¡¿Soy una maldita loli?! - 7
Me quedo mirando al sujeto con pantaloncillos cortos revelando los vellos de sus piernas.
En cierta manera me da repulsión por su apariencia descuidada, pero al usar mi vista especial para ver sus intenciones, encuentro que una estela de luz lo rodea como si él fuera alguien tan bueno y puro que contrasta demasiado con como se ve.
Mi ánimo no está para nada bien, pero al reunir todo mi valor y buena predisposición le respondo algo sarcástico:
Meridithia: “Ah ¿sí? Entonces me viene bien ir patearle el trasero igual, o ¿vas a detenerme?” — le respondo con los Goblins asomados por detrás, cuyos rostros se ven salvajes e iracundos
Norman: “No, no, para nada. Solo vengo para hablar contigo…”—se baja del árbol dando un pequeño salto hasta caer ligeramente al suelo— “no quiero pelear ni nada, por cierto, me llamo Norman…Norman Sarion, y soy un Etherianon”
Guardo un momento de silencio, hasta que me volteo y le pregunto a uno de mis subordinados:
Meridithia: “Hey ¡¿Antonio?!”
Qorglor: “¡¡Antonio!! ¡¡Antonio!!” — le golpea la cabeza con una enorme rama
Antonio: “Oh, si mi señora, ¿en qué puedo servirle?”
Meridithia: “Dime ¿qué es un Etherianon?”
Antonio: “Si mi señora. Los Etherianon, son una clase de humanos con una impresionante afinidad con la magia natural, mucho más que los paladines. Lo más curioso es que son muy longevos, lo cual ayuda a sus investigaciones para la magia, también son conocidos como Magos o Hechiceros Cruzados” — explica con muchos detalles que los demás goblins no entienden
Qorglor: “¿Lo ve mi señora? Retrasado…”— exclama orgulloso de carecer inteligencia, vaya imbécil
Regreso mi mirada hacia delante donde está el mago, pero no lo encuentro por ningún lado, hasta que su voz resuena por la retaguardia, alertando a los Goblins y poniéndome aún más nervioso.
Así que todos nos volteamos y ponemos en guardia, aun desconfiando en ese idiota:
Meridithia: “Se que eres…pero no me dijiste quien eres…”—le digo con una mirada amenazante
Norman: “¿Cuál es la diferencia? Quizás habrás notado mi aura noble…¿verdad?”
Su pregunta me hace surgir aun más dudas, pero si algo aprendí desde que llegué aquí, es que nada es lo que parece. Entonces me acerco al hechicero, atravesando el grupo de Goblins hasta enfrentar cara a cara a Norman.
El rostro del hechicero mantiene su sonrisa, aunque un par de gotas de sudor caen desde su mejilla hasta caer al suelo:
Meridithia: “La cosa es que no sé qué pretendes aquí…ni como sabes quién soy…ni porque has venido a verme…no sé si eres aliado…o enemigo…pero si haces que mi día empeore aun mas…me encargare yo mismo de romperte todos los huesos”— exclamo bastante enojado
Giro mi cuerpo y regreso al frente del grupo de Goblins:
Meridithia: “¡¡Vamos, idiotas!! ¡A patearle el trasero al bastardo del gobernador!”
Norman: “¿Y qué harás luego? —Dice en un tono más serio que hace momentos
No sé porque ese idiota aparece de la nada, ni que quiere de mí, pero su preocupación por que no cometa esa locura me hace recapacitar, pero aun así me inundan las preguntas:
Norman: “Eres fuerte Meridithia…pero no olvides que tienes hombres que dependen de ti”
A pesar de que me parece muy molesto, y mis ganas de golpearle en la cara superan mi paciencia, también me doy cuenta que dice una gran verdad, y es que no puedo poner en peligro a este grupo de imbécil.
Entonces vuelvo a donde está el Hechicero y me siento sobre una enorme roca por encima de todos y a la vista.
Viendo a los goblins como se encuentran a la expectativa, me pongo de pie sobre la enorme roca y exclamo muy rudo:
Meridithia: “Escúchenme grupo de idiotas!! Dejen las armas en el suelo, hoy no le patearemos el trasero a ese corrupto gobernador”
Qorglor: “¿Entonces mañana? — Pregunta entusiasmado
Meridithia: “No Qorglor, mañana no”
Quaix: “¿Pasado mañana?” — pregunta, rascándose la cabeza
Meridithia: “No Quaix…tampoco mañana”— le respondo comprendiendo a dónde va el asunto
Sorx: “¿Entonces ayer?”
