Segadores Saga Primera - 08
El Segador entro primero al interior de la montaña, seguido unos pasos atrás por Jessenia, quien con el repentino aumento de energía que el niño le había dado, se sentía capaz de todo: correr, saltar, escalar y hasta enfrentarse a lo que sea que le espere dentro de ese oscuro lugar.
Tras caminar varios pasos, poco a poco la luz del atardecer fue muriendo debido a la profundidad a la que se internaban, un poco más y todo se quedaría en absolutas tinieblas.
Jessenia, unos pasos detrás del niño-Segador, veía el interior de la montaña entre curiosa y expectante; esa era la primera vez que entraba a un lugar como ese, toda su vida la había vivido dentro del reino de Fior, entre casas, tiendas, diferentes tipos de viviendas, gente y más gente caminando de aquí para allá, por lo que las paredes, techos y el suelo de maciza roca negra, las puntiagudas, largas y amenazantes estalactitas de piedra que colgaban del techo, todo, le eran interesantes.
Ya sea por el súbito arrebato de energía que se le fue dado antes de entrar a la montaña, nada de eso la asustaba o le atemorizaba, más bien veía de un lugar a otro, tocaba las paredes, los muros y respiraba el aire frío del lugar, todo aquel lugar era muy curioso, extraño y algo fascinante.
Finalmente, con el pasar del tiempo y del recorrido, la poca luz del exterior se había casi extinguido, no obstante, tan pronto como la luz de afuera iba desapareciendo, una nueva aparecía en el interior de ese largo camino. A unos pasos más adelante, el camino que hasta entonces había sido derecho, se curvaba hacía la derecha, en esa vuelta, una extraña y brillante luz verde-azul se veía claramente.
Tan pronto como ambos llegaron a ese punto, los dos vieron de que se trataba, el Segador, con su rostro inescrutable de emociones, sin darle importancia a lo que veía, mientras que Jessenia, con los ojos bien abiertos y brillándole de la emoción, observaba impresionada la vista que se mostraba delante de sus orbes azules. ¡Eran un montón de rocas que brillaban en la oscuridad! Grandes y largas, enterradas en el suelo, en el techo o en los muros de los lados, pero que sobresalían como la punta de un iceberg. Eran demasiadas y seguían y seguían adelante, conduciendo a los viajeros como si fueran señales.
El Segador siguió adelante, ignorando las rocas luminosas que brillaban con una extraña mezcla de colores, entre azul y verde; Jessenia, por el contrario, se arrodillo frente a una gran piedra que sobresalía del suelo, se le quedo mirando por algunos segundos, como tratando de descifrar que era lo que las hacía brillar, finalmente se decide a tocar la roca y se asombra al percibir que estaba fría y no caliente como se lo había imaginado.
— ¿Cómo es que estas piedras brillan en la oscuridad? —le pregunto al Segador. No obstante, al no escuchar respuesta, la chica se vuelve para ver a tiempo como el joven seguía adelante con su camino.
Poniéndose de pie rápidamente, la humana corre detrás de él. Cuando lo alcanzo, prosiguió el trayecto caminando unos pasos detrás de él. De esta forma, la humana y el Segador caminaron un buen tramo de metros y metros en una sola dirección, más nunca a obscuras, ya que las piedras luminosas seguían y seguían apareciendo enterradas en los muros, en el techo o en el piso, mostrándoles el camino y ahuyentando a la oscuridad.
Al fin, cuando el silencio se torno insoportable, Jessenia decide preguntarle algo que llevaba molestándola desde hace un tiempo.
—Oyes… ¿recuerdas a los guardias que aparecieron en mi habitación, cuando ese monstruo me secuestro? —pero el Segador no respondió, continúo caminando unos pasos frente a la humana—. ¿Qué fue lo que les hiciste?
—No mucho, solo los mate—le dijo fríamente y sin contemplaciones en su tono de voz.
Jessenia, al escuchar la respuesta que ya se esperaba de éste individuo, se detiene como si estuviera petrificada.
— ¿Por qué lo hiciste?—dijo con la mirada baja.
—Porque se interpusieron en mi camino.
— ¿Solo por eso?
— ¿Necesito otra razón para matar?
