Tres Espadas - 18
Capítulo 18: Solo un par de cosas
Un hombre de grandes alas negras pasa el tiempo con una pequeña sentada en su regazo, la niña con dos pequeñas, pero hermosas alas toca el antebrazo de quien carga de ella.
—¿Te gustan mis brazos? —pregunta el angel negro.
—Son enormes —habla la pequeña fascinada del contacto que tienen con las extremidades del hombre.
—Si sigues entrenando, podrás tener brazos tan fuertes como los míos, incluso superarlos y por mucho.
—¡Enserio! —exclama la pequeña con alegría. El hombre rodea a la niña con sus brazos para hacerle cosquillas sin que pueda huir, la jovencita a carcajadas intenta zafarse del gran ángel, los gemidos de la niña se escuchan en eco por todo el palacio entre las nubes. Sol abre los ojos, está cubierta casi por completo por sábanas, mira a su alrededor, se encuentra en su cuarto quien comparte con su compañero Desmont, la pequeña aparta las cubiertas para luego sentarse un par de segundos en su cama, mira al frente de ella donde justo esta la cama de su amigo, al parecer sigue dormido cubierto también por gruesas sábanas por las bajas temperaturas que hay últimamente. Sol se levanta, camina hacia Desmont y toca el revestimiento que lo cubre del frío, al estar lo suficientemente cerca se da cuenta que Desmont no está, los que veía no era más que un bulto de sabanas que a cierta distancia parecían que alguien estuviera debajo de ellas. Sol sale de la habitación y baja las escaleras, mientras baja nota de que el niño no está en la cocina, extrañada de estar ese día sola en casa, procede a echar un vistazo fuera, no obstante justo antes de aproximarse a las puerta principal escucha repetidos golpes de madera en el jardín. Zelica y Desmont tiene un combate con espadas de madera, la mujer de cabello rojo no demuestra ninguna clase de esfuerzo contra el pequeño, quien por el contrario batalla con todas sus fuerzas. Desmont agotado por el entrenamiento nota que Sol está observando.
—¡Sol!, ya despertaste —dice Desmont, Zelica también la nota por lo que le dice al niño que tomen un pequeño descanso. Zelica espera sentada en una mecedora mirando al jardín, Sol y Desmont permanecen sentados en un escalón a un lado de la pelirroja mujer.
—Desde cuando entrenas tan temprano con esta mujer —dice Sol.
—Desde hoy, recuerdas que te dije que tenía un duelo muy importante en unos dos meses, bueno le pedí a Zelica que me ayudara.
—¿Enserio? —pregunta dudosa la pequeña.
—Claro, todos dicen que es muy fuerte, tengo suerte de que ella me ayude a entrenar. —Desmont mira a la mujer que desde su posición más que el viento que mueve ligeramente el cabello de la bella mujer, deja una buena vista casi simulando un cuadro hecho por un habilidoso pintor—. ¿Por qué no entrenas con nosotros?
—Mnnn… Si es tan fuerte como dices, no me viene más su ayuda, pero… ¿Crees que ella quiera? —Los dos juntos se acercan a la mujer para hacerle la mencionada propuesta.
—Zelica, ¿Sol puede entrenar también? —Desmont pregunta a Zelica.
—Ya estoy aquí podemos hacer un dos por unos ¿No crees? —dice Zelica con su usual tono de broma. En el jardín, Zelica habla mientras los dos niños se encuentran sentados en el pasto escuchando atentos las palabras de la mujer.
—Bueno, aun que la nueva pequeña estudiantes se nos unió, el objetivo de esto es que Desmont pueda dar lo mejor el día del combate, por lo que no lo tenemos mucho tiempo, de todos modos si no fuera así, el entrenamiento sería el mismo —dice Zelica a lo que los dos jóvenes quedan algo confundidos—. Primero que todo lo que les voy a enseñar son técnicas, no es magia por lo que cualquiera lo puede hacer, justo eso es lo único que necesitan para tener un excelente nivel de combate, esas dos cosas son, la técnica de espada Celer y tener perfeccionado el Basca.
—La técnica de espada Celer creo haberla escuchado alguna vez, pero eso de Basca no lo he escuchado en mi vida. —comenta Sol a la exposición de la mujer.
