Segadores Saga Primera - 06
Ni Jessenia ni la bruja se esperaron lo que había ocurrido. Después de que el enorme pajarraco devorara al Segador, la deforme mujer comenzó a regodearse de su victoria, lanzando fuertes exclamaciones al cielo nocturno. Sin embargo, cortando de golpe con sus cantaletas de triunfo. La invocación de la bruja comienza a chillar de dolor. Los berridos atrajeron la atención de su ama quien se preguntaba y que a la vez le preguntaba al inmenso animal: ¿Qué sucede? Como si la bestia pudiera hablar y decirle que andaba mal.
De súbito, un largo y grueso cuchillo atraviesa la piel del monstruo, le provoca un gran corte vertical por el cual salen despedidos litros y litros de sangre y de su interior, un brazo, luego una pierna y finalmente, una persona emerge del otro lado. El Segador continuaba vivo y todo su cuerpo yacía intacto.
Las dos mujeres observaron boquiabiertas el espectáculo que se desarrollaba frente a sus ojos, ambas, preguntándose: ¿Cómo era posible que haya sobrevivido?
—Es… ¡Es imposible! —exclamo la bruja al ver que el Segador salía del interior de su invocación vivo y con todos sus miembros corporales intactos. La bestia, por su parte, se balanceo un poco y luego cayó hacia atrás, muerta—. ¿Por qué sigues vivo?
Y antes de que la bruja replicara, el Segador había aparecido ante ella, le clavo uno de sus largos cuchillos en el pecho atravesándole el corazón. La deforme mujer empezó a escupir sangre por la boca y ha predicar chillidos y gruñidos. Para terminar con ella, el joven le corta la cabeza de un tajo. Sorprendentemente, el cuerpo de esta mujer continúo moviéndose, solo que sin rumbo fijo y sin ojos, se dirigió hasta el final del suelo. La bruja había caído desde una gran altura.
En eso, la magia que mantenía cautiva a Jessenia en el aire había desaparecido y cayó al suelo de sentón. Se levanto y observo como el Segador se aproximaba a ella. Guardo sus armas dentro de sus ropas que al igual que su cuerpo, estas lograron regresar intactas. El chico que tenia la capucha echada para atrás se detiene a escasos pasos de la chica. Ambos se miran mutuamente.
—Aceptas que te libere de tu contrato con esa bruja—le dijo con voz calmada y falta de emociones.
— ¡Eh! ¿No se había acabado ya?… cuando la mataste.
—No están simple y una parte de esa bruja sigue viviendo dentro de ti.
— ¿A que te refieres? Acabas de matarla. La magia que me mantenía en el aire desapareció cuando esa bruja perdió la vida, por lo tanto el contrato que hicimos fue destruido.
—Ya te lo dije. No están simple y esa bruja aun no esta totalmente muerta, una fracción de ella sigue viviendo en tu interior. Cuando te libere de tu contrato, entonces esa bruja abra muerto definitivamente, pero mientras el contrato siga activo, una parte de ella seguirá viviendo en ti—le explico sin quitarle la mirada de encima y sin alzar la voz.
—Pero… ¿Cómo sabes que el contrato entre ella y yo sigue activo?
El Segador alargo su mano hacia Jessenia, por unos momentos la chica creyó que la tocaría a ella. Que acariciaría su rostro o algo así. La expresión del muchacho era sería e inescrutable cuando tomo uno de los largos mechones de cabello plateado de la chica, lo alargo lo más que pudo y se lo mostró a su dueña.
—Cuando haces un contrato con una bruja, él o ella, adoptan una singularidad única de los contratos y esa es que el cabello se les tiñe de plateado—le explico mientras soltaba el pelo de la chica—. Eso quiere decir que la magia de la bruja sigue viviendo en ti porque tu aun estas con vida y es tu propia vida lo que mantiene a esa magia activa. Cuando yo rompa el contrato, abre eliminado esos residuos de vida de la bruja y tu cabello regresará a su color original, por supuesto, eso significa que el deseo que te haya cumplido también se perderá. Una vez dicho esto, ¿aceptas que rompa el contrato?
La chica dejo de mirar los brillantes ojos azules del chico y posó sus ojos en el suelo. No había olvidado la lucha que él y la bruja habían llevado acabo. Esos movimientos y ese estilo de pelea no eran propios de los seres humanos, sin mencionar que había visto con sus propios ojos como esa enorme bestia se lo había tragado, lo había partido por la mitad y luego lo devoro. En eso Jessenia recordó la parte mutilada del Segador que se le había desprendido cuando ese pajarraco lo había tomado con su enorme pico. Recorrió el suelo de la torre con la mirada y allí, en un extremo, yacía la parte baja del muchacho, sus piernas y la cintura permanecían tendidas en el suelo. Completamente ignoradas.
