the color of the eyes - 13

            Un día normal en la base de concreto

Parte 1.

Perdido en ese mundo extraño, donde sólo existía él y su propia representación física.

Cara a cara una vez más, sus miradas inevitablemente se cruzaron.

La mente de aquel chico de cabello negro, estaba hecho un desastre, no sabía lo que sentía, no sabía en qué pensar, no sabía qué estaba pasando frente a él.

Se sentía desolado y perdido, trató de gritar, pero no salió nada, trató de escapar, pero no hacía nada.

De repente la persona idéntica a él comenzó a acercársele, de forma lenta y extraña, mientras avanzaba creaba ondas que se esparcían por toda el agua que los tapaba hasta su dorso desnudo.

Su mente cada vez estaba mas conectada con su cuerpo así que trató de formular algunas palabras, mientras poco a poco sentía un dolor en su espalda.

[Sam: d-donde.]

Su “otro yo” lo sujetó de los hombros y clavó sus uñas en su piel.

La mirada de ese extraño ente idéntico a Sam cambió, paso de ser una simple cara inexpresiva a tomar una emoción en su rostro… odio.

Con el ceño fruncido y con una mirada de desprecio se quedó mirándolo.

Poco a poco ambos empezaron a hundirse en esa agua oscura y turbia, agua llena de desesperación.

Esta no era la primera vez que vivía una experiencia, pero siempre sentía lo mismo al llegar a esta parte, sentía una impotencia que recorría todo su cuerpo, la sensación de nunca poder lograr algo, por más que te esfuerces… nunca.

Intentó escapar, pero era inútil, su cuerpo ya no respondía, por más que lo intentara, por más que se esforzase, siempre terminaría hundido en esa desesperación.

Al siguiente instante… ambos tocaron fondo.

Unos sonidos inaudibles lo despertaron.

Estaba echado en un piso frío de concreto, por alguna razón le era un poco difícil respirar.

Se levantó con un dolor de espalda y mareos que le dificultaban pensar con claridad.

Se dio cuenta de que no conocía el lugar donde se encontraba y más aun no sabía ¿Por qué estaba ahí?

Débilmente caminó un poco hacia delante mientras imaginaba lo peor para él.

[Sam: mierda, mi espalda duele.]

Al tener un poco más de conciencia supuso que su dolor de espalda provenía de estar tirado en el piso, además de eso, se percató de que no tenía su camisa azul oscuro, sólo portaba su polo blanco, sucio y manchado por un poco de sangre en la parte derecha de su hombro.

También, le pareció muy rara la habitación en donde se encontraba, era demasiado pequeña, 3 metros de largo y 4 metros de ancho.

[Sam: ahhg ya estoy harto de quedar inconsciente y despertar en lugares que no conozco.]

Ciertamente, aún no se acostumbraba a la idea de aparecer en un lugar diferente cada vez que lo noqueaban, él asimiló esto como un videojuego, y cada vez que quedaba inconsciente y despertaba “pasaba de nivel”

Entonces, siguiendo esta lógica.

Sobrevivir al poste sería el nivel uno.

Esconderse de los policías sería el nivel dos.

Derrotar al felino mutante sería el nivel tres.

Y vencer a Jonatan sería el nivel cuatro o sería considerado como un jefe de zona.

Todos estos pensamientos son solo fantasías deliberadas de un adolescente de 16 años con el juicio muy envenenado por videojuegos y animes.

Repentinamente un vacío en su estómago lo llamó, era su propio cuerpo que gritaba por alimento.

[Sam: tengo demasiada… hambre.]

Su mente se percató de voces extrañas que provenían de una pequeña puerta, eran sonidos que se penetraban en su cerebro.

Tambaleándose y con pocas fuerzas, se acercó a la pequeña puerta de madera.

Puso su mano sobre el picaporte, tenía un poco de miedo de lo que se podría encontrar del otro lado, sea algo bueno o mal, no lo descubriría solo con imaginarlo.

[Sam: ¿Por qué me siento así?]

Apretó el picaporte mientras lentamente empujaba hacia fuera, por alguna razón su corazón empezó a latir muy fuerte, quizás sea el hecho de adentrarse en algo desconocido.

[Sam: ¿Dónde estoy?… Y]

Al abrir la puerta, dejó entrar muchos sonidos a la habitación, pasos, voces y gritos.

[Sam: ¿Por qué… hay tanta gente?]

Había demasiada gente que coexistía en un entorno muy reducido, niños, niñas, hombres, mujeres, ancianos y ancianas.

Todos ellos voltearon a míralo, Sam al percatarse un poco más de la gente, notó rostros conocidos… ¿rostros conocidos?

