Sinfonía de corazones: El Dragón - 08
Capítulo 8: Búsqueda (3)
La humanidad dio un gran paso en su progreso hace cuarenta y cinco años, esto gracias a que un grupo de jóvenes talentosos unieron sus habilidades y conocimientos para lograr grandes cambios científicos y tecnológicos, los cuales revolucionaron el mundo.
Con el pasar de los años, cada uno de esos jóvenes creo una compañía, cuyos descubrimientos compartían entre sí para realizar grandes inventos. Ellos llamaron a su asociación: Bifrost.
Una de las compañías asociadas es Divine Legacy Soft, dedicada al desarrollo y distribución de software, la cual fue fundada por Yule Crosshart, actual CEO.
Una de sus divisiones está a cargo de su hija menor: Caroline Crosshart, conocida por los demás empleados desde hace cinco años como la dama de hielo.
***
—D-Disculpe Señora Crosshart. S-Su ma-, digo su pa…
Una joven mujer muy nerviosa entro a la oficina de Caroline, la cual está ubicada en el décimo octavo piso del edificio.
—Habla rápido Loise, no tengo tu tiempo —respondió Caroline con un rostro inexpresivo y sin quitar sus ojos de la pantalla de su computadora.
—S-Su padre desea verla —dijo Loise rápidamente.
A pesar de que tan solo llevaba tres meses como su secretaria, Loise sabía muy bien que a su jefa no le gustaba que la molestaran mientras realizaba su trabajo. De hecho, había dos cosas que son del conocimiento de todos los empleados del edificio: una es que Caroline siente un absoluto odio hacia su padre y la otra es que cambia de secretaria cada dos o tres meses por algún disgusto provocado por algo insignificante. Las demandas de despido injustificado no existían para Caroline, por lo que Loise temía que este día fuera el último en su puesto.
—Dile a esa molestia que estoy ocupada —contestó Caroline.
—Demasiado tarde, esa “molestia” ya está aquí —comentó una voz femenina, la cual provenía de una mujer de edad avanzada que vestía elegantemente, quien entraba a la oficina en una silla de ruedas eléctrica.
—S-Si me disculpan, me retiro. Fue un gusto conocer-la, ¡se-señora Crosshart! —balbuceó Loise.
Ella trató de ser lo más respetuosa posible, pero dado que Yule Crosshart no se presentaba públicamente, puesto que siempre enviaba a algún representante, no sabía cómo referirse a su persona dada su apariencia, por lo que temía equivocarse y ser despedida.
—Relájate querida, solo llámame Yule.
—Y-Yo no podría —le respondió Loise estando un poco menos nerviosa.
—Loise retírate de una vez —ordenó Caroline.
—M-Muy bien.
Notando que su jefa había levantado su vista y la miraba de forma fría se retiró lo más rápido posible del lugar.
—Me agrada, parece ser una persona muy considerada —expresó Yule mientras se acercaba lentamente al escritorio de Caroline.
—Puedes irte tú también, estoy trabajando en un proyecto para uno de tus mejores clientes.
—Responsable como siempre —dijo Yule deteniéndose a escasos centímetros del escritorio de Caroline—, aunque no tienes por qué hacerlo tú sola, cariño.
—Los demás equipos tienen las manos llenas, además como ya sabrás, prefiero encargarme de los más importantes.
—Está bien, está bien. Haz lo que quieras. Y dime, ¿cómo está Joseph?
Yule la observo reflexivamente mientras esperaba su respuesta.
—Como siempre…
—Oh, podrías ser más específica hija —comentó Yule con una leve sonrisa.
—Si solo has venido a perder el tiempo, te pido que te marches. Tengo trabajo que hacer —increpó Caroline.
—Está bien, está bien. Escucha, quería decirte que he decidido extender el tiempo para la entrega del software que te pedí, ya que-.
—Pudiste solo haber enviado un correo electrónico o simplemente haberle hecho una llamada a mi secretaria.
Caroline poco a poco estaba perdiendo la paciencia.
—Bueno, simplemente me apeteció ver a mi fría hija, y también darte esto.
—¿Qué diablos es? —preguntó Caroline viendo el sobre en la mano de Yule sin ningún interés.
—Es un informe de la institución educativa a la cual Joseph asiste.
Yule se acercó un poco más al escritorio de Caroline y extendió su mano para darle el sobre. Sin embargo, Caroline no lo tomó.
—Como quieras… —comentó Yule.
No dándole importancia a la falta de interés de su hija, Yule solo se limitó a colocar el sobre en el escritorio.
—Muy bien, ¿puedes irte ya?
—¿No lo leerás?
—¡Puedes por favor macharte! ¡Ya he perdido mucho tiempo contigo! —exclamó Caroline.
—Está bien, está bien. Me marcho.
Yule retrocedió para luego girar hacia la puerta. No obstante, antes de salir de la habitación se detuvo.
