The Lost Crystallus - 6-06
[Mientras los agentes Luna, Reina y Zero, se encontraban trabajando en una peligrosa misión, cierta jovencita lidia con su propia batalla.
Lisa Blair trabaja en su computadora, en la comodidad de su apartamento. Se mantiene concentrada, aunque no es capaz de evitar que una parte de su mente, se pregunte por el bienestar de sus preciadas amistades.
El sonido de las teclas, es lo que más resuena en la habitación. No hay más sonidos que puedan apreciarse, a pesar de haber dos presencias.
De pronto la joven deja de teclear para brindarle unas palabras a la otra persona que le acompaña…
“Hermana…”
“¿Si?”. Responde Sarah Blair, quien se encuentra sentada en la cama de su hermanita.
“No tienes que perder el tiempo aquí”. Dice Lisa, con bastante frialdad.
“Pero me gusta estar aquí contigo”. Responde Sarah con un tono alegre.
“No podrás quedarte más noches aquí, sabes que papá no aprobará que vivamos juntas”
“Lo sé”
“Aunque supongo que no es problema para ti, no es como si estuviésemos acostumbradas a compartir tiempo”. Dice la joven Lisa con una frialdad que es capaz de lastimar.
“Jeje, supongo que tienes razón en eso. Tenemos vidas ocupadas…”. Dice Sarah, tratando de no mostrar que la frialdad de su hermanita, le va provocando heridas a su corazón.
“A veces no sé quien esta mas ocupada…”
“¿Y qué haces ahora hermanita? ¿En que trabajas?”. Pregunta Sarah, tratando de disipar la tensión.
“Trabajo en un nuevo sistema que mejorará la calidad de trabajo de los operadores…”
“¡Oh!”
“Aunque supongo que papá y mamá, preferirían que dedicase mi tiempo en trabajos más importantes, aun así me dan libertades…” Dice Lisa con expresión de tristeza.
“Hermanita… ¿Nuestros padres te han dicho algo por pasar tiempo con tus amistades…?”
“¿Tu qué crees? Solo toleraban a Reina y Luna, pero ahora…”
“Debido a la llegada de Zero, tu circulo de amistad ha crecido…”
“Sarah… no te permitiré que culpes a Zero por…”
“No pensaba hacerlo. No eres una esclava de esos dos… ¡Tienes derecho a…!”
“Lo sé. Estoy feliz de las amistades que he ganado en este tiempo. Estoy muy agradecida de haber conocido a Zero. Siempre lo estaré, pero… nada puede durar para siempre… ¿Cierto?”
“¿Qué quieres decir…?”
“Mis padres no aprueban a Zero, jamás lo harán, pero si no le han hecho algo, es porque tuve que sacrificar algunas cosas a cambio de que lo dejasen en paz. Aunque también tuve ayuda de otros…”
“Lisa… ¿Qué te obligaron a hacer…?”
Lisa Blair voltea a ver a su hermana mayor, con una mirada fría, pero a la vez triste…]
[Zero]
A último momento, se me ocurrió la posibilidad de que hubiese alguien más, aparte de Parvati. Y no me equivoque, pero de nada sirve ya, porque este nuevo enemigo nos ha acorralado…
Es un sujeto masculino, de bastante musculatura, alto como yo. No se le ve el rostro, ya que lleva puesta una máscara. En su mano derecha lleva una enorme lanza…
No puedo evitar temblar un poco, pues es la primera vez que percibo un aura tan amenazante. Mi alma me advierte del peligro con este sujeto…
Ni siquiera los tres mosqueteros o la serpiente, me provocaban esto. Y eso que eran sujetos muy peligrosos…
-Pensaba atacarlos por sorpresa, pero dado que descubriste mi existencia, decidí recompensarte con una entrada más relajada- Dice el enmascarado.
-Entonces tú fuiste quien estuvo asesinando agentes… ¡Claro! ¡En las noticias se hablaba de ti desde hace tiempo!- Dice Brunilda.
-Veo que me he vuelto famoso en su organización. Me gustan las batallas, desafiar sujetos fuertes. No es mi objetivo asesinar, pero hay veces que mis rivales lo dan todo y no me dejan otra opción. No mato por placer-
-Pero matas a fin de cuentas…- Yo digo.
