Segadores Saga Primera - 13
El Hechicero yacía flotando con una impresionante y llamativa aura negra que lo rodeaba de pies a cabeza, mientras que levitando a su alrededor, esferas de energía de gran tamaño comenzaban a aparecer una por una, llegando al número de varias decenas. De estas, además del profundo color negro, unos pequeños rayos azules eran desprendidos de los mismos. El Ser Oscuro estaba listo para el ataque, mientras que su oponente de largo cabello azabache y penetrantes ojos azules, yacía tranquilo y sin emociones sobre el frio suelo de roca negra. A varios metros de distancia de la única humana viva, de la única chica que se salvó de ser absorbida por el cetro del Hechicero gracias a que ella no estaba corrompida por oscuridad.
El Segador le hecho una rápida mirada. Jessenia seguía tendida en el suelo, aun inconsciente y desnuda, con su cálida y suave piel tocando la frialdad de aquel suelo endurecido de roca y, sin que ninguno de los oponentes se diera cuenta, librando su propia batalla interna.
El Hechicero, desde donde estaba en el aire, advirtió como el ojo derecho del Segador se volvió hacía Jessenia y, en ese preciso segundo, el Ser Oscuro ataco. Movió su larga vara hacía el frente, provocando que las decenas de esferas de energía cayeran sobre la cabeza del Segador como si de gotas de lluvia se tratasen. Grandes, enormes gotas de agua. Sin embargo, tan pronto estos ataques se acercaban al joven, este dio un impresionante salto y se alejó de la zona afectada. Las esferas, al fracasar en su objetivo, se estrellaron contra el suelo, provocando una serie de fuertes y ruidosas explosiones que hicieron sacudir toda el área de combate. El joven clavo sus pies contra las paredes de roca para quedarse clavado en ellas, el Ser Oscuro lo vio y sin perder ni un segundo, dirigió hacía él una nueva horda de ataques.
Explosiones tras explosiones, era lo que provocaban los ataques del Hechicero al impactarse contra las paredes de esa cámara. El Segador corría por las paredes evadiendo las esferas de energía, así como saltando al suelo y volviendo a correr para terminar saltando nuevamente, todo esto, para evadir los ataques de su oponente quien, continuaba levitando en lo alto de la cámara, invocando más y más esferas de poder para lanzárselas al chico.
— ¿Qué es lo que ocurre? ¿Ya no te animas a atacarme?
Le pregunto el Hechicero con sorna en el tono de voz. Más, sin embargo, lo que el Ser Oscuro ignoraba, es que el Segador no evadía a ciegas esos proyectiles de energía negra, los estaba alejando de Jessenia, quien seguía tendida en el suelo, completamente indefensa a los ataques del Hechicero o a los derrumbes provocados por las explosiones.
No obstante, ya harto de las huidas de su oponente, el Hechicero deja de lanzar a diestra y siniestra sus poderes oscuros. Observa los movimientos de su oponente y logra predecirlos con éxito. Mientras le lanzaba varias esferas de energía, el Ser Oscuro preparo una trampa que consistía en lo siguiente: el Segador evadía las explosiones sin mucha dificultad y sin cambiar su frío semblante carente de emociones, al aprender sus patrones de movimiento, el Hechicero rodea al Segador con cuatro grandes esferas de energía mientras éste seguía en el aire. Pero eso no era todo, el pequeño individuo no solo estaba rodeado por cuatro poderes explosivos, sino que debajo de él y por encima de su cabeza, dos esferas de energía se habían mantenido ocultas y ahora, seis orbes de poder explosivo yacían rodeándolo por todos los frentes, cortándole toda posibilidad de escape. Al tenerlo donde lo quería, el Hechicero no puede evitar esbozar una sonrisa de satisfacción con los labios y, antes de que sus poderes impacten al chico, el Ser Oscuro se permite unas cuantas palabras de victoria:
—Ahora te tengo.
Acto seguido, las seis esferas de energía se estrellan al unísono contra el Segador provocando una enorme explosión en mitad del aire. La explosión resultante sacudió con violencia la enorme cámara donde yacían peleando, más no dio muestras de debilitarse o derrumbarse. Era como si los muros y paredes de esa montaña logran absorber el daño de la pelea.