—Ah, por cierto —dijo Yule volteando a ver a Caroline—, la próxima vez que venga, espero ver a esa linda secretaria, si no tendré que decirle a tu hermana que tiene un edificio más que administrar, sé que no le molestara hacerlo.
Caroline no respondió y solo la vio con una mirada desafiante.
—No olvides saludar a Joseph de mi parte cuando llegues a casa, cariño —finalizó Yule.
Luego de que Yule saliera de la oficina, Caroline encendió un cigarrillo y continúo con su trabajo sin ni siquiera prestarle atención al sobre en su escritorio.
***
Cuando desperté traté de ver la hora en mi smartphone, pero cuando lo intenté buscar en la pequeña mesa de noche al lado de mi cama, no lo encontré.
«Lo más probable es que lo haya perdido en la lucha de ayer… Que se le va a hacer», me dije a mí mismo.
Me levanté y me acerqué a mi escritorio para encender mi computadora. Miré la hora en la parte inferior derecha de la pantalla: eran las nueve de la mañana.
«Realmente estaba muy cansado».
Tenía mis sospechas del porqué de mis poderes, por lo que hice clic en el icono de Forbbiden Fantasy Online, y al entrar al juego, introduje el nombre de mi cuenta y mi contraseña para iniciar sesión. Sin embargo, una ventana emergente no me dejo avanzar.
«¿Usuario o contraseña erróneo? ¡¿Pero qué demonios?! ¡Esos son los datos correctos!», pensé desconcertado.
Volví a introducir los datos, y el resultado fue el mismo.
Me estaba convenciendo de que las habilidades que obtuve están relacionadas con el juego. Y asumo que aquella carta, además de la notificación que recibimos, tenía algo que ver. De ser así, yo no era el único con estas habilidades.
«Espero que los demás estén bien», pensé preocupado.
No podía ingresar al juego, por lo que no me quedaba más alternativa que enviarles a todos un correo con la esperanza que esta vez sí contesten todos…
—Oouahhh…
Cuando me disponía a entrar a mi cuenta de correo electrónico, el sonido de un pequeño bostezo me hizo mirar hacia mi cama.
—Buenos días Jo —saludó la pequeña hada luego de levantarse y volar hacia mi hombro.
—Buenos días Bell.
—¡Oooh! Esa máquina no hacía nada ayer. ¿Qué es? ¿Para qué sirve? —preguntó maravillada, viendo la pantalla del monitor.
—Esto es una computadora, sirve para realizar muchas cosas —le respondí.
No me molestaba explicarle todo lo que se podía hacerse con ella. Sin embargo, a pesar de que muchas de mis preguntas ya habían sido contestadas por Gremory, aún tenía otras que hacerle a Bell.
—Disculpa Bell, ¿puedes darme más información sobre lo que paso ayer?
—Claro. Veamos… Mmm… Al parecer algo está provocando que seres de otros mundos vengan a este.
—Sí, bueno, sobre eso…
Le conté a Bell sobre la conversación que tuve con Gremory anoche.
—¡Oooh! Tienes sueños muy raros Jo —comentó.
—… —Yo simplemente me quede callado, no podía discutir eso.
—Ji, ji. Solo bromeo, sé que no mientes. Verás, hasta donde sé, seres como yo no tienen permitido viajar a otros mundos, pero en mi caso, el Orbe de viento empezó a brillar y de repente escuché tu voz, por lo que al sentir que necesitabas ayuda, me concentré y en mi mente te pedí que me indicaras donde te encontrabas para buscar una manera de ayudarte, y cuando me di cuenta una luz me mostró un camino hacia ti —explicó.
Por lo que me cuenta Bell no parece haber venido a este mundo por una grieta dimensional o como se llamen, aunque yo no haya visto una realmente. Sin embargo, ¿cómo fue capaz de escuchar mi voz en el lugar de donde proviene? Y la luz que la trajo está relacionada con aquel guantelete y cuadros de diálogo que parecían hologramas. Bueno, dejemos eso para después, hay algo más importante que quiero saber.
—Bell, hay otra cosa que quiero preguntarte.
—Dime.
—Así como usaste tus poderes de curación con la niña y conmigo, ¿puedes sanar un corazón débil? —pegunté esperando una respuesta positiva.
—Mmm, ¿alguien sufre por un amor no correspondido? —respondió.
—¡No! Me refería a un corazón dañado, es decir, un corazón que puede dejar de latir en cualquier momento.
—Aaah, ji, ji. Solo brom-.
De repente se quedó muda, cambiando su expresión, como si recordase algo.
—Lo siento mucho Jo… No me es posible restablecer órganos gravemente dañados o regenerar partes del cuerpo perdidas, solo soy capaz de acelerar el proceso natural de curación de las heridas y calmar dolencias físicas… —respondió apenada.
—Pero, cuando apareciste el agujero en mi pecho fue curado por completo en cuestión de segundos —le cuestioné.
