The Lost Crystallus - 9-03
Existen recuerdos dormidos en los jóvenes agentes, Reina y Zero. Fragmentos de su niñez que olvidaron, mas no perdidos para siempre.
A medida que la joven relata su historia, la cadena de recuerdos se restaura, de esa manera ambos recuperan aquellos recuerdos dormidos.
En aquella época, se presentó un detalle curioso que tomó por sorpresa a la pequeña Reina Alcott.
Aquella misteriosa mujer que acompañaba a Roland, despertaba un comportamiento curioso y especial en el pequeño Zero.
Al momento en que ella apareció en la habitación, el niño corrió a abrazarla, sonriendo feliz. Por algún motivo, sentía un gran cariño hacia ella.
-¡Oh! Jeje, siempre tan feliz de verme, pequeño Zero-. Comenta la mujer, sonriendo con dulzura.
-Aunque te veas ruda y actúes fría como cama de pingüino, realmente tienes un gran instinto materno jeje-. Comenta el muchacho llamado Roland.
-¿Qué clase de cumplido es ese…?-. Responde su compañera con una mirada de pocos amigos.
Aquella escena tomo por sorpresa a la pequeña Reina. Ver a su amigo, sonreírle a otra persona y ser tan cariñoso, como lo es ella con él, despertó algo en su interior.
Ella se acerco a su amigo, lo tomo de la mano y se lo llevo, alejándolo de aquella mujer. Le dio un fuerte abrazo y luego saco la lengua, apuntando hacia quien representaba una amenaza.
-¡H-Hija! ¡No debes hacer eso!-. Reprocha su madre, sorprendida por la actitud que acaba de demostrar. -Ella es una amiga muy importante, puede que no la recuerdes porque eras una bebe. Se llama…-. Lynette intenta explicarle quien es aquella mujer, sin embargo…
-¡Hmph!- Reina voltea la mirada, infla sus mejillas y se mantiene abrazando a su amigo, quien se sonroja por esto y a la vez se alegra, logrando olvidar momentáneamente a la compañera de Roland.
-¡H-Hija! ¡¿Qué es esa actitud?!-
-¡Hmph!-
La pequeña toma de la mano a su amigo y abandona su propia habitación, para dirigirse a jugar en paz en el patio trasero de su casa. Ilhan observa como ambos niños bajan las escaleras, intenta decir algo pero la mirada de enojo de su propia hija, le provoca miedo y se queda callado.
Lynette se queda en shock ante la inesperada actitud de su hija, volviendo a la realidad al escuchar la risa de su amigo, Roland. -Jajajajaja, ¡Resulto ser igual de celosa que su padre! ¡Esto es fantástico!-
-¡Roland! ¡No te burles! Reina nunca había actuado así…-
-¡Pues es obvio que lo haga ahora! Se ha topado con su primera rival en el amor!-. Comenta Roland, divirtiéndose mucho con la situación.
-¡Oye! ¡Deja de burlarte!-. Protesta su compañera, dándole un coscorrón en la cabeza.
——————————————-
[Presente]
[Reina]
-¡Es cierto! ¡Ella te gustaba! ¡Te quedabas embobado al verla! ¡Traidor!-
Comienzo a pellizcarle fuerte ambas mejillas, no puedo evitarlo, recordar eso me enoja…
-¡Cálmate! ¡Me duele!-
-Ya me acorde, siempre que la veías, saltabas muy feliz a abrazarla…-
-Lo había olvidado…-
-Ella fue tu primer amor… ¿Cierto?-
-¿Eh?-
-¡Confiésalo!-
-Reina…-
-¡Claro! ¡Ella era muy hermosa, y desarrollada! ¡Hmph!-
-Reina…-
-Ya no quiero seguir relatando, me voy a mi casita…-
Zero se acerca para abrazarme y… ¡¡¡Me pellizca las mejillas!!!
-Vuelve a la realidad, pelirroja torpe-
-¡¡¡Hiii!!! ¡Duele!-
-Esa mujer no fue mi primer amor. Admito que sentía mucho cariño hacia ella, pero no había una razón especifica, simplemente era eso, un fuerte cariño-
-…-
-Vamos Reina, sabes bien que en esa época solo me gustabas tu-
-*Rubor* No sé, no me lo dijiste…-
-¡Éramos niños! Aunque… ¿Realmente no lo dije o di a entenderlo?-
-¿Eh?-
-Sigamos recordando el pasado, a ver que más encontramos-
-Mmm… yo te gustaba en aquella época, ¿Cierto?-
-Eras el único ser de mi edad que no me despreciaba y me trataba con mucho amor, ¿Cómo no sentir algo especial por ti?-
-*Rubor* Y… ¿Ahora ya no es así…?- ¡El corazón me late fuerte!
