¡Okushon! Los Lobos del Futsal (Temporada I) - 01
Antes de que dé inicio esta Historia de proeza deportiva y espíritu de voluntad…
Tobira un niño de apenas cinco años se divierte yendo al Jardín de infantes de la mano con sus padres, Takeshi Kugawa un hombre de negocio, padre amoroso y esposo devoto, y Megumi Tanaka una maestra de grado de Tottori. El niño se balancea usando los brazos de sus padres como si fuera un columpio mientras canta alegremente.
Luego de caminar varias calles llegan al establecimiento donde las maestras dan la bienvenida a los niños con una sonrisa en sus rostros.
Takeshi y Megumi fieles a su amor por Tobira, besan su frente con la promesa de que lo vendrán a buscar para llevarlo a tomar helado y disfrutar del atardecer de la primavera.
Las horas pasan volando, los niños poco a poco son recogidos por sus padres mientras que Tobira espera a sus padres observando por la ventana como se pone el sol, finalmente llegan muy apresurados como si el tren que los debía traer al pueblo se hubiera atrasado.
Megumi: “Yo…amm…lo siento mucho maestra Isumi, nuestro transporte sufrió una avería y tuvimos que volver lo más rápido posible”— Inclina su cabeza en señal de disculpa
Megumi se acerca a su preciado hijo mientras su esposo continúa disculpándose:
Megumi: “Lo siento mucho mi amor, el sol ya se puso” — lo alza al pequeño entre sus maternales brazos
Ve un brillo de tristeza en sus ojos:
Megumi: ¿Pero sabes qué? ¿Hace mucho calor, porque no vamos con papa a tomar helado? — Intenta calmar a su hijo que al escuchar sus palabras salta de alegría
Tobira: ¿Y podre comer tres conos de helado?
Takeshi: “Oye oye con uno no te basta?” — Se acerca diciéndole a su hijo con una sonrisa, mientras toma de la mano a su esposa
Tobira: “Está bien, uno solo”— Refunfuña el niño
Esa noche la familia disfruta de una cena deliciosa, Tobira juega con su comida mientras su madre lo regaña, una llamada interrumpe la cena, Takeshi se levanta y camina hacia el teléfono:
Takeshi: “Si, Familia Kugawa ¿quién habla? “— pregunta con su mirada en Megumi y Tobira
Megumi mira a su esposo, muy preocupada por su rostro. Luego de unos breves minutos acaba la llamada y cuelga el teléfono, Takeshi se sienta en la mesa y le pide a Tobira que vaya a su cuarto que debe hablar con su madre.
Desde su cuarto, el niño se encuentra recostado a punto de dormir, pero la curiosidad lo llama a querer escuchar la conversación de sus padres. Con cuidado se asoma a la puerta, sin que se percaten:
Megumi: “¿Cuánto tiempo estaríamos fuera? No olvides que Tobira es apenas un niño, necesita de nosotros—se toma de la cabeza preocupada por la situación
Takeshi: “Lo sé cariño, es que fue muy repentino, mi madre hace tiempo que sufre de esta enfermedad, pero el que se haya agravado nos deja pensar que quizás no logre vivir para mitad de este año”
Sin comprender lo que sucede, el niño vuelve a la cama y cierra sus ojos. La puerta se corre silenciosamente, sus padres lo observan felizmente como ha crecido el niño.
Al día siguiente luego de que se hayan despedido, Tobira juega con su vecina Tohka de diez años quien se ofreció a cuidarlos en algunos tramos del día, y su madre por el resto del día como un favor a Megumi.
Por la noche, Mikasa la madre de Tohka mira la tv y teje con cuidado una sábana para Tobira, mientras ambos niños juegan en el cuarto de Tohka. En el canal que la vecina sintonizo surge una noticia con la premisa:
“INTERRUMPIMOS SU PROGRAMA FAVORITO PARA UNA NOTICIA DE ULTIMO MOMENTO!
En la ruta 53 que une a la prefectura Tottori con la de Okayama ocurrió un accidente que involucra un camión de transporte y dos autos, se nos ha comunicado que dos pasajeros de uno de los autos, conductor y acompañante han fallecido en el acto mientras que el conductor del camión esta ileso y el del otro auto recibió heridas leves. Se desconoce el motivo del hecho, pero se ha reconocido los dos fallecidos, el conductor es Takeshi Kugawa de 32 años y Megumi Tanaka de 28 años, residentes de la Prefectura de Tottori…”
Impactada Mikasa solo apaga la TV incrédula, sin querer creer lo que acaba de ver, pero es tarde, Tobira ya se encontraba mirando la noticia detrás de ella…
Tres meses después…
Luego de lo sucedido, Mikasa pediría a los familiares del niño poder hacerse cargo de él, a su pesar aceptaron viendo la predisposición de la mujer para criarlo.
