Tres Espadas - 06
Capítulo 6: Desventajas de ser un héroe
—Deberíamos solo evacuar a los ciudadanos, los estudiantes estarán a salvo dentro de las instalaciones. —Habla un hombre de traje, sentado en una mesa redonda, acompañado de otras personas con su misma vestimenta.
—Pienso los mismo, también la capacidad de los refugios no da para tanta gente.
—De acuerdo, si nadie se opone a la decisión, se hará el proceso en unos meses, esperaremos la información que nos proporcionen los infiltrados y se acordará el día de la operación.
Sol despierta en la mañana, se acomoda entre las sábanas para intentar dormir más tiempo pero el sonido de su estómago impide que vuelva a conciliar el sueño. La niña toma asiento en su cama, luego con pereza camina tambaleante hacia la ventana, abre las cortinas y los rayos del sol entran por la ventana, segando un poco a la medio dormida niña. Sol mira hacia la cama de Desmont y ve como el niño sigue dormido, lo que le recuerda que a esta hora ya debería estar en la academia. La niña de largo cabello negro sube a la cama del niño y lo mueve de una lado a otro para intentar despertarlo.
—¡Desmont! ¡Oye! —dice Sol y luego se sienta encima del niño—. ¡Te quedaste dormido!
—Sol. —Desmont se pone boca arriba mientras Sol sigue montada sobre él y la mira—…. Es sábado, hoy no hay clases.
—Oh —El estómago de Sol ruge.
Los dos niños bajan las escaleras algo apresurados, entran al baño y cepillan sus dientes a la vez. Desmont toma camino hacia la cocina, se pone su delantal y empieza a hacer su preparación, Sol espera acostada en el suelo leyendo un libro de cuentos cortos.
—¡Desmont! ¿Por qué demoras tanto? —Pregunto Sol ya aburrida de esperar.
—Falta poco. —Desmont mientras espera a que se cocinen los alimentos saca la basura.
Algo de tiempo después Desmont sirve la comida en dos platos, Sol salta y se sienta en el comedor con entusiasmo. Desmont pone el plato frente a la emocionada niña, pero su cara cambia rápidamente de expresión, el plato que el niño dejó en la mesa contiene una masa de color gris con tropezones rojos, además tiene una apariencia y textura comparable a la mierda, la cara de asco de la pequeña ángel de alas negras es comprensible.
—D-Desmont… ¿qué es esto? —dice Sol con una sonrisa, conteniendo su cara de asco.
—Es puré.
—¡Desmont esto no es puré! —responde Sol algo disgustada—. Es más como… popo.
—Vamos… pruébalo, se que te va a gustar —habla Desmont tomando una cucharada del «puré» y lo lleva a la boca.
Sol no está muy segura de si probar la comida de aspecto extraño, pero luego de que su estómago hiciera como leo recién levantado y notar que el aroma del plato no es desagradable, procede a tomar un poco de la comida con la cuchara y meterlo en su boca. Jamás había visto a alguien cambiar su expresión facial con tanta rapidez, fue como si en un parpadeo una cara de total angustia y repulsión pasa a una de felicidad absoluta.
—¡Qué es esto, está muy… rico! —dice Sol con la boca llena.
—Recuerda los bananos verdes que traje ayer, y me preguntaste para qué eran… bueno, es para esto, es banano verde cocido con tomate, cebolla y mantequilla. —dice Desmont también con la boca llena.
Luego de comer y quedar satisfechos por el desayuno, Desmont lava los platos y utensilios que uso para cocinar. Sol se levanta de sus silla y se aproxima al pasillo.
—Desmont, quiero ducharme, ¿quieres entrar primero o entras después?
—Mnn, luego, cuando termine de lavar todo entraré.
—Bueno, entonces iré de primera —dijo Sol y entró al baño.
Minutos después, Sol ya sumergida en la tina, relajada y estando casi por quedar dormida, escucha como alguien entra al baño, lo cual la inquieta un poco. Desmont abre la puerta corrediza de la duchar y salta desnudo a la tina, dejando segada a la niña por la oleada de agua.
—¡¿Qué estás haciendo Desmont?! —dice la avergonzada niña.
—¿Eh? dije que entraría después de lavar la loza.
—¡Pensé que hablabas de entrar después de que yo salier…! —Desmont con sus manos arroja agua a la niña.
