¡¿Soy una maldita loli?! - 06
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- 06 - Capítulo VI: La despedida y el Mago Idiotamente Genial
Después de mirar impactado el poder del cerdo enorme, me levanto y con prisa corro hacia Erina a quien tomo de la mano y huimos, al menos hasta buscar un lugar para refugiarnos.
Pero mientras ambos corremos lejos, me volteo a mirar y la bestia salida de un shonen se nos acerca por detrás usando sus cuatro patas y para mi sorpresa, impulsándose con su poder de viento desde su trasero.
Con aun más velocidad corremos todo lo que podemos, hasta una trinchera que curiosamente se encuentra a campo abierto.
Entonces saltamos hacia dentro para al menos descansar y pensar un plan.
A pesar de estar en un lugar tan estrecho y difícil de alcanzar, la bestia trata de sin descanso de atacarnos con su hocico, solo es cuestión de tiempo para que la tierra se quiebre y caiga sobre nosotros haciendo que tengamos que salir del lugar.
Miro a Erina para ver como se encuentra, y me percato de que esta tapándose los oídos, con los ojos cerrados y con rostro de pánico.
Esta situación la había hecho llegar a su límite, esa sonrisa ahora es miedo y ganas de llorar, mi ira no hace más que acumularse contra la bestia que sigue exhaustivamente tratando de alcanzarnos con su horrendo hocico.
Nos puede salvar un plan, solo hay que pensar uno, pero para ello debo calmar a Erina, así que me acerco a ella y le digo mientras le abrazo:
Meridithia: “Eri, escúchame, debes calmarte porque si no, no lograremos salir de esta. Así que por favor cálmate, yo estoy aquí contigo, te proteger”
Finalmente Erina se calma, da grandes bocanadas de aire hasta que vuelve su serenidad, y con firmeza exclama fijando su mirada en mí:
Erina: “Bien Meri, pensemos un plan y terminemos la misión”
Me siento sobre el suelo, me cruzo de brazos y cierro mis ojos mientras frunzo el ceño, Erina hace lo mismo y por unos diez minutos con el sonido de la bestia eufórica, pensamos una manera para vencerla sin dañar el cuerpo entero, ya que la misión requiere al animal entero.
En ese momento, una idea surge como si fuera una lámpara encendida, así que me acerca y le susurro al oído lo que se me ocurrió, aunque al principio Erina pone rostro de desagrado, ella asiente con la cabeza y acepta.
Para evitar que Erina corra peligro, me dispongo a correr lo más lejos que puedo a través de la trinchera mientras a base de insultos, atraigo la atención de la bestia, lógicamente el plan comenzó a funcionar.
Erina aprovecha la situación y logra salir de la trinchera creando escaleras usando su habilidad con el elemento tierra. Sin embargo la bestia debe ser atraída de nuevo a donde se encuentra Erina, por esa razón la joven decide usar una técnica que estaba preparando para atacar.
La joven extiende su puño y se para con firmeza sobre su posición, con fuerza golpea con su pie el suelo desprendiéndose de allí un pedazo de roca de tamaño considerable, y con un suave puñetazo, manda a volar el escombro contra la barriga sobresaliente del enorme animal, que siente el ataque y se voltea a mirar en busca del atacante.
Allí mira a Erina que se prepara para ejecutar el plan.
El jabalí gira su enorme cuerpo de forma torpe hasta quedar de frente con la joven.
Con sus patas pequeñas y movimientos torpes, se lanza hacia ella, con sus fauces abiertas y saliva saliendo de estas en busca por devorarla.
Ta vez fue un error considerarla débil e inocente, porque al verla, note que no se había apartado un solo milímetros, es más, está esperando con fuerte determinación el momento preciso sin llegar a asustarse.
Entonces, antes de que la bestia llegue a su encuentro, Erina se agacha y con ambas palmas de la mano golpea el suelo formándose debajo de estas un círculo mágico.
Después de eso, surge una gruesa pared de tierra de exactamente siete metros de alturas y casi un metro y medio de grosos, bastante impresionante.
Pero no puedo quedarme en mis laureles, así que salgo por completo de la trinchera y recordando lo que me dijo la camarera, uso mis habilidades de Luz. Entonces con ambas manos le doy forma a un arco hecho del elemento luz, y con mi mano derecha extiendo la cuerda luminosa creando de esa manera una flecha que emana energía increíblemente intensa.
Después de haberle dado forma a mi ataque, apunto a la bestia, lamentablemente mi pulso es tan pésimo que sin quererlo la flecha se dispara y rosa la barriga de la bestia e impacta contra una cueva destruyéndola en pedazo.
