The Lost Crystallus - 9-02
-¡Papi! ¡Papi! ¡Adivina!-. Dice una pequeña Reina, desbordante de energía y alegría. Ansiosa por contarle a su padre, las novedades de su vida.
-¡Oh! Mi preciosa hijita se ve súper feliz, ¿Algo bueno sucedió?-
-¡Hice un amigo! ¡Mami me llevo a jugar al parque! Jiji- Expresa ella, agitando sus brazos como si fuese un colibrí, al mismo tiempo que mantiene una alegría que parece inagotable.
-¡Grandioso! Hiciste tu primer amigo, te felicito mi cielito- Dice su padre, alzándola bien alto y compartiendo su alegría.
-Jiji-
Tras bajarla con cuidado al suelo, se acerca a su esposa para confirmar ciertos datos -Lynette querida, estamos hablando de un niño, ¿Cierto?-
-Sí, es adorable juju-
-Niño… niño… no niña, ¿Verdad?-
-¿Eh? Es niño… ¿Qué pasa con eso?-Lynette no parece entender lo que su esposo está tratando de confirmar.
Ilhan se sienta en la mesa, apoya los brazos y entrecruza sus manos. Su mirada se vuelve seria, casi sombría -Ha comenzado…-
-¿Qué cosa?-
-El momento en el que notan la belleza y ternura de mi hija…-
-¿Y…?
-Y entonces se la llevaran…-
-Esto… ¿De qué hablas querido…?-
-Ese niño, seguro que quedo encantado con la lindura de mi hija, es cuestión de tiempo de que se enamore… y se la lleve…-
¿Llevarla? ¿A dónde? Es lo que piensa Lynette mientras trata de entender si su marido bromea o realmente está tomando esas palabras con seriedad. Pero lo conoce, sabe cómo es su actitud, por lo que determina que está siendo realmente serio con esto.
-Querido… son niños de 6 años… ¿A dónde van a ir?-
-No dejare que se lleven a mi linda hijita-
-¡¿A dónde se la van a llevar?!-
-Lejos… a una bonita casa en el campo, para estar aislados y felices, formando su propia familia… ¡Alejando a nuestro angelito!-
-Querido… ¿Desde cuándo eres tan…? No, siempre fuiste muy celoso…-
“Aunque en mi juventud, era demasiado tonta como para notarlo al principio”. Admite Lynette mientras rememora el pasado.
-Un padre debe proteger a su hija-
-Si, en eso concuerdo, pero… ¿De qué hay que protegerla? ¿De ese niño?-
-Mejor quitar la semilla ahora, antes de que se vuelva un árbol imposible de remover…-
Lynette no puede seguirle el chiste a su esposo, por lo que decide enfrentarlo desde otra perspectiva.
-Bien… entonces dile a esa linda carita que no puede ver más a su nuevo amigo-. Dice, apuntando con el dedo a la pequeña Reina, quien esta distraída, recordando la diversión que tuvo con su nuevo amigo, por lo que ha estado ignorando la charla de sus padres.
-¿Eh?-
-Adelante, protege a tu hija de ese malvado niño. Dile que no podrá verlo de nuevo-
-¡Pero!-
-Es tu deber como padre, protegerla. Según tu lógica, yo he fallado al exponerla al “peligro”-
-…-
-¿Y bien?-
-Eres cruel con tu esposo…-
-Juju, entiendo que estés preocupado, pero solo son niños jugando-
-Pero crecerá… ¡Y se enamorará de ella! Tienes tus genes, será igual de hermosa que tu-
-Juju, si eso pasa, ¿Cuál es el problema? Debemos alegrarnos si ella encuentra a alguien que la ame y la cuide, ¿No crees?-
-Si…-
-Vamos querido, te estás adelantando demasiado-
-Jiji, ¿De qué hablan papi y mami?-
-¡N-Nada importante! ¿Quieres postre?-
-¡Sí! ¡Quiero, quiero!-
Así fue la noche en familia de la pequeña Reina, luego de haber logrado su primera amistad. Ella sonreía feliz, ignorando que su padre, a pesar de tener un gran corazón, también presentaba un lado bastante celoso, un rasgo que ella heredaría en el futuro.
