Princes of the legacy - Conjuro 05
El peli-castaño estaba en medio de un sueño.
Un sueño extremadamente vivido.
El [odio] que se tenían esas 2 chicas, el choque de sus [espadas]
El suelo que las rodeaba era teñido de rojo carmesí proveniente de cualquier ser que intentara detener su batalla.
La chica albina deslumbraba con su luz, mientras que la otra chica era su antónimo. Su cabello oscuro llamaba a la noche misma.
—Espiar el corazón de una dama no es de caballeros, mocoso.
Káiser voltea para ver a aquella chica como de costumbre rodeada de oscuridad, en esta ocasión sentada en un trono que al parecer aquella materia oscura era capaz de crear.
—Creo que, si realmente estuviera espiando, esto no hubiera aparecido de la nada.
—Ya me descubriste? —dijo riendo—. tu capacidad de deducción me sorprende.
—Conozco gente que hace cosas similares
Kaiser recordó cuando los niños del orfanato peleaban para averiguar quién había robado las raciones de los demás, usando la misma lógica, Kaiser logro hacer que el culpable se delatara así mismo.
—Bueno, si vas a hacer mí sucesor necesitaras elevar esa habilidad— dijo la chica mientras cruzaba sus piernas lentamente.
—¿Sucesor?, ¿De qué hablas?
—Ya deberías saber la respuesta, ¿no es así, mi príncipe?
Un dolor extremo se manifestó en la mano derecha del adolecente. Al mirar su brazo, este era consumido por materia oscura que parecía tener vida propia, la cual emanaba de la marca de su mano.
◊
El chico despertó, la zona en la que estaba anteriormente se transformó en su habitación.
El dolor en su mano también se había esfumado, sin embargo, Káiser no podía evitar sentir que el dolor aún seguía ahí.
Gracias a los cuidados de la enfermera la herida de Káiser estaba casi sanada, esto se debía en otras cosas a que la enfermera era una maga de hierba, por lo que la magia curativa era su especialidad.
8 de marzo, jueves.
Káiser había permanecido en cama durante un día completo para asegurar una recuperación más rápida. Blaz y Dray le traían apuntes de las clases, por lo que no se perdió de mucho.
Este día sin embargo el sentía en plena forma, incluso más fuerte. Aunque Káiser noto que a medida que caía el sol y la noche se elevaba su fuerza y sus sentidos aumentaba progresivamente, incluso logro escuchar una conversación a través de las gruesas paredes. Pero sin duda alguna el cambio más notorio en él era la marca oscura en su mano. Káiser de vez en cuando acariciaba la marca la cual reaccionaba mostrando un leve tono violeta.
Toc toc
—Káiser, ya es hora de irnos.
Su amigo Blaz le hablo detrás de su puerta. El peli-castaño vio la hora y confirmo que ya era hora de subir hacia los salones de clases.
—Bien, salgo enseguida.
Arreglando su torcida corbata y peinando su desordenado cabello, Káiser salió de la habitación listo para retomar sus clases. Aunque él sabía que ya no serían normales.
Tras que Káiser hiciera el pacto con la reina de la oscuridad la directora Daila le pidió que nuevamente hiciera la prueba del espejo. Káiser se mostró nervioso, pues recordó lo que paso la vez anterior. La directora insistió en que lo repitiera, por lo que Káiser en vista de que aparentemente no tenía opción, acepto dudoso.
La prueba se realizó sin mayores problemas. El escándalo del espejo negro no se volvió a repetir. Sus datos también cambiaron. Ahora poseía un breve aumento de fuerza física, aunque no tanta. Su inteligencia también subió bastante. Lo único que no cambio fue su fuerza mágica que permanecía en incalculable. En consecuencia, el espejo volvió a enviarlo a la clase Raven, pero esta vez le dio el tipo de magia que portaba. [Magia oscura] la misma magia que la directora y una de las dos magias más raras, pues como le había contado Blaz, la oscuridad rara vez compatibilizaba con gente. Al igual que la luz.
Además de que a petición de Daila el nuevo estado de Káiser les fue anunciado al resto de estudiantes que quedaron con la boca abierta, en especial los nobles de altas casas quienes le tomaron aún más odio. Ya no era por haber sido antes un impuro, si no que era porque un plebeyo tenía una magia particularmente rara.
………………………………….