-¡Jajajaja! ¡Supongo que sí! No puedo quitarme la mancha del villano. No meteré excusas-
-¿Qué buscas de nosotros?- Pregunta Brunilda.
-Mi querida amiga Parvati, me habló de que existe cierta organización secreta que tiene individuos fuertes. De hecho se enfrentó a dos de ellos y no lo tuvo fácil. Algo me dice que tu eres uno, ¿Verdad?- Dice mientras me señala.
-Si… yo me enfrente a ella-
-¡Bien! ¡Entonces he tenido suerte!-
-Algo me dice que resolver esto hablando, no servirá de nada. Busca un combate y no aceptará que nos neguemos…- Yo digo.
-No queda otra, si queremos atraparlo, debemos vencerlo…- Dice Brunilda.
-¡Oh! Entonces no van a intentar escapar, ¡Me gusta! Pero antes de comenzar, déjenme advertirles que mi compañera no es de las más fuertes del clan, ¡Tiene mucho potencial y sé que llegará lejos! Pero… yo estoy a otro nivel, ¡Por favor luchen con todo lo que tienen!-
-…-
-Con eso dicho… ¡Qué comience el combate! ¡Ustedes dos contra mí! ¡Mi nombre es Bairo, no lo olviden! Jeje- Dice mientras hace todo tipo de giros con su lanza para demostrar que la controla perfectamente.
Desenfundo mi espada, mientras que mi compañera saca una pistola bastante alargada con filo de espada debajo del cañón.
Aaah… Reina… espero poder sobrevivir a esto…
Tengo miedo… lo admito…
Y en estos momentos, lo que más deseo… es poder verte de nuevo…
Un gran silencio se crea, estamos aislados del mundo. Podremos hacer todo el desastre que queramos, nadie vendrá aquí…
Todos estamos en pose de batalla, aguardando…
Entonces el combate da inicio, Bairo se impulsa hacia nosotros, atacándonos con un golpe horizontal con su lanza.
Logro detenerlo con mi espada, momento que aprovecha mi compañera para atacarlo, pero este retrocede, esquiva los disparos, se balancea e impulsa con su propia lanza para intentar arremeter con una patada voladora.
Brunilda le esquiva, pero Bairo se mueve veloz utilizando su lanza. En ese instante me interpongo para bloquear su ataque nuevamente e intentar contraatacar, pero mi oponente es más rápido y suelta su lanza un instante para darme unos cuantos puñetazos.
Retrocedo mientras siendo dolor en varios lados, observo como Bairo toma su lanza para atacar de nuevo a Brunilda. Sus armas colisionan una y otra vez, mi compañera busca una apertura para poder disparar, pero el enmascarado es más astuto y desvía el arma de Brunilda cada vez que intenta disparar.
Lamentablemente ella, no solo no logra lastimarlo, sino que recibe unos cuantos golpes como a mí y finaliza recibiendo un ataque de la lanza, pero no del lado filoso. Sale despedida, pero logro atraparla.
-¡Brunilda!-
-Ugh… gracias…-
-Se nota la experiencia que tiene, es muy versátil para pelear…-
-Parece que aunque le quitemos la lanza, seguirá siendo un oponente difícil…- Dice mi compañera, demostrando que siente bastante dolor.
¿Realmente podremos ganarle? No… de hecho debemos ganarle, no hay otro camino…
Sostengo fuerte mi espada y me lanzo hacia mi enemigo. Entonces un festival de ataques se produce, donde esquivamos, atacamos, esquivamos y contraatacamos.
Cada impacto que recibe mi espada, es muy pesado, mi oponente tiene mucha fuerza. No puedo evitar sentirme inferior, muy inferior…
¿Qué es esto? ¿Qué me pasa? Mi cuerpo tiembla…
¿Acaso…?
¿Acaso siento miedo?
