Tres Espadas - 03
Capítulo 3: Viejas costumbres
—¿Por qué me pediste salvarlo?, pensé que no te importaba nada en la vida ¿Es por que es hijo de ella? —Preguntó la mujer de cabello rojo.
—Si, tienes razón, me da igual todo, pero… ese pequeño es mi hijo, no voy a dejarlo morir con tanta facilidad.
—Entonces… ¿Qué hacemos con él? —Zelica pregunta con desánimo.
—Inscríbelo a la escuela, y de ahí en adelante que haga lo que él quiera… ya hice suficiente en salvarlo. —Habla el hombre de largos cuernos, al mismo tiempo que toma un sorbo de cerveza.
Llegó el invierno, los niños ya no pueden salir a jugar por las bajas temperaturas y se mantienen todos dentro de las instalaciones de la iglesia. Sol y Desmont se encuentran en una de las ventanas observando la nieve, además Desmont se ve muy impresionado de que cosas blancas están cayendo del cielo.
—¿Nunca habías visto la nieve? —pregunto Sol.
—¿Nieve?.
—Si, es cuando llueve hielo. —Sol explica
—¡Guau! no sabía que podía llover hielo. —dice Desmont muy entusiasmado y alegre.
La noche se acerca, las monjas de la iglesia mandan a todo los niños a sus respectivas habitaciones. Todos los niños caminan hacia sus cuartos y las luces de cada uno se apagan.
Al llegar a mi cuarto, poner el seguro e ir a mi cama a dormir, escucho que alguien toca a mi puerta, así que me levanto de mi cama y voy a abrirla.
—Hola Sol.
—Otras vez tú, Desmont. —Con desilusión y un poco de enojo habla Sol.
—¿Puedo dormir acá?. —Desmont se sonroja y mira al suelo.
—No. —Cierro la puerta en su cara y camino hacia mi cama, pero a mitad me detengo, vuelvo, y abro la puerta—. Esta será la ultima vez ¿ok?
Ya en cama noto que él estaba temblando, intento ignorarlo, pero no deja de temblar al punto de fastidiarme, así que extiendo mi ala y lo cubro con ella, poco a poco va tomando calor de nuevo y deja de moverse, pero empieza a acercarse a mí, hasta tener su cabeza apoyada en mi pecho luego noto que levanta su brazo y me rodea con él. Nunca me gustó que me tocaran, pero esto no me desagrada, incluso hice lo mismo que él. A la mañana siguiente entra a la iglesia la extraña mujer de cabello rojo.
—Espérame aquí Sol, voy a hablar con Zelica. —Desmont corre hacia la mujer de cabello rojo.
Apenas Desmont da la vuelta lo sigo sin que se de cuenta y me escondo en una esquina para escuchar lo que dicen.
—¡Zelica!. —exclama Desmont muy contento de ver a la mujer.
—Hola niño, vengo a informarte de algo —Por parte de ella solo hay indiferencia—, Yermos me pidió que te llevara a la escuela así que ya te inscribí.
—¡¿Papa?! —exclama confundido.
—Las clases empiezan en una semana, es una academia interna, eso quiere decir que vivirás ahí, así que en una semana vendré y espero que tengas todo listo para irnos. —Zelica le da un pequeño golpe en la cabeza a Desmont.
—S-si. —se frotó donde le dio el golpe.
—Perfecto. —Zelica mira al techo—. «Al fin me libraré de este chico, debí cobrarle el favor doble al pendejo de Yermos».
—Al parecer no le agrada mucho. —dice Sol, todavía espiando desde la esquina.
Llega la noche una vez más y al estar ya casi dormida nuevamente escucho como tocan a mi puerta, me levanto con pocas ganas, quito el seguro tambaleando mi cabeza del sueño y abro la puerta.
—Oye… pues…
—Otras vez quieres dormir acá —Sol se soba sus ojos del sueño—. ¿Verdad?
Una sonrisa tímida sale del niño.