Así que, en pocas palabras, el Segador mato a esos guardias no porque representaban una amenazaba para él, ni siquiera por defensa propia, sino porque esos hombres eran obstáculos que obstruían su camino.
—Dijiste que a esos guardias les habían impuesto una magia de control mental, es decir, que la Bruja los controlaba mediante algún sortilegio y que por eso, la magia del deseo que la Bruja me dio no surtió efecto en ellos. Dime algo, sino los hubieras matado y hubieras derrotado a la Bruja, ¿ellos hubiesen podido salir de ese trance?
El Segador se detuvo varios pasos delante de Jessenia, pese a la distancia, el eco que provocaba ese pasadizo era suficiente para que las voces se escucharan fuertes y audibles.
—No lo se, es probable. Con la Bruja muerta, la magia que uso en esos hombres poco a poco hubiese perdido su efecto, así hasta desaparecer.
— ¡Entonces porque los mataste si sabías que ellos podrían volver a la normalidad!
En este punto, el Segador se dio la vuelta para mirar a Jessenia.
—Ya te lo dije—el niño entorno los ojos y miro con seriedad a la humana frente a él—, por que eran un obstáculo en mi camino.
«¡Vaya, vaya, parece que nuestra princesita nos salio muy humanista y noble! La ingenuidad es tan adorable en las mujeres jóvenes. Se burlo la voz de mujer. Una voz que aparentemente, solo el Segador podía escuchar, ya que Jessenia no mostró indicios de escuchar una tercera voz en ese reducido lugar.
«Pregúntale porque le importa» Le dijo la voz de mujer al Segador.
— ¿Por qué debería preguntarle eso? —cuestiono el Segador en voz alta. Jessenia lo escucho, pero no logro comprender a que se refería, ya que ella no podía escuchar la tercera voz que solo el niño podía escuchar.
«¡Solo pregúntaselo! Yo también me aburro si no hablo de vez en cuando y tu no eres exactamente el mejor conversador del mundo.»
El Segador suspiro y paso a preguntarle a Jessenia lo que la voz quería preguntar.
— ¿Por qué te importa lo que les haya pasado a esos hombres?
«Repite después de mí: A ninguno de ellos le importabas, solo te obedecían y te protegían debido a la magia de esa Bruja. Si no la tuvieras, tú no significarías nada para ellos, te desecharían como basura maloliente, así que, ¿Por qué te importa lo que les haya pasado? Ya que a ellos, tu no les importabas nada.»
—A ninguno de ellos le importabas, solo te obedecían y te protegían debido a la magia de esa Bruja. Si no la tuvieras, tú no significarías nada para ellos, te desecharían como basura maloliente, así que, ¿Por qué te importa lo que les haya pasado? Ya que a ellos, tú no les importas nada—repitió cada palabra como la voz así lo quiso.
Jessenia apretó los puños así como los dientes, seguía con la cabeza abajo.
—Tienes razón, a esas personas…, yo no les importaba nada…
«Ya lo vez, tú no significabas nada para esos humanos, por lo tanto, ¿Qué te importa si viven o mueren? De todos modos, los humanos nacieron para morir, sus vidas son ridículamente cortas, hasta la enfermedad más simple los puede matar, sin mencionar que necesitan comer, dormir y beber líquidos todos los días para mantenerse fuertes y saludables. ¡En serio! Los humanos son criaturas tan patéticas, débiles e insignificantes.» Fue lo que dijo la voz seductora, un poco arrogante y femenina que solo el Segador podía escuchar, no obstante, éste no le presto atención a lo que la voz decía y se quedo mirando la resolución de Jessenia.
—Pero…, aun así…, aun cuando yo no significaba nada real para ellos… ¡Ellos tenían familia y amigos, gente que los quería y los apreciaba, eran importantes para otras personas! Esos guardias solo cumplían con su deber de proteger el reino y a mí, aun cuando lo que sentían por mi era debido a una brujería y no era real… ¡Aun así! Lo que otras personas sentían por ellos era algo real. No soy nadie para juzgarte, pero… ¡la vida humana no es algo que deba tomarse a la liguera!
«! Tch, pequeña niña ingenua!» Resoplo la voz de mujer. «Continuemos con nuestro camino, me aburre hablar con esta princesita de pacotilla.»
