ti primero o me tardaba un minuto en responder… ¿Por qué ahora te molesta que te hable? ⟩⟩
Ella piensa que es una pregunta larga para responder probablemente, y por eso se tarda en pensar. Pero en realidad, pasan 10 minutos y no le contesta. Se ve que sigue hablando en el grupo tranquilamente, como si no hubiese pasado nada, hasta que MinHyuk menciona que Kanae está muy callada, si sabe qué le sucede, y ahí el otro deja de contestar.
Los chicos especulan que ella podría estar triste y Jun no quisiera revelar lo que la menor siente, eso mismo escriben en el chat. Y pasados dos minutos, los mellizos la agregan a otro chat, en Lime como siempre, donde están sólo ellos 3.
—⟨⟨ Kanae, ¿Qué pasa amiga? El silencio de Jun fue sospechoso ⟩⟩ —el rubio le pregunta sin rodeos.
—⟨⟨ ¿Eso es lo que me querías contar? ⟩⟩ —SunHee, al igual que su hermano, es muy directa.
Kanae está todavía un poco shockeada de lo que le sucedió con Jun, al igual de lo que pasó en el chat de todos los amigos. Siente que su pecho quema, y duele, su garganta igual. Como si le costase respirar, pero de hecho está respirando normal, sólo un poco más lento. Como si hubiese perdido las fuerzas, tampoco quiere permanecer sentada.
Deja el celular en su almohada, sin fijarse en los nuevos mensajes, y se acuesta mirando hacia abajo. Esconde la cabeza en las telas, y aunque trate de evitarlo como todo el tiempo, las lágrimas sólo salen, y continúan así, arruinando la suavidad de donde ella está. Incluso unos sollozos se escuchan despacio, pero no quiere preocupar a sus padres, ni a nadie.
No quiere molestar a nadie más. Se siente muy triste porque aunque le dé 100 vueltas al tema, todavía no tiene explicación para ella que Jun la trate así. ¿De verdad la trata normal? ¿De verdad ella se imaginó que él era bueno con ella? ¿Se imaginó que él le escribía y la llamaba? ¿Se imaginó que la buscaba en su casa? ¿O quizás se imagina que él no le habla, aunque haya muchas pruebas que respalden que ha cambiado? Desgraciadamente, no puede decir «probablemente me estoy haciendo la cabeza», porque sino las cosas serían diferentes.
Pasado un rato, Kanae para de llorar. Son las 14:00 p.m., y aunque ella hubiera querido rechazar la comida, no tuvo que hacerlo porque no hubo almuerzo. La pequeña se estira y se levanta despacio, para sonarse la nariz y lavarse la cara en el baño. Muy cansada, regresa a su habitación y se fija, según ella, por última vez en el móvil para ver si Jun le respondió, pero no le dijo nada.
Suspira pesado, y encuentra que sí tiene otros mensajes, pero no recordaba para nada ese nuevo chat. Justamente, porque dejó de lado el móvil. Entra y ve que son únicamente los mellizos y ella quienes pertenecen. Allí, lentamente, les escribe.
—⟨⟨ Hola. Perdón por no responder, no estaba usando mi celular, de verdad. SunHee, MinHyuk, les voy a mostrar algo que me pasó hace media hora mas o menos… ⟩⟩ —terminadas las palabras, ingresa al chat del chico de ojos rojos, y toma varias capturas de pantalla. Algunas viejas, luego unas donde se ve que ella le envía un mensaje por día y la hora que él responde, y las de este día.
⟨⟨ ¿Qué opinan ustedes? ⟩⟩
En la mansión Jung, los mellizos se encuentran en el living, justo se están quedando abajo, porque hace poco almorzaron. Los dos leen con detenimiento las capturas. Luego se miran entre sí, y asienten con la cabeza.
—⟨⟨ Tú no hiciste nada. Vimos todo lo que se escribieron hasta hoy, y a menos que hayas borrado los mensajes para no mostrarnos algo, se ve que tú de verdad no hiciste nada para que se enojara. ⟩⟩ —le escribe su mejor amiga, analizando la situación.
—⟨⟨ No les estoy ocultando nada. Es más, no sabía ni cómo explicarles, así que sólo les mandé las fotos… ⟩⟩ —se la sigue viendo muy decaída, todavía escribe lento.
—⟨⟨ Sabes, todos lo estuvimos regañando cada vez que reaccionaba así contigo, principalmente Mitsuru, pero pensamos que era así por momentos y después se le pasaba… No que todo el tiempo te trataba así. Y para ser sincero, sí me sentí algo celoso de ver que Jun estuviera más tiempo con ella, pero no siento que ella me trate peor o me hable menos a mí, incluso se sienta cerca de mí… ⟩⟩ —le escribe bastante pensativo el niño de ojos verdes.
—⟨⟨ Deja de escribirle si te va a responder mal, espera que se le pase la estupidez o algo. Yo desde el principio te dije que había que tomarse las cosas con calma… Y realmente pensé que había pasado un tiempo y que todo estaría bien… Pero me equivoqué. Quizás hasta un año sería demasiado pronto para que pensaras en tener una relación… ⟩⟩ —SunHee se muerde el labio inferior, cabizbaja, se muestra muy culpable ante la situación.
—⟨⟨ No es tu culpa. Si tú dices que yo no hice nada malo, ¿Por qué sería culpa tuya? Sé que hiciste lo mejor posible… Por favor, no te pongas mal… Es lo que menos deseo ahora… ⟩⟩ —de nuevo sus ojos se vuelven húmedos, dificultándole ver con claridad la pantalla.
—⟨⟨ Está bien… Ya me calmo. Igual, lamento decirte Kanae que no es un tema que te pueda aconsejar ya mismo. No me dijiste nada de esto y pasaron muchas cosas, voy a tener que pensarlo bien hasta en la noche para darte una respuesta concreta ⟩⟩ —con una expresión de pensativa y a la vez desilusionada, la rubia revisa nuevamente los mensajes.
