Tres Espadas - 15
Capítulo 15: Estoy en desventaja
Muy temprano llegaron unos hombres a casa, pidieron el paso muy amablemente, yo al ver que tenían el uniforme de la academia los deje pasar sin ningún problema, tomaron asiento en el comedor apenas di la señal.
—¿Y… que necesitan? —pregunta Desmont un poco incómodo.
—Agradezco su interés, pero en esta ocasión venimos a hablar con otra persona. —El hombre mira a Sol que se esconde asomada a un lado de las escaleras que van al segundo piso de la casa, Sol al escuchar la palabras del hombre y ver que su mirada está puesta en ella, baja las escaleras y se muestra ante los hombre—Así que es usted, ¿como esta señorita?
—¿Me buscan a mi? —preguntó la niña con desconfianza. La atmósfera es tensa, se siente un ambiente de peligro evidente, los hombres pareciendo tener algo entre manos no apartan la mirada de los jóvenes, los niños estaban a punto de huir del lugar hasta que unos de los hombres muestra una maleta de la que saca unos papeles y los pone en frente de la niña.
—Queremos darte una beca en la academia de batalla —habla el hombre bastante amistoso. Los papeles que le dio a la niña al parecer son documentos para el ingreso, los dos niños se ven bastante confundidos por la propuesta del grupo de adultos.
—¿La academia de batalla? ¿Por qué harían eso? —preguntó la pequeña de ala negra.
—Los demonios tenemos un trato algo especial con los ángeles caídos —explica el último hombre sin hablar—, tendemos a acogerlos cuando son desterrados o simplemente no quieren vivir en la torre de babel junto a su gente.
—¡¿Espera, desde cuando sabían de Sol?! —exclama Desmont.
—Desde que puso un pie en la ciudad —responde el hombre.
—Que raro, Zelica dijo que era mejor que no supieran de qué vivía con Sol por ser un ángel caído. —dice el niño que mira al suelo pensativo.
—La verdad no se de que hablas, de hecho la señorita Zelica fue quien nos informó de su existencia. —El hombre responde, en ese momento Desmont recuerda que Zelica tiende a bromear demasiado, habrá dicho eso para asustarlo un poco—. Mañana tendrá una prueba de combate uno contra uno, se te asignará un contrincante promedio, así que por favor llena con tu información el documento en tus manos.
No se si fue por la emoción, pero después de que los hombres dejaran la casa el día pasó volando, casi fue como parpadear y estar en el coliseo de la academia de batalla, le pedí a Ginse que nos acompañara ya que él conoce mucho mejor las instalaciones.
Sol fue llamada a prepararse para el combate, un ayudante la guía hasta un estante de armas.
—Puedes escoger la que tu quieras. —dice el ayudante. Sol observa la gran cantidad y variedad de armas que hay, aunque después de un vistazo…
—No necesito —hablar Sol a lo que el ayudante responde con un gesto de pregunta—. Que no necesito una, prefiero pelear con mis propias manos.
Esa persona queda sorprendida por la decisión de la pequeña, aun después de varias advertencias por parte del ayudante, la niña se mantiene firme con su decisión. Después una corta charla, donde le explican las reglas del combate la pequeña ángel caído se sube a la plataforma donde se llevará a cabo el combate. Desmont y Ginse observan desde la gradas apoyados en las barras que separan el lugar de la batalla con los asientos, como un joven de unos catorce o quince años sube a la plataforma del lado opuesto de Sol.
—¿Irá sin armas?… ¡Espera! —Ginse se asombra de ver que Sol tendrán la batalla sin usar armar, pero hay algo que llamó aún más su atención—. ¿Por qué peleará contra él?
—¿Qué pasa, yo veo que es un chico normal? —responde Desmont
—La peleas entre estudiantes se hacen con contrincantes de la misma edad, se que Sol aún no es oficialmente una, pero pensé que sería las mismas normas, no creo que sea justo que Sol con solo nueve años tenga una pelea contra un niño que se ve que ronda los quince. —Desmont mira a Ginse con una expresión de confusión— ¿Que pasa?
—¿De qué hablas? —dice Desmont, que señala con su mano a la pequeña angel—… si Sol tiene catorce años.
—!¿QUEEEE?¡ —exclama Ginse— ¡Pero si parece de nuestra edad!