Mientras Erina aguanta todo lo que puede los ataques de la bestia con su muro invocado, por mi parte continuo atacando con otra flecha pero esta pasa por arriba de la cabeza de maldito cerdo. Además el fallar tanto comienza a colmarme la paciencia, por eso decido acercarme un poco más y ponerme de pie sin doblegarme.
Con cuidado y evitando los temblores de mi maldito pulso tan pobre, apunto de nuevo al jabalí.
Antes de que vuelva a fallar, libero la flecha partiendo del arco con una fuerza inmensa e hilos de energía recorriendo su estructura, además dejando un camino de luz a su paso.
La flecha impacta a su objetivo, derrotando al fin a la enorme bestia…
DERROTAR AL JABALI GIGANTE DEMONIACO CON 3 O MAS COMPAÑEROS
RECOMPENSA: 2.000 DE BRONCE Y 200 DE PLATA
MISION CUMPLIDA
***PARTE II***
Después de vencer a la enorme bestia, con ayuda de Erina ambas cargamos el cuerpo hasta el gremio, aunque nos tomo más de lo que pensábamos, logramos llegar sanos y salvos hasta la puerta del edificio, y a la vista de todas las personas que pasan por el lugar y transeúntes recurrentes.
Erina se apresura a buscar a una de las camareras para que evalúe al animal y pagarnos la recompensa.
Pero para nuestra sorpresa sale del edificio una mujer nada parecida a la que nos atendió hace casi un día atrás, si bien es muy atractiva, en esta ocasión es…como decirlo…plana…pero que puedo decir, es demasiado atractiva.
La mujer llega corriendo y se presenta ante nosotros muy cortésmente:
Asibel: “Bienvenidas chicas, y mis felicitaciones por realizar tal hazaña con esta difícil misión, me llamo Aisbel y atiendo hoy en el gremio de Aventureros. Ahora bien, permítanme evaluar la condición del animal y por supuesto tendrán su paga”
Meridithia: “Adelante Onee-san— le respondo con una sonrisa inocente y voz tierna, aliviado de que no estuviera la otra oneesan, posiblemente me patee el trasero por lo sucedido con la mesa”
Luego de unos momentos, la mujer da su veredicto final sobre la bestia, y con una sonrisa saca de su bolsillo una gran bolsa llena de monedas y me la entrega mientras pregunta curiosa:
Aisbel: “Tengan su merecida recompensa. Y tengo curiosidad, ¿porque en la parte trasera y su boca hay rastros de magia de luz?”
Sabía que preguntaría algo así, lo bueno es que el ataque no daño nada vital o que haga que su valor caiga, pero apuntarle a su trasero era lo mejor que se me había ocurrido aunque no podía decirle tal cosas, quizás porque haga que en efecto caiga el valor y nos quiten recompensa.
No obstante la hermosa mujer nos sonríe y exclama:
Aisbel: “Bueno, son detalles, con el tiempo se disipará, así que disfruten de su recompensa…”
Sin embargo, la mujer es interrumpida por un hombre armado, con armadura plateada y capa dorada, su apariencia es la de un adulto que ronda los treinta años con una barba muy cuidada y expresión en verdad soberbia, a juzgar por su atuendo parece ser un soldado de rango alto, y detrás de este, cuatro soldados con armaduras similares uno de otro, supongo que sus rangos son muy inferiores:
“No tan rápido señorita, por si no lo recuerda”
Se hacer a mí y me quita impunemente la bolsa de la mano, mientras exclama con orgullo y soberbia:
“El Gobernador exige un pago por trabajar dentro de su ciudad y sus tierras, así que esta bolsa le pertenece”
Las personas que pasan por el lugar, intentan no mirar la situación, sospechosamente por una razón que aun no comprendo.
La señorita Aisbel se acerca e intenta hacerle entrar en razón, pero más que ser alguien sensato, también la intimida insinuándosele al tocarle el trasero y relamerse a si mismo mientras la observa lascivamente.
Eso me hizo recordar a los violadores que golpeaba cuando los contactaba vía Facebook a los degenerados haciéndome pasar por una niña, para luego enseñarlas el respeto por la niñez y los jóvenes. Sin embargo la situación es ahora distinta, puesto que en verdad soy una niña, pero con un poder demasiado roto.
Así que me pongo de pie y con una mirada belicosa, me acerco al bruto degenerado mientras de mi cuerpo brota un aura transparente e intensa.
Pero antes de llegar a propinarle la paliza de su vida Aisbel me toma por detrás y con una sonrisa le dice al oficial de alto rango:
Aisbel: “Por favor tome la bolsa, que tenga un buen día”
Para desagrado del oficial se voltea y haciendo una mueca desagradable se retira con la recompensa de nosotros.
