Tres Espadas - 05
Capítulo 5: El primer día
—¡Nos vemos Sol!
Desmont sale de su casa para ir a su primer día de clases, Sol a lo lejos lo despide moviendo su mano de lado a lado, el niño responde haciendo el mismo gesto.
No puedo creer que en mi primer día ya vaya a llegar tarde, las clases empiezan muy temprano, ahora el problema será encontrar la academia.
Desmont corre hacia la dirección que le dieron del lugar, en unos segundos se encuentra con una gigante edificación, es tal así que la academia ocupa una cuarta parte de toda la ciudad. El niño de un cuerno muy impresionado ingresa y observa los alrededores, ve una gran cantidad de niños entrando, algunos soldados repartidos por el lugar y un muy buen ambiente, todo bien cuidado y limpio.
Bien el problema de «Buscar la academia» se convirtió en «Buscar mi salón de clases»… A1-3 es el salón de clases, ¿ahora cómo encuentro eso?, ¡toco usar la clásica!
Desmont procede a preguntas a los demás chicos de su alrededor la ubicación de su clase, cada vez que se mueve cierta distancia le pide ayuda a un estudiante o a un profesor, hasta que por fin…
—Salon A1-3… ¡Es este! —Desmont abre la puerta lentamente, pensado no molestar a nadie.
Al abrirla y observar el lugar, se da cuenta que ya están todos ordenados y tomando la clase, el salón entero, incluyendo a la profesora lo queda mirando.
—Ehhhh… buenos días chavales -dice Desmont con un acento algo extraño.
—Jovencito ¿con que llegando tarde a su primer día? —Habla la profesora y el niño sonríe con timidez—. Estaba bromeando, no te preocupes, justo acabamos de empezar, siéntate donde desees.
Desmont camina hacia una de las sillas vacías del fondo, los niños del salón se lo quedan viendo hasta que se sienta, al parecer el que ese niño sólo tenga un cuerno es llamativo para los demás de la clase. La profesora habla y todos vuelven a mirar al frente.
—Bien… retomando, la mayoría me conocerán de cursos anteriores, pero para los nuevos mi nombre es Claudia Sucre, soy la profesora encargada de este grupo, A1-3, es un gusto conocerlos. Veo caras nuevas, porque no se presentan… Alcen la mano todos los que ingresan a la academia por primera vez.
Unos cinco niños levantan la mano, incluyendo a Desmont. La profesora Claudia se sorprende de ver la cantidad de niños nuevos, luego señala a uno de los niños para que sea el primero en presentarse, ¿adivinen quien fue al que señaló?, efectivamente, se equivocan, señaló a un niño del fondo, justo en la esquina opuesta de donde se encuentra Desmont. Al ser señalado el niño se levanta.
—Me llamo Doblas. -dice el niño con seriedad y luego se sienta.
—Eh… un gusto señorito Doblas —habló la profesora mostrando un gesto alegre incomodo—. Bien, por que no sigues tu Señorito.
La mujer señala a Desmont, para que sea el siguiente en presentarse, el niño se pone de pie con rapidez demostrando así lo nervioso que está, a pesar de eso Desmont muestra seguridad.
—M-mi nombre es Desmont, tengo 8 años, y…y… me gusta el jugo de mango. —La profesora vuelve a mostrar el mismo gesto.
—Eh… un gusto señorito Desmont… ¿Con quien vives?
—Con mi espo —Desmont finge toser—… Con un familiar.
—Eh… ¿Y a qué familia perteneces?
El niño deja ver una cara de desconcierto.
—¿A qué familia pertenezco? —dice el niño.
La profesora ignora la pregunta que hizo y procede a entrevistar a los demás nuevos del salón. Después de que todos los niños se presentaran la profesora da su primera clase, una clase común y corriente que se daría en cualquier instituto común y corriente, luego una 3 horas de clases, suena una alarma lo cual significa que llegó la hora en la que todo el instituto tiene un breve receso, en la que los niños puedes descansar y también almorzar. Desmont lo escucha y nota como los demás niños salen del salón, él también sale, confundido eso sí, y sigue a los demás. Desmont camina un poco junto a sus compañeros de clase, llega a un gran coliseo, que es la cafetería, el niño ve como todos hacen una fila y los que están de primero están tomando alimentos de una mesa, él también empieza a hacer la cola, algo de tiempo después llega al final. Comida y bebidas a montones, jamás el niño había podido presenciar tales cantidades de alimentos.
—¿Oye va a tomar algo? —Una niña detrás de Desmont lo tomó por el hombro, el niño se da la vuelta y se da cuenta que ella pertenece a su clase— Digo, hay muchos haciendo la fila, debes darte prisa.
—Lo siento, es que soy nuevo, y no sé cual es la comida que me toca. —Desmont mira a la niña detrás de él.
—No entiendo, puedes tomar lo que quieras —La niña habla con tranquilidad.
—¡¿Como?! No entiendo ¿puedo agarrar lo que yo quiera? —dice Desmont con mucho entusiasmo—. Pero… ¿y qué cantidad debo tomar?
—Puedes tomar todo lo quieras. —La niña habla un poco apenada.
—¡¿Como?! No entiendo ¿puedo agarrar cuanto quiera? —dice Desmont con aún más entusiasmo.
Luego de que Desmont tomará solo dulces del puesto de alimentos empieza a buscar un lugar donde sentarse, buscando un poco encuentra una mesa vacía. Un chico se aproxima a Desmont y señala una de las sillas del comedor.