Siempre tengo miedo cuando me enfrento al peligro, pero esta vez… estoy bastante aterrado…
-Zero…-
-¡Ah! Brunilda…-
-Yo también siento miedo de este tipo. No se compara a los enemigos anteriores-
-No percibo la maldad que tenía la Serpiente o Nobu, pero aun así… me doy cuenta que es más peligroso…-
-Zero, yo me encargo, tu tomate unos segundos para calmarte y luego me ayudas, ¿Si?-
-¿Eh? Pero…-
-Somos amigos jeje- Dice ella con una linda sonrisa.
Mi compañera se lanza al ataque. Empleando movimientos veloces y bien coordinados, logra estar a la altura de Bairo y su lanza.
Su pistola repele cada golpe, da giros y saltos como si fuese una gimnasta olímpica. Brunilda ha mejorado mucho. Poco a poco va haciendo retroceder a su enemigo, hasta que finalmente logra dañarlo, provocándole algunos cortes. De esta manera Bairo retrocede con un salto, luego toca su pecho y observa su sangre, para luego limpiarse en su máscara.
-Nada mal, además de hermosa, muy habilidosa, ¡Esto será divertido!- Dice Bairo, con gran entusiasmo.
He analizado mi entorno, pero no noto nada que pueda servirme. El lugar se encuentra vacio, sin objetos u obstáculos que pudiesen ayudarme…
Me estoy poniendo nervioso, tengo que calmarme. Pero no es sencillo, todo mi cuerpo me grita que este sujeto es extremadamente fuerte. Es como cuando sabes que un jefe sacará como 3 barras de HP nuevas, cuando a duras penas le bajas una…
Tengo que recordar mis entrenamientos con mi maestro Gray…
Debo mantener la calma, nunca perder la atención a mi entorno y enemigo. Estar con mente analítica para leer las intenciones y patrones de mi oponente…
El miedo no es algo malo, me advierte, me recuerda que no debo subestimar. Si pierdo la concentración, se acaba todo…
Si quiero ver a Reina de nuevo, debo vencer…
-*Suspiro* Bien… ya estoy listo-
Me enfrento a Bairo nuevamente, pero esta vez mas concentrado. Brunilda se aparta para darme el protagonismo.
Esquivo el filo de la lanza, que intenta atravesarme. Le esquivo un ataque, desvío otro con mi espada hacia la derecha, luego otro hacia la izquierda, luego salto para evitar un ataque de barrida, esquivo otro por la derecha. Y así, a medida que voy avanzando.
Nuestras armas comienzan a colisionar, cada vez con más intensidad. Soy capaz de prever y bloquear cada golpe. Incluso las patadas o puñetazos sorpresa.
Me mantengo concentrado, buscando una apertura por donde contraatacar…
-¡Oh! ¡Vas mejorando a medida que avanza el combate! ¡Tienes mucho potencial oculto!- Dice Bairo, sin dejar de atacarme.
Sus golpes tienen mucha potencia, ¿Cuánta fuerza tiene realmente?
Brunilda encuentra una apertura para atacar. Bairo da un giro mientras hace girar también su lanza, de esta forma repele tanto el ataque de mi compañera como el mío. Le atacamos al mismo tiempo, pero logra evadirnos y rechazar nuestros ataques. ¡Es un maldito monstruo!
Logramos romper su defensa y conectar algunos ataques, hiriéndolo levemente. No solo eso, mi compañera logra hacer que su lanza salga volando lejos. Pero Bairo no se preocupa por esto y comienza a utilizar combate cuerpo a cuerpo. Conectando una patada en ella para enviarla al suelo.
Yo envaino mi espada y me enfrento de igual manera. Algo me dice que si uso mi arma, me la podrá quitar fácilmente.
Comenzamos a intercambiar puñetazos y patadas. Siento como si estuviese esquivando balas de cañón. Y al bloquearlas, reafirmo aun más ese pensamiento…
-¡Jajaja! ¡No solo eres hábil con la espada, sino que te defiendes bien con los puños!-
-¡Tengo una buena maestra!-
-¿Y es bonita?-
-¡Muchísimo!-
-Jaja ¡Quiero conocerla!-
-¡No vas a gustarle! ¡O al menos me aseguraré de ello!-
-¡Oh! ¡Tus golpes se han vuelto más potentes! Jeje-
-Lo siento, pero puedo ser un amigo celoso-
-¡Esta perfecto cuidar de las cosas que aprecias! Jeje-
Ambos nos damos unas buenas golpizas hasta quedar bastante heridos. Aunque odio admitir que yo me encuentro más dañado…
Tras un último choque, salgo despedido hacia atrás y quedo arrodillado. En ese momento Bairo corre a tomar su lanza, esquivando los disparos de Brunilda.
