Possesers (Poseedores) - 12
Existencia ambigua
Flujo inconstante
Luz que no alumbra
Infinitud insondable
Capítulo 12: Monstruo
El pequeño Aloís ingresaba a una casa acompañado de una mujer. –No te preocupes, este será tu nuevo hogar.- mencionaba aquella señora. –Si, solo no- mientras Aloís se separaba de ella y subía las escaleras rápidamente. Un hombre cargando maletines ingreso también a la casa. –No se que hacer- mencionaba esta mujer dirigiéndose a aquel hombre, claramente consternada para luego comenzar a llorar sobre el hombro de este. –Era mi hermana y nunca me dijo nada- finalizo la mujer mientras lloraba.
El pequeño caminaba por el pasillo del segundo mientras una sombra de su mismo tamaño lo seguía. -¡Cállate!, ¡No es cierto, cállate!- gritaba el pequeño, dirigiéndose aparentemente a aquella sombra.
En la sala de abajo, la tía de Aloís, subió rápidamente al escuchar aquel grito seguidos de un golpe. -¡¿Sucede algo?!- exclamo confundida mientras terminaba de subir la escalera y observaba a Aloís en el pasadizo. –Quería saber si dolía, pero no duele.- musito el pequeño con un rostro inexpresivo, mientras enseñaba una de sus manos, la cual chorreaba sangre de esta. –No duele nada- finaliza mientras miraba a su tía con aquel rostro inexpresivo. La tía del pequeño solo lo observaba estática, sin saber que hacer.
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Pasado unos días el pequeño Aloís se levantaba de la mesa luego de haber terminado de almorzar, para luego llevar su plato al lavadero, donde su tía estaba lavando los platos. –Toma mamá.- exclamo el pequeño haciendo que su tía girara hacia él. –Aloís…- dijo en voz baja la mujer con un rostro de tristeza, mientras el pequeño retrocedía para luego caer sentado. –¿Te encuentras bien?- pregunto la mujer, mientras el pequeño comenzaba a temblar. –Yo…- mencionaba el niño mientras temblaba para luego ser abrazado por su tía. Su tío al percatarse de lo acontecido trato de acercarse a él, -¿No quieres ver televisión? le pregunto al pequeño. Para luego ambos acompañar al pequeño al sillón mientras su prendía la televisión. -Este es tú programa favorito ¿Verdad?- comento el hombre mientras ponía un canal donde pasaban aquel héroe sentai. –El gran héroe Red Mighty.- exclamo la mujer tratando de animar al pequeño. -¿Red mighty?- mientras miraba a su tío con aquel rostro inexpresivo. –Ves un héroe poderoso, siempre gana- exclamaba mientras trataba de animar a Aloís. –Iré al cuarto a jugar- menciono el pequeño con aquel rostro inexpresivo. –Esta bien, Aloís- menciono el tío mientras sonreía, para luego Aloís subir las escaleras corriendo. Ocurrido esto, la tía del pequeño se cubrió el rostro para comenzar a llorar, mientras su esposo se acercaba a abrazarla.
En el cuarto el pequeño Aloís observaba sus juguetes del héroe Red Mighty y del monstruo, para luego caminar con su cuarto con estos en las manos, deteniéndose cuando ve su reflejo en un espejo de pie. Agachando la cabeza al observarlo y ver aquella sombra en él, finalmente tirando al héroe por la ventana y al monstruo contra el espejo, para luego agacharse y recoger uno de los pedazos de aquel vidrio.
Sus familiares al escuchar aquel ruido subieron corriendo hasta su cuarto. -¡¿Qué haces Aloís?!- menciono la tía mientras ingresaba al cuarto. –No es verdad- musito Aloís en voz baja. -¿Qué sucede?- pregunto la tía mientras trataba de acercarse Aloís. –No es verdad- grito este haciendo que su tía se detenga. –El héroe no puede ganar, y el monstruo gana, pero aún, así el monstruo debe morir, porque los monstruos siempre mueren- exclamo Aloís en alta voz. Percatándose su tío del pedazo de vidrio que llevaba el pequeño en las manos.
-Yo, soy un monstruo, no lo ven- menciono el pequeño mientras sonreía. La tía del pequeño, comenzó a llorar sujetándose el rostro, mientras el tío trataba de acercarse a Aloís lentamente. –No, tú eres, un tú eres un héroe, como vimos antes en la tv, como el gran Red mighty.- mencionaba este mientras intentaba acercarse agachado lentamente hacia a Aloís –Un héroe fuerte que ha pasado por mucho y ha sobrevivido- menciono su tío mientras sujetaba suavemente uno de los brazos de Aloís. -¡No!- exclamo el pequeño mientras se zafaba y retrocedía, -¡¡Yo no soy un héroe, no lo ves!!- exclamo Aloís mientras señalaba su distorsionado reflejo en el espejo roto. –¡Yo soy un monstruo!- menciono el infante mientras levantaba el pedazo de vidrio. ¡¡Monstruo, monstruo, monstruo!!, dijo mientras bajaba el pedazo de vidrio hincándose en uno de los hombros, ¡¡Los monstruos, merecen, morir, morir, morir!!- exclamaba el pequeño mientras se hundía repetidamente el pedazo de vidrio en el hombro- luego de haberse quedado estáticos por unos segundos el tío procedió a quitarle aquel pedazo de vidrio a Aloís para luego, abrazarlo, mientras el hombre comenzaba a llorar, para luego ser abrazado por su tía también, mientras el pequeño solo ponía un rostro inexpresivo.
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En lo que parece una oficina, ambos tíos de Aloís hablaban con un anciano con barba. –¿Esta seguro que funcionara?- pregunto la tía dirigiéndose a aquel anciano. -Es un tratamiento experimental, contraría a lo que la medicina sugiere, como le digo, pero sí es su única alternativa- mencionaba el anciano. –Nada parece funcionar- agrego el tío. –Sí es su ultima alternativa, deberían proceder- menciono el anciano mientras se acomodaba los lentes. –Solo queremos que este bien- agrego la tía mientras tomaba las manos de su esposo. –Una vez terminado el proceso, será un niño nuevo, básicamente sus recuerdos serán suprimidos y otros falsos ocuparan su lugar, es la única forma de que pueda seguir viviendo como un ser humano completo- Ambos tíos del pequeños se miraron el uno al otro un instante para luego voltear donde el anciano. –Aceptamos- mencionaron. –Está bien, es lo más adecuado- comento el anciano mientras cruzaba sus manos-
Atrás de aquel anciano, en las sombras un espectro se observaba
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