Sin embargo, el Hechicero, al ser testigo de los misteriosos poderes del Segador, así como de su extraña resistencia, decidió no bajar la guardia y, pese a que su ataque dio un golpe directo, el Ser Oscuro ya tenía preparado un plan B en caso de que plan principal fallara y tras ver lo que ocurrió a continuación, se alegró de no haber bajado la guardia.
Segundos después de recibir la explosión, del interior de la cortina de humo que se formó en mitad del aire, una silueta cayó directamente hacia abajo. Aterrizo de pie sin mostrar indicios de daños severos. El Hechicero volvió a mostrar una sonrisa de satisfacción. ¡Qué alegría que había preparado un plan B!
¡El Segador logro sobrevivir a esas enormes explosiones consecutivas! Aterrizo en tierra con sutileza y elegancia. Al estar sobre el suelo, el chico levanta la mirada y se clava al Hechicero quien, en esos momentos, no dejaba de mostrar una sonrisa llena de satisfacción, como si el combate ya lo hubiese ganado.
«Por alguna razón esa sonrisa comienza a molestarme, al igual que ese tipo. Elimínalo de una vez, ya no me interesa seguir jugando con él.»
— ¿No eras tú la que me decía que peleara con más lentitud para entretenerte un poco?
«Si, eso dije. Pero ya me cansé, si lo único que ese tipo puede hacer es quedarse en el aire, encerrado en su pequeña burbuja protectora y lanzar y lanzar hechizos a diestra y siniestra, entonces no vale la pena. Yo creí que presentaría una batalla más emocionante, pero bueno, ese pobre diablo no vale nuestro tiempo. Acabalo en el siguiente movimiento. Destruye su burbuja protectora y que su cabeza ruede por el suelo.»
El Segador suspiro al terminar de escuchar lo que la voz de mujer le había dicho.
—Ya era hora. Tanto evadir los ataques me estaba aburriendo.
El Segador enfunda sus dos cuchillos y se prepara para el combate cuerpo a cuerpo, no obstante, cuando estaba listo para lanzarse al ataque, el joven abre bien los ojos al darse cuenta que no podía moverse. Mejor dicho, no podía mover las piernas, las tenía como paralizadas o pegadas al suelo. Al bajar la mirada para ver lo que ocurría, el Hechicero sobre él sonríe mostrando sus torcidos dientes.
— ¿Sorprendido? —le pregunto el Ser Oscuro con sorna—. Pues deberías. Sabía que ese insignificante ataque no sería suficiente para acabarte, por lo que me tome la molestia de preparar esa pequeña trampa bajo tus pies mientras evadías mis proyectiles de energía y al mismo tiempo calculaba tus movimientos para asegurarme de que caerías donde lo tenía planeado.
Bajo los pies del Segador, un brillante y pequeño círculo mágico de brillante color negro, repleto de símbolos y runas extrañas, yacía bajo de él, impidiéndole moverse. Había caído directamente en medio de la circunferencia.
—No importa cuanto lo intentes, no podrás salir del interior de ese círculo mágico—el Hechicero se pone nuevamente sobre el alto pilar de roca y levanta ambos brazos, bien extendidos, separados el uno del otro. Estaba listo para proceder con su siguiente ataque—. Veamos si sobrevives a esto.
De las paredes, muros, techo y suelo de esa vasta cámara de roca negra, una gran cantidad de energía oscura empezaba a manar, toda la que salía iba directamente a parar al interior de la esfera azul en la punta de la vara del Hechicero. Estaba recolectando energía para su ataque final. Mientras el Hechicero se cargaba con más y más poder, su sonrisa no hacía más que ensancharse de oreja a oreja, claramente disfrutando del gran éxtasis que presentaba absorber esa gran cantidad de poder dentro de su cuerpo.
«Mmmm… Creo que lo subestime un poco. Ahora esta absorbiendo la energía negativa que esta montaña ha ido acumulando tras muchos años. Tiene sentido que se niegue a irse de este lugar. Esta montaña es como un gran generador de energía y él puede llenarse de ella hasta cansarse, volviendo sus poderes y magia mucho más fuertes.»
