¡Okushon! La Liga en el Viejo mundo (Temporada II) - 24
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- 24 - Capítulo XXIV: Una oferta tentadora
En la preparatoria de Okumi en Tottori, los mayores descansan tras terminar su último examen. Kioshi sigue muy de cerca las noticias del torneo entrando a la web oficial de dicha competición. Allí ve el resultado contra San Lorenzo y se le cae una lagrima frente a Osamu, quien lo mira con expresión de burla:
Hiroichi: “Ya, ya, no te burles. Todos estamos al pendiente de nuestros kohais”
Osamu: “Lo se. ¿Cuándo es la final”
Koyoshi: “En unos días. Les dieron descanso hasta que se recuperen ambos equipos”
Ryu: “Tengo entendido que New West Ham derrotó a los campeones de Italia y hasta por 4-0 con 2 goles Y 2 asistencias de Thomas Maccloyd”
Hiroichi: “Ese chico es un monstruo de eso no hay duda”
Osamu: “¿Estarán bien? Asumo que quizás estén muertos de nervios”
Kiyoshi: “Pensé en llamarlos para darles nuestro aliento”
Hiroichi: “Puede que les ayude a calmarse”
Ryu: “Opino igual”
Kiyoshi entra a su lista de contactos donde está el entrenador y trata de llamarlo. Hace casi dos semanas que tuvieron que volver para realizar los exámenes para entrar alguna universidad.
Sin embargo, la llamada fracasa porque el teléfono del entrenador está en su casa y está sin batería por lo que ahora intentan llamar al ayudante de campo de William, Takehiro, pero tampoco pueden comunicarse debido a que está en el hotel el teléfono. Entonces recuerdan de manera incomoda, como si sintieran vergüenza de no haberlo pensando antes, buscan el teléfono de Hideo, Tobira, Miro, etc pero ningún lo tiene encima:
Kiyoshi: “Esto tiene que ser una broma”
Osamu: “¿Cómo puede ser que no responda ninguno?”
Hiroichi: “¿Probaron con el número de Urichia?”
Kiyoshi: “Oh, cierto”
Los cuatro esperan a que alguien responda del otro lado hasta que Urichia responde y eso hace que los senpais exploten de emoción hasta casi las lágrimas. La manager intenta calmarlos para que los chicos no los vean llorar, aunque fuera de pura felicidad.
Después de que los mayores se calmasen, Urichia les pasa con los novatos quienes, durante varios minutos, largos minutos, también se pusieron a llorar de emoción. Emoción que se nota en los rostros de Tobira, Miro y Steve, y una gran sonrisa de los demás por ver que a Kiyoshi y compañía lograron aprobar hasta ahora los exámenes y que, al recibir felicitaciones, las lágrimas salen aún más en cantidad. Tras esto, conversan sobre cómo ha sido el resto de los partidos y la evolución que tuvieron al poder vencer a equipos, verdaderamente, campeones en sus regiones pero que también la gran prueba es contra New West Ham, quienes aplastaron por goleada a los italianos.
Kiyoshi intenta no darles más presión de la que ya tienen y se centra en animarlos a ir más allá de sus límites, pero nunca olvidando que es un juego y si logran divertirse, el trabajo de sus senpais habrá terminado porque ahora los jóvenes habrán descubierto cuan hermoso es ese deporte.
Sin embargo, esto no es algo que pudiera perjudicar a los novatos, es más, los alienta a ir por todo con un ardiente espíritu competitivo que deja por demás sorprendido a los miembros del cuerpo técnico presentes y a los de último año. Literalmente son cautivados por la nueva generación que quizás lleve a instancias históricas al equipo de preparatoria que en busca de recuperar su antiguo renombre en Tottori y las regionales ha captado, también, a un pequeño grupo de jóvenes con talento para el deporte. Kiyoshi deja escapar por lo bajo una sonrisa y levanta su mirada con su expresión completamente cambiada a seria. Los mira a través del teléfono y exclama:
Kiyoshi: “Bien chico, no tenemos más que decirles. Por favor diviértanse y denlo todo. Vamos a alentar por ustedes en todo momento”
Hiroichi: “¡Si, no nos defrauden!”
Ryu: “Ustedes puede”
Osamu: “¡Mas les vale demostrar de que están hechos!”
Mientras tanto, William baja hasta el bar del hotel con Takehiro para dejar a los chicos y su comunicación con los mayores. En lugar de presionarlos con entrenamiento duro aun después de la gran victoria frente a los argentinos necesitan de un gran descanso y por esa justa razón es que la final del campeonato se disputará en unos días, casi una semana.
En el camino, Takehiro se queda pensando en el camino que los chicos recorrieron y lo angustioso que al principio fue. El hecho de estar por jugar una final de un torneo de tales características y prestigio le llena de orgullo, no solo por su hijo sino por el sacrificio y las historias que hay a su alrededor. Claro, el objetivo sigue siendo aprender de los mejores equipos juveniles del mundo y con esos aprendizajes poder ganar los regionales para clasificar a las nacionales:
William: “Te noto muy contento”
Takehiro: “¿No lo estarías?”
