¡¿Soy una maldita loli?! - 13
El día de la esperada Cena por fin llega para el Fuhrer.
Decenas de meseros preparan una mesa solo para dos, colocando los cubiertos de forma perfectamente lineal uno al lado del otro. Las copas, que exactamente son tres, se ubican frente al plato, varias ensaladas se depositan de forma separada en los costados.
Para evitar que haya intrusos, alrededor de cuarenta guardias fuertemente armados custodian las puertas desde el exterior, para evitar que el ambiente se vea interrumpido.
Las dos puertas se abren, entrando al lugar el Gobernador Rudolph, mejor conocido como Adolph Hitler, seguido por un pequeño sequito compuesto por sus miembros mas leales de la Nueva SS.
Se voltea y les indica con un gesto que pueden marcharse, cumpliendo así la misión de escoltarlo.
Camina hacia la mesa y se sienta con gran expectativa y cierta infantil emoción.
La hora pautada para el almuerzo es a las 12pm y una merienda a las 16hs, sin embargo, ve un reloj de pared a su derecha y es casi el tiempo para que llegue la dama Draconia.
En sí, no parece haber indicios de que estuviera de camino, ya que hace días no responde ninguna de las cartas. Pero las esperanzas siguen en pie.
Mientras espera a su invitada, lleva su mano izquierda al bolsillo interno de su chaqueta, y saca un reloj de bolsillo, aprieta el botón superior que sobresale, y se abre una pequeña puerta del objeto, revelando una foto de alguien que en vida Rudolph llego a amar como si no hubiera alguien mas perfecta y hermosa que ella.
En ese momento, un feliz recuerdo surca por su retorcida mente, una circunstancia que lo envuelve en una nostalgia casi inmediata…
***
Alemania, Mundo Anterior de Hitler…
Después de absolutamente todo lo que había pasado, Hitler sólo quería tener un momento de paz y tranquilidad. Todo lo que había escuchado lo ponía cada vez más enojado ¿qué debería hacer? Dos golpes a la puerta llamaron su atención. Era un oficial de las SS
Oficial: “Mi Fuhrer, la Srta. Braun se encuentra presente”
Eva, era su compañera y se sentía más tranquilo cuando estaba con ella. Soltó un suspiro y miró al oficial:
Adolph: “Dile que entre”
La figura del soldado desapareció para luego aparecer una mujer hermosa rubia de ojos verdes, era Eva quien había entrado con una sonrisa. Al escuchar que la puerta se cerró detrás de la mujer, ella salió rápidamente hacia sus brazos.
Eva: “Adi, querido. Cuando tiempo sin verte ¿te encuentras bien? Vi a Sieglinde salir bastante mal” – el hombre sonrió.
Adolph: “Estoy bien ahora que estás aquí, Eva. Tu presencia tranquiliza mi corazón”
Los dos sonrieron ante esa muestra de cariño, hablando en serio ¿Adolf Hitler era capaz de sentir amor? No lo sabemos, pero si le tenía un gran aprecio a la mujer que estaba junto a él.
Adolph: “Cierra los ojos, tengo una sorpresa para ti”
El hombre se dirigió a su mesa de dónde sacó un objeto que resplandecía, era hermoso y gentil. Se acercó a la mujer y se lo puso delicadamente en su cuello. Cuando le permitió que abriera los ojos observó un hermoso collar de oro con esmeraldas en su cuello, Eva no podía estar más emocionada.
Eva: “Adi…”
Adolph: “Es una muestra de lo que siente mi corazón, eres una hermosa joya y por tu lealtad a mí te llenaré de otras joyas”
De repente sus recuerdos son interrumpidos por la tímida y servicial voz de una sirviente que atiende respetuosamente al Fuhrer:
Milaine: “Mi Señor, ya estamos por cerrar. Lo lamento mucho”
Rudolph: “No hay problema Frolain, yo ya pensaba en marcharme” — cierra aquel objeto preciado que una vez perteneció a su esposa, Eva. Se pone de pie y camina hacia la puerta— “Creo que iré a las minas a ver como va el trabajo…” — una sonrisa macabra se dibuja en su rostro cuando cruza la puerta, para salir del lugar. Pero para su sorpresa, ambos ojos se encuentran brillosos…
***
Al mismo tiempo, en el Cielo de los Isekais…
Mi sorpresa se escapa de mi rostro, y una de las primeras cosas que hago es tomarme la cabeza y apretar los dientes, maldiciendo sin control lo que acaba de suceder:
Sami: “Creo que estas malinterpretando todo, tu…” — se acerca a mi con su encantador rostro— “No estás muerta”
Meridithia: “¿Heh?… ¡¿Heh?! — dejo escapar sorprendido
Sami: “Como decirlo, nosotros te hemos invocado hasta aquí” — responde con una agradable y atractiva sonrisa
Meridithia: “Espera, espera un momento. ¿No morí, pero aun así me convocaron?”
