Princes of the legacy - 11
Justo en el pequeño jardín que el orfanato tenia, Kaiser caminaba con una sonrisa despreocupada en su rostro. Mas allá se podían ver a sus “hermanos” pequeños jugando entre si a las quemadas con una sucia y maltratada pelota.
Kaiser se recostó en aquel verde césped donde como de costumbre las hadas se acercaban al de forma amistosa, sintiendo una especie de conexión con ellas, Kaiser las acariciaba y estas lo permitían. Pero a pesar de que todo era lo cotidiano había algo que estaba claramente fuera de lugar.
En aquel orfanato las fuertes brisas jamás faltaban, pero ahora no había ni un susurro de este. Las risas de los niños parecían huecas, rebotando en un espacio.
—Un momento…. ¿Cuándo fue que volví aquí?
La sorpresa que se llevó no fue poca, pues su mente no recordaba en qué momento había regresado a su hogar.
—De seguro es otro juego de Valeska
Pensando en esa situación, Kaiser ingreso al edificio, pues si este era un sueño basado en sus recuerdos, solo podría ver aquello que recordaba con exactitud. Pero que el viento no estuviera y las risas comenzaran a distorsionarse aún más lo hizo dudar.
El edificio estaba vacío, otro fallo más. Pues los niños siempre jugaban por entre los pasillos. Al llegar a su habitación escucho una risa. El mago de cabellos castaños tomo el pomo de la puerta y con algo en su interior que le advertía precisamente que no la abriera, este la abrió.
Todo se volvió un cuarto oscuro, la puerta donde provenía la única luz solar fue cerrada tras de el y no se volvía a abrir, pareciera que alguien le cerro desde afuera.
Allí había un niño, estaba sentado jugando con un hueso aparentemente humano. Vestía unos simples trapos sucios y los grilletes atrapaban sus tobillos y muñecas. Al escuchar la puerta abrirse el niño miro hacia atrás.
—¿Quién eres?
—Yo…ah…me llamo Káiser. ¿Y tú como te llamas?
—No tengo nombre, el maestro dice que las herramientas no necesitan nombre.
—¿Herramienta?
—Pero llegaste en el momento oportuno, ya me estaba aburriendo de jugar con sus huesos. Oye, ¿quieres jugar conmigo?
Pum.
De la nada Kaiser estaba siendo sujeto del cuello por las manos del niño que ahora tenía unos ojos anaranjados profundos, llenos de un vacío interminable. Su sonrisa era gigantesca de dientes afilados.
Su fuerza era increíble, la zona alrededor de su cuello ya se había puesto morada y la saliva comenzó a brotar sin control de su boca.
Mientras Kaiser daba una lucha perdida por zafarse de las garras del niño, dos espectros aparecieron, para su sorpresa se trataba de sus dos amigos. Sus miradas estaban huecas y sus cuerpos mutilados. Su aura estaba cargada en sufrimiento y dolor.
—Tranquilo, luego comenzaras a disfrutarlo.
—El placer del vacío es increíble, únetenos y seremos amigos por siempre.
Los dos espectros se acercaron lentamente a Kaiser, quien nada podía hacer. Solo ver y sentir como las manos de sus amigos entraban en su pecho y le arrancaban el corazón.
……
Kaiser se levantó gritando de su cama, bastante sudado. Este se levantó e inspecciono los cuartos de Blaz y Dray. Ellos estaban ahí, durmiendo cómodamente, como su nada. Después de clamarse Kaiser volvió a recostarse, pero en lo que quedo de noche no puso pegar sus ojos nuevamente.
Lo último que escucho antes de despertar no podía salir de su cabeza.
…………La creación de Aurora será del vacío…………
Despertando de golpe, Kaiser soltó un pequeño grito de terror que dio un gran eco.
En sus muñecas había gruesos grilletes al igual que en sus tobillos, los cuales estaban introducidos en la pared.
La cama en la que estaba era de piedra siendo lo único blando la manta sobre la cual yacía recostado. El olor a suciedad, la única fuente de iluminación era una antorcha. Además, los gruesos y largos barrotes que lo mantenían dentro del cuarto le aclararon en donde estaba.
—Esto es… ¿una celda?