Al día siguiente, el pequeño Zero se encontraba junto a su madre, aguardando en el parque. El cielo volvía a teñirse de naranja, no había más niños, por lo que todo el escenario estaba reservado para ellos dos.
El pequeño estaba ansioso por ver otra vez a su nueva amiga, pero una parte de su corazón, pensaba en la posibilidad de que esto no ocurriese.
-¿Y si ella no vuelve? ¿Si cambio de idea? ¿Qué pasa si piensa que no soy bueno?-
Pero todas sus dudas desaparecieron en cuanto sus ojos captaron a dos pelirrojas acercándose.
Reina Alcott suelta la mano de su madre y comienza a correr, llevando una gran sonrisa.
El muchachito se alegra y alza la mano para saludarla, pero entonces se percata de que su amiga no detiene su paso.
Reina salta para darle un tremendo abrazo. Zero tuvo que usar toda su fuerza para evitar que cayeran al suelo.
-¡Hola Zero! ¡Quería tanto verte! Jiji-
-Ugh… yo también…- Dice mientras se esfuerza por respirar, pues el amor de la pequeña Reina posee más fuerza de la que cualquiera hubiese esperado.
-¡Te extrañe mucho! ¡Ah! ¡Buenas tardes mami de Zero!- Dice la pequeña sin soltar a su amigo y dedicándole una sonrisa a su madre.
-Juju, buenas tardes Reina-
-*Jadeo* ¡Hi-Hija! ¡Ten más cuidado con tu amiguito, lo vas a lastimar!-
-Jiji, si mami, ¡Nos vamos a jugar!-
Reina toma la mano de su amigo y se lo lleva a toda prisa. De esta manera comienza otra tarde de diversión para ambos.
-Santo cielo, no sabía que mi hija era tan enérgica, por así decirlo…-. Lynette observa sorprendida y algo preocupada, pues es la primera vez que presencia esa actitud en su hija.
-Juju, está comenzando a explorar el mundo. Es normal que ahora comiences a descubrir nuevas facetas de ella-. Explica la madre de Zero, con una sonrisa serena.
-No sé de dónde saco ese espíritu, yo no era así a su edad, tampoco su padre…-
-Juju, no necesariamente deben heredar todo de sus padres-
Reina no se aburrió en ningún momento, se divirtió tanto que el tiempo le pareció fugaz. No quería tener que volver a casa. Pero entonces ambas madres llegaron a un acuerdo, que sus hijos se encontrasen todos los días en la tarde para que pudiesen divertirse, siempre y cuando se comportasen bien.
Tal noticia hizo muy feliz a Reina, festejando y abrazando fuerte a su amigo.
-¡Vamos a poder jugar siempre! ¡Viva! Jiji-
Reina era feliz, pero ignoraba los problemas que pasaba su preciado amigo. No tenía idea del rechazo y desprecio que sufría en la escuela.
Antes de tener su tercer día de diversión, el pequeño Zero recibía palabras crueles por parte de sus compañeros. Entre ellas hubo una frase que impacto fuerte en su ser…
-A ti nadie te va a querer-
Zero no quería que su amiga supiera la verdad sobre cómo era tratado. Tenía miedo de que, si descubría que era objeto de burla, ella lo abandonaría.
Al caer la tarde, el pequeño esperaba por su adorable amiga, intentaba esconder sus miedos, pero sus ojos reflejaban su tristeza y preocupación…
-¿Hasta cuándo durara esto? ¿Reina me va a dejar de querer? No quiero que ella se vaya… ella no…-
Pensamientos inseguros y oscuros le acosaban…
Pero toda oscuridad desaparece en cuanto escucha en la lejanía…
-¡¡¡Zero!!!-
El muchacho alza la mirada y ve a su amiguita correr a toda velocidad hacia él. De nuevo vuelve a abrazarlo fuerte.
