Sueño Profundo: Espada Oxidada - 05
— ¡Esto recién empieza!
La espada carmesí acortó camino con frialdad mordaz. La proyección —en la espada— creció de tamaño. Un brillo cegador emanó del filo. Como resultado, una vez que la arista alcanzó a Némesis, el flujo en la hoja ‘reventó’ de golpe.
Iracundas ráfagas de salmia cortaron el vacío, partículas de hueso atravesaron la zona como retazos de metralla. El estallido fue tan robusto que un efecto repulsivo acribilló la periferia.
Huesos volando, filamentos de savia, escombros. La potencia vigorosa se esparció errática. Hace mucho que el statu quo se había roto.
¡¿Qué fue eso?!
Zarandeé mi cabeza. Ella giró con su espada, refinó su convicción, y embistió, convencida.
La hoja zumbó en el aire.
Victoria, pensé.
Sin embargo, el bastardo movió sus fauces de forma estrepitosa, y mordió la espada, en el instante preciso. El empuje imperioso de la katana se detuvo al instante. Esos dientes rugían en coro.
Imposible…
— ¿Q – qué hiciste? —espetó Lily. Ella agitó su cabeza y haló con todas sus fuerzas. Pero el bastardo no soltaba su espada.
El encuentro había cambiado. ¡Se trasformó en una batalla salvaje de fuerza bruta!
Vulgares sonidos, imprecaciones, infames crujidos. El plano crujía con cada ‘Newton’ emitido.
— ¡Su – suelta mi espada! —decía Lily.
Por su parte, el bastardo se negaba a hacerlo. Ella perdió la paciencia, y cubrió sus manos, pies y brazos con un manto de energía morada, salmia. El enemigo hizo lo propio. La salmia negra empezó a invadir su boca y dientes.
El empuje de ambos contrincantes crecía más y más. La salmia creó remolinos que rugían como leones hambrientos.
En medio de eso, mi hermana dio un paso al frente y espetó con todas sus fuerzas:
— ¡No dejes que ese costal de huesos te supere, Lily! ¡Jala más fuerte que él!
Recibiendo un ‘plus’ por ese mensaje, Lily asió el mango de su espada, y jaló de él.
*¡CRACCK!*
Némesis soltó la hoja. Lily había arrancado la espada con dientes y todo. Sin pensarlo dos veces, la heroína avanzó al frente y atacó al bastardo. La hoja destazó el viento con frenesí. Un metro, medio metro, veinte centímetros.
¡VAMOOSS!
El impacto resonó en el campo. Nubes de polvo mancillaron la zona.
Al disiparse el humo, la escena me dejó helado.
¡Ese escudo protegía la cara del bastardo! Me equivocaba, ¡esa cara con forma escudo lo hacía!
— ¿Qué es eso…? —farfulló mi hermana.
—Un escudo… —respondí.
—Qué asco… —expresó.
Siguiendo un patrón misterioso, la deformación con forma de escudo liberó la espada, abrió los ojos por completo y emitió un claro mensaje.
—Niveles de energía al 200 por ciento. Fase de conversión cinética: Completa. SESIÓN DE CARGA: COMPLETA. Re-dirigiendo ‘salmia’ al sector ‘G’. Armamento principal activado. Psique artificial en proceso de carga. Iniciando comando beta. Comenzar descarga.
¿Carga completa?
¿Conversión cinética?
Una idea cruzó mi mente en ese instante.
Espera… ¿En qué estaba…?
¡Mierda!
—Hermanito… ¡¿Qué está pasando?!
—Esto… ¡Es malo!
—Uhh… ¿De qué hablas?
Tragué saliva y dije:
— ¡Némesis absorbe cada golpe que recibe! Es por eso que solo defendía. En el transcurso del encuentro, ¡él ha convertido cada golpe en energía!
— ¿E – energía?
— ¡Salmia, ese factor que cubre sus espadas!
