Shield Force: Zombie Emergency - 45
En Ibaraki cerca del anochecer, la shield forcé se reúne para cenar, siendo esta la última noche en ese lugar. Elizabeth prepara con ayuda de Mikael la comida, mientras que como suele hacer, Ryoma y Teressa ordenan las cosas que se llevarán, así como discutir el próximo plan de acción.
Como es de costumbre desde que llegaron, los novatos son entrenados por Kenzo, pero este hace principal énfasis en su prima Kana para que sea más fuerte y en un futuro ser de gran ayuda para el equipo.
Neora vigila desde la terraza a los infectados que deambulan a lo lejos y cada tanto observa que a poco más de 1 kilometro ve a hordas moverse, pero siempre distantes de su posición. También encuentra a ese extraño tipo de infectado color gris que puede controlar a una enorme cantidad de zombies entre ellos, ronin y black reaper:
-Varios días sin encontrar a esa criatura, pero parece como si la actividad hubiera aumentado de pronto. Supongo que hay alguna conexión con ese infectado enorme y peligroso ¿tú qué crees Betum?- mira al perro a su lado y este solo se olfatea la entrepierna- Si…es lo que diría alguien de cuatro patas…- dice con cierto horror por la actividad del animal- me encantaría un día completo de descanso. Cielos, que épocas las de antes del brota- se estira con ambos brazos levantados y suspira largamente
Ryoma separa las cosas que se llevarán y las que se quedan como suministro para cualquier viajero que lo requiera. Teressa está en contra porque lo que ocurra en el regreso van a necesitar de todo lo posible. Aun así, la responsabilidad del capitán lo obliga a ayudar a cualquier superviviente a sobrevivir con ayuda, al menos indirectamente.
Mientras apartan cosas y guardan otras, Teressa no deja de pensar en cómo sería vivir una vida con Ryoma en un mundo sin infectados.
Desde lo ocurrido en aquella casa, el culto y la incertidumbre de qué hacer con él bebe extraviado por los del culto, siente la necesidad de decirle muchas cosas al capitán y una de ellas es la que hace tiempo desea con ferviente deseo y pasión:
-R-Ryoma…- deja escapar como si su alma gritase que quiere salir a flote junto con todos sus sentimientos
-¿He? ¿pasa algo Teressa?
-¿Tu…recuerdas cuando nos conocimos?
-Mmm…claro que sí. Tenías el cabello mucho más corto, mirada caída y siempre estabas detrás de tu hermana y compañeras del instituto médico, jejeje, fue gracioso verte con el rostro colorado de vergüenza
-Si…- sonríe un poco y luego regresa a la seriedad
-¿Por qué lo preguntas?
-¿Cómo crees que hubiera sido nuestra adultez sin que el mundo haya caído?
-No me detengo a pensar en suposiciones
-Pero ¿lo imaginaste alguna vez?
-…-guarda silencio, porque en su interior sabe que un mundo diferente lo haría también diferente a él, pero fundamentalmente podría lograr dos de sus sueños- sí, lo imaginé- reconoce
-Quiero saber cómo era
-¿Por qué?