—⟨⟨ Yo no puedo opinar mucho más que lo que dije, perdón por entrometerme en temas personales ⟩⟩ —le escribe MinHyuk, mientras se rasca la cabeza con una mano—. De verdad SunHee espero no hacerla poner más nerviosa o algo por enterarme de algo privado… Estaba preocupado pero no sabía que era tan personal…
—Mmm… —niega con la cabeza—. Está bien. Sé que lo hiciste con buena intención, así que si te quieres quedar al margen ahora y no hacerle más preguntas, no hay problema. No sé tampoco si quiera seguir hablándonos en este momento, pero ya sabes, todos tenemos nuestra manera de calmarnos
—Gracias… —no le responde más que eso, y se levanta de la mesa, para dirigirse al cuarto propio.
Mientras tanto, nuevamente en casa de Kanae, a las 17 p.m. le llegan más mensajes. Ella recién se despierta de una corta siesta que tomó por el cansancio que le dejó llorar y en sí la tristeza. Se talla los ojos, y espera un poco para acostumbrar la vista a la luz del momento.
Entra a Lime y otra vez lo primero en que se fija es si Jun le respondió, pero el resultado es negativo. En cambio, tiene algunos mensajes de Yuki, y el último que le envió, se puede leer desde fuera de su chat, es: » ¿Pasó algo entre usted y Jun, señorita Mitsugashi? «
—⟨⟨ Perdón, estaba durmiendo. ⟩⟩ —es lo que se le viene a la cabeza como respuesta, se le ve en la cara que no descansó bien, como si fuera poco, también tuvo pesadillas con la situación.
En la pantalla del móvil se ve una llamada entrante, que obviamente se trata del chat de Yuki, pero sin pensarlo dos veces, la rechaza.
— ⟨⟨ Ahora no, Yuki. Mi voz sonará horrible… ⟩⟩ —le escribe antes de que intente llamarla de nuevo.
—⟨⟨ Lo siento… Pensé que sería más fácil para usted hablar, pero como le resulte más cómodo. También estoy preocupado por lo que leí en el grupo… Disculpe, la leo. ⟩⟩
—⟨⟨ Está bien, no me molesté… ¿Viste tu amigo? Él se está portando muy raro últimamente. Creo que te debe haber contado algo a ti, ¿O no te dijo nada con respecto a mí? (T⌓T) ⟩⟩ —si el chico de cabellos más obscuros no le da una respuesta sólida, ¿Podría su mejor amigo sacarle esa duda?
—⟨⟨ Acerca de usted no me ha dicho nada, pero eso mismo es lo raro. Solía contarme que iba a su casa, o que la encontraba en la parada, cosas así. ¿Se pelearon? ⟩⟩ —en casa de Yuki, se puede notar en su rostro la preocupación que mencionó, mientras sostiene el celular con una mano, está estudiando en la mesa.
Kanae piensa en cómo explicarle lo que sucedió sin dejar mal parado a Jun, ya que ellos son amigos. No le gustaría que tuvieran alguna discusión por su culpa. Sabe que no tendría por qué pasar eso, pero quisiera evitar que se peleen ya le agrada cómo se llevan.
En eso, le llega un mensaje de Ryōtarō, preguntándole sobre qué sucede con los mellizos, que están serios por un tema de ella, suponiendo y acertando como casi siempre, mas o menos lo que ocurre. Ella se limita a mandarle las capturas, porque si todavía no se le ocurre cómo explicárselo al chico de ojos grises, tampoco a él.
Suspira y corrobora no enviar las fotos al chat equivocado. Luego continúa pensando, «¿Hay una forma de decir las cosas más suavemente?». Es difícil poner en palabras lindas, literalmente, un sentimiento amargo como ser ignorada, o que te hablen de una manera cruel.
Pasados unos 10 minutos, por no querer dejar a Yuki más tiempo con la intriga, le cuenta como le sale.
—⟨⟨ Lo que sucede es que Jun no me trata como antes… Parece como si me evitara. Y las veces que me habla, es… Cortante. ⟩⟩ —es la forma más sutil de decirlo que se le pudo haber ocurrido.
—⟨⟨ ¿Es así…? De hecho, algo había notado, pero no imaginé que fuera en esos extremos. Luego hablaré con él.⟩⟩
—⟨⟨ No es necesario, si no te ha dicho nada no creo que haga falta, debe ser que para él no es importante ⟩⟩
—⟨⟨ ¿Cómo podría no importarle que usted se sienta mal? Yo creo que no se debe haber dado cuenta de lo que hizo ⟩⟩
—⟨⟨ Uhm… Es probable, ojalá sea eso y no que lo haga a propósito… ⟩⟩
En la habitación de Yuki, se lo ve con una mirada muy seria, suspirando pesado. Aprieta los puños, dejándose marcadas las uñas, pero luego los suelta, y hace muecas con la boca. Niega con la cabeza, y se da unas palmadas en las mejillas. Pone en suspensión la pantalla de su celular, dejándolo de lado, y se muestra que trata de concentrarse en lo que hacía antes de escribir. No logrado esto, aparta unas hojas que hay sobre la mesa, y dibuja ojos y expresiones: de disgusto, de tristeza, de enojo. También un chibi de él secándole las lágrimas a Kanae.
[ 2017, Abril, 4 ]
Se puede apreciar en la escena que el profesor está dictando, mientras todos los alumnos se ven muy concentrados en sus cuadernos. Nadie está hablando a excepción de él, incluso podría decirse que gracias a la tranquilidad del aula tiene un pequeño eco. El sonido de los bolígrafos sobre las hojas, los trazos, incluso algún suspiro por el cansancio de tanto escribir. Continúa de esta manera hasta que suena la campana para el almuerzo, donde sueltan los útiles y miran hacia el frente, para despedir de pie al docente. Pasado esto, comienzan a guardar sus cosas, para luego ir saliendo de a poco por la puerta.
