¡¿Soy una maldita loli?! - 03
Meridithia: “¿¿Heh?” — mi rostro queda petrificado al no entender que está sucediendo
La sorpresa me invade por completo, inclusive los Goblins no entienden porque da mi expresión.
Muchas cosas comienzan a rondar por mi mente, mucho que digerir, y aun no había caído en lo de mi muerte, realmente todo era demasiado confuso.
Por lo general los que reencarnan deben enfrentar a monstruos, pero en cambio yo ahora soy el líder de una banda de despiadados, sanguinarios y degenerados Goblins, esto es demasiado raro.
Luego de unos largos minutos pensando y conversando conmigo mismo sentado sobre una gran roca, mientras la banda de estos hombres verdes de nariz puntiaguda y complexión más que horrible, abro mis ojos y en un tono muy típico de cuando lideraba a mi banda en Tokyo les anuncio:
Meridithia: “Muy bien hombres verdes…em digo Goblins…díganme ¿en qué…Reino estamos?” — pregunta intentando saber, aunque sea donde estoy
Uno de los Goblins levanta su mano y como buen hijo de ex profesores de la universidad de Okinawa le llamo la atención:
Meridithia: “Sí, tu…eemmm…”— señalo a un goblin delgado con nariz inusualmente larga
Lukovic: “Soy Lukivoc Señorita Jefe”
Meridithia: “Si…Luk, dime en que Reino estamos”
Lokovic: “Si señorita jefa, este es el Reino de Strasholow”
Meridithia: “Muchas gracias Luk”
En ese momento mi mente se amplió un poco más, pero aun así debía recolectar más información, por esa razón hice aún más preguntas:
Meridithia: “Bien, ¿en este mundo existe la magia?” — pregunto quizás la más obvio, al existir criaturas como Goblins
Pero algo extraño ocurre, y es que los Goblins no comprenden de que hablo, sus miradas y expresiones me muestran que no saben que es la magia, o no existe o debe haber algo más.
En ese momento una voz muy suave casi inexistente se oye.
Entre los Goblins, uno más pequeño levanta tímidamente la mano, cielos que era asquerosamente feo, pero con valor me dice:
“Je…jefe…no…existe la magia…pero si el contrato natural…”
Meridithia: “¡Tu nombre!”
Yiubo: “S…soy…Yiubo” — responde tímidamente
Meridithia: “Bien Yiubo, me agrada tu respuesta, gracias” — al darle las gracias su rostro se relaja un poco
A juzgar por la felicidad de ese goblin al recibir el agradecimiento, parecía feliz, pero no hay tiempo, necesitaba más información. Es por eso que continúo con las preguntas:
Meridithia: “Díganme, ¿hay algún pueblo o algo por las cercanías?”
Para mi sorpresa, el más grande en tamaño de los Goblins, midiendo unos dos metros y algo, levanta su largo y enorme brazo aumentando su estatura de manera increíble.
Con mi dedo índice señalo al enorme Goblin y le digo firmemente:
Meridithia: “Si…tu…el alto y mórbido” — a pesar de que lo señalo, su rostro parece el de un idiota con la mirada perdida
Por alguna razón ese Goblin no da la apariencia de ser alguien inteligente, no solo por su expresión y mirada vacía, sino porque pareciera carente de cerebro, inclusive su saliva salía de su boca a cantaros.
Pero sin dudas mi sorpresa es tan grande cuando ese enorme Goblin sacude su cabeza de un lado hacia el otro y responde luego de varios segundos incómodos en silencio:
Antonio: “A unos tres días de aquí está el Pueblo Costero de Letelia, que está Gobernado por Patrieus XXIII. Su economía principal viene del comercio pesquero con otros pueblos del mar. Indudablemente es un lugar que tiene su reputación, pero también tiene otro muy crudo y es el de pueblo sin Ley o más bien corrupto, su seguridad es demasiado permisiva y acepta sobornos, pero eso es lo que se dice, nosotros matamos aventureros y viajeros, no disponemos de tal información, y por cierto mi Señorita Jefa, me llamo Antonio, un placer conocerla…”
La sorpresa en mi rostro es tal que la boca se queda abierta, mis ojos muy abiertos, y lo verdaderamente incomodo es ver como los demás Goblins lo toman como algo normal.