—De todos modos, aunque su oponente fuera mayor no habría ningún problema, Sol y yo siempre tenemos duelos de práctica y se que ella es muy fuerte. —Desmont habla orgulloso de su amiga.
Los dos contrincantes se encuentran preparados en las esquinas del cuadrilátero, el juez levantan su mano y la baja con rapidez, así dando paso al encuentro, el joven armado con una espada se prepara para iniciar un ataque pero es sorprendido por la gran movilidad de la pequeña, posicionándose en un santiamén frente al joven, rompiendo su defensa, aun así el esquiva su primer ataque sin problemas, aun estando impactado por la velocidad de Sol, el chico usa su arma para bloquear algunos de los incesantes ataques de Sol, desesperado realiza un ataque que Sol, esquiva sin esfuerzo, dejándolo vulnerable y recibiendo un fuerte ataque con puño cerrado de la pequeña, que deja tirado al joven unos cuantos metros del golpe. Ginse e incluso Desmont quedan impresionados de la superioridad que tiene Sol con respecto a su oponente.
—¿Enserio… batallas contra ella? —Impresionado y con algo de sarcasmo pregunta Ginse.
—Si… —Desmont responde algo apenado, mirando opuesto a Ginse—, pero ahora que lo pienso, creo que se contiene un poco cuando pelea contra mi, solo un poco.
El joven algo adolorido se levanta del suelo, se ve que fue sorprendido, no esperaba la gran habilidad en combate cuerpo a cuerpo que tiene la niña de una ala, su espada mira en dirección hacia la pequeña para dar paso a tomar el combate en serio. Los golpes que proporcionaba el joven eran fácilmente ignorados por la gran movilidad que tenía Sol, no obstante el nivel que mostraba el joven espadachín no era para menos preciar, aun siendo los ataque de Sol bastantes rápidos y con buena potencia, el podía bloquearlos y algunos hasta esquivarlos por los pelos. Un encargado de la academia analiza el combate, es uno de los mismos que llegó a la casa de Desmont.
—Es increíble… usa su única ala para impulsar sus movimientos. Por solo tener una ala no puede volar, pero le dio un buen uso a la que le queda.
—Señor Fedor, venga a ver esto. —Un hombre a su lado frente a un holograma mágico que analiza el estado de los contendientes lo llama. Mientras la pelea sigue en acción, el joven de la filosa herramienta aprovecha una cobertura en la defensa de Sol y atina un contundente ataque a un lado del estómago de la niña, Sol retrocede de inmediato, la herida es profunda y bota mucha sangre. El chico sonríe, la batalla fue dura pero por lo visto la victoria está en su bolsillo. El juez de la pelea viendo la gravedad de la herida estaba a punto de detener el combate, pero para la sorpresa de él y del joven en la plataforma, la profunda herida de la niña sana en segundos. La cara de todos los que presencian el combate expresa perfectamente el suceso, Ginse con la boca abierta señala a Sol y mira a Desmont como buscando una explicación de lo que pasa, Desmont no hace más que levantar sus manos y hombros como respuesta. La balanza de la pelea poco a poco se va inclinado hacia el ángel de ala negra, hasta que una fuerte patada termina por dejar inmóvil al joven demonio, terminado la batalla y dejando a Sol como la ganadora del encuentro. Un par de asistentes atienden al derrotado demonio postrado en el lugar, Desmont y Ginse bajan a felicitar a Sol por su victoria.
—Desmont… —dice Sol con una expresión terrorífica, algo así como una mirada asesina, que deja al niño de un cuerno y su acompañante demonio, en suspenso—. Tengo hambre.
Desmont dándole un sonrisa que llega a cada lado de su cara, levanta su puño eufórico y exclama.
—¡Hoy haré arepas de trigo para celebrar!
Los chicos regresan sus respectivos hogares, al llegar a casa Desmont junto a Sol toman un baño juntos y sumergidos en la bañera charlar un poco.
—Pude haber terminado la pelea antes, pero quise divertirme un poco más —dice Sol presumiendo un poco, aunque queda claro que la pelea fue bastante dura para ella.
—¡Fue espectacular!, te movías por todo el campo muy rápido, parecía que hasta por momentos no tocabas el sueño. —Desmont mientras habla gráfica lo que dice con juguetes de la bañera—. ¡Eres… muy fuerte!
—Pero no lo suficiente. —Sol susurra sin que el niño mestizo pueda escuchar bien, hasta el punto de con un corto gesto pedir que repita—. No, nada, solo que debo seguir mejorando.