—No fui yo. En el primer instante que aparecí lo primero que use fue ‘Protección’
«Entonces, si no fue Bell quien me curó, ¿fueron mis poderes?», me pregunté.
—Lo lamento Jo…
—Está bien, no te preocupes. Ya has hecho lo suficiente por mí.
Tenía la esperanza de que Bell pudiera sanar a Arthur, sin embargo, me equivoque. Al parecer no me quedaba otra alternativa que seguir con mi viejo plan, pero… con lo que pasó ayer, y con lo que puede suceder en el futuro, sé muy bien que aunque logré donar mi corazón a Arthur, él, junto con otras personas inocentes, podría ser víctima de algún monstruo. Y por el contrario, de que me sirve convertirme en un típico héroe que salva al mundo, si en el transcurso Arthur muere de un infarto.
—Jo…
«¡Maldición! Yo sé muy bien que no se puede salvar a todos. Sin embargo, ¿qué se supone que tengo que hacer? En verdad no quiero que nadie muera».
—Jo… ¡JO!
—P-Perdona, me perdí en mis pensamientos.
—Escucha, tal vez haya otras formas de ayudar a tu amigo.
—¿Cómo? —pregunté expectante.
—Bueno, una opción es que encontremos a un ser mucho, pero muuucho más fuerte que yo, lo que siendo sincera sería muy difícil, ya que en este mundo no hay maná —respondió.
Simplemente suspiré luego de escucharla, dado que entonces no servía de nada…
—La otra alternativa es esto —dijo extendiendo sus pequeños brazos hacía en el frente.
De repente, la esfera dentro de mi mochila, la cual estaba al lado de mi cama, empezó a brillar con un color verde para luego salir flotando rápidamente a las manos de Bell.
—¿A qué te refieres?
—Como te dije ayer, soy la guardiana del Orbe del viento, sin embargo, como yo existen otros cuatro guardianes más relacionados con un elemento, aunque a diferencia de mí, ellos descansan en su respectivo Orbe —explicó—. A mí se me encomendó protegerlos hasta el momento que recuperen su poder por completo. Bueno…, así era hasta que fui atacada por una sombra que no pude detectar a tiempo, que intentó robarlos y, como medida de seguridad, para que no se quedara con ellos me vi obligada esparcirlos para que no se quedara con ellos.
—Entiendo…
Por su explicación, al parecer ella pasó por algunas dificultades antes de venir a este mundo.
—Entonces, ¡si me ayudas a encontrarlos, podemos salvar a tu amigo!
—¿De casualidad los compañeros a los que te refieres son: Ifrit, Undine y Gnomo? —comenté un poco curioso.
—¡Sííí! Solo que el guardián del fuego se llama Salamander —corrigió.
Creí que eran los mismos Eidolon que usa la clase Invocador en FFO, y dado que nadie de mi gremio lo era, realmente no sabía mucho de ellos. Aunque en cierta ocasión recuerdo haber escuchado a Arthur, Vlad y Kai hablar sobre como los desarrolladores debieron haberse inspirado en los Elementales de Paracelso o como se llame, por lo que asumí que el quinto elemento le pertenecía a alguien o algo que desconocía por completo.
—Pero, ¿cómo supiste de ellos, Jo?
—He aprendido una que otra cosa en los videojuegos.
—¿Vidrio-qué? —preguntó.
—… No importa. Sin embargo, no tengo mucho tiempo Bell, no puedo salir de viaje en busca de las Esferas del dra-.
—¡Nooo! ¡Orbes elementales! —se quejó—. Pero escucha, basta con que encontremos el Orbe del agua, donde descansa Undine, ella es mi maestra en magia curativa, ¡sus poderes de curación son realmente asombrosos!
—¿No dijiste que ellos descansan para recuperarse?
—Sí. Sin embargo, Undine es la que más energía había recuperado. De hecho, de vez en cuando escuchaba su voz. Bueno, eso antes de ser atacada —respondió.
—¡Genial!
Me alegré, pero… si Bell esparció los Orbes antes de venir a este mundo, ¿cómo se supone que los encontraremos? Realmente no me gustaba la idea de tener que viajar a otros mundos, y de ser así, no tenía idea de cómo hacerlo.
—Aunque… —dijo seriamente.
—¿Aunque? —repetí al ver el cambio repentino de su rostro.
¡GRRRGGG!
Una bestia hambrienta rugió desde dentro del estómago de Bell.
—Je, je. Tengo hambrita —comentó mientras tocaba su estómago con sus pequeñas manos.
Ayer no le ofrecí nada de comer, y después de todo lo que pasó, ¿cómo no iba a estar hambrienta?
—Perdóname Bell, olvidé por completo ofrecerte algo de comer. Mi… Mi madre a esta hora ya no se encuentra en casa, así que podemos bajar a desayunar sin problemas.
—¡Oooh! ¡No te preocupes! ¡Y muchas gracias!
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