—Kanae, ¿Hoy tampoco trajiste nada…? Lamento lo que está sucediendo en tu casa. —Mitsuru mira preocupada a la pequeña de ojos violetas.
—Descuida, quizás haya algo de sopa cuando vuelva. —le responde bastante tranquila, ya estaba acostumbrada a eso, pero igualmente sabe que le van a convidar porque no les gusta verla sin comida.
—Yo lo suponía así que traje un almuerzo adicional. —SunHee le comenta con su expresión seria, como muchas veces, aunque se le ve más así a la mañana debido al sueño también. Saca de su mochila dos tuppers y le entrega uno a la menor—. Come tranquila, ya me conoces. —ríe bajo.
—Muchas gracias. —le hace una pequeña reverencia y sonríe—. Cuando tenga otra vez voy a compartir contigo como antes. —le sonríe amplio.
Las chicas caminan juntas con los almuerzos en ambas manos, detrás de los chicos que se adelantaron un poco. Al llegar a su ubicación de siempre, junto a una ventana, se comparten de lo que han llevado, como se les hizo costumbre. Aunque están sentados de una forma diferente a la que llevaban al comienzo, ya que Jun quiere tener más cerca a Mitsuru.
Las conversaciones entre los niños se llevan normalmente, a excepción de lo que ya se sabe, Jun no le dirige la palabra a la chica de cabellos negros. Ella suspira suave, pero se dedica a conversar con SunHee y Yuki por momentos. También intenta hablarle a la pequeña de ojos azules, pero cada vez que parece que van a comenzar una charla, Jun las interrumpe.
De hecho a Mitsuru no se la ve muy cómoda al respecto, y se lo menciona, pero a Jun parece no importarle. Pareciera que por no querer molestar, como se conoce es el miedo de la pelirroja, no insiste mucho en que la deje hablar tranquila. Yamato y MinHyuk están distraídos hablando sobre algo nada que ver, así que no están al tanto de la situación. SunHee mira mal a Jun, porque ella al fin y al cabo tampoco puede conversar tranquila con Mitsuru.
El lado positivo para Kanae es que no tardó mucho en terminarse la comida, ya que se siente tan mal que no le gustaría seguir comiendo. Un dolor punzante en su pecho regresa, y se mantiene, se siente frustrada. No puede hacer nada al respecto, ni a ellos, ni a ella misma. Las pastillas no le ayudan con ese dolor, ya lo intentó. Y a medida que el tiempo pasa, es cada vez más fuerte.
Nuevamente se le presenta un nudo en la garganta, pero sólo se la observa respirar más lento y mirar hacia abajo. Por otro lado, Yuki también parece estar impaciente por algo, mueve demasiado las manos y entrelaza los dedos, mordiéndose levemente el labio inferior con una mirada seria. Unos segundos después, sus ojos literalmente brillan de un gris más claro, por escuchar un quejido suave que a Kanae se le escapó. Yamato es el único en percatarse de la reacción del otro chico, porque continúa mirándolo.
—Oye… —dice primero en voz baja el niño de cabellos marrones, para luego levantarse bruscamente de su asiento, y toma una bocanada de aire—. ¡¿De verdad eres estúpido, o no te das cuenta?! —alza bastante la voz, mirando con rabia al chico de ojos rojos.
Jun lo mira confundido. Yuki camina hacia donde Kanae, y la toma por la muñeca, llevándosela camino a fuera de la cafetería.
Al comienzo en el lugar hay un silencio incómodo, porque nadie podría haber ignorado a Yuki enojado. Las miradas se dirigen entre los chicos saliendo de allí, y quienes todavía están en la mesa. A Jun se lo ve aturdido, mirando hacia varios lados, como si estuviese más atento ahora.
Se escuchan comentarios como «ahí va de nuevo, la p*ta esa», «siempre rodeada de chicos lindos, debe creerse la gran cosa», «qué tonta», «ojalá tenga un accidente así se aleja de ellos, alguien tan pobre no debería ser cercana a Golden G». Ante estos comentarios, con una expresión similar a la de Yuki, SunHee se retira lentamente con sus cosas. El chico de cabellos negros se agarra la cabeza con ambas manos, usando como sostén sus codos.
—Agh… Me duele mucho la cabeza. —se queja, con una mirada bastante extraña, sus pupilas tiemblan y se hacen un poco más pequeñas.
—… —el pelirrojo mira hacia ambas direcciones, tanto en la que los otros se fueron, como hacia donde el otro está raro. Suspira pesado, como si no tuviese otra opción—. Oye, ¿Estás bien?
—Podría decirse que tengo una puntada, pero dura mucho. —cierra los ojos fuertemente.
—La verdad no sé qué decir, sólo se me hace raro que eso te pase tan de repente como todo esto. —MinHyuk parece indignado, no le quita la vista de encima a su hermana hasta que desaparece de la escena—. En fin, ya se te pasará.
—… —la pelirroja mira hacia abajo al costado, con las cejas arqueadas. No dice absolutamente nada, y no es uno de sus silencios habituales de sonrisa lado a lado. Se lleva una mano a los labios, y se sienta mirando a la dirección contraria a quien está a su izquierda.
En el aula, SunHee llega y se sienta en su lugar, pero tanto la mochila de Kanae como la de Yuki no están. Ella se posa con una mano sosteniendo su rostro, con expresión pensativa.
Al mismo tiempo, en la enfermería, están el par que se retiró primero, hablando con la encargada.
—Disculpe, se siente muy mal, y le gustaría irse a su casa. Yo la puedo acompañar, ¿Podría hacer una nota para avisar, o tengo que pasar por rectoría también? —le dice lentamente a la mujer, bastante calmado a comparación de cómo se lo vio.