Así que me acerco al Jefe Goblin y le pregunto con gritos llenos de sorpresa:
Meridithia: “Qorglor, ¡¡creí que eran una banda de tarados!! ¿Y resulta que tienen un Goblin genio?”
Qorglor: “¿Goblin genio? Por favor señorita no diga esas bromas, Antonio entre los Goblins es un retrasado”
Meridithia: “¿Retrasado? Sus palabras, sus datos, es demasiado preciso en todo lo que dice…”
Me acerco a Antonio y le digo mientras golpeo su pecho:
Meridithia: “Oye Antonio me has sorprendido, deberías ser tú el Li… ¡¿heh?! ¡¿Se ha dormido?!”
Qorglor: “Sí, sufre del Sueño errante, una enfermedad que lo aqueja desde que nació, así de retrasado es”
En mi mente no sé qué decir, Antonio es un genio a nivel intelectual, pero dentro de los parámetros de los Goblins es un retrasado, inclusive tiene narcolepsia, demonios debería entrenarlos, ya que han decidido seguirme, pero eso puede esperar, por ahora.
Regreso a mi piedra de la sabiduría, aunque es solo una maldita roca, pero no quería estar parado, lo peor de todo es que quiero orinar y soy una maldita loli, ¿que podría ser peor?
Qorglor se acerca y me pregunta con timidez:
Qorglor: “Mi Señora disculpe mi atrevimiento, ¿pero usted es de la realeza? ¿O es alguien famosa?”
Meridithia: “No, ¿porque lo dices?” — le respondo con el ceño fruncido y algo sonrojado por la comparación que el goblin esta haciendo
Qorglor: “Es solo que nos sorprende el tremendo poder que posee siendo una niña de apenas… ¿diez años?”
Literalmente no sé qué responderle, me tomarían por loco si les digo que vengo de otro mundo, y en venganza de dos arcángeles fui enviado hacia aquí como una loli de diez años, muy mal sueño si lo fuera, aunque como un pandillero otaku amante de las Web novel esto sería el paraíso.
Poso mi mano sobre mi mentón y le respondo con orgullo:
Meridithia: “Solo soy una aventurera iniciada, no hay más que responder”
Qorglor: “¡¡Y aunque es muy inusual lo que esta diciendo, esta orgullosa!!” — exclama exaltado por la actitud de su nuevo líder
Me bajo de la piedra y en un tono firme y rudo les digo:
Meridithia: “¡¡Muy bien bastardos verdes!! Vamos rumbo a la ciudad costera de…eemm…”—miro a Qorglor, esperando que me ayude a saber que rumbo tomar
Qorglor: “Letelia, mi señora”
Meridithia: “Sí, eso…gracias Qorglor…¡¡Letelia!!”
Después de eso, nos ponemos en marcha al lugar, tres días a pie es el tiempo estimado…
***
Luego de tres días donde caminamos a través de un enorme campo, bosque y de nuevo otro campo, finalmente llegamos a un acantilado, y frente a nosotros, a lo lejos una ciudad construida en una costa.
Qorglor se acerca y me dice:
Qorglor: “Mi señora, esa es la ciudad Letelia” — señala a lo lejos una ciudad con grandes puertos
Meridithia: “Muy bien, avancemos”
Avanzamos durante casi todo el día hasta llegar al anochecer a la Ciudad, erguidas unas murallas increíblemente altas, y en su única entrada por tierra apenas un puñado de soldados protegen el lugar.
Por alguna razón el avance se detiene, los Goblins permanecen a medio camino, como si quisiera evitar llegar a las murallas. Me acerco y les pregunto confundido:
Meridithia: “¿Que hacen? Debemos llegar a la…”
Qorglor: “Lo sabemos jefa, es que es una ciudad de humanos y Semihumanos, no hay lugar para las clases demoniacas, preferimos quedarnos aquí y no estorbarle, pero si ocurre algo por favor tome este silbato, solo nosotros podremos escuchar su sonido y acudir para ayudarla” — me entregan un curioso silbato que sirve solo para el llamado de Goblins
Meridithia: “De acuerdo, solo quédense bien escondidos, y donde nadie puede verlos…ah y una cosa más…”—les digo con voz intimidante— “no ataquen gente ni violen…”
Guardo en mi bolsillo el silbato y sigo mi camino hacia la entrada de la Ciudad.