—Entra rápido. —dice Sol acompañado de un bostezo.
Los dos niños ya están arropados en la cama.
—Oye… ¿quién es esa señora? —Sol deja de darle la espalda a Desmont, se da la vuelta y lo mira fijamente.
—Pues…creo que es amiga de mi papá, ella cuida de mi.
—¿Qué piensas de ella?. —pregunto Sol con curiosidad.
—Mnnn es un poco amargada —Desmont muestra una pequeña sonrisa —, pero es una buena persona, además tiene el cabello muy bonito, como el tuyo.
—¿Piensa que mi cabello es bonito?. —Sol se sorprende.
—Si —Desmont sonríe aun mas y asiente con la cabeza—, muy bonito.
—¿Enserio?… —Sol se ruboriza pero casi de inmediato su cara pasa de estar sonrojada y halagada a una cara de sorpresa y confusión—. ¡Espera! ¿Cómo que mi cabello se parece al de ella?, son totalmente diferentes.
—¿Que?… yo los veo muy parecidos. —Desmont se ve muy confundido.
—Sabes… mejor déjalo así, ya duérmete. —Sol se da la vuelta y le da la espalda al niño.
Desde ese día todas la noches, una tras otra, Desmont tocaba mi puerta para que durmiera con él. Debo admitir que al principio no me agradaba del todo dormir con él, pero mientras pasaban los días mi sueños eran más agradables y profundos, al punto de que en ocasiones él despertaba primero que yo. El día que dijo la señora esa se está acercando, Desmont pronto se va y es probable que no vuelva nunca más. A un par de días de que Desmont se vaya, uno de los niños celebra su cumpleaños en la iglesia, hacen una pequeña fiesta, y cuando hablo de pequeña, es muy pequeña, no debería ni considerarse una fiesta, tan solo reparten uno que otro dulce y bebidas de agua endulzada en vasos de colores, rosado y azul. Cuando me dan mi bebida me siento al lado de Desmont y veo como lleva en su mano uno de los vasos color rosa.
—¿Por qué llevas ese vaso? Ese es el de las niñas. —Sol señala el vaso que sostiene Desmont.
—¿Que?… pero si todos los vasos nos iguales.
—¡¿Como que son iguales?! —exclama Sol—, Mira el de los demás niños.
—Son iguales al mío, no le veo diferencia. —Desmont gira su cabeza hacia los lados rápidamente, viendo los vasos de los demás niños
—¡Queee!. —Sol se levanta de sus silla y mira al niño.
Sol se toma todo su refresco tan rápido que se atraganta un poco y tosiendo va a la mesa, toma uno de los vasos azules que ya están vacíos, a continuación coloca los dos vasos en frente del pequeño Desmont.
—Mira estos dos vasos, ¿que diferencia ves?. —dice Sol, a lo que Desmont mira por unos segundos detenidamente los dos vasos, girando su cabeza de un lado a otro.
—Sol… veo los dos vasos… exactamente iguales, no veo ninguna diferencia.
—¡De qué hablas! ¡pero si son de diferente color!, ¿sabes qué es el color? —Pregunta Sol.
—¡Claro que sí!, bueno —Desmont se ve muy seguro aunque un segundo después se nota algo confundido —… no exactamente, es como la «apariencia de algo» ¿No?
En ese momento me di cuenta que Desmont no podía ver los colores.
—Es eso ¿verdad?. —Desmont pregunta.
—¡Claro que no! —exclama Sol.
—Entonces… ¿qué es el color?.
—Bueno… el color es… como la… bueno no… es más bien—Sol empieza a peinar su cabello con su manos al vez que mira a los lados—… ¡Ahhh! es difícil explicarle a alguien «¿Que es el color?» si no puede verlos.
El tiempo sigue pasando, el día en el que Desmont se va, está cada vez más cerca. Un dia antes del dicho dia, subí a mi cuarto a dormir, cerré la puerta, sin embargo antes de poner el seguro me acordé que ese niño en poco tiempo vendrá a pedirme si puede dormir acá, así que no lo pongo y caminando a mi cama, me acuesto, le doy la espalda a la puerta y cierro mis ojos. Tiempo después me despierta el sonido de la puerta abriéndose, además escuchó unos pasos acercándose.
