Tres Espadas - 16
Capítulo 16: Intocable
—… Por lo que cada raza tiene sus virtudes acompañadas de sus desventajas —Una mujer de corto vestido habla en un salón delante de múltiples jóvenes, atentos a cada palabra que sale de su boca—. Hay aspectos que se tienen en cuenta al medir el poder militar de las razas, que son: fuerza física, poder mágico y afinidad mágica.
Mientras la mujer escribe en el pizarrón, uno de los chicos levanta su mano, en el momento que ella se da vuelta le da la señal para que hable.
—¿Cuál es la diferencia entre poder mágico y afinidad mágica? —pregunta el joven.
—El poder mágico es la calidad y cantidad de maná que posee un individuo, y la afinidad mágica es la habilidad que tiene ese individuo para transformarla —La profesora ve en la cara de los presentes duda—. Para que sea más fácil de entender todo haré la comparación con las razas, en nuestro caso los demonios tenemos gran dote físico y un inmenso poder mágico, pero al tener una afinidad mágica casi inexistente no podemos usar magia a pesar de tener toda esa cantidad de energía, por lo que toda esa masiva cantidad de mana la usamos en maximizar nuestra fuerza física y tomar uso de artefactos mágicos. Los humanos es al contrario, ellos carecen de fuerza física y tiene una reserva de maná muy reducida, pero tiene un control de la magia espectacular. los ángeles caído…
Sin aviso entra al salón otro profesor escoltando a una chica, el hombre entra, saluda respetuosamente a la profesora y deja a la pequeña junto a ella para después dejar el lugar, la mujer de manera amistosa coloca su mano en el hombro de la joven.
—Llegas tarde. —Le dice la profesora a la pequeña.
—Me perdí, no encontraba el lugar —contesta la joven a lo que la mujer le responde con una amigable aunque incómoda sonrisa.
—Bien chicos sé que puede ser algo repentino, pero ella será su nueva compañera, es una ángel caído, quiero que la hagan sentir como uno de los nuestros, ¿de acuerdo? —dice la profesora para todos los estudiantes que quedan atónitos por la presencia de tal ser, para ellos es algo del otro mundo, después de sus palabras la mujer le susurra a la chica— Presentarse es el primer paso para hacer amigos.
—Mi nombre es Sol, un gusto conocerlos a todos. —dice ella algo indiferente y nerviosa, en ese para ella incomodo momento recuerda una conversación que tuvo unos días atrás:
—¡¿En serio lo vas a rechazar?! —exclama Desmont— ¿Por qué?, es una gran oportunidad para ti.
—Ya me contaron que tendré que pasar el tiempo con otro chicos de la academia, sabes… entre menos contacto tenga con los demás para mi es mejor. —habla pesimista la pequeña angel—. No quiero que pase lo mismo que en la iglesia del bastardo ese.
—Vamos Sol, no pierdes nada —súplica el pequeño—, además salgo un poco antes de la escuela que tu, así podre ir de paso y regresar a casa juntos.
—¡Ya dije que no, Desmont! —dice Sol enojada por la insistencia del niño, Desmont por la manera que le respondió bajó su mirada.
—Lo siento Sol… se que quieres volverte mas fuerte, solo había pensado que entrar a la academia era una buena oportunidad para ti. —habla decepcionado y deprimido el pequeño, la joven lo nota y cambia su actitud a algo mucho menos agresivo.
—No necesito que nadie me enseñe, puedo aprender yo sola.
—Entiendo… —dice Desmont, que detrás de esa sonrisa se nota lo desilusionado que está, la pequeña ve cómo el niño se da vuelta y sube las escaleras, algo de culpa por sus acciones recae en ella.
—Desmont… —dice Sol a lo que Desmont quien está casi al final de la escaleras voltea— No te vayas a ilusionar, no es más que mera curiosidad, pero… ¿Como… cuántas personas tendría mi salón?
El niño baja entusiasmado y el recuerdo de la niña se nubla. Sol camina hacia donde su profesora le indica, pasando en medio de los estudiante para llegar a su asiento, siente la mirada curiosa de sus compañeros de clase, eso la incomoda bastante, termina en su asiento y las chicas a sus costados intenta evitar cualquier contacto visual con ella.
—Bien… ¿Por dónde íbamos…? Ah sí, justo hablamos de ti señorita Sol, bueno, no de ti precisamente, pero sí de los tuyos, los ángeles caídos, comparándolos con las razas anteriores, diríamos que son los más equilibrados, un capacidad física notable, un poder mágico considerable y un afinidad a la mágica decente, teniendo más afinidad con los hechizos de maldición. A los ángeles no los mencionaremos ahora, ya que ellos no participan directamente en la gran guerra. Bien, teniendo en cuenta todo lo anterior, podríamos llegar a la conclusión de que los ángeles caídos son los más poderosos, luego estaríamos nosotros y por último como los más débiles estarían los humanos, pero hay una variable que no les mencioné, qué es la natalidad, quien se encarga de equilibrar la balanza, en esa escala los humanos estarían de primero y por mucho, luego nosotros y por último los ángeles de alas negras.