—Está bien, pueden irse tranquilos. Yo me encargaré. —los mira curiosa, niega con la cabeza y suspira—. Ojalá se mejore, sí se la ve muy mal, por favor tengan cuidado.
El más alto asiente, y camina con la menor hasta fuera de la institución. Ya no la lleva de la muñeca ni nada, sólo camina a su lado.
—Perdón por haberme alterado así… Pero es que… No lo soporté. Sé que me lo contó debido a mi curiosidad… La verdad tampoco puedo arrepentirme de sacarla de allí. —le comenta sinceramente, mientras dobla hacia la izquierda de Nisenai.
—Yuki… Uhm… Mi casa queda por allá. —le dice con voz suave y señala hacia el frente, donde se ve el camino que toma hasta la estación todos los días.
—¿Quiere que vayamos ya mismo a su casa? —ladea la cabeza, viéndola preocupado aún—. ¿Cree que pueda hacer ese largo recorrido ahora mismo? Disculpe si le molesta mi pregunta señorita Mitsugashi.
—Mm… —niega con la cabeza y mira hacia arriba, al rostro del otro—. Tienes razón, por el momento me quedaré en tu casa. Perdón. —regresa a estar cabizbaja.
—Tranquila, no es ningún problema… Allá vamos a hablar más tranquilos. —le dice mientras continúa con un paso lento, siguiendo el camino—. Puede estar en silencio si así lo desea, como puede hablarme hasta que lleguemos.
—Voy a estar callada… —sin mucha explicación, se siente agradecida de la comprensión ajena. Todavía quiere organizar sus pensamientos.
La casa de Yuki queda a tan sólo cuatro cuadras, así que de todas maneras el silencio no duraría mucho. Principalmente, se pregunta cómo explicarle a sus padres que salió temprano en este día. Ya no es comienzo de clases, nunca se va a otro lugar sin avisar, además de ello se estaría yendo a casa de un chico, quien ella misma sabe que las posibilidades de que terminen a solas debido al trabajo de sus padres son altas. Eso la hace sentir un poco nerviosa. «Pero considerando que se trata de él, no debería suceder nada extraño. ¿O sí?»
Irónicamente, para ella sería más seguro estar con Jun, ya que lo conoce bien y está segura de que no le haría nada, aunque recientemente hasta ni le hablaría, «si me dejara pasar a su casa sería pura cortesía». Ante esos pensamientos denominados tontos por ella misma, suspira.
Pone una mano sobre su pecho para darse unos pequeños golpes, tratando de «calmar el dolor con otro más». Yuki frunce el ceño y le retira cuidadosamente la mano, pero tomándole por su brazo, obviamente para no tocar nada indebido. Kanae suspira.
Pasan unos minutos y se les puede ver ingresando a aquella acogedora casa. Cuando cierran la puerta, se escucha el sonido del metal juntándose y enlazándose, puesto que no hay nadie, y la televisión no está encendida. Quien los recibe a ambos es nada menos que Natsu, que se acerca al niño de cabellos marrones y luego a la menor, rodeando sus piernas con la espalda enarcada.
—Vamos Natsu.
Cuando el chico dice eso, el gatito estira sus patas hacia arriba y se deja levantar, acurrucándose en los brazos de su dueño.
—Iremos a mi habitación, si no le molesta. —le menciona, mirando hacia atrás en donde ella está.
—Bueno… —le responde en la misma voz con la que le estuvo hablando, y lo sigue lentamente.
Se escuchan sus pisadas a medida que suben, y luego el mayor abre la puerta, ingresando primero y dejando allí a su gato. Detrás de él pasa la más bajita, y cierran la entrada. Allí se quitan los zapatos, y abren la puerta corrediza, que la juntan después de que Natsu decida quedarse junto a ellos, en lugar de «su parte». Kanae deja su mochila sobre una de las sillas, y mira hacia los lados, pensando en dónde sentarse.
—¿Quiere que nos sentemos en la mesa o que ponga unos almohadones en el suelo? —le pregunta con un tono de curiosidad, mientras acomoda en la silla de al lado de en dónde dejó su mochila Kanae la propia.
—Creo que ahora preferiría estar en el suelo, gracias.
Le responde y lo ve sacar los almohadones. Él los acomoda al lado de la cama, por si quisieran usarla de respaldar momentáneo claramente. Kanae se sienta primero sobre las piernas propias, y lleva la mirada al contrario, que se acerca despacio hasta sentarse al lado. A diferencia de ella, Yuki parece un poco nervioso. Completamente diferente a la seriedad que mostraba tener, está jugando con las manos, con la vista en ellas, y las mejillas un poco rojizas. El chico aclara la garganta, y procede a hablar.
—No me malinterprete, señorita Mitsugashi. Nunca he estado a solas con una chica en mi habitación y es un poco extraño para mí, pero no tengo malas intenciones. Lo juro.
—Hmhm. —le sale una risa baja. Le resulta bastante tierna y graciosa la reacción del otro, dejándola más tranquila sobre una de las preocupaciones que había tenido anteriormente, aunque fuese por un momento—. Entonces… ¿Puedo contarte un poco más explícitamente… qué me pasa?
—Por supuesto, la idea es que hable tranquila. —su expresión vuelve a cambiar, notándose nuevamente más serio.
—Está bien… Bueno, cuando estábamos —apoya las manos sobre las rodillas— en la escuela me comenzó a doler mucho el pecho. Es un dolor que lleva un largo tiempo. También a veces se suma a un dolor en la garganta, y se me hace más difícil respirar… Tomé pastillas porque pensé que era algo muscular, pero no se va. No quise probar con antibióticos porque no estoy enferma.
—Y no debería. De por sí auto-medicarse está mal. —aclara la garganta nuevamente—. Disculpe si respondí brusco, es que hay que tener mucho cuidado con lo que se ingiere.