Me quedo mirando al que en términos culturas es el más brillante, pero es un completo imbécil y no entiendo un demonio lo que acaba de decir, pero por respeto al grupo le respondo:
Meridithia: “No Sorx…”— suspiro algo agotado— hasta que yo avise no habrá ataque ¿Entendido?”
Al unísono y levantando sus armas, los Goblins gritan al unísono:
—¡¡Si señora!! —
***
En el atardecer…
Preparamos el campamento y asigno un grupo a cada actividad, conseguir alimento, preparar los refugios inclusive preparar la cena inclusive preparar la cena. Uno de los goblins es un cocinero impresionante, llamado Yutova, de nariz puntiaguda y delgada, pero con un talento innato en lo que respecta a cocinar.
Mientras los Goblins se mueven, me dispongo a ayudar con la construcción del refugio, pero veo a cierta persona que no está aportando nada, así que me le acerca y el desgraciado está durmiendo sobre la gran roca.
El enojo que me está provocando ese sujeto no hace más que incrementarse, y peor al verlo de vago, pretendiendo obtener algo gratis, diablos que me hacen doler los testículos esa clase de gente.
Entonces me acerco a uno de los Goblins encargados de pescar y le pido un favor.
Alegremente el hombrecillo verde se acerca y en silencio se trepa a la roca hasta donde se encuentra Norman. El goblin lleva sus dos manos en sus pantalones y se los baja, para luego dejarse caer apoyándole el trasero cubierto de pelos, verrugas, y heces aun pegadas en el rostro del Hechicero.
Eso sin duda haría que cualquiera vomitase como una cascada de arcoíris. Hasta el hedor es increíblemente fuerte.
Norman se despierta ahogado con el horrendo y asqueroso trasero del Goblin.
Luego de chocar los cinco con mi subordinado, me acerco a Norman y le digo muy autoritario:
Meridithia: “Oye, deberías poner algo de ti, o ¿pretendes no hacer nada y recibir?”
Norman: “A decir verdad tengo algo que confesarte…— exclama en un tono serio y preocupado”
A juzgar por la expresión de su rostro, algo serio la está ocurriendo, y como buen consejero que soy le ofrezco mi oído y si lo necesita, unas palabras:
Meridithia: “Te escucho”
Norman: “No es fácil decirlo, inclusive no se lo he dicho a nadie”
Meridithia: “No temas”— le digo con suavidad para brindarle calma
Luego de unos momentos donde el Cruzado permanece en silencio y muy serio exclama:
Norman: “Es solo que…”
De repente sonríe y rasca su cabeza con cierta ironía:
Norman: “Tengo callos en los pies”
Las palabras que dice me toman por sorpresa al punto de que no sabía en un comienzo que reacción tener, pero al caer en la tomada de pelo me acerco con una sonrisa angelical y de un puñetazo le hundo la cara contra el suelo mientras lo maldigo una otra vez.
Después de darle su merecido, camino hacia las calderas para ayudar con la cena, pero Norman me detiene diciéndome con el rostro ensangrentado y serio:
Norman: “A decir verdad, tengo algo más que decirte, pero no aquí sino en privado”
El tono, el rostro, el asunto que debíamos hablar, no me gustaba en lo absoluto, pero por alguna razón había pescado mi curiosidad, así que lo sigo con cautela hacia el centro del bosque, hasta un enorme árbol que se posa increíblemente en el sector central de la zona, cualquiera que decida medir, todo llevaría hasta ese enorme árbol de tronco cubiertos por vegetación y lianas.
Allí Norman se detiene y sienta sobre unas rocas junto al árbol:
Norman: “Aquí no nos molestara nadie”
Ciertamente algo ocurre y no me agrada en lo absoluto.
Me acerco a una roca que esta apostada a su lado y me siento sobre ella.
Norman me mira por un largo rato, como si buscara las palabras adecuadas. Entonces exclamo sin mirarlo:
Meridithia: “Si vas a decir algo hazlo ahora”
Norman: “Para antes de mañana al mediodía debemos irnos de este bosque y buscar otro sitio”
Al ver la seriedad con la que me dice eso, no evito preguntar:
Meridithia: “¿Y la razón, bastardo?”