Serius: “Si, y consideramos necesario esto”
Meridithia: “Me acaban de interrumpir en una misión importante, y quien sabe el tiempo que me estoy tomando aquí”
Serius: “Eso no es problema, ya que en los mundos superiores el tiempo transcurre muy lento. Digamos que un minuto en ese mundo RPG, serian aquí unos…treinta segundos” — dice orgulloso
Meridithia: “Ah, ya ya… ¡OYE NO! ¡NO HAY GRAN DIFERENCIA!
Sami: “Ya ya. ¿No crees que debemos presentarnos?” — mira a Serius con mirada y palabras pacientes pero que suenan agradables para cualquiera
Serius se cruza de brazos y sin cruzar miradas conmigo exclama:
Serius: “M-Mi nombre es Serius…y soy el Angel a cargo de este sector…N-No es como si fueras especial, que no se te suba a la cabeza…idiota…”
Meridithia: “Ah, un Tsundere mas que evidente” — lo miro, pero sin sorprenderme de esa actitud, muy clásica en mi querida tierra
Sami: “Y yo soy Sami, asistente y compañera de Serius, un placer señorita” — se acaricia la mejilla con una sonrisa cálida
Meridithia: “Oneesan, eres más agradable que esos dos tarados que me han tocado de ángeles antes de llegar a ese mundo”
De repente la expresión de Sami se torna muy seria, y de esta sobresale una señal de peligro.
El cambio repentino de humor de esa mujer tan hermosa y agradable me llama tanto la atención que me acerco a ella, pero cuando quiero preguntarle que sucede, Serius me toma del cuello de la armadura y retrocedemos:
Meridithia: “¡¿Qué crees que haces maldito pollo?!”
Serius: “Espera un momento…” — saca un reloj de su bolsillo y cuenta hasta treinta — “Treinta segundos…”
Sami toma el altar de invocación solo con su mano desnuda y la arroja hacia arriba, con una fuerza tan bestial que mi quijada cae lo mas que puede por la sorpresa de la situación. Y como si fuera poco, la Oneesan abre su boca y de esta una explosión de energía dirigida al altar que aun esta en las alturas, lo destruye en una explosión bastante impresionante.
Como si nada hubiera pasado la Oneesan gira y nos mira a ambos de forma agradable:
Serius: “Escucha, no hables de ese ángel, me refiero a esa mujer” — me susurra para evitar que Sami escuche
Meridithia: “Cual sería el motivo?” — le respondo en el mismo tono
Serius: “Esa mujer que conociste, es su hermana…y le arrebato su ascenso…solo porque empezó a salir con el jefe de División Angelical. Sami recibió la misma propuesta, pero ella rechazo” — me cuenta evitando la mirada— “N-No es como si fuera importante contarte esto, ¡es para que no pase de nuevo…Idiota!”
Meridithia: “Oye, Tsundere de Manual, ya entendí” — sonríe forzadamente con una vena de mi frente hinchada
Sami: “Ara ara, perdonen mi arrebato de ira, y perdón en particular a ti” — acaricia mi cabeza esbozando su hermosa sonrisa
Serius mueve sus manos para invocar unas sillas y mesa para poder discutir. Sami me lleva a sentarme sobre sus piernas bien tonificadas y por demás atractivas, permitiéndome disfrutar de sus brazos rodeándome, sus pechos apoyándose en la espalda, diablos esta chica es loliconera o no lo sé, quizás los niños sean su debilidad, pero esto se disfruta.
Mientras ella me acaricia la cabeza con una expresión feliz, Serius pregunta ansioso:
Serius: “¿Ya te acomodaste?” — pregunta con su mano sosteniendo la cabeza y una pierna sobre la otra, esperando a que me acurruque
Meridithia: “¿Listo, celoso?” — me burlo
Serius: “Para nada. Bien, a lo que nos compete. No moriste si eso es lo que aun piensas, no hay motivo para que un humano como tu pueda estar aquí, a excepción de algo importante”
Sami: “Estas en medio de un conflicto, que supongo ya lo sabes”
Meridithia: “¿Con Hitler, cierto?” — miro hacia arriba con los pechos de la Oneesan interfiriendo con mi visión
Serius: “El asunto es muy serio, porque involucra a un arma de índole Divino”
Meridithia: “Dime más”
Serius: “Desde que ese estúpido alemán llego a ese mundo, ha organizado una versión de la SS para la busque de objetos mágicos poderosos, y uno de esos objetos es básicamente un cañón de energía Divina. Ese imbécil…ha estado usando personas para desenterrar el arma que esta por bloques a lo largo de la mina”
Meridithia: “¿Esto con dudas, como es que tal arma está en ese mundo? ¿No debería estar aquí?
Sami: “En esencia, sí. Pero siendo un asunto entre nuestras filas, lo único que puedo decir es que hay un traidor o traidora entre nosotros” — murmura con esa última frase
Serius: “Y aquí vamos de nuevo” — se toma del rostro porque su compañera regresa al mal habito de maldecir
A juzgar por la expresión preocupada de Serius y la explosiva reacción de Sami, el asunto es muy serio como para intervenir, inclusive se trata de alguien terrenal.