-¡Hola de nuevo! ¡Te extrañé! Jiji-
Esa sonrisa, esos ojitos brillosos y ese abrazo tan cálido, sirvieron para que todos sus miedos desaparecieran. De esta manera pudo sonreír naturalmente y disfrutar del tiempo junto a su amiga.
Tras finalizar otra tarde de juegos, Reina suelta unas palabras que no se esperaba…
-Oye Zero… esto… ¿Sabes una cosa?-
-¿Sí?-
La pequeña lo mira con ojitos brillosos y levemente temblorosos, sonriendo mientras respira algo agitada, producto de haberse movido tanto mientras jugaba. Sus mejillas lucen rojas, tanto por el cariño que siente hacia él, como por la ejercitación que tuvo.
-*Rubor* Yo…-
-¿…?-
-*Rubor* ¡Te quiero mucho! Jiji-
Aquellas palabras no solo enternecieron a ambas madres, sino que el corazón del pequeño recibió un impacto de cariño que no esperaba…
Ese mismo día le habían dicho que nadie lo iba a querer, pero ahora una linda personita le ha demostrado que no es así…
-*Rubor* Ah… ah… ¿Enserio…?-
-¡Sí! Mami me dijo que, si eres feliz con alguien, te diviertes mucho y piensas mucho en ese alguien, entonces… ¡Entonces significa que lo quieres! Y… decirlo hace que esa persona este contenta jiji-
-…-
-¡Entonces me di cuenta de que eso siento! ¡Te quiero mucho, Zero! Jiji-
-*Rubor*Ah… ah…-
-Juju ¿Y bien? ¿No vas a decirle algo?-. Su madre enternecida, ayuda a su hijo a que tenga coraje.
-Yo también… ¡Yo también te quiero, Reina!-
-¡Viva! ¡Nos queremos muchos! Jiji-. La pequeña le da un fuerte abrazo, negándose a separarse de él. Su madre tuvo que insistir para que lo hiciera, sorprendiéndose de aquella actitud alocada de su hijita.
Antes de marcharse, Lynette se acerca al pequeño Zero y le dice al oído “Su cumpleaños es el primero de noviembre”
El pequeño abrió grandes sus ojos y un deseo fuerte comentaba a crecer dentro de su corazón.
-Mamá… ¡Quiero darle un regalo a Reina!-
Esa noche, la pequeña Reina disfruta de su cena, sonríe feliz recordando los buenos momentos con su preciado amigo.
-Reinita, se acerca tu día especial, ¿Qué te gustaría recibir como regalo?-. Pregunta su padre.
-Mmm… ¡Quiero videojuegos!-
-¿Videojuegos?-
-¡Sí! Zero me dijo que tiene un aparato para jugar videojuegos-
-Entiendo… entonces tu papi va a encargarse de que se cumpla tu deseo-
-¡Viva! Jiji-
Lynette sonreía feliz y pensaba en que reacción tendrá su hija cuando su amigo le dé un regalo. Sabía que no sería algo demasiado caro y grandioso, pero eso no importaba, pues cualquier cosa que ella reciba de él, se convertirá en un tesoro preciado.
Ella acaricia la cabeza de su hija y le dice…
-Apuesto que tu cumpleaños será un día maravilloso-
-Jiji-
El gran día llego. Reina se levantó ansiosa, comió un delicioso desayuno y luego recibió la sorpresa del regalo de sus padres, una consola de videojuegos.
-¡Gracias mami, papi, los quiero mucho!-
-Mi linda hijita se merece lo mejor-. Su padre sonríe con orgullo y alza el pecho.