Cuando le responde eso, Kanae asiente con la cabeza, ella también se da cuenta que estuvo mal de su parte.
—Me gustaría decirle, creo que su dolor tiene que ver con Jun.
—¿Jun? —mira hacia arriba, tratando de analizarlo.
Sí, suponía que de alguna manera estaba relacionado, porque es lo que más le estuvo pesando. Pero no entiende porqué, ni cómo. ¿Por qué duele tanto?
—Puede ser… ¿Y qué debería hacer? De verdad estoy cansada de sentir eso.
—Le contaré algo… —mira hacia los lados, y suspira. También se sienta sobre sus piernas. Apoya las manos en las rodillas con los puños cerrados y cierra los ojos. Suspira otra vez. Traga saliva notoriamente—. Señorita Mitsugashi… Yo… —hace una mueca con la boca.
—¿Tú? —no entiende porqué de repente se lo ve tan nervioso de nuevo.
—Yo… Lo que le voy a decir, por favor, no quiero que le cuente a nadie. ¿Está bien? —la mira fijamente.
—Sí, claro. —ladea la cabeza, un tanto confundida, pero ciertamente mantendrá su palabra.
—Soy un ángel. No un ángel autoproclamado, o alguna expresión. —mira hacia arriba, luego a ella—. La especie, raza, o como guste decirle, que se menciona en la Utopía de Zaraín. Debe haber escuchado muchas veces que la gente dice que hay «ángeles entre nosotros». Pues, es cierto. Yo soy uno. Y probablemente deben haber otros en la escuela y no lo sabemos, porque todos nos mezclamos con los humanos. Sólo solemos mostrarnos cuando hay emergencias y eso… Igual creo que es de suponerse…
—Ajá… —tiene los ojos abiertos y grandes, muy sorprendida ante semejante confesión.
Por el momento está sin palabras, pero sí lo escucha muy atenta, cosa de la que el otro parece darse cuenta porque continúa hablando.
—Le estoy diciendo esto porque… Sólo se me ocurre que podría tratar de ayudarle con mis poderes. No sé qué más puedo hacer. Sí, la puedo escuchar, pero siento que no es suficiente. —baja la mirada—. Con eso tendría la explicación de porqué mis padres salieron la noche que fue la tormenta, en medio de ella. Ellos son médicos, pero también son ángeles. —la mira esta vez como si esperara una respuesta.
—Y… ¿Alguien más lo sabe? Por curiosidad. —la última frase lo dice con voz más baja
—Yamato. Pero yo no se lo dije, él lo descubrió solo, y me asusté al comienzo. Es que era raro que alguien de la nada me diga eso…
Mientras Kanae escucha esa parte, piensa «como si no fuese raro de todas formas oírlo de ti».
—Y eso. Pasó mientras usted estaba desmayada, cuando estaba con nosotros en la noche, y no había medicinas… Era demasiado obvio, en cierto modo, al menos así lo vio él. Creo que no conocí nunca a nadie tan observador. —dice casi para él mismo—. Me pidió que la curara sin más, frente a él, y que no se los diría. Puedo decir que es de confianza, porque nadie parece saberlo.
—Sí… De hecho es una sorpresa. Está bien, adelante. —se sienta erguida, con los ojos cerrados.
—¿Adelante? —mira el rostro y la posición, que a sus ver es tierna según refleja la expresión, en la que está la menor. Sus mejillas naturalmente vuelven a tomar un color más rojizo, y acerca las manos lentamente a el pecho ajeno, sin tocarlo, ya que no necesariamente necesita hacerlo. Brillos en verde claro aparecen alrededor de la zona y de sus manos—. ¿Se siente un poco mejor?
—A decir verdad, sí.
Ella se estaba sintiendo mejor desde que le comenzó a hablar acerca de los ángeles, por serle un tema de gran interés. Incluso antes, ya se sentía más tranquila por haberse podido ir de la preparatoria y no tener que ver cómo se despiden Jun y Mitsuru.
—Me alegra mucho. —sonríe ampliamente y se muestra más concentrado.
El brillo aumenta, incluso puede reflejarse en algunas otras superficies. Kanae, se siente menos pesada, y una sensación de calor lindo va regresando a su pecho de a poco.
—Señorita Mitsugashi, para serle sincero, no esperaba que funcionara del todo, ya que no poseemos control mental o algo similar. Un dolor psicológico es más difícil de sanar. Es probable que haya hecho algo que le ayude a desestresarse, aunque lo mismo suman mis poderes. —y no se equivoca. Un minuto después, baja las manos hasta las piernas propias, como estaban antes, y mira sonriente a Kanae—. ¿Cómo se siente?
—Mejor, muchas gracias. —hace una reverencia con su cabeza—. ¿Te puedo contar algo más? —le pregunta, con la vista en él.
—Claro. —parpadea varias veces, adoptando otra posición de piernas, como si se preparara para escucharla.
—Yo… También tengo poderes. —continúa viéndolo, apreciando la reacción de sorpresa del contrario. Ríe bajo—. No soy un ángel, ni un demonio. Mis poderes son simples de igual manera. Puedo ver en la obscuridad y también de lejos.
—Qué curioso. —sonríe, cerrando los ojos. Luego regresa la mirada a la menor—. Supongo que en los humanos es bastante extraño que se manifiesten poderes, pero puede pasar también.
—En realidad… Soy una hechicera. No sé de qué especialidad, pero eso me dijeron.
Yuki parece más sorprendido de lo que ella estuvo. Al menos Kanae ya había recibido otra confesión de ese tipo, pero lo cierto es, que sería mucho más común escuchar de un ángel o un demonio que de un hechicero. Todos creen que ya no existen.
—Eso sí no me lo esperaba… —dice para sí mismo, en voz más baja. Otra vez cambia de posición, sentándose abrazando las rodillas mientras la mira—. ¿Quién se lo dijo? Si se puede saber… ¿Su madre?