Antes de que el Segador pueda responderle a la voz que solamente él puede escuchar, el Hechicero le apunto con su vara y de la esfera azul un delgado rayo de energía negra sale disparado y le atraviesa el pecho, justamente al nivel del corazón. El ataque entra por el pecho y sale por la espalda, causando un pequeño agujero en el suelo detrás del Segador.
Pese a que recibió un ataque directo y aparentemente mortal, que habría acabado con la vida de la mayoría, el Segador no quito su inescrutable rostro limpio de emociones, ni siquiera cuando tenía el agujero abierto en el pecho. Esta falta de interés por su propia vida, así como la incapacidad para sentir dolor, no se le paso por alto al Hechicero, quien lo observaba con sumo interés.
— ¿Qué demonios eres tú? —le pregunto desde donde se encontraba, aun, absorbiendo las energías negativas de la montaña—. Si tuviera que juzgar por las apariencias diría que solo eres un niño humano, pero esa fuerza, resistencia y velocidad que mostraste cuando peleaste, no eran comunes en humanos, sin mencionar que te golpe directamente con muchos ataques y te acabo de atravesar el pecho con un rayo concentrado de energía y aun así, sigues con vida y sin dar señales de dolor o interés por tu propia seguridad, así que repito, qué demonios eres tú?
Mientras el Hechicero hablaba, el agujero que le provoco al Segador comenzaba a cerrarse por sí mismo, de la herida, ni siquiera una leve gota de sangre se asomó, era como si el chico no tuviera el precioso líquido de la vida que todo ser viviente tenía poseer. En cuanto noto que su herida, aparentemente mortal, ya había sanado, el Hechicero entorno los ojos y vio con profundidad a su rival, quien seguía muy tranquilo pese al peligro que corría.
— ¿No me escuchaste? Te hice una pregunta. Antes de acabar contigo, quiero que me digas que clase de criatura eres. Me he topado con toda clase de seres oscuros y bestias, así como distintos tipos de humanos, pero esta es la primera vez que veo a alguien como tú. ¡Así que responde! ¿Que eres?
El Segador lo miro con aburrimiento por unos segundos antes de responder. Cuando al fin lo hizo, hablo con voz neutra y monótona.
— ¿En serio crees que puedes acabar conmigo? —el Hechicero se enfureció al escuchar la insolencia del Segador ante él—. Si tanta confianza tienes en tus poderes entonces golpéame con todo lo que tengas. Por qué te aseguro, si tú no me mates, yo te matare a ti.
— ¡No te creas la gran cosa! Lo único que sabes hacer es hablar, pero para alguien que dice cosas tan arrogantes, no fuiste capaz de darme siquiera un golpe, así como no puedes liberarte de la magia que te aprisiona dentro del círculo, ¿Por qué crees que puedes vencerme?
—Golpéame con tu ataque más poderoso y lo sabrás.
El Hechicero había perdido la paciencia. Ya no le interesaba saber qué tipo de criatura era el sujeto ante él, por lo que levanta su larga vara, listo para sacar a la luz su ataque más poderoso. Arriba de él, una gran cantidad de energía negativa empezaba a darle forma a una enorme bola de energía que despedía chispas y rayos azules. Esa esfera era mucho más grande que todas las anteriores juntas y el Segador estaba seguro que la explosión resultante sería catastrófica si llegaba a impactarlo. Pero él no se preocupaba por su seguridad. Volvió la mirada y a la distancia, Jessenia seguía inconsciente y desnuda sobre el frio suelo de roca negra. Si aquel poder llegara a explotar, la humana también recibiría el impacto.
«Típico de los Hechiceros, lo único que pueden hacer para pelear es lanzar poderes desde la distancia. Son terribles en peleas cuerpo a cuerpo, pero buenos canalizando las energías que los rodean. Si esa esfera llegara a golpearnos, el cuerpo de la pequeña princesa se hará trizas. ¿Qué es lo que harás?»
—Ponerle fin a esta pelea tan aburrida.
El Hechicero había terminado de canalizar toda la energía negativa sobre su cabeza y el resultado de esto era una enorme bola de energía negra que desprendía chispas y rayos azules. Como el Segador y la voz lo habían puntualizado, si aquel ataque explotaba en ese lugar, la montaña se vería severamente dañada, no obstante, este hecho no pareció molestar en lo más mínimo al Hechicero quien se veía muy seguro y confiado de sí mismo.
