Pōshon no sekai - 09
Javier dio unos pasos para atrás, dando una vuelta para luego tirarme una patada circular; con la fuerza centrífuga su pierna se estiro más rápido que lo usual para darme justo en el brazo izquierdo.
– ¡AAAH! … – creo que me disloco el brazo.
– ¡¿No te basta?! – Javier me lanzo otra, pero en la otra dirección para dañarme el otro brazo. – ¡esto es divertido! Ver como sufres. – ese es un lado de mi hermano que no conocía.
Antes de que su patada se conectara a mi brazo, me agache esquivándola, es hay cuando me lanza un golpe directo, coloque mi palma en su dirección generando un gran impacto.
– ¡Ouch! – dijo el al golpearme.
– ¡YA ENTIENDE! Si me golpeas con mis extremidades hechas de hierro solo te lastimas.
– ¿te preocupas por mí, estúpido? Yo supero el dolor.
– No me preocupo, es que ver tu ignorancia me enferma.
A pesar de la colisión no me logro mover ni un poco (usar mi pierna como ancla fue buena idea) pensé; y con su puño aun en mi mano empecé a apretar para inducirle dolor, el al tener más fuerza con abrir la mano se libera, este decide imitarme, yo en donde enterré mi pierna y el a como veinte pasos de mí, comenzamos a apretar la mano del otro para ver quien tortura a quien, él no se acercaba ni se movía de su sitio (Maldito seas por ser de goma y estirarte), en cambio yo no tenía esa opción.
– No me ganaras en esta zona, hablamos de… ¡FUERZA! – este apretó mi mano con todas sus fuerzas causando una grieta en mi mano.
– ¡AAAH! No puedes ser capaz de causar una fisura en mi mano convertida en hierro.
– Ah, ¿no? – este sujeto mi ante brazo elevando su otra mano como si fuese un martillo y estirándola a una gran altura, haciéndola bajar y golpeando mi mano.
– No, no ¡AAAAAAAAAH! – grite de dolor al ver que mi mano estaba toda agrietada. – (no pensé que al hacerse metal se pudiera romper, o al menos que algo así fuese capaz, pensé que era una armadura, pero en realidad es todo mi brazo el que cambie). – mi mano estaba agrietada, si seguía era posible que se rompa (y al hacerlo no serán los huesos, perderé la mano).
Mi hermano tenía varias heridas, moretones en el cuerpo y estaba exhausto, pero yo tenía un hombro dislocado, una mano casi destruida y estaba casi por caerme por el dolor; a pesar de estar en diferentes condiciones estábamos en las mismas, con el deseo de ganar sea como sea el costo o las consecuencias.
En la mirada del otro se lograba apreciar las ansias de ganar. Pero todo lo terminare yo y nadie más.
Lance mi brazo con fuerza hacia atrás, tronando mi hombro y restaurándolo a su lugar; el camino hacia mí de lo más clamado, estando frente a mí me lanzo un gancho (el golpe, por si las dudas), me agache para esquivarlo pero seguidamente me lanzaría demás golpes, esta vez no utilizaba su elasticidad por lo que eran golpes normales pero que aún tenían de su super fuerza, esquive solo un tercio de sus ataques, pero antes de que recibiera demasiado daño le saque el aire del estómago con un golpe. Pero él no cayó al suelo, tampoco se debilito ni un poco y me lanzo una patada de empuje, esta vez sí se estiro para generar la fuerza necesaria para sacar mi pierna debajo del suelo, quitándome mi ancla.
– (¿mi intento fue en vano?). – pensé para luego frenar le pie de Javier, el cual con la patada se siguió estirando para alejarme. – con que… guardando distancia.
No puedo usar mi mano derecha o la puedo perder… pero me da igual.
Él se abalanzo contra mí de una manera frenética, lanzando golpes sin ningún control, en cierto momento logre sujetar unos de sus puñetazos, sin soltarlo lo coloque en el suelo, aplastándolo con mis pies. – ¡Marico suéltame! – por más que intento jalar su mano yo la pisaba más. Pero mi hermano me jugaría sucio por primera vez en un largo tiempo, estiro su otro brazo por la calle en dirección contraria a mí, haciéndolo girar en la esquina mientras él sonreía levemente; de la nada sentí un golpe por detrás de mi cabeza, caí al suelo de cara mientras él se liberó del lio que le cree.