Zero me mira fijo, me sonríe y estira su brazo para volver a pellizcarme, cierro mis ojos, pero en vez de sentir dolor, solo recibo una dulce caricia, al abrir mis ojos, veo como mi preciado compañero me besa en la frente.
-¿De verdad tengo que decirte que nunca dejaste de ser especial para mí?-
-*Rubor* Ah… yo… lo sé bien… solo que… me gusta escucharte decir… cuanto me quieres…-
-Reina, eres a quien más quiero, siempre fue así-
-*Rubor* Jeje, l-lo mismo… ejem… ¡Yo también!-
Ya olvide que estábamos haciendo, solo quiero… quiero… que lo nuestro avance a algo mejor…
-Reina, sigue relatando-
-¿Eh? Ah… cierto…-
-¿Ya te olvidaste?-
-¡C-Claro que no!- Pero estábamos en algo bueno…
-Vamos Reinita, a ver si conseguimos recordar el nombre de esa mujer-
-Está bien pero…-
-¿Mm?-
-*Rubor*C-Creo que recuerdo mejor si nos tomamos de la mano… ¡Cuando éramos niños siempre hacíamos eso!- ¿Pero qué tonterías digo? Pero enserio me gusta que nos tomemos de la mano…
-Jeh, de acuerdo-
———
Los días continuaron avanzando y los pequeños no dejaron de verse cada día. Aunque no era mucho tiempo el que pasaban juntos, se aseguraban de disfrutarlo al máximo. Los fines de semana eran los días donde pasaban más horas juntos. La pequeña no tardó demasiado en conocer la casa de su amigo, algo que la emociono muchísimo.
Había días en donde Roland aparecía para llevarlos de paseo y brindarles mucha diversión. Aunque tambien había veces en donde su compañera también estaba presente, ocasionando que Reina sintiera celos al ver como su preciado amigo, casi que la ignoraba, para sentirse a gusto en compañía de la misteriosa mujer.
La pequeña Reina Alcott, comenzó a manifestar su rechazo hacia ella de manera abierta. Aunque no la atacaba ni la insultaba, si le sacaba la lengua, la miraba feo y a veces le gruñía como si fuese un gatito.
Era un hecho, a Reina Alcott no le gustaba esa mujer, era una amenaza. Por primera vez experimentaba tales sentimientos negativos, descubriendo que en el mundo, encontraría personas que no le agradarían.
Sin embargo, algo sorprendente ocurrió, iniciando el mes de Diciembre. Los pequeños se encontraban en el parque junto a Roland y su compañera. Como era de esperarse, el pequeño Zero estaba encantado con aquella mujer, ignorando a la pobre Reina, quien se encontraba alejada en un rincón, sintiéndose triste y enojada.
Entonces el pequeño se percata de esto. Y como si se liberase de un hechizo, regresa con su preciada amiga, sabiendo que es con ella con quien debe estar y con quien realmente se siente feliz. Un acto que sorprende y conmueve a los adultos que les acompañan.
Los pequeños vuelven a jugar como siempre, la sonrisa de Reina regresa, sintiéndose victoriosa.
Antes de finalizar la tarde y de regresar a casa, la compañera de Roland se lleva a Reina a un rincón para tener una charla.
-Pequeña, sé que no te agrado mucho, pero quiero que me creas cuando te digo que no deseo quitarte a tu amigo-
-…-
-Y no debes preocuparte, al final, el te eligió a ti, ¿Cierto?-
-Pues claro… ¡Porque yo lo quiero mucho! ¡Más que tú!-
-Jeje, tienes un carácter fuerte, más que tu madre-
-…-
-Reinita, permíteme darte un consejo-
-…- Reina la mira de reojo.
-Está perfecto que tú lo quieras mucho. Es hermoso tener a alguien que te aprecie de corazón. Él lo agradece y está feliz por ello, al igual que tu-
-…-
-En el futuro, muy posiblemente aparezcan otras personas que se interesen por él y quieran alejarlo de ti. Dime, ¿Realmente vas a quedarte callada y sin hacer nada?-
-¡¡¡…!!!- Ella voltea a verla directo a los ojos.