Erina traga grandes bocanadas de aire y relaja su cuerpo hasta caer de rodillas. Me acerco a mi amiga y le pregunto preocupada:
Meridithia: “¿Estas bien Eri? ¿No te ha pasado nada?”
Erina: “Sí, es solo que por un momento creí que estaríamos en problemas— responde cabizbaja de los nervios”
Me voltea y camino hacia Aisbel a quien inocentemente le abrazo y le expreso mi gratitud, después le pregunto curiosa:
Meridithia: “Dígame Onee-san, ¿qué fue lo que acaba de suceder?”
Aisbel nos mirada y en voz baja nos pide:
Aisbel: “Entren al gremio, y vayan a las escaleras del fondo, suban y diríjanse a la ultima puerta a la izquierda, allí los esperara el Maestro del Gremio, el les explicara todo mejor que yo”
Entonces eso hicimos, ambas entramos al gremio, siendo coreadas y vitoreadas por los demás aventureros, lo que fueron abucheos, y miradas de recelo al comienzo, ahora es gritos de ánimos y felicitaciones.
***PARTE III***
Al llegar, subimos las escaleras hasta un largo pasillos, allí caminamos sobre el suelo de madera, cuyos chirridos se oyen por todo el lugar.
Finalmente llegamos hasta la puerta donde se encuentra la oficina del maestro del gremio.
Con cuidado golpeo la puerta, e inmediatamente la puerta se abre, así que la cruzamos sin aviso hasta llegar a donde se encuentra el maestro de gremio. Este se encuentra llenando formularios y diversos papeleos muy aburridos del gremio.
Sin mirarnos a los ojos, nos dice:
“Tomen asiento, estaré con ustedes en breve”
Ambas nos dirigimos a los asientos frente del Maestro a la espera de que nos atienda.
Luego de ocuparse de los papeleríos, el maestro nos dirige la mirada y exclama con seriedad:
Ausgo: “Bienvenidas chicas, me llamado Ausgo Normandian soy el Maestro del gremio de Aventureros de esta Ciudad. Han hecho un buen trabajo con la Misión del jabalí”
Meridithia: “Sí, pero esos imbéciles de los soldados han llegado y estropearon todo, ¡malditos idiotas! — exclamo muy enojado”
Ausgo: “Seguro que sí, pero déjenme decirles algo muy importante y esto no debe salir de esta habitación”
El Maestro Ausgo se acerca a nosotros y con un gesto nos pide que también hagamos lo mismo, entonces exclama en voz baja:
Ausgo: “Llevo como Maestro cuarenta años, y el actual gobernador es solo un poco de treinta y siete años, que sucedió a su padre hace diez. La cosa es que esta ciudad vomita de corrupción en todos sus pasillos y metros, desde sus soldados hasta los civiles. Los únicos ajenos somos nosotros, los aventureros, ya que disponemos de permisos que aseguran una autonomía diferente, podríamos decir que somos una embajada. Escúchame por favor, no se metan en problemas con ellos, son peligrosos y no dudaran de hacerlas desaparecer, más aún a los niños”
Meridithia: “Sobre eso, ¿qué les ha pasado a los niños menores de doce años?”
Ausgo: “Eso es algo que ni siquiera yo lo sé, pero deben tener cuidado, lo que ha ocurrido recién pudo haber sido peor así que tengan muchísimo cuidado”
El maestro retrocede, se pone de pie y exclama sonriente:
Ausgo: “No se preocupen por la recompensa que les quitaron, la podrán recuperar cuando pasen por la barra de atención en el gremio”
***PARTE IV***
Al terminar la reunión con el Maestro Ausgo, ambas pasamos por la barra donde la señorita Aisbel nos entrega otra bolsa con dinero por la recompensa robada por los soldados.
Luego de eso caminamos hasta la salida de la ciudad rumbo al bosque donde nos esperan los goblins. Mientras avanzamos por la calle, Erina no para de mirarme muy preocupada.
Ciertamente desde que ocurrió lo del Jabalí ella se comenzó a comportar extraña.
Cuando salimos de la ciudad, me detengo y le pregunto preocupada:
Meridithia: “Eri, ¿te sucede algo?”
Al preguntarle, la expresión de Erina cambia drásticamente, sus ojos se llenan de lagrimas y rápidamente se acerca a mí y me abraza desconsolada.
De una manera increíble le devuelvo el abrazo y curiosamente también comienzo a llorar como si algo malo estuviera por ocurrir, como si fuera el preludio de una ruptura amorosa.
Erina retrocede unos pocos centímetros y exclama triste:
Erina: “Meri, fue muy divertido, en verdad, pero siento que soy un estorbo y lo que menos quiero es perjudicarte”
Meridithia: “¿De…de que hablas? — Le pregunto impactado
Erina: “Solo quiero que sepas que eres la primera gran amiga de verdad que tengo y quiero que esto siga así, por favor”
Meridithia: “Oye, no digas bromas, ¿qué está sucediendo?”
