¡Okushon! La Liga en el Viejo mundo (Temporada II) - 18
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- 18 - Capítulo XVIII: Un nuevo desafío, las finales
En Watford, ciudad donde concentra el equipo argentino “San Lorenzo”, Tobira y su grupo llegan hasta el hotel con la mirada puesta en el partido por la semifinal del torneo. Después de haber conseguido el segundo puesto Okumi pudo acceder a la semifinal, pero frente a ellos se encuentra el mejor equipo de un país con raíces en el deporte rey tan profundas que no será sencillo.
El día está frio, pero el enérgico Tobira propone ir a un salón de juegos que alcanzó a ver cuando estaban de camino al hotel. Si, el mismo día en que llegan, pero con la intención de despejarse antes de iniciar el entrenamiento por la tarde.
William duda al comienzo, pero el profesor Hanamichi es quien lo convence con la excusa de que necesitan disfrutar un poco más de la ciudad y que quizás no podrían volver hasta dentro de unos años. William acepta y permite que vayan los que lo desean siendo Tobira y Miro los que lideran al grupo, también Urichia y Steve. Por su parte, Hideo se queda en cama con su pie aún hinchado y con pequeños dolores punzantes por lo que queda bajo el cuidado de su padre e Inosuke decidió descansar un poco por el viaje.
De cualquier manera, los más hiperactivos son los que deciden salir a recorrer las calles de Watford, una pequeña ciudad con grandes extensiones de tierra al norte de Londres.
William decide echar un vistazo al bar que se encuentra cerca de la sala de espera. Allí pide un té helado y se envía mensaje con Sara, su esposa, a quien le comenta que Steve está en camino a un salón de juegos arcade con unos miembros del equipo y el profesor Hanamichi. Ella le pide que le envíe saludos de su parte y que desea suerte para el partido de mañana.
Él sonríe y da un sorbo final a su té helado.
A su lado, un hombre se sienta y pide whisky escocés, entonces William gira su cabeza y ve que es John:
William: “¿Por qué adoptaste esa costumbre de aparecerte tan de repente?”
John: “No me culpes sino a las películas de…”
William: “Si, si, ya se. El famoso espía británico. ¿Y bien? No parece que hayas venido por curiosidad sobre si el whisky escocés es mejor que el irlandés”
John: “Jajaja, tienes razón, aunque el irlandés es mejor. El próximo equipo será contra San Lorenzo ¿los conoces?”
William: “No mucho, solo que es uno de los mejores de su país”
John: “Son los últimos campeones de liga, copa, y hace 2 meses ganaron la copa libertadores juvenil”
William: “Copa libertadores juvenil sé que es el torneo americano por excelencia”
John: “Ganar tanto en tan poco tiempo no es para nada común”
William: “¿Sí?”
John: “Ajá”-da sorbos al whisky- “pero no es el problema que sea un equipo que sabe lo que es ganar”
William: “Supongo que debe ser por algún jugador diferente”
John: “El futbol tiene equipos con jugadores, eso es obvio, pero cuando tienen alguna joya eso hace que sus características se potencien”
William: “¿Seguro que puedes contar esto?”
John: “Cállate y escucha. Es un defensor, su nombre es Lucas Rodríguez y a pesar de no tener estatura tan prominente, es alguien que sabe posicionarse y tiene fuerza de sobra. Curiosamente se parece mucho a Tobira”
William: “Es un defensor que sube al ataque ¿cierto?”
John: “No tiene gol, pero es alguien que arma jugadas como Hideo”
William: “Por lo que dices puede que sea una combinación entre Tobira y Hideo”
John: “Parece que ese chico será el más peligroso. ¿Se puede utilizar videos para analizar a ese jugador?”
William: “No es ilegal, pero tendrás que buscar esos videos desde tu parte”
John: “Seguro”
John da un último sorbo a su whisky y lanza un suspiro:
John: “Escucha, ellos llegaron con jet privados y ustedes en económico con esfuerzo de las familias y la escuela. Esta ayuda no viene para nada mal”
William: “Gracias John, de nuevo”
John: “Lo que hicieron en el partido contra los Wallabies fue maravilloso y la gente está apoyándolos, esa es mi razón para ayudarlos y apoyarlos. No los decepcionen ni a esos chicos”
William: “Por supuesto que no”
John: “Tenías razón, el irlandés es mejor”
***PARTE II***
En un salón de arcade cerca de la estación de trenes, Tobira, Miro y Steve corren de un lado hacia el otro, mirando como juega la gente y los juegos modernos, así como los clásicos. Su entusiasmo sigue siendo incómodo para los demás pero que se puede hacer, ellos son los más enérgicos y el alma del equipo. Son quienes impulsan al equipo cuando todo se encuentra en contra y eleva los ánimos.