Después de la ducha, secos y cambiados de ropa, bajan a la cocina donde en la mesa del comedor se encuentran unas bolsas, en el camino a casa compraron algunas cosas para hacer de comer. Mientras Sol ordena los alimentos en la despensa, Desmont se le acerca por la espalda y toca su hombro, antes de siquiera voltear escucha un:
—¡Tarán! —exclama Desmont. Al darse vuelta Sol ve como Desmont llega entre sus brazos un pingüino de peluche.
—¿Qué es eso? —Sol pregunta confundida
—Es un regalo por tu victoria, lo compre a escondida mientras estábamos en el mercado.
Desmont prepara la comida como de costumbre, a la vez que Sol espera alegre y paciente sentada en una de las sillas del comedor, jugando con el peluche, moviendo las patitas y aletas del pingüino. Alguien tocó la puerta mientras probaban su comida, apenas esa persona habló se supo de inmediato quién era.
—Desmont, me vine a devolverte tus notas de mate, ¿Desmont estás en casa? —dice María detrás de la puerta cuando toca.
—Hola María, olvide que tenias mi cuaderno, pensé que lo había perdido. —Después de abrir la puerta Desmont habla sin poder vocalizar bien por estar con la boca llena. María viéndolo con un poco de asco le entrega su cuaderno, la niña se da vuelta para volver a su casa pero el niño la toma por el antebrazo y traga antes de hablar—. ¿Por qué no te quedas un rato?, prepare algo y creo que me pasé haciendo mucho, si quieres puedes comer un poco.
La pequeña demonio de diminutos cuernos acepta la invitación del mestizo, se sienta al lado de Sol y ve como ella come contenta su plato de comida mientras en su piernas descansa un lindo pingüino de peluche.
—¡Oh! ¡Es super lindo! —Se expresa fascinada María. Sol para comer, limpiar sus manos en la ropa y cargar con entusiasmo el esponjoso juguete.
—¡¿Es muy lindo no?! ¡Me lo regaló Desmont! —dice Sol, en eso María prueba la comida.
—Oigan, esto no esta como… salado.
—No se de que hablas —con la boca llega dicen Desmont y Sol a la vez.
A unos minutos de la casa de Desmont se está analizando el combate que tuvo Sol en un comité.
—Sus habilidades en combate son muy buenas, además su capacidad de regeneración son realmente impresionantes. —habla el líder del comité.
—Si, su técnica en combate a corta distancia es sin duda resaltable. —dice el mismísimo hombre que desde el principio estuvo a cargo de Sol, siendo el mismo que la busco en su casa y estuvo presente en el combate—. Pero no diría lo mismo de su poder de regeneración.
—Explíquese, profesor Fedor. —El hombre de complexión robusta, quien lidera la mesa de conversación dirige su duda hacia el profesor.
—A simple vista su habilidad de sanar sus heridas parece un poder increíble, pero… —El profesor activa un aparato en forma de cubo que presenta un holograma—. Está en una gráfica que muestra el estado físico de la ángel caído en el transcurso de su batalla y a simple vista se puede ver el problema.
—Sus niveles de mana bajan muy rápido. —dice desconcertado el líder de la mesa.
—Al parecer su habilidad consiste en usar mana para regenerar sus herida pero el gasto de mana no es proporcional a la herida, lo que usa de mana al curar un hueco en su estómago será casi el mismo que un pequeño rasguño en su mejilla, eso no seria tanto problema si no fuera por que no tiene control de su habilidad, lo supimos después de preguntarle terminado el combate.
—Pero, no creo que sea tan malo —pregunta uno de los presentes en la mesa.
—No es malo, es muy grave —responde otro presente de la mesa—. En una batalla cuerpo a cuerpo, incluyendo las con armas, tu cuerpo sufre pequeñas heridas a lo largo de ella, tanto por defenderte amortiguando los ataque de tu ponentes, que tu atacando con fuerza por el desgaste que tienen tus músculos en el proceso, y si por esas pequeñas heridas estas gastando montones de mana, esa habilidad en vez de ser una algo beneficioso, es una desventaja total.
—En efecto, además es un ángel caído, tampoco es que sus reservas de maná sean muy bastas, por suerte la chica es muy hábil, pero si la batalla que tuvo con el joven hubiera durado más, ella habría perdido sin duda.
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