—No, mi madre no lo sabe. O al menos eso creo, nunca me mencionó nada al respecto. Unas espíritus me lo dijeron. —hace señas con las manos, para expresarse mejor—. Cerca de mi casa hay un templo, y un espíritu de una hechicera me corroboró que sí lo soy, porque puedo leer JIK… —desvía la mirada hacia abajo, y luego la regresa a él.
—Qué repentino suena todo esto. Los dos nos enteramos que ninguno de nosotros es humano. —ríe más animado.
Su voz suena más dulce que de costumbre, lo que termina llamando la atención de Kanae, le resulta tierno.
—Gracias por confiar en mí, señorita Mitsugashi.
—De nada. —parpadea varias veces. La risa ajena le ha causado un leve sonrojo—. Aunque a mí me sorprende que no hayas pedido una demostración de nada y confíes ciegamente en lo que te cuento.
—¿Quiere mostrarme? —sonríe con los ojos cerrados, preguntándole divertido.
—Ah. —dice eso porque queda pensativa. ¿Cómo demostrarle alguna de las cosas que le dijo? Lo único que se viene a su mente es tratar de mirar a alguna parte que le cueste—. Pídeme que vea algo que esté lejos.
—Está bien. —se levanta y camina despacio hasta la ventana, haciéndole una seña con la mano para que lo siga.
—… —se dirige al mismo lugar, curiosa de cuál será su «mini misión»
—Dígame por favor qué dice allá. —señala un cartel que está muy lejos, pero nada lo tapa.
Una persona con buena vista de todas formas no lo vería, no sólo no con claridad, sino, no se pueden distinguir las letras.
—A ver… —los ojos de la pequeña brillan de un color violeta más claro. Enfoca la vista, hasta que puede distinguir las letras. Es más difícil que las cosas que ve normalmente. Una cosa es una «vista panorámica en automático» o simplemente, mirar más lejos sin esfuerzo, pero esto, requiere poner a prueba verdaderamente su habilidad—. Dice… Supermercado Tanaka… ¿Has ido ahí? —obviamente ella no lo conoce.
—Sí, pero suelo ir más a las tiendas de conveniencia. —la mira fijamente, como si disfrutara del brillo de sus ojos—. Ya ha quedado claro, señorita Mitsugashi, usted es una hechicera. —le dice y regresa a sentarse en el almohadón en el cuál estaba.
—Sí… Así parece. —mira hacia arriba, recordando el hecho de que literalmente no sabe qué hacer con su vida, ya que la misión que tiene desconoce cómo llevarla a cabo. Se sienta también. Como costumbre, saca el móvil del bolsillo y mira la hora—. ¡Cierto! Todavía no he avisado nada… —desbloquea el teléfono y revisa que le ha llegado un menaje—. ¿De papá? —dice en voz baja para sí
—⟨⟨ Hija. Como sabes estamos teniendo unos pequeños problemas económicos. Hemos salido a hacer unas ventas en otros lugares. Regresaremos cerca de las 22 p.m. Tienes verduras en la nevera para lo que desees prepararte. Te amamos mucho, perdón en serio. ⟩⟩
¿Debería ocultarle que ha salido de la escuela, aprovechando que de todas maneras no se enterarían? Es una opción que de cierto modo se le pasó por la mente, porque no quiere que piensen mal de ella. Pero luego recuerda que no tendrían porqué pensar mal si la conocen. Termina por responderle a su padre en un mensaje.
—⟨⟨ Muchas gracias por avisar. Tranquilo papá. Yo te cuento, me sentí mal en la escuela y un amigo me llevó a su casa que queda súper cerca de la escuela. Luego iré, no te preocupes tampoco. Cualquier cosa te aviso ⟩⟩
Como si fuese que tenía la pantalla abierta en su contacto, la responde de inmediato
—⟨⟨ El círculo con el que te estás juntando no parecen mala gente, así que me quedo tranquilo. Después hablamos. ⟩⟩
Kanae suspira y sonríe, más aliviada. Luego regresa la vista a Yuki, quien la dejó escribir sin husmear al respecto.
—Era mi papá. Ya le conté que vine aquí, y está todo bien. —mantiene una sonrisa de tranquilidad.
—Ya veo. —le dice mientras se levanta, acercándose a la televisión—. ¿Quiere jugar un rato? —deja a la vista unos mandos de Play 3.
—Sí~ sí quiero. —se incorpora también y se dirige a donde está el más alto—. ¿Qué vamos a jugar?
—Quizás lo haya jugado muchas veces ya, pero me gustaría que juegue conmigo al Bud*kai Tenk*ichi 3. —le entrega suavemente uno de los controles. Con la otra mano va encendiendo el televisor.
—Es de mis favoritos, así que por mí está bien. —oprime los botones sólo porque sí, mientras tiene la mirada en la pantalla que apenas muestra luz.
Apenas pueden comenzar a jugar, se escucha el sonido de los botones y palancas, ambos tienen graciosamente una mirada concentrada ante las peleas. Se podría decir que tienen el mismo nivel en habilidad, porque están parejos en resultados. Los dos parecen divertirse mucho. A Yuki se lo ve mucho más aliviado, lo que significaría que su intento por ayudar a Kanae a estar mejor fue todo un éxito.
Obviamente no es el único juego que ponen, también usan la notebook del chico de cabellos marrones, de la cual la pequeña no estaba enterada de su existencia. «Nunca se me hubiera ocurrido buscar en el placard».
En esta máquina también puede apreciarse en su pantalla de inicio una gran variedad de aplicaciones y juegos, de los cuales le llama la atención que tenga los mismos que SunHee y ella. Como no podía faltar, aunque en su casa también juegue sola, los de SÆGA en emulador siguen resultando muy divertidos. Desde el hecho de ver que usaron el Bud*kai Tenk*ichi 3 en una Play 3, se nota que les gustan también anteriores lanzamientos en general. Por supuesto, juegan varios plataformeros y arcade.