Quedé perplejo, esto era grave. Esa energía. ¿Qué iba a hacer con ella?
Volví a mis cabales. En eso—
Un momento, esa forma de pararse… yo… ¡conozco eso!
Escudo al frente, rodillas flexionadas, pies anclados al suelo (como si algo fuese a pasar). Mis latidos, erráticos, no crecían por nada. De repente, Lily cargó al frente. No vaciló.
— ¡Mierda! ¡¡No vayas!! ¡¡¡RETROCEDE!!! —Grité.
Sin embargo, era tarde. Sonic Assault cortó el vacío, la espada siguió zumbando. A pocos metros de alcanzar su objetivo. Un pavoroso haz de salmia negra emergió de la boca del escudo. El rayo mortífero consistía en la fusión de miles de hebras (super-finas) que parecían hilos de alquitrán.
Los filamentos se entrelazaban formando una lanza infinita que viajó como una bala. No pude hacer nada. La descarga del infierno alcanzó a Lily, perforó su hombro izquierdo —sin piedad alguna— y se dispersó en el aire como un fantasma de guerra.
Ehhh…
Un dolor intenso me dejó helado. Volví a mis cabales y grité:
— ¡¡Lily!! —ella no respondía—. Mierda, ¡¡Lily!!
—N – noo… —Naomi entró en pánico—. ¿Qué es esto? Hermanito, ¡te – tenemos que hacer algo! ¡Lily, ella…! ¡Ra – rápido!
¡Lo sé! ¡Ya lo sé!
¿Pero qué hacer?
¡Es un fantasma!
—Naomi, nosotros… es imposible… que nosotros…
Ella me observó con desprecio y dijo.
— ¡Qué estás diciendo, bobo! ¡Idiota! ¡Esto no se acaba hasta que se acaba! ¡Si no podemos hacer nada! ¡Entonces la apoyaremos con palabras! ¡Eso hacen los amigos! ¡¡Se apoyan entre sí!!
Desperté.
Qué patético…
¡Espabila y avanza, Edward Zedrick!
Ambos corrimos al frente. Agité mi cabeza. Hablé:
—Lo distraeré… ¡tú ayuda a Lily! Si está consciente, dile que se retire o escape. ¡Rápido!
— ¡Copiado!
El plan estaba trazado. Era rústico y apresurado, pero servía de algo. Misión principal: Impedir que Lily recibiera otra descarga negra. Misión secundaria: Concretar un escape forzado.
¿Ese bastardo me haría caso?
Corriendo como liebres, Naomi y yo asentimos en sincronía. Era el momento, sin embargo, y aunque parecía imposible, ella (Lily) se arrastró en el suelo, y volvió a pararse, impasible.
— ¡Hermanito!
— ¡Qué chica más terca! —sonreí.
Volviendo a la batalla, la esgrimista sonrió con desdén. Ella limpió sus labios, y elevó su katana. La punta temblaba, su herida, también.
—Estoy… bien… —musitó— ¡No perderé…! —espetó.
— ¡Lily! —gritó Naomi. Ella no paraba de llorar—. ¡Me alegra que estés bien! ¡Me alegra mucho…!
Inhale profundamente. Recobré la calma y me detuve a pensar.
En primer lugar —sin ser pesimista—, la herida que Lily cargaba consigo era bestial. Prácticamente habían perforado su hombro izquierdo. Un orificio de seis centímetros derramaba sangre quemada, mientras el paisaje tras de ella parecía incierto.
Aplaqué mis latidos.
¡Piensa en algo, hombre!
Era el momento de crear un plan.
En primer lugar, intervenir de forma directa estaba descartado y, valerse de una distracción para ganar tiempo, igual. Lo único que se me ocurría era crear algún tipo de accidente forzado para interrumpir la batalla.
¿Pero qué?