— ¿Sientes lastima cuando vas caminando y por accidente pisas una hormiga?—le pregunto el chico a la joven. Jessenia levanto la mirada para verlo—. Es lo mismo para mí. No puedo entender nada de lo que dijiste, pero si eso que dices es en lo que crees, entonces defiéndelo y no dejes que otros te convenzan de lo contrario—se dio la vuelta y siguió con su camino—. Lo hecho, hecho esta. Olvídalo y sigue con tu vida.
A continuación, el Segador reanudo su camino al interior de esa montaña.
— ¿Olvidarlo? —cuestiono Jessenia en voz baja, siguiendo los pasos del niño ante ella.
—Así es como viven ustedes los humanos, ¿o no? Olvidan las cosas dolorosas, prefieren ahuyentarlas, desaparecerlas, de la misma forma en que estas rocas alejan la oscuridad. Eligen vivir sus vidas evadiendo la verdad y ocultarse detrás de una cómoda mentira, ¿no es así?
La Humana seguía detrás del Segador, pese a que en esos momentos, el chico era más bajo que Jessenia, el pelinegro se veía realmente grande, alto, visto desde el lugar en que la pelicastaño lo veía. A cierta distancia atrás de él, quizás solo por eso y solo por eso, el chico se veía más grande que ella, por algo tan simple como la distancia. Si Jessenia caminara un poco más rápido y andara a su lado, la humana sería la más alta, al menos, físicamente, no obstante, pese a que el asunto de la altura se podía resolver con algo tan simple como acercarse al chico, las piernas de Jessenia, aunque pudieran caminar más rápido, estas se negaban a hacerlo. Algo dentro de ella le decía que no podía caminar a la par con el Segador. Aun cuando la distancia que los separaba no fueran más que unos simples metros de distancia, la pelicastaño sentía que era una distancia mucho más larga.
Por alguna razón, se sentía cómoda y a la vez inferior caminar tras de él. Estos pensamientos invadían su mente junto con las palabras emitidas por el Segador. Sobre olvidar, sepultar el dolor y el sufrimiento debajo de una alfombra, ahuyentar las tinieblas con un poco de luz y vivir siempre en una cómoda mentira a tener que soportar la realidad de su vida. Jessenia no sabía cómo replicar las palabras del Segador, pues ella no era nadie para intentar debatirlas, ya que ella, la humana, había hecho exactamente lo mismo de lo que el joven la acusaba. Pensó en huir de la vida con la muerte, eligió vivir con el deseo de una Bruja y alejar su soledad, cuando su deseo se cumplió, la chica se engañó a sí misma, auto convenciéndose de que ya no estaba sola, de que ahora tenía a muchas personas que la querían y la aceptaban. Un gran engaño que al final fue descubierto.
—Sin embargo—volvió a hablar el Segador que permanecía a varios pasos de la humana—, yo tampoco soy nadie para hablar de esas cosas. A veces la vida te pones trabas tan difíciles por superar que los humanos simplemente eligen alegarse y huir, prefieren no responsabilizarse de nada y vivir cómodamente evadiendo su realidad. No obstante, esto al final no importa; no importa cuanto huyas, la realidad, la verdad, tarde o temprano te alcanzara, así que, si tienes tiempo para huir, ¿Por qué mejor no resuelves el problema de alguna manera?, en lugar de pasar tu tiempo lamentándote y regodeándote como un pobre cerdo que se revuelca en su inmundicia.
Jessenia lo miraba desde atrás sorprendida, esa era la primera vez desde que despertó ese día que lo escuchaba hablar tanto y seguido, pero eso no lo era todo, su tono de voz, que generalmente era distancia y falto de emociones, cuando comenzó a hablar, podía escucharse algo en su forma de comunicarse, como si estuviera recordando algo del pasado, como si tratara de regañarse así mismo más que a Jessenia.
A fin de cuentas, el Segador, al igual que la humana, ambos, habían pasado por vidas difíciles.
— ¿No te asusta? —le pregunto la humana.
— ¿Qué cosa?
—Pues… morir, mientras haces lo que haces.
—Yo no moriré—lo dijo con especial seriedad en la voz—, no hasta que haga lo que tengo que hacer. Tampoco me permito morir. Viviré hasta ver cumplido mi deseo.