-Yo quiero mucho a Roland, pero admito que no hice nada para estar con él. Cometí errores de los que me arrepiento. Y si estamos juntos ahora, es porque ese idiota se esforzó al máximo para que así sea-
-¿…?- Reina inclina la cabeza, pues no comprende muy bien.
-Nos separamos muchos años y cuando nos reencontramos, note que era bastante popular. Fui necia y tardé en darme cuenta de mis sentimientos-
-…-
-Lo que quiero decir, es que tuve suerte de que ese idiota no cayera en el encanto de otras chicas-
-…-
-Si realmente lo quieres mucho, no basta con solo decirlo y que te sientas orgullosa. Demuéstralo con tus acciones, pelea por él. Si otras chicas quieren reclamarlo, no lo permitas. Llorando en un rincón, no lograras nada, ¿Lo entiendes?-
-¡Sí! ¡Zero es mío! ¡No dejare que se lo lleven! ¡Hmph!-
-Ah… ¡Pfff! Jajajaja, ¿Qué es tuyo? Tremendas palabras para una niña-
-¡No se burle!-
-Lo siento jeje, cuando entiendas el peso de decir eso, ¿Seras capaz de decirlo de nuevo?-
-¡Es mío! ¡Yo soy quien más lo quiere!-
-Entonces prométeme que mientras sea así, lucharás para protegerlo y hacerlo feliz-
-¡Sí!-
-Protégelo de la oscuridad…-
-¡Sí! ¡Es una promesa, señorita…!-
———-
[Presente]
[Reina]
-Nadja…-
-¿…?-
-¡Su nombre era Nadja!- ¡Ya recordé!
-Nadja… ¡Sí! ¡Es cierto! ¡Ese era su nombre!-
Había olvidado aquellas palabras… su consejo…
Perdóname Nadja, al final… yo también cometí errores y me quede llorando en un rincón…
Pero mi amor por Zero no ha desaparecido… ¡Voy a luchar por el! ¡Ya lo veras!
-Jeh… ahora entiendo ese significado y puedo volver a decirlo, “tú eres mío” jiji-
-¿Eh? ¿Qué tanto murmuras?-
-¡Nada! Cosas mías jiji-
-De acuerdo, continua-
-Ok, pero antes…-
Con mi dedo, señalo mi mejilla.
-¿Ah? ¿Qué te pasa? ¿Te pico un mosquito?-
-¡¡¡Que me des un beso!!! ¡¡¡Imbécil!!!-
-¡¡¡Hiii!!! ¡Está bien pero deja de apretarme la mano! ¡Mis huesos!-
-¡Hmph! Vaya que eres lento… y arruinaste el chiste romántico…-
-Más bien lo hiciste tu al casi romperme la mano…-
-¡Tonto! ¡Hmph!-
————-
Era el mes favorito de los niños, la época navideña. Para ese momento, las familias de Reina y Zero, ya se habían relacionado bastante, debido a que ambos se veían casi todos los días.
Cuando no era así, se sentían tristes y ansiosos por volver a verse.
Sus padres decidieron compartir la navidad y año nuevo, por lo que los pequeños estaban muy emocionados. Pero antes de llegar a esas fechas especiales, ocurrió un evento, una mini aventura para ambos.
Era un día sábado a las tres de la tarde, el día estaba hermoso, con un cielo azul sin nubes. Hacía bastante calor, pero no demasiado como para transformar la vida de las personas en un infierno.
El pequeño Zero se encontraba en compañía de su madre, quienes salieron a hacer unas compras navideñas. Todo el vecindario y distrito comercial, estaban decorados con la temática requerida, por lo que todo lucia más alegre.
Durante su recorrido, se toparon la Lynette, quien se veía muy asustada y preocupada.
-Lynette, te ves terrible, ¿Qué sucedió?-. Pregunta la madre del pequeño Zero.
Lynette, al borde de las lagrimas, le dice -¡No encuentro a mi hija!-. Lo que provoca que tanto Kat como Zero, se sorprendan y se asusten.
-¿Dónde la viste por última vez?-. Pregunta Kat, recuperando la calma.
-Pasamos por el parque central y al volver a la zona comercial, había mucha gente por una tienda llena de ofertas navideñas. En ese instante, mi hija soltó mi mano y no volví a verla… *Snif* ¡¿Qué hago?!-. Lynette comienza a llorar y abraza a Kat.
-¡Cálmate! Pensemos en lo que podemos hacer ahora para encontrarla-
El pequeño Zero no pudo evitar sentir miedo por su preciada amiga. Se la imagino llorando y asustada, por lo que se dejo llevar por sus sentimientos y comenzó a correr, alejándose de su madre e ignorando sus gritos.