-¡Descansa un poco!- Dice ella.
-Mierda… me duele todo el cuerpo, realmente golpea duro el maldito cabron…-
-No te esfuerces, déjalo en mis manos-
-Pero…-
-Es inútil atacarlo los dos juntos. Es mejor turnarnos e ir agotándolo, aunque algo me dice que eso llevará tiempo, este tipo tiene muchas energías…- Dice mi compañera, con una mirada llena de determinación.
-De acuerdo, ten cuidado…-
Brunilda corre hacia su oponente, le ataca con su sable pistola, blandiéndola con una mano, intentando cortarle. Bairo bloquea sus ataques con su lanza, luego arremete en cuanto ve la oportunidad, pero mi compañera le esquiva empleando saltos y piruetas. En un momento, ella salta bien alto, da un giro, quedando de cabeza por un instante. Es ahí que en pleno vuelo, apunta y dispara. El hombro izquierdo del enmascarado es afectado por este ataque. La herida no es tan grave, parece que la bala le rozó. Aun es capaz de controlar su lanza sin problemas.
-¡Excelente señorita! ¡Me está empezando a gustar mucho! Jeje- Dice Bairo.
-¡Lo siento pero no me atraen los loquitos como tú!-
El ritmo de Brunilda incrementa, se mueve a la misma velocidad de su oponente. Ambos están al mismo nivel ahora. De hecho, Bairo parece tener dificultades para predecir los movimientos de mi compañera, quien da giros y piruetas inesperadas, para luego disparar por donde menos lo esperas.
Brunilda logra herir bastante a Bairo, quien a duras penas esquiva las balas, no librándose de que estas le provoquen heridas. No tuvo tanto éxito con el filo de la pistola, pues recibió bastantes cortes por todas partes.
Mi compañera no se detiene, vuelven a tener un intercambio de golpes con sus armas. El sonido de choque retumba por todo el sitio. Brunilda logra romperle su defensa y de un disparo, le vuela la máscara a nuestro enemigo.
-jeje… ¡Nada mal! ¡Al fin un buen oponente! Me gustan las chicas fuertes, sin duda eres de mi tipo-
-Ya te dije que…-
-Lo sé, no tengo oportunidad contigo, eso es bastante triste… ¡Pero hay muchos peces en el mar! Como mi linda compañerita-
A medida que avanza el combate, Bairo se alegra más y más. Por otro lado, noto como mi compañera comienza a cansarse, su respiración es agitada. Aunque logró herir bastante a su oponente, no se libró de recibir heridas.
-Bruni…-
-Estoy bien…. Puedo continuar…-
-Bueno, creo que es mejor ir subiendo el ritmo- Dice Bairo.
Nuestro enemigo comienza a hacer girar su lanza, como si fuese un artista de circo. Ambos vuelven a tener una cruzada de ataques. Esta vez Bairo se muestra más agresivo y veloz. Mi compañera apenas puede bloquear la ráfaga de ataques provenientes de la lanza.
Bairo le da poderosas patadas en mitad de las envestidas de su lanza. Al ser tan sorpresivas, Brunilda no es capaz de evadirlas, por lo que recibe bastante daño y su equilibrio se pierde. Ella retrocede, pero Bairo se le acerca, impidiéndole que pueda tener un segundo de respiro.
-¡En verdad eres muy fuerte, pero es evidente tu agotamiento, no podrás vencerme!-
-¡Aun así no pienso rendirme!-
-¡Excelente actitud, señorita!-
Bairo incrementa el ritmo de sus ataques. Brunilda comienza a recibir heridas cortantes, pues apenas logra esquivar el filo de la lanza. Aun así no se rinde, continua atacando. Ambos se mueven por todo el escenario mientras sus armas colisionan. En cuanto se separan para tomar distancia, vuelven a colisionar al instante.
