Princes of the legacy - Conjuro 08
Daila regreso a Raven esperando que todo siguiera igual. Lastimosamente eso no fue así. La maestra Emilia notifico que en medio de la conferencia de profesores la alerta de abandono del territorio se había activado en el uniforme de Blaz. Dicha alerta estaba en las insignias de cada estudiante, además también contaban con rastreadores mágicos que se activan tras sobrepasar cierto límite.
También otro estudiante estaba extraviado. Su uniforme fue encontrado en el cuarto que compartía con dos estudiantes más por lo que su rastreo era imposible. Nicol Aquista, había señalado que la barrera de protección de la academia tenía huecos. Daila estuvo investigando interacciones en la barrera, pero no había encontrado rastros de nada, pero eso porque estaba basando su juicio en que estaban interactuando desde afuera de ella.
—Viktorius tenía razón, creo que estoy acostumbrándome al retiro.
—No te culpes por eso, tenemos cientos de alumnos que cuidar no es de extrañar que tus habilidades se oxiden un poco. —le dijo su vieja amiga
—¿Dónde están los de primer año?
—Siguen en [Zero Chaos]
—Que los estudiantes de primero vuelvan a sus dormitorios. A partir de ahora todos los estudiantes tienen prohibido abandonar la academia si no soy yo quien lo autoriza.
—Entendido.
Y así Káiser, Dray y todos los demás alumnos de primero volvieron a sus dormitorios siendo escoltados por los mismos alumnos que los llevaron allí. Pero aun así Káiser no podía sacarse una duda de la cabeza ¿Dónde está Blaz? Prácticamente estuvieron casi dos horas en el recuento de alumnos y el aún no había regresado. Con esto en mente y viendo de reojo una visible brecha como para escabullirse Káiser agarro del brazo a Dray y rápidamente se escondieron detrás de un pilar.
Dray sorprendido intento preguntar qué era lo que Káiser estaba haciendo, sin embargo, fue silenciado por el peli-castaño pues el tono de voz de Dray fue muy elevado que llamo la atención de uno de los alumnos mayores que los escoltaban. Arrinconándose lo más que podían en la columna para no ser vistos se libraron tras que una compañera del alumno superior le llamo para que regresara a su puesto de escolta. Tras ver que todos se dirigieron de vuelta a la gran escalinata Káiser soltó a Day y se apartaron de la columna.
—¿Oye, que es lo que piensas? —le pregunto Dray. —Nos indicaron volver a los dormitorios, fue una orden de la directora. Sus órdenes no deben pasarse por alto.
—¿No crees que aquí hay algo que no cuadra? — Káiser tomo a Dray del brazo y se lo llevo de vuelta por los pasillos hacia Zero Chaos. —La maestra Emilia noto la ausencia de Blaz y aun así no nos preguntó dónde está.
—Ahora que lo mencionas, si un alumno desaparece el primer paso es preguntarles a sus compañeros de habitación.
—¿Verdad?, pero ella no lo hizo y ella es la que siempre se queja cuando faltamos a un lugar.
—¿Y crees que ella sepa algo de Blaz?
—No solo ella, ¿recuerdas que los maestros nos miraban y comenzaban a chamullar? De seguro era porque ya sabían que algo paso con Blaz.
Káiser detuvo su caminar de golpe.
—¿Káiser?
—Hay alguien detrás de nosotros.
Dray volteo, pero no vio a nadie.
—Emm, no. No hay nadie.
—Eso es porque no es una persona, fíjate en la esquina izquierda del techo.
Efectivamente lo que estaba ahí no era una persona, era un cuervo que los miraba con suma atención, un comportamiento extraño de ellos ya que nunca van solos. Además, tras chocar miradas con Kaiser el cuervo salió volando mientras graznaba.
—¿Cómo notaste al cuervo? —pregunto Dray asombrado.
—No fui yo, fue ella.
Káiser señalo su marca que estaba levemente con una oscuridad violeta azulada.