Corrió a gran velocidad, por lo que se perdió de vista de inmediato. Mientras avanzaba, pensaba en lo que podría haber hecho Reina tras separarse.
La conclusión a la que llego, es que ella podría haber regresado a aquel parque central, debido a que es un escenario similar a donde ellos suelen jugar. Zero ya conocía de vista ese lugar.
La pequeña Reina Alcott había hecho exactamente eso, regreso al enorme parque y se sentó bajo un árbol. Lloraba desconsoladamente, sintiéndose aterrada de no poder regresar nunca más a su hogar.
Nadie le prestaba atención, todo mundo la ignoraba…
-Mami… Papi… *Snif* ¿Dónde están…? *Snif* Zero… ayúdame…-
-¡Te encontré!-
-*Snif* ¿Eh?-
La pequeña abre sus ojitos y alza la mirada, entonces comprueba que su deseo se ha cumplido. Su preciado amigo se encuentra frente a ella, agitado por tanto correr y ofreciéndole su mano para que se levante.
-Yo te protegeré, Reina-
Al escuchar esas palabras, salta a abrazarlo y llorar en su pecho.
-¡Buaaaaaaaaaaah! ¡Tenía mucho miedo! ¡Quiero volver con mi mami! ¡Quiero ir casa!-
-Está bien, todo estará bien ahora, estoy aquí para cuidarte-
-*Snif*Gracias Zero… *Snif* Te quiero…-
-*Rubor* N-No es nada…-
-¿Sabes donde esta mi mami?-
-Ah…-
En ese instante, Zero se dio cuenta de que no tiene idea de cómo regresar a donde estaban sus madres. Tampoco conoce muy bien el camino a casa, pues aun es un niño que no ha explorado demasiado la ciudad.
Pero no podía decirle eso, no podía causarle más miedo a su amiga, mas del que ya tiene.
-¿Zero…?-
-¡No te preocupes! ¡De alguna manera lograremos llegar a donde están nuestras mamás! No te separes de mí…-
Reina se aferra fuerte al brazo de su amigo -¡No me alejare! ¡No te soltaré nunca!-
Zero le sonríe y seca sus lágrimas -Eso, eso, tenemos que ser valientes. Estamos juntos, no hay que tener miedo-
Ambos comenzaron a caminar, alejándose del parque y tomando la ruta que creían que los llevaría a su destino. Se aseguraban de no separarse y no confiar en ningún extraño. Pero por más que lo intentaban, no daban con caminos que les resultasen conocidos.
Zero notaba que su amiga sentía cada vez más miedo y tristeza, por lo que trataba de pensar en alguna solución. Entonces recordó que habían unos adultos con los que si podía pedir ayuda.
En una pequeña estación de policia, se encontraban unos jóvenes Iván y Verónica, agentes de Ancardia, quienes ayudarían en el incidente de “Los tres mosqueteros”. Habían sido asignados como policías para custodiar la zona comercial. Se encontraban algo aburridos sin mucho que hacer, cuando de pronto son visitados por dos pequeños niños.
-D-Disculpe…- Dice el pequeño.
-¿Oh? ¿Pero que tenemos aquí? ¿En qué podemos ayudarlos?- Pregunta Iván con una actitud amable para no asustar a los niños.
Verónica observa como la niña se aferra al brazo de su compañero y mantiene la mirada baja. Se ve muy asustada y tímida, sintiéndose protegida por quien tanto abraza. Tal cosa le provoca ternura, pero a la vez preocupación, pues no es muy buena tratando con niños, algo de lo que su compañero suele burlarse.
-S-Señor policía, mi amiga y yo perdimos a nuestras mamás…-
-Entiendo, ¡De acuerdo, nos encargaremos de encontrarlas! Ustedes quédense aquí, estarán a salvo- Dice Iván, acariciando la cabeza del muchacho.
Verónica se acerca y le habla a su compañero en voz baja para que los pequeños no la escuchen.
-Oye Iván, ¿Cómo demonios vamos a encontrar a sus madres? No tenemos idea de quienes son-
-Ay Verónica, por eso te digo que estudies bien los informes. ¿Ves a esa pequeña? Es la hija de los Alcott- Comenta Iván.