La muerte de sus padres y posteriormente de su abuela no solo redujo a Tobira a una inmensa depresión donde ya casi no duerme, come muy poco, su aseo es precario, y su personalidad se volvió agresiva.
Hace un mes que el niño ha regresado al Jardín, pero fue para peor ya que luego estaría envuelto en varias peleas, además de hurtar objetos de sus compañeros y maestra.
En su reunión con la directora a cargo con Mikasa no pudieron evitar sentir lástima del niño a pesar de todo, la Maestra Mutsume le dice preocupada:
Mutsume: “Señora Mikasa, este asunto es serio, si no se considera tratar la actitud de Tobira la situación del niño cada vez será peor”
Directora Isumi: “Entendemos lo duro que debe ser para él, hace casi tres meses que sus padres fallecieron, pero debe enfocar su ira y frustración en algo, debe liberarse de lo negativo que siente”
Mikasa: “Lo hablare con mi esposo y buscaremos una solución, muchas gracias y lamento lo sucedido— Se inclina disculpándose
Ya en su casa, Mikasa encuentra Tohka sentada en la puerta de su cuarto, esto llama su atención y le pregunta:
Mikasa: “¿Que estás haciendo? ¿Y Tobira?”
Tohka: “Está encerrado, hace varias horas que lleva ahí, no me responde ni quiere abrirme la puerta”— Susurra con lágrimas en sus ojos, pero conteniéndolas
Mikasa: “¡Tobira! ¡Abre la puerta por favor! ¡Tobira! — Golpea la puerta y trata de correrla, pero sin éxito, puesto que se encuentra trabada con un pedazo de madera
A la casa llega Inoki el esposo de Mikasa y padre de Tohka:
Inoki: ¿Mikasa? ¿Qué estás haciendo? “
Mikasa: “Inoki, ayúdame por favor, Tobira está encerrado no puedo abrir”
Inoki: “Déjame probar esto— Se quita de encima su bolso, mostrando un cuerpo trabajado por horas de gimnasio. Con ambos brazos agarra la puerta y la levanta quitándola sin importarle si se rompe.
Los tres encuentran a Tobira a un lado del cuarto, sentado con ambas rodillas tapando su rostro apenas dejando ver sus ojos irritados de tanto llorar. Su madrastra no evita ignorar su instinto materno y corre hacia el niño para rodearlo con sus brazos y tratar de, aunque sea calmar su triste y adolorido corazón. Tohka se une a la contención, desde la puerta Inoki observa emocionado.
El Dolor del niño, aun continua doliéndole, pero sin duda alguna, la contención de sus nuevos padres lo llevara a ser feliz.
Dos años después…
La familia camina a través de las calles comerciales, Tohka corre por todas direcciones emocionada por la cantidad de cosas que hay en el lugar, su madre la regaña para que tenga cuidado mientras que su padre ríe por la gran hiperactividad de la niña, pero su atención es dirigida a Tobira quien camina muy detrás.
Inoki se detiene para poder caminar a la par del Niño, este no se percata por mirar al suelo y se golpea con su padrastro, para animarlo le pregunta:
Inoki: “¿Ves algo que te guste? ¿Solo pídemelo de acuerdo?” — Sonríe intentando transmitirle paz al niño
Tobira: “Sí, está bien”— Con voz baja y un rostro irritado
Mikasa se acerca y le ofrece su mano para que camine junto a ella, Tobira mira hacia otra dirección y toma su mano, con un tono de vergüenza color rojo en su rostro comienza a sentir el calor materno de su mano. Mikasa se detiene en una tienda de electrodomésticos para observar una tostadora, de pronto una imagen cala en lo profundo de Tobira, entre las múltiples TV que se encuentran en la vidriera, uno de ellos está transmitiendo un partido de Futsal:
“Bienvenidos a la Final del Campeonato Asiático de Futsal entre la Selección de Japón e Irán!
¡El partido ha finalizado 2-2 para ambos equipos, ahora vendrán los Penales!
¡El Primero en patear es…Tavakoli! El autor del primer Gol para la Selección de Irán
Lleva el balón debajo de su brazo para enfrentar al arquero japonés…
Lo coloca en el punto de Penal y se prepara…
¡¡¡Suena el pitazo…Pateaaaaaaa!!!……Atajo el arquero de Japón!! ¡¡¡Increíble tapada!!!”
La mirada de Tobira al mirar esa final hizo brotar en su ser algo inesperado, ya no había amargura ni soledad, tampoco tristeza sino el nacer de un sentimiento por querer iniciar algo diferente, al ver la pelota circular por el campo de juego, ser pateado, atajado, defendido provoco un estallido de emoción. El partido acabo con victoria por penales a favor de Japón ganando el campeonato Asiático de Futsal frente al poderoso Irán.