Erina: “Debemos separarnos de aquí, lo estuve pensando, y creo que debo ser más fuerte, y lo mejor es hacerlo sola sin molestarte, cuando logre serlo, volveré al bosque y espero encontrarte para de nuevo ir de cacería juntas”
Después de haber muerto y reencarnar en el cuerpo de una mocosa de diez años, los sentimientos de ser abandonado han vuelto como una ventisca fresca que congela mis venas, seguido de mi corazón resquebrajándose.
La razón, tan simple como el suelo que piso, haberme encariñado con una chica a la que comencé a considerar una gran amiga, pero así están las cosas.
Erina se acerca y me acaricia la cabeza mientras sonríe cálidamente, entonces ella exclama por última vez:
Erina: “Te prometo volver, solo déjame un tiempo, y entonces cazaremos otra vez juntas”
Se voltea y camina muy lejos de la ciudad, dejándome atrás, pero claramente noto como el viento arrastra sus lágrimas que tan angustiosamente había ocultado a pesar de que en un comienzo no las pudo contener. Simplemente intento evitar que la despedida final sea terrible para ambas, y aunque no entienda del todo su decisión, pues no la considero un estorbo, ella finalmente desaparece a lo lejos.
***PARTE V***
La despedida fue terriblemente emotiva al punto de que cuando regreso al bosque, y me encuentro con los goblins. Qorglor se acerca hasta mí muy contento de volver a verme, seguido de los demás que gritan diferentes frases alegres:
“Señorita Meridithia”
“¡La extrañamos!”
“¿Como ha estado?”
“Nos hemos portado bien señorita”
Los goblins me hablan muy entusiastas, pero continúo absorto en mis pensamientos hasta que una pregunta me saca de mí transe:
Qorglor: “Señorita Meridithia, no vemos a la señorita Erina, ¿por qué?”
Dirijo mi mirada hacia los goblins, y en un tono algo triste le respondo:
Meridithia: “Ella decidió irse, hacer un viaje si se quiere llamar. Por un tiempo no la veremos” — respondo acongojado, sin poder disimular como me siento
Para mi sorpresa varios de ellos comienzan a llorar, otros a consolar a sus compañeros, Qorglor deja escapar de su boca su lamento:
Qorglor: “Es una pena, en verdad la apreciamos, nos cocinaba delicioso, nos contaba historias, nos volvió mejores goblins”
Mientras dice esas extrañas palabras pienso asombrado de que hayan cambiado tanto desde que se hicieron amigos de Eri:
Meridithia: “No sé si tengo que felicitarlos o preocuparme”
Pero no hay tiempo para estar tristes, así que tomo mis cosas listo para ir a la ciudad y partirle la cara al gobernador.
Me siento en una gran roca junto al rio y reúno a todos los goblins a explicarles la situación. Rápidamente la expresión en sus rostros cambian, tornándose violentos y sanguinarios mientras su comandante exclama furioso:
Qorglor: “¡Como se atreven a hacerle eso a nuestras señoras! ¡Vamos a decapitar a cada humano que sirva a ese gobernador!”
Mirando a todos los muchachos entusiasmados, me pongo de pie ante la vista de ellos y me coloco al frente del avance, con los goblins por detrás en marcha hacia la ciudad, a romperles la cara a ese infeliz del Gobernador y los soldados corruptos.
Sin embargo, una bola de fuego sale de entre los arbustos e impacta en el suelo delante mío, impidiéndome avanzar más.
En respuesta a esto, los goblins armados con grandes escudos se posicionan frente mío y colocan sus escudos en formación ascendente para protegerme, Qorglor y Antonio se ponen a mis lados con sus armas listas para enfrentar a lo que se viene.
En ese momento recuerdo que esa bola de fuego que me ataco, fue la misma que me persiguió hace días en la ciudad, por esa razón salgo de la formación de mis goblis y grito con fuerza:
Meridithia: “Sabia que ese ataque lo conocía de algún lado, ¿dónde estás acosador? ¡¡Muéstrate!!” — grito con rudeza
De entre las ramas de los arboles más altos una figura yace sentada con un aspecto descuidado y una gran sonrisa:
“Créeme que ir, así como así contra el gobernador no servirá de nada…Meridithia”
Un misterioso mago se presenta con una clara advertencia, y es que la situación misma se ve compleja. Ahora lo más importante es saber si ese idiota gracioso es alguien con intenciones de aliarse o solo es un enemigo que viene a emboscarnos, pero eso es cosa del próximo Arco…
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zukulento