—Hola ¿Está libre?
—Pues sí, siéntate. —Desmont responde
Los dos niños comen con tranquilidad, el niño extraño almuerza algo bastante balanceado mientras que Desmont… no mucho.
—¿Te llamas Desmont, verdad? —preguntó el desconocido niño.
—¿Eh? ¿Cómo sabes mi nombre?
—Lo dijiste en clase.
—¡Ohhhh! Estás en mi clase, pero no recuerdo haberte visto.
—Mi nombre es Ginse, un gusto —dice Ginse, a la vez que extiende su mano.
—Bueno… ya sabes mi nombre. —Desmont le da la mano al niño.
El timbre suena y todos los alumnos toman camino hacia sus respectivos salones, Desmont se sienta en su pupitre, ve como el niño con el que compartió mesa se sienta atrás suyo.
—Te ves emocionado Desmont. —dice Ginse.
—¡Pues claro! no puedo esperar a que empiece la clase de magia o combate.
—¿Cómo? ¿Clase de magia y combate? —dice Ginse sin tener muy claro a lo que se refiere Desmont—. Desmont aquí no damos eso.
—¿Eh? ¿Y… qué clases damos entonces?
—Mnn… Matemáticas, sociales, español ¡oh! y con suerte daremos algo de dibujo.
—¿Enserio? —La cara sin vida de Desmont lo dice todo.
Desmont deja escapar un gran suspiro, el niño está caminando de vuelta a su casa.
Pensé que sería una escuela como la de los libros que nos leía la hermana Andrea, ¿como era que se llamaba el libro? ¿Barry Voltter? Supongo que para ser un héroe todavía falta mucho.
En el camino Desmont se encuentra con la niña que le habló en la fila del comedor, se le acerca y habla un poco con ella, al parecer el camino hacia sus hogares es el mismo. Al llegar a la casa de la niña se despiden y Desmont procede a literalmente entrar a la casa de al lado.
—¡Ya llegué! —dice Desmont al entrar por la puerta.
—¡Oh! Al fin llegar, demoraste bastante —dice Sol que esta acostada en el suelo.
—Pues si, nos dejan ir bastante tarde… —Sol desde el suelo toma a Desmont por su pantalón.
—Desmont… y si cocinas… esas cosas que hiciste ayer.
Desmont la ve, su estado de ánimo cambia de un parpadeo y sube a su habitación a cambiarse velozmente su uniforme. En la cocina el niño de un cuerno se pone un delantal y empieza a preparar la comida. Sol está sentada en el comedor meciéndose en su silla dejando ver bastante claro que está emocionada, si no fuera porque es una niña pequeña, diría que con los gesto que está haciendo parece una niña pequeña.
—¡Está listo! —dice el niño mientras lleva dos platos al comedor.
Desmont deja uno de los platos en frente de Sol, su dulce cara de alegría es para dar diabetes. Sol come con entusiasmo la comida que Desmont preparó para ella.
—Desmont… ¿cómo aprendiste a cocinar? —Habla Sol con la boca llena.
—Donde vivía antes, había una abuela que me enseño a hacer algunas recetas sencillas, como esta, eso que comes no es más que harina de trigo, huevo y sal —Habla Desmont, también con la boca llena—. Pero no te preocupes, ¡aprenderé a cocinar otras cosas igual de ricas!
La niña de hace un rato, sale de su hogar y camina hacia la casa de al lado, la casa de Desmont. La joven de gafas y cabello corto se acerca a la puerta y la golpea un por de veces.
—¡Buenas! ¿Hay alguien en casa?
La niña sigue tocando a la puerta, hasta que escucha golpes fuerte del segundo piso, lo que inquieta un poco a la niña. La joven se da cuenta que la puerta está abierta y lentamente comienza a entrar. Todo está oscuro, una atmósfera extraña y aterradora inunda el lugar, la niña traga saliva y da algunos pasos con sigilo por el lugar.
—E-e-es-este… ¿hola? —dice la niña aterrada por los ruidos que vienen de arriba.
La niña sube por las escaleras y se acerca temblando a la puerta de donde vienen los ruidos, camina lento hacia ella, toma la perilla, la gira y abre con cuidado. La niña de gafas grita despavorida, en frente de ella se encuentra un fantasma quien no es más que Sol cubierta por sabanas.
—¡Oh! mira Desmont, entró un ladrón a la casa —dice Sol bastante tranquila.
—¡No soy un ladrón! —La ahora enfadada niña habló.
La niña observa como el cuarto esta desordenado, las camas están desarmadas y al fondo del lugar hay una fortaleza hecha de colchones, sábanas y almohadas.
—¿Pero qué haces aquí tú…? —habla Desmont.
—María, mi nombre es María.
Desmont le extiende sus manos para levantarla.
—Pues… ya que estas aquí por que no juegas con nosotros.
Mientras la niña habla e intenta poner excusas para irse, Desmont se coloca la sábana encima, Sol toma una almohada como arma y comienzan a seguir a la niña. Mientras la persiguen la niña corre y grita, pero es obvio que también se está divirtiendo.
En una celda se encuentran dos personas.
—Oye mujer, por qué no llevas al niño a que lo conozca, pienso que él tiene derecho ¿no es cierto? Y ya que vas a estar por esos lares, no te cuesta nada— Habla un demonio de largos cuernos mostrando una sonrisa.
—No me lo tienes que decir Yermos, ya tenía pensado que mi bebe conozca a su hermano.
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