La muchacha tenía demasiadas cosas en la cabeza como para pensar en la posibilidad de eliminar su deseo. Así que en un arrebato de curiosidad le pregunta al chico.
— ¿Cómo es posible que sigas vivo? —cuestiono. Parecía indecisa en si lo miraba o no, finalmente levanta los ojos y los posa en los azules del chico. Estos seguían tranquilos e indiferentes—. Vi como ese monstruo te devoro, ¡inclusive escuche como tus huesos se rompían dentro de la boca de ese monstruo! ¡Dímelo, ¿eres humano?!
El muchacho permaneció sereno mirándola con indiferencia. A los pocos momentos cerró ambos ojos y parecía que se sumía en profundas reflexiones, pero los abrió al instante y le contesto:
—No soy humano, soy un Segador, pero eso ahora no importa, te pregunte si quieres que deshaga tu deseo—cerró los ojos y continuo—. No te desvíes del tema.
¿Deshacerse de su deseo? En muchas ocasiones había pensado en esa posibilidad, pero la idea de regresar hacer la misma de antes le aterraba. Su corazón comenzaba a palpitar con fuerza de solo imaginárselo. No deseaba seguir con aquel tonto deseo, pero al mismo tiempo, no deseaba deshacerse de él. A fin de cuentas no importaba, con o sin deseo, nada cambiaria, ella seguiría igual de sola en este mundo como siempre lo ha estado. Y era eso lo que la aterraba.
Bajo la mirada al igual que la voz. Tenía algo que decir, ya no podían reprimirlo en lo más profundo de su ser. Sabía que el Segador se quedaría delante de ella hasta que le diera una respuesta, pues bueno, aprovechando eso y aun cuando no lo conocía y pese a que también le despertaba un poco de inquietud al quedarse con alguien que no era humano, deseaba ser escuchada por alguien que no le sonreiría y que tampoco le prometa un estúpido e inexistente futuro juntos.
—No quiero quedarme sola—empezó a decir sin mirar a los ojos al Segador, este, por su parte, permaneció delante de ella, escuchándola y al mismo tiempo sin apartar sus brillantes ojos de ella—. Desde que tengo memoria la gente siempre me ha despreciado y odiado por no tener familia y, en pocas palabras, por no tener a nadie, luego conocí a esa bruja y por primera vez creí que mi vida tendría algún valor. Antes de que ella apareciera, estaba lista para aceptar la muerte, a fin de cuentas no había nada que yo pudiera hacer, una patética y sucia niña contra este horrible mundo egoísta. Creí que ese sería mi final, pero luego ella apareció, me pregunto cual era mi deseo, se lo dije, muy sorprendida de que alguien se fijara en mí. Sin pensarlo dos veces, le dije que deseaba ser amada sin importar nada, que la gente siempre me quisiera y me aceptara sin importar que; bueno, supongo que al final la bruja si me concedió mi deseo. Después de ese día, toda la gente me quiso, me acepto, me amo y me dio tanto como pudieran. Al principio estaba muy feliz y satisfecha con lo que había pedido, pero luego, la gente empezó a volverse muy molesta y con el tiempo note que los ojos de esas personas no me veían a mí realmente. Había entendido que cada uno de ellos veía al ser perfecto que tenían dentro de sus mentes, lo que ellos definían como la perfección era visto en mí; nunca nadie noto a la «Yo» verdadera y de forma irónica, como si fuera una burla del destino, termine exactamente igual que cuando era niña. Con más comida, ropa y uno que otro lujo, pero igual a fin de cuentas, nadie me veía como era realmente y una vez más, lo había entendido todo, seguía estando sola.
Los ojos de Jessenia se habían inundado en lágrimas pero no lloraba, se las había quitado con las manos, continuaba sin ver al Segador a los ojos y pese a que este no la veía, se forzó así misma a sonreír mientras ignoraba las lágrimas que seguían saliendo.