—La reina de la oscuridad es lo máximo. —dijo Dray retomando su caminar-
Sin embargo, ese asombro alegre se volvió un asombro terrorífico cuando al voltear en la esquina del pasillo se vieron cara a cara con la maestra de los ojos muertos.
—Ma-maestra Emilia.
—A la oficina de la directora, ahora.
Sin opción ambos chicos fueron llevados como dos prisioneros en camino a su inminente ejecución
◊
—Nada, reitero, nada justifica que desobedecieran una orden que haya salido de mi boca.
Daila estaba claramente enojada.
—Se puede saber porque desobedecieron.
—Bueno, verá…—Dray intentaba sacar excusas de donde no tenía-
—Sabemos perfectamente que están ocultando el hecho de que Blaz desapareció.
Los ojos de Daila cambiaron a unos sin brillo, señal de que había sido descubierta
—¿Por qué tanto esfuerzo en encubrirlo? ¿Por qué no ir en su rescate?
—¿Y cómo propones iniciar? Si posees alguna información que concierne como salvar al joven Kazloverist sin iniciar una guerra no dudes en decirlo.
Káiser callo.
—Eso creí.
Daila se levantó de su asiento dejando al descubierto unos planeos que se ocultaban bajo sus brazos que estaban apoyados sobre el escritorio. Káiser y Dray lograron verlo de reojo, era un mapa de la frontera entre Lyserick y el reino Zatizer.
—Ustedes aún no han tenido experiencia en combate, no son cuervos, son simples bebes que aún no saben volar ¡Este no es el momento de tomar decisiones insensatas!, no cometan el error de pensar que son los únicos preocupados por Blaz Kazloverist.
Daila hizo un simple gesto con su mano y las puertas detrás de ambos chicos se abrieron.
—Vuelvan a su dormitorio y no vuelvan a desobedecer las órdenes, de lo contrario pasaran 1 mes limpiando los 24 baños de la academia.
Con una mirada de insatisfacción Káiser y Dray se retiraron a paso veloz producto de su impotencia de no haber podido hacer nada.
Sin nada más que hacer ambos decidieron obedecer y se quedaron en su habitación que ahora daba la sensación de ser más grande y vacía.
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Finalmente, la noche cayó.
3 de abril
Daila estuvo todo ese tiempo, encerrada en su oficina, en compañía de la maestra Emilia ideando alguna táctica de como traer a Blaz de regreso. La última localización que dio la insignia de su uniforme fue casi al borde de la frontera. Un problema realmente serio, pues si Daila revelaba a la familia Kazloverist que su hijo había sido secuestrado, esto llegaría a oídos del rey, quien justo estaba haciendo tratados con Zatizer. Secuestrar al hijo de una de las cabezas de los nobles desencadenaría en una batalla entre ambos reinos.
Además, no se sabía quién había secuestrado a Blaz. Daila suponía que se trataba de Divine Scale, a quienes no les importaría si inicia una guerra entre reinos. Una situación así conllevaría retrasar la entrada de la academia Raven al torneo quedando excluida de los posibles beneficios que el reino pudiera dar.
—Nos la jugaron.
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…………………………….
La maestra Úrsula, junto al maestro Jack estaban de guardia a las afueras de la academia, justo a los lados del portón de entrada principal. Allí ellos conversaban un tema que desde hacía tiempo llevaba picándoles la cabeza y eso también incluía a la hermana de Úrsula, Emilia.
—Entonces, aun no le has dicho nada.
—No, no. Es como si ella anticipara lo que voy a hacer.
—Bueno, mi hermana es de carácter firme, si quieres ganar su corazón deberás ser más osado.
—¿Tú crees?
—Desde que mi hermana volvió de la milicia, cambio totalmente. Gran parte se debe a que nuestros padres murieron mientras no estaba, pero no sé qué fue lo que vivió ahí cuando volvió. era fría y seria. Ni siquiera la reconocí. Creo que, de cierta forma tú la complementas y esas emociones que perdió regresan, si eres un poco más osado ella te mirara.
