Tres Espadas - 01
Capítulo 1: Un día como cualquier otro
En una sala que abunda la oscuridad entra una mujer, de largo cabello con un color rojo sangre.
—Hace tiempo que no nos vemos Yermos… y supongo que será para pedirme un favor. —La mujer habla de forma burlona y tranquila.
—Oye, no te quejes, todavía me debes un favor y creo que llegó el momento de usarlo.
En un arbolado fuera de la ciudad se encuentra un orfanato, con una gran cantidad de niños con cuernos en los laterales de sus cabezas jugando alrededor del campo. Luego del sonido de una pequeña campana todos los niños comienzan a sentarse alrededor del comedor, pero 2 asientos quedan vacíos por lo cual faltan niños. Una de las monjas va a buscar a los niños que faltan con algo de enojo, de un árbol saltan dos niños rápidamente, llenos de barro y arena, gritando, intentando imitar a un animal furioso. La asustada monja cae al suelo, lo que generó en los niños una fuerte carcajada.
—No puedo creer que cayera en la broma, hermana Andrea. —Los dos niños se ríen a carcajadas. Atrás llega una de las niñas del orfanato llamada Nene.
—Ustedes son unos tontos, mas tú, Desmont.
La hermana Andrea con mucho enojo se levanta y persigue a los 2 niños, al atraparlos nota que están todos sucios y malolientes, lo cual los manda a los dos a tomar una ducha, antes de que puedan ir a comer. La noche llega y el sonido de las hojas de los árboles abunda en todo el orfanato.
—¡Pzz! ¡pzz! Nene, oye, nene —dijo Desmont, intentando hacer el menor ruido posible.
—¿Qué quieres Desmont? —dice Nene con una voz somnolienta—, ya es muy tarde, vete a dormir.
—Vamos de nuevo, ya las hermanas se fueron a dormir.
—No, ya dije que no volveré ahí, el día que nos pillen nos dejaran en el sótano por el resto de la eternidad.
Un considerable número de niños suben una montaña cerca del orfanato y un gran suspiro sale de una de las niñas presentes.
—No se por que siempre termino siguiéndoles a ustedes. —Se lamenta Nene.
—Porque da igual que digas siempre que no, sabemos que quieres venir, ¿no es cierto Nor? —Desmont pregunta.
—Nene se cree una adulta, pero solo tiene ocho años.
—¡OYE! tú tienes nueve —Nene exclamó.
—Soy mayor que tú —dice Nor, mientras lo dice saca su lengua.
Al llegar a la cima, presencian las hermosas vistas que proporciona la pequeña montaña, la luz de la luna ilumina parcialmente los alrededores y crea un paisaje único para los ojos de estos jóvenes, que por el poco contacto que han tenido fuera del orfanato, es lo más cercano que tienen a la sensación de libertad. Después de un tiempo de charla y juegos, uno de los niños pregunta.
—¿Qué quieren ser cuando sean grandes?
Los niños empiezan a decir sus deseos de ser en un futuro, y llegando a los últimos niños en contar…
—Quiero ser una monja —dice Nene con mucho entusiasmo.
—¡Queeee! ¿En serio? ¿Una monja, Nene? —dice Nor mientras se ríe fuertemente, Nene se sonroja de la vergüenza y responde.
—¡¿A ver y tú qué quieres ser?!
—Jejeje, Yo quiero ser un rey y tener todo el dinero del mundo, así podre comprar toda la comida que quiera y viajar por todos lados.
Todo los niños habían contado sus deseos solo faltaba uno. Los niños giran su mirada hacia el niño que está mirando como un tonto una mosca volando encima de el.
—¿Desmont, que quieres ser de grande? —Uno de los niños pregunta.
—Eso es fácil, quiero ser un héroe —responde al momento el joven, todos los niños quedan sorprendidos y en silencio.
—¿Por qué un héroe? —Nene preguntó.
—Quiero ser alguien bueno… que salve a todos del peligro, luche contra el mal y claro… siempre haga lo correcto.