—¿Por qué dice que equilibra la balanza? —una joven del fondo justo al frente de Sol pregunta.
—Fácil, porque de nada sirve que un ángel caído sea ultra poderoso, cuando ese mismo ángel se tiene que enfrentar a mil humanos. —la profesora responde—. La relación del poder de un soldado con la cantidad de soldados, equilibra la balanza.
La hora del descanso llega, algunos salen del salón, pocos se quedan para comer sus alimentos traídos de casa, Sol es uno de esos, Desmont preparó con mucho cariño un almuerzo para ella. La chica que está frente a ella se voltea y le saluda, Sol de inmediato responde con una mirada fría y amenazante.
—¿P-puedo acompañarte? —Nerviosa habla la chica, un movimiento de cabeza con una expresión de irritación da afirmativo a la propuesta de la joven, la chica algo temblorosa toma asiento frente a Sol— Mi nombre es Maynedorekasio, Lo se, es algo largo así que puedes llamarme May.
—Eso haré, May —indiferente se dirige Sol a May, no obstante toma un tono mas de broma aun dando ese aire de frialdad—. Mi nombre es Sol, es corto así que me puedes llamarme Sol.
—Eso haré, Sol —May sonríe por primera vez frente a Sol. Las dos chicas dejan ver su comida, May trae un almuerzo común y corriente, carne de cerdo, arroz y un banano acompañado de un jugo de fruta, la chica al llevar su mirada al almuerzo de su compañera se lleva una pequeña sorpresa, ve algo muy similar a la mierda postrado en el recipiente de Sol. La nueva estudiante devora su comida de lo más normal, la cara de asco de su acompañante llama su atención—. Sol… ¿Qué es eso?
—No estoy segura, lo único que sé es que está hecho con banano verde, el niño que lo hace le llama masucao’ o algo así. —habla Sol y esta vez no con la boca llena, al parecer en público si cuida sus modales, Sol toma una cucharada de la extraña mezcla y la coloca frente a la cara de May— ¿Quieres probarlo?
—N-no, así estoy bien, no te preocupes. —La chica niega también con sus manos a la vez que con estas mismas intenta aparta la diminuta porción de comida que le ofrece la niña de una ala, pero es inútil, la poca insistencia de Sol ya es más que suficiente para que acceda a probar. Con los ojos cerrando y la boca abierta se acerca gradualmente a la cuchara que sostiene su compañera, al llegar y poder el utensilio con comida en su boca queda extrañada, el excremento que trajo por comida su nueva compañera, no tenía un mal sabor, por el contrario, se podía hasta catalogar como delicioso— ¡Eh! ¡No está nada mal!
—¿Verdad? —dice Sol con una fugaz sonrisa, La chica después de tragar pide a Sol otra probada, ella se lo da sin problemas.
—Está muy rico. —Dice la chica mientras saborea la comida en su boca—. Eso si, esta como algo… salado, ¿no crees?
—No se de que habla, para mi esta perfecto. —dice Sol con su usual cara de muerta, de todos modos en sus ojos se ve que no le desagrada la compañía de la antes desconocida chica, luego si esperarlo, un chico de la misma clase se le acerca emocionado.
—¡Oh, estás dejando probar tu comida! ¡Yo también quiero! —El chico aproxima su mano al plato de Sol, pero antes de que pudiera tocar la comida, Sol lo detiene tomándolo con fuerza por el antebrazo al punto de hacerle algo de daño, el joven se expresa por el dolor. Sol gira su cabeza un poco a su izquierda, su mirada es quien se mueve por completo para quedar fija en los ojos del muchacho.
—¿Qué… crees qué haces? —dice Sol atemorizando al joven, el chico intenta liberarse pero si resultados, hasta que Sol decide dejarlo ir.
—No es de buena educación tocar la comida de otra persona sin su permiso. —May se levanta y regaña a su compañero.
—¡Casi me arranca el brazo! —exclama el chico enojado y algo asustado.
Las clases pasan normalmente, Sol en el transcurso de ella demuestra ser buena en los estudios, tanto por retener y entender nuevos temas con rapidez, como por ya poseer bastante conocimiento previo. Todos los días, un cuarto de este se usa para preparación física, antes de que empezara la sesión, tenían que cambiar sus lujosos informes por unos más cómodos y resistentes, Sol acompañada de su nueva amiga llegan a los vestidores, donde múltiples chicas se quitan su ropa para cambiarse, Sol se queda en frente de su casillero al lado de May quien se cambia de ropa sin problemas, May nota que Sol no se quita su ropa.
—¿Que pasa Sol? — pregunta May quien está casi desnuda.
—¿Enserio me tengo que cambiar aquí en frente de todos? —dice Sol que aun con su actitud fría, no puede evitar sonrojarse de la vergüenza.