Kaiser se levantó y avanzo lo más que pudo hacia los barrotes antes de que las cadenas se tensaran impidiendo más su avance. Por lo que pudo ver, no había rastro de alguna presencia humana, salvo las que estaban en las otras celdas.
¿Cuánto tiempo llevaba ahí?
¿Qué había pasado con sus amigos?
Mientras aquellas preguntas perforaban su cabeza el sonido lejano de una puerta abriéndose lo hizo regresar en sí.
Se escuchaba el golpeteo de unos tacones que caminaban por el sucio pasillo.
Los tacones de hechos de aparente hielo puro se detuvieron frente a la celda de Kaiser.
La dueña era una chica que no aparentaba tener más de 20, además de que su estatura le jugaba en contra.
La chica de cabello casi celeste se afirmó en los barrotes y miro fijamente a Kaiser, quien a sentir la mirada penetrante en si se puso nervioso.
—¿Esta todo bien? Disculpa que te tengamos aquí, pero parece que finalmente podrás salir. —A pesar de todo la chica tenía un tono de voz tierno y calmado—
La mirada de Kaiser se ilumino y se acercó hasta donde sus cadenas se lo permitían.
—¿De verdad?
—Si, pero tendrás que seguir usando de estas.
La chica tenía en sus manos unas esposas igual de grandes y gruesas como las que Kaiser ya tenía puestas.
Luego de unos minutos llegaron los guardias, quienes con aparente miedo quitaron los grilletes y sacaron a Kaiser de la celda, seguido de la chica quien puso le puso las manos en su espalda y le coloco las esposas.
Luego de subir las desgastadas escaleras llegaron a la superficie.
Los rayos de sol que se filtraban en las ventanas dieron de lleno en los ojos nocturnos de Kaiser y lo segaron brevemente.
—Oye, sabes quién soy ¿no?
—¿Eh? yo la verdad…. No, no tengo idea
La chica casi tropezó y sujeto su pecho para calmar su corazón “Lastimado” por la respuesta.
—Bueno, tras leer tu expediente no me sorprende, no llegan noticias de la ciudad por esos lados ¿no?
—Pues no.
—Entonces, permíteme presentarme. Mi Nombre es Nino Middle. Soy conocida como la celestial de hielo.
Ahora fue Kaiser quien casi se tropezó de la impresión.
—¡¿Una de las cinco celestiales?!
—En persona —Nino le sonrió— Pero honestamente, Daila debe de tener mucho apego por ti, después de todo fue ella la que pidió tu liberación.
—¿La directora? ¿Qué fue lo que hizo? No me diga que amenazó de muerte a alguien ¿verdad?
—Hajjaja, se nota que la conoces, pero no. Ahora mismo nos dirigimos, hacia un salón de reuniones. ¿Puedes adivinar quienes están reunidos ahí?
Káiser negó con la cabeza.
Finalmente llegaron a la enorme puerta de madera barnizada. Los guardias la abrieron y las miradas de las 3 personas que estaban ahí golpearon de lleno a Kaiser, quien dudo un poco al entrar, pero al sentir un empujoncito por parte de Nino entro lentamente siendo seguido por las miradas de todos.
Kaiser fue sentado justo en el centro donde todos podían verlo, como si fuera alguna especie de animal de circo. Luego los guardias que acompañaban a Nino se colocaron de manera que no intentara algún escape.
—Ahora todo depende de tu suerte.
Con eso Nino lo dejo y tomo su respectivo puesto en el salón.
Con esto Káiser se dio cuenta de con quienes estaba en aquella sala. Si una celestial fue quien lo saco de aquella cárcel, no había razón para pensar que los demás tampoco estuvieran aquí. Así es, los magos que estaban ahí eran los magos más fuertes del reino, los celestiales.
«La leona de la luz», Mariska Valerius
«Fortaleza Silenciosa», Smith Castro.
«Diamante de sangre», August Salazar
«Escarcha matutina», Nino Middle.
Tic tac tic tac…
El sonido del reloj de pared inundo la sala, esto hacía que Káiser se sintiera aún más nervioso. Nadie hablaba, todos parecían estar analizando la situación en sus cabezas.