Fue lo que dijo. Jessenia se quedó pensando en la última palabra que el Segador uso: «deseo», ¿ella también tenía algo como eso? Por el momento no lo sabía. En el pasado, su único deseo sería solo uno: ser amada, querida y aceptada por otros. Pero luego de experimentar lo que vivió, la chica ya no estaba tan segura de saber que desear. Se encontraba perdida y confundida, pues aunque tuviera uno, no sabría cómo hacerlo realidad, a fin de cuentas, Jessenia, de alguna forma, había regresado al mismo lugar del inicio de todo: estaba sola y no contaba con nadie. Aunque el Segador la lleve a alguna ciudad al terminar lo que tenga que hacer, ¿qué hará la muchacha en ese lugar?, ¿qué es lo que sabía hacer? Nada en realidad.
En el castillo continuo con su educación, aprendió a leer, escribir y hablar apropiadamente, no obstante, no tenía ningún conocimiento específico sobre nada. Ya que la chica se había rendido a vivir por siempre con el deseo de la bruja, el ser amada por todos sin importar que, la joven creyó que no hacía falta aprender nada, ya que todas las personas le darían lo que fuese siempre y cuando ella lo pidiese. Así es, nadie le negaba nada aun ser amado, fue lo que la chica pensó por mucho tiempo mientras vivía en Fior, aun cuando ese amor fuera una gran mentira, una mera ilusión creada por magia de Bruja.
La vida es algo realmente difícil, tanto que uno se pregunta si realmente vale la pena vivir. Para Jessenia, quien ha vivido más cosas malas que buenas, la vida sería algo insignificante, trivial, sin sentido, absurdo y hasta irritante, aun así y pese a toda la tristeza que la chica ha tenido que cargar desde su infancia; la muerte de sus padres y el desprecio de todo el mundo, así como de los constantes maltratos; la humana eligió vivir, aquella vez, hace diez años, a manos de una Bruja. Eso debía de significar algo, ¿no es así?
Por alguna razón, con forme los chicos avanzaban y se adentraban más y más en el interior de la montaña, el aire se volvía pesado y frío, la mente de Jessenia le traía constantemente recuerdos amargos de su pasado, la hacían sentir melancólica, triste, deprimida y vacía. No le gustaba estar dentro de esa montaña, no sabía porque siguió al Segador en primer lugar. Había algo muy extraño en el aire de esa montaña.
«¿Lo sientes?». Pregunto la voz de mujer con tranquilidad.
El Segador no necesito responder, era obvia la presencia de un Ser Oscuro; con forme ambos avanzaban, la energía negativa se volvía más y más fuerte. Se estaban acercando a su objetivo.
— ¿Crees que aquí encontraremos lo que buscamos para alcanzar el siguiente nivel?—pregunto el niño en voz alta. Al parecer, no le preocupaba lo que Jessenia pensara de él, ya que solamente el Segador podía escuchar la tercera voz.
Jessenia escucho lo que el Segador pregunto, no obstante, algo le decía que no era a ella a quien le estaba hablando; porque para empezar, ¿qué sabía ella sobre este individuo? La respuesta era obvia, nada, absolutamente nada.
Pese a esto y conforme se adentraban más y más en la montaña, la humana dejo de pensar por un momento, ya no le parecía extraño que su acompañante se pusiera a hablar solo.
«Este parece ser el lugar idóneo. Aquí podremos continuar con la siguiente fase en la transformación.»
— ¿Tan temible es el enemigo? —volvió a cuestionar en voz alta.
«Si. Más fuerte y temible que cualquier otra cosa a la que te hayas enfrentado en el pasado.» En este punto, la voz de mujer bufa de risa un poco se contuvo y siguió hablando. «Bueno, aunque no tengo que decir nada, tú mismo has experimentado el poder de nuestros oponentes en carne propia. Bien sabes el poder al que nos enfrentamos, si queremos tener una oportunidad contra ellos, debemos estar listos. Ni siquiera yo, en mis mejores tiempos, era rival para él. Por lo tanto, hay que aumentar nuestro poder…, después de todo, los términos de nuestro contrato son bastante claros.»