—Que raro que demoraste tanto, Desmont. —Sol se da la vuelta.
—Hola señorita Sol.
—¡¿Padre Juan?! ¿Qué hace aquí? —exclama Sol muy sorprendida.
—Vine a ver como estabas «?$%&/#&$¿&%».
El padre Juan tomó asiento en mi cama.
—Desde que usted reside en mi iglesia no hemos podido tener una conversación más… íntima «¡Por fin! ?$%&/#&$¿&%» —El padre muestra una pequeña sonrisa.
—¿Intima? —Pregunta Sol.
—Si, quiero saber mas de ti, ¿Cómo te va? ¿Cómo te sientes desde que llegaste aquí? «$%&/#&$¿&% Quiero todo de ti ?$%&/#&$¿&%».
—Ohh pues… me siento muy agradecida por lo que usted ha hecho por mi y quisiera agradecerle de alguna forma algún día. —Sol sonríe levemente mientras intentan no hacer contacto visual con el hombre.
—¿Enserio?… si es así ¿podrías hacer algo por mi?. «Espero que se deje ?$%&/#&$¿&%» —El padre sonríe aún más.
—S-si, puedo hacer lo que usted me pida. —La niña empieza a incomodarse un poco.
Puedo leer los pensamientos del padre Juan, pero… la mayoría de cosas que dice en su mente no la entiendo, dice cosas cómo lamer y tocar algo… no entiendo, es extraño.
El padre Juan se acerca despacio hacia la niña.
—¿Podrías… dejarme… tocarte?. —El hombre comienza a sudar.
—¿Tocarme? no entiendo.
—Si… tu piel se ve muy suave, y tu cabello negro es muy hermoso —dice el padre mientras la mira de pies a cabeza.
—No lo entiendo… pero si es la forma en la que usted quiere que le pague… supongo que esta bien.
El padre juan, se acerca aún más hacia la niña y toca suavemente su cabello.
—El negro de tu cabello es fascinante, Sol.
Con su mano acerca el cabello de la niña a su nariz para olerlo, durante ese tiempo Sol se queda estática en su totalidad, mirando al suelo, la mano del padre pasa de forma discreta de su cabello hacia sus mejillas, Sol cierra sus ojos y empieza a temblar, luego las manos del hombre pasan por los labios de la asustada niña, después por su mentón, cuello… y por último se aproxima con lentitud a su pecho.
—¡Que! ¡¿Qué está haciendo?! —exclamó Sol con miedo.
El hombre prosigue aun después de las quejas de la niña y susurra muy cerca de su oído.
—Calma, no pasa nada.
¿Qué le pasa? ¡No quiero esto! ¿Qué gana con esto?, ¡me esta quitando la ropa!, ¿dónde está tocando?, ¡me está tocando ahí!.
—Padre Juan, por favor aléjese… ¡le dije que se alejara! —Sol intenta tomar distancia, pero el padre se acerca aún más, hasta quedar arrinconada contra el espaldar de su cama.
—Niña, ya deja de moverte.
Lágrimas brotan y antes de que la indefensa niña pueda gritar el padre con una de sus manos tapa fuertemente su boca y con la otra baja sus propios pantalones. El hombre se coloca encima de la niña.
¡Papá por favor ayúdame! ¡Tengo miedo! ¡tengo mucho miedo! ¿Qué es esto?, ¿qué hace?… duele, duele, ¡duele!, ¡DUELE!… duele…duele mucho.
Sol empuja con sus piernas al padre y el hombre cae al suelo, consecuente corre y golpea con fuerza la puerta del cuarto para abrirla y salir. Recorre angustiada y con velocidad los pasillos de la iglesia hasta llegar a la habitación de Desmont y se estrella fuertemente contra la puerta de él.