—Hablas muy bonito, Úrsula.
—No lo digas, me da vergüenza.
Un fuerte viento cortó la conversación entre ambos, las lámparas encendidas por fuego comenzaron a apagarse de golpe, el estrellado cielo se fue cerrando por nubes negras que opacaron hasta la brillante luna.
—¿Se anunció un clima así?
—No, para nada.
BOOM
—¿Que fue eso?
BOOM
Jack miro hacia lo más allá de la ciudad en donde casi imperceptible un destello de luz se asomó y un punto negro comenzó a acercarse a toda velocidad
—¡Son balas!
Jack rápidamente se abalanzo sobre Úrsula para protegerla, la bala impacto justo en donde Úrsula se encontraba. La bala se desintegro en cientos de fragmentos tras impactar con la barrera de la academia
—¡Nos atacan, todos a sus puestos de combate!
La voz de la maestra Úrsula se escuchó en cada parlante de la academia. Káiser y Dray despertaron producto del impacto del disparo, afuera de su habitación se escuchaba un pánico entre los estudiantes de primer año, quienes no sabían cómo reaccionar ante esta situación desconocida para ellos.
◊
De un momento a otro, Entinel, comenzó a incendiarse. Los impactos de balas se intensificaron y algunas eran balas de fuego que al tocar las antiguas casas de madera estallaron en enormes bolas carmesí que iluminaban la noche
Los civiles salían de sus casas en dirección hacia la academia, las rejas se abrieron para permitirles su protección, a su vez los magos de curso superior salían de la academia con dirección a la ciudad para prestar su servicio.
En la entrada de la ciudad aparecieron ellos, como una turba de enloquecidos y hambrientos perros, los hombres de Divine Scale invadieron la ciudad e hicieron de las suyas, lanzando granadas a las casas en donde aún se encontraban civiles, asesinando a cuál persona se cruzaban. Eso hasta que finalmente chocaron con los magos de Raven, quienes con sumo valor e incluso aun en pijamas se enfrentaban a muerte contra ellos.
En la academia los magos poco experimentados de primer año cogieron fusiles encantados con los cuales atacaban a tiros, balas mágicas que paralizaban al oponente con un potente veneno, no llega a matarlos, pero los incapacita por varias horas.
Káiser y Dray se colocaron sus uniformes totalmente arrugados, sin embargo, Káiser no se encontraba en la disposición para ayudar en esta situación precisamente.
—No pensaras en hacer lo que pienso que quieres hacer, ¿verdad?
—Si lo hare, Blaz es mi amigo. He iré a ayudarlo.
—Aun si tienes a esa reina de la oscuridad no es como si pudieras enfrentarte a un grupo de terroristas por ti mismo.
—Lo sé, aun así, iré.
—¿Por qué? Nos conocemos desde hace un mes.
—Te diré una cosa Dray. —la voz de Káiser se volvió increíblemente seria, tanto así que el mismo Dray quedo atento a lo que tuviera que decir. —Los que son como yo, los impuros, somos lo más bajo que existe en este reino. Vivimos alejados de ustedes por el rechazo que los magos nos tienen, pero, aun así, Blaz me acepto. No me mira con desprecio o con aires de superioridad, el me mira como miraría a cualquier persona. Al igual que tú.
—¿De verdad sientes todo eso a pesar del poco tiempo que tenemos juntos?
—Puedes llamarme estúpido por pensar así, pero finalmente puedo conversar con ustedes, reír con ustedes y ahora —mirando la palma de su mano derecha. —soy capaz de usar magia. No pienso abandonar a alguien con quien viví un momento tan importante como ese.
Káiser empaco sus confiables cristales en su maleta, se la coloco en su hombro derecho y se dirigió a la puerta
—No te pediré que vengas conmigo, pero no dudes que si hubieses sido tú. No duraría en hacer lo mismo.