Norman: “No hay un motivo claro Meridithia…simplemente debemos irnos porque mañana estarás en graves problemas”
Meridithia: “Dime todo lo que sepas, no omitas ningún dato…quiero saber que sucede…si sabes más de lo yo sé, escúpelo…o te hare escupirlo a golpes”
Norman: “Ya ya, no hace falta ser violento…— responde con una sonrisa y voz suave— antes que nada…”
Meridithia: “Oye…Oye…— le interrumpo cabizbajo”
Norman: “¿Sí? ¿Qué sucede?”
Meridithia: “¿Que acabas de decir?”
El ambiente se torna pesado, mi rostro no deja de mostrarse serio y desconfiado. El había dicho que no sea Violento, quizás haya sido una confusión, o ese hechicero si sabe algo que no puede o quiere decirme. Así que me le acerco, lo agarro del cuello de su ropa y amenazo con mi pequeño pero experimentado puño:
Meridithia: “Mas te vale que me digas quién eres…que eres…o que carajos crees que haces…porque te volveré a hundir la cara contra el suelo”
Sin pensárselo dos veces, Norman salta desde la roca hasta el suelo y en posición clásica japonesa para implorar perdón Norman me escupe toda la verdad:
Norman: “Si mi señora…me llamado Oda Nobunaga, vengo de Edo y lastimosamente tuve que adoptar esta identidad y yo deseo ayudarte, joven que también ha caído en desgracia por culpa de ese hombre alado y esa tetona angelical”
Meridithia: “¡¡Ya veo!! Todo tiene sentido…”—exclamo sonriente golpeando ambas manos—“¡¡¡Ni una Mierda!!! ¡¿Cómo es que eres el legendario estratega militar Oda Nobunaga?! ¡¡A caso me ves cara de idiota?!”— le respondo con un claro malhumor ante tal revelación
Norman: “La verdad es que es cierto, y tú lo sabes”
Meridithia: “Demasiada información, y ya tengo jaqueca…”— masajeo mi cabeza con ambas manos
No me quedaba claro que hacia Nobunaga en este sitio, ni cómo es que me contacto, pero la información es crucial para mí en estos momentos, así que le pregunto cortésmente:
Meridithia: “¿Y bien? ¿Como es que sabes que no soy una pequeña niña de 10 años que le gusta pelear y es adicta al alcohol?”
Norman: “Es muy evidente, y con solo observarte me doy cuenta de que en tu anterior vida eras un vago con buenas intenciones…¿o me equivoco?”
Meridithia: “Increíble, este tipo es demasiado perspicaz, apenas me observó y ya sabe inclusive como fui en mi vida anterior. Interesante”
Norman: “Está claro que eres japonesa, adulto de unos veintitantos, muy agresivo con aquellos que hacen las cosas mal, y bondadosa con aquellos que conforman la comunidad”
Meridithia: “Sí, tienes razón. Me llamo Ryu Tanaka, fui pandillero y mis propios hombres me habían traicionado, conocí a esos ángeles y los pechos de esa mujer”
Norman: “Oh, ¿y los tocaste cierto?” — pregunta con rostro pervertido
Meridithia: “Si…demonios que si…”— le respondo haciendo gestos con la mano en forma de circulo, como si tocara unos suaves pechos
Norman: “Y bien ¿qué tal estuvo?”
Meridithia: “Demasiado suaves…¡¡Oye, en que piensas maldito pervertido!!”— Le grito mientras golpeo su cabeza con mi puño
Después de ese momento tenso vuelvo a preguntarle unas cosas para saber si es el verdadero Gran Líder Militar del Japón Feudal:
Meridithia: ¡¡Tú!! Idiota que dice ser Nobunaga y gusta de andar en pantalones cortos”
Norman: ¡¡Pero te digo que soy Nobunaga Niño!!” — Dice entre lágrimas
Meridithia: Me importa un bledo, yo diré que eres o no, ¿está claro? Ahora dime en qué año fue la Batalla de Nagashino y quien gano”
Norman: “Ya, ya” — se recompone después de lloriquear — “la batalla de Nagashino fue en 1575, mis tropas junto a las del Clan Tokugawa vencieron a los idiotas del Clan Takeda, fue una gran estrategia donde convertí a la toda poderosa caballería en simples…”
Meridithia: “¡Me…im-por-ta…un…ble-do!” — le interrumpo, despreciándolo gracias a mi malhumor
Una vez confirmado que ese Hechicero con cara de Idiota y sonrisa de Idiota era en su vida pasada el legendario estratega Oda Nobunaga, mi mente se expandió hacia muchas más dudas:
Meridithia: “Entonces…si Nobunaga está aquí…¿quizás haya más personas de mi mundo, pero de otra época?” — me pregunto mirando al suelo
Norman: “Oye…joven…hoooolaaaa”
Meridithia: “Si él está en este mundo, y yo también quizás nos hayan enviado esos Ángeles por alguna razón, pero ¿cuál?” — continúo preguntándome
Norman: “¡¡Chico!! ¡¿Hola?! ¿Me escuchas? ¡¿Hoooooooooooolaaaaaaaaaaaaaa?!”