—¡DESMONT! Abre la puerta, rápido ¡AYUDAME! —Sol golpea agobiada la puerta e intenta desesperadamente girar la perilla, mientras el padre se acerca cojeando por detrás de la niña
—. ¡Ábreme, Desmont! ¡ABREMEEE!
Justo antes de que sus manos pudieran atrapar a la niña, hielo emerge de la nada, inmoviliza al padre y al fondo del pasillo se puede ver a Zelica sosteniendo su espada.
Hace un par de horas.
—¡Zelica! ¿Qué haces aquí?, se supone que vendrías mañana —dijo Desmont.
—Hubo un pequeño problema… —Habla Zelica con disgusto—, para que puedas ingresar a la academia debes hacerte unos exámenes médicos, son obligatorios, así que te voy a acompañar a hacértelos.
Ya en la sala médica a uno minutos de la iglesia, examinaron a Desmont con una variedad de artefactos, además le hicieron hacer algunas pruebas físicas.
—Ok señora Zelica, los exámenes de su hijo ya están lis…
—Él no es mi hijo —Zelica se expresa con indiferencia.
—Ok… pues… Los exámenes del niño Desmont están listos, tome —La enfermera extiende sus manos para darle unos documentos que son los resultados del análisis a Desmont.
Veamos… es solo un poco más fuerte que un niño humano de su edad, no es compatible con ningún tipo de magia lo cual no es una sorpresa, y sus niveles de mana son… bajos… ¿bajos?, espera, no son bajos… son muy bajos, al punto de estar por debajo de un humano promedio, que extraño.
—¿Qué pasa, Zelica? —Desmont tira del vestido de la mujer para llamar su atención.
—No, no es nada, ya regresemos a la iglesia para que puedas recoger todo, nos vamos hoy.
Ya estando en la puerta de la iglesia Desmont pregunta.
—Y… ¿como esta papa?.
—Pues… igual que siempre, tomando, comiendo, acostándose con un montón de mujeres, lo de siempre —Zelica sonríe un poco—. Cuando llegué a su celda, estaba llena de mierda por todos lados, huele a muerto ahí, pareciera que nunca…
—¿Qué pasa? — Desmont ve que Zelica gira su mirada con rapidez.
—¿Escuchas eso? son como… gritos.
—Yo no escucho nada —El niño gira su cabeza de un lado a otro.
Zelica y Desmont entran a la iglesia y llegan al pasillo donde están las habitaciones de los niños, en ese comento ven como Sol está golpeando con desesperación la puerta del cuarto de Desmont y el padre Juan aproximándose hacia ella. Zelica muy rápido toma su espada y de inmediato hielo emerge de ella, inmovilizando al padre. Zelica se acerca al padre.
—¡Pero qué tenemos aquí! —Zelica muestra una gran sonrisa y empieza a hablar de forma burlona—, un padre persiguiendo a una niña pequeña, ¡jamás me lo imagine!
Zelica mira hacia la asustada niña y nota como de sus muslos escurre sangre, después de darse cuenta de lo que pasó, pasa de una gran sonrisa a fruncir el ceño con disgusto, hace un chasquido con su boca y de inmediato ataca con su espada al padre, pero dos monjas de la iglesia cruzando sus lanzas detienen en seco el ataque.
—No tan rápido señorita Zelica —Habla una de las monjas—, no podemos permitir que haga eso.
Demont corre hacia Sol con preocupación.
—¿Sol estás… bien?
—S-si, estoy bien.
Zelica mira con gran desprecio al padre y a las dos monjas, esconde su espada y les da la espalda.
—Desmont… nos vamos, trae a esa niña contigo.
Comments for chapter "03"
QUE TE PARECIÓ?
Me quedé atónita cuando leí este capitulo. (ಥ⌣ಥ)
Yo igual hubiera atacado con mi espada a ese Sujeto mañoso, pero esas monjas en mala hora aparecieron interrumpiendo la acción a Zelica.