Dray miro al suelo brevemente, pero luego de un gran suspiro su decisión fue claramente la acertada.
—¿Entonces como saldremos de aquí?
Káiser sujeto su mano derecha con fuerza. Acerco su puño a su boca y le susurro.
—Por favor, ayúdanos.
En respuesta la marca de su pacto palpito en un color violeta y debajo de Káiser su sombra se expandió hasta formar un gran charco de negro.
—Dray, ven rápido.
El peli-azulado se aferró a su amigo y ambos fueron devorados por las sombras.
Breves segundos después una alerta se activó en la oficina de Daila, la alerta de abandono del territorio.
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Ambos chicos fueron expulsados de la sombra y cayeron sobre un alocado césped, la academia había desaparecido, estaban en un claro en donde solo se podía ver un pequeño edificio similar a los santuarios abandonados.
—¿Dónde estamos? Oye, Káiser ¿traes un mapa en tu bolso?
—Si, dame un segundo. —Káiser se tambaleaba por varios instantes, pero finalmente no logro mantener su equilibrio y cayó al suelo preocupando a Dray-
—Oye, ¿qué te pasa?
—No te preocupes, fue solo un mareo. —abriendo su bolso. — toma, aquí está el mapa
Dray extendió el mapa en el suelo y analizo segundo lo único que se encontraba a la vista.
—¿Recuerdas lo que vimos antes de que la directora nos enviara a nuestro cuarto? —pregunto Dray.
—Si, era un mapa de la frontera de los reinos ¿no?
—Pues ahí es donde estamos, ese santuario abandonado es uno de los puntos fronterizos, pasarlo significa entrar a Zatizer.
Dray señalo el santuario con su dedo.
A su vez la marca en la mano derecha de Káiser comenzó a titilar. Era un mensaje bastante claro.
[Lo que buscas está ahí dentro.]
Káiser y Dray avanzaron hasta estar frente a frente con la puerta del santuario. Una última mirada demostró la decisión de ambos. Abrieron las puertas y pasaron a través de la entrada corriendo. A su vez Káiser recibió otra alerta por parte de la reina de la oscuridad. El enemigo ya noto su intrusión. En otras palabras, los que secuestraron a Blaz ya sabían o más bien esperaban a que llegaran.
El santuario parecía pequeño desde fuera, pero muy grande en su interior. No había duda de que estaba bajo un hechizo. Las imágenes religiosas tenían sus cabezas en el suelo y algunas estatuas tenían las espadas clavadas en sus pechos de mármol.
Sin embargo, en donde se supone debería de estar el altar había un enorme agujero junto con una escalera. Para ambos no había duda de que Blaz estaba ahí abajo. Una larga escalera en espiral hacía que mientras más bajarán se sintieran mareados, pero esto no por que estuvieran dando vueltas en círculos, si no por el hedor a muerte que llenaba sus fosas nasales.
Después de las escaleras había un solo pasillo que llevaba al fondo, las lámparas del sótano estaban encendidas. Con Káiser al frente, siguieron avanzando, tratando de ignorar las celdas a sus costados en las cuales se podían ver figuras humanas inmóviles, claramente era la fuente del hedor. Al final del pasillo había una puerta, la puerta que los separaba de su objetivo.
—Está ahí ¿no? Detrás de esa puerta.
—Si, mi mano derecha está vibrando cada vez más, no cabe duda que está ahí detrás.
Káiser se aproximó a la puerta y coloco su mano en el picaporte.
—¿Listo?
—Si tú lo estas, yo también.
Káiser abrió la puerta rápidamente, haciendo de paso un gran ruido. Era una cueva enrome llena de magos pertenecientes a Divine Scale, todos ellos estaban arrodillados ante un altar, aparentemente era el altar que debería haber estado en el santuario. Y en la gran mesa del altar estaba Blaz inconsciente, mientras que a su lado se encontraba Diana sosteniendo una gran daga dorada.
—Sean bienvenidos, magos de Raven
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