-¡Ahora podre jugar lo mismo que Zero! Jij-
-De nuevo ese niño…-
Reina jugó con su consola hasta que llego el gran momento. Se puso un lindo vestido y salió con su mamá hacia el pequeño parque.
Al llegar, nuevamente le dio un fuerte abrazo a Zero, empleando más fuerza cada día.
-Hija… no seas tan intensa o vas a lastimarlo…-
-Si mami jiji-
El pequeño la miro fijo, con sus mejillas rojas, ansioso por decir lo que tanto desea…
Reina no lo sabía, pero Zero se esforzó mucho para aquel día. Su madre le propuso que, si se portaba bien, realizaba tareas de limpieza en el hogar y sacaba buenas notas, lo llevaría a comprar un regalo para su amiga.
-*Rubor* Esto…-
-¿Mm?-
-*Rubor* Estas… muy linda-
-¡Gracias! Jiji-
-…-
-Mami, me dijo que soy linda jiji-
-*Rubor* ¡R-Reina! Esto… ¡F-Feliz cumpleaños!-
El pequeño le muestra una caja decorada con papel brillante de color rojo. Los ojos de Reina se iluminan, pues no esperaba un regalo, con el simple saludo ya era feliz.
Su corazón comenzó a latir fuerte y veloz, era su primer regalo de un amigo, una experiencia absolutamente emocionante para ella.
Al abrir la caja, se encontró con una tela larga de color azul claro.
-*Rubor* Es un listón… para que te ates el cabello…-
-…-
-El cabello atado… te queda muy bonito…-
Reina se quedó sorprendida, por unos segundos no dijo nada. Pero entonces sonrió y…
-¡¡¡Mami!!! ¡¡¡Átame el cabello por favor!!!-
-Está bien, parece que te gusto su regalo juju-
-¡Me encanta! ¡Me encanta!-
-Que adorable, bien quédate quieta-
Reina obedece y espera a que su madre le ate el cabello con su nuevo listón.
-Ya está-
-¡Gracias mami! Mmm… *Rubor* Zero… ¿Me queda bien…?-
-*Rubor* Si… ¡Estas muy linda!-
Al escuchar esas palabras, Reina sonrió con gran felicidad y se abalanzo para darle un fuerte abrazo. No se detuvo allí y procedió a brindarle un gran beso en la mejilla, lo cual provoco que el rostro del pequeño se volviese más rojo que el mismísimo cabello de su amiga.
-¡Hi-Hija! Está bien que estés feliz, pero… esto… ¿Dónde aprendiste eso?-
-Mami le da besitos a papi porque se quieren mucho. Yo quiero mucho a Zero, por eso le di un besito-
-Ah… bueno… esto…-
-Juju, es tan adorable que va a matarnos con tanta azúcar-
-¡P-Por favor no se burle Kat! ¿Qué pasa si comienzan a darse besos?-
-Los niños se dejan influenciar por lo que ven a su alrededor. Solo hay que explicarles que cosas no pueden hacer. Aunque un beso en la mejilla no es algo malo, ¿No crees?-
-S-Supongo que eso está bien, aunque su padre no va a estar feliz si se entera de esto…-
-¿Su padre es celoso?-
-No se imagina cuanto…-
-Juju, pueden suceder muchas cosas divertidas entonces-
-¡*Rubor* No se burle!-
-Jeje, lo siento-
Lynette se encontraba alegre, pero también sorprendida y algo nerviosa, debido a las nuevas actitudes de su pequeña hija.
-Mi hija acaba de dar su primer beso. Claro que fue solo en la mejilla, pero es la primera vez que hace eso. Me ha impresionado su razonamiento, solo espero que no se deje llevar por sus emociones y cometa locuras…-. Son los pensamientos que conquistaban la mente de Lynette.
Tras acabar de jugar, Reina y su madre, regresaron a casa. Al momento de ingresar, la pequeña corrió a buscar a su padre.