—Los dos somos meras herramientas en las manos del otro, nos utilizamos para conseguir nuestros deseos—dijo el Segador.
«Así es.»
A Jessenia ya no le impresionaba que el Segador mantuviera conversaciones solo, pues en esos momentos, ella tenía sus propios problemas en mente. Algo muy extraño pasaba dentro de esa montaña, no podía explicarse que era ese algo, pero la sensación que comenzó a sentir desde algún punto del camino era diferente a la del resto del trayecto. Ésta sensación era nostálgica, fría y amarga y, aunque quería salir corriendo de ese lugar tan rápido como le fuese posible, algo la seguía empujando hacía dentro, como si unas manos invisibles la estuvieran atrayendo.
Finalmente, tras quien sabe cuánto tiempo de caminar y caminar, el Segador se detiene y con sus fríos ojos azules, observa el obstáculo que tenía delante de sus orbes. ¡Una vasta cantidad de agua con rocas brillantes debajo de la misma! Como por acto de reflejo, Jessenia se detiene a unos pasos del chico con la mirada baja.
El niño se arrodilla delante del agua, mete una mano en su interior, la deja sumergida por algunos segundos, luego la saca y observa el líquido que sobra en su mano derecha.
—Esta agua no es normal—sentencio firmemente—. No es natural.
«¡Tal parece que a partir de este punto las cosas se pondrán más emociones!» Dijo con alegría la voz de mujer.
El Segador se levantó, se dio la vuelta y miro a Jessenia, quien permanecía callada con la mirada baja.
— ¿Qué ocurre? ¿Ya no seguiremos? —su voz se escuchaba mecánica, con falta de emociones.
Al verla y al escucharla, el Segador entrecerró los ojos, escudriñándola con la mirada.
La voz de mujer rio quedadamente al ver y al escuchar a la chica.
«Parece que nuestra princesita llego a sus límites. A nosotros este tipo de atmosfera no nos afecta en lo más mínimo, pero para los humanos es otra cosa. Si desea seguir viviendo, lo mejor será que se quede aquí o que regrese al inicio. Mientras más cerca se está de esta agua, mayor será el efecto de la Corrupción. Con solo un simple vistazo se puede ver que la oscuridad del ambiente ha comenzado a penetrar su mente.»
—Espera aquí—le dijo el Segador a la humana— o regresa a la entrada. Una vez que termine con lo que vine hacer aquí, te llevare a la ciudad más cercana.
Jessenia permaneció callada, con la cabeza un poco inclinada hacia abajo, quería protestar, decirle varias cosas al Segador, preguntarle dudas que quería que le respondiera, no obstante, la chica se quedó callada, sin decir nada.
La joven asintió con la cabeza, no tenía ganas de hablar. El Segador le dio la espalda, se alejó de ella al acercarse a la entrada del agua y antes de entrar y sin volverse le dijo lo siguiente:
—En el suelo no encontraras nada, si tienes algo que hacer o hay algo que estás buscando, mira siempre hacía al frente—el Segador no lo sabía, pero al escuchar estas palabras, los ojos vacíos de Jessenia recuperaron un poco de su brillo y levanto un poco la cabeza, en señal de que estaba escuchando lo que le decían—. En el momento en el que te rindas con algo o contigo misma, en ese momento, todo habrá terminado, no obstante, si continúas viviendo, es posible que encuentres una nueva razón para seguir viviendo. Nunca sabrás cuando o como, pero es seguro que hallaras algo. La esperanza, después de todo, brilla en mitad de la oscuridad y así sea tan delgada como el hilo de una araña, debes aferrarte a ella y nunca soltarla, pues será lo único que te saque del abismo en el que has entrado—el Segador miro el techo del lugar, allí, una gran roca luminosa sobresalía del techo, la miro por varios segundos y luego concluyó diciendo lo siguiente—: Esas fueron las palabras que alguien me dijo una vez. Encuentra su significado por ti misma.
Y así como empezó a hablar de estas cosas, el niño se hecho al agua, perdiéndose de la vista de Jessenia y quedándose sola en ese lugar.
La humana escucho claramente las palabras del Segador y sin darse cuenta, se las había grabado profundamente en su memoria, ella aun no lo sabía, pero esas palabras serían algo muy importante para la chica más adelante, cuando sea el momento de vencer y superar los terrores del pasado.