William: “Bueno, siendo honesto intento mantenerme tranquilo sino mi cabeza podría explotar de nervios”
Takehiro: “No quiero imaginar cómo deben de estar los chicos. Podrán aparentar tranquilos, pero…deben estar demasiado ansioso”
William: “Es normal. Jugarán la final de uno de los torneos juveniles más importantes del mundo, pero hay que tener la cabeza fría y en su lugar. Tenemos la mirada fija en las regionales”
Takehiro: “Todo a su tiempo ¿huh?”
William: “Kiyoshi tiene razón en que tienen que divertirse. Eso es algo fundamental para disfrutar del juego”
Takehiro: “Los chicos de último año saben cómo es esto. Me sorprende la madurez con la que actúan frente a los de primer año. Es una lástima que este año se gradúen”
William: “Es por eso que ellos intentarán lograr lo inimaginable en el campo de juego. Se esforzarán e irán más allá de sus propios límites”
Takehiro mira al frente a un hombre de traje que le es familiar:
Takehiro: “Oye ¿no es John?”
William: “Si”-llegan a donde está el hombre de traje- “John”
John: “William, Takehiro. Un gusto verlos de nuevo”
Takehiro: “Lo mismo digo”
William: “¿Pasó algo?”
John: “Pues… ¿tienes unos momentos?”
Takehiro: “Si lo necesitan me retiro a donde están los chicos”
John: “También te compete Takehiro así que lo mejor es que te quedes “
William: “Te veo muy serio”
John: “Serio…si, nervioso no”
William: “Extraña manera de decirlo”
John: “Creo que tienen que escuchar lo que tengo para decirles”
John, Takehiro y William caminan en línea recta hasta el Hall del hotel a un día de que fueran llevados a Londres a días de la gran final del torneo. Los tres se acomodan en los cómodos sofá color azul con una mesa de vidrio en el centro. Allí los atiende una joven empleada del bar donde les consulta si desean algo para toma a lo que cada uno responde:
John: “Un escoces con dos cubos de hielos por favor”
William: “Un agua fría, gracias”
Takehiro: “Un té verde. Muchas gracias”
William: “Entonces…John ¿a qué se debe tu visita?”
John: “¿Recuerdas la oferta que te quisieron hacer varios equipos profesionales?”
William: “Si”
John: “Se han sumado varios y necesitan una respuesta inmediata”
William: “John, gracias por informarme esto, pero no tengo pensado renunciar. Al menos por el momento”
John: “Lo sé y es por eso que los retuve para que esperasen tu respuesta”
John conoce a William desde hace un tiempo y sabe que cuando se le mete algo en la cabeza al entrenador es imposible que pudiera cambiarle de opinión. Dirigir a los chicos de Okumi es una gran experiencia para él y saber que también puede entrenar a su hijo junto a un grupo muy unido de jugadores es aún más gratificante. También le informa que hay ofertas de la misma asociación de futsal de Inglaterra para que fuera parte del grupo que está con el actual presidente. Su función sería la de ejercer como líder del cuerpo de ojeadores para la selección juvenil y la de profesionales.
Sin embargo, y sin leer la oferta, rechaza el ofrecimiento de la manera más cortés posible. John no juzga ni regaña por no haber leído el contrato o que haya ido en vano. Desde su punto de vista, es completamente válido y hasta muy comprensible la decisión de William.
Después de esperar muy brevemente, la joven empleada llega con las bebidas calientes y frías para los tres hombres. Le entrega la taza con té a Takehiro, la botella de agua con un vaso de plástico a William y el vaso con hielo y alcohol a John.
El hombre de traje levanta su escocés y con una sonrisa exclama:
John: “Por Okumi, el equipo por el que sin duda alentaré en la final y a quien podemos considerar como la ‘cenicienta’ ¡salud!”
Takehiro: “¿Qué es cenicienta? Parece menosprecio”
William: “En realidad es lo opuesto. Los equipos a los que se les da el apodo de cenicienta son aquellos que inesperadamente logran impresionantes resultados sin tener recursos como los más poderosos”
John: “En pocas palabras, lo que ha hecho Okumi es algo realmente asombroso y ya se está haciendo eco en el mundo”
William: “Tienes algo más para decir, ¿verdad?”
John: “Si y parece que no es nada bueno”-da un sorbo a su escocés y mientras sostiene el vaso con ambas manos continua- “tus chicos sorprendieron a todos y hay seis jugadores de Okumi que tienen ofertas de contrato”-deja arriba de la mesa los contratos para que Williams se los de a los muchachos- “sin embargo y conociéndote…”-vuelve a tomar las hojas y se las guarda- “querrás darles la noticia a ellos después de la final”
Takehiro: “¿Eso quiere decir que…?”- pregunta impactado
John: “Podrán fichar por equipos importantes y tanto ellos como sus familias podrán mudarse al país que les toque. Recibirán una gran educación y todos los gastos estarán solventados sin problema además de que sus padres tendrán trabajos garantizados. Si todo va bien podrán irse para fines de su cursada. Aunque al final es la decisión de ellos”-se pone de pie y saluda a ambos- “escuchen, se lo que piensan y concuerdo completamente. Estos chicos están muy bien en Okumi y puede esperar esto, pero los equipos que han ofertado por ellos están dispuestos a pagarles a la escuela y sus tutores legales. La decisión es de ellos”
La inesperada oferta que tienen los chicos deja en silencio a William y Takehiro, comprendiendo que no pueden intervenir, aunque si aconsejar. Desde el lado del bienestar de ellos, lo mejor es que sigan lo que sienten y si aman el futsal no hay mejor decisión que irse a equipos fuertes que además les den una educación de primer nivel. Takehiro desea eso para Hideo y William también por Steve.