-¡Papi! ¡Papi! ¡Mira lo que me regalo Zero! Jiji-. Dice mientras muestra su coleta y sacuda levemente su cabeza.
-¿Una cinta para el cabello? ¡Te queda maravilloso!-
-¡Será mi mayor tesoro! Jiji-
-*Suspiro* superado por el regalo de un niño…-. Ilhan admite su derrota, notando que aquel niño le provoca más felicidad a su preciada hija.
-Querido… ¿Enserio estas compitiendo contra ese pequeño por el amor de tu hija…?-
-Todos tenemos nuestro orgullo…-
-Si estas compitiendo…-
-¡Bien! ¡Me he decidido! Reinita-
-¿Si papi?-
-¿Qué te parece si este sábado invitas a tu amigo?-
Al escuchar eso, los ojos de Reina brillaron como si hubiese una galaxia en sus pupilas. Comenzó a saltar y sonreír por tanta felicidad.
-Querido… ¿Qué estas tramando? No vas a hacer nada raro, ¿Cierto?-
-Claro que, solo pienso que es momento de conocer a quien pretende robar…. ¡Digo, quien hace feliz a mi hijita!-
-Querido… si haces algo raro, ten por seguro… de que te haré sentir el verdadero terror…-. Dice mientras sonríe con dulzura, pero con un aura de oscuridad que solo su esposo puede notar.
-Me voy a portar bien… ten fe en tu marido… al menos un poco…-
El gran día llegó, en cuanto la puerta principal se abrió, Reina salto como una ardilla, directo hacia su amigo. Ambos cayeron al suelo, pero no se lastimaron.
-¡Bienvenido! Jiji-
-¡¡¡Hija, no hagas eso, puedes lastimarlo!!!-
-Perdón mami jeje, ¡Pero estamos bien!-
-Por favor… controla más tu alegría…-
-¡Si mami!-
-Prometemos cuidar bien a su hijo. Estaré atenta a que Reina no sea tan… agresiva con su cariño…- Dice Lynette, tratando de ocultar su vergüenza.
-No te preocupes, confío en que mi hijo estará bien bajo su cuidado-
La madre de Zero se marcha y Reina se lleva a su amigo dentro de la casa para mostrársela, lo toma de la mano con mucho cariño. Sin embargo, el primer obstáculo se presenta para el jovencito.
-Así que tú eres el famoso Zero…-
El padre de Reina se presenta, emitiendo un aura instintiva y paternal, en una búsqueda de lograr aplastar con su presión, la voluntad del pequeño. De dejar en claro quién manda en esa casa y a quien debe derrotar si pretende reclamar a la adorable Reina Alcott.
Pero sorpresivamente, algo inesperado ocurre, pues el pequeño Zero no se acobarda, mantiene su mirada directa hacia su rival. Ha captado perfectamente el mensaje, por lo que no desea perder ante él. Acto seguido, Zero abraza a Reina sin dejar de mirar a su posible futuro suegro, dejándole un claro mensaje “No me alejare de Reina”.
Ilhan se sorprende ante esto y piensa “El maldito mocoso me está desafiando… ¡Y se atreve a abrazar a mi hijita frente a mis ojos! ¡Yo tenía razón! ¡Él quiere quedarse con ella!”
Por otro lado, la pequeña Reina ignora esta batalla orgullosa y solo sonríe feliz ante la muestra de cariño de su amigo.
-Jeje, mami, Zero me está abrazando-
-Siento que aquí sucede algo, mejor me mantengo atenta, pues tengo la responsabilidad de otro niño en esta casa-. Es lo que piensa Lynette al observar las miradas intensas entre su esposo y el amigo de su hija.