Si quisiera intervenir, no podría, pues no veo ninguna apertura. Si intento ayudarla, lo más probable es que termine perjudicándola al interrumpirla…
Que frustrante…
Brunilda grita fuerte mientras ataca, lo está dando todo. Mientras que, por otro lado, Bairo solo sonríe como si estuviese disfrutando del mejor día de su vida…
Ella avanza y arremete contra la lanza enemiga, repeliendo cada ataque con su pistola. Logra romper la defensa de su oponente por un instante, momento donde ella logra dispararle exitosamente.
Han sido tres disparos que impactaron exitosamente en el hombro derecho, lado izquierdo del torso y muslo derecho.
El rostro de sorpresa de Bairo no dura mucho, pues de un momento a otro, sonríe nuevamente y ataca velozmente.
Mi compañera apenas logra esquivar el primer ataque, pero no con el segundo. La lanza se clava en el muslo derecho, luego en el izquierdo. Con el lado sin filo, recibe un impacto en el rostro, otro en el estomago. Bairo no se detiene, da un giro para tomar impulso y dar una poderosa patada que impacta en el estomago de Brunilda, enviándola a volar violentamente.
Logro atraparla en pleno vuelo y ponerla a salvo…
-¡Brunilda!-
-*Jadeo* ¡Gk! Duele… duele mucho… ese maldito…-
-Tienes heridas graves…-
-*Jadeo* Jeh… te lo he dejado algo más debilitado… espero… que puedas darle su merecido…-
-Sí, yo me encargo, tu descansa y llama a la unidad médica. Mientras tanto utiliza los primeros auxilios del baúl-
-Si…-
Dejo a Brunilda sentada y apoyada sobre un muro. Me preparo para continuar la batalla…
-Supongo que es inevitable que me odies por lastimarla. A la hora de combatir, no discrimino jeje-
-No te odio, pero si tengo muchos deseos de romperte la cara…-
-Jeh, es comprensible, ¿Ella es tu novia?-
-No, mi novia se encuentra pateándole el culo a tu compañera-
-¡Oh! Me gustaría ver esa pelea… ¿Ella es bonita?-
-Es la pelirroja más hermosa que existe. Adorable como el conejito mas abrazable, pero también aterradora como el dragón más temible, si la haces enojar-
-Jeje, entonces tienes a una gran chica. Dime… ¿Tu puedes ser igual de aterrador?-
-Eso ya lo veremos…-
[Zero se impulsa hacia adelante, Bairo le imita, de esta manera ambos chocan con gran potencia. Sus armas colisionan una y otra vez, creando poderosos estruendos que se intensifican por el vacio del ambiente.
Ninguno de los dos se detiene, los choques entre sus armas no hacen más que aumentar su agresividad.
De entre tantas colisiones, alguno de los ataques logra ser exitoso. Ambos reciben fuertes heridas, pero eso no detiene su ritmo. No dejan de atacarse mientras se trasladan por todo el escenario.
Mientras que Bairo se inspira en su emoción por enfrentar a un oponente fuerte, para ganar fuerzas. Zero se aferra tanto a la inspiración por su compañera Brunilda que luchó con gran valentía, como su deseo de volver a ver a la chica que ama, para darlo todo de sí.]
[Reina]
Esta pelea se ha alargado demasiado. Ya me estoy cansando, pero más mental que físicamente…
-Luna… ya me estoy hartando de esta…-
–Yo también, pero está resultando difícil el poder vencerla. No porque sea fuerte, sino que es muy talentosa para evadirnos…-
-Ataca, se esconde, ataca y se esconde… ¡¡¡Es todo lo que hace!!! ¡¡¡Oye, solo eres una maldita cobarde!!! ¡¡¡Con razón te patearon el culo la otra vez!!!- Le grito a Parvati, que nos observa desde arriba de un camión.