—Ya que lo mencionas empezaremos por el Basca. En resumen es la habilidad más usada pero menos conocida del mundo, todos la usamos pero no conscientemente —Zelica encorva su mano derecha mostrando su palma al cielo, maná comienza a brotar de su extremidad—. Basca consiste en usar tu energía para maximizar tus dotes físicos, haciéndote más fuerte, veloz y resistente.
—Que estúpido —dice Sol por lo que gana la atención de la mujer—. ¿Enserio nos va a enseñar algo que aprendemos por naturaleza?
—Qué extraño… —La mujer sonríe—. Que yo sepa no existe nadie que no pueda tomar una espada y dar golpes con ella, aun así ¿por qué todo espadachín toma clases y entrenamiento para aprender algo que ya sabe?
Sol se sorprende de la respuesta que formuló la mujer de cabello rojo a su crítica.
—Un muy buen método para mejorar como individuo, no es buscar qué más cosas aprender, si no mejorar lo que ya sabes —dice Zelica—. Claro, todos podemos usar Basca, pero prácticamente nadie le saca el mayor provecho a esa gran habilidad, ya que no lo tienen en cuenta, y si no reconoces lo que haces jamás podrás desarrollarlo.
Ya solo en un par de minutos Zelica demostró tener conocimiento de masivo valor, Desmont y Sol quedan fascinados de la angel sin alas.
—La técnica de espada Celer es una postura de espada defensiva, aprovecha la agilidad de portador para buscar mejores oportunidades de golpes certeros, por lo que la esquiva y el buen equilibrio para bloquear ataques fuertes son aspectos esenciales.
—¿Por qué una técnica defensiva? ¿No es mejor atacar? —Pregunta Desmont.
—Tienes toda la razón, la postura de espada Celer es una técnica muerta, nadie la usa, es poco efectiva, además de ser algo complicada de maximizar comparada con otras posturas de espada, pero por desgracia es la mejor técnica que puedes aprender —Desmont queda confundido por lo que dice la mujer, un «¿Por qué?» algo decepcionado de Desmont hace que la mujer de explicaciones de sus afirmación—. Tienes mala suerte niño, adquiriste lo peor de tus dos razas, eres débil como un humano y sin capacidad mágica como un demonio. La mayoría de demonios a lo que te enfrentaras serán más dotados que tú por lo que no podrás hacerles frente en una batalla de fuerza física, lo mejor seria que te defiendas bien y busques errores en los ataques de tu oponente.
Desmont se siente afligido por lo poco que su cuerpo le puede ofrecer, aun así el niño intenta no deprimirse y muestra la mejor aptitud posible.
—Tengo una duda —dice Sol a la vez que levanta su mano—, solo es por curiosidad, pero… ¿Qué técnica de espada usa usted?
—La técnica de espada Celer. —responde Zelica en seco, los dos niños quedan paralizado de la confusión.
—Pero… Acabas decir que es una que esa técnica nadie la usa, por ser poco efectiva. —habla Sol.
—Si, si, eso dije, pero en mi caso al ser una espadachín que usa magia, los contraataques siento que es lo que más me beneficia, por lo que decidí aprender y maximizar esta postura. —explica la mujer de cabello rojo. Luego de las clases verbales de Zelica el grupo se prepara para poner en práctica lo aprendido, sin embargo Sol se acerca a la mujer y la toma por la ropa.
—Yo… solo aprenderé la cosa esa de Basca, pero la técnica de la espada… eso lo saltaré.
—¿Por qué? —pregunta Zelica.
—A Sol no le gusta usar armas —responde Desmont por Sol.
—Entiendo… pero, es bueno que lo aprendas de todos modos, lo más probables es que tiendas a enfrentarte a personas que si usaran espadas, y qué mejor que saber lo que hacen para contrarrestarlos —La mujer se aleja un poco de los niños, se agacha y observa una piedra de un tamaño mediano, aproximadamente del tamaño de una cabeza humana—, además si tienes un buen dominio del Basca y a eso le agregas una técnica espada, podrás hacer esto…
Zelica cierra su palma, asimilando su mano a un cuchillo, la mujer coloca su mano en vertical justo en mitad de la piedra y realiza un ligero movimiento de arriba hacia abajo, en el instante la roca es partida a la mitad. Los dos jóvenes quedan impresionados por la demostración de la mujer.