– ¿Por qué están todos aquí? – se preguntó Sam mientras que con su mirada trataba de buscar a sus “aliados” los cuales parecían no estar ahí.

Dio unos pasos hacia delante mientras seguía buscándolos, pero no llegó a encontrarlos.

Entre más tiempo pasaba viendo el rostro de la gente, más caras conocidas se le venían a la mente, se dio cuenta de que todos ellos eran…  la gente de su pueblo.

Se adentró tanto en la muchedumbre que se perdió entre tanta gente.

Parecía como si todos estuviesen buscando algo, y por ello causaban disturbio y alboroto.

Con el aire reducido, respirándolo mucha gente a la vez, y con el escaso espacio en el cual se encontraba, todo esto empezó a marear un poco a Sam, quien se encontraba atascado entre toda la gente.

Pero en medio de todo ese caos la vio.

Una mujer alta, con un sedoso cabello de color marrón chocolate que llegaba hasta su cintura, la cual estaba un poco apartada de todo ese caos, entonces la llamó desde lo más profundo de su ser.

[Sam: ¡M-MAMÁ!]

Su grito se perdió entre todo el ruido haciendo imposible que su madre haya escuchado su llamado, Sam al percatarse de esto y trató de acercarse a ella.

[¿?: no está en la habitación.]

Dijo una persona que revisaba la habitación en donde antes se encontraba Sam.

[Sam: ¡MAMÁ!]

Al estar relativamente cerca de ella, era más fácil que escuchase su voz.

Cada vez que se acercaba más a ella, Sam era empujado por la gente haciendo que pierda el equilibrio.

Sam intentó saltar para resaltar entre tanga gente y hacer que su madre se diera cuenta de que él estaba ahí.

[¿?: Ahí está, el chico que está saltando.]

Dijo un hombre robusto y de cabello oscuro mientras apuntaba hacia Sam.

[Sam: ¡MA… AHHG MAMÁ!]

Ella reconoció su voz entre el ruido de la gente, miró hacia su hijo, diminutas lágrimas brotaron de sus ojos marrones, mientras emocionada veía a su hijo.

Fue un gran alivio para aquella mujer, saber que su único hijo, estaba a salvo y frente a ella.

[Mamá: ¡SAM!]

Ella extendió su mano hacia Sam, él hizo lo mismo para intentar agarrarla, pero…

Por alguna razón no podía seguir avanzando, algo lo había detenido, volteó su cabeza hacia atrás y se percató de un hombre robusto de cabello oscuro que sujetaba con fuerza su brazo.

Su madre intentó acercarse, pero el disturbio de la gente se lo impedía.

[¿?: chico, sígueme.]

[Sam: no, suéltame idiota.] – dijo mientras intentaba zafarse del hombre.

[¿?: carajo, sígueme.]

[Sam: por la puta, te estoy diciendo que me sueltes.]

[¿?: bueno, entonces será por las malas.]

El hombre robusto alzó a Sam y lo colocó en su hombro derecho, Sam desesperadamente comenzó a golpearlo en la espalda para que lo bajara.

[Mamá: Sam.]

[Sam: e-espérame, voy a volver.]

El hombre que sostenía sobre sus hombros a Sam se alejó de la gente con suma facilidad, mientras se acercaba hacia una puerta de acero con un pequeño candado, esta puerta resaltaba de la pared de concreto, Sam no la había notado porque estaba muy concentrado en llegar hacia su madre.

Sam empezó a maldecir al sujeto en su mente mientras dejaba de golpearlo.

El hombre sacó una llave de su bolsillo y retiró el candado de la puerta, entró junto a Sam para luego cerrar con fuerza la puerta.

Parte 2.

Al ingresar a esa habitación, se percató de la enorme diferencia entre esa y la habitación en donde se encontraba antes.

Era una habitación gigantesca, de aproximadamente de unos 34 metros de largo y 21 de ancho.

La cual estaba un poco vacía, sólo tenía un pequeño escritorio hecho de madera y una cápsula grande de cristal, la cual se encontraba vacía en su totalidad.

El sujeto robusto dejó caer a Sam al suelo, el cual cayó boca abajo pegando su mentón contra el frío concreto, mientras que el hombre robusto procedió a retirarse del lugar por la puerta de acero.

[¿?: Chad, trátalos con cuidado, no hagas lo mismo que con este chico.]

Sam intentó levantarse mientras renegaba y pensaba – ¿Por qué estoy aquí? – esas palabras quedaron rondando su mente, él estaba apunto de golpear en la cara al sujeto que lo trajo y salir por la puerta.