………………
Esta vez Káiser no fue a clases con sus amigos, él tenía una clase separada. Diseñada para él y que se llevaría a cabo en un lugar especial de la academia. [Zero Chaos] el nombre del recinto en donde los duelos amistosos y competitivos se llevaban a cabo.
—Oh, finalmente llego.
La directora Daila, ahora autoproclamada maestra, observaba como el peli-castaño venia corriendo desde el edificio principal.
La bruja llevaba 5 pergaminos bajo su hombro los cuales dejo a cargo a su asistente la maestra Emilia, quien había aceptado ayudar en estas clases particulares, no solo por ver como Káiser se desarrollaba, si no ver cómo era el poder que recorría ahora sus venas.
—Voy a enseñarte algunos de los hechizos básicos de un mago oscuro, y luego que hayas aprendido el cómo los invocamos entraremos a los combates simulados
La muestra Emilia le arrojo el primer pergamino. Daila lo aventó para que se abriera en su totalidad.
—La magia oscura al contrario de lo que se piensa no compatibiliza con quienes tienen malas intenciones. Ella se entrega a aquellos que no buscan tener poder, ¿comprendes?
—Eso creo, ¿ese es el por qué la existencia de magos oscuros es tan reducida?
—Correcto, en estos tiempos no hay persona que piense en el poder. La búsqueda insaciable de poder siempre nos convierte en animales incapaces de distinguir que está bien y que está mal.
Las letras del pergamino brillaron y se hicieron totalmente legibles, al parecer los mismos pergaminos eran los que decidían quien los leía y quién no.
—El hechizo básico de la oscuridad. La explosión oscura, [Dark Explosion] cuando la invocas es una fuerza explosiva que arrasa con su objetivo. Para poder invocarla debes de imaginarlo. La fuerza explosiva acumulándose en tu mano y el cómo se dispara hacia el frente. Pero antes….
La directora metió su mano en el bolsillo oculto de su vestido y lo coloco en las manos de Káiser. Era un cristal elemental, ligeramente más grande que los que Káiser tenía. Pero, aunque fuera poca cosa Káiser sabía que un simple aumento en el tamaño significaba un aumento en el poder que se podía lanzar con el cristal.
La maestra Emilia se ubicó justo a un lado de Káiser con una cara expectante.
—Te hare una pregunta antes de continuar con esto.
El peli-castaño asintió con la cabeza.
—Si prestaste atención a mi clase, ¿cuál es la diferencia entre la magia y la hechicería moderna? Lo nombre brevemente antes de introducirlos hacia las runas.
—La hechicería moderna es la ciencia, las capacidades que se obtienen al comprender los elementos y como estos afectan al mundo, mientras que la magia se basa en el poder de creer. Sin embargo, esta no es omnipotente.
—¡Vaya que maravilla! —exclamo Daila—. Hay alguien que presta atención en tu clase Emilia.
La bruja rio con la mano en su boca, mientras la maestra Emilia se quedó mirando a su amiga con unos ojos que reflejaban un mensaje claro [me importa un comino]
—¿A qué se debe la pregunta?
—Lo que harás ahora es magia, no hechicería—le aclaro la maestra Emilia—. Por lo que deberás pensar en crear un milagro.
—Convierte el cristal en tus manos en lo más maravilloso que hayas visto.
—Lo más maravilloso que he visto— Káiser cerro sus ojos.
—Visualízalo en tu mente, el milagro de transformar este cristal en la cosa más maravillosa que hayas visto.
El cristal comenzó a llenarse de materia oscura y ambas docentes retrocedieron para ver el proceso. Sin embargo, tras breves momentos quedaron impactadas ante lo que vieron.
◊
[Lo más maravilloso que has visto]
Káiser sabía que lo más maravilloso que él había presenciado había sucedido hace apenas unas noches atrás. El cómo la chica rodeada de oscuridad se presentó ante él, sin embargo, en su mente imagino otra cosa. El cómo danzaba con una sonrisa malévola en su rostro mientras lo invitaba a bailar; como la oscuridad emanaba de su cuerpo y la rodeaba como si el mismo elemento estuviera adorándola.
Fue en ese preciso momento cuando Káiser fue llevado a una enorme planicie verde. A lo lejos se podía ver un inmenso castillo. Pero él hacía énfasis a las dos personas que yacían recostadas en el sano pasto a la sombra de un árbol.
“¿De verdad crees que soy hermosa?, ¿a pesar de lo que tu pueblo dice de mí?
—Claro que sí y puedo garantizarlo. Sin duda alguna la mujer más hermosa ante mis ojos eres tú, Vale—
……………
…………………………
—¡Káiser, detente!