A las 15:00 p.m., ambos se cansan de jugar, y se levantan de las sillas para estirarse.
—Señorita Mitsugashi, ¿Quiere algo para comer o tomar? Debe tener mucha sed. —le menciona, mientras con el brazo izquierdo se acomoda el derecho, estirándolos sobre la cabeza.
—Si quieres lo busco yo, ya hiciste mucho por mí hoy. —le dice sonriente, mientras hace unas cortas elongaciones.
—Gracias por la intención, pero está bien, puede esperarme aquí, ya regreso. —le dice y abre la puerta corrediza, seguida de la principal.
Se escuchan los pasos del mayor en las escaleras, y ella que está de pie, aprovecha para acercarse a Natsu, quien está en la cama. El gatito la mira y maúlla, para después quedarse ronroneando ante las caricias. Kanae se entretiene con él, le da mucha ternura.
Al regresar Yuki con unos vasos de agua y un par de naranjas, se encuentra con esa escena. Ríe y lentamente toma asiento en su cama, para hacerle cariño a Natsu también.
—¿No preferiría sentarse aquí si quiere jugar con mi Natsu? —tiene una mirada muy cálida mientras le pregunta.
—Puede ser. —mira al bello animalito, y luego a esos ojos grises. ¿Estaría bien sentarse así, sin más? Recuerda de su propia casa, con un chico únicamente ha compartido por corto momento la cama con MinHyuk, pero porque SunHee también estaba allí. A la vez piensa, que debería dejar de encontrarle el lado malo a todo. Tan sólo se van a sentar por el gatito—. Bueno, sí. —ríe bajo y se sienta del otro lado de Natsu, quedando en lados opuestos con Yuki.
—Tome, señorita Mitsugashi. —le acerca el vaso de agua—. También le traje fruta.
—Ni siquiera es la merienda. —ríe más fuerte, y se bebe rápidamente el vaso. No tenía muchísima sed, porque con eso logra saciarla, pero de igual forma se siente agradecida—. Gracias Yuki, ¿Ya tienes hambre?
—¿Qué? —le responde rascándose una mejilla despacio, entre una risa, como si estuviera avergonzado—. Las personas altas comen mucho.
—Oye~ —frunce el ceño de broma y lo empuja.
Yuki termina sobre la almohada, con los ojos cerrados.
—¿Quieres ver anime? —le pregunta Kanae, sacando el móvil del bolsillo.
—Claro que quiero. ¿No preferiría ver en la laptop, o conectarlo al televisor? Aunque, como le parezca más cómodo.
—La verdad que estoy acostumbrada a ver en esta pantalla ya, siempre me acuesto y veo con los auriculares.
—¿Q-que nos acostemos a ver…? —parpadea, bastante ruborizado a comparación del resto del día.
—¿Eeeeh? —niega con la cabeza, y mueve las manos a todos lados, nerviosa—. Yo decía lo que hago en casa, pero sería muy raro si nos acostamos. —su rostro también toma el color del contrario—. P-por el momento dejaré los vasos en la mesa y eso.
—No se preocupe, yo me encargo. —se levanta rápidamente a acomodar las cosas, y de paso busca los audífonos para que compartan. Antes de volver a sentarse, está de pie frente a ella, con una mirada pensativa y a la vez de avergonzado—. Lamento haberla malinterpretado. —le hace una corta reverencia—. ¿Qué haremos, señorita Mitsugashi?
—Conectemos la notebook al televisor, y nos sentemos en los almohadones. —guarda el celular, y acaricia a Natsu antes de irse hacia donde mencionó.
Entre ambos acomodan los almohadones y los aparatos, dejando las cosas listas en 5 minutos. A pesar de haber decidido ver anime, aún no saben cuál poner, así que ríen. Ambos coinciden en que sería una buena idea ver una película que ninguno de los dos haya visto aún.
Escogen «Kimi n* Na wa», que aunque haya estado de taquilla, curiosamente no se les había ocurrido verla antes. Y como aperitivo durante ella, tienen no sólo las naranjas, sino lo que a Yuki se le ocurra traer de la nevera.
Durante la cinta, los dos comentan sobre algunas situaciones y lo que ven, pero tampoco tanto, ya que están muy sumergidos. Entre todo, se comieron en total ese par de naranjas, 3 bolsas de papas fritas y tomaron un cartón de jugo.
A las 19:28 p.m., deciden que ya se hizo tarde y Kanae debería volver a casa. Ciertamente, se divirtió y se relajó bastante de las cosas que llevaba encima. Yuki propone acompañarla hasta su casa, y aunque ella se niega, él sale vencedor. Recogidos los útiles y demás, salen y cierran la puerta.
—Se te hará muy tarde, en serio. —arquea las cejas la chica, mirando hacia arriba, donde está el rostro del otro.
—No hay problema señorita Mitsugashi, sería peligroso que vuelva sola en la noche. Sobre todo si toma el tren, porque puede encontrarse con hombres malos. Ya sabe que en las noticias salió recientemente que aumentó el acoso en el transporte público. —le dice lo último con un rostro y tono de indignación, para luego suspirar.
—Sí… Eso es verdad. —baja la mirada, un poco cabizbaja—. Deberían poner seguridad en los trenes… Aunque siento que en hora pico sería en vano igualmente. —hace un leve puchero con el labio inferior, y después niega con la cabeza—. No hablemos de esto ahora, nos vamos a deprimir los dos.
—Tiene razón. —responde, manteniendo un paso normal hacia la estación de cerca de la escuela, que es a donde se dirigen primeramente—. Por curiosidad, sinceramente, ¿Qué haría si… Por ejemplo… Cambiase de cuerpo conmigo? —haciendo referencia a la película.