-¿Alcott…? Espera… ¡¿Esos Alcott?! ¡¿Lynette e Ilhan?!-
-Esos mismos, ¿Recuerdas que hace un par de años se mudaron al exterior? Viven cerca de aquí. Esa es su hija, la reconozco porque su padre no deja de hablar de ella y presumirla…-
-Creí que eran dos hermanitos perdidos, ¿De quién es el otro niño?- Pregunta Verónica con curiosidad.
-De una familia normal, nada que ver con nosotros. Aunque podría decirse que si están algo ligados a Ancardia. El padre del niño es amigo de la infancia del agente Roland-
-Vaya… interesante pareja de niños tenemos aquí…-
-Bueno Verónica, mientras contacto con Lynette, tu ocúpate de ellos, sírveles unas galletas-
-¿Eh? ¡Espera!-
-Vamos, practica un poco como tratar con niños, no muerden. Bueno algunos puede que si jeje-
Verónica les ofreció un plato lleno de galletas a los pequeños. El niño observaba atento a su alrededor, actuando como un guardián para su amiga, quien estaba muerta de miedo.
La agente no sabía qué hacer o decir, por lo que se quedaba en silencio, llegando al punto de sentirse incomoda. Para escapar de esto, se esforzó en decir algo -¿Ella es tu novia?-. Lo cual provoco que el pequeño Zero se sorprendiera.
-¿Ah? ¿Pero que les estas preguntando? Son niños, les preocupa más la navidad que tener pareja- Comenta Iván desde lejos.
-*Rubor* ¡Estoy haciendo lo mejor que puedo!- Protesta Verónica.
-Señorita… ¿Qué es exactamente una novia?- Pregunta el niño con curiosidad.
Verónica se sorprende y comienza a ponerse nerviosa, mira a su compañero en busca de ayuda, pero este solo se burla y la deja sola.
-Ah… bueno… una novia es… cuando una chica… te quiere muchísimo y pasa tiempo contigo. Ósea… especialmente contigo y hacen más cosas para divertirse…-
Reina alza la mirada y escucha atenta las palabras de Verónica.
-¿Qué cosas hacen para divertirse, señorita…?- Pregunta Reina, con una curiosidad que aniquila su timidez.
-Ah… pues…- Verónica comienza a sudar, no sabe qué respuesta dar.
-Eso Verónica, yo también quiero saber que hacen para divertirse aun mas- Comenta Iván con tono de burla.
-¡Deja de burlarte y llama a su madre!-
-Ya lo hice, llegaran en unos minutos, pues no estaban tan lejos-
-Señorita…- Reina insiste en obtener respuesta.
-*Rubor* Ah… ¡Aun son muy pequeños para ese tipo de cosas! A medida que crezcan irán entendiendo que es un novio y novia. ¡S-Solo concéntrense en divertirse mucho! ¡Jueguen con juguetes o en un parque! ¡Nada más!- Comenta Verónica con desesperación.
-Mmm… no entiendo…- Dice Reina.
Iván se acerca y acaricia la cabeza de la niña.
-¿Eres feliz con tu amigo?-
-¡Sí!-
-Entonces es lo único que debe importarte. Disfruten su juventud, jueguen mucho hasta agotarse y tener sueño. Luego irán aprendiendo más cosas, pero todo a su tiempo. Y lo más importante, sean obedientes para que sus padres estén orgullosos-
-¡Si señor!- Dicen ambos niños al mismo tiempo.
-Y tu pequeño, haces un buen trabajo cuidándola, protégela siempre, ¿Si?-
-¡Sí!-
Iván observa de reojo a su compañera con una sonrisa victoriosa.
-¡Entiendo! ¡Así se trata con niños! Te lo dije, no sirvo para eso…- Comenta Verónica con mala cara e inflando sus mejillas.
Unos minutos después, las madres de ambos niños aparecen.
-¡¡¡Mami!!!-
-¡¡¡Reinita!!!-
Ambas se dan un fuerte abrazo.
-¡¡¡Buaaaaaaaah!!! ¡Tenía mucho miedo!-
-Está bien hija, estás conmigo de nuevo, todo está bien ahora-
El pequeño Zero sonríe al ver que Reina está de nuevo con su madre.
-Bastante atrevido de tu parte, el salir corriendo sin mi permiso…-
-¡¡¡Hiii!!!-
Zero había olvidado que rompió una de las reglas principales, jamás alejarse de su madre y andar solo por la calle, especialmente lejos de casa.
Sabía que había desobedecido y merecía un castigo, pero esta vez ya no le aterraba, porque había salvado a su amiga.
