¡¿Soy una maldita loli?! - 14
- Inicio
- ¡¿Soy una maldita loli?!
- 14 - Capítulo VIII: No solo debo soportar a una, sino que ahora hay dos
Tras el encuentro con los Ángeles, retomamos con Norman el camino entre los túneles oscuros y fríos de la mazmorra, para dar fin a la estúpida misión.
Mientras más avanzamos, más nos damos cuenta de una inexplicable aura que azota nuestros cuerpos, casi como alertándonos de un peligro inminente. Entonces, comenzamos a movernos cada vez más lento y silencio, entre la intensa oscuridad y una pequeña llamada que ha creado Norman para poder ver a donde nos dirigimos.
Nuestro camino nos lleva a una ruta más grande, de la cual se une otra paralelamente.
Cuando me doy cuenta, giro mi mirada hacia la derecha y veo a una niña caminando, que al mismo tiempo me mira.
Ambas intercambiamos miradas, que con el correr de los segundos se transforma en una agresiva y casi invitando a molernos a golpes sin piedad. Y justamente eso hace que nos vayamos a puño limpio, sin decir una sola palabra, solo hundir nuestros puños en el rostro, en un intercambio feroz de violencia y frustración mutua.
Al ver que la descarga de violencia es más de lo que podría soportar incluso para su clase, Norman se aparta a un lado y se sienta en una gran roca. De su bolso saca un pedazo de pan y algunas verduras, y las lleva a su boca, mientras disfruta de la situación tan interesante a sus ojos.
Los sonidos de nudillos impactando sobre la piel, y los gritos maldicientes de ambos, hacen que las criaturas se sientan atraídas, solo para ver que se trata de dos monstruos en miniatura, matándose a golpes, derramando su sangre en el suelo, y con una intensa aura asesina que evoca a las pesadillas de cualquier ser vivo. Inclusive Norman recuerda hechos trágicos y brutales de su vida anterior cuando ve con culpa a dos niñas golpeándose.
Durante largas horas, ambos estuvimos peleando, sin habilidades, solo a base de fuerza bruta y resistencia sobrehumana:
Meridithia: “¿Aun…quieres…más? Por cierto…soy…Meridithia” — me presento con respiraciones entrecortadas, muy exhausto por tantas horas de violencia
Andrya: “Andrya, un placer…y…por cierto…golpeas como niña…”— responde agitada y con dolor en su rostro
Meridithia: “¡Te has sacado la lotería maldita!” — respondo apretando los dientes, y las venas de mi frente hinchándose
Cuando iniciamos el segundo round, Norman lanza un grito, para detener la innecesaria pelea que iniciamos con tanto fervor:
Norman: “Dejen de pelear, Meridithia, se supone que eres Ryu Tanaka, un adulto responsable que no lastimaría a un niño…pero aquí te ves…golpeando a una niña de tu misma edad… ¿acaso eres tarado?
Andrya: “Ehmm…no no…soy un joven de 21 años que reencarno como loli…soy un hombre” — le responde incrédulo
Norman: “Ya bien, continua Meri”
Andrya: “¡E-Espera un momento maldito loco demente!” — le grita con expresión exasperada
Después de la pelea en la que no hubo ganador, Andrya y yo acabamos desplomadas en el suelo, exhaustas y con dificultad para moverse.
A pesar de que mi cuerpo está cansado, logro ponerme de pie y orgullosamente levanto mi puño en señal de victoria solo para gritar como si fuera una escena de película sobre boxeadores:
Meridithia: “Lo logre Micky…lo logre”
Norman: “Oye oye, ¿quién es ese Micky?” — me mira con cara de confusión
Mirando a Andrya, me acerco y extiendo mi mano para ayudarla a levantarse, ella responde tomándola y con fuerza la llevo hacia mí, poniéndose de pie, aunque con problemas para mantenerse.
Por la pelea, perdimos la noción del tiempo, inclusive en ese lapso, el estúpido Norman se había quedado dormido con una burbuja de moco formándose en la nariz y su pierna izquierda moviéndose como si fuera un perro. Menudo imbécil de compañero.
Vuelvo la mirada hacia Andrya y le pregunto:
Meridithia: “Iré al grano si te parece” — la miro fijamente— “¿Quién fuiste en tu vida pasada? ¿A caso eras Mike Tyson, o Mohammed Ali?” — le pregunto sospechando de que sus buenas habilidades con los puños podrían ser de su vida pasada como posible boxeador
Andrya: “No no, en lo absoluto. En mi vida pasada fui una persona ordinaria, o al menos eso creo yo, jejeje” — sonríe incómodamente
Meridithia: “Quizás temes o desconfías revelar tal información, ¿me equivoco?”