Un nuevo día asoma el horizonte, iluminando toda la descuidada casa que es el hogar de estos niños. Las hermanas empiezan a levantar a cada niño de su cama, la hermana Andrea se acerca a donde está durmiendo Desmont y procede a tocar su cara suavemente.
—Hermana Andrea, déjeme unos minutos más —murmura el niño.
—Nop, ya dormiste mucho, debes tener muchas energías —dice la hermana Andrea a la vez estira los pies y brazos del niño, sin saber que el junto a otros chicos estuvieron buena parte de la noche fuera. El día pasa como cualquier otro, después del almuerzo, Nene, Nor y Desmont platican y juegan a las cartas en la sombra de un árbol, hasta que Desmont de la nada propone ir de nuevo a la cima de la montaña, lo cual sorprende a sus dos compañeros.
—¡Qué! ¿estás loco? No podemos ir, nos castigarán. —Se expresa nene bastante preocupada.
—Por primera vez Nene tiene razón—Dice Nor, lo cual hace que Nene lo mire con un poco de enojo—. Vamos en la noche porque las Monjas están dormidas y no nos vigilan.
—Si todos vamos a la vez es obvio que nos pillaran, pero si vamos uno por uno los otros dos cubrirán —Desmont replica—. Yo voy primero y luego van ustedes.
Desmont se levanta rápidamente y camina hacia el sendero que lleva hacia la cima.
—No creo que… —Nene toma a Desmont por la parte baja de su camisa, mirándolo con mucha preocupación— sea buena idea Desmont.
El pequeño niño ignorando las palabras de su compañera procedió a escabullirse a la montaña y al ir subiendo se va dando cuenta de lo hermoso que es el bosque al ver perfectamente su vegetación, observa a gran detalle los alrededores gracias la iluminación del sol, además alcanza a ver cosas que en la noche no podría, como una gigantesca ciudad casi rozando el horizonte.
—¿Te diviertes niño? —se escucha detrás de Desmont.
Desmont gira su mirada con rapidez, ve a un hombre con máscara y cuernos que sostiene en su mano derecha una espada corta con pequeñas, pero notables manchas de sangre. El hombre nota al instante que el niño tiene solamente un cuerno del lado izquierdo de su cabeza.
—¡Ohhh!, eso quiere decir que eras tú. —El extraño hombre habla como si estuviera mal de la cabeza —. Bueno, da igual, terminemos con esto que estoy muy cansado.
Desmont retrocede con temor del hombre, y sin darse cuenta cae por una parte de la montaña, al caer se hace algunas heridas que no le impiden empezar a correr, pero si le proporcionan un gran dolor. El pequeño niño puede escuchar como su perseguidor está a punto de atraparlo, un dolor puntiagudo pasa por una de sus piernas y cae al suelo, baja su mirada poco a poco y ve como una de sus piernas fue atravesada por la espada del hombre. Un fuerte grito en forma de llanto sale del indefenso niño.
—Lo siento mocoso… pero tu fuiste el que intentó escapar, yo iba a hacer esto sin que sufrieras tanto. —habla el hombre, que se aproxima golpeando la parte sin filo de su espada contra su cuello.
¿Qué le pasa? Yo no he hecho nada, soy bueno, ¿por qué? Soy alguien bueno, no quiero morir. Nene tenía razón.
El hombre se va acercando a paso lento, mientras el niño se arrastra con las pocas fuerzas que le quedan para intentar desesperadamente salvar su vida. Ya sin esperanzas el niño va cerrando los ojos para no ver cómo el hombre le quita la vida, con las últimas fuerza el niño susurra.
—No quiero morir… por favor alguien sálveme… por favor.
El hombre aprieta el puñal de la espada, alza su brazo para tomar impulso y deja caer la espada sobre el pecho del joven. Un sonido metálico emerge, el niño paulatinamente abre sus ojos.
—¡Ufff!, casi no llego… ¿estás bien niño?
El joven ve la espalda de una mujer con una gran cabellera.
¿Qué?, ¿quién es ella?
La espada de la misteriosa mujer impidió el impacto del hombre.