Todo se había quedado en silencio, la fría indiferencia del joven delante de ella era como un dulce agrio. Le gustaba un poco, pues al menos sabía que alguien la había escuchado con atención sin arruinar lo que sentía con idiotas comentarios. Pero entonces el muchacho levanto el semblante de la chica al posar unos dedos en su barbilla. Ambos se miraron fijamente, los ojos de ella, brillantes por las lágrimas que aun salían, y al mismo tiempo, por la inmensa luna llena que brillaba sobre sus cabezas en ese momento. El chico la miraba con fría indiferencia, pero con una expresión sería en su rostro. Visto de cerca, Jessenia se sorprendió al notar que ese chico era sumamente atractivo, pero a la vez, totalmente diferente a los muchos hombres que habían intentado conquistarla con diferentes muestras de afecto. Este chico, por el contrario, no le ofreció ni una sola sonrisa, su semblante era inescrutable.
—Mira hacia arriba, abajo no encontraras nada de valor, solo hallaras viejos remordimientos que nublaran tu visión—le dijo con una serena voz—. Si no puedes mirar hacia arriba, mantén los ojos al frente y no veas hacia atrás, pues si lo haces, te será más difícil moverte hacia delante.
Quitándose unas pocas lagrimas de los ojos, la chica le contesta con su dulce voz.
— ¿Eso qué significa? —inquirió. En eso el chico entrecerró un poco los ojos, aparto los dedos de la barbilla de la chica y procedió a hablarle.
—Significa que no ganaras nada quejándote por lo que ya ha ocurrido. El pasado no puede ser cambiado y pienso, que los recuerdos que tengas de él, ya sean buenos o malos, son experiencias valiosas que te hicieron lo que eres ahora. Si hay algo de tu vida que no te guste, entonces lucha e intenta cambiarlo por ti misma. El mundo no dejara de ser lo que ya es solo porque algunas personas han sufrido, pero si te rindes ahora, todo habrá terminado.
Jessenia pensó en las palabras del Segador. Eran verdad, quejarse y llorar por las cosas malas de la vida, ¿en que ayudaría? En nada. En absolutamente nada, pues todo seguiría igual. Pero no era fácil. Era muy difícil seguir viviendo y la muerte, en algunas ocasiones, se veía tan fácil y sencilla.
«Porque la vida tiene que ser tan difícil mientras que la muerte es tan fácil»
Pensó, mientras veía los fríos ojos del Segador.
— ¿Por qué necesitas mi permiso, porque solamente no retiras el contrato?
—No es posible para nosotros hacerlo sin antes pedir permiso—explico sin quitarle los ojos de encima—. Es lo mismo que con las brujas, ellas no pueden formalizar contratos con los niños humanos si estos no están de acuerdo y tampoco pueden manipularlos mediante magia, es decir, podrían hacerlo, pero no funcionaria, al final, el niño o niña, deben aceptar por voluntad propia el deseo. Es lo que mismo con nosotros, no podré quitarte ese contrato si tu no lo aceptas primero.
En eso Jessenia recordó el apretón de manos que hizo con la bruja diez años atrás. Fue en ese momento en que ella acepto por voluntad propia ese deseo. Sonrío al comprender que algunas cosas que se preguntaba de esa mujer ahora las entendía.
—Esa bruja digo que los lazos que nos unen a nosotras con ellas eran irrompibles, ¿estaba mintiendo?
—Para la mayoría, romper un contrato entre un humano y un ser oscuro es casi imposible. ¿Aceptas o no? Decídete de una vez.
La chica lo pensó por unos segundos. Su pasado paso frente a sus ojos a una gran velocidad, apretó los puños con fuerza y luego, con una voz que denotaba duda e inseguridad, le respondió:
—Hazlo.
El chico dio un paso al frente, ahora estaba a unos centímetros de Jessenia, la chica era un poco más baja que el Segador. Éste posó su mano derecha sobre la cabeza de la muchacha y al instante de hacerlo, de la palma un intenso brillo blanco emergió de la nada. El joven mantuvo sus ojos cerrados en todo momento, concentrándose, al cabo de unos segundos, había localizado la magia de la bruja y sin mucho esfuerzo logro destruirla. Pero antes de salir de la mente de la chica, vio el pasado de la joven. Todo lo que le había pasado desde el instante en que vino al mundo, hasta el momento exacto en el que se encontraban. El Segador no pudo evitar echar un vistazo y lo observo todo.
Cuando hubo terminado, el cabello de la muchacha perdió el tinte plateado y volvió hacer de color castaño claro. Por supuesto, había perdido el deseo que la bruja le concedió. El joven se aparto de ella. Ésta abrió los ojos y de la misma forma hace diez años, Jessenia se inspecciona esperando notar algún cambio, salvo por el nuevo color de cabello que tenia ahora, todo se sentía igual.