—Fue divertido conocerte, Ser desconocido, pero me temo que aquí termina la diversión. ¡Ahora muere!
El Hechicero bajo su vara y junto con esta, la enorme bola de energía salió disparada contra el Segador. No era tan rápida como las otras que había disparado, pero la fuerza que esta poseía era muchas veces más catastrófica que las anteriores. Tal era su tamaño, que la esfera cubrió por completo la imagen del Segador, haciendo imposible que el Hechicero lo vea morir, pero este hecho no le importo, ya que su oponente seguía atrapado a causa de su círculo mágico que lo mantenía de pie, inmóvil e indefenso ante su ataque. No necesitaba ver, pues el resultado de la batalla era obvio.
«Parece que la noche finalmente llego.»
Dijo con alegría la voz de mujer.
—Si. Ya era hora. Me siento mucho más liguero en estos momentos.
El Hechicero no lo sabía puesto que la gran bola de energía negra le tapaba la vista, pero la fisiología del Segador acababa de sufrir una metamorfosis increíble. Su pequeña y delgada figura de niño de doce años había sufrido una colosal transformación, ahora, en lugar de un cuerpo pequeño e infantil, la anatomía del Segador se había vuelto más alta, más varonil y con aspecto mucho más adulto. El niño había recuperado su verdadera apariencia, la de un joven entre los dieciocho años y los veintitrés, regresando así, sus verdaderos poderes y a la vez, estando seguro de que fuera de la montaña, el sol se había ocultado y la luna reinaba por encima de todo el firmamento.
Cuando la bola de energía negra que desprendía rayos azules ya estaba lo bastante cerca del Segador, el muchacho comienza a mover sus piernas, listo para recibir el ataque de su oponente. No obstante, al momento de mover las piernas para estirarlas y tenerlas listas, el círculo mágico se rompe y, junto con este, a la esfera color zafiro del Hechicero le empezaban a salir pequeñas grietas.
Tan pronto el Segador movió las piernas, el círculo que lo mantenía paralizado se había destruido y como el poder del círculo estaba ligado directamente con la esfera azul del Hechicero, al instante de romperse la circunferencia, de la bola zafiro unas pequeñas grietas empezaban a surgir.
El Ser oscuro se dio cuenta de este hecho, por lo que en una fracción de segundo que aparto la vista de la bola negra y la concentro en las grietas que aparecieron en su cristal azul, el Hechicero lo supo al instante; supo que el Segador logro romper el círculo mágico y que ahora, probablemente, esquive el ataque. El Hechicero estaba seguro de que su oponente haría eso, después de todo, ¿no es eso lo normal? Evadir una poderosa técnica que amenazaba tu vida si tenías la posibilidad. No obstante, lo que el Hechicero no supo hasta unos segundos después, es que el Segador no evadió el poder, él seguía estando donde mismo. ¿Que como se dio cuenta? Bueno, pues cuando la esfera de poder ya estaba por tocar el suelo, repentinamente, la enorme bola de poder oscuro salió despedida en dirección al Hechicero. ¡El Segador se la devolvió con una patada, como si de un mero balón de aire se tratase!
El Hechicero, asombrado por los poderes de su enemigo, permaneció parado sobre el alto pilar de roca negra. Afortunadamente, el Ser Oscuro despertó a tiempo y se percató que su propio poder se le había regresado, por lo que apenas pudo evadir su propia técnica por unos centímetros.
La bola de energía siguió su camino hasta el techo de la montaña, penetro el mismo y la esfera salió al exterior, elevándose alta por los cielos y siguiendo su camino a una gran velocidad. Una vez, ya muchos metros en el cielo, la técnica del Hechicero hace explosión y el resultado fue una catastrófica imagen. La explosión fue tan poderosa que, pese a estar a muchos metros de distancia en el aire, el sonido, así como la imagen, eran claramente vividos y llamativos. El Segador y el Hechicero no dudaban que aquella explosión haya advertido a ciudades cercanas o lejanas. Sin duda, si aquella bola hubiese explotado dentro de la montaña, existía la posibilidad de que esta explotara en miles de pedazos.