—¿Y tú quién mierda eres? —El hombre de la máscara exclama a la vez que analiza la apariencia de la mujer.
¿Quién es esta tipa? salió de la nada, espera… cabello rojo, espada en forma de cruz, no puede ser, ¡no puede ser!, no pued…
—Así que eres tú… ¿por qué haces esto? —preguntó el hombre mientras suelta su espada y baja su cabeza.
—Eso no te incumbe —habló la mujer de cabello rojo.
—Bueno, eso ya no importa.
En un abrir y cerrar de ojos, la mujer de cabello sangre separa al hombre a la mitad.
—Oye niño, no te mueras —dice la mujer la vez que lo sacude como sus manos. La misteriosa dama saca un pequeño y extraño artefacto, lo deja en el suelo y pone su mano encima del malherido niño, de la nada un pequeño círculo con símbolos extraños es proyectado de la mano de la mujer, consiguiente sus pequeñas heridas empiezan a curarse y el gran agujero de su pierna deja de sangrar.
—¿Quién eres? —dijo Desmont.
—Soy Zelica.
—¿Por qué me salvaste? ¿Eres un héroe? —dice Desmont entre que la mujer venda su herida, la extraña mujer deja salir una pequeña carcajada.
—No niño, solo le debía un favor a tu padre… mas nada.
Desde que recuerdo estoy en el orfanato, aún así cada cierto tiempo mi papá me visita, aunque ya a pasado mucho tiempo desde la ultima vez. Se preguntarán, si tengo un papá, ¿por que estoy en un orfanato? Es fácil, mi papá es un demonio. El dice que donde está no me aceptarían ya que soy un mestizo y por eso me dejó en el orfanato.
—Bueno niño, nos largamos. —Zelica se pone de pie.
—¿A dónde?
—A un lugar seguro, acá está claro que te matarán.
—Pero…¿y mis amigos? Por lo menos tengo que despedirme de ellos… —Desmont se ve muy preocupado.
—Es mejor irnos ahora, otro día podrás visitarlos —Zelica toma la mano de niño con fuerza.
—No me tomará nada de tiempo despedirme —dice Desmont mientras intenta liberar su mano—. ellos se pondrán tristes si no saben que me pasó
—¿No me escuchaste niño?, dije que no, vámonos ahora.
—¡Suéltame!, solo tomará unos segundos. —El niño hala con fuerza—. ¡te dije que me sueltes!
Desmont forcejea, hasta que logra liberarse y correr hacia el orfanato, bajando la montaña el dolor de su pierna no es de ignorar, además que cojea, su herida comienza a abrirse de nuevo dejando a su paso un camino de sangre. Acercándose cada vez más, su cara se va iluminado de un tono amarillento, hasta que finalmente puede presenciar el origen de esa extraña luz que proviene del orfanato, queda paralizado, no puede creer lo que sus ojos presencian.
—Te lo dije niño, era mejor irnos. —Se expresa Zelica caminado detrás de el con indiferencia.
Su hogar, el sitio donde fue criado y donde reside su familia, está en llamas. Puede llegar a ver los cadáveres a carne vida de algunos de sus seres queridos, piel carbonizada acompañada con un olor insoportable, además muchos de ellos aún llegan a chorrear sangre. Su mirada pasa paulatinamente por cada uno de ellos, hermana Andrea, Nene, Nor y algunos de sus otros compañeros, en ese preciso momento cruza por su mente la ocasión en la que estaban en la montaña y todos los demás niños contaban lo que quería ser de grandes. Un terrible silencio abunda en el lugar y solo se puede escuchar el sonido de las brasas del fuego y el llanto de un niño.
Comments for chapter "01"
QUE TE PARECIÓ?
Ante el llamado del niño de auxilio….Ufff finalmente salvado por la mujer de la espada misteriosa!!
Tiene buena pinta tu obra, involucra muchas emociones 🙂
Desmont me agrada desde el comienzo por su inocencia y su ilusión de ser un héroe.
Lamentable y doloroso final por todo lo que recuerda y cruza por su mente .