— ¿Ya… esta hecho? —pregunto confundida, a lo que e Segador asintió con la cabeza—. No me siento diferente.
Pero en eso, muchos pasos se escucharon procedentes de la escalera en forma de espiral que conectaba el techo de la torre con los pisos inferiores del castillo. Un grupo de aldeanos, todos hombres y unos pocos soldados que al parecer se habían salvado de la magia de la bruja, aparecieron. Todos se quedaron con los pies clavados al suelo en cuanto vieron al gigante pajarraco muerto, con la panza abierta y con los litros de sangre que ensuciaban toda la superficie. Algunos, boquiabiertos, retrocedieron por el miedo que les provocaba la escena. Fue entonces cuando repararon en la presencia de los dos individuos que se mantenían alejados de la multitud.
— ¡Ustedes! —grito una voz—. ¡Que demonios esta pasando aquí, que es esta criatura, respondan!
Pero antes de que los dos contestaran, una cansada voz masculina comenzó a volverse más fuerte con forme se acercaba.
— ¡Apártense, aun lado, no estorben! ¡Este es mi castillo así que háganse a un lado! —y mientras la muchedumbre se hacia a un lado para dejar pasar al nuevo personaje, por el umbral aparece un hombre, era viejo, alto, con el cabello y la barba largas y negras, pero pese a su edad, se veía fuerte y resistente al paso de tiempo. Se quedo pasmado en cuanto entro y vio el esqueleto del enorme animal que yacía muerto en mitad del suelo de la torre—. ¡Que barbaridad! ¿Que endemoniada criatura es esta? —luego reparo en la existencia de los dos chicos y se dirigió a ellos—. ¡Ustedes, trajeron a este monstruo a mi reino!
Se acerco a grandes zancadas siendo seguido por dos de sus guardias. Estos eran altos y fuertes, además de mantener las manos sobre las empuñadoras, listos para desenvainar sus espadas a la orden del viejo rey.
Jessenia se acerco al viejo hombre para explicarle lo sucedido. ¡Pero algo increíble había sucedido! Uno de los guardias aparto a la chica por la fuerza, la hizo a un lado como un trozo de basura que no vale nada. Al parecer, los hombres no creían posible que una mujer de apariencia tan débil fuera la causante de semejante conflicto, por lo que se detuvieron frente al Segador que los miraba como si fueran hormigas muy grandes.
La chica había entendido que el deseo había sido borrado. En el pasado, esos tres hombres habían quedado cautivados por Jessenia y ese mismo rey que ni siquiera lo volteo a ver fue el mismo que le ofreció la habitación más lujosa en la torre más alta. Por una parte estaba contenta y por la otra, la nostalgia y tristeza la invadieron, pues sentía que había regresado a ser la misma niña de antes. Sola y que era despreciada por todos.
— ¿Quién demonios eres tú? —le grito el rey al Segador—. ¿Tú fuiste quien trajo a esa criatura a mi reino? ¡Responde!
El Segador ignoro por completo al viejo rey y a su grupo de perros guardianes. Camino hasta Jessenia quien seguía tumbada en el suelo. Para sorpresa de la chica, el joven la cargo al estilo de las princesas. Esto hizo que el corazón de la joven comenzara a palpitar con violencia, pues tenía el rostro del chico a unos centímetros del suyo. Únicamente en los cuentos había leído sobre como los príncipes cargaban a las princesas de esa misma manera, pero siempre imagino que algún día lo haría. Con un hombre humano claro. Pero, a decir verdad, que el Segador la tomara entre sus brazos no la había molestado en lo absoluto.
Sin embargo, el rey estaba sumamente furioso.
— ¡Maldito, a mi nadie me ignora!
Y mientras el Segador continuaba dándole la espalda, el rey tomo la espada de uno de sus guardias, la apunto hacia el chico y corrió con la intención de enterrársela en su totalidad. No obstante y frente a los ojos de todos, el muchacho partió la espada con una patada.
Los fríos e indiferentes ojos del Segador amedrentaron al rey y a sus seguidores. El chico camino hasta quedar al borde del vacío y frente a los presentes, salto desde la altura. Recorrió varios metros en pocos segundos. Mientras el joven tenía a Jessenia en sus brazos y bajo la intensa luz de la luna llena, en poco tiempo ambos salen del reino. Cuando ya estaban a una distancia considerable, el muchacho baja a la chica, le da la espalda y empieza a alejarse.
Sin embargo, confundida y sin saber que hacer, Jessenia lo sigue.