—Estamos en el vestido de mujeres, los chicos no pueden entrar aquí por lo que somos todas chicas, así que no hay problema ¿no crees?. —intenta convencer May a Sol, aun así Sol responde negativo con su cabeza. —Si quieres esperamos a que este el lugar vacío y así podrás cambiarte de ropa.
Luego de unos minutos el vestidor queda no más con May y Sol, May que vigila la puerta manteniéndola cerrada con su espada, se percata de la fría mirada de Sol.
—¿Que?
—Tú también voltéate. —dice Sol algo apenada.
La sesión de preparación física empieza con duras pruebas de resistencia y fuerza, dando lugar a combates de simulacro variados, cuerpo a cuerpo, con armas y en diversos escenarios, Sol destaca en cada momento del entrenamiento, gozando de una impecable actuación en la batallas a mano limpia, varios de sus compañeros de clase la rodean admirando con aplausos y comentarios su última victoria en los entrenamientos, una chica se le acerca y pone su mano en el hombro de la invicta chica.
—Eres muy buena, chica nueva —Le dice con buena actitud la estudiante a Sol, ella que la mira sin expresión pone su mano encima de la mano de la chica que está apoyada en su hombro.
—Aprecio los cumplidos, pero… —habla Sol quien aparta La extremidad de su compañera—. Agradecería que no me tocaras, por favor.
Todos sus compañeros de clases reconocen claramente su mala actitud, aun así la mayoría no le toman ningún tipo de rencor u odio, al contrario, se siente bien por tener una nueva compañera y que esta sea tan diferentes a ellos.
El entrenamiento terminó así como el primer día de clases para nuestra pequeña Sol. Se encuentran reunidos un grupo de estudiantes charlando junto a Sol, que no es que hable mucho, May allí presente se da por hacerle una curiosa pregunta a su nueva compañera.
—Oye Sol se que es una pregunta tonta, pero, ¿eres superdotada o algo así? ¿No?
—¿Superdotada? —duda Sol.
—Si, eres más pequeña que nosotros y estás en la academia de batalla, creía que para entrar era totalmente obligatorio tener más de doce años de edad. —Le hace saber su duda May a Sol.
—Bueno, yo tengo catorce, así que está bien, ¿no? —dice Sol un poco confundida. El grito de sorpresa de sus compañeros fue tan ruidoso que llamó la atención de los estudiantes y encargados de la academia que pasaban por ahí.
—¿Enserio tienes esa edad? —dice May quien mira atenta el físico de la pequeña ángel caído—. Es difícil de creer que eres mayor que todos nosotros, por que eres más… pequeñita.
—¿Te estás burlando de mi? —Otra vez Sol habla con su usual tono amenazante por lo que le aviso será así en todo momento.
—¡N-no, no, no, para nada nada!, solo que… Sabes mejor hablemos de otra cosa —May quien ya entiende un poco más del más genio que tiene Sol ya no siente miedo, aun así se sigue poniendo algo nerviosa—. ¿Por que mejor no nos cuentas? ¿Qué hacemos esperando aquí?
Sol antes de siquiera terminar de pronunciar su segunda palabra, siente un suave apretón en la parte baja de su cintura, mira lento hacia el piso, ve como alguien con la cara hundida en su estómago la rodea con los brazos. Todos los presentes quedan atónitos, esperando la inevitable reacción de la fría niña, si con simples acciones y toques que ha tenido la pequeña ha actuado de maneras muy agresivas, ¿qué le podría hacer a alguien que la tocara de tal manera?, por lo que la expresión de terror de cada uno de los alumnos era incluso natural, Sol aún mira indiferente y agresiva a la persona que permanece de rodillas que luego de unos segundos saca su cara del uniforme de la chica y coloca su mirada al cielo observando a la niña cara a cara, dejando ver que es solamente Desmont. La expresión de la joven ángel que se podía asimilar a algo así como un muerto enfurecido pasa a una amable y sincera sonrisa junto a una mirada de amor puro.
—Tardaste —dice Sol.
—Siempre vuelvo a casa con María, —Desmont mira hacia María que espera paciente en las puertas de la academia a unos metros de donde se encuentran, María levanta su brazo para saludar a lo lejos—. Ella tenía que hacer algunas cosas con la profe Clau así que la esperé, no quería que regresara sola.
—Entiendo, no pasa nada —dice Sol quien devuelve el saludo a María—. ¿Nos vamos?
Desmont sonriente asiente con la cabeza, luego los dos toman camino a la puerta de la academia de batalla. Mientras el grupo ve como los dos niños se van alejando charlando alegres, en especial el pequeño que a la distancia aún se puede escuchar cómo le pregunta a la niña emocionado acerca de su primer día de clases, el grupo de estudiantes quedan paralizados de la reacción de la ángel caído hacia ese extraño niño de un cuerno.
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