Shield Force: Zombie Emergency - 40
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- 40 - En la más profunda y oscura sala de interrogatorio
“Pequeño, el mundo no ha perdido la belleza…los seres humanos somos los que no ven más allá…”
Los ojos irritados de Waku se irritan cuando uno hombre de traje y sombrero enfoca una lámpara al rostro mientras el funcionario yace amarrado a una silla, desnudo y con su piel cubierta de moretones y pequeños cortes, así como laceraciones:
-Esto no hubiera pasado si tu lealtad no fuera más con esa banda de traidores y no con esta ciudad- lo regaña Hiroto, acompañado por otros cuatro hombres
-Si…- balbucea
-Ah, bien, ya reconoces que…
-Si…ciertamente mi lealtad es con aquellos que han…dedicado estos casi…15 años de sus vidas a defendernos de…no solo los infectados…sino de imbéciles traidores como ustedes…- dice desafiante
-¿Entiendes que estamos a 50 metros bajo el suelo de la ciudad y hace muchos días que nadie ha preguntado por ti? Tu existencia ya fue borrada de la vida pública, ahora puedo tranquilamente hacerte desaparecer
Sus amenazas tienen un sentido lógico, con el emperador desaparecido y la shield forcé muy lejos, los funcionarios como Hiroto ven una oportunidad y no importa a quien deban asesinar o arruinar para alcanzar el objetivo, lo harán sin importar que.
Waku es una de las tantas víctimas de Hiroto, ya que durante semanas ha hecho desaparecer a personas de los estratos más bajos con falsas promesas o desapariciones forzadas solo para hacer funcionar el “Proyecto Autómata”.
Hiroto incrusta dos cables con punta filosa en ambas piernas de Waku y ordena con la mirada a uno de los guardias para que encienda una caja con la que da corriente y haga retorcerse y gritar de dolor al funcionario.
Apagan la maquina y Hiroto se acerca hasta quedar cara a cara con Waku:
-Deja de faltarme al respeto niño y dime lo que quiero. Si lo haces podrás volver a tus funciones, Solo responde, te libero y continuas con tu vida, siempre y cuando cierres la boca y te quedes en tu casa dentro de la zona más exclusiva de Neo Tokyo. Es muy justo. Vivirás mucho más…bueno, con lo que acabas de sufrir solo tendrás un testículo y un poco de carne quemada, pero es bueno que agradezcas. Ahora dime… ¿Qué fue lo que le dijiste a la shield forcé? ¿Cuál es el motivo de tu llamada? ¿Cuándo regresarán?
-¿A…Acaso…?- balbucea con mucha saliva cayendo de su boca y desorbitado
-¿Disculpa?- se acerca para escuchar mejor lo que dice
-¿Acaso…crees que voy…a…traicionarlos?
-Contaba con que apreciaras más tu vida. ¿Cuándo llegarán? Tus comunicaciones fueron intervenidas unos días después de que ellos partieron. ¿Qué fue lo que conversaban? Se que en un par de días hiciste casi 20 llamados a su comunicador especial
– Hablas…demasiado…
El ministro de Guerra y Espionaje empieza a perder la paciencia con las actitudes tan desafiantes de Waku, entonces ordena aumentar aún más la cantidad de energía solo que esta vez le arrancan las uñas y colocan pinzas por donde la corriente pueda llegar también allí. El dolor no hace más que empeorar al punto de que las venas de su cuerpo se hinchan, los dedos se queman al igual que las piernas. Hiroto ordena que detengan la maquina:
-Ambos sabemos que no queremos algo así. Yo no quiero tanto maltrato, eres el hijo de mi antiguo colega ¿sabes cuan mal me siento? Vamos niño, dame la maldita información y prometo hacer lo posible para que salves tu vida- le dice en el oído al casi irreconocible Waku, cuyo rostro se ve cubierto de ampollas que se queman
Hiroto hace un gesto con su mano derecha a uno de los guardias, que sostiene un bolso el cual lleva a la mesa detrás de Waku y lo extiende, allí se encuentran alineadas horizontalmente herramientas de tortura para sacar hasta la última gota de lo que el hombre considera como información vital para el estado japones. Por supuesto que busca quebrarlo antes y obtener dicha información de la forma más sencilla pero debido a la negativa del joven funcionario, la única manera es infringiéndole dolor inimaginable:
-Ultima oportunidad. Quiero esa maldita información Waku, dámela o te la arranco con cada parte del cuerpo para empezar…- incrusta un cuchillo metálico en la mano derecha. En reacción a ello, Waku lanza un grito horrible lleno de dolor
No espera a que diga todo lo que quiere escuchar a la primer pero el dolor es inmenso y no ha dicho una sola palabra. Sorprende a Hiroto la lealtad que muestra a aquel grupo que desprecia con todo su ser y considera como inoperante frente al apocalipsis y desea reemplazar con los autómatas. Una lealtad que le provoca rechazo excesivo.
Tal es el rechazo que da un puñetazo en el rostro de Waku y entre gritos y balbuceos intenta sacarle la información de manera mucho más violenta y fuera de sí.
En respuesta a las torturas sonríe y mira desafiante a Hiroto:
-Padre…a veces pienso cuando íbamos al lago y pescábamos…ahora me pregunto ¿Dónde estarás? – piensa nostálgico- Seria…patético…de mi parte…traicionarlos a…ellos, los verdaderos…héroes de este mundo…roto…- le responde al corrupto ministro
Vuelven a encender la carga eléctrica hasta que el corazón de Waku se detiene y aun así Hiroto no ordena apagar la máquina. Mientras tanto, el cuerpo del funcionario colapsa y prende fuego. Uno de los guardias se acerca a Hiroto y preocupado le pide:
-S-Señor, deberíamos apagarla o nos quedaremos sin energía eléctrica
-Si, hazlo- responde y camina hacia la puerta mientras parpadean las bombillas que dan luz a la habitación. Una vez afuera camina por los pasillos de aquel sótano clandestino en quien sabe dónde junto con el capitán de la guardia
-Señor ministro ¿no nos excedimos? Acabamos de asesinar a un funcionario importante
-Capitán, comprenda que estamos en una situación crítica para nuestra supervivencia. Si no realizamos los sacrificios necesarios, entonces moriremos todos
-Pero…
-Preocúpese por buscar disidentes para usarlos en los experimentos ¿quedó claro?
-Si, claro
-Ah y otra cosa. Vigilen las comunicaciones en toda la ciudad. No quiero comunicaciones con el exterior de ninguna índole
-¿Intervenir a casi 100.000 personas?
-¿100.000? sabemos que esos números nunca fueron exactos. En cuanto impulsemos el proyecto autómata dispondremos de menos de 50.000 habitantes, pero con un ejercito invencible. Seremos autosuficientes para defendernos
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