Shield Force: Zombie Emergency - 22
24 horas después de partir de la base, el grupo se detiene por octava vez debido a la cantidad insana de infectados ordinarios y algún que otro evolucionado muy débil y dedican tiempo para arrasar con la zona. Esto cada 5 o 10 kilómetros, lo cual hace que pierdan tiempo muy necesario. Y cada vez que se acercan más a su objetivo se dan cuenta de que es cierto lo que el superviviente advirtió, es el infierno en la tierra Ibaraki y se encuentra dominado por legiones de infectados de todo tipo.
Tras cortarle la cabeza al último infectado, Kenzo agita su espada hacia un lado para quitarle la sangre al arma y regresa a la hummer mientras los demás hacen lo mismo a sus vehículos:
-¿Estás bien?- pregunta Teressa.
-Hay cada vez más infectados. -responde el espadachín y mira al capitán- ¿Qué hacemos?
-Por el momento tenemos que buscar un refugio para pasar la noche. -mira a lo lejos como el sol se va ocultando.
-Me parece bien. -dice Kenzo.
-Al fin, necesitaba un lugar estable para seguir investigando. -exclama Teressa, aliviada.
-Entonces tendremos que buscar por aquí. -dice Sora, asomándose por la ventana después de haber dado apoyo con William a los vehículos.
-William, busca nuestra ubicación en el mapa. Tenemos que saber dónde nos encontramos. -le pide Ryoma.
-Entendido.
-Sora, recorre la zona, solo un par de manzanas. No te excedas en la distancia. Llévate este comunicador. Cualquier cosa que encuentres, lugar para refugiarnos, suministros o enemigos, comunícate.
-Está bien.
Kenzo apaga la hummer y espera con la mira puesta sobre Sora, preocupado por el joven. Teressa se acerca al vehículo y abre la puerta del acompañante:
-¿Puedo?-pregunta Teressa, señalando el asiento.
-Adelante.
-Quisiera preguntarte algo, Kenzo. -dice ella mientras observa desde el espejo de su lado a Ryoma, quien habla con William.
-¿Estas con las mismas dudas de siempre? Solo díselo. Este es un mundo roto de por sí, quien sabe si mañana estaremos vivos.
-Eres tan pesimista que asusta.
-Soy realista. Sabes que no me creo ese cuento de que volveremos al mundo de antes.
-No podría estar más de acuerdo, pero aun así creo que podremos hacer la diferencia si nos mantenemos firmes.
Kenzo se queda en silencio, prefiere no contradecirle, aunque en cierta forma siente que tiene la razón en ello. Ve a Sora a lo lejos y da aviso a los demás:
-¿Encontraste algo?-pregunta Ryoma,
-Si, hay un edificio lo bastante grande como para refugiarnos. Creo que era un hotel. Se encuentra cruzando un rio. Lo malo es que no encontré ninguna ruta donde transportarnos con los vehículos. -explica Sora.
-No podemos arriesgarnos a dejarlos a la deriva. Tampoco si esta zona está libre de grupos grandes de infectados. -piensa Ryoma en voz alta. Se voltea y mira a William-¿pudiste encontrar nuestra ubicación?
-Este lugar es rural como la mayoría de la prefectura y llevamos casi 40 kilómetros recorridos. Por lo que seguramente estemos en la localidad de Hokota.
-Acabamos de matar a casi cien infectados que se asomaron entre la plantación. Si no tenemos cuidado será en vano ocultarnos. -dice Kenzo.
Ryoma se acerca a su cuatriciclo y lo lleva hacía unos escombros, a los que hecha vegetación, musgos, rocas y hasta trapos viejos y sucios para ocultarlo de aquellos indeseables supervivientes que buscan sobrevivir a toda costa sin importarles la vida ajena. Teressa hace lo mismo, pero con ayuda de los demás. Kenzo, por su parte, duda de que hacer y con todo el dolor por dejar a su amado vehículo, se estaciona dentro de una casa que se encuentra destruida y usa los escombros, trapos y hecha varios líquidos para confundir a los infectados que ronden, así como dejar una montaña de hojas, y otras cosas en el afán de ocultar su preciada hummer:
-Kenzo…-dice William.
-Ni se te ocurra decir algo niño…-responde serio.
-Si, si, ya se.
-Bien, ya estamos listo. Muéstranos el lugar Sora.
-Vamos por aquí.
El sol se oculta mientras llegan al puente que los separa del hotel de nombre “Sawaya”. Se quedan mirando lo bien que está mantenido a pesar de que pasaron muchos años y posiblemente haya habido peleas. Sin embargo, no encuentran signos de enfrentamiento o destrucción. Ryoma sospecha, pero después de casi un día peleando sin parar y avanzando lentamente, necesitan un descanso apropiado si pretenden llegar a su destino.
Tras llegar al puente se apresuran a cruzarlo y llegan hasta la entrada donde Ryoma es el primero entrar y ver que la recepción está cubierta de humedad, suciedad, sangre y vísceras secas de en su momento cuando la infección llegó a esos lugares.
Teressa siente como su sentido del olfato se retuerce cuando siente un hedor espantoso.
Cuando Sora se acerca a una puerta y la abre, ve a una masa asquerosa de moscas apoyada sobre un cuerpo sin vida, colgado y un enorme trozo incrustado en la cabeza. Inmediatamente el chico retrocede, repelido por el olor y las moscas que escapan de ese pequeño cuarto para escobas:
-Cielos, qué asco de olor. -deja escapar Sora.
William lo ayuda a recomponerse:
-Es inevitable encontrarnos con cosas como estas-dice Ryoma.
-Sobre todo en sitios rurales donde un evento así provoca una histeria diferente. -añade Kenzo.
-¿Una histeria diferente?-pregunta Sora.
-Pongámoslo de la siguiente manera. Cuando ocurre una catástrofe en zonas urbanas, sean grandes o pequeñas, hay planes de contingencia para evitar el caos. Pero cuando suceden en las zonas rurales es diferente. Las personas no saben cómo lidiar con estas catástrofes debido a la poca presencia del estado y ante eso recurren a diferentes cosas. -explica Teressa.
-Suicidios colectivos, fundación de religiones basadas en comunidades erráticamente violentas y cerradas, o formación de grupos bandidos que atentan constantemente con otras comunidades. -agrega Ryoma.
2 horas después de llegar al hotel, el grupo pudo limpiar una parte de la recepción y colocar colchones, sabanas y almohadas. La idea de Ryoma es estar lo más cerca posible de la entrada por si ocurre algo y son obligados a marcharse, sea hacia afuera o subir las escaleras a toda marcha. Una táctica infalible.
Cada 3 horas se cambian de turno para vigilar por lo que el primer es Kenzo, aunque la otra razón de esto es por su falta de sueño y necesidad de limpiar su arma lo cual lleva bastante tiempo.
De repente, mientras observa brevemente por la ventana y sentado en una silla y limpia la hoja de su espada, ve algo que cae de una casa de enfrente y de otra al otro extremo, y luego de un negocio, y finalmente cae algo desde la terraza del hotel:
-¿Qué mierda?-se levanta de la silla y mira hacia la calle lo que acaba de caer.
Como si fuera una lluvia de sangre, cuerpos y gemidos, caen infectados desde la terraza. Decenas y decenas de infectados llenan las calles desde las alturas:
-¡T-Tenemos que irnos de aquí, rápido!-grita Kenzo.
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