El Hechicero siguió la dirección de su técnica y la vio estallar alta en el cielo, luego volvió el rostro con ojos grandes hacía su oponente. Incrédulo, impresionado y, pese a que lo vio con sus propios ojos, escéptico. ¿Cómo era posible que semejante criatura con tales poderes existiera en realidad? ¿Era verdad todo aquello que estaba viviendo o acaso perdió el control de su propia magia y ahora, el Hechicero era víctima de sus propias maldiciones? No sabía ninguna de las respuestas. Lo único de lo que estaba seguro es que sus esperanzas de vencer y salir con vida de aquella montaña se habían esfumado sin dejar rastro. No importaba lo que hiciera, no podía pensar en un plan de escape. ¿Es que acaso su destino era morir en su propia montaña? ¡Qué buena broma, no se la creía! El Hechicero no iba permitir que las cosas tomaran aquel rumbo.
Tras bajar la mirada y ver nuevamente a su oponente, lo que sus ojos perciben ya no era la figura y cara de un niño de doce o trece años, sino el semblante frío y distante de un muchacho algunos años mayor. ¡El Segador había cambiado! Fue la primera impresión que recibió el Hechicero. Y con más ganas que nunca, el Ser Oscuro se preguntó esto a sí mismo: «¡Qué demonios era aquella criatura!
Pero no obtuvo respuestas y quizás jamás las tenga. Ahora, la pregunta más importante era la siguiente: ¿qué hacer ahora? Lamentablemente, el Hechicero no tenía respuesta para esta pregunta. Había usado todo lo que tenía en ese último ataque, no solo la energía que dreno de esos humanos corruptos, sino también las energías negativas de la montaña. No había nada más que hacer. Era doloroso, humillante y más que nada, frustrante, pero el Hechicero no tenía forma de vencer al Segador ante él.
Cuando ya estaba a punto de abandonar toda esperanza, el Ser Oscuro observa desde donde se encontraba, un delgado hilo de araña que representaba su única oportunidad de escape. Después de todo, la luz de la esperanza solo puede brillar en los momentos más oscuros y negros, nunca antes. Y esa luz, ese deslumbrante brillo lleno de posibilidades, apareció de pronto cuando el Hechicero vio el cuerpo desnudo e inconsciente de Jessenia. ¡Es verdad, ¿Cómo pudo haberlo olvidado?! ¡Aquella mujer entro junto con el Segador, ambos eran compañeros! ¡Jessenia era su hilo de araña! Por lo que en un momento repleto de desesperación, el Hechicero se aventura en una oportunidad arriesgada. Se lanza a toda velocidad contra el cuerpo inconsciente de la mujer humana, esperando a pillar desprevenido a su compañero de viaje. El Segador, por lo contrario, vio desde donde se encontraba como el Hechicero se lanzaba hacía Jessenia y no hizo nada, solo se limitó a observar.
A decir verdad, él ya sabía cuál era el objetivo del Hechicero, ignoraba si el mismo Ser Oscuro se percató, pero permaneció varios segundos observando el cuerpo inconsciente de la humana, por lo que cualquiera podría darse cuenta de cuáles eran sus intenciones.
Tomo a Jessenia en sus brazos y salió por el hueco provocado por la enorme esfera negra de energía.
«¡Que lamentable! Piensa usarla como rehén, seguramente para hacer un trato con nosotros. ¡Hmph, que patético!»
El Segador siguió al Hechicero a través del hueco. Una vez fuera de la cámara, el muchacho se dio cuenta que se encontraban en la cima de la montaña que, horas atrás, ambos personajes vieron desde la distancia.
Ya era de noche, el cielo estaba limpio de nubes, sin una sola que entorpeciera la hermosa visión de la inmensa luna llena en ese firmamento. El viento soplaba fuerte en la cima y hacía mecer el largo cabello azabache del Segador, así como su capa de viaje. Ambos oponentes yacían uno frente al otro, separados por varios metros de distancia. El Hechicero aún tenía a Jessenia en sus brazos. Ambos oponentes se veían fijamente el uno al otro.
—Se terminó—sentencio el Segador—. No hay lugar para que puedas escapar o esconderte.