El peli-castaño abrió los ojos. Daila y Emilia estaban perplejas mientras lo observaban y no era de extrañar, pues al voltear hacia sus manos el cristal había desapareció por todo el piso y se había convertido en aparente pasto y también había empezado a construir aquel árbol que había visto, salvo que solo se completó un tercio del tronco.
—Esto es increíble.
Era la primera vez que Káiser veía a la maestra Emilia con sus ojos bien abiertos y a la directora Daila derramar sudor por nerviosismo.
—¡¿He hecho algo mal?! —pregunto Káiser nervioso.
—Todo lo contrario, acabas de utilizar la magia, pero no debería de ser así.
—¿Eh?
Fue ahí cuando Káiser comprendió lo que había pasado, el milagro que él debía haber realizado debía de transformar el cristal en el momento más maravilloso que hubiera visto, pero lo que realmente hizo fue plasmar ese recuerdo en la realidad, sobrescribía lo que ya existía con lo que estaba en su mente. De hecho, se podía ver como el cristal se expandió y comenzó a volverse uno con el concreto.
Daila se agacho con delicadeza y toco el concreto mezclado con el cristal levemente oscurecido por la magia oscura de Káiser. La bruja solo pudo reír de lo maravillada que estaba.
—Creo que esto completa perfectamente lo requerido. Ahora debería de poder usar hechizos sin proble…. ¿Káiser?
El peli-castaño estuvo tan distraído que no se percató de cómo sus ojos se teñían en rojo y su nariz y oídos comenzaban a sangrar. Al notar esto una fuerte jaqueca lo hizo colapsar, inmediatamente la maestra Emilia lo sujeto del brazo para evitar que cayera de costado.
—Supongo que habrá un largo camino por recorrer, deberíamos dejarlo aquí por hoy, acabas de demostrar algo nunca antes visto. Creo que en tu primera lección es un aprobatorio directo.
Káiser acompañado de la maestra Emilia regreso al edificio principal donde justamente Dray le esperaba, pues las campanas de fin del primer periodo sonaron mientras caminaban hacia allá.
La maestra Emilia entrego la responsabilidad de llevar a Káiser a la enfermería en los hombros de Dray.
En la enfermería se determinó que fue un sobre esfuerzo, cosa que no extraño a la enfermera ni a sus amigos. Pues como Káiser solía ser un impuro, su capacidad mágica no se desarrolló a la par con su cuerpo. En el momento en el que el poder de la reina de oscuridad penetro por su cuerpo este se sorprendió por la cantidad de mana que le fue transferido y al no estar acostumbrado colapso.
Para los magos existían dos maleficios naturales que la magia les otorgaba. La deficiencia de mana y la sobrecarga de mana. La sobrecarga ocurre cuando el mago no puede seguirle el ritmo a su propio poder, la solución es fortalecer el cuerpo de manera tradicional con ejercicios y prácticas. De esta forma su cuerpo se fortalecerá permitiéndole usar mas poder. Este maleficio es extremadamente raro, yaqué la magia se desarrolla junto con el crecimiento normal del usuario. Por otro lado, la deficiencia de mana se presenta en dos situaciones. Una da origen a los impuros, quienes, al tener tan poco poder mágico, no pueden manifestarlo independientemente. Mientras que la otra, se da en los casos de magos que han ocupado todo el mana en sus cuerpos y no podrán usar magia hasta que lo recuperen. de seguirse utilizando los hechizos tomaran la fuerza vital del cuerpo en lugar del mana lo que conllevaría a la muerte.
A pesar de que aún se sentía algo mareado la verdad no había mucho que hacer en estos casos salvo descansar, por lo que Dray ayudo a su amigo a volver al cuarto. Sin embargo y a pesar de todo el ajetreó en su mente, Káiser noto que claramente alguien faltaba.
—¿Dray, donde esta Blaz? —
—Dijo que tenía algo que hacer, por lo que no era necesario que lo espe—
La voz de Dray fue aplastada por gritos femeninos provenientes desde la entrada de la academia. Eventualmente los chicos vieron como más y más estudiantes se sumaban y se dirigían hacia la entrada. Siendo la curiosidad más fuerte que una jaqueca Káiser y Dray también se unieron.