Andrya: “No, no te equivocas. Quisiera conocerlos más, porque según parece, esta mazmorra es muy grande, y habrá tiempo de sobra”
Meridithia: “Mientras descansamos, vamos a conversar, ¿te parece?”
Andrya: “Me parece bien”
Mientras descansamos, le cuento todo sobre mi, desde quien era hasta como llegue a ese mundo, inclusive Norman se presentó como Oda Nobunaga, llevándose los aplausos de Andrya, quien al parecer conoce sobre tal prócer Japones. Sin embargo, por motivos entendibles, omití todo sobre los ángeles que me invocaron en la mazmorra, no creo que llegue a importar, pero lo de Rudolph fue algo que enfoque la conversación, para que Andrya tenga cuidado:
Andrya: “Entonces me toca a mí. En mi anterior vida me llamaba Andry Bloom, era un influencer de Twitch y Youtube, pero también por mucho tiempo fui jefe del Grupo llamado Bloomers Boys, un grupo con el cual dedicábamos mucho tiempo a proteger nuestros hogares, Sofia, Ana, Freddom, bruno, Moises, Nickman, Aliss, Antianiras, Der, Souma, Paulina, y más, eran mis colegas, compañeros y hermanos. Vivíamos todos en una enorme mansión, ya que con lo que gane en mis videos, pude comprar el lugar y lleve a mis camaradas a vivir conmigo. Mientras más paso el tiempo, más nos dimos cuenta de que el mundo estaba mal” — aprieta su puño impotente— “Entonces decidimos luchar contra las injusticias”
Meridithia: “Como una especie de liga protectora” — exclama entusiasta por lo que escucha
Andrya: “Así es. Cuando nos dimos cuenta, acabamos enfrentando a narcotraficantes, redes de trata de personas, pedófilos, policías corruptos. Los vencimos a todos, y cada vez, nuestros seguidores aumentaban, hasta llegar a más de 10.000. Todo marchaban bien, hasta quien era mi más cercano colega, Antianiras, me apuñalo por la espalda, traicionándome, y luego asesino a todos mis fieles camaradas…”
Al escuchar la triste verdad, un sentimiento de iré me llena y hace que golpee el suelo con mi puño desnudo y exclame furioso:
Meridithia: “Maldigo a esa clase de gente”
Andrya: “Creo que exagere un poco con la historia, pero no puedo contarle que morí patéticamente en la calle cuando comí chocolate que no es sin azúcar, todo porque era diabético…al menos lo de como morí es mentira”— piensa con una sonrisa irónica y a la vez incomoda
Norman: “¿A caso los que reencarnan y son de muchos siglos en el futuro, mueren de una manera más normal? No es como si yo no hubiera sido traicionado y muerto por la espalda, pero…”— mira a ambos lolis riendo a carcajadas, con expresión algo incomoda
Toda la maldita situación es incomoda.
Luego de descansar, nos enlistamos para continuar con la travesía. Una extraña sensación recorre por mi espalda, como si algo hubiese pasado mientras estábamos ausentes:
Norman: ” ¿Estas bien? Te noto preocupado”
Meridithia: “No lo sé, siento como si algo malo hubiera pasado, y nosotros aquí perdiendo el tiempo en esta estúpida misión” — maldigo sin saber que sucede
Andrya: “¿Tendrá algo que ver con Hitler? Me cuesta creer que este aquí, pero no sería descabellado que traiga algún plan contra este mundo” — pregunta algo reacio, pero intentando creer en mis palabras
Meridithia: “Puede que sea eso, por ahora, apresurémonos. Terminemos esta mierda, y vamos…”— exclamo con mis puños tronándose con fuerte
Andrya: “A patearle el culo a Hitler…”— termina con expresión decidida
Declaramos con entusiasmo mientras avanzamos cerca del final del largo circuito de túneles, para así acabar de una buena vez con esta misión de porquería.
***
Al mismo tiempo, en la casa de Rudolph…
El Gobernador llena diversos formularios para una entidad misteriosa, y maldice una y otra vez los papeleríos que debe completar.
En realidad, lo que más odia son las cosas inútiles a su parecer, y lo tedioso que se vuelve la monotonía de lo inútil, como el escribir una y otra vez lo mismo, sin ver resultados claros.