—¡Qué fue eso! —exclama Sol.
—Es un pequeño truco que puedes hacer al dominar esas dos técnicas. —dice Zelica, Sol de inmediato pregunta el nombre del movimiento—. No tiene nombre, es algo que yo misma descubrí, te advierto que no es más que un truco de fiestas, no es algo que te vaya a servir en combate, es un truco que desgasta mucho tus músculos por el impacto, unas dos o tres veces que lo uses, o también que lo hagas como más fuerza y energía, entumecerá tus manos y no podrás usarlas por un buen rato, créeme, te lo digo por experiencia.
—Ya veo… —Sol aun en impresión se mantiene pensativa pocos segundos, para luego decir con entusiasmo—. ¡Quiero hacer eso, aprenderé esa técnica de espada también!
Después de una tarde de fuerte entrenamiento, terminan por tomar el resto del día como reposo, Zelica piensan que «El descanso es muy importante», por lo que eso hacen, la mujer prepara la comida, no era sorpresa ver que la niña sin ala no comiera de la preparación de la mujer, por el contrario Desmont está alegre de que esa mujer haga de comer para él, la noche hace presencia y la hora de dormir se aproxima. Esa noche como pocas Zelica se queda a dormir, la mujer entra con Desmont a la habitación y lo comienza a introducir a la cámara, Sol sin rodeos ya está prácticamente dormida.
—Espera, ¿dónde dormirás? —pregunta Desmont antes de dejar caer su cuerpo en su cama.
—En el sofá supongo. —Desmont no se ve conforme con la respuesta de la mujer.
—¿Por qué no duerme acá conmigo en mi cama? —dice el pequeño.
—¿Estás seguro?, tu cama es algo pequeña. —duda un poco la mujer, aun así Desmont muestra total seguridad en lo que dice, la mujer suspira y se pone de pie, es ese momento comienza a quitarse su ropa, hasta quedar casi desnuda, solo quedando con algunas prendas que hacen de ropa interior. Sol quien solo se hacía la dormida observa con los ojos entrecerrados, pero del espectáculo que ofrece las bien dotada mujer se levanta de su cama alterada.
—¿P-p-pero que, e-está haciendo? —tartamudea Sol.
—¿Mnn?, pues quitándome la ropa, ¿no ves? ¿No creo que sea normal dormir con la ropa que usaste en todo el día? ¿O si? —dice Zelica indiferente, Sol al escucharla se arropa avergonzada nuevamente en su cama y le da la espalda a la mujer por el enojo. Zelica entra en la poco espaciosa cama del pequeño y se cubre con la única sábana que ahí, compartiéndola con el niño, Desmont con confianza rodea la cintura de la mujer con su brazo metiendo su cara al costado de las costillas de su cálida acompañante, la mujer se coloca algo roja por el acto del niño.
—¿Estás cómodo? —pregunta con una sonrisa la rojiza mujer.
—Super cómodo —dice el niño que apenas se le escucha su voz por tener su cara metida entre las costillas de la mujer y su cama. Un par de minutos pasan antes que la mujer hablara nuevamente.
—Desmont, ¿enserio tanto quieres entrar a la familia Harenae? —Desmont guarda silencio por un intervalo antes de contestar.
—Si. En serio quiero entrar a la academia de batalla, para eso debo pertenecer a la familia Harenae, pero también tengo otra razón y creo que hasta más importante. Zelica… mi sueño es llegar a ser un héroe, pero tengo otro sueño también.
—¿Cuál es ese sueño? —pregunta curiosa la mujer.
—Tener una familia —la mujer quedó maravillada por la respuesta del pequeño—. Quiero tener una familia que me quiera y yo poder quererlos a ellos, si gano el combate por fin mi verdadera familia me aceptará y así finalmente cumpliré ese sueño.
Luego de las palabras del niño mestizo solo se podía escuchar el viento golpeando la ventana más algunos insectos haciendo ruidos vibrantes.
—Desmont, no se si quieres, pero yo… —dice la mujer pero se percata de la fuerte respiración a su costado, dándose cuenta de que el pequeño se quedó dormido. La mujer olvida las palabras que empezó, reposa por completo su cabeza en la almohada y cierra sus ojos, para finalmente quedarse también dormida.
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