Mientras Desmont empuja el líquido de la bañera hacia Sol, la niña solo intenta cubrir su desnudes, pero luego de algunos segundos Sol comienza a devolver los «ataques de agua» de Desmont. En un inicio Sol sentía incomodidad por la situación, no obstante con el tiempo, el juego la distrajo a tal punto de olvidar su pena y disfrutar de la compañía del niño.
Algunas semanas desde la llegada de Desmont a la ciudad habían pasado, Desmont empezaba a acostumbrarse a «la vida del estudiante», hizo nuevos amigos en su salón y fuera de este, al parecer socializar y llevase con los demás no es un problema para el niño que le falta un cuerno, aunque no todo es perfecto. Desmont se encuentra almorzando en el comedor de la academia, acompañado de Ginse y María. Unos tres chicos se acercan a donde los niños están almorzando, parecen ser de un curso mayor, uno de ellos golpea la mesa y se inclina hacia María.
—Hola mi esclavita, ayer la presentación que hicieron tus padres estuvo muy bonita —habla el niño burlándose de María.
Desmont no entiende que pasa, por esa razón se desliza un poco hacia Ginse y le susurra al oído.
—¿Quién es ese?
—Es un chico de la familia de Poubelle son bastante poderosos, escuche que la familia de María vendió sus servicios, ahora es como si trabajaran para ellos, todo lo que hagan o logren será a nombre de esa familia, es casi como renunciar a tu apellido —explicó Ginse.
Mientras Ginse le explicaba todo a Desmont, el niño de apellido Poubelle, insultaba y denigraba a la pequeña María, incluso tocaba su comida. La niña con una diminuta sonrisa solo intentaba comer, ignorando todas la palabra del malcriado niño, hasta que…
—¿Oye, me estás escuchando?
El niño toma la comida de María y la empuja hacia ella, dejando caer todo el alimento y la bebida en la falda de su uniforme. Si bien la niña intentaba ignorarlo, ese último gesto no lo puedo soportar, aunque no decía nada y su cara seguía mostrando una pequeña sonrisa, no pudo aguantar las lágrimas que descendían en sus mejillas. Desmont contempla esto, por lo se levanta con tranquilidad y se para en frente del joven agresor mirándolo a los ojos.
—¿Y tú quién eres? —habla intimidante el pequeño bully a la vez que su cara está a centímetros de la de Desmont—. Estas buscando que también…
Un fuerte golpe con la frente recibe el matón de parte de Desmont, haciéndolo caer al suelo, algunos en la cafetería quedan expectante al suceso. El joven postrado en el terreno toca con sus dedos justo entre su nariz y labio superior, colocando su mano enfrente de él, impactado ve cómo sus dedos están manchados de sangre. Sintiendo miedo no pudo evitar llorar, su 2 compañeros ven esto y su primera acción fue caminar amenazantes hacia Desmont, lo cual Ginse responde levantándose del comedor, los dos niños voltean a verlo, reconocen a Ginse e inmediatamente retroceden con temor. El niño de la nariz ensangrentada llorando se levanta del suelo y deja el lugar con sus dos acompañantes. Ginse toma por el hombro a María.
—¿Esta todo bien, Marí…? —María enfurecida quita la mano de Ginse de su hombro, se levanta de golpe y le da un fuerte impacto a la mesa con su puño, el ruido de tal acción se puede escuchar en todo el lugar.
Ya por el encuentro de hace un rato, muchos de los que se encuentran en la cafetería quedaron observando la situación, por lo que el gran golpe de la niña terminó de llamar la atención de los que faltaban. La niña con furor camina hacia Desmont, eleva su mano y la mueve hacia la cara del niño, Desmont esquiva la cachetada sin problemas inclinándose hacia atrás.
—¿Pero qué te pasa Ma…?