Tobira ve los famosos “mete-gol” que se han vuelto tan populares en Japón y en occidente tiene a los mejores jugadores del mundo. Se vuelve loco de solo ver a jóvenes como él jugar entre sí, anotarse goles, pasar la pequeña pelota que encaja apenas en la palma de la mano y como es que es un pequeño estadio como si fueran entrenadores o seres omnipotentes que controlan al equipo completo. Como un video juego.
A lo lejos ve a un chico que en solitario mueve los pequeños jugadores así que decide acercársela y desafiarlo a un amistoso duelo. Cuando se le presenta ve que es mucho más alto que Kiyoshi y un poco menos que aquel juvenil del New West Ham que tanto imponía. El chico se queda mirándolo y al ver que es japonés saca un pequeño aparato con el que se puede traducir al hablar muy cerca:
“¿Se te ofrece algo?”-se reproduce en alta voz la traducción y luego acerca el aparato a Tobira para que pueda hablar y traducir
Tobira: “H-Hola me llamo Tobira ¿quieres jugar un partido?”-dice señalando al juego
“Estoy esperando a un amigo, pero claro, por supuesto. ¿Queres usar a los amarillos? Me da mala espina ese color”
Tobira: “¿Enserio? Gracias”
Tobira se acerca al lado con los jugadores de color amarillo y el chico frente a él tiene los de color azul. Sin embargo, antes de iniciar el partido Tobira le pide el aparato para preguntar:
Tobira: “Lo siento ¿Cómo te llamas? Yo soy Tobira”
“Te lo diré luego, ahora es momento de jugar este partido”
Tobira: “Vaya, está muy concentrado en este partido. Puede que sea muy bueno jugando y veo que es alguien competitivo”
Y ciertamente Tobira no se ha equivocado con esa observación porque en los instantes del juego le anota 3 goles sin problemas, dejando atónito al joven japones. La mirada fija en ese chico no deja de sorprender al defensor de Okumi, incluso parece como si estuviera poseído por algún tipo de dios del mete-gol.
El partido termina 5-0 en favor del misterioso chico. A modo de festejo lanza un grito emocionado y luego toma una botella que está al lado del juego, es de agua, y la bebe durante un largo rato hasta que mira a Tobira y le ofrece beber un poco. El chico rechaza cortésmente al verlo como algo raro:
“¿No te gusta el agua?”
Tobira: “No, es que es raro. Disculpa que lo diga es que en Japón no solemos compartir misma bebida”
“Ustedes sí que son raros, jajaja, pero me caes bien. Acá a la vuelta venden bebidas ¿queres que te compre alguna? Yo invito”
Tobira: “Te agradezco mucho, pero debo rechazarlo”-se inclina y agradece
“Si, si, no te preocupes. ¿Viniste con alguien?
Tobira: “Si, aunque ya deben de estar dispersos”
“Jajaja, es normal, yo vine con amigos, pero quien sabe por dónde anden. Por cierto, veo que te gusta el futbol”
Tobira: “Me encanta”
“Para mi es algo que va mucho mas sobre controlar el balón”
Tobira: “¿Qué es para ti?”
“Es libertad, pensar que no existe la pobreza ni los problemas. Es saber que por unos minutos se es feliz y que el mundo puede ser un lugar mejor”-lo dice con una sonrisa sincera
Tobira: “Para mí es algo similar, donde los sentimientos negativos desaparecen y puedo disfrutar felizmente con mis amigos de este deporte que amo”
“Esa es una gran respuesta, amigo. El futbol es lo que nos hace felices sea en un estadio o el potrero. En mi país lo tomamos como algo de vida o muerte y es que para nosotros es ganar como sea”
Tobira: “Vaya, esa es una visión increíble”
Tobira lo encuentra agradable y decide conversar un poco más, aunque no distingue en que idioma por lo que le pregunta mediante el aparato traductor:
Tobira: “¿De dónde eres?”