————–
[Presente]
[Reina]
-¡Cierto! Ahora que lo pienso, papá y tú, tenían como una rivalidad-
-…-
-No me daba cuenta en ese entonces, pero claramente papá sentía celos jeje-
-…-
-Y tú no te quedabas atrás, lo desafiabas, ¡Incluso hubo una vez que le dijiste que te ibas a casarte conmigo!-
-*Rubor* ¡¿Eh?! ¡N-No es cierto!-
-¡Si es cierto! ¡Trata de recordar!-
-*Rubor* N-No sé, paso hace mucho-
-Te acuerdas, ¿Cierto?-
-…-
-Me abrazaste fuerte y le dijiste, “Voy a casarme con Reina porque yo soy quien más la quiere”-
-*Rubor* ¡Yo no…! Yo… ugh…-
-Jeje, lo recordaste, ¿Cierto?-
-*Rubor* ¿Qué sucedía conmigo? ¡Si era un cobarde!-
-Quizás tu amor por mi te daba coraje juju-
-Realmente disfrutas esto…-
-Jiji, muchísimo, ¡Hay muchos recuerdos gracioso y bonitos de aquella época!-
-Reina… tú eras la que me llevaba a cometer locuras… ¡De hecho lo sigues provocando!-
-*Rubor* Jeje… supongo que soy culpable, ¡Pero me adoras por eso! ¿Cierto?-
-*Suspiro* Mejor sigue contando…-
—
[Pasado]
Tras mostrarle toda la casa, finalmente ambos se quedaron en la habitación de la Reina.
La mayoría de los juguetes de Reina, eran muñecas, pero Zero no tenía problemas con ello, por lo que jugaba de igual manera. Quizás cualquier otro niño se hubiese quejado, pero Zero no, pues solo quería divertirse con su amiga.
También jugaron videojuegos, donde Zero le enseño todo lo que sabía. Y finalmente se quedaron viendo la televisión, disfrutando de galletas y leche que Lynette les había llevado.
Ambos se encontraban concentrados viendo anime, cuando de pronto la puerta se abre e ingresa un adulto alto de cabello negro, atado con una pequeña cola de caballo.
-¡Buenas tardes mi adorable Reinita! ¡Me perdí tu cumpleaños el otro día, pero ya estoy aquí!-
Reina observa sorprendida, luego sonríe, se levanta y grita -¡Tío Roland! ¡Viniste!-. Ella corre a darle un gran abrazo.
-Uf… te mueves muy rápido Roland, olvide decirte que tenemos visita…-. Comenta Lynette, quien acaba de llegar.
Roland observa al amigo de Reina y entonces… -¡Ah! ¡Pero si es el pequeño Zero!-
-Ah, el amigo de mi papá…-
-¿Eh? ¿Conoces a mi tío Roland?- Pregunta Reina con una sonrisa.
-¡¿Lo conoces?!-. Pregunta Lynette con gran asombro.
-Claro, es el hijo de mi querido amigo de la infancia, ya sabes, del que siempre te he hablado- Explica Roland.
-¿Eh? ¡¿Eh?! ¡¿Ósea que sus padres saben sobre…?!-
-Bueno, mi amigo lo sabe hace mucho, no sé si se lo ha contado a su esposa jajajajaja-
-¡Roland! ¡No andes revelando secretos así por la vida!-. Dice Lynette mientras le da golpecitos en el hombro.
-Jeje, mami se comporta chistosa-
-No pasa nada, mi amigo sabe guardar secretos, hace mucho que le conté todo. ¡Pero bueno! ¡Esto es maravilloso! ¡Se cumplió mi deseo! ¡Quería que estos dos pequeños se conocieran! Pero veo que no fue necesario que interviniera, el destino quiso que se encontraran-. Comenta Roland con gran alegría.
-Mi hija está muy feliz desde que lo conoció-
-Muy bien pequeños, procuren llevarse bien siempre y cuidarse el uno al otro-. Les comenta Roland a los dos.
-¡Sí!-. Responden ambos.