Era verdad. La parte más alta de la montaña era una superficie circular de varios metros de distancia de ancho y de largo. El suelo era de roca, tenía varias grietas y piedras sueltas, por lo que era un lugar difícil para caminar o correr, pero en un sentido más estricto, el sitio estaba limpio. No había escondites, pasillos o sitios oscuros donde ocultarse. La luna iluminaba todo lo que se encontraba por debajo de ella, ahuyentado a la oscuridad. Era como el Segador dijo, la pelea ya había terminado.
—No tan deprisa—le dijo el Hechicero desde la distancia. Difícilmente podía cargar el cuerpo de Jessenia y sujetar al mismo tiempo su larga vara. Aun desde donde se encontraba, el Segador podía ver como los brazos delgados del Ser Oscuro, al igual que sus piernas, empezaban a temblarle, producto de la fuerza que debía implementar para cargar a la humana—. Esta chica. Esta humana, es especial para ti, ¿no es verdad?
El Segador lo miro por unos cuantos segundos, sin poder entender del todo el significado de las palabras del Hechicero. «Especial» ¿Qué quería decir? Él joven no podía entenderlo.
—En lo absoluto—dijo secamente el Segador—. Esa mujer no significa nada para mí.
Ahora era el Hechicero quien no terminaba de entender las palabras del Segador. No había mentiras en su voz o en las expresiones fáciles del chico. Esto lo hizo temer, ya que si esa mujer no significaba nada para su oponente, entonces su plan de negociación se había arruinado antes de ponerlo en práctica. Debía de estar mintiendo. ¡Eso es, era la única explicación! ¡Ese individuo tenía que estar mintiendo, todo era parte de un show elaborado para que el Hechicero bajara la guardia! No había caer en ese truco.
—No te creo—le respondió el Hechicero—. Veras, esta mujer viajo junto contigo, ambos entraron dentro de mi montaña, los vi platicar… ¡Esta claro que ustedes tienen algún tipo de relación, de lo contrario, ¿Por qué razón entraría ella detrás de ti?!
El Segador tampoco conocía la respuesta a esa pregunta. Sin embargo, Jessenia no entro más allá de la montaña por voluntad propia, fue empujada debido a la influencia de la atmosfera de ese lugar. Eso fue todo.
«Que patético, comienza a desesperarse.»
El Segador comienza a caminar hacía el Hechicero. El ser Oscuro al ver como su oponente se acercaba a él, empieza a retroceder lentamente con Jessenia en sus brazos. Sin embargo, llego a un punto en el cual ya no podía seguir retrocediendo, ya que un paso más significaba la muerte para ambos. Los dos caerían y el suelo los mataría. Bueno, no el Hechicero, él podía usar su magia para flotar y salvarse de la caída, no obstante, una vez arriba, el Segador estaría esperándolo. La muerte lo estaría esperando.
¿Y ahora qué? Otra gran pregunta que el Hechicero no sabía responder. Era todo. Ya no había nada que hacer. Aun si amenazaba con matar a Jessenia, ¿eso en que cambiaría? El Ser Oscuro tenía la certeza que ese individuo no valoraba nada la vida de la mujer. Todo se había perdido. El delgado hilo de araña que representaba su esperanza de salvarse se había roto y ya no quedaba nada. Solo la muerte.
No obstante, las siguientes palabras, sorprendieron tanto al Hechicero como a la voz que solo el Segador podía escuchar. Ninguno de ellos se esperaba aquella resolución.
—Te dejare vivir con una condición—en cuanto el Segador dijo esas palabras, el Hechicero lo vio con ojos grandes. Quizás el hilo de araña aún no se había roto.
«¡oye, oye, ¿qué significan esas palabras?!» Espetó molesta la voz de mujer. «Si vas a matarlo, ¡entonces hazlo, no pierdas el tiempo!»
— ¿Condición? —repitió sorprendido el Hechicero. Tenía que asegurarse que había escuchado bien—. ¿De qué condición me hablas?
El Segador fijo su mirada en una Jessenia inconsciente y no los aparto por un rato. Aquella chica le resultaba interesante y fascinante a la vez, así como le producía una extraña sensación dentro de él, una sensación que no entendía y no podía explicar con simples palabras.
—Quiero que intentes corromper la mente y la voluntad de esa chica, si lo consigues, te dejare vivir, pero yo me quedare con la montaña. Si fallas te matare y de igual manera me quedo con la montaña. ¿Entendiste?
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