Sin embargo, el chico se distrae por un momento al escuchar la voz de uno de sus amigos, pero se percata de que era otra persona por lo que regresa a la conversación con Tobira:
“Disculpame, es que creí que era un amigo que me estaba llamando”
Tobira: “Lo entiendo, descuida”
“¿Queres jugar otro partido?”
Tobira: “Si, claro”
El tiempo se pasa volando y después de buscarlo por varias horas, Steve llega con Urichia, esta última lo regaña furiosa sobre que estaba muy preocupada porque no lo encontraban por ningún lado y el rubio intenta de calmarla, pero sin éxito.
El otro joven mira con sonrisa incomoda y las manos sosteniendo aún las palancas con el que controla a los muñecos de su equipo.
Tobira presenta al chico:
Tobira: “Casi lo olvido, Steve y Urichia les presento a…”-le pide el traductor- “¿Cuál es tu nombre?”
Lucas: “Soy Rodríguez, Lucas Rodríguez. Un gusto”- extiende su mano a Steve
Steve: “Un placer”
Urichia: “Un placer”-se inclina
Desde la otra punta del salón de juegos una joven camina hacia ellos con el rostro esbozando expresión de seriedad casi al punto de querer golpear a Lucas. Se alarma el muchacho latino:
Lucas: “Oh, veo que ambos encontramos a nuestros amigos”-se da cuenta de que su amiga se acerca- “supongo que aquí es que nos despedimos. Fue un gusto y sigue practicando ¿quieres?
Tobira: “Espero nos volvamos a encontrar”
Lucas: “Eso espero también. Bueno me marcho”
Lucas se aleja a toda prisa mientras su amiga lo corre con el puño en lo alto:
Urichia: “E-Ese chico…es muy raro”
Steve: “Pues a mí me parece muy simpático”
Tobira: “Creo que hicimos bien en venir hasta aquí”
Urichia: “Si tú lo dices. Ah, cielos, tenemos que volver a la entrada porque nos espera el profesor”
Tobira: “¿Ya tenemos que volver?”
Urichia: “Pues sí, ¿no te diste cuenta que es casi la noche?”
Steve: “Jajajaj”
En el camino mientras es regañado por la manager del equipo Tamara, Lucas se dispersa una vez más para evitar escucharla quejarse. Piensa en las partidas jugadas contra Tobira y sospecha que un japones tan pequeño en estatura tenga ese porte físico y se entusiasme por el futbol es algo inusual y justo en Watford por lo que necesita quitarse ese particular duda de su sistema.
Saca su teléfono celular de bolsillo e ingresa a la página oficial del torneo para buscar entre todos los equipos participantes al chico. Los indicios son al otro chico rubio con cierto rasgo oriental y la chica que parece ser también manager, esto último lo deduce por el rasgo de ser quien regaña, algo que ve en Tamara muy reflejado.
El primero en revisar es New West Ham, particularmente conocido por ser abierto a usar jugadores de otras nacionalidades como Tennesse Bear, pero sin éxito. Luego ve al equipo norteamericano, tampoco consigue encontrar a Tobira hasta que encuentra a Okumi y recuerda que su nombre es japonés y la chica lo es por lo que entra y allí encuentra que es precisamente el jugador defensor del equipo sensación del torneo. Además, lo emociona ver que es un defensor, como él, pero con una inmensa capacidad goleadora.
Los ojos se iluminan al ver que pudo conocer a un rival que comparte su misma emoción por el deporte rey:
Tamara: “¿Por qué te reís así? Das miedo”- lo mira con desdén
Lucas: “Nada, ese pibe que conocí en el arcade es del equipo Okumi. Su nombre es Tobira y si no me equivoco es el defensor”
Tamara: “¿Sí? ¿y qué tal?”
Lucas: “¿Sobre qué?”
Tamara: “¿Cumple tus expectativas?”
Lucas: “No se nota a simple vista, pero…tiene la misma pasión que yo para el futbol. Me emociona muchísimo”
Tamara: “Ya, ya, comportate”
Lucas: “Tamara…”-exclama serio
Tamara: “¿Sí?”-responde expectante de que fuera algo verdaderamente importante
Lucas: “¿No trajiste mate? Me pintó las ganas de tomar un mate amargo”
Tamara: “¡Aaaaahhh, solo camina!”
Lucas: “No te enojes che”
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