Sin más por el momento, la joven humana toma siento en el piso, decidida a esperar el regreso del Segador.
…
Dentro del agua, el Segador nadaba para intentar llegar al otro lado. Mientras movía piernas y brazos, la voz de mujer le hablaba en mitad del trayecto.
«¡Que palabras tan interesantes, ¿Quién te las dijo?!» Pregunto curiosa.
El Segador continuaba mirando hacia el frente con su expresión de seriedad en el rostro.
—Esta no es agua—dijo finalmente, evadiendo claramente la pregunta que se le hizo—. Aun cuando no lo necesito, se puede respirar aquí abajo. Este líquido fue creado mediante algún sortilegio de magia y su función no es ahogar a los intrusos, sino corromperlos…
«¡Si, si, ya lo sé! Típico de los usuarios de magia, tratar de debilitar al oponente antes de enfrentarse directamente con él. ¡Pobre diablo! En lugar de pelear frente a frente, prefieren usar trucos sucios como estos, en fin, no me importa, sea lo que sea esta agua, a nosotros, o mejor dicho, a ti, no te afectara. ¡Ahora dime, ¿Quién te digo esas palabras?! Las que le dijiste a la princesita.»
— ¿Por qué te importa? —su voz se escuchaba perfectamente pese a que estaba bajo el agua.
«No quiero que nadie te meta ideas extrañas en la cabeza, además…, conozco casi todo de ti a excepción de una parte de tu vida, ¿fue alguien de esa época quien te dijo esas palabras?»
—Eso no tiene ninguna importancia ahora. Lo que ya ha pasado, ya ha pasado y nada de lo que diga o haga podrá cambiarlo, por lo que no vale la pena mencionarlo.
«¡Vamos, no seas así, dímelo!»
Debajo de ese líquido, las piedras luminosas continuaban brillando, alejando la oscuridad de esa supuesta agua.
Finalmente, el chico sale del interior del agua, pone ambas manos sobre una superficie seca y entonces, la más absoluta de las oscuridades, el silencio y el frío, lo reciben del otro lado. No había rocas luminosas, no había nada más que la penumbra de la montaña.
El Segador salió del interior del agua para encontrase que su ropa permanecía seca, ni un leve rastro de humedad había en ella. Él tenía razón, aquella cosa no era agua real, no podía mojar y tampoco servía para ahogar, su función era otra.
«Parece que la parte fácil del viaje a terminado. Me pregunto qué sorpresas aguardaran más delante de este sendero sumergido por las tinieblas.» Dijo la voz de mujer con un leve tono de emoción en su voz.
Afortunadamente, una de las cualidades que poseían los Segadores era la habilidad de poder ver en la oscuridad. Con esta habilidad, uno pensaría que servía para un ataque sorpresa y sigiloso en mitad de las tinieblas más absolutas, sin embargo, nada era tan sencillo, ya que otras de las peculiaridades de los Segadores es que los respectivos ojos de color de cada uno brillaban con intensidad en la oscuridad. Lo que significaba que eran presa fácil de los depredadores naturales de ese ambiente.
Aun así y pese a esta desventaja, el niño observa sin inmutarse el largo camino que se extendía al frente de él, cubierto por la oscuridad y el silencio. Avanza hacia lo desconocido.
…
Jessenia seguía donde mismo, sentada cerca de una de las rocas luminosas, con las rodillas pegadas a su pecho y sintiendo el frío del ambiente, así como su silencio. El Segador le había dicho que podía esperar en la entrada de la cueva, no obstante, la joven humana no podía moverse de donde se encontraba.
Poco a poco, la oscuridad del ambiente comienza a invadir sus sentidos; sus ojos le parecían pesados, le costaba mantenerlos abiertos, el lugar estaba sumergido por un extraño sonido, la joven empezaba a perder el conocimiento.
De pronto, mientras se esforzaba por mantener abiertos los ojos, una risita infantil quebró con el silencio. Se escuchaba muy viva y alegre, lo cual era imposible, ya que ella era la única en ese lugar.
Con este último sonido en su cabeza, los ojos de Jessenia se cierran, presa de la oscuridad del lugar.
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