-¿Ah? ¿Por qué me pondría a atacarlas como loca? Se perfectamente que me superan, es por eso que prefiero ser más estratégica. Solo mírate, tienes unos cuantos rasguños que no pudiste evitar-
-Luna, no soporto mas esto, ¡Utilicemos “eso”!-
-Sí, me parece la mejor opción. No hay testigos y es una suerte que las cámaras de este lugar estén destruidas-
-Jeje, ahora va a conocer el verdadero terror, esta maldita zorra escurridiza-
-¡Te escuche, maldita pelirroja!-
-¡Quería que me escuchases!- Le grito para después sacarle la lengua.
-¿Brunilda? ¿Está todo bien? ¡¿Eh?!-
-¿Luna? ¿Qué sucede?-
-Una llamada de Brunilda, dice que están luchando contra otro enmascarado… ¡Ah! ¡Parece que es el de la lanza que mencionaban las noticias!-
-¡¿Había otro?! ¡¿Están bien?!-
-Dice que se encuentra gravemente herida y que en estos momentos, Zero está luchando…-
-Zero…- Tengo que ir ayudarlo… ¡¡¡Tengo que salvarlo!!!
-Jeje…-
-¿Qué es tan gracioso?- Yo pregunto.
-Parece que tu querido novio tuvo la mala suerte de toparse con Bairo. Mejor vete despidiendo de él, no tendrá oportunidad de vencerlo- Dice Parvati con una sonrisa victoriosa.
-¡¡¡Cállate!!! ¡¡¡Mi Zero se ha vuelto mucho más fuerte!!!-
-Quizás si, pero Bairo cuenta con algo especial. El es capaz de…-
Las siguientes palabras que suelta, son suficientes para causarnos a Luna y a mí, un terror indescriptible…
[Zero y Bairo, continúan colisionando sus armas con toda violencia. El joven agente, siente como sus músculos sufren con cada impacto, pues la fuerza que ejerce su oponente, es considerablemente superior. A pesar del dolor, aunque sus brazos se desgarren, él no se rendirá hasta vencer a su enemigo.
De tantas colisiones, ambas armas salen despedidas, alejándose de sus usuarios. Entonces ambos no dudan en continuar la batalla con sus habilidades de combate cuerpo a cuerpo.
Zero golpea, esquiva, bloquea, contraataca con una patada, esquiva, bloquea, contraataca con un puñetazo. Este intercambio continua durante unos cuantos segundos.
Brunilda observa atentamente, a pesar de ya haber visto a su amigo en acción, no deja de sorprenderse al verlo luchar con tanto valor.
El joven mantiene una mirada feroz, no demuestra expresiones de dolor, pues está ignorando toda señal de ello. Lo único que le importa es poder derrotar a su oponente.
Ambos reciben poderosos golpes, pero apenas retroceden un segundo, para el siguiente estar atacando de nuevo. Sus cuerpos poco a poco van manchándose con sangre…
Zero retrocede poco a poco, a medida que esquiva, repele o choca puñetazos y patadas contra su enemigo. No pierde la concentración, evitando todo ataque sorpresa.
“¡Eres tremendo! ¡Muy habilidoso! ¡Todo un gran guerrero! ¡Se nota que tienes experiencia en batallas! ¡Incluso aguantas bien el dolor! ¡Algo me dice que debes estar ardiendo de dolor en tu interior!”. Dice Bairo, sonriendo emocionado como si fuese un niño disfrutando de algún deporte que ama.
“¡Todo se lo debo a mi querida maestra!”. Responde el joven con orgullo.
A medida que continúa los intercambios de golpes, Bairo comienza a notar algo extraño. Sus golpes no conectan con la misma potencia de antes, pero no se debe solamente a que se encuentra más debilitado por el agotamiento. El siente como sus golpes inician con toda potencia, pero al llegar a destino, estos carecen del potencial inicial. También se percata de que su oponente ha comenzado a desviar y evadir la mayoría de sus ataques.
A pesar de haberse percatado de que ha caído en una trampa, nada puede hacer ya, pues todo está listo…
Todo comienza con la sonrisa del joven Zero, que ya no ve necesario esquivar el puñetazo de Bairo, pues este no posee la potencia requerida para dañarle. Entonces avanza, desvía el brazo derecho del lancero con su mano izquierda y conecta exitosamente un puñetazo perfectamente cargado, en el estomago de quien antes portaba una máscara.