[Mia: Sam ¿estás bien?]

Al escuchar esa dulce voz, la cara un poco molesta de Sam cambia a una pequeña sonrisa, le dejó ver esa sonrisa a ella, mientras asentía con la cabeza a su pregunta.

[¿?: muchacho, ven aquí.]

Dijo una extraña voz, la voz que había habla antes, Sam no reconocía ni recordaba esa voz, así que posiblemente nunca lo había conocido antes.

Al dirigir sus ojos hacia la fuente de esa voz se percató de quien la emitía.

Era un hombre de una estatura pequeña, de aproximadamente unos 154 centímetros, tenía una pequeña barba así que eso le daba cierta madurez en su rostro, vestía una bata blanca, debajo de ella tenía un suéter rojo hecho de lana, tenía un pantalón negro de vestir, el cual se veía un poco incomodo y apretado, llevaba un calzado negro que parecía elegante y unos anteojos metálicos de forma circular.

Sólo por llevar una bata blanca, Sam lo asimiló con un científico o un doctor, fuese lo que fuese, Sam desconfió un poco de él así que se acercó un poco a Mia la cual estaba un poco alejada del sujeto de la bata blanca.

[¿?: por favor tomen asiento, quería hacerles unas preguntas.]

[Sam: espera, primero yo quiero hacerte una pregunta, ¿Dónde estamos exactamente?]

El sujeto de la bata blanca extendió sus manos haciendo una cruz con su cuerpo y de forma energética respondió a su pregunta.

[¿?: pues, todo lo que estas viendo es la estrategia que aplicamos para mantenernos seguros por el momento, podríamos llamarlo… una base.]

[Mia: oye, me tienen atrapada aquí desde ayer y aun no me han dado razones de porque estamos aquí.]

[Sam: ¿estamos? ¿te refieres a tu y yo?]

[Mia: no, Liz esta en otra habitación, creo que le están haciendo un análisis o algo así.]

Ella apuntó hacia otra puerta que conectaba con la habitación en donde estaban.

[¿?: esperen, nos estamos desviando del tema.]

El hombre de la bata blanca retrocedió y se acercó a su pequeño escritorio, sacó una pequeña silla plástica de un color rojizo carmesí.

La puso cerca de Mia y la colocó en el suelo, goleó el asiento en señal de que ella se siente.

[Mia: estoy bien si, gracias, Sam ¿quieres sentarte?]

Sam jaló la silla tratando de alejarla del sujeto de la bata blanca y se sentó sin decir nada a nadie.

[Sam: ok, habla, ¿Qué preguntas quieres hacer?]

El hombre se acercó un poco a los dos chicos, Sam al ver esto, levantó su silla para ponerla más lejos.

El sujeto entendió el mensaje que quería transmitir Sam, así que se alejó un poco.

[¿?: está bien, dime ¿haz notado algunos cambios o malestares en tu cuerpo?]

Sam rápidamente se examinó todo su cuerpo con la mirada y al no encontrar nada extraño en él dedujo a lo que se refería.

[Sam: ahora que lo dices… mi voz esta cambiando y me está saliendo pelo en]

[Mia: tarado, no se refiere a esos cambios, se refiere a lo sobrenatural que hay en nosotros.]

…

[Sam: esta bien, no es necesario que me insultes sabes, no soy adivino.]

[Mia: ¿te estas burlando de lo que pasó esa vez?]

[Sam: no, simplemente dije que no soy adivino para saberlo todo.]

[Mia: pero ¿Por qué elegiste justo esas palaras? era porque querías burlarte de mi verdad]

El ambiente entre ellos dos se puso un poco tenso, la expresión un poco alegre de Sam cambió a una cara un tanto indiferente mientras veía directamente a los ojos un poco molestos de Mia.

Ella puso sus manos en su cadera haciendo un gesto de disgusto.

¿realmente valía la pena pelearse por algo tan insignificante como eso?

Ambos pusieran una mirada penetrante como si trataran de leerse la mente uno al otro.

[¿?: por favor traten de no matarse entre ustedes]

[Sam: tranquilo, no vamos a hacer nada de eso]

[Mia: si, solo… me exalté un poco]

El hombre de la bata blanca se acercó demasiado a Sam, repentinamente el ambiente se puso pesado, con una mirada de completa seriedad el hombre le dijo.

[¿?: dime ¿sientes cosas raras o no?]

El hecho de que ese hombre este tan cerca puso un poco nervioso e incómodo a Sam.

[Sam: yo…]

[¿?: porque si no me dices lo que quiero… el virus nos matará a todos]