Al día siguiente Tobira se acerca a Inoki muy tímidamente, mientras lee el diario y bebe café:
Tobira: “Pa…Ino…”— No logra hablar bien por los nervios
Inoki: “¿Dime campeón, hay algo que te inquieta? Sabes que puedes decirme sin temor”— Con un tono muy suave de su voz y amable
Tobira: “Me gustaría que…me enseñes a jugar al Futbol”— Golpea la yema de sus dedos con timidez
Inoki: “Seguro que si campeón, busca tu pelota y vamos al patio te enseñare unos buenos movimientos ofensivos”— Sonríe feliz por la petición del niño
Luego de recoger su pelota ambos caminan hacia el patio trasero, allí Inoki toma el balón con su pierna derecha, y comienza hacer juegos, hasta que al quinto la deja caer. Señala con su dedo índice al niño que con una sonrisa luego de mucho tiempo se prepara para su primera enseñanza:
Inoki: “Tobi, primera lección, tu rival siempre querrá avanzar sin importar lo que hagas, es por eso que debes demostrar una resolución que lo deje en ridículo” — le explica con paciencia, para que pueda entender mejor de sus enseñanzas, aunque sea amateur
Mientras escucha las grandes palabras de su padrastro, observa la pelota sin apartar su mirada. Inoki avanza con el balón hacia el arco improvisado con algunas masetas si plantar. A pesar de ser un hombre de negocios, mueve la pelota con habilidad. Al llegar a enfrentar cara a cara con el niño, amaga hacia la derecha, pero desvía hacia el otro lado, mientras ve confundido a Tobira, Inoki piensa:
Inoki: “Tu primera lección Hijo mío es jamás permitir que…”— Su confianza se desploma al ver que el niño se mueve muy diferente
El niño se mueve apenas una milésima de segundos antes que Inoki permitiendo a la pelota circular, pero interponiéndose en su camino cerrándole el paso, esto le llama la atención:
Inoki: “¿No puede ser, espero a que me moviera para colocarse frente a mí y dejar la pelota continuar hacia adelante? No, esto es como si el supiera mis movimientos, tendré que cambiar mi ritmo” — mira al niño, con expresión de sorpresa ante tal despliegue defensivo
Una y otra vez Inoki realizo el mismo movimiento, pero de izquierda a derecha y de derecha a izquierda, pero ninguna surtió efecto, Tobira logro de forma incansable tapar el paso a su padrastro como si fuera un muro que puede prever el siguiente movimiento, era una defensa muy eficaz a sus ojos. Al finalizar el entrenamiento, el marcado es 20-0 a favor de Inoki pero esto dejo una sensación extraña:
Inoki: “Su cuerpo es el de un niño de esa edad, pero su estatura es más pequeña, aun así, su capacidad defensiva para el futbol es increíble, pudo prever mis amagues e inclusive soporto mi carga, aunque sea mucho mayor de tamaño”— Piensa mientras jadea por el cansancio
Tobira se acerca a Inoki y lo abraza en agradecimiento mientras le muestra una feliz y genuina sonrisa, esto lo emociona al punto que acaba llorando y abrazando mientras lo alza en sus brazos. A lo lejos Mikasa y Tohka observan con una gran sonrisa en sus bocas.
Pasaron Siete años después de aquella primera práctica de futbol…
Tobira se encuentra en primer año de preparatoria con catorce años en la Institución Okumi. En su primer día busca ansioso y nervioso un club del cual formar parte ya que las exigencias para mantener un año regular es formar parte de una actividad extracurricular.
Sin embargo, desperdicio todo su primer día escolar buscando club, sin encontrar uno que le sea interesante. Luego de deambular por los pasillos encuentra un misterioso y enorme edificio, se acerca a este caminando por un largo pasillo que une el interior de la escuela con aquel lugar. En el camino choca su pequeño cuerpo con un joven de primer año, este lo mira con malos e intimidantes ojos mientras le dice:
Hideo: “Oye enano, el jardín queda a dos calles de aquí”
Tobira: “A quien le dices enano maldito…”— Se coloca en puntas de pie para igualar su estatura, pero sin éxito, solo cruzan miradas muy agresivas
En su primer día escolar el joven Tobira encuentra a otro chico con el que compartirá el mismo curso, pero lo que ambos no tienen idea es lo que se vendrá.
La puerta del edificio se abre lentamente, de allí sale una pelota de futsal, ambos jóvenes miran como rueda hasta ellos, como si fuera una acción en conjunta levantan su mirada hacia dentro del lugar, se sorprenden cuando ven un entrenamiento de Futsal escolar llenando de brillo los ojos de los dos chicos.
¡¡Esto dará comienzo a la aventura de superación personal y colectiva de unos jóvenes, esto es OKUSHON!!
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