Esta es la técnica llamada “Vengeance”, que Luna le enseñó. La cual consiste en ir absorbiendo poco a poco, la fuerza de impacto ejercida del enemigo, a medida que retrocedes poco a poco y evades o desvías cada ataque.
Bairo sale despedido, como si una bala de cañón le hubiese golpeado. Se detiene al impactar directamente contra un muro, desplomándose en el suelo.
Brunilda se encuentra totalmente estupefacta. Ha olvidado por unos momentos, el dolor de todas sus heridas. No puede creer lo que acaba de ver.
El muchacho respira agitado, luego sonríe un poco, feliz de haber logrado de nuevo, el ataque especial que le enseñó su maestra. Ni el mismo puede creer la potencia que logró su golpe.
Continua respirando de forma agitada, mientras siente como el sudor recorre su rostro. Observa sus manos, que no dejan de temblar. Todo su cuerpo arde, tanto por la adrenalina, como por las heridas acumuladas.
Camina hacia su espada y la recoge nuevamente…
“Jeje… es la primera vez… que me envían a volar de esa forma…”
Las palabras de Bairo, provocan un enorme escalofrío en el joven agente. Todo su ser, queda atónito al ver como se levanta aquel guerrero de la lanza. Lo hace lentamente, pues no puede ignorar sus heridas, aun así no parece dispuesto a dar por finalizado el combate.
“Lo admito, en este nivel… he sido superado… ¡Y vaya de que manera!”. Dice Bairo, sonriendo muy a gusto.
Zero comienza a sentir miedo, pues se encuentra bastante agotado y falto de ideas. No cree poder continuar luchando por mucho más tiempo. Sabe perfectamente que su oponente le supera en fuerza y resistencia. De no haber contado con la ayuda de Brunilda, hubiese perdido mucho antes.
“Te lo has ganado… jeje…”. Dice Bairo con una sonrisa un poco perversa, como si escondiera algo.
“¿Qué… cosa…?”. Pregunta el joven Zero, esforzándose para no demostrar el miedo que siente.
“El derecho a conocer algo que posiblemente ignoras. El mundo es más grande de lo que crees, lleno de cosas fantásticas que no sueles ver por la calle. Te demostraré mi verdadera fuerza, algo de lo que el ser humano es capaz de alcanzar, si se propone llegar lejos”. Dice Bairo mientras camina hacia su lanza y la recoge.
De pronto todo el cuerpo del lancero, comienza a brillar con un aura de color azul. Zero abre bien grandes sus ojos, no es capaz de mantener la boca cerrada. Para él, es como si de pronto aquellas fantasías de los animes o videojuegos, se manifestase en la vida real.
Sabe perfectamente lo que ese espectáculo visual significa. Esta más que claro que su oponente, ha incrementado su poder a niveles inimaginables.
Brunilda se encuentra igual de sorprendida, a la vez que un enorme miedo le invade. Aunque sus piernas no estuviesen heridas, tampoco sería capaz de levantarse.
La esperanza se pierde… y el fin se convierte en posibilidad…
Zero vuelve a pensar en Reina, lo que le permite recobrar la compostura y concentrarse en un pensamiento básico.
Si se rinde, si deja de luchar, entonces todo habrá acabado. Pero mientras quede una pequeña chispa de valor, entonces se da lugar a un milagro, aunque las probabilidades sean casi nulas…
Pero no imposible.
Bairo comienza a dar saltitos, como si estuviese calentando para comenzar a sus actividades deportivas. Le pide al joven Zero, que se mantenga atento y en guardia.
Entonces se mueve a una velocidad muy superior a la que ha estado utilizando hasta ahora. Zero apenas logra intentar moverse para poder defenderse, pero es inútil…
El lado sin filo de la lanza de Bairo, arremete contra su rostro por el lado izquierdo, con una potencia equiparable a como si hubiese sido golpeado por un enorme ladrillo.]
==FIN DEL CAPITULO==
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