—Tranquilo…— se decía Káiser así mismo. —aun no es seguro que me hayan descubierto, aunque sí lo hicieron…
Y fue en ese momento, mientras Káiser calmaba su interior que una mujer, con aparente cabello castaño, pero teñido de rubio, cuyos rasgos faciales no mostraban más de allá de 40 años, se levantó de su silla. Esta Mujer era Mariska, la líder de los celestiales.
—De acuerdo, comencemos esto.
—sin objeción. —dijeron los demás al unisonó, Nino incluida.
—Primeramente, Káiser Miller, te pido disculpas.
—¿Ah?
Sin duda eso no era lo que Káiser esperaba que dijera.
—Durante tu inicio escolar, recibiste una lesión proveniente de un mago de Divine Scale, además que durante el reciente incidente te viste involucrado en una situación que, debido a nuestra incapacidad para prevenirla, debiste de participar y resolverla.
La mujer tenía una mirada afilada, pero aun así hablaba con un tono calmado y sereno, daba una sensación de poder estar tranquilo.
—Eso, y todavía nos falta información sobre el por qué se dio esto. Divine Scale a pesar de ser un grupo de bandidos, desde hace tiempo que perdieron gran fuerza, no se involucrarían en algo como un ataque a una academia de magia sin algún motivo y nuestra única fuente de información conocida, es Diana Uzemberg, quien logró escapar esa noche. ¿Es eso ultimo correcto?
Kaiser asintió con la cabeza.
—antes de que la bruja del crepúsculo se enfrentara a ella, quien estuvo peleando hasta ese momento fuiste tú, ¿verdad? Si hay algo que nos puedas decir sobre ella, por más mínimo que sea, te estaremos agradecidos por la información.
Guau, sin duda alguna la conversación era distinta a lo que Káiser se había imaginado. Sus preocupaciones comenzaron a disminuir al punto de que su respiración automática volvió a activarse.
—Si, por supuesto, lo que sea para contribuir.
—Gracias.
Hubo un breve momento de silencio hasta que aquella mujer decidiera volver a hablar.
—Bueno, cambiando aun tema ligeramente diferente…… ¿hay algo que nos estes ocultando?
Su expresión facial cambio en su totalidad, sus ojos se abrieron en su totalidad y sus pupilas comenzaron a brillar con un blanco escalofriante. El tono de su voz se volvió sombrío.
Káiser se estremeció no solo al sentir aquel blanco punzante directo hacia sus ojos, si no al sentir el frio del metal detrás de su cuello. Uno de los celestiales estaba parado detrás de él apuntando con una ¿espada?, no, era su propio brazo que se había transformado en un objeto cortopunzante.
—Elije con cuidado tus próximas palabras, Miller. —le dijo el hombre enterrando levemente la punta de la “espada”
La mujer regresó al centro y coloco su pie justo en medio de la silla de Káiser, forzando a este último a abrirlas en su totalidad, al igual que una tijera.
—Volveré a preguntar, ¿hay algo que nos estes ocultando?
—No, na…
—¿Por qué no simplemente se lo dices?
Una voz familiar se escuchó tras la puerta. Al abrirse revelo a una mujer de vestido rojo. Era la directora Daila y por consecuencia la última celestial en reunirse.
—No creo que sea el lugar como para seguir fingiendo. Dilo como se debe, sin rodeos.
Káiser dudo levemente, pero al final no tenía más opción.
—Y-yo, yo soy, el príncipe de la oscuridad.
Ahora sí que todos reaccionaron, no se esperaban algo como eso. Sus ojos se abrieron como platos e incluso uno de ellos que parecía estar desinteresado de todo lo que pasaba presto atención. La confesión hizo que la mujer, cuyo pie seguía en la silla de Káiser, sonriera disimuladamente.
—¿Es así? —la mujer retiro el pie de la silla y tomo asiento en la suya- —Podrías contarnos más sobre eso.
Káiser tuvo que hablar, decir todo lo que había pasado. El cómo conoció a Valeska y su participación en la batalla contra Diana, sin embargo, cada vez que Káiser pronunciaba el nombre de la reina de la oscuridad hacía que los celestiales le miraran con sorpresa.
—Increíble, ¿hiciste un contrato con la reina de la oscuridad?