—Ay no… —ríe y niega con la cabeza—. Si no me diera cuenta al levantarme, pensaría que estoy en un sueño, igual que como les sucedió a ellos. Pero siendo tú alguien que conozco, me preguntaría porqué me pasó contigo. —ríe nuevamente—. Yo creo que trataría de actuar lo más callada posible y… Jugaría con Natsu. —asiente varias veces, mirando hacia arriba, como imaginando—. ¿Y tú?
—Realmente, primero moriría de vergüenza. —incluso mencionándolo sus mejillas se tornan rojas, común en él de todas maneras—. Lo primero que hago por la mañana es bañarme, así que no sabría si hacerlo. Además sentiría que violo su privacidad, y al no saber si de verdad soy usted, llamaría a mi número para preguntar qué hacer. —bastante indeciso al respecto, pero por una buena razón.
—Qué tierno~ yo te diría que te bañes con los ojos cerrados, pero además, deberías hacerlo por la tarde. A la mañana en donde yo vivo hace muchísimo frío y debo salir con antelación de mi casa para ir a Nisenai. —le comenta, también a modo de mencionar que sus horarios son diferentes—. Y de cierto modo lamentaría que te toque estar en mi lugar, no tendrías ninguna de las comodidades de tu hogar. —haciendo referencia a su obvio estatus social.
—Eso no sería un problema para mí, trataría de ayudar lo más que pueda a sus padres y si es necesario no comería… Aunque eso le haría mal a usted al día siguiente… —lleva una mano al mentón—. No debería saltarme comidas. —ríe, cerrando los ojos.
Durante el corto camino hasta la estación, su conversación no varía mucho más que hablar de la película. Y por fortuna, el tren no se tarda mucho en aparecer. Al subirse, no hay mucho espacio, así que dificultosamente encuentran un lugar.
El lugar que a Kanae le gusta, cerca de la ventana. Allí ella le señala y le cuenta de cómo se ven todos los paisajes durante el día, porque muchas de esas zonas son desconocidas para quienes no viven en la cercanía. Yuki se ve muy entretenido, y parece bastante feliz, a pesar del calor que hace por la cantidad de personas que hay.
En algunas paradas, como siempre, hay momentáneamente WiFi, así que aprovechan para ver unos cuántos memes. Lo malo también es que cada vez la gente se amontona más, pareciera que las personas sólo ingresan y no salen del transporte. Esas cosas provocan que Kanae y Yuki estén literalmente pegados. Una divertida cadena de «lo siento» pronuncian entre ambos.
En la última parada, los dos bajan despacio, tranquilamente porque para esa zona ya no queda nadie dentro del tren. Y a la vez, en la vía del frente se ve llegando el otro vehículo.
—Toma ese tren, será muy tarde para cuando pase el siguiente. Yo sigo desde aquí, es cerca, ¿Sí? —trata de hacerle ojitos para que él pueda regresar sin problemas.
—Está bien. —parpadea varias veces, sonrojado por la expresión ajena—. Avíseme cuando llegue por favor, vaya con cuidado.
Apenas terminan de despedirse, el chico de ojos grises se sube al otro transporte. Kanae se queda unos momentos mirando hacia atrás, pero en un minuto retoma el propio camino hasta su hogar.
Al llegar a su casa, y en su habitación, lo primero que hace es, obviamente, cumplir con su palabra. Avisa a Yuki que llegó, y también a sus padres, porque aún no regresan. Luego pasa a escribirle a SunHee y a Ryōtarō, contándoles prácticamente de la misma forma lo que estuvo haciendo hasta hace un rato, excepto que al de ojos vino le debe explicar también lo sucedido en la preparatoria; claramente, guardando el secreto de Yuki.
De igual forma, se siente mucho mejor que antes, así que no le cuesta escribir. Es bastante agradable imaginar que literalmente, un ángel, la ayudó a salir por hoy de un pozo en el que rara vez veía luz.
A las 22:03 p.m., el niño de cabellos castaños llega a su casa. A él también se lo ve más relajado, a comparación de la mañana. Sus padres sí están de regreso, y le preguntan en dónde estuvo, ya que él olvidó avisarles que iba a acompañar a su amiga a tomar el tren.
En unos minutos, les cuenta la historia de que Kanae se sintió mal y la trajo para que se mejore, ya que es cerca de Nisenai, sin entrar a detalles personales, o el hecho de haberle confesado su raza. Murao y Junpei le dan un abrazo, y luego agarran una notebook para investigar algunas cosas del trabajo, aclarándole a su hijo que cualquier cosa que necesite lo pueden ayudar. Él asiente y se va a su habitación.
Guarda el abrigo en el placard y saluda a Natsu, haciéndole mimos, después lo deja sobre sus piernas. Con el móvil en una mano, y los audífonos que sacó antes de sentarse en la cama, llama a Kanae.
—¿Hola? —le dice en voz tímida la chica, en su casa se la ve sorprendida por la llamada, pero no tuvo problemas en atender esta vez.
—Espero no haberla interrumpido en algo importante. ¿Cómo llegó a su casa? —sonríe cálidamente, como si quisiera transmitirle eso, aunque no lo pueda ver.
—Muy bien, gracias. Muchísimas gracias por todo, me ayudaste mucho hoy. Te debo una. No sé qué darte pero algo haré. —siempre le pasa lo mismo, ni un libro alcanzaría para anotar las cosas que quiere agradecer.
—No se haga problema, por favor. Gracias a usted también por pasar el día conmigo, señorita Mitsugashi.
Como si aún siguiera en su casa, se quedan hablando un largo rato por llamada. Cuando ven que pasa de una hora en el tiempo que marca la pantalla, por no querer parecer pesados, ambos deciden seguir hablando por mensajes.
Comments for chapter "8"
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