Pōshon no sekai - 01

Saben que el balance en la vida es necesario, que la luz está presente entre la oscuridad, que el mal distingue el bien; bueno yo no aprendí esa lección de la manera más practica o sencilla.

Todo lo que quiero es paz en la tierra, pero… con toda la corrupción en el mundo que se está pudriendo parece imposible, los líderes de cada país, los presidentes y gobernantes cada día se llevan peor en un desacuerdo, puede que la 3ra guerra mundial está más cerca de lo que se piensa. Solo hay un modo de detenerlos a todos, y es convertirme a mí en el gobernante supremo… el rey del mundo.

Para empezar, me presento, soy Landru Yoshida, nieto del gran científico químico Nelson Yoshida, mi abuelo fue muy importante en el mundo de la ciencia, tanto así que creo nuevos elementos, entre ellos destaca el DIN, el cual cambio la manera de transportarse remplazando el petróleo y es tres veces más potente que la energía nuclear. Bueno mi abuelo llego a sintetizar el DIN con otros elementos y hacer que fuera posible que el organismo humano pueda consumirlo para llegar a adquirir habilidades sacadas de la ficción; la inspiración de eso fue mi abuela Lola Yuki, la cual fue de las primeras en una nueva generación de humanos dotados con tales ventajas desde su nacimiento, ella tenía una ventaja particular bautizada «Magia», pudiendo crear cosas instantáneamente y teletransportarse; la unión de esos dos dio la luz a tres hijos, Enri, Fernán y Qry Yoshida Yuki, el primero llego a nacer con la capacidad de volar, el segundo el de controlar toda planta existente como si fuera parte de su cuerpo, y el ultimo es mi padre el cual tenía super fuerza; tiempo después mi padre conoció a Rosa Fire, mi madre la cual no tenía ningún poder y por miedo de no ser novia de mi padre le imploro a mi abuelo que le diera algún tipo de particularidad, mi abuelo encantado acepto pues se llevaba bien con ella y no la veía como rata de laboratorio, en lugar de probar cualquier cosa en ella le dio una que sabia perfectamente que era inofensiva, mi madre obtuvo un cuerpo de goma llegando a estirarse como le plazca.

Ambos se mudaron justos a la casa de mi abuelo, pues mi padre no tenía casa propia ya que Fernán se mudó a su casa propia con su familia y Enri tenía la suya en un apartamento, aparte mis abuelos no querían quedarse solos sin la compañía de su hijo menor, mis padre vivieron con ellos desde los veintitrés años; tres años después su amor creo un hijo que heredó ambos poderes y duplicando su capacidad, siendo de goma y capaz de estirarse con más facilidad y distancia que su madre, teniendo el potencial que con ejercicio pueda ser más fuerte que su padre, el nombre de ese hijo es Javier Yoshida, mi hermano mayor, dos años después nacería yo.

Ambos crecimos juntos por lo que con el tiempo mi hermano sacaba a la luz su potencial mientras yo me quedaba atrás, ya que a diferencia suya yo nací con los genes recesivos de antes que mi madre obtuviera un poder del abuelo, los cuales no tenían ningún poder, pero mi abuelo desde que sabe que no tengo nada especial se dedicó a prepararme de tal forma que nadie pueda decir que soy un inútil.

El nombre que él le coloco a las cualidades particularmente sobre a las capacidades más allá de un humano normal los nombro «el sexto sentido».

Él tenía un libro en el cual escribía con que se debía mesclar en DIN, ya sea un elemento o una cosa orgánica, a la hora de preparar una formula o pócima que al beberse de las propiedades conocidas como «super poderes» al usuario; en el libro se puede observar que está escrito en cogido, uno que solo lo podemos leer él y yo… oh podíamos ya que el murió dejándome la misión de terminar lo que el comenzó, su libro; por mucho que luche no fui capaz de preparar varias de sus fórmulas ya que lo necesario era difícil de conseguir o era nuclear.(el código en el que está escrito el libro es wingdings.)

Javier es mi hermano mayor y se dedica a jugar basquetbol ya que con su elasticidad es capaz de alterar du estatuar y ser más alto, por eso es muy popular por todo conocido aquel que sigue invicto, nunca le he podido ganar. Cuando tenía once y el trece nacería nuestra hermana menor, Alondra Yoshida, ella de alguna manera heredo fue el poder de la abuela, la «Magia», mi padre como mis hermanos tenían la piel blanca, mientras mi madre y yo la teníamos morena; y puede que todos tengan poderes a pura fuerza, pero yo tenía el ingenio que origino tales fortalezas dadas por Nelson en un pasado.

Un día miraba las noticias. – Estados unidos piensa comenzar una guerra contra Corea del norte, no es posible que este mundo me dé tanto asco… pero yo lo voy a cambiar. – Tome un bolso metiendo mucha ropa, preparado para salir de casa a un viaje para mejorar el mundo; pero por desgracia tanto como mi madre y padre no me dejaron.

– Mamá, por favor. – Le suplique.

– NO. – Me respondió sin pensarlo

– ¿Y tu papá? — Tenía la esperanza que el me apoyara.

– NO. – Respondió sin piedad

– Pero…. – Antes de rendirme seguiría insistiendo pero

– Hemos dicho que NO. – Dijeron los dos juntos.

Molesto pase toda la tarde preparando pociones para auto mejorarme a mí mismo, llegue a hacer tres: una de color verde oscuro que convierte todo el cuerpo en Hierro, otra morada que hace invisible todo tu ser, y la última es amarilla que anula la gravedad; todas tenían una ventaja y desventaja, las dos primeras dan al usuario su cualidad incluyendo la ropa(esto ya que al ponerse en uso el DIN contenidas en estas, están en contacto con el cuerpo generando electricidad estática, la cual es capaz de pasar las propiedades a las prendas de vestir), y la de antigravedad anula tu propia gravedad por completo, por lo que no vas a caer al suelo, pero tampoco te iras volando como un globo, quedaras inmóvil en el aire a no ser que te impulses de algo (esta también afecta la indumentaria).

Llegada la noche me despertaría mi abuela y también a mi hermano para decirnos:

– Estoy más que segura que tu abuelo con decir «ve» tu padre y madre no te hubieran detenido, vete ahora y llévate esas pociones con el libro, y tu tendrás que ir con él para ayudarlo. – Ella me paso mi bolso con todo dentro y le dio a mi hermano uno lleno de comida en tasas y botellas de plástico con agua.

– Gracias abuela.

– No es nada. – Ella me abrazo y luego a Javier. – Yo me encargo de que tus padres no se vayan a enojar.

Ambos escapamos de casa en medio de la noche, y por primera vez sentía que estaba a punto de lograr lo imposible.