—Espera, no te vayas—pero el Segador siguió caminando. La chica le hablaba mientras intenta mantener su ritmo—. ¿Qué se supone que haga ahora?
—Vivir—le dijo secamente.
El muchacho caminaba rápido, así que la joven tenía que hacer un gran esfuerzo para seguir su ritmo, pero en muchas ocasiones terminaba viendo la espalda del joven.
— ¿Cómo hago eso?—pregunto asustada—. Ahora que ya no tengo el deseo de la bruja, ¿Cómo se supone que viviré? Yo… ¡Simplemente no lo se! ¡Nunca antes había estado en estas circunstancias!
Entonces el Segador se detuvo y volvió un poco el rostro para observar a la chica.
—No me corresponde decirte como debes vivir tu vida, eso es algo que debes elegir por ti misma, sin embargo, camina. Camina y no te detengas, no importa cuantas veces te caigas al suelo, aun si te raspadas las rodillas, aun si caes en un charco de lodo y debes seguir andando toda sucia de pies a cabeza, aun así, continua y nunca te rindas. Es mejor eso a permanecer en el lodo como un cerdo que se regodea en su inmundicia.
— ¿Continuar…viviendo? —susurro la chica para si misma. Después de pensarlo unos momentos había tomado su decisión. ¡Vivirá y seguirá adelante sin importar lo que le depare el camino! Se levantará y caminara con sus propias piernas.
Para cuando ya había encontrado la fuerza para seguir adelante, su modelo a seguir se encontraba mucho más adelante y para alcanzarlo tuvo que correr hasta que finalmente llego a su lado.
— ¿Por qué me salvaste? —le pregunto después de alcanzarlo. Pero el Segador continúo su camino sin reparar en la chica de pelo castaño que lo seguía—. En la torre. Si tu trabajo consistía únicamente en matar a la bruja y librarme del contrato, ¿Por qué salvarme y traerme aquí?
Pero el muchacho siguió caminando por el solitario sendero. Con cada paso que ambos daban, comenzaban a distanciarse más y más del reino de Fior. Ese reino que consistía en un grupo de montañas con ciudades y personas habitándolas.
—Si te hubieras ido solo y me hubieses dejado, lo más seguro es que el rey mandara a matarme por ser la única sospechosa de lo que ocurrió en su reino—la chica sonrió para si misma y continuo—: Ahora que no tengo el deseo de la bruja, nada me hubiera salvado de regresar a ser la misma niña de antes.
—Nadie puede salvarte de nada, eso depende de ti misma—dijo finalmente sin aminorar el paso—. No importa cuanto esperes o cuanto te quejes, la vida nunca va conceder tus deseos, no importa cuales sean. Si realmente hay algo que quieras lograr, entonces…—se detuvo y se volvió. Bajo un cielo estrellado y con una resplandeciente luna llena como fondo, el Segador observa a Jessenia con sus brillantes ojos azules. Serio e inescrutable—. ¡Pelea por eso! Cumple tu deseo con tus propias fuerzas, por que solo de ti depende que este se haga realidad. Ya viste que no sirve de nada confiar en las brujas ni en otros seres oscuros. Ellos no pueden conceder tus deseos, ellos solo buscan conceder sus propias metas, pero al menos, a diferencia de ti, ellos lo intentan con sus propias fuerzas, tú simplemente esperas que el mundo te lo ponga fácil. Bueno… eso no ocurrirá jamás. Si realmente quieres algo, debes sufrir para conseguirlo. Solo así tiene sentido.
Y dándole la espalda, de la misma forma en que lo había hecho con el viejo rey de Fior, el Segador continua con su camino. Siguiéndolo en silencio, pensando en las cosas que le había dicho este individuo, Jessenia permanece detrás de él, las pocas veces que le dedicaba una mirada, solo veía su gran espalda caminando varios pasos por delante de ella y pensado en los movimientos que tomaría de ahora en adelante.
Mientras sigue caminando detrás del Segador, se da la vuelta y observa que la cadena de montañas que había supuesto para ella su única casa y hogar se había perdido en la distancia. Ignoraba totalmente la cantidad de pasos que había dado, el tiempo o en lugar en el cual se encontraba. Una parte ella tenía miedo, estaba ahora dentro de un mundo que no conocía. No sabía a donde tenía que ir o que hacer. Estaba sola en un mundo desconocido para ella.
Miró hacia delante y observo la ancha espalda del joven que seguía varios pasos por delante de ella. ¿En verdad estaba sola?
Comments for chapter "06"
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