Meridithia: “¡Ayy, con un demonio! ¡¿Qué pasa?!”
Al volver en mí, noto que Nobunaga me mira serio y exclama:
Norman: “Chico, el Gobernador está afuera del bosque y pide por ti”
Meridithia: “¿He?”—exclamo estupefacto— “¡¿Qué carajos?!”
Rápidamente corro hacia las afueras del bosque, pero antes les di a los Goblins unas ordenes, y decidí llevar a Qorglor y Antonio conmigo, convenientemente el enorme hombresote verde tiene el mismo nivel intelectual que un profesor de preparatoria, así que traerlo conmigo es la mejor idea, aunque sea un idiota en los estándares goblins.
Después de correr varios metros por el bosque, finalmente llegamos a las afueras para encontrarnos con un pequeño grupo de soldados, algunos a pie y otros a caballos, pero lo más destacable es una carroza blanca con adornos de oro:
Norman: “Algo me dice que el idiota que está dentro de esa carroza tiene el ego del tamaño de una montaña”— murmura malhumorado
En la Historia Japonesa Nobunaga era conocido como alguien temido, señalado como un tirano que sufría delirios divinos, además de desconfiar hasta de su sombra por los continuos intentos de asesinato, hasta de inclusive su propio Clan y aliados. Sin embargo, quizás el haber vivido tanto tiempo en este lugar lo haya hecho un poco más humano.
Al parecer ver la ostentosidad del Gobernador lo ha enfadado mucho, inclusive ambos decidimos ir hacia le comitiva, pero con Norman al frente.
Los soldados nos ven, pero sus miradas se desvían hacia los dos goblins completamente desarmados, por esa razón los guardias preparan sus ballestas y arcos para apuntarles a la cabeza. Esto me molesta a tal punto que destellos eléctricos brotan de mi cuerpo como si fuera una verdadera tormenta.
El hechicero se percata de eso y en piensa:
Norman: “Este chico, como puede ser tan impulsivo”
Norman coloca su mano en mi cabeza, habiendo notado la situación, logra calmarme:
Norman: “Hola, hola caballeros…soy Norman, han pedido hablar con Meridithia, ¿cierto? Aquí la tienen frente a ustedes…así que sean educados y no apunten sus armas”
Capitán Swellbook: “Lo siento, pero con esas horrendas criaturas aquí…preferimos llevarnos sus cabezas”
Norman: Capitán Swellbook si no me equivoco ¿cierto?” — Lo mira muy intimidante— “calme a sus hombres, o tendré que incinerarlos para usarlos de abono”
Ante la amenaza, el Capitán ordena a sus hombres que se detengan, y eso hacen, pero no sin antes apartarse a un lado, pero siempre protegiendo al Gobernador.
La puerta del Carruaje se abre y del mismo un hombre se baja sorprendiéndome, porque de aquel transporte, quien aparece es nada más ni nada menos que…:
Meridithia: “¡¿Debe ser una puta broma…Adolph?! ¡¿Hitler?!” —dejo escapar estupefacto
La situación para Meridithia se vuelve confusa, pues el Gobernador ha aparecido pero el motivo es incierto y las dudas sobre ese mundo y también que otras personas reencarnaron allí han surgido sin más.
Lastimosamente la Loli deberá enfrentar un gran peligro, pero no estará sola, pues no solo cuenta con los Goblins, sino también con el Gran Oda Nobunaga…
Comments for chapter "7"
QUE TE PARECIÓ?
Me encanto siiuu..