—Eso no es del todo correcto, un contrato requiere de ciertos reglamentos que se deben cumplir y otros los cuales no deben de cometerse, pero lo nuestro solo se dio.
—Estas diciendo que solo te vio y te eligió, ¿sin nada a cambio?
—Si, exactamente.
—Ahhhh. —August soltó un suspiro. — Sabes perfectamente que, aunque Miller quede liberado de todo esto tu pagaras por eso ¿verdad bruja?
—¿de qué habla? —pregunto Kaiser
—El hecho es que Daila no pudo cumplir con su labor de “proteger” la gema por lo que será juzgada bajo ese delito.
—¡Claro que la protege! Está dentro de mí y yo estoy bajo su vigilancia constante.
—Eso solo será hasta que te gradúes de aquí, chico. No se te olvide que el hecho de ser menor de edad te está salvando de posiblemente un castigo que equivale a la muerte.
Muerte. Esa palabra helo la piel del peli-castaño. Si él se salvaba ¿significa que en su lugar moriría la mujer que le ayudo a salir adelante? ¿Y si él seguía resistiéndose al final el asesinado seria él? Káiser ya no sabía qué hacer.
—Aunque, no creo que eso es lo que nuestra líder quiera ¿no? –Opino Nino tras ver como Mariska solo se había quedado en silencio mientras los demás discutían. — Mariska, ¿en qué estás pensando?
Mariska comenzó a enrollar su dedo índice en su cabello.
—Un príncipe del eclipse esta frente a nosotros, y no es nada menos que el líder de la rama oscura. Esto podría ser bueno. Después de todo, no todos los días aparece alguien que supuestamente puede superarnos, ¿verdad chicos?
August, Nino y Smith se miraron entre ellos.
—Es por eso mismo, que esto es demasiado peligroso, no creo que esto sea algo bueno. —Dijo Smith levantándose de su asiento.
—Estoy de acuerdo con Mariska. —dijo Nino.
—¡¿Nino?!
—Piénsalo Smith, la mente maestra detrás de este ataque sigue por ahí, quizás observando todo lo sucedido. No sabemos que fuentes de información serán confiables en este momento ni en que personas podremos confiar, creo que tener al chico de nuestro lado sería beneficioso.
—Yo estoy con Smith, Desconocemos todo lo relacionado con la reina de la oscuridad, es demasiado peligroso.
—No necesitan preocuparse, August; Smith. —Dijo Mariska con calma. — Después de todo el mismo lo dijo, “lo que sea para contribuir.” Si algo llegara a pasar que nos perjudicara, simplemente le cortare la cabeza.
Káiser trago saliva y Daila frunció su ceño.
—Si dices que permanecerás bajo la vigilancia de la bruja del crepúsculo y nos ayudaras con esta investigación todo estará bien. Por otro lado, si llegas a convertirte en una amenaza para nosotros ni siquiera dudes en que vamos a eliminarte. ¿Comprendido?
—Si, totalmente.
—Muy bien, buen chico.
Mariska acaricio a Káiser en la cabeza como si fuera un perro.
—Bueno, esta reunión concluye aquí, regresemos al trabajo chicos.
Todos los celestiales se levantaron y comenzaron a seguir a Mariska hacia la salida. August y Smith miraron de reojo a Káiser antes de salir, como disgustados con la decisión de su líder. Por otra parte, Nino le guiño el ojo en señal de “bien hecho”
El ultimo guardia salió y la puerta se cerro tras de ellos. Solo fue ahí, cuando la directora hablo nuevamente.
—Perdón.
—¿Porque se disculpa?
—Por no decir nada, técnicamente ya no soy una celestial. El código dice que aquellos ajenos a los celestiales no tienen opinión en las decisiones tomadas en las reuniones. Aunque aun puedo darme ciertos lujos con el rey, con Mariska no se debe jugar. Ella es peligrosa.
—Hum. Comprendo, no es necesaria la disculpa. Esto iba a pasar tarde o temprano. Pero por ahora, volvamos, a la academia.
—Si, volvamos.
Con una sonrisa en su rostro Daila tomo las manos de Káiser y usando su magia de teletransportación regresaron a la academia, donde los demás estaban ansiosos de noticias y de contar una noticia.
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