Me detengo para hacer la fila de extranjeros que llegan casualmente o para hacer negocio.
En ese lapso de tiempo aprovecho y observo lo más que puedo, y ciertamente Antonio tenía razón, los guardias son corruptos, y a la vista de todos reciben bolsas de dinero de personas que parecen ser ricas para pasar antes. Asqueroso mundo.
Al llegar mi turno de entrar, los guardias con sonrisas dignas de asquerosos pervertidos y corruptos me preguntan:
“Oye niña que haces aquí? Deberías irte a tu casa”
Al escuchar esas estúpidas palabras mi pandillero interior intenta salir.
Sin embargo, crujo mis dientes y aprieto mis manos hasta que sangran, y con una sonrisa de niña buena pero también venas a punto de estallar en mi frente les respondo:
Meridithia: “Muchas…gracias señor, pero vengo…a registrarme como aventurera”
“Ja, haberlo dicho antes, pase usted pequeña aventurera…jajaja…”— agrega burlándose de mi
No se percataron, pero observo cuando ese guardia mira a su compañero y me señala. Esto será un seguimiento para ver que no haga nada, vaya tonto.
En cuanto llego a la Ciudad, me sorprendo de una manera grata. Grandes cantidades de personas transitas las calles comprando carne, verduras, inclusive ropa, lo único que veo son rostros felices y realizadas, parece como si la ciudad fuera un paraíso, salvo por un detalle. No hay niños.
Me tomo un poco de tiempo y camino por las calles para ver que mis suposiciones no estén equivocadas, y mientras más recorro la zona, más me doy cuenta de la verdad, y es que no hay niños e inclusive pudiendo indagar más, logro ver que los negocios comerciales son manejados por un grupo criminal.
La sorpresa es aún menos grata cuando las personas arrastran sus miradas hacia mí, ¿será por mi cabello rojo? ¿Mi andar muy rudo? ¿Que sea una especie de aventurera clase paladín? ¿O el que sea niña?
Tan solo debo mantener la compostura antes de romperle el cráneo a todo el que me vea de esa manera con un puñetazo.
En ese momento pienso con nostalgia:
Meridithia: “En cierta forma es parecido a mi hogar, rostros felices en Akihabara, y satisfechos por su vida, pero siempre ignorando las grandes mafias, policías, políticos abogados corruptos, inclusive los yakuza con los que me he enfrentado siempre victorioso”
Al estar perdido en mis pensamientos, sin querer choco contra una mujer de hermoso vestido blanco bordado con finas telas, hasta caer al suelo. Aquella mujer de cabello rubio y rostro muy juvenil, con una verruga muy sexo junto a su mejilla, me mira con dulzura, extiende su mano y me pregunta:
“Niñita, ¿te encuentras bien? Oh, que linda eres, espero que no te hayas lastimado”
De alguna manera me doy cuenta de que algo está muy mal, ya de por si en la expresión de esa mujer, tan forzado, tan misterioso, lleno de temor.
Entonces me levanto por mí mismo, y salgo corriendo lo más rápido que puedo.
Siendo de noche, la ciudad se encuentra en su estado más salvaje, si ya con el sol puesto hacia apenas unos minutos era un caos de falsedad, muy cerca de la medianoche la situación era aún mucho peor.
Prostitutas por doquier, guardias golpeando y robando a quienes pasen frente a ellos.
Por un breve instante me sentí como en casa.
Me acerco a un negocio que resulta ser un bar, y atravieso su puerta, pero al hacerlo todos detienen sus charlas, sus acercamientos con la bebida, sus coqueteos, solo para verme a mí, una loli de diez años, con apariencia sucia entre tierra y sangre de goblin sobre mi ropa.