-Bueno, esta vez no te castigaré, ya que lo hiciste por tu amiga. Y gracias a ti, ella está a salvo, fue inteligente que fueses con la policía. Estoy sorprendida y orgullosa por la actitud valiente que tomaste. Bien hecho hijo-
-*Rubor* Mamá…-
De pronto el pequeño siente algo cálido, se trata de Reina que vuelve a abrazarlo, aun luce triste. Lynette le agradece por haber cuidado de ella, brindándole una dulce sonrisa, tan angelical como la de su hija.
De camino a casa, Reina no se despego de su amigo. Al momento de separarse, esta se negó a hacerlo. No decía nada, simplemente no lo soltaba y se mantenía con una tristeza silenciosa.
Lynette insistió en que debían separarse para que cada uno volviese a su casa, pero Reina no mostraba señales de obedecer. Entonces comprendió que aquella experiencia en verdad le afecto mucho, por lo que no se le ocurrió otra solución más que… -Kat, ¿Está bien si tu hijo pasa la noche con nosotros? Reina está muy delicada por lo que le pasó…-
De esta manera, ambos continuaron juntos el resto del día. Aunque Ilhan no le alegraba mucho la idea de que durmiesen juntos, comprendió la situación al escuchar lo sucedido. La pequeña Reina apenas comió algo, manteniéndose callada.
Al llegar la noche, ambos se acostaron en la cama. Reina se aferro a su amigo, pues no había otra cosa que calmase su corazón.
Los padres de la pequeña observan, luego apagan las luces y se marchan.
-Nuestra hija, en verdad se encariño mucho con él- Comenta Lynette con una leve sonrisa. – Es una lástima que no te agrade…-
-*Suspiro* No es que no me agrade, solo que… no esperaba que apareciera tan temprano, alguien que captase toda la atención de mi hija…-
-¿Oh? Juju, entonces aceptas ser celosito, aunque siempre lo supe. No había manera de que odiases a alguien que hace feliz a nuestra hija- Comenta Lynette con una sonrisa picara.
-Tú me conoces bien, ¡Pero no se lo digas a Roland! Se va a poner pesado, más de lo que ya se pone…-
-Juju, ¿Entonces estarás bien sabiendo que nuestra hija duerme junto a alguien?-
-*Suspiro* Es la recompensa del héroe…-
Mientras tanto los pequeños aun se mantenían despiertos, a pesar de estar todo oscuro.
-Reina, no estés triste, ya estas a salvo-
-Tuve mucho miedo…-
-Lo sé…-
-Creí que… no volvería a ver a mamá y papá…-
-…-
-Y tampoco a ti…-
-…-
-Eso… me asusto mucho…-
-Reina… yo… siempre estaré contigo-
-¿Enserio?-
-No importa a donde vayas o que tan lejos te pierdas, yo te encontraré y te protegeré-
-*Rubor* ¿Me lo prometes?-
-Si-
Zero toma coraje y decide hacer algo que Reina suele hacer. Se acerca a ella y le da un besito en la mejilla. Esto provoca que la sonrisa de la pequeña regrese. De esta manera, ambos logran visitar el reino de los sueños en paz.
——————
[Presente]
[Reina]
-Jeje, es cierto, aquella vez fuiste mi héroe-
-*Rubor* Había… olvidado ese evento…-
Yo también lo había olvidado, pero ahora que estoy relatando, volví a despertar ese hermoso recuerdo. Claro que en su momento en verdad lo pase mal, pero ahora puedo recordarlo como algo hermoso, porque Zero estuvo ahí para mí. El me rescato, fue mi caballero jiji.
-*Rubor* Dijiste que sin importar lo lejos que me perdiera, tú me encontrarías. Y al final, cumpliste tu promesa jeje-
-*Rubor* S-Su-Supongo que si… aunque cuando te lo dije, no planeaba tener que ir a buscarte hasta Francia…-
-Pero lo hiciste jiji-
-*Suspiro* La próxima vez… no te vayas tan lejos-
-No planeo irme a ningún lado. Estoy a donde quiero estar jiji-
-*Rubor* S-Sigue contando…-
-¡Sí! Jeje-
¡Es tan lindo cuando se avergüenza!
Despertar los recuerdos de nuestra niñez, hace que me enamore mas y mas. Honestamente… me está costando el resistirme a lanzarme encima de él y atacarlo a besos.
Quizás debería hacer eso al terminar mi historia…
Aunque… por ahora todos son momentos felices, pero… sé muy bien que luego será… bastante triste y doloroso…
==FIN DEL CAPITULO==
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