Después de eso, William y Takehiro beben sus bebidas en silencio y mirando el líquido en su taza y vaso.
William suspira y tira su cabeza hacia atrás, apoyándola en el sofá y mirando al techo exclama:
William: “¿Qué crees que hagan los chicos?”
Takehiro: “¿Te refieres a Hideo y Steve o todos?”
William: “Todos”
Takehiro: “Los mayores están con sus exámenes y los más jóvenes aún no se les pasa por la cabeza ingresar a la universidad. Al menos no por ahora”
William: “Supongo que era de esperar que se hayan fijado en nuestros muchachos. Son grandiosos en todo sentido”
Takehiro: “Sea la decisión que sea la que tome Hideo lo apoyaré…aun así, no creo que desee irse del equipo tan pronto, tampoco de la escuela. Ser extranjero en estos días es muy complejo por eso la felicidad de ellos es lo que más importa y también…que decidan lo que sientan mejor”
William: “Si, estoy muy de acuerdo en ello”
***PARTE II***
Por fin llega el tan esperado día en que los lobos de Tottori, Okumi, enfrentan a los hammers del New West Ham con Thomas liderándolos.
Desde las tribunas se escuchan los cantos y constante aliento de los fanáticos y se dividen entre aquellos que desean ver al equipo británico con el mejor jugador juvenil del mundo y otros que quedaron encandilados con el equipo japones que se acabó convirtiendo en la revelación del torneo.
Los jugadores del equipo japonés entran en calor en el campo de juego, dando pases cortos y rematando contra el arco que defiende Steve, todos siendo entrenados por el preparador Takehiro mientras que William conversa con Hanamichi y Sara dándole indicaciones acerca de cuanto es el tiempo necesario para que pueda hacer el cambio, por supuesto que intercalando la alimentación recibida en el mediodía y la mañana.
Hideo y Tobira practican sus pases cortos en búsqueda de una mayor eficacia a la hora de salir desde la defensa y moverse por el medio. Lo que mas le ha hecho enojar al joven prodigio es que se notó demasiado cuanto se lo ha necesitado en el mediocampo a pesar de que Inosuke es un gran creador de juego, no fue suficiente y ese sector se pobló con muchos jugadores de San Lorenzo:
Hideo: “Tobira, tienes que ser mas cuidadoso. Mira el balón, pero no descuides tu alrededor ni a donde quieres hacer el pase”- se siente frustrado por el pase tan fuerte que le acaba de dar
Tobira: “Haaaaa, ya lo sé”
Hideo: “No olvides a quien enfrentaremos”
Tobira: “Todavía recuerdo la paliza que nos dieron y eso…”-aprieta su puño de tan solo recordarlo- “eso es algo que no puedo dejar de pensar”
Inosuke: “No eres el único, pero tenemos que ser inteligentes. Ellos seguramente estén muy por arriba en el nivel que se encuentran los de las nacionales”
Hideo: “Me preocupa Thomas. Ese chico es un verdadero monstruo”
Tobira: “Yo…quiero jugar contra él. Al menos enfrentarlo en un mano a mano”-se siente diferente y muy ansioso
Hideo: “Tobira…”
De pronto, una voz rompe con esa especie de transe de Tobira y allí se encuentra, cara a cara con Thomas. Solo su presencia demuestra que es un jugador distinto que podría jugar en cualquier equipo profesional que desee, y no por algo hay muchos gigantes que buscan contratarlo para quedarse con su talento:
Thomas: “¿Qué tal chicos? ¿Qué opinan de esta gran final? Nunca los subestimé y siempre supe que lo lograrían”
Tobira se acerca en silencio y a pesar de que la diferencia de tamaño es notable por un par de centímetros, el japonés no se deja intimidar y mira fijamente a sus ojos:
Thomas: “Eres Tobira ¿verdad?”
Tobira: “Yo…no estoy…seguro de como poder vencerte…”
Thomas: “¿Huh?”
Tobira: “Pero si hay algo que puedo asegurarte es que…mis senpais se sintieron demasiado frustrados casi al borde de las lágrimas…”
Hideo, Steve e Inosuke, al final, se acercan hasta quedarse a la par de su compañero y entre los cuatro mantienen la mirada al británico, quien sonríe entusiasmado por esa actitud de los del equipo japonés. No evita manifestar su zona por primera vez en mucho tiempo mientras que Inosuke, Steve y Hideo hacen lo mismo:
Thomas: “Nos vemos en el campo de juego. Mucha suerte…lobos”
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