Camino con total seguridad hacia la barra, con un salto ágil me siento sobre una silla muy alta para mí y le digo al cantinero de forma muy ruda:
Meridithia: “Tú…dame la mejor cerveza que tengas” —le pido al cantinero, sin mostrar rastros de inocencia, para que me pueda tomar enserio a pesar de tener la apariencia de una niña de diez años
Pero como si estuviera menospreciándome, responde:
Cantinero: “Si claro, ¿lo quieres en un vaso de niña? jaja— Cantinero
Mi paciencia había tocado su techo, por eso de un salto hacia adelante, tomo del cuello al cantinero y le digo con una violencia tan extrema que todos los presentes se sorprenden:
Meridithia: “Escúchame bastardo imbécil, no morí hace unos días para acabar en un asqueroso y pordiosero agujero del puto demonio y que un viejo de mierda irrespetuoso venga a tratarme con poca educación a mí…Ryu Tanaka…la pesadilla de los Yacuzzas de Tokyo. Así que si no quieres perder tus dedos, y un ojo, ve a buscar la mejor cerveza que tengas, vas a buscar también el mejor vaso, lo llenaras de hielo y le verterás el maldito liquido…en el maldito vaso de vidrio… ¿has entendido? ¿O debo hacerte perder algo para que lo entiendas mejor?”
El cantinero me mira con un temor inusitado, así que rápidamente corre a buscar la cerveza, el hielo y el vaso, pero del miedo sus manos se encuentran temblorosas.
Luego de unos momentos me entrega el vaso con hielo y cerveza a rebosar.
Aunque aún falta algo, y es que todas las miradas seguían sobre mí, por eso me volteo a mirar a todos los presentes.
Rápidamente todos giran su mirada para evitar la mía, pero seguí haciéndolo de forma persistente mientras bebo la cerveza, la cual esta deliciosa más aun fría.
Bueno, quizás les da curiosidad el hecho de que una menor de edad este bebiendo y tenga tales actitudes, ¿pero que puedo decir? Solo soy un pandillero de más de veinte años, que vivió en Tokyo…murió y renació en este sitio de mierda.
***
Luego de unas dos horas bebiendo, me percato de que últimamente alguien me observa, en mis primeros pensamiento quizás eran los guardias, pero son una banda de imbécil, así que vuelvo a voltearme, el bar ya casi está vacía, y solo permanecen cinco personas, dos en una mesa, una en la barra a dos metros de mi muerto de miedo, uno dormido sobre la mesa y otra persona fumando una pipa en la punta más recóndita donde la luz no llega ocultando su rostro, aunque solo se ve como el humo de su pipa asciende de color gris. Ya puedo imaginar quién diablos será el que me vigila, esto me recuerda a una Novela de algo de los anillos.
Pero estoy en un maldito Isekai, no puedo imaginarme cosas.
Después de eso, me levanto y camino hacia la puerta, pero de repente el cantinero me dice con voz temblorosa:
Cantinero: “Señorita…disculpe, pero no me ha pagado”
Una vez más me volteo hacia atrás y le respondo levantando el dedo de en medio de mi mano y le respondo:
Meridithia: “¿Que te pague la madre que te enseño a menos preciar a la gente, bastardo!”
Con estilo salgo del bar, así que al salir del negocio me apuro a buscar un lugar concreto, pero sin tiempo decidí hacerlo junto a la puerta.
Durante unos largos segundos toda la cerveza y algo más salen de mi boca vomitándolas contra el concreto de la pared junto a la puerta, por suerte no hay nadie en la calle, algo muy extraño considerando que la luna no está en su punto máximo.
A paso lento, torpe y tambaleante por haber tomado un solo vaso de cerveza, camino por la calle principal completamente oscura, desierta y peligrosa para una niña de diez años, aunque siempre vigilado por alguien que camina unos veinte metros detrás de mí sin saber que intenciones tiene, solo que me está observando desde el bar.
Mientras camino, una sonrisa bastante macabra se dibuja en mi rostro mientras pienso:
Meridithia: “¿Así que eres tú quien me vigila? Veamos de qué se trata…”
Comments for chapter "03"
QUE TE PARECIÓ?
Ahora se lo carga con todo
JAJAJA esa Meridithia bastante grosera cuyo leitmotiv inspira verdadero pavor.
Y empezó la travesía llena de aventura y situaciones imprevistas ٩(●ö●)۶
Está divertida la historia! ◕‿◕