– Que troll ¿no?, estire mi brazo dándole la vuelta a la cuadra para golpearte por la espalda. – el corrió para estar delante de mí; se colocó detrás de mí con su rodilla de mi espalda mientras me tiraba de los brazos. – bien, ahora, ¡RINDETE! ¡nunca te podrás librar de esta llave!
– ¡¡¡AAAAAAAAAAH!!! – por más que gritaba más me torturaba… es hay cuando me dejo de importar mi hermano, nublando mi vista por el odio generado en el momento. Lanzando una patada a mi espalda le logre patear los webos.
– ¡HIJO DE…! – el me soltó para mi suerte, el callo al suelo en posición fetal mientras tenía sus manos en la entrepierna.
Enfurecido seguí pateando a mi hermano sin importar como se encontrará; una vez él se recuperó de un solo golpe me elevo al aire, por el hecho de no tener mucho peso en el cuerpo caí no muy rápido y no me dañaría al caer. Me limpie la sangre que salía de mi nariz, nuevamente estábamos en las mismas y nos colocamos de pie con mucha dificultad.
– Terminemos con esto.
– Es lo único en lo que estoy de acuerdo contigo.
– No te odio hermano… pero a veces me colmas la paciencia, y la verdad creo que deberíamos…
– ¡cállate!… no me digas hermano… ya que para ti nunca debí haber nacido.
– … sinceramente no quise…
– ¡QUE TE CALLES! – no quería escuchar nada que el pudiera decir, con un solo salto fue suficiente para lograr acertarle un puñetazo en la sien, pero había olvidado que mi mano derecha estaba agrietada, y con el golpe esas fisuras se profundizaron más. (no grites, no grites, aguanta el dolor y no te equivoques de mano otra vez.). – pensé en mi cabeza.
– Está bien… – el reacciono rápido y me tato de romper la mano, pero antes de que me acertara el golpe lo esquive. – ¡solo unos golpes más y te pudres, maldito!
Todo estaba por terminar, ya sabía eso gracias a las palabras de Javier; corriendo hacia el lleno de ira, él estaba de la misma forma, con nuestros puños generamos una pequeña brisa al chocar con tal fuerza, esa brisa hizo que tanto mi cabello como el de el se nos fuera para atrás levemente; seguidamente comenzaríamos a atacarnos simultánea- mente con cada golpe que lanzaba recibía uno de mi hermano, no me importaba si lo llegaba a dañar de manera permanente o viceversa.
Golpe tras golpe seguía el encuentro, ahora todo dependía de la fuerza y resistencia de cada uno, si bien, él tenía lo primero yo tenía lo segundo. Siempre aumentado la fuerza y la velocidad de nuestros puños sin prestar atención a nuestras heridas generadas por el otro, sino mas bien del daño que nosotros proporcionábamos.
– AAAAHH!! ¡NO ME VAS A GANAR! ¡NUNCA LO HAS HECHO!
– ¡PUES ESTA NO SOLO SERA LA PRIMERA VEZ! ¡SERA LA MEJOR DE TODAS!
Tras esas palabras ambos soltaríamos un golpe en la misma dirección, chocando nuestros puños se rompe mi mano derecha.
– AAAAAAAAAAAAHH!!!! – grite de dolor, pero Javier no tenía piedad.
– ¡ESO TE PASA POR ESTUPIDO! – estirando su brazo para atrás para darme el golpe final con todas sus fuerzas. – ¡¡¡PIERDE DE UNA PUTA VEZ!!!
El golpe lo recibí de lleno en la cara, estaba por quedar inconsciente; pero antes de eso pude observar a mi hermano con una expresión de terror y arrepentimiento mientras venia corriendo hacia mí. Cayendo al piso mi hermano me tomo de mi mano derecha toda destruida, tomando los pedazos y colocándolos en su lugar… de repente una luz verde, igual a la del DIN puro en estado líquido, empezó a brillar y mi mano dejo de ser de metal y volvió a ser de carne y hueso, claro solo mi mano derecha.
– …Lo siento… «sniff». – fue lo que me dijo mi hermano entre lágrimas ante de finalmente desmayarme.
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