—¡¿Qué te pasa a ti?! —exclamo María, aun con lagrimas en sus ojos pero ahora muy enfurecida—. ¡¿No sabes lo que hiciste?!, ¡ahora nunca me dejará en paz! !¿Por que tenias que meterte en lo que no te importa?¡
Desmont no hace más que agachar su cabeza y mirar arrepentido al suelo. La niña toma conciencia y escapa fuera de la cafetería. Ese día las clases pasaron como de costumbre, en una de las últimas horas de clase llamaron a Desmont y los demás involucrados a coordinación, los padres del pequeño matón también estuvieron presentes, que no disimulaban las miradas de desprecio hacia Desmont por la agresión que le fue dada a su heredero. A todo les dieron una amonestación, al único que no se le dio un castigo fue a Ginse por alguna razón. Desmont vuelve a su casa solo, generalmente iría acompañado de María pero esta vez… Al llegar a casa Sol lo recibe como de costumbre, acostada en el suelo y pidiendo algo de comer, al parecer ese gesto a Desmont lo pone de buen humor. Toma camino hacia la cocina, abre la despensa y ve como faltan ingredientes para lo que quiere cocinar.
—Sol iré a la tienda, falta harina de trigo, huevos y algunas otras cosas para el desayuno de mañana.
—¿Te acompaño? —dice Sol que está acostada en la mesa por el hambre.
—Mejor no, iré a la tienda de acá cerca, no tardaré nada.
Veo como Desmont sale de la casa, espero no tarde, tengo mucha hambre. Pasa algo de tiempo y me empiezo a desesperar, miro el reloj, noto que ha pasado una hora más o menos, la verdad sigo sin saber leer bien la hora. Acostada en el suelo esperando, me levanto con un poco de enojo, ¡ese niño que le pasa! ¿Se quedó dormido a mitad de camino o que?, ya al quedarme sin paciencia, abro la puerta y salgo. No salgo mucho de casa, pero he ido un par de veces a la tienda que dijo que iba Desmont, camino pensado en cómo castigar a Desmont por dejarme esperando tanto tiempo, tal vez lo haga hacerme el doble de comida o solo lo golpeare un poco. Estando ya casi en el pequeño mercado veo a lo lejos como en la acera de la tienda, unos tres hombres patean algo en el suelo. Estaba apunto de darme la vuelta, pero al estar lo suficientemente cerca, algo dentro de mi se agitó, podía sentir cada latido de mi corazón, y mi cuerpo quedó inmóvil por unos segundos. Veo como tres adultos golpean con fuerza a Desmont, tirado en el suelo sin moverse ni un poco.
La niña sin pensarlo corrió hacia él.
—¡¿Que le están haciendo?! —Gritó la niña, empezó a empujarlos uno por uno, intentando alejarlos de Desmont—. ¡Aléjense, déjenlo en paz!
La niña se tira en el suelo a socorrer al malherido niño, ve como esta todo ensangrentado, tiene moretones por todas parte y su cara está casi irreconocible por las lesiones.
—!Desmont, levante¡ ¡Vámonos ahora! —exclama la niña aterrada, intenta levantarlo, pero es como tomar un cadáver, no se mueve ni reacciona a las acciones de Sol—. ¡Rápido! ¡Ayuda por favor, alguien que lo ayude!
Miro hacia todo lados, buscando a alguien, quien sea, que pueda ayudarlo, giro mi mirada hacia la tienda, el hombre del mostrador y la personas que están haciendo el aseo miran hacia acá, espectando todo, pero haciendo «la vista gorda», no tengo ni tiempo para enojarme, pensando en como esta Desmont.
—Oye niña, será mejor que te largues de aquí… —habla uno de los hombre que los están rodeando, el mismo hombre nota como en la espalda de la niña hay una pequeña ala negra—¡Pero qué tenemos aquí! Miren chicos es una pequeñita desterrada.
El hombre junto a los demás se ríen a carcajada, mientras Sol intenta cargar a Desmont.
—Mira niña, deja esa basura donde está, si te vas hasta te… —El hombre intenta ponerle la mano en el hombro a la niña, pero ella responde arañandole en su brazo, haciéndolo sangrar— ¡Pero que! ¡Niñita de mierda, ahora veras!
El hombre toma a Sol por su ropa, dejando caer el cuerpo de Desmont en el pavimento. El hombre la tira contra el suelo y la golpea sin piedad, la niña intenta levantarse un par de veces, pero los continuos ataques le terminan dejando tirada en el suelo. Desmont desde el piso casi inconsciente, sin poder abrir bien sus ojos, ve como los otros dos hombre se unen a la golpiza de la niña. Escucha distorsionado los gritos de Sol, mientras su vista se nubla de un color negro que con el tiempo lo termina por vencer.
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