Ambos personajes eran hologramas. Efigies de luz y datos que buscaban tocar ‘este’ mundo. Sin embargo, estaban vivos. Pensaban por sí mismos, tenían emociones y más que todo: astucia.
Si un holograma es capaz de hablar contigo… ¿Qué es?
Ni idea. Empero, estaba seguro de un punto: ¡Ellos consistían en ceros y unos! ¡O algo parecido! ¡Eran datos conscientes que luchaban entre sí! En el mundo digital y en el plano virtual. Los seres, programas e incluso IA’s, albergaban datos.
Entonces…
Lo más lógico sería… ¡Borrar esos datos! ¡O interrumpir el soporte eléctrico que mantenía los mismos!
Sin energía no hay datos. Ni hologramas ni redes.
Es posible…
El asunto era… ¿Cómo cortar el flujo?
Vamos cerebro, trabaja.
Seguí pensando. Rasqué mi cabello, cerré mis ojos, miré el cielo. Estaba sin ideas.
A mitad de eso, Némesis giró su cuello. Lo desplazaba de un lado a otro. Poco después, con voz helada, casi pragmática, expresó:
—Objetivo restringido. Protocolo ‘beta’ en curso. Iniciando descarga. Comenzar.
¿Qué está pasando?
De repente, el bastardo elevó su escudo al cielo, apiñó salmia en la boca de ese broquel y creó la esfera perfecta. Negra, criptica y sin fallas.
El esferoide comenzó a crecer. Más, más y más.
Medio metro, un metro, dos metros, cinco metros.
Esto era malo, pésimo. Mi subconsciente gritaba: ¡Escapen de allí! Pero mis pies —anclados al piso—, se negaban a hacerlo.
¡¿Qué es eso?! ¿La gen**dama o algo así?
Tragamos saliva. Espabilé.
Un segundo después, la esfera gigante redujo su tamaño de golpe, se trasformó en una pastilla, y de un bocado, se esfumó.
Tragando tanto poder… un robusto dragón emergió del broquel con rostro humano. El mortífero dragón extendió sus cuatro alas, aceleró cual misil y voló hasta Lily con frenetismo atroz. Ni siquiera tardó un segundo en llegar hasta ella. Tenía el tamaño de un bus escolar, colmillos negros que median un brazo entero y un cuerpo de serpiente tan grande como un tren bala.
Resumiendo lo que pasaba, se trataba del mismo rayo de antes. Pero cincuenta veces más potente. Y con forma animal.
¡¡Mierda, esquívalo ahora!! ¡¡Lily!!
Un bramido eléctrico rasgó el ambiente. Observer se quedó inmóvil. Casi me da un paro cardiaco.
Sin embargo—
— ¡FORMA PRIMIGENIA! —Caminando al frente sin bajar su espada, ella citó algo: un salmo ingente—: DESPIERTA DE TU SUEÑO, CARÁMBANO ESCARLATA. VEN A MÍ, ¡¡LANZA CARMESÍ!!
La espada se trasformó en un cañón improvisado que liberó un potente haz de luz sangrienta.
Asombroso…
Y con ello, un reptil negro y un rayo escarlata, colisionaron con tal infamia que un fogonazo de luz blanca transmutó el lugar. Una bola en llamas consumió el punto cero. En pocos segundos, ráfagas de viento huracanado, y olas de presión agreste arrasaron con todo. Flores errabundas, brotes ambulantes, etc.
Lily se mantuvo firme; con hombro lastimado, espalda encorvada y escupiendo sangre, mantuvo recta su espada.
Entre rugidos frenéticos, e impactos de ensueño. Rojo y negro buscaban superar sus respectivos límites. Una estrella crecía en el punto cero, donde dragón y lanza pujaban en celo. Anulando vectores de fuerza opuestos que rasgaban el plano virtual…
Sentí que observar era un castigo.
¿Por qué?
—Realmente, no lo sé…
Continuara…
Comments for chapter "05"
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