Las personas que formaban la multitud eran de distintas clases y grados, aunque la mayoría de la clase Raven de primer año estaba aquí. Las mujeres sonriendo como si presenciarían un hermoso acto mientras los hombres mostraban señales de que habían sido asesinados en “vida”, ojos bien abiertos al igual que sus bocas, algunos incluso se desmayaron.
Al ver la razón era entendible. Con su pelo rubio, un vestido negro, una cara perfecta. La mujer ideal estaba de pie junto a un chico albino.
——Espera… ¡¿Ese es Blaz?!—
El joven mago no se equivocaba, aunque peinado de distinta manera, no había duda de que ese era su compañero Blaz Kazloverist, quien junto a la desconocida chica formaban una excelente combinación tanto de colores como pareja.
——Oye Dray, ¿tú sabes quién——
—No tengo idea. —
A pesar de que ciertamente la escena era cautivadora Káiser y Dray notaron como leves gotas de sudor escurrían por el rostro de su amigo, además de que su mirada era distante. La misteriosa chica estaba aferrada a él con un gran abrazo. Esto al parecer no le agradaba.
Blaz noto a sus amigos entre la disturba que se había generado e inmediatamente sus ojos volvieron a la vida.
Los chicos solo levantaron sus manos y saludaron con sonrisas claramente fingidas. Su acompañante noto su interacción con los dos chicos de la que ella no tenía constancia de sus identidades.
—Blazy, ¿quiénes son ellos? —
Hubo un breve silencio incomodo, pero que luego fue reemplazado por carcajadas enormes y otras que eran ocultadas con la mano. No era por el apodo en sí, sino más bien, porque el apodo no le quedaba a alguien con la personalidad de Blaz.
—¡GUAA!, ¡Blaz se sonrojo de la vergüenza!
Aquella frase proveniente de un compañero de clase empeoro la situación.
Káiser pensó que tenía que sacar a su amigo de esta situación.
Tras estar brevemente pensando una idea le vino a la cabeza.
—Oye, Blaz, siento interrumpir esto. Pero tú y nosotros tenemos algo importante que hacer ¿no?
—Si, sí. Tienes razón. Lo siento, Diana ¿Podemos ver—-¡!
La salvación de Káiser fue rápidamente bloqueada por la chica que se interpuso entre los dos
—Si tratas de alejarlo de mí, tendré que romper un par de nueces, ¿si sabes a que me refiero? ♫.
Con una sonrisa inocente y aura asesina que casi helaban la sangre, ella tomo a Blaz del brazo, se dio media vuelta y comenzaron a retirarse hacia la puerta principal, todos los estudiantes se hacían aun lado por miedo a aquella chica misteriosa.
—¡Tú, la chica de ahí!
Dray y Káiser al escuchar y ver como un maestro se acercaba rezaron, pues era como un regalo del cielo.
—Las personas sin autorización no pueden rondar por el edificio. Por favor, acompáñeme a la oficina del director.
—eh… espere. ¡Ayúdame, Blazy!
La chica llevada a la fuerza gritaba por ayuda a Blaz, el cual con un rostro inexpresivo se dio la vuelta y volvió con sus amigos.
—De la que me salve. -dijo el peli-blanco-
—Sin embargo, ¿a qué vino todo eso?
—Primero vamos a un lugar tranquilo y alejado luego les explicare.
En vista de que ahora ellos estaban en el centro de atención rápidamente se retiraron hacia los pasillos de la academia, además de que los inspectores estaban disolviendo el amontonamiento de gente.
Llegando al jardín central, donde casi no había nadie, los chicos se relajaron y se sentaron para hablar.
—Quién demonios era ella?, Blaz.
—Pues……esa chica se llama Diana Uzemberg y es mí…bueno……prometida.
Por un momento Blaz aprecio como las almas de Káiser y Dray se iban de sus cuerpos quedando solo sus ojos blancos vacíos y sumidos en la sorpresa.
—Ti-tiene mí misma edad y tiene prometida.
El mago de agua estaba afirmado en la pared observando el horizonte mientras derramaba una lágrima.
El aura que emanaba lo dejaba claro, el <pequeño> Dray tenía envidia.
—No les debe de extrañar, como noble que soy nuestro compromiso se decidió desde que éramos niños
—Los nobles la tiene difícil ¿no?
—Ciertamente, Káiser. Ciertamente
El peli-blanco miro hacia el cielo con una mirada algo triste. Con esto Káiser pudo deducir algo importante. La visita de Diana en lugar de traerle buenas nuevas le trajo tristeza, por lo que algo extraño sucedía entre ellos dos.
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