-Zero, encontraste una joya valiosa. Puedes perder muchas cosas en la vida, pero no permitas que Reinita sea una de ellas. Es alguien por quien valdrá la pena pelear-
-¡S-Si!-
-¡Así me gusta! Jajajaja-. Roland se mantiene con una actitud alegre que provoca que ambos niños se sientan en un ambiente cómodo.
-Mami, ¿Qué es una joya?-
De pronto se escuchan unos pasos que se acercan.
-¡Oye Roland! ¡Se te escucha desde la calle, mas te vale no estar causando problemas de nuevo!-
Una mujer adulta de largo cabello negro y ojos marrones, se hace presente. Resulta ser compañera de Roland y amiga de Lynette.
—-
[Presente]
[Reina]
-¿Mm? Cierto… a veces había una mujer en compañía del tío Roland…-
-Ahora que lo dices, recuerdo haberla visto otras veces en esa época…- Dice mi compañero, pensativo como yo.
-Pero… ¿Quién era? No la recordaba hasta ahora que estoy rememorando mi niñez…-
-Mmm… Agnes me dijo que Roland se unió a Ancardia por un motivo muy similar al mío…-
-Ósea…-
-Para poder encontrar a la persona que amaba-
-*Rubor* Oh…- ¿E-Eso quiere decir que tu también me amas…? jeje
-Quizás se trate de la mujer que recordamos-
-Jeh, ósea que pudo encontrarla- ¡Qué romántico! jeje
-Pero…-
-¿Mm?-
-No hay información de ella. Recuerdo haber buscado datos sobre la primera generación, incluso leí el perfil público de Roland, pero no mencionaban nada sobre esa mujer…-
-No parece ser como mi caso. Tú te uniste a Ancardia para encontrarme justamente aquí, pero puede que Roland se volviese agente para poder rastrearla en el mundo exterior-
-Otro como yo que se volvió agente por una chica. Bueno… ya no me siento como único idiota-
Sus palabras me hacen enojar un poco, así que estiro mi brazo y pellizco su mejilla…
-¿Acaso insinúas que lo nuestro es una idiotez?-
-Ugh… ¿Acaso no lo fue? Jeje-
-*Rubor* Si pero… lo haces sonar como algo horrendo…-
-Para nada Reinita, habrá sido el mayor acto estúpido de mi vida, pero no me arrepiento, ¡Fue la estupidez más maravillosa que hice! Jeje-
-*Rubor* Tonto…-
-Ugh… sí que me pellizcaste fuerte…-
-Zero…-
-¿Si?-
-Quizás Roland influyo en ti-
-¿Qué quieres decir?-
-Jiji-
Me acerco y le doy un fuerte abrazo.
-*Rubor* Y-Ya Reina… mejor sigue relatando…-
-¡Sí! Jeje, quizás podamos recordar el nombre de esa mujer. Si estaba en mi casa, entonces quizás era amiga de mi mamá-
==FIN DEL CAPITULO==
¡Hola lectores, soy su querida Usagi! Antes de que se marchen, quiero aclarar unas cosillas que se me olvido hacer en el capitulo anterior.
Bueno… quizás es algo obvio pero para proteger mis orejitas, lo aclararé de todos modos.
Como pueden notar, la narrativa en este volumen es algo diferente.
Mientras se cuenta el pasado, tenemos un narrador omnisciente. Ósea, no es Reina la que nos está contando lo que sucede, ya que es imposible que ella supiera que piensa su madre o que pasaba detrás de cámara, por así decirlo.
Ella le está contando a Zero su versión de la historia, pero nosotros tenemos una más amplia para poder ver detalles importantes.
Y bueno… eso era lo que quería aclarar, ¡Pueden regresar a sus vidas! Y yo a la mía, aunque… no tengo mucho que hacer… ¡¿Cuándo voy a aparecer en la historia de forma permanente?! ¡Quiero ser mas canon!
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