Luego de horas de nocturnos trabajo de escritorio, Rudolph se levanta de su silla y camina hacia la ventana para observar la vista oscura de las calles desiertas, hasta que sus ojos ven imprevistos a una figura encapuchada, que se mueve ágilmente de un lado hacia el otro, pero sin alejarse del edifico, ni del rango de visión que la ventana de la oficina provee.
Esto lo ve como una atrevida declaración o más bien insulto hacia su persona, entonces ordena a do guardias que custodia la puerta externa, que vayan y atrapen a esa persona:
Rudolph: “Hace a varios días que esa persona me acosa, pero no hace nada…solo…deambula casi en círculos, como si estuviera esperando algo de mi” — frunce el ceño— “No te daré esa satisfacción, bastardo demente” — murmura con mirada de alguien que no está en sus cabales
***
En el norte, donde la oscuridad y el frio es mortal para cualquier ser vivo que no soporte tal inhóspito territorio, un enorme castillo se alza sobre el medio de una montaña de perpetuo frio en la cima, y que baña con hielo y nieve hasta el castillo. Mientras que, en la base de la montaña, ríos de lava recorren por un circuito circular alrededor de la misma, formando una estricta e imposible defensa natural contra enemigos que se atrevan a ingresar.
El lugar es el territorio y hogar del mismísimo Rey Demonio, Bartolomeus Claudio Acecar, uno de los cuatro grandes seres oscuros que habitan en el continente, y cuyo poder es solo objeto de fantasía y temor por cualquier poderoso aventurero, o simple y pacifico campesino.
Tan solo el que estén de malhumor, es sinónimo de una guerra que podría engullir al mundo entero en la perpetua oscura de muerte, sangre y consecuencias imposibles de imaginar.
Asmondeus, el nombre de aquel castillo, sitio de torturas constantes a todo viajero temerario que busque fama al intenta obtener la cabeza de Bartolomeus, pero al final consiguiendo la muerte de maneras horrendas.
Dentro del edificio, erigido por múltiples torres con puntas, murallas donde vigilan demonios, fantasmas, y bestias, se encuentran los salones de reunión y de batalla, y arriba del enorme edificio central, la alcoba del poderoso ser oscuro:
Bartolomeus: “¿Diablos, tenía que ocurrir junto ahora? ¡Esto no podría ser más inoportuno!” — murmura con un malhumor que hace sacudir todo el castillo
Junto a la habitación de Bartolomeus, un demonio vestido con jeans, musculosa y un gorro, sale de un lugar oscuro, cubierto de grasa en los brazos y sosteniendo una llave en su enorme mano:
Bartolomeus: “¿Y bien? ¿Puede ser arreglado?” — pregunta con una expresión de preocupación, con sus manos pegadas casi como si estuviera rezando
Erzio: “Lo siento mucho señor” — se rasca el trasero y escupe a un lado, comportándose bajo la especialidad que el demonio eligió— “Al parecer tendrá que cambiar las tuberías, y llamar a los demonios de limpieza para quitar los pedazos incrustados que ya están solidificados”
Bartolomeus: “Maldita sea, y yo que estaba comiendo sano” — se lamenta al pensar en que por dos meses estuvo comiendo sanamente y haciendo ejercicio con una preciosa entrenadora personal demoniaca— “Bueno, no me arrepiento en parte” — recuerda cuando le miraba el trasero al demonio en cuanto podía
La puerta de la habitación se abre, y entre un demonio con alas enormes, apariencia de dragón con cuernos, portando una armadura oscura y ojos tan rojos como el fuego:
Sfelionix: “Mi señor, mi señor…tenemos un problema serio”
Bartolomeus: “¿Que sucede? ¿No ves que estamos en una situación de vida o muerte?” — mira al demonio que acaba de entrar, con brazos cruzados y mirada fulminante, causando pavor en la pobre criatura
Sfelionix: “Es Rudolph” — le responde tartamudeando
Bartolomeus: “¿Y ahora que está haciendo ese Germano Idiota?
Sfelionix: “Parece que ha encontrado el cañón perdido del ejercito celestial”
Bartolomeus: “Kukuku…”— una sonrisa macabra se dibuja en su rostro— “Al final, no es tan inútil como yo creía…supongo que ahora debemos llamar…”— camina hacia la puerta que da al pasillo del castillo y la abre de par en par mientras que mueva a un lado su capa de manera elegante y a la vez imponente— “A mis Legiones de Demonios…para obtener ese Cañón” — sale al pasillo rumbo a reunir a sus fuerzas, con un pedazo de papel higiénico pegado en la suela de sus zapatos
Comments for chapter "14"
QUE TE PARECIÓ?