-Quiero cerciorarme de algo
Ryoma deja una pequeña caja con municiones de armas junto a las cosas que no se llevarán, entonces cuando alza la mirada hacia Teressa, la ve con mirada y expresión inocente, esperando una respuesta que aliviara su corazón tan afligido. Pero lo que más le sorprendería a la doctora es que su amigo y líder es quien siente más el pecho acongojado, sin saber que o como decirle aquello que las circunstancias del mundo en que viven acabaron por enterrar:
-Haaaa, bien, de acuerdo- levanta la mirada hacia los ojos de ella- imaginé vivir en el campo, trabajando con madera, más bien siendo carpintero que cultivando como muchos quisieran
-Ya veo…
-Y con esa persona a quien estimo demasiado como para dejarla ir – la miera con una seriedad tan profunda que la sorprende de que sea el mismo Ryoma
-¿De qué hablas?- se queda pasmada
-Sabes bien de que hablo, tú me preguntaste sobre que imaginé y yo te respondo
-C-Claro, es verdad, que tonta
Por dentro, Teressa siente inmensas ganas de llorar, solo su enorme voluntad la vuelven fuerte para que no caiga ninguna lagrima. Sin embargo, no esperaba tal desconcertante respuesta, sino algo más entregado a sus sentimientos, algo que ella siente merecer. Ryoma, por su parte, regresa a la actividad con tremendos remordimientos de lo que acaba de responder:
-¡Estúpido, estúpido, eres un estúpido!- grita por dentro, maldiciéndose a sí mismo- ¡¿Cómo vas a responder algo tan carente de emociones?! ¡la estás dejando ir, así como así! – añade a su remordimiento
-Ryoma…- murmura Teressa
Inmediatamente Ryoma es impulsado por un deseo…el deseo de vivir, luchar y morir en un mundo que muere lentamente pero que mantiene viva la llama del amor en su corazón. Se acerca a Teressa y la besa, sorprendiendo a la doctora que en la confusión aparta sus labios de los del capitán y lo primero que dice es:
-E-Esto…me…sorprendió…
-L-Lo siento, es que yo…bueno…hace tiempo que no dejo que mis sentimientos salgan tan violentamente, pero verte a ti, hace que no pueda controlarme…yo…hummm…
-¿Hay algo que quieras decirme?
-No…bueno…pues, si…
-Yo si tengo algo que decir, Ryoma
-¿Qué cosa?
-Te amo, desde hace tiempo. Es verdad, ha habido ciertos momentos que dejamos salir esto, pero nunca con esta profundidad o no fuimos conscientes, pero con todos reunidos al fin y estos días de calma a pesar de lo vivido, siento que por fin puedo decírtelo…
-También quiero decirte que te amo, y es desde hace tiempo, no recuerdo cuando, pero sueño con vivir en el campo contigo. Llegar a la vejez y tener mi último suspiro en tu compañía. Cielos, no soy bueno para estas cosas, jeje- ríe incomodo
-Lo hiciste bien- se acerca y lo besa dulcemente- lo importante es que por fin dejamos las cosas en claro
-Por fin ¿no te parece emocionante?
-Eres un tonto- sonríe la doctora
-Ejem… ¿interrumpo algo? – pregunta Elizabeth, mientras se encuentra parada y sosteniendo una olla con el estofado de conejo listo para servir
Ambos se separan y miran a otro lado, nervioso y avergonzados, pero la mecánica ya vio todo y desde hace tiempo entre los miembros del equipo existía un rumor sobre que Teressa y Ryoma estaban enamorados, pero ninguno daba el primer paso. Ahora con Elizabeth como testigo, las dudas se aclararon:
-Je, je, je…- ríe malévola
-¿De qué te ríes Elizabeth?
-No, por nada
-¡Oye, sabes de que hablo!- se acerca a la mecánica pero es ignorada
Kenzo y los novatos entran a la sala de estar, exhaustos, sucios con polvo y barro en sus ropajes y hambrientos por estar muchas horas en aquel terreno arenoso y con escombros esquivando ataques y atacando sin parar. Se encuentran con un ambiente extraño de risas y relajación. Kenzo se acerca a Ryoma y deja caer sobre uno de los sofás:
-¿Qué es todo este escándalo?- pregunta el espadachín
-N-Nada…
-¿Huh?- lo mira fijamente
-¡¿Q-Que haces?!- retrocede al verlo tan cerca
-Elizabeth, informe
-A la orden vicecapitán. La Doctora Teressa y el capitán Ryoma acaban de confesarse
-Aja- saca de su bolsillo una pequeña bolsa de tela y lo arroja a Mikael, quien llega al escuchar lo sucedido- ahí tienes la apuesta
-Jejeje, un placer hacer negocios
-¡¿Huh?!- gritan Teressa y Ryoma al unísono
-Ya, ya, no se agiten, esta cena es en honor a este acontecimiento- dice Neora cuando baja con Betum. Al igual que Kenzo, le arroja una bolsa de tela a Mikael con más apuesta
Ryoma y Teressa lanzan electrizantes miradas al investigador, que al ver el peligro a su alrededor regresa a la cocina…
Esta sería la última vez que el escuadrón viviría tal momento agradable.
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