Entonces, si ellos me han traído aquí y me cuenta de esto, eso significa que:
Meridithia: “¿Quieren que me encargue de ese hijo de perra…verdad?”
Serius: “Sería mucho pedirlo, pero en verdad necesitamos a un reencarnado para esto”
Meridithia: “Eso suena complicado para mí. Hace casi dos meses que estoy en esta porquería de mundo, primero enfrente a goblins, luego a un puerco del inframundo, y ahora debo ir contra nazis, que de paso es lo mas bizarro que he escuchado, pero no puedo negar que encontrar al maldito Adolph es aun mas extraño”
Los dos ángeles se quedan mirándome muy preocupados, porque mi expresión se había transformado a una diabólica y violenta, ya sea por mis deseos de moler a golpes al bigotón o para saber porque no hay niños en esa maldita ciudad, voy a encontrar la respuesta:
Meridithia: “Acepto, y debo reconocer que a diferencia de los dos idiotas…” — mira a ambos ángeles, Serius evitando su mirada y Sami con su sonrisa materna— “Ustedes no están tan mal…”— sonríe con gratitud
Serius: “Muy bien, está todo dicho, regresaras como si nada hubiera pasado. Ah, y debo advertirte algo antes”
Meridithia: “¿Qué es?”
Sami: “Serius, aún es muy pronto” — golpea con su codo el brazo de su compañero
Serius: “Es posible, pero a partir de ahora todo se pondré difícil” — camina hacia mi y se agacha— “hagas lo que hagas, no te enfurezcas mas de la cuenta…tienes el suficiente poder como para destruir el mundo. Pero por ahora preocúpate cuando superes el nivel 50…por ahora…vete”
Meridithia: “¿Heh? ¡Oye! Espera un momento — agito mis dos pequeños brazos como si estuviera intentando volar mientras le grito — “¿A qué te refieres?
Sami: “Escucha, cuando quieras hablar con nosotros, puedes hacerlo usando su elemento luz para formar un círculo mágico y entrar en contacto con nosotros…estamos enlazados por el mismo elemento…”— sonríe con cierta tristeza y preocupación — “Mucha suerte…”
Como si fuera un flash muy potente que me enceguece unos momentos, intento adaptarme a la oscuridad de la mazmorra, mientras una voz resuena por lo lejos, hasta que finalmente me retumba por los oídos. El imbécil de Norman me grita en mi oído izquierdo, exaltándome en el proceso:
Meridithia: “¡AAAAHH! ¿MALDITO IDIOTA QUE HACES? — le grito enfurecido
Norman: “Creí que te habías muerto, te nuevo” — dice en un tono burlón entre mezclado con preocupación
Meridithia: “Solo tuve un viaje astral…creo”
Norman escucha sabiamente, sentado con sus rodillas en el suelo y asentando con la cabeza, como si lo que estuviera diciendo fuera algo muy importante:
Meridithia: “No sé si me escucha burlándose de mi o en verdad quiere saber” — lo miro desconcertado
Norman: “Entonces que hacemos ahora que regresaste de ese viaje astral?”
Después de escucharme, levanta su ceja, mas que mostrarse escéptico el se convence de que algo mas esta por ocurrir y decide confiar en mis palabras:
Meridithia: “Tenemos que continuar” — me levanto y miro hacia la profunda oscuridad— “Porque si no me equivoco…algo verdaderamente malo va a ocurrir…y ese bastardo infeliz de Hitler tiene que ver…”
***
En una mina muy cerca de la Ciudad Portuaria…
Los sonidos de picos que rebotan contra las piedras quejosas voces de niños, y látigos que chocan con la carne, resuenan por todos los pasillos, cubiertos por tenues candelabros.
Un grupo de niños pica con sus diminutas fuerzas, golpean las piedras, junto a ellos cuatro goblins supervivientes del grupo los ayudan a soportar las terribles y tortuosas labores, ya sea con alguna conversación espontanea o cuando un guardia se retira, Antonio, Qorglor o cualquiera de los otros, le quita el pico a algún niño agotado y hacen el trabajo por el para evitar que muera de agotamiento.
Durante esos días, los goblins entablaron una gran amistad y ayudaron a los niños, logrando ganarse el respeto de estos que llevan aun mas tiempo, y en penosas condiciones.
Antonio, quien hace muy poco logro su despertar, calcula todos los días el tiempo exacto que se tardan en hacer el cambio de guardia. Los números y ecuación llueven dentro de su mente como una lluvia torrencial, no solo esos cálculos realiza con la mente, sino la de cuanto tiempo queda a cada niño dependiendo de su nutrición, salud, estado de animo y cantidad de trabajo.
Finalmente se percata de que todos ellos no podrán seguir, tan solo les queda una semana hasta morir de sobreesfuerzo:
Antonio: “Meridithia…apúrate…no creo que ellos resistan más…”— piensa rogando porque la Loli regrese como un mar de furia y arrase con la corrupción que Hitler ha hecho caer sobre